EDUCACION-INVESTIGACIÓN- PRODUCCION: UNA PROPUESTA PARA FORTALECER EL POSGRADO Sara Rosa Medina M. * Luís Felipe Abreu H. * Diagnóstico En nuestro país no hay lo que pudiera denominarse, en estricto sentido, un sistema nacional de posgrado. Si bien, los estudios superiores existen en México desde hace varios siglos no fue sino hasta el periodo 1960-1970 cuando empiezan a tener una fuerte presencia social. El año de 1970 señala un momento importante para el desarrollo de los estudio de posgrado dado que se produce un fuerte incremento de la matrícula de los estudiantes inscritos en este ciclo de estudios, así como un crecimiento en el número de sus programas (Castrejón, 1984). Sin embargo, este desarrollo no es homogéneo pues el posgrado ha crecido para responder a la demanda social y sin un plan determinado que regule su expansión por áreas científicas, estableciendo niveles de calidad, favoreciendo la innovación y promoviendo la colaboración entre instituciones. Además, la industria que opera en el país realiza muy poca investigación y desarrollo, pues las empresas trasnacionales la realizan en su casa matriz, en tanto que, las empresas mexicanas o son muy pequeñas y con escasa capacidad, o ampradas en el proteccionismo han permanecido reacias a la modernización tecnológica. Recientemente, a raíz del ingreso de México al GATT, la situación ha cambiado y la empresa mexicana se ha interesado por el desarrollo de tecnología propia, para lo cual ha buscado el apoyo de las instituciones de educación superior. Sin embargo, el proceso se ha generado de manera espontánea y un tanto desorganizada. Por otra parte, no existe un sistema nacional de ciencia y tecnología que estructure las acciones en estos campos. Tanto el INIC como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología han hecho esfuerzos en este sentido, pese a lo cual, no han llegado a producir un cambio verdaderamente significativo. Como resultado de lo anterior, es manifiesta la deficiente vinculación entre el sistema educativo, la investigación y el sistema de producción. Las tendencias internacionales En el mundo, desde finales de la década de los setenta, se hace patente la necesidad de vincular la educación con la investigación y la producción. Así, en diciembre de 1980 se realiza en Bulgaria, auspiciado por la UNESCO, un seminario para analizar este temática. En dicho seminario se pone en manifiesto el vínculo entre la educación superior, la investigación * Facultad de Filosofía y Letras, UNAM científica y la producción como un asunto que siempre ha preocupado a las instituciones de nivel universitario, dado que ellas, por sí mismas, forman los recursos humanos de alto nivel. Esta formación es de particular significado social en un tiempo en el que la revolución científico-tecnológica ha afectado radicalmente las economías nacionales (UNESCO, 1981). En términos generales, podemos observar una convergencia entre las empresas y los centros de educación superior. Por una parte, la empresa requiere de la investigación, de laboratorios pesados y de la preparación continua de su personal; por la otra, las universidades necesitan formar los recursos humanos e investigar, en las condiciones reales de la producción. Por lo anterior, se han generalizado los llamados “parques tecnológicos” que integran al campus universitario un espacio destinado a la instalación de empresas; esta idea fue desarrollada originalmente por la Universidad de Stanford, en California, USA en 1950. Poco después surgió el: “Parque de investigación del Triángulo”, ubicado en el estado de Carolina del Norte, se denomina así porque aprovecha la cercanía de tres universidades sin estar localizado en ningún campus universitario. “Los primeros parques tenían dos objetivos. Primero, facilitar la instalación de empresas que consideraran atractivo estar cerca de una universidad, debido a sus requerimientos de recursos tecnológicos: actividades de investigación y desarrollo (ID), recursos humanos de alto nivel, laboratorios, etcétera; y segundo, generar nuevas oportunidades para que la universidad se vinculara con el sector productivo y ampliara sus fuentes de recursos” (López Ortega, 1989). Los parques industriales han proliferado en los Estados Unidos, en diversos países de Europa, en Japón, así como en Brasil, Corea del Sur y Taiwán. Actualmente, se desarrolla en México el primer proyecto de este tipo denominado: Parque Tecnológico de Morelos, auspiciado por la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto de Investigaciones Eléctricas, la Nacional Financiera, el Gobierno del Estado de Morelos y la Asociación de Industriales y Empresarios de Morelos. Propuesta En el umbral del siglo XXI los cambios científicos, tecnológicos, políticos, económicos, sociales y culturales son vertiginosos y generan nuevas demandas a las que los sistemas educativos deben atender. Las nuevas tecnologías tienden a cambiar la organización y los contenidos del trabajo poniendo el acento en desarrollar capacidades como: la iniciativa, la creatividad, el trabajo en equipo, el aprendizaje basado en problemas y la apertura hacia el cambio; a efecto de preparar profesionales capaces de adaptarse a nuevas situaciones y generar nuevos conocimientos. La mayoría de estas habilidades no se adquieren en el campo de trabajo sino que deben ser desarrolladas desde los primeros niveles de la escuela. Por lo anterior, insistimos en la necesidad de crear un sistema educativo flexible que sea capaz de formar los recursos humanos acordes a las exigencias actuales y abandone para siempre la educación rutinaria. En un país como el nuestro, donde las universidades concentran los recursos para la investigación y las empresas las capacidades productivas, se torna imprescindible articular orgánicamente estas dos instancias a efecto de promover el desarrollo científico, tecnológico y productivo. Sin embargo, nuestras instituciones educativas aún conservan una gran rigidez en su estructura académica y administrativa, que nos impide una eficiente cooperación con la industria. Dicha estructura no puede modernizarse al margen de la conciencia de los actores sociales, principalmente de la comunidad académica. Es ya impostergable la creación de un sistema nacional de investigación-educación-producción que integre esfuerzos en un todo coherente. De otra parte el cambio científico y tecnológico no podrá ser realizado sin la transformación correlativa de la educación en lo general y del posgrado en la particular. La modernización nacional demanda un nuevo modelo para la formación de los ciudadanos y para ello se requiere desechar el “taylorismo” educativo con su secuela de rutinas. En síntesis: debemos estudiar y proponer nuevas formas organizativas para: a) Participar, en cuanto instituciones de educación superior en el desarrollo de un Sistema Nacional de Investigación-Educación-Producción. b) Formar un nuevo sistema educativo flexible capaz de desarrollar individuos con capacidad de innovación. . . . Unicamente así aseguraremos un futuro promisorio para México. Referencias biblio-hemerográficas: Castrejón Díez, Jaime, “Prospectiva del posgrado”, Congreso Internacional de Educación Superior, Universidad Autónoma del Noroeste, septiembre de 1984. UNESCO, “Combination of Education. Research and Production in Higher Education”, Paris, November 1981. López Ortega, Eugenio, “Los parques tecnológicos como instrumentos para la innovación”, Ciencia y Desarrollo, vol. XV, no. 87, pp. 115-123, julio-agosto 1989. Organization for Economic Co-operation and Development, New Technologies in the 1990s. A Socioeconomic Strategy, París, OECD, 1988, 126 pp.