Nueva Diócesis del Alto Apure y el padre Pablito “La llanura es bella y terrible, a la vez; en ella caben holgadamente, hermosa vida y muerte atroz” (Rómulo Gallegos) El pasado sábado trece de febrero se celebró en Guasdualito, estado Apure, un acontecimiento eclesial de gran importancia: la Erección de la nueva Diócesis del Alto Apure a cargo de su nuevo Pastor, Mons. Pablo Modesto González Pérez, SDB (padre Pablito, como se presenta a sí mismo) Luego de varios años en los que la inmensa llanura de más de unos siete mil kilómetros cuadrados era testigo del rico aporte evangelizador iniciado por los PP. Dominicos, finalmente se logró dar carta de ciudadanía eclesiástica a esa porción del Pueblo de Dios. Aunque fue a partir del año dos mil uno, siendo el P. Arturo Sosa Provincial de la Compañía de Jesús en Venezuela, cuando se sentaron las bases de la Iglesia altoapureña que dependía, y en algún momento tendría que desprenderse como Diócesis, de San Fernando de Apure. Nueva Diócesis, nuevo Obispo Ese día, Guasdualito era un hervidero de entusiasmo y de fe. Se esperaba la llegada de novel monseñor desde Elorza a las diez de la mañana. Llegó con algunos minutos de retraso; arribaron los invitados más importantes (con mayor retraso aún) que se sumaron a un pueblo desbordado en las calles iluminadas por un sol implacable. Estaban presentes las comunidades de San Fernando, Mantecal, Elorza…; de la Diócesis de Barinas (El Cantón Guacas, La Induma, Chorrosquero…) y de la nueva Diócesis (El Nula, El Amparo, La Victoria, Palmarito, Quintero, Bruzual…); Táchira, La Guajira (donde el Pablito había desempeñado su último destino como Rector de una escuela agropecuaria); obispos, religiosas, Comunidades, laicos, sacerdotes, seminaristas de los distintos lugares nacionales y del exterior, ya que Arauca, Colombia, también estuvo presente… Viendo los toros desde la barrera… Llegué como a las ocho de la mañana para encontrarme con el Sr. William Zuluaga que traía cuatro de sus caballos para la cabalgata. Una quincena de jinetes esperaban a que llegara el dizque es como el Papa pa’que acabe con todos estos sinvergüenzas (sic), hasta que por fin llegó y se bajó frente a la estatua de Nuestra Señora del Carmen, Patrona de Guasdualito, que está a la entrada del pueblo. Palabras de bienvenida, el Himno Nacional (cantado por el finado Hugo Chávez), joropo y música recia. Llegaron los obispos, encabezados por el Nuncio Apostólico 1 Aldo Giordano, y los curas del Táchira entre los que se encontraban nuestros hermanos jesuitas (Arturo Peraza, Alberto Dorremochea, Edgar R., Henry Q., Dizzy P., Yovanny B., Leonardo G., Argenis G. y el candidato Roberto)… todos en un bus oficial “¡escoltado por el ejército!”… De allí arrancó la cabalgata, carros, motos, bicicletas, gente a pie; las calles rebosaban… homenajes en la Periquera y la Alcaldía; hasta que nos encontramos para la celebración eucarística presidida por Mons. Baltazar Porras, Arzobispo de Mérida. Concelebraban los Monseñores Roberto Lückert (Coro), Víctor Pérez (San Fernando), Mario Moronta (Táchira) y varios más sin contar a una cincuentena de sacerdotes… Unas dos mil personas presentes, mayores, jóvenes y niños… y las autoridades gubernamentales del Distrito Especial Alto Apure. Una Misa larga en medio del calor humano y ambiental. Palabras de Baltazar P., del Nuncio, de Víctor R., del Vicario General… Radio Fe y Alegría, con nuestro hermano ‘Liche’ y el comunicador Carlos Barco a la cabeza, cubría junto con otros medios radiotelevisivos el evento… Ahora dentro del corral… Creo que no hubo tanta ‘algarabía popular’ ni cuando se creó el Distrito Especial el dieciocho de octubre de dos mil uno. Pareciera que se estaba en espera de ‘algo de Dios’ en medio de tantas penurias y pobreza, grupos armados irregulares, sicariato y desaparecidos, violación de los Derechos Humanos y los desplazamientos forzosos; luego de una inundación severa que causó grandes pérdidas materiales y humanas, el flagelo de la corrupción y el actual “estado de excepción” que abofetea la vitalidad fronteriza en la que el ‘bachaqueo’, la escasez, el contrabando y la inflación son tan ‘parte de’ como el Llano mismo. El padre Pablito dijo algo en su breve homilía que desajustó a no pocos de los implicados: “voy a ser un chinche con ustedes, las autoridades. Y no para hacer política, sino para colaborar y aportar a favor de la gente, las comunidades más alejadas y los más pobres”. No por casualidad su lema episcopal es “Del Pueblo Para El Pueblo” (y no en latín). Presencia evangélica que trasciende a la institución eclesiástica y los oropeles de su mundana alta investidura. La sencillez del religioso, hijo de Don Bosco, que es cercano a los jóvenes y despierta ilusiones a una juventud que no tiene otro entretenimiento que el pool, el alcohol y pertenecer a la guerrilla… Finalmente, el típico compartir llanero con carne asada, yuca, ensalada y papelón con limón, acompañado por el arpa y las maracas… todo el mundo comió y se despidió feliz luego de los plácemes al padre Pablito. El llanero es humilde a pie y soberbio a caballo… 2 Durante la larga y calurosa jornada no pude dejar de evocar mis tiempos transcurridos allí; me venían nombres de los nuestros que fundaron, crearon y dieron tanta Vida con sus vidas durante tantos años: Pastor Villalonga (enterrado en la iglesia de El Nula), José Luís Echeverría, Jesús Pino, ‘Goyo’ Mora; los pasos transitorios pero sólidos, luego de momentos difíciles, de Luís Giménez, Alberto Micheo, Braulio Velasco, Ignacio Ibáñez (enterrado en la Catedral de Guasdualito), Armindo González, Apolinar Pérez (Polo); tantos escolares, maestrillos y jóvenes sacerdotes… Todos ellos, anduvieron a pie como peregrinos, se curtieron en el día a día de la sabana llanera y de su gente colombo-venezolana con sus dificultades y esperanzas. Aunque dejaron obras tangibles como iglesias, ‘casas curales’ dotadas, el Centro de Formación “Jesús Maestro”, IRFA, SJR y CECAL que no son poca cosa, quedó el sabor de nuestro modo de proceder en la Misión; permanece el olor de lo que para nosotros significa “Fe y Justicia” y el hacer vida con los pobres… la gente lo recuerda y lo expresa a su modo, manifiesta un profundo agradecimiento a la Compañía de Jesús. Y eso da ‘consuelo espiritual’. Hubo un momento en la celebración en el que me sentí montado en el elegante caballo de la ‘soberbia jesuítica’. No nos nombraron como lo merecemos luego de haber dado tanto. ¡Si son malagradecidos! Por ‘encimita’ nombraron en un discurso a Acacio Belandria y en el momento de los difuntos Mons. Moronta recordó a Ignacio Ibáñez. (¡por fin se acordaron de eso muérganos!). Pero no, es la tentación del poder y el reconocimiento que nos aleja de la tradición familiar en el seguimiento de “Cristo pobre y humillado”, vivenciado personal y como Cuerpo en los EE.EE. Incluso lo sentí, días después, cuando fui a visitar al padre Pablito a la antigua ‘casa cural’ que ahora es “Episcopal” cuando luego de haber vivido allí, me hicieron pasar hasta ahí mismito como si fuese un extraño (¡!) Es allí donde llegan todas nuestras máximas como “Sentir con la Iglesia”, etc., en las que nos reconocemos pecadores invitados, a dar la vida, morir y resucitar como el grano de trigo que si no cae en tierra y muere, no da fruto (cfr. Jn 12, 23-26). Recodaba que fue en esa iglesia “El Carmen”, ahora Catedral, donde pronuncié mis últimos votos (2008). Entonces se me pasó la soberbia y sobre todo al contemplar a esos grandes hombres como Pastor, Echeverría e Ibáñez por decir algunos, que vivieron, se ofrecieron y se fueron sin esperar nada a cambio… es la experiencia de ser parte de la mínima y es en ese punto donde radica su autoridad. Dio devoción ver en el acto de renovación de fe cuando el clero se levantó a prometerle obediencia a su Obispo y que nuestros hermanos de El Nula y Ciudad Sucre hicieran lo mismo… Las cabañuelas… 3 Cuando entra un nuevo año, en el mes de enero, los viejos de la sabana se dedican durante los primeros doce días a pronosticar el tiempo del invierno (por los doce meses del año). Si en ese lapso de tiempo llovizna, cae una garuíta o un chubasco, se saca cuenta de si será provechoso, o no, para la siembra del pasto, la yuca o el topocho. A eso le llaman ‘las cabañuelas’. Por este día de inicio de la nueva Diócesis, pudiéramos determinar si el invierno (tiempo de lluvias) eclesial que se inaugura será benévolo o no para la siembra de una Evangelización contextualizada con los tiempos que están corriendo. Viendo el modo del padre Pablito me daba la impresión de que va a ser un Obispo incómodo para con las autoridades gubernamentales como para con una Iglesia que todavía le cuesta caminar de la mano con el Concilio Vaticano II (de igual manera con Medellín, Puebla, Aparecida, el Concilio Plenario y los gestos del Papa Francisco) Entrenado en barrios violentos de Caracas como La Vega y La Dolorita; en la Guajira, con una frontera complicada y empobrecida. Todo esto lo hace ver como un ‘pasito de Dios’ en su nueva Misión. Tiene sueños con las comunidades, los más alejados, los jóvenes y los más pobres; no pretende una Pastoral de masas, apuesta por el proyecto “Un Mundo Mejor”. Simplemente dispuesto a mostrar a Dios y ayudar a que la gente saque lo mejor de sí desde su vida humana y cristiana. Como decía más arriba, se tiró la jugada de ser “chinche” con las autoridades civiles y además de no tener como prioridad la comodidad personal acorde con su jerarquía (como la de vivir en otra casa para que sea la del Obispo)… en estos momentos está en la ‘luna de miel’. Que el Dios de Jesús le siga dando la reciedumbre necesaria para anunciar su Reino y denunciar tanto anti-Reino que pulula en un Estado desasistido y en muchos casos todavía en situación de barbarie. Con esta nueva figura eclesial, se sigue apostando por la Vida y restando espacio a la muerte atroz… Mirando en lontananza el Centenario… Para cerrar, creo que estamos en deuda con lo que Guasdualito nos ofreció y aportó. A Dios gracias tenemos hermanos en El Nula y Ciudad Sucre. El Llano es parte de nuestra historia pasada y reciente como esa ‘caballería ligera’ que se dispuso con José Gumilla, Felipe Salvador Gilij y tantos más desde los tiempos coloniales… Una última invitación: no olvidemos que tenemos un hermano ‘sembrado’ en Guasdualito, Ignacio Ibáñez. Que nuestros más jóvenes vayan, lo visiten y se animen a seguir haciendo que acontezca el Reino en la Venezuela profunda. Johnny Veramendi P.S: Justo en el momento al iniciar la celebración de ese día, el P. Provincial quien estaba a mi lado, me da la noticia que el P. José María Lasarte había fallecido en la enfermería. Quiero recordar que Lasarte estuvo una temporada en Guasdualito, no 4 recuerdo en qué momento preciso. Lo cierto es que todavía hay personas que lo recuerdan, con mucho aprecio, dando catequesis a los niños y dibujando con ellos en la Manga del Rio. AMDG. 5