PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS Y RELACIONES INTERNACIONALES El contexto del debate comunitarista a nivel internacional y la emergencia del concepto de Estado Comunitario en Colombia Ensayo # 7 Elaborado por: Alfredo Sarmiento Narváez Septiembre 3 de 2004 A propósito de una charla contra reloj con Guillermo Hoyos, a quien me liga hoy, la deliciosa diferencia. Para algunos autores reconocidos en el campo de la ciencia política internacional como por ejemplo Michael Walzer “ sería una empresa extraña argumentar a favor de un Estado alternativo en nombre del comunitarismo, porque habría de argumentar en contra de nuestras propias tradiciones políticas y repudiar cualquier comunidad a la que ya pertenezcamos” 1. Sin embargo, para el mismo Walzer, que se califica a sí mismo como un liberal, resulta necesaria la recurrente revisión que el comunitarismo hace al modelo de Estado Liberal y reconoce la legitimidad de superar la pretensión de neutralidad con que John Rawls, en su Teoría de la Justicia, aborda, califica y circunscribe el papel del Estado. En Walzer, La crítica comunitarista al liberalismo no puede pretender un camino diferente al modelo liberal de Estado y sociedad, no obstante reconocer que entre más disociados y mayor fragmentación haya en la sociedad “ más fuerte será el Estado, ya que se presentará como la única, o la más importante, unión social” 2. La fragmentación es precisamente una de las características de los modelos liberales de sociedad y Estado desde la lectura crítica que a estos modelos hace el comunitarismo. Charles Taylor, autor canadiense y católico, que algunos califican de comunitarista, por su parte hace una crítica a las epistemologías atomistas y naturalistas sobre las cuales se construyen los discursos morales de la modernidad tanto de estirpe utilitarista 1 como Walzer Michael, La crítica comunitarista al liberalismo, en La Política, Revista de estudios sobre el Estado y la Sociedad, Número 1, Primer Semestre de 1996, pag 58, texto original de 1990. 2 Ibid, pg 58. formalista. En el capitulo X de su libro “La ética de la autenticidad” escribe unas reflexiones que tuvo a bien titular “contra la fragmentación”; en ellas, reconoce que “ el funcionamiento del mercado y del Estado burocrático tiende a fortalecer los entramados que favorecen una posición atomista e instrumental hacia el mundo y hacia los demás” y que el hecho “de que estas instituciones no puedan abolirse por las buenas, que hayamos que convivir con ellas permanentemente, tiene mucho que ver con la naturaleza inacabable e irresoluble de nuestra vida cultural” 3. Continua afirmando Taylor que tanto mercado como Estado burocrático tienen “la tendencia a debilitar la iniciativa democrática”, para terminar desde esta perspectiva, haciendo una crítica al liberalismo procedimentalista de la neutralidad como una de las filosofías sociales más extendidas en los Estados Unidos que también tiene, en su fundamentación epistemológica, una perspectiva atomista. Taylor apela a una expresión que opera a manera de exhortación cuando afirma que “rehacer los entramados ( que se crean desde el mercado y el Estado Burocrático) tecnológicos requiere una acción política común para invertir el rumbo de la deriva que el mercado y el Estado burocrático engendran”4. Deja entrever este autor en sus textos un llamado y una invocación explícita a un nuevo proyecto de sociedad, e implícita y tímidamente a un nuevo proyecto de Estado, que reduzcan la fragmentación, que superen el individualismo, que reivindiquen la pluralidad de las comunidades y que definan un proyecto ético sin sonrojo, proyectos que, en el marco del liberalismo se evaden con fórmulas encubiertas por una supuesta neutralidad y se reducen en últimas a un ejercicio meramente procedimental de las decisiones políticas, donde se mantiene una fractura entre la esfera privada y la esfera pública que interpelan cotidianamente a la persona, llevan a ésta a que actúe o como individuo o como ciudadano, cuando estos no son más que momentos en el desarrollo integral de la persona ( el individuo se satisface con su ámbito privado, el ciudadano juega en el ámbito público, pero la persona recoge en su integridad las dos esferas. Antropológicamente Persona, no es lo mismo que ciudadano ni individuo, como expresó en alguna ocasión Unamuno: “el individuo es el continente, la persona es el contenido”; en este sentido vale la pena retomar autores como Martin Buber y 3 4 Taylor Charles, La ética de la autenticidad, 1994, PAIDOS, I.C.E – U.A.B, pg 137 Ibid, pg 145 Emmanuel Mounier que desde perspectivas religiosas diferentes han hecho aportes a la filosofía personalista). Mientras que Walzer tenga en el comunitarismo una perspectiva auxiliar para revisar de manera recurrente el liberalismo político y sus concepciones antropológicas, sociales y estatales pero sin renunciar en el fondo al credo liberal ( Walzer reitera siempre su condición de liberal) y Taylor por su parte, mantenga implícita y tímidamente una invocación a un modelo de Estado que no se reduzca a las lógicas del mercado o del Estado de Bienestar, y no pase al terreno de la explicitud, esto es, a un modelo de Estado sustentado en el comunitarismo, éste, como escuela de pensamiento político, operará dentro de prácticas románticas que no le permitirán concreciones prácticas que se puedan presentar como verdaderas alternativas al liberalismo individualista que han perdido el horizonte de lo social o a las prácticas pesadas de los Estados benefactores que han devenido en aparatos burocráticos que terminan atentando contra la autonomía de los sujetos sociales. Una aproximación más radical y audaz así como más explícita y sin posturas vergonzantes hacia el comunitarismo ( en contraste con Walzer y Taylor a los que se les puede reconocer a lo sumo como tímidos comunitaristas ) que hace a su vez, una crítica tanto a las reducciones neoliberales como a los burocratismos del Estado, esta representada por Amitai Etzioni5. Etzioni, a lo largo de su obra, pero especialmente y de manera concisa en “La tercera Vía hacia la buena sociedad. Propuestas desde el comunitarismo”, reconoce que al lado y de manera concurrente con el mercado y el Estado, la comunidad juega un papel definitivo en la consecución de una “buena sociedad”, aquella “ en la que las personas se tratan mutuamente como fines en sí mismas y no como meros instrumentos; como totalidades personales y no como fragmentos; como miembros de una comunidad, unidos por lazos de afecto y compromiso mutuo, y no solo como empleados, comerciantes, consumidores o, incluso, conciudadanos”6. 5 Amitai Etzioni es profesor de la Universidad George Washington y autor de catorce libros sobre política y ética social, entre los cuales se encuentran The spirit of community y The moral dimensión y la Nueva regla de Oro. Es presidente fundador de la Communitarian Network, compliador de The responsive community y expresidente de la American Sociological Association. 6 Etzioni Amitai, La Tercera Vía hacia una buena sociedad. Propuestas desde el comunitarismo, Editorial Minima Trotta, año 2000, pg 15. En Etzioni “ la buena sociedad está constituida por la agrupación de tres compañeros de viaje: gobierno, sector privado y comunidad”7, y es mediante la contribución de los tres elementos y no en su confrontación, que se pueden lograr alcanzar los objetivos que son caros a una sociedad y que recogen el interés general. Contrario al dualismo público vs privado que configura el pensamiento político, económico, administrativo y jurídico de la modernidad, con sus correlatos de individuo para lo privado y ciudadano para lo público, con las tesis de Etzioni se puede pensar en la pertinencia de soportar en una triada privado-publico-comunidad, cada uno de esos elementos constitutivos de la triada suficientemente nutrido y restricto, para consolidar nuevas instituciones que trabajen por el bien común y por la persona (que no por el individuo y el ciudadano, los cuales son tan solo momentos de la persona). Un excesivo endoso al mercado o a lo privado, en el pensamiento de este autor que se declara a sí mismo comunitarista, es neoliberalismo, y no hay que dar paso a ello porque este modelo pierde la noción de persona como fin. Un excesivo estatismo afecta también a la persona por la vía de coartar sus escenarios de autonomía y un endoso de toda la actividad económica, política y social a la comunidad (a las cooperativas, Ongs, voluntariados), vendría a ser un mero voluntarismo inocuo y ciertamente ingenuo. En el modelo etzioniano es menester conciliar autonomía con orden, reflexión que el autor aborda de manera exhaustiva en su libro “La nueva regla de oro, comunidad y moralidad en una sociedad democrática”, donde además, también hace una reflexión a fondo sobre la naturaleza humana expresando con claridad que esta no es en esencia ni mala ( al estilo hobbesiano que justifica un Estado controlador) ni buena ( al estilo rosseauniano que cree en la capacidad total de autorregulación de los sujetos sociales lo que amerita un Estado mínimo), dando paso y confianza al papel que en materia del comportamiento humano y social, puede tener la cultura y la educación para reducir las probabilidades del comportamiento vicioso y aumentar las probabilidades del comportamiento virtuoso. 7 Podría asimilarse gobierno a sector público y entender comunidad organizada como tercer sector, cooperativas, fundaciones, volutnariados, juntas de vecinos etc y no se afectan sustancialmente las tesis de Etzioni y tampoco se les manipula de manera desvergonzada. No obstante la diferencia en relación con el nivel de radicalidad y explicitud con que autores como Walzer, Taylor y Etzioni apelan al comunitarismo para hacer una lectura filosófica de las instituciones políticas contemporáneas, siendo este último más radical y explícito que los dos primeros, les es común a los tres que ninguno de ellos ha intentando en sus trabajos un concepto diferente de Estado que recoja en su seno y visión las premisas comunitaristas. Para Walzer esto sería una empresa extraña como se ilustró al inicio de este ensayo. Taylor tiene la audacia de denunciar al mercado y al burocratismo estatal pero no se atreve a proponer un modelo de Estado alternativo. Etzioni, lo deja sugerido pero no lo nombra, ni lo bautiza, tal vez porque el contexto en el que él lo concibe no haya necesidad de hacerlo. El debate comunitarista que se desarrolla en el contexto canadiense y norteamericano desde las décadas la década de las 90, ha permeado el debate político en España y en menor grado en el ámbito latinoamericano. La afirmación anterior nos ubica en la complejidad de analizar el contexto en el cual emerge el concepto de Estado Comunitario8, en un país como Colombia, donde el debate alrededor de las ideas comunitaristas no esta del todo desarrollado, y las categorías con que se hacen análisis de coyuntura política aún están circunscritas a recursos lingüisticos propios de las tradiciones liberales, socialdemócratas, mínimo vs estado benefactor, de lo del estado público vs privado, de izquierdas vs derechas, de individuo y ciudadano, no obstante la complejidad de la realidad colombiana demandar nuevas, y si se quiere, audaces y creativas categorías para visionar una nueva y posible sociedad, con más autonomía y sin excluir el orden, un nuevo concepto de Estado, que hoy se define en la constitución nacional, como social de derecho y deja mucho que desear en los dos frentes calificativos que se le hacen, teniendo en cuenta que los derechos de primera y segunda generación en Colombia aún no logran sus verdaderas conquistas, aunque hayan alcanzado grandes avances en la formalidad jurídica. El concepto de Estado Comunitario, emerge en consecuencia como una audacia conceptual. No es un término tomado en préstamo a otros autores extranjeros. Es en el campo del conocimiento y teoría del Estado un concepto recién nacido y en ello radica al mismo tiempo 8 No he encontrado un concepto análogo al de Estado Comunitario en la literatura contemporánea de la ciencia política, y sus únicas referencias están en directa alusión a un proyecto político que hoy anima el ejercicio de gobierno que preside Alvaro Uribe Vélez y da nombre el Plan de Desarrollo. su atractivo y todas sus posibilidades, así como la complejidad eventual y transitoria de su entendimiento, la dificultad también transitoria de su pedagogía e incluso las incomprensiones que hay alrededor suyo, cuando algunos críticos lo asimilan a modelos fascistas de concepción del Estado y de sociedad. Guillermo Hoyos, connotado intelectual colombiano que ha contribuido en Colombia a que se inicie el debate alrededor del comunitarismo, encuentra que hay una contradicción en los términos que conforman el concepto de Estado Comunitario y sugiere que en dicha expresión hay una cooptación de lo comunitario por parte del Estado, lo que resulta riesgoso para los procesos de autonomía de los ciudadanos y pone en peligro sus libertades. Sugiere adicionalmente que este concepto se ha acuñado desde perspectivas religiosas de estirpe católica versión conservadurisante y tribal y cuestiona que es una propuesta donde lo que se supone es la obediencia de todos para con el Estado y a quienes en nombre de dicho Estado ejercen un liderazgo mesiánico. Al profesor y amigo bien se le podría refutar en sana dialéctica intelectual que no hay tal pretensión de cooptación de lo comunitario por parte del Estado en un proyecto político de Estado Comunitario, si a este concepto se llega por la vía de las tesis comunitaristas de Etzioni que se alimentan al mismo tiempo de tradiciones veterotestamentarias, neotestamentarias, griegas, judías, del socialismo utópico, la doctrina social de la iglesia como el mismo autor lo afirma en su texto9. Es posible una aproximación comunitarista al Estado sin una perspectiva confesional, de talante ecuménico y dentro de apuestas radicales por el pluralismo. Calificar de otra parte de Comunitario al Estado, no es someter la comunidad al Estado, como tampoco parece ser la intención de los liberales de someter la libertad al Estado cuando hablan de Estado Liberal, o la sociedad al Estado cuando a éste otros autores lo califican con el adjetivo de social. Estas cooptaciones se dan cuando no se vive auténticamente la libertad, la autonomía comunitaria y la equidad social; es entonces cuando el Estado (o mejor quienes detentan el poder del Estado) quiere imponer sus razones y reducciones metodológicas a los sujetos sociales, prácticas que ciertamente es necesario evitar. 9 Ibid, pg 20 Dice el profesor que ese concepto de Estado Comunitario no lo aceptan en las escuelas del pensamiento político de reconocida tradición académica a lo que habría que interpelarlo preguntando: y quién dijo que había que pedir permiso? o es que sería menester esperar que el concepto se acuñe en otras latitudes para encontrar legítimo hablar del tema en Colombia? Una crítica comunitarista al liberalismo, que: 1) no apele a una nueva antropología política superando la noción de individuo y ciudadano para dar paso a la noción de persona, 2) que no se juegue en el terreno de concebir un nuevo proyecto de sociedad sin perjuicio de la diversidad y la pluralidad, donde éstas no sean asumidas solo como hechos sino como derechos, 3) que no se la juegue por hacer del comunitarismo un lugar ecuménico y secular de lectura a las realidades sociales, económicas y políticas contemporáneas y supere cualquier tentación de hegemonía confesionalista y 4) que no conciba un modelo de Estado que se muestre como alternativa a los modelos liberales de Estado ya sean de estirpe minimalista neoliberal o de estirpe benefactora, no dejará de ser una crítica funcional e inocua a los procesos sociales, políticos y económicos contemporáneos. Vendría a ser algo así como un neorromanticismo, lo cual no esta mal, pero no es del todo suficiente. Vale la pena aceptar la propuesta de Estado Comunitario como una invitación a la creatividad y una oportunidad de revisar las categorías y los arsenales lingüisticos e ideológicos con que hemos hasta la fecha interpretado las realidades políticas locales y globales. Al fin y al cabo hoy se viven excitantes tiempos de incertidumbres y las incertidumbres dan licencia a nuevas categorías, nuevos conceptos y a nuevas significaciones en las palabras. No hay que pedir permiso para pensar y construir los conceptos que sean menester para interpretar y direccionar las realidades sociales. También será necesario, al mismo tiempo que valiente, estrujar las categorías del pensamiento político con las que se han venido analizando, con un alto grado de dependencia intelectual, las realidades políticas de las sociedades latinoamericanas y particularmente la colombiana.