El hombre como conciencia proyectiva: La voluntad

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9. EL HOMBRE
VOLUNTAD"
COMO
CONCIENCIA
PROYECTIVA:
"LA
9.1 VOLUNTAD Y PROYECTO VITAL
Sólo por los valores humanos cobran valor la ciencia y la filosofía.
G.A.R.C.
La "Filosofía fundamental estudia el sistema valorativo-experiencial que da sentido
al vivir en su autorrealización trascendente e integral. La "voluntad" es el dinamismo
facultativo trascendental de "ser más", cuyo dinamo fundamental, que le da energía para la
acción, es el amor. En este sentido: Filosofía es el amor al saber y al actuar que dan
trascendencia al hombre. La voluntad se identifica con la conciencia proyectiva y
trascendental, en la que la tendencia natural -a pretende la superación de sus límites -lo
finito- hacia lo infinito. En el nivel 'volitivo-existencial' la primordialidad la tiene la
voluntad, que autocrea el proyecto existencial en confrontación con el sistema valorativo,
regido por el principio de auto-hetero-realización, en una afirmación de sí y no en una
negación aniquiladora de si.
A través de la historia de la filosofía, se han separado y distanciado cada vez más y
de modo general la "conciencia psicológica" y la "conciencia moral". En este estudio
pretendemos integrarlas en una sola conciencia y diferenciarlas con los nombres de
"conciencia cognoscitiva" y "conciencia ética".
La perspectiva racional presenta la libertad como la multiplicidad casi infinita de
posibilidades que la circunstancia histórico-social limita y circunscribe atándola a la
situación. En cambio la perspectiva conciencial se muestra a sí misma como apertura al
infinito, que se concretiza como libertad en el momento en que la experiencia vital individual y social- se proyecta en una creación reflexionada y evaluada, que puede
realizarse en la medida en que la circunstancia histórico-social le abre posibilidades
concretas. La circunstancia histórico-social no es un atar sino un posibilitar la realización
de la apertura original de la conciencia.
El hombre "es", las cosas están. La apertura conciencial permite al hombre "ser", las
cosas devienen. El hombre existe, las cosas cambian. La revolución cambia las cosas, la
circunstancia humana, pero no su existencia. El desarrollo existencial es fruto de
transformación consciente y libre, exige la humanización del hombre, lo que se logra a
través de la realización creadora de la persona y de la comunidad por medio de la
adquisición de valores que perfeccionan al ser. Habitar, en sentido íntegro, es la
autoconciencia del propio ser que se proyecta en su autorrealización personal-comunitaria,
donde lo comunitario es universal y apertura a lo "Infinito".
Alberto Santos Dumont, primer hombre que logró elevar el vuelo en un aeroplano,
decía: "Basta alzar los ojos para enamorarse del espacio y de la libertad". Santos Dumont
quiso crear un mundo nuevo unido por vías aéreas e intuyó el progreso del futuro; sin
embargo, desalentado por el avión destructor, se destruyó a sí mismo en 1932.
El hombre, en cuanto tal, parte de una esencia natural que posee una verdad óntica
natural -conciencia, razón y voluntad-; el hombre es persona consciente, reflexiva y libre;
es sujeto de su propio desarrollo y evolución, capaz de concebir y proyectar la evolución
realizativa y actualizadora de su esencia, poseedora de una "verdad trascendental" como
perfeccionamiento de la verdad óntica; ésta es la "esencia existencial y trascendental del
hombre".
La época antigua instauró la esclavitud y sus pensadores no sólo no fueron capaces
de condenarla sino que la justificaron por egocentrismos de racismo, de ciudadanía, etc. El
cristianismo condenó la esclavitud y proclamó la libertad de los hijos de Dios. La época
medieval instauró la servidumbre en la que la autoridad de un hombre se impone sobre otro
para ponerlo a su servicio. La época moderna superó la servidumbre, pero instauró el
proletariado. Al plantear así la historia no pretendo seguir el modo de producción sino el
progreso histórico de la libertad: en la antigüedad, la esclavitud alienaba la vida y la
libertad total. En la época moderna, el proletariado aliena el trabajo a cambio de un salario.
La libertad personal implica aún un camino muy largo en la historia.
La existencia es el combate por la vida, en la que no es posible la neutralidad; ella
nos fuerza a tomar partido en pro o en contra de la verdad. Quien inerte no decide, en vida
ya está muerto, por no vivir la realidad.
El hombre es voluntad en cuanto consciente y racionalmente es capaz de tomar
decisiones fundamentales y responsables en las que su vida está proyectada en sí misma y
al mundo donde se realiza. En este sentido: "El hombre es libertad".
La libertad sólo es verdaderamente humana cuando parte de la aceptación de la
circunstancia concreta que le rodea y en ella forja los cimientos que le han de dar solidez en
la construcción de sí, adecuando tal circunstancia al progreso de la personalidad humana y
de la comunidad en que se vive. Si la propia circunstancia es inadecuada a un proyecto de
vida personal, existe la posibilidad de cambio, pero no prescindir de una comunidad
humana.
El "ser" en cuanto es contemplado "extáticamente" es "verdad" y en cuanto es
realización "trascendente" es "valor". La sincronicidad del instante se prolonga en la
diacronicidad temporal. La presencia existencial se esencializa en el pasado y se proyecta
trascendentalmente al futuro. El "ser" no se identifica sino parcialmente con su "verdad" al
igual que con su pasado y futuro en el presente. "Ser" integra verdad y valor, como el
presente: el pasado y el futuro. "Ser temporal" define al hombre en su presencialidad
trascendida -trascendente y en su sincronicidad diacronizada- diacronizante.
El punto de partida de todo humanismo es el reconocimiento de la realidad. En la
abstracción se da el perfeccionismo, pero es sólo ideal; es en l& concreto donde se torna
realidad. La dialéctica entre ambos genera la trascendencia y la verdad existencial. Los
valores se ubican en los centros de practicidad, como núcleos teleológicos generadores de
energía realizativa. Las pulsiones de los instintos, las tendencias de las emociones y las
voliciones de la inteligencia son los tres centros activos de intencionalidad realizativa. La
negación del valor atrofia la energía correspondiente y puede degenerar en desviaciones
patógenas. He aquí la importancia de la adecuada selección de valores.
La dialéctica del espíritu es polifacética e involucra la cambiante libertad del
hombre, que si es cierto que puede dejarse arrastrar por la corriente fuerte o de moda,
también es cierto que puede invertir la fuerza y constituir la antítesis, o ignorar totalmente
tal fuerza y dejarse atraer por motivos ajenos a la fuerza e integrarse a otra corriente no
constituida por la fuerza, o crear algo relativamente personal, etc., etc. La dialéctica del
espíritu es compleja, presupone una formación personal y una diversificada interacción
social. La simplicidad tricotómica sólo indica el punto de partida.
La preocupación primordial de la vida marca de modo sintético la intencionalidad
existencial, fruto integral de las relaciones intersubjetivas. Ahí verdad-bondad concuerdan
en la unidad existencial. La preocupación primordial es un indicio seguro para el
descubrimiento de las diversas impostaciones facultativas y su correspondiente integración
o tipo de personalidad. La estructura material posee un carácter cerrado y mecánico; el
índice trascendente y libre muestra una naturaleza abierta y creadora, que nosotros
llamamos "espíritu", y que posee la capacidad de orientar su existencia en diversos
sentidos.
La voluntad independiente de la conciencia y la razón termina por depender o bien
de la creencia ciega o bien de las preferencias individuales colectivas. Es imposible la
producción de una personalidad exclusivamente volitiva, porque la voluntad aislada es
ciega y, por ello, se apoya necesariamente en una orientación ajena a sí. La voluntad es
generada por la acción interactiva de conciencia y razón y si aquélla prescinde de éstas; o
bien cae presa de los instintos y de la sensibilidad y/o bien se pierde en el nihilismo.
Cuando la conciencia proyectiva queda atada a los instintos y a la sensibilidad como
dependiente de ellos, la visión de la conciencia se desparrama en fuerza centrífuga que la
pierde en el placer y en los modelos de la sociedad. "El tipo" y "la moda" se imponen en la
incapacidad creativa de la propia personalidad. Este nivel es el de la "impersonalidad". Para
superar tal miseria hace falta que la fuerza centrífuga invierta su acción y la mirada
conciencial en fuerza centrípeta capaz de centrarse (reflexión), para captar su núcleo íntimo
y poder iniciar los trabajos de una relación personal.
En el nivel mágico-mítico la reflexión aún es tan pequeña, que la conciencia aún no
descubre su propia naturaleza y permanece ligada a la sensibilidad; la conciencia de sí
aunada a su tendencia trascendental se proyecta sobre la realidad y, en acción inversa, se
torna el propio proyecto de vida, no como venido de si, evidentemente; sino como proyecto
trascendental, venido de los dioses. Así en una proyección-retroyección de la propia
estructura se autorrealiza el hombre mítico. He aquí el primer grado de realización
propiamente humana, ya que el anterior raya en lo bestial. ¡Paradógico! la edad infantil toca
de modo natural el nivel trascendental.
En un grado superior al mágico-mítico, la sensibilidad se desliga de las
proyecciones internas y se independiza para negar la propia estructura trascendental. La
sensibilidad práctica adecua la realidad a sus necesidades individuales y sociales. La
realización humana se encuentra a ras de tierra, pero posibilita la superación; pues la
negación empírica cierne la conciencia. La apertura realizativa empieza a tomar conciencia
de sí y la libertad toma distancia de la autodeterminación. La integración inconsciente es un
grado inferior de realización a aquel en el que, a pesar de la negación empírica, se continúa
la realización humana; pues la tendencia trascendental no ha dejado de pulsar, porque una
epistemología de primordialidad empírica no obnubila el nivel trascendental, ya que el
hombre es integral.
En el nivel estético-romántico, la sensibilidad concienciada descubre, ama y goza la
belleza del ser sensible y ahí se cimbra la construcción de una realización "estética" a través
de la adecuación de la existencia a la belleza sensible de los entes. La actividad por la que
el hombre reduce su perspectiva epistemológica a la experiencia estética, por la
impostación exclusiva y/o preponderante de las facultades para adecuar la existencia
(práctico-cognoscitiva) íntegra del hombre a la belleza, recibe el nombre de "esteticismo".
Tal reduccionismo como todos los otros, desarrolla un ámbito con perjuicio de otros y,
aunque éste es el nivel superior de la sensibilidad, sin embargo supedita a él los niveles
superiores de la espiritualidad humana, restringiendo con ello su desarrollo y fracasando en
su superación integral.
La construcción de un sistema conceptual permite que la razón se independice para poner
en crisis los datos concienciales, pues la razón interpreta todo dato a la luz de su sistema
categorial y a través de él, también, proyecta la vida. La primera acción corresponde al
juicio teórico y la segunda al juicio práctico. En este nivel se lleva a cabo la "ética
racionalista", que hemos considerado ya en diversos apartados.
Cuando la ciencia teórica se adecua a los valores y se torna práctica en la decisión
libre y consciente de la voluntad, entonces la "ciencia" se ha transformado en "sabiduría".
La "personalidad integral" surge cuando la conciencia y la razón presencializan y
reflexionan la propia "experiencia existencial" así como la que ofrece la sociedad a través
de su "experiencia histórica", para integrarlas en la propia realización; que, por ello, es
necesariamente de corte "comunitario-personal", si en este acto se prescinde del ámbito de
la fe, se obtendrá una "personalidad natural"; pero si, por la fe, se ha penetrado en la "esfera
divina" se podrá lograr una "personalidad trascendental", que pretende alcanzar, además de
los valores histórico-sociales, el "valor supremo y absoluto"; pues éste le permite abrir los
límites de su temporalidad a la infinitud; sin que, debido a ello, prescinda de la realización
actual, ya que aquél es el autor del universo y exige en su "misión divina" un mayor
compromiso social. Dimensión personal comunitaria y dimensión histórica, así como
dimensión divino-trascendental, son las tres dimensiones que posibilitan una "personalidad
integral"; para complementar este inciso, de modo breve y sumario, comentaremos en dos
subincisos las dos primeras dimensiones, y en el siguiente y último inciso trataremos la
tercera dimensión.
En un análisis racional abstractivo se han expuesto los diversos niveles de
personalidad de un modo separado y en cierto grado "puro" de realización personal; pero,
de hecho, en la realidad se dan entremezclados con mayor o menor porcentaje; donde se da
un nivel predominante que indica el "tipo de personalidad dominante" que coordina y
orienta los demás niveles. Se da incluso el caso de doble y triple personalidad, donde por
"problemas integracionales" se ha escindido la conciencia en diversos puntos de síntesis,
dividiendo la interioridad y fraccionando la personalidad. Sin que pretendamos forzar la
analogía en sus distintos aspectos, pretendemos comparar la escisión filosófica a aquella
división en la personalidad que crea conflictos, enferma a la humanidad e impide su
desarrollo integral. Consideramos que la unificación integral de la filosofía sería un factor
clave en la unificación progresiva de la humanidad, que permitiría superar los diferentes
egocentrismos: raciales, políticos, nacionales, económicos, etcétera.
Maine de Biran ha identificado conciencia con voluntad. La conciencia surge antela
resistencia ofrecida por los objetos. Su concepción da la primacía a la voluntad, así el "yo"
se constituye por el sentimiento de esfuerzo ante los obstáculos y es, por consiguiente,
experiencia real y concreta. El sentido íntimo es para Maine de Biran, un "sentido del
esfuerzo" cuya causa o fuerza productora llega a ser 'yo' por el simple hecho de la
distinción que se establece entre el sujeto de este esfuerzo libre y el término que resiste
inmediatamente por su propia inercia".1 La identificación de sí surge en la diferencia del
otro, que resiste a identificarse con la tendencia del primero. La resistencia a la energía
trascendente de la conciencia exige un esfuerzo superativo de la resistencia, tal esfuerzo es
una reacción al "tú" resistente que en la perspectiva se invierte y se descubre como un "yo"
que se esfuerza ante la resistencia de lo que se le opone y de la que logra diferenciarse.
Es imposible que la mirada conciencial se centre exclusivamente en sí misma como
objeto auto-coincidente, ya que esto le perdería en un egocentrismo nihilista de
característica estático-contemplativo-autodestructora, a semejanza de Narciso. La
conciencia llega a percibir su naturaleza en la reflexión racional, donde se conoce como
apertura a la propia realización esencial; ahí nace la conciencia proyectiva, como
"capacidad autorrealizadora de la propia personalidad": he aquí la "voluntad".
La espiritualidad de nuestra inteligencia se capta primera y primordialmente en la
acción coincidente por la que nos captamos a nosotros mismos como existentes, en una
presencia en la que nos damos cuenta de nuestra coincidencia existencial en el ser; en una
acción tal, que la reflexión nos la muestra de naturaleza tan especial, que es imposible a la
materia. La reflexión racional analiza el acto de la conciencia en su autopresenciaexistencial y confirma que la naturaleza esencial de este acto es espiritual.
______________________________
1 Maine de Biran, François Pierre, Essai sur les fondemets de la psychologie, 2, Oevres de Maine de Biran, ed. P. Tisserand, VIII, p. 179.
Esta confirmación se extiende a través de la vida, en la que el hombre se proyecta de modo
libre en la adquisición de valores, que lo realizan como espíritu personal, capaz de
integrarse en la unidad de la comunidad y de un solo espíritu.
Los entes que carecen de inteligencia se desarrollan y evolucionan regidos por sus
causas, principalmente la formal y final; en cambio los seres que poseen espíritu se
perfeccionan consciente, racional y libremente motivados por los valores y su propia
trascendencia. La categoría "causa" dice mayor adecuación a las operaciones de tipo
determinista, en cambio "principio" a aquellas que implican un grado de decisión porque
involucran conciencia y libertad. La causa necesariamente es anterior a su efecto no así el
principio que puede ser el resultado del orden y del equilibrio establecido, como cumbre del
sistema operacional; que es el último en el orden temporal pero el primero -principio- en el
orden valorativo del ser, como punto cumbre de la realización integral de ese ente. Es el
espíritu el que integra la materia a su trascendencia y no la materia sublimada la que integra
el espíritu.
En la Concience de soi, Luis Lavelle presenta a la conciencia como el único
elemento humano capaz de liberarnos de la prisión de la materia, porque sólo ella hace
"retroceder indefinidamente los muros de esa prisión", porque "da un sentido a las palabras
sociedad, amistad o amor" y porque nos proporciona un universo.
9.2 LOS TRES PRINCIPIOS DE LA VOLUNTAD
9.2.1 La Libertad
El primer principio que constituye la voluntad es la "libertad", porque ella abre la
existencia a su autoconstitución; pero tal apertura sólo es posible en la decisión consciente
de tomar el compromiso de vivir en la propia realización existencial. La libertad implica el
compromiso personal de autorrealización -"autonomía"-, pero como el hombre es un ente
social que únicamente puede realizarse en el seno de una sociedad, la autorrealización
implica la heterorrealización y su "heteronomía" correspondiente. De aquí, los otros dos
principios, el de autoheterorrealización y el de autoheteronomía, pues ambos polos se
integran en su interacción realizativa. Ahora bien, como en torno a la autoheterorreahzación giran los otros dos principios, sintetizamos en éste la acción de los tres.
9.2.2 La autoheterorrealización
El "principio de auto-hetero-realización" constituye a la voluntad, como tal; pues
permite abrirse al ser, de modo libre y autónomo, mediante la reciprocidad del amor que
recibe en el dar y que trasciende su inmanencia en la negación de sí para ser y en la
afirmación del otro para trascender.
El "Método praxiológico" mide la capacidad realizativa de una actividad y/o
proyecto existencial con base en la superación realizativa del "hombre" que posibilita -en
relación con una jerarquía de valores y un modelo "comunitario-personal"-.
La voluntad no es la decisión racional que se funda en e¡ análisis de los datos, la
voluntad involucra en su evolución este acto racional, es cierto, pero su naturaleza es
diversa, pues consiste en la comprehensión sintética de la experiencia existencial, que
adecua el proyecto de vida a los valores que satisfacen tal experiencia. Cuando la voluntad
llega a este punto de madurez no es más ciega porque no depende de otro ámbito
epistemológico para validar su actuar, sino que ha adquirido su propia visión, a la luz de la
cual crea su propio proyecto. La "experiencia existencial" integra tanto la experiencia
empírica, como la experiencia conciencial-racional y volitiva en la síntesis vivencial de la
experiencia existencial; esta experiencia es integradora de la totalidad de la vida humana.
La "lógica existencial" es aquel la que busca la coherencia entre la realización de la propia
vida con la experiencia existencial, sea ésta personal, social o histórica. El tomar todas ellas
en cuenta aproxima al hombre al desarrollo integral.
El pasado presencializado es la potencialidad latente y virtual, que indica la
capacidad facultativa de una persona para proyectar su futuro. La proyección del ser hacia
el futuro depende de la experiencia sintético-existencial de la conciencia y su apreciación
valorativa en la que ciertos valores tienen preponderancia en una jerarquía realizativa. El
cambio es sólo el aparecer fenoménico, el cambio no tiene por propia función el decidir el
proyecto; pues éste depende, en su fundamentación, de la comprehensión que trata de
adecuar las acciones concretas con la experiencia sintético-existencial y la orientación y
desarrollo del proyecto; éstos son los factores que indican la preponderancia valorativa. La
"experiencia sintético-existencial" es el pasado de sí, la realidad esencial que sirve de base
o punto de partida para proyectar el futuro en una circunstancia concreta; la acción parte del
pasado y se dirige hacia el futuro; el ser no nadea sino que se auto-heterorealiza en la
acción presente que se extiende entre el pasado y el futuro del ser.
La proyección del ser resulta imposible sin una esencia que sustente la posibilidad
de trascender hacia el proyecto, tal capacidad no es un partir continuamente de "cero" sino
un progreso que capacita cada vez para proyectos superiores (evidentemente puede también
retroceder en una retroyección); lo que implica una esencia no determinada sino creada, en
que su inicio parte de la capacidad apriórica trascendental. La esencialización del para sí no
le constituye en ser en sí, porque el espíritu no se materializa en un ser ya determinado para
siempre, el espíritu continúa abierto tanto a una nueva trascendencia como a la
degradación.
La "existencia" no se deja reducir a objeto, porque es la creación y desarrollo de la
vida misma del sujeto; ahí no hay imagen que le refleje, por lo que la identidad captada en
la experiencia existencial de la conciencia es lo único que verdaderamente lo identifica y la
expresión racional: "El ser es el ser mismo" carece de sentido si no hace referencia
intencional a la experiencia mencionada. Ciertamente, "el alma se hace todas las cosas",
pero no a un nivel puramente racional, en el que intelectualmente se capta la estructura y
perfección entitativa de otro ser; sino a nivel de conocimiento pleno y realizador, que es
experiencial y vital, que integra la perfección del otro al propio ser. Esto es verdad en la
medida que nuestras potencias son actuadas por aquella perfección. Esta es la "verdad
existencial o vital".
Para que "la verdad" se haga realidad existencial en el ser humano pasa por tres
niveles intelectuales; por la evidencia conciencial se le da origen luminoso a través de su
aceptación y nacimiento en nosotros; por la reflexión y juicio racional se encuentra su
comprobación y expresión clara y distinta a través de un concepto que permita la
permanencia de la verdad en nosotros; por el amor, deseo y realización práctica de la
voluntad se da el proceso por el cual la verdad se integra a nuestro ser personal
comunitario.
La realización de la conciencia indica una comprehensión sintética mayor; la de la
razón, una sistematización relacional superior; y la de ¡a voluntad una libre responsabilidad
auto-hetero-real izativa en la existencia valorativa. La conciencia tiene tendencia natural
hacia lo trascendental. La conciencia en cuanto se proyecta al futuro en la realización del
ser recibe el nombre de "voluntad". El "principio de identificación" coincide con el
"principio de trascendentalidad" y su fórmula se identifica con la "simplicidad auto-hetero
realizativa" y se expresa así: "ser abierto al ser". El comentario de este principio es la
epistemología existencial e integral del ser humano, a cuya comprehensión es una
introducción el trabajo que aquí presentamos. El propio ser no impone su ser al otro ser
sino que lo recibe para identificarlo con su mismo ser. Pero si el principio óntico del ser es
simple, no lo es el proceso de la auto-hetero-identificación.
La acción gobernada por la "ley de interés" es, para Felicien Challaye -en
Psichologie et Metaphysique-, el fin que orienta la vida de la conciencia. Tal ley hace nacer
la evolución primordial del hombre, no de la acción fisico-ambiental, sino de la vida
consciente, cuya intencionalidad encuentra los medios eficaces para su desarrollo y
trascendencia. Si abrimos el interés al infinito le podemos hacer coincidir con nuestro punto
de vista; sin embargo, consideramos más adecuado a nuestra teoría el llamarle "ley de
trascendencia auto-hetero-realizativa".
9.2.3 La autoheteronomía
La estructura que la existencia construye, posee intencionalidad objetiva por la que
pretende adecuarse a una realización positiva y, aunque vacila en ello el trabajo científico,
sin embargo, no depende del antojadizo deseo sino de la invisible e imprevisible tendencia
autotrascendente del hombre, que surge de la conciencia proyectiva como apertura y
tendencia infinita de ser: He aquí el núcleo más profundo del hombre, que le constituye en
su mismo ser. La apertura deseosa de ser encuentra su realización en la interacción con el
"tú".
Carl Rogers en su "terapia centrada en el cliente" pone por núcleo del proceso
curativo la "tendencia actualizadora" de la persona misma en terapia ya que ésta, afirma
Rogers, es la fuente originaria de energía vital que impulsa y orienta la autorrealización. La
tendencia actualizadora existe originariamente en estado preconceptual y pasa por varios
estadios: primeramente es rígida e impersonal, luego se intelectual iza excesivamente y, al
final, se integra la conciencia refleja con la experiencia y libre voluntad autorrealizativa;
"sujeto, en esta fase, es un proceso fluido de experiencias, aceptadas e integradas". Ahí el
concepto de sí se va modificando de modo continuo, lo que el terapeuta debe aprovechar
para entrar en relación empática con el cliente, reavivar la tendencia actualizadora y obtener
con ella la cura pretendida. Posteriormente Rogers se dio cuenta de que las exigencias
sociales distorsionaban la comunicación, pues los individuos deseaban aparecer de acuerdo
con las exigencias, lo cual hacía que no se manifestaran como eran en sí, sino con la
máscara exigida; pero esta falta de autenticidad provocaba malestar y neurosis. Rogers
propuso la "terapia grupal" para que la persona llegara a ser realmente ella misma. Ahí se
facilitaría la "comunicación auténtica", pues se aceptaría y amaría a cada uno en sí mismo,
con su propio proyecto y realidad, lo que permitiría poder eliminar las fachadas falsas y
entablar auténtica comunicación, como encuentro que funda la posibilidad de ser, el amor
es la base de la identidad. Ahí el poder desaparece porque se ejerce en tanto se cede para
que el ser amado crezca. La actitud amorosa de la comunicación auténtica posibilita la
autorrealización de la persona íntegra. Sin lugar a duda que la solución propuesta por
Rogers es el punto de partida para romper la estructura cerrada de las inconscientes
exigencias sociales; pero la 'terapia grupal' no debe aislarse sino interactuar en la
transformación social. Por otra parte, la autorrealización debe ser más crítica y no fundarse
simple y llanamente en una hipotética "tendencia actualizadora" de características
aprióricas. La integridad personal no está circunscrita a la identidad individual, sino que
exige, como bien lo indica la terapia grupa1, la integración a lo heterorrealizativo.
Janet, que posee una perspectiva integral, a la abulia motriz, como incapacidad de
realizar el acto, añade la abulia intelectual como incapacidad de determinación de la
voluntad misma. Sin valores que permitan el despliegue de las energías y sin relaciones
intersubjetivas la abulia hace presa a la persona y su autodestrucción está a la puerta. La
intersubjetividad posibilita la auto-hetero-realización, sin ella el hombre no es tal y su
espíritu está pronto a desfallecer atado a un cadáver; el suplicio etrusco se repite con una
frecuencia aterradora.
El valor es objetivo y posee un contenido que dice referencia intencional a una
perfección intrínseca del ser. El ser es el fundamento del valor y se identifica con él, pues
es un trascendental del ser. Si los valores carecieran de toda objetividad y fueran dejados
totalmente al arbitrio de las subjetividades, caeríamos en el ciego delirio de la voluntad, en
el que unos elegirían el crimen y lo inhumano, el asesinato y la bestialidad, la rapiña y el
poder esclavizador de los demás..., y con qué criterio, derecho o norma, podríamos poner
limite a los excesos cometidos en nombre de la independencia absoluta de la libertad. Toda
limitación exige un punto de referencia objetivo que posea en sí mismo un valor real y no
simplemente una pura convención al arbitrio de la subjetividad.
Tomar como único criterio de valoración la aceptación histórico-social de ciertos
valores, es aceptar el prejuicio de que cada sociedad constituye por derecho a los valores
por decisión subjetiva sin relación alguna objetiva. No es real el que la subjetividad social
sea el absoluto que constituya los valores sin fundamentación alguna objetiva. El hecho
histórico de la diversidad, e incluso de la oposición de valores, no implica la nulidad de
validez objetiva de los valores sino el- hecho de la libertad humana, aún para elegir la
propia autodestrucción en la corrupción social.
El voluntarismo actual, caracterizado por un predominio exorbitante de poder,
esclaviza no sólo la conciencia sino, incluso, la misma razón; la "voluntad de poder" es
irracional y, ciega por la embriaguez del poder, es arrollada por las inconscientes e
incontroladas fuerzas del "ello". Ahí resuena el grito de Nietzsche: ¡viva la vida, perezca la
verdad! Su ideología al servicio del poder, queda así abierta a cualquier cosa sin que les
arredre crimen alguno. La subversión de valores es una inversión en la que los instintos
toman la supremacía para subyugar el espíritu.
El exclusivismo del "consenso volitivo" fracasa en la independencia de valores
descontextuados del "ser integral", sobre todo si éstos se toman leyes mecanizadas de
control racional y, más aún, si la primordialidad del poder subordina la voluntad para
implantar el dominio. El hecho de que el poder imponga su escala de valores para asegurar
su hegemonía, no implica la invalidez objetiva de los valores sino la incompatibilidad del
poder con la realización integral de los valores, porque el valor impuesto esclaviza al
hombre al negar su subjetividad y al reducirlo a objeto. La sublimación del tener y del
poder tienen su fuente de posibilidad en la conciencia que les da sentido de valer.
9.3 LOS VALORES
Los valores no son el fruto de un determinismo impuesto por la situación histórica o
la presión social, pues tales imposiciones esclavizan y dejan de ser valor; ni son el fruto de
un voluntarismo indiscriminado, pues tales veleidades carecen de objetividad. Los valores
se ubican en el terreno del ser humano integral, donde la conciencia existencial toma en
cuenta la experiencia histórico-social, la razón analiza y juzga el valor propicio de
realización personal-comunitaria, y la voluntad decide llevarlo a la práctica y de hecho lo
lleva a cabo. El valor es el fruto de la interacción dialéctica entre la libertad y el medio
histórico-social.
La razón está al servicio de la voluntad, como el conocer a la realización, en el
sentido de "conocer la verdad para realizarse trascendentalmente". La voluntad da sentido a
la realización; pero desgraciadamente la corrupción política ha identificado, para confundir
el pensamiento, a la voluntad con el poder y se ha afirmado "conocer para poder", lo cual
ha sido invertido por la independización irracionalista de la voluntad en "poder es conocer",
lo que equivale en primer término a "la conciencia al servicio del poder" y que la soberbia
oscurantista del politicismo ha transformado en: "El poder dicta la ciencia".
Independizada la voluntad, la ciencia carece de valor y de ahí la frase Nietzscheana
de "viva la vida, perezca la verdad" y así la vida suplanta a la verdad en "el poder al
servicio de la vida", pero como para ellos la vida carece de sentido racional de verdad y
volitivo de valor trascendental, equivale a "el poder al servicio del placer". Ahora bien, sin
la personalidad no hay sentido comunitario, y la frase anterior toma su última expresión
como "dominar a los demás y explotar su trabajo para que yo pueda gozar del placer". La
bestialidad es tan manifiesta ya a este nivel que los que tal hacen se niegan a reconocerse.
La honestidad es una virtud difícil, porque debe tomar en cuenta la maldad de los
deshonestos e intentar contrarrestar la acción de éstos en el ámbito de la propia acción.
Ignorar y no luchar por impedir los efectos nocivos de la acción deshonesta es caer en la
ingenuidad o en la cobardía, aunque es preferible una honestidad ingenua ante la
prepotencia de los deshonestos, que caer en las redes convenencieras y halagadoras de la
deshonestidad, en las que la personalidad humana se pierde, porque el interés y el beneficio
individual se anteponen, para obnubilar y negar todo valor, a los valores personales y
comunitarios.
El trabajo constructivo-integrador contnuará en la autocreación del hombre en
constante recreación. El diálogo interactivo posibilitará la dialéctica integrativa superando
la dialéctica negativo-destructiva, que obstaculiza el progreso perfectivo de la humanidad.
Las discusiones de exhibición tipo show son aparienciales y, por consiguiente, inútiles y
estériles. La dinámica de congresos debe evitar tales procedimientos e implementar la
interacción superativa.
La proyección o previsión exige una fundamentación apriórica -que necesariamente
involucra elementos empíricos e incluso probablemente experimentales- en el sentido de
que parte de elementos reales para producir determinados efectos. En cambio la explicación
de un hecho en cuanto argumenta de los efectos a la causa es a posteriori. Lo anterior está
impostado en sentido ontológico y lo mismo vale en sentido epistemológico: La
investigación es apriórica porque planea de lo conocido a lo que se desea saber y la
explicación aposteriórica porque procede en sentido inverso.
"La palabra" es la manifestación del ser en su esencia realizada y se proyecta del
presente hacia su principio y su pasado, en tanto que "la acción" es la manifestación del ser
en su proyecto que se abre del presente esencializado hacia su fin como ser futuro. El
pasado se oculta en la síntesis existencial y su manifestación es mediatizada por el signo, en
tanto que la acción al presencializarse es inmediata y manifiesta al ser presente. Pero
también éste huye rápidamente al interior de sí donde se encuentra al resguardo de la
mirada objetivante. Sólo el que se entrega como objeto es objetivado en lo más íntimo de sí.
El "yo íntimo" está al resguardo de la violencia, no así el elemento que le manifiesta y
vincula al mundo: "su cuerpo".
El hombre es un ser integral y, por ello, plantearse el problema de la anterioridad del
pensamiento o de la acción, de la teoría o de la práctica, resulta un planteamiento falso en
su abstracción irreal; pues si la anterioridad es temporal no cabe duda que el bebé actúa
antes de pensar, pero cabe preguntarse el grado en que tal acción es propiamente humana.
Nos parece que dicho grado depende de la mayor o menor conciencia y libertad; aquélla
hace referencia a la inteligibilidad de la acción y ésta a la responsabilidad práctica de la
decisión teórica. Conciencia y libertad se desarrollan conjunta e integralmente, de tal modo
que hablar de primacía temporal carece de sentido, al igual que de la primordialidad
valorativa porque la teoría impracticable y la acción inconsciente son propiamente
inhumanas. Puede darse la predominancia de una de ellas sobre la otra pero siempre los
resultados conllevan las limitaciones tanto más graves cuando más grave es el error.
Una educación que no cultiva la voluntad es una educación que pervierte la mente.
Sólo por los valores humanos cobran valor la ciencia y la filosofía.
Lo trascendente no pertenece al ámbito científico; el pretender aquella reducción
desfasaría la ciencia fuera de su eje y aún de su órbita en una ceguera axiológica total; lo
trascendente pertenece a la esfera de lo existencial-realizativo. La capacidad racional es
limitada por su propia estructura funcional que requiere entender reflexivamente por una
representación abstracta, que ella misma constituye. La conciencia, en cambio, está abierta
a la existencia misma y al infinito. El concepto limita la razón a lo esencial y finito; por
ello, la razón jamás podrá invadir los límites de lo trascendente sin fundamentarse en lo
conciencial. Al respecto, dice W. Hamilton en Philosophie de L'Inconditionné: "pensar es
condicionar, y la limitación condicional es la ley fundamental de “ la posibilidad del
pensamiento”. De ahí "aprendemos que la capacidad del pensamiento no es la medida de la
existencia, y somos preservados del error de creer que el dominio de nuestro conocimiento
se extiende hasta el horizonte de nuestra fe".
Los valores tienen, en relación con la temporalidad, un orden inverso: a) El
fundamental -básico y urgente- al que debe dársele primordial temporal; pues la
construcción se inicia por los cimientos y se va elevando progresivamente. b) El jerárquico
-por su valor mismo- en el que los valores más elevados suponen la realización anteriorgenética temporal- de los valores inferiores. De ahí la necesidad de que en una sociedad se
solucionen urgentemente las necesidades básicas, para que tal sociedad pueda trascender a
valores superiores.
Los "juicios de valor" son verdaderos cuando poseen adecuación al grado de
perfección realizativa o realizada en las personas con repercusión en la sociedad donde
interactúan o, viceversa, de realización social con repercusión en las personas que la
integran.
Los valores humanos son de naturaleza integral. La evolución de las estructuras
sociales giran en torno a la primordialidad de los valores. Las estructuras sin valores son
ciegas, así como valores sin estructuras son vacíos. No se trata de contraponerlos para su
destrucción sino de integrarlos.
Gabriel Marcel presenta el "compromiso" como la experiencia fundamental en la
que el 'yo' se manifiesta como un 'permanente ontológico' diverso de los estados de
conciencia: "sólo hay compromiso posible para el ser que no se confunde con su situación
del momento, y que reconoce esta diferencia entre él mismo y su situación, que se coloca,
por consiguiente, como trascendente en cierto modo a su devenir, que responde de sí". En
este acto libre de la voluntad, el yo se crea como persona y, en él, se espiritualiza o
materializa para salvar o perder su alma. La inmortalidad depende del acontecimiento de la
libertad. La impostación epistemológica de Marcel se ubica a nivel de voluntad y desde ahí
descubre al ser humano como autocreacion.
El "yo objetivo" no es sino el desdoblamiento conceptual del 'yo original' por el que
éste puede autoconocerse. El "yo objetivo" es el reflejo proporcionado por la razón. Entre
ambos "yo" hay, sin duda, una diferencia, pero también una identidad inconceptualizable
porque, precisamente, el segundo es la expresión conceptual del primero. Este "yo original"
sólo puede captarse por intuición inmediata existencial, es decir, como sujeto existente, es
el "yo sujeto", aquel que conoce, quiere y decide una realización de sí.
La "autoestima de si" surge en el momento en que el "yo original" se identifica a
partir de la imagen reflejada de sí en la razón por el "yo objetivo"; dando lugar a la
proyección de sí fuera de sí como diferenciación entre la autoproyección y el propio yo, y
al mismo tiempo, como identificación de sí en la autoproyección. Autoproyección que es
autoconocimiento-autoestimativo. De la autoestima no hay representación porque es
inconceptualizable, su expresión amorosa no es un concepto, es unión integradora del yo
con su autoproyección en una identidad. La autoestima no constituye diversidad (en otro
"yo"), porque en función propia establece unidad.~
Abbagnano considera que Heidegger concede primordialidad a la existencia en su
relación con el ser, lo que lleva a un nihilismo, pues al definir la existencia como la
"imposibilidad de no ser la nada", el existir es ser para la muerte, es decir negación al ser,
nada. Abbagnano, por su parte, en contraposición a Heidegger, define positivamente la
existencia como posibilidad de trascender al ser, con apertura a la libertad y a los valores.
Aunque no estamos de acuerdo con la interpretación que Abbagnano hace de Heidegger,
como una interpretación total de su obra, sí compartimos la posición positiva de Abbagnano
y su apertura a la axiología.
El "valor" es la célula o elemento simple de la estructura volitiva, es el "bien" que
realiza al hombre en su ser personal y comunitario; tal perfección se da en los diversos
niveles, he aquí la voluntad en su posibilidad de penetrar en los distintos ámbitos e
integrar en unidad la totalidad del proyecto vital.
Llamamos "enunciado de valor" a una proposición que expresa el sentido que da
significado a la actividad humana. Tal enunciado es de "valor positivo" "si permite la
realización del hombre en su ser esencial y es de "valor negativo" si contribuye a la
destrucción de este ser.
Los valores, evidentemente, incluyen una valoración subjetiva; pero intentar
reducirlos a la aceptación social y/o individual es ignorar su aspecto objetivo, no menos
importante que aquél; lo cual, en ciertos casos, resultará tan absurdo como decir que el
respeto a la vida del propio hermano tiene validez por la aceptación de tal norma; pues en
caso de que no exista dicho consenso, el matar al hermano sin motivo alguno es indiferente
de valor y su muerte carece de importancia. No se puede ignorar la objetividad del valor sin
consecuencias graves, para comprenderle basta aplicar lo dicho a la propia vida inserta en
la sociedad.
Hablamos de valores, no en el sentido de concederle valor a algo extrínseco al
hombre, sino en el de aquella fuerza activa que hace ser la trascendencia del ser, realización
de la apertura en el trascenderse hacia la plenitud de su esencia.
Son múltiples las inversiones valorativas que se han dado a través de la historia
y esto no permite concluir en un relativismo subjetivista, pues bajo la diversidad del
devenir se descubre un tipo de estructura que la motiva y una clase de consecuencias
a las que conduce; por ellas se puede juzgar de su génesis y de su objetividad
valorativa.
Los valores son una realidad que se presenta en actos que permiten la realización del
hombre como persona y se conocen a través de la comprehensión de la conciencia que
confronta aquellos actos con los que posee la propia experiencia existencial. Esta
comprehensión es, precisamente, de naturaleza valorativa, en la que el aprecio de lo que se
estima en la constitución del ser humano como persona valiosa y/o comunidad de alto valor
es comparado con los nuevos valores que se presentan, en un proceso de asimilación a las
propias estructuras valorativas y adecuación apreciativa a los valores ajenos o separación
despreciativa. La apreciación o depreciación es de naturaleza comprehensiva en una acción
asimilativo-adecuativo/separativa.
La "validez objetiva" consiste en el sustento que le proporciona la coincidencia
funcional del conjunto para producir tal evento y no la simple coherencia lógico-racional.
Se considera que esta coherencia supera el cambio, pero únicamente lo logra en el orden de
los conceptos y así la validez es la coherencia interna al sistema conceptual, que en tanto
participa de una validez real en cuanto posibilita acercarse al funcionamiento real del tipo
de evento que se estudia. Este es un fenómeno en el que el método circunstancial es de
menor importancia, pues la interacción fáctica introyecta ya elementos de los factores no
visualizados en los factores que sí se tienen presentes, para proporcionar desde cualquier
perspectiva una visión global; aunque con las deformaciones propias de la reducción, es
decir, los factores presentes se amplían hasta suplir y/o desplazar a los factores ausentes. De
ahí se infiere la importancia de un método integral que, tomando en cuenta las diversas
perspectivas, pueda ubicar cada factor en su justo límite dentro de la interacción del
conjunto.
Los valores tienen su fundamentación en la realización trascendente de las personas
integradas a una comunidad; la comprehensión de los valores encuentra ahí su punto de
apoyo y no en sistemas conceptuales y/o racionalidad valorativa, tampoco en los bienes o
fines de una racionalidad utilitaria y, definitivamente, fuera de ámbito epistémico la
pretensión de encontrar apoyo o pruebas contundentes en datos sensibles de una
racionalidad empírica. Los valores son integrales y se encuentran indicios, huellas e,
incluso, influencias determinantes en otros campos, pero no hay que desubicarse del ámbito
fundamental.
El valor es la bondad del ser en cuanto dice relación satisfactoria a la necesidad
realizativa del hombre; ahí:
· Los valores bióticos: permiten conservar y reproducir la vida física.
· Los valores estéticos: satisfacen el deleite sensible en la apreciación de la armonía
proporcionada de la forma.
· Los valores económicos: organizan el trabajo en sus relaciones y aspecto material.
· Los valores espirituales: permiten el desarrollo de la inteligencia y de la persona en
su nivel superior y en sus relaciones con la comunidad.
El 'juicio existencial" es aquel en el que el "ser-sujeto" se apropia del "proyectopredicado" a través de la realización afirmativa de la existencia. La coherencia autoherero-realizatíva constituye la "verdad existencial".
La vida cotidiana es el correlato de la apertura conciencial en donde el hombre
puede implantar su capacidad trascendente para obtener trascendencia real en su propio ser.
El mundo, que se presenta cotidianamente, es el horizonte de posibilidades en las que una
existencia humana concreta encuentra la posibilidad real para trascenderse. En el mundo las
oportunidades son múltiples con una variedad muy grande de valores, ahí lo auténtico se
encuentra, a nivel personal, en elección oportuna de valores genuinos. La interacción con el
mundo es, no sólo inevitable, sino necesaria. Ahí mismo encontramos lo grande y lo
pequeño, lo excelente y lo pésimo.
La conciencia moral ha sido relegada, debido al olvido que guardó durante mucho
tiempo de las raíces antropológicas que le daban origen; es tarea importante dotarla de su
fundamento prístino; aunque nada impide que la fe la sustente y la lleve al nivel
trascendental, es imprescindible apoyar la conciencia proyectiva en su génesis sintética
integral, bajo el riesgo de desintegrar al ser humano en su acción y hacer naufragar la
trascendencia.
El hecho de que en diversos países la ética se manifieste a través de una diversidad
de valores ha llevado a algunos a pretender la relatividad absoluta de la ética y, por lo tanto,
la inexistencia de toda conciencia ética con valor objetivo; donde verdad, realidad y
realización son prácticamente inexistentes, porque únicamente la decisión y el consenso
deciden entre el bien y el mal, en realidad inexistentes. Así, si una sociedad decide la
anulación de toda ley y respeto, incluso a la vida, esa será su ética, aunque llegue al
exterminio. Tal teoría parece estar a la moda para calificarse de revolucionaria, liberal y,
además, científica, por acercarse a la teoría de la relatividad. Consideramos que tal teoría,
para fortuna del hombre, es sólo teoría, confronta la diversidad en cuanto tal y se olvida de
las permanencias y sus grados de evolución. Una ética sin criterio de valoración en sus
decisiones es prácticamente inexistente. Un "relativismo radical" cae en el extremo
opuesto: el "absolutismo" de lo contigente e infundado; pero, entonces, carece de toda
razón para defender algo, no sólo que pueda llamarse "ética", sino tan sólo que sea
defendible.
Cuando la perspectiva racional invade el campo de la ética, se da en ella la
primordialidad a la razón; así, Victor Cathrein define la ética como "ciencia del recto orden
de los actos humanos, a la luz de los últimos principios de la razón".2 Nos parece, dada su
visualización y lenguaje, que estuviera definiendo una lógica aplicada a los actos humanos.
Algunos confunden la conciencia ética con el conjunto de normas para actuar. Éstas
no son la conciencia ética sino un conjunto de criterios y juicios que la conciencia reflexiva
debe deliberar, confrontar con la experiencia vital, etc., para que la voluntad las integre (o
no) a su proyecto de vida de acuerdo con sus propias decisiones. La objetividad de las
normas de ninguna manera suprimen la subjetividad de la decisión, así como ésta no debe
suprimir a aquélla. Ambas deben integrarse en el acto ético real. La "ética", propiamente
tal, integra la teoría a la práctica del valor. El intelectualismo ético de Sócrates sin duda
equivocó la teoría, aunque la integridad práctica de Sócrates, en su caso, la haya
vivenciado.
"El hombre nació sin ningún principio (ético), pero con la facultad de recibir todos
los principios", afirma Voltaire en su Diccionario filosófico, y para probarlo recurre a
ejemplos, como la "Noche de San Bartolomé", los "autos de fe" de la Inquisición, tomas de
ciudad por soldados cristianos, donde se cometieron crímenes no sólo sin remordimiento de
conciencia sino aún con gloria de ella y aplausos. "El niño salvaje, añade, que tuviese
hambre y al que su padre diera de comer un pedazo de carne de otro salvaje, pediría al día
siguiente igual alimento, sin sospechar siquiera que no debe tratarse al prójimo como no
quisiéramos nosotros ser tratados y procedería maquinal e invenciblemente del modo que
enseña esa eterna verdad". "De los casos que acabo de citar, se deduce que nuestra
conciencia la inspiran la época, el ejemplo, el temperamento y la reflexión", concluye
Voltaire. El niño viene al mundo con la mente en blanco, "tanquam tabula rasa", dijo
Aristóteles negando las "ideas innatas" de su maestro Platón y añadió: "Nada hay en el
intelecto que no haya pasado antes por los sentidos". Frase a la cual añadió Leibniz en sus
Nuevos ensayos: "A excepción del intelecto mismo". En lo cual nos parece que tiene razón
Leibniz, porque la capacidad comprehensiva, reflexiva, etc., posee una "naturaleza
esencial" que se desarrolla en la experiencia cognoscitiva, sin que sean precisamente
"formas a priori Parodiando el ejemplo diremos: No hay principio ético a priori en la
conciencia, a excepción de la conciencia misma -autoconsciente de la propia naturaleza
humana-.
El "a priori trascendental" en el hombre no es otro que su propia naturaleza regida
por principios muy amplios, pero con una orientación definida; en la captación de ella a
través de la autocreación consiste la realización de la "verdad existencial"; la capacidad
para lograrlo se adquiere en la constitución y desarrollo de las estructuras de
comprehensión, reflexión y análisis, así como de decisión y realización de aquella verdad,
que es objetiva en cuanto permite la realización más profunda del ser humano, su propia
realidad; y es subjetiva en cuanto libre decisión del sujeto, en una autocreación de sí; ahí el
valor es subjetivo-objetivo en una superación de estas categorías, el análisis racional
requiere de ellas, pero la comprehensión de la síntesis posvolitiva supera en su visión
aquella explicación.
Dos factores primordiales juegan un papel importante en la formación de la
"conciencia ética". Por una parte es insostenible el que los valores surjan en cada individuo
de modo innato, porque los hechos muestran que "los valores surgen de la naturaleza
humana en la interacción que cobra experiencia del desarrollo personal y social".
______________________________
2 Cathrein, Víctor, Philosophía moralis, Herder, p. 1.
Pues, por una parte, la sociedad no puede tomar decisiones que dañen su naturaleza
humana sin autodestruirse, por el contrario, elige aquellas que, a su juicio, le posibiliten una
mayor realización. Por otra parte, tal explicitación sólo es posible con base en una
experiencia existencial de realización personal-comunitaria. Insistir exclusivamente en uno
de los factores es falsear la realidad; pero sí se puede indicar la primordialidad del factor
considerado como el más importante y, desde nuestro punto de vista, tal factor es la
naturaleza humana en su realización personal-comunitaria, como criterio de desarrollo.
M. M. Gorce, en Traité de Philosophie, cree solucionar el problema de la conciencia
moral con la siguiente fórmula: "La conciencia moral depende de un origen social y de un
desenvolvimiento personal". Nos parece muy bien el que Gorce insista en el factor social y
personal, pero pensamos de modo diverso que: El origen fontal de los valores se encuentra
en la naturaleza humana, la génesis evolutiva se da en la experiencia social, la realización
integral en el desarrollo personal-comunitario y que la "conciencia ética" está integrada por
los tres factores anteriores. Ubicar exclusivamente el origen de los valores y la conciencia
social en el parecer de una sociedad es justificar un voluntarismo social; pero entonces
¿bajo qué criterio podemos reprobar cualquier crimen o aberración de cualquier sociedad?
La "conciencia ética integral" es aquella que partiendo de una "conciencia
existencial" provoca el 'juicio analítico-práctico" para desencadenar la enérgica y decisiva
realización de ser -hombre en su síntesis personal- comunitaria. Toda actividad
comprometida existencialmente en una superación de la realidad humana -personal y
social- es trascendente y está orientada hacia la realización de las potencialidades que
encierra la naturaleza humana en su esencia y en su finalidad existencial.
La fe es el umbral del ámbito trascendental, sin fe es imposible la convivencia
humana, porque el otro se torna una amenaza a mi existencia, donde toda relación es una
alienación porque el dar autodestruye y el recibir envuelve la insidia. La negación de todo
éxito en las relaciones humanas es la negación de toda fe y, por consiguiente, la afirmación
de la intrascendencia del hombre en cuanto tal; porque la trascendencia dice relación, no a
niveles inferiores objetivantes, sino a niveles superiores de realización subjetiva, donde la
intersubjetividad es el camino de la trascendencia. El solipsismo es la aniquilación del sersubjetivo.
León Tolstoi, en Lapensée de la humanité, dice: "Muchas veces los hombres toman
por conciencia... simplemente lo que es considerado como bueno o malo por las gentes de
que están rodeados" y muestra su inconformidad, añadiendo: "La conciencia es la
manifestación del ser espiritual que reside en todos nosotros". Apoya su proposición
citando a Channing: "La voz de la pasión puede ser más fuerte que la de la conciencia; pero
es enteramente distinta de la voz tranquila y persuasiva de la conciencia. Esta voz es la del
Eterno, de lo divino que vive en el hombre".
La realización integral del hombre permite la experiencia estética de captar la
belleza suma de ser humano, donde la integración autocreativa resplandece en la forma del
ser por su unidad y síntesis de existencia, esencia y realización.
La vida del hombre se unifica en torno a su estructura dinámica e intencional.
Consciente o inconscientemente el hombre brega conduciendo su existencia en una
dirección, que lo pierde o lo exalta en la propia realización. No necesitamos ser juzgados,
es nuestra propia vida la que nos juzga y nos manifiesta en su propio ser. Cuando el hombre
en ceguera axiológica se autodestruye por su propia acción, en un suicidio espiritual, no lo
salva ni huir del mundo en la vanidad espiritual ni sumergirse en el mundo con la misma
vanidad; he aquí el "hombre trágico" para quien la vida no es sino "un enorme desierto
gris" -en expresión de Lukacs-. Ninguna duda cabe del valor y belleza de la vida estética,
pero si no rebasa el ámbito empírico para trascenderse espiritualmente en la realización,
trágico será morir de inanición en la vanidad espiritual.
La capacidad del hombre para crear y utilizar instrumentos es fruto de su reflexión
trascendente capaz de proyectar su acción en un plan superativo., El instinto especializa la
acción pero la estabiliza y la cierra. La conciencia humana, por el contrario, es apertura que
busca siempre el progreso. La filosofía trata en la "poiética": la creación o producción
humana; de las cuales la más importante es la obra de arte que realiza en la auto-creación
existencial de sí.
La verdad se torna realidad humana en el ejercicio de ella y en la acción. La verdad
contemplada produce el gozo estético, pero no verdad existqncial, es en la realización
donde ésta se produce y logra la belleza de la estética integral. La "verdad existencial" es
comprehendida sólo en la existencia misma de la propia realización. En ella la vida se ha
adecuado al propio proyecto para que el "para-sí" integre "a-sí" el "en-sí trascendente".
Podemos, incluso, afirmar que el desarrollo integral es el camino para solucionar los
problemas de salud mental y, por lo tanto, física -en buena medida- que aquejan a la
humanidad como plaga degenenerativa; donde encontramos trastornos conductuales como
incoordinación, distracción, inestabilidad emocional, falta de confianza, exceso de
dependencia, rechazo a los demás, etc..., el frecuente neuro-humor trasmite una
información nerviosa. Para dar solución a tal problemática nada mejor que un desarrollo
integral en el que se parta de una visión totalizadora de los factores en juego, en la que se
busque el ajuste de una acertada estimulación socio-cultural, en la que la concientización y
evaluación de la realidad permita en la acción cambios tales que hagan posible la
integración familiar y de equipos multidisciplinarios, que propicien la solidaridad operativa
que evite que la resignación supla a la actuación, y que inviten y hagan agradable el
esfuerzo de la auto-realización.
"Debe reiterarse, dice un grupo de médicos especializados, que el 'soma' y la 'siquis'
integran una unidad indivisible”.3
La vida auténtica es la existencia integral, la que realiza al hombre en su ser como
tal, en la que domina la inteligencia para conducir la técnica por el sendero de lo
comunitario-personal, la que rige con éxito la ciencia para lograr eficacia en el sistema
material, es aquella que impregna de personalidad al mundo con su presencia y su acción;
pero también es aquella que conduce al hombre a su realización trascendental.
La síntesis integral renueva el sentido total del ser humano en una perspectiva
sintética de nivel trascendente y de ubicación realista del propio ser y de la circunstancia
social e histórica en la que vive, se desarrolla e interactúa. La conciencia integral se realiza
en la intersubjetividad para formar comunidad, donde el espíritu comunitario una las
conciencias en la solución de los problemas y en la trascendencia vital. La realización
integral consiste en el equilibrio armonioso del desarrollo dinámico de los distintos niveles,
bajo la égida de los valores primordiales de un proyecto, que implique la mayor realización
que el ser humano haya encontrado para-sí.
La filosofía primaria es una reflexión racional sobre los actos presentados por la conciencia.
La ciencia es la elaboración racional de tales datos a través de sus estructuras lógicas. La
filosofía secundaria es la síntesis integral de ambas. El voluntarismo ha ejercido una
práctica vital desintegrada, en una actividad desorbitada de la libertad. La "filosofía
integral" (terciaria) ha iniciado el trabajo de la integración total del hombre con sus
capacidades cognoscitivas y realizadoras en la unidad funcional de la verdad existencial;
ahí la voluntad trabaja en armonía equilibrada con el ser humano integral.
_____________________________
3 Médico moderno, vol. XVI, no. 8, abril 1976, p. 48; vol. XIV, no. 1, sept. 1975.
La filosofía integral como culmen del saber práctico-existencial, fin del amor al
saber, es la búsqueda dinámica y la realización trascendente del hombre como persona en
su integración social y de la comunidad humana en su interacción personal. A este nivel la
comunidad vive los rasgos de la personalidad social en la conciencia racional de su
realización integral. La filosofía integral será utópica mientras falte el amor humano capaz
de llevarla a feliz término; la violencia revolucionaria, que siembra el odio para igualar a
las mayorías en la esclavitud, es incapaz de contener en germen las características
inconfundibles de una verdadera comunidad.
El espíritu debe regir las condiciones materiales para que surja naturalmente la justicia y la
igualdad.
La evidencia es el factor primordial en la elección y decisión volitiva-"voluntad" en
sentido estricto- pues la evidencia conciencial permite captar la propia esenciaen la
"síntesis posracional" -juicio teórico-, e igualmente los valores y modelo personal a realizar
a partir de la "experiencia existencial", así como la adecuación entre este sujeto y este
predicado realizativo para la decisión afirmativa del "juicio práctico", en la "síntesis
posvolitiva". Llevada a cabo tal realización, interviene nuevamente la evidencia en la
captación de la verdad, la bondad y la belleza de la realización personal en adecuación al
propio ser. He aquí la "evidencia integral", que permitirá emitir el "Juicio integral", en la
"síntesis integral".
Confrontaremos ahora las facultades intelectuales en sus leyes y principios para
lograr la visión integral de la facultad intelectual: El otro sujeto real y concreto está directa
e inmediatamente presente ante la conciencia; como inversamente, la razón refleja y
mediatamente presencial iza abstracta y memorativamente al sujeto conocido; para que,
finalmente, la voluntad integre en una sola realidad sujeto-sujeto primariamente (y sujetoobjeto secundariamente) en la realización libre y responsable del hombre. La conciencia
capta el ser integrando y coordinando sus elementos sintéticamente; como, inversamente, la
razón lo reconstruye abstrayendo y sistematizando sus elementos analíticamente. La
síntesis conciencial y el análisis racional conducena la realización autónoma y heterónoma
de la persona en la sociedad.
La conciencia comprehende íntimamente por intuición la evidencia del ser (sujeto u
objeto); como inversamente, la razón entiende deduciendo internamente la coherencia
lógica y verificando externamente la adecuación con la realidad. El acto final realizativó de
la conciencia es la comprehensión como el de la razón es el entendimiento y ambos
propician la base que conduce al acto final realizativo de la voluntad en la dádiva y
recepción del amor en el que la persona alcanza la realización plena e integral de su ser en
la unión dinámica y trascendente con el otro: sujeto, comunidad y divinidad.
El principio de identidad rige toda la actividad conciencial para lograr la unión
comprehensiva, existencial; como el principio de conservación abstractiva y reconstructiva
rige la actividad racional para obtener la unión racional del entendimiento de la esencia del
ser. La actividad conciencial y racional integrada en un solo dinamismo generan la
actividad volitiva que realiza la persona en e! amor. Leyes y principios intelectuales se
integran maravillosamente en la realización trascendente del ser humano. He aquí, en pocas
palabras y en visión intuitiva la "síntesis de la conciencia posvolitiva". El "conocimiento
existencial" exige la compenetración de los seres en la unidad del amor.
La unión con el otro: sujeto, comunidad y divinidad, sigue igualmente los niveles
epistemológicos. La unión en el nivel inferior es la orgánica o vegetal, que se realiza como
el caer del polen sobre el pistilo. El 20. nivel es el sensible, en el que la imagen externa se
interioriza y se hace agradable para la afectividad. La fantasía exaltada puede dar a este
nivel las características de mítico; y la afectividad desbordada se encuentra en lo romántico.
La conciencia está presente ante el otro como "otro", la unión con el otro a este nivel sólo
es comprehensiva, es decir, es la intuición de la existencia del otro en su ser; sólo yo me
capto a mí mismo en unión existencial con mi ser. Hay pues, unión comprehensiva, pero no
existencial. Este es el 3er. nivel, y el 4o. se da a nivel racional en el que se entiende la
esencia dinámica del otro, en cuanto tal; éste es el nivel racional y metafisico. El 3o. y 4o.
en fusión dinámica generan el 5o. nivel en el que la unión amorosa realiza el grado máximo
de unión con el otro, que le es dado al hombre. El "yo" y el "tú" se funden en la
convivencia, como participación y, más, como comunicación de vidas, donde la energía
vital vibra al unísono y la afectividad es sublimada por la energía trascendente del "amor".
El amor supera las razones del entendimiento, porque su horizonte apunta al infinito
de valor trascendente. Ahí la igualdad y la proporción lógica es desfasada por la energía
ilimitada del amor. "Morir en el amor" significa dar un poco de sí, para renacer. El amor
supera lo negativo en la positividad de su realización. El "amor" es la energía del impulso
trascendental, cuya realización genera el gozo de vivir y cuya frustración ocasiona la
angustia y la insatisfacción. "El secreto de la vida es dar trascendencia al propio vivir" y
quien no se aventura en ello queda atrapado en su ineptitud Cada vida tiene su propio
derrotero, sin que importe cuántos hayan surcado el espacio en esa misma dirección.
En tanto amo mi libertad en cuanto tengo la libertad de amar; y, en tanto realizo mi
libertad en cuanto soy capaz de amar, porque la libertad es la realidad del amor. No hay
libertad para odiar, porque ésta es libertinaje y destrucción; y, además, porque los otros
sentimientos vitales pueden reducirse fundamentalmente a estos dos. A la realización se
opone la destrucción y si la primera surge del amor, la segunda viene del odio; si la
autonomía coordinada con la sociedad da lugar a la heteronomía, la negación da lugar a la
anarquía y al libertinaje. Pues si la apertura conciencial se muestra ilimitada e indefinida en
su origen, sólo encuentra su definición en la interacción con el tú (los demás), ya que la
inversión, por la que se cierra, le destruye en su ser. La fuerza de la apertura -el amorindica, por tanto, la energía aplicada a la realización, cuyo sentido viene dado por el sistema
de valores del proyecto existencial.
"Comunicación" es vida y trascendencia, su dinámica es contraria a una abstracción
existencial; ésta es posesión egoísta que destruye al cosmos en su separación, aquélla es
integración del universo en su proyección. La comunicación es diálogo cosmopolita del
amor. La comunidad y el amor deben extenderse a la medida del hombre: los
egocentrismos, sean éstos de clase, estado, raza... son la abstracción. Los egocentrismos
propician la lucha del hombre contra el hombre e impiden el esfuerzo de comunidad. Los
egocentrismos fragmentan al mundo y quebrantan la unidad. "El universo es un mundo
roto", dice Gabriel Marcel; esta frase trae a la mente de Nédoncelle una máquina con las
correas saltadas y sus engranajes girando en desorden, propone Nédoncelle. La solución
pues no es otra, que el cambio de estructuras, ajenas a la abstracción.
En la comunión de la existencia, la identidad perfecta no se da, porque no somos
dueños absolutos de nuestro ser, porque somos ser en devenir, porque la conciencia se
desdobla en la razón y ambas en la libertad, porque la pasión del cuerpo y la materia nos
inquieta, finalmente, porque nuestra existencia es una y distinta y debe realizarse en la
personalidad. Pretender la unidad perfecta es no reconocer nuestra realidad: el amor parte
de la íntima soledad, que se abre radiante, ávido de presencia; pues, la comunión es
comunicación trascendente que crece humanamente y cuya perfección se apunta en la
eternidad.
El amor humano no es la vibración energética de un querubín; el amor penetra todos
los ámbitos, llega a todas las necesidades, habla de acuerdos, de normas y de plan. No
soslaya colectividad u hombre alguno; no olvida que el conocimiento objetivo, el derecho,
y otras mediaciones más, son indispensables para la intersubje tividad; pero sabe
perfectamente la insuficiencia de éstos para llevar a cabo la comunidad personalizada;
porque ésta no puede fundamentarse en el orden jurídico formal, ni menos en la
organización industrial; la ciencia no alimenta corazones y la ideología conduce a la
autodestrucción: "Una conciencia con rabia ante sus ilusiones burladas y ante la desolación
afectiva en que han dejado al hombre contemporáneo,
ha arrojado a las masas en estos últimos años a una furia de irracionalismo". "Místicos,
fascistas, absurdismo, psicoanálisis, esoterismo", jungla de instintos, lucha de clases, etc...
"Además, las sociedades vitales, insuficientemente personalizadas, constituyen bloques,
tienden a la hipnosis, a la arrogancia y a la guerra; la jerarquía interna de las funciones, si
bien reina soberana, se petrifica en una relación amo-esclavo: clases, castas, etc., que es
germen en sí misma de guerras intestinas, tienden a formar un todo que corroe el nosotros"
.4 Sólo el amor es la energía capaz de ubicar a la humanidad en el plano de la trascendencia,
para abrir los egocentrismos y construir la comunidad.
El amor humano es vida que construye como producto de su trabajo su propio ser,
no en una contemplación sino en una acción sostenida con el sudor de su esfuerzo y con el
llanto del dolor, de quien da a luz en un escindirse para constituirse. El parto de la vida no
se genera sin sufrimiento, pero éste es el que alimenta redentivamente el nacimiento del ser
y su evolución. "La vida del hombre no es una pasión inútil", porque el amor no es
imposible ni el dolor absurdo, sino que ambos en dialéctica pasional integran el ser en su
"salto trascendental".
El reino del amor sobre la tierra es instaurado por el espíritu que libra el buen
combate para someter la materia y la fuerza en el campo de la libertad al dictamen del
amor: El amor es el fruto de la victoria en la que no hay vencido sino superación de los
combatientes en la integración. La simpatía identifica en la afinidad sentimental. El amor
unifica y realiza en la propia distinción. Amar es vivir la "comunión" y dar existencia al
propio ser personal. La comunidad es el vientre fecundo de la personalidad
El "amor" es la única energía capaz de fecundar la libertad para generar la
auténtica comunidad y realizar el ser humano en la plenitud de su ser -personal y
comunitario-. El amor es la iniciación de la vida trascendental en el tiempo, porque es la
comunión encarnada del "ágape trinitario ".
El amor es la fuerza radical y positiva de la voluntad, que cuando se abre libre y
gozosa en dirección centrífuga se revierte en un crecimiento continuo de su ser. En cambio,
cuando se cierra centrípeta y egoístamente, languidece en el atrofiarse de su ser, que es
apertura y, en ella, realización interactiva con un "tú".
El "amor integral" sintetiza todos los niveles activos del ser humano en un mismo
movimiento y en una misma dirección: sensibilidad dinámica y estética, apetito, deseo y
afecto, así como elegir, decidir y querer, vibran al unísono para fundirse en la entregarecepción, que une a los que se aman; el ritmo se sincroniza para que en ambos corazones
circule la misma sangre, donde la trascendencia se identifica con la inmanencia, porque el
eje unifica los polos en la esferización de la unidad trascendental. Sexo y Eros al unificarse
integralmente en el "amor personal", no objetivan al otro, sino que se subliman en el nivel
intersubjetivo, donde ni la entrega ni la recepción implican cosificación, porque la
realización amorosa funde el "yo" en el "tú" y viceversa.
______________________________
4 Mounier, E., El personalismo. p. 24.
El "amor" surge del núcleo trascendental y más inmanente del ser personal, donde
conciencia-razón-voluntad en su unidad esencial se transforman en el "pneuma divino" para
proyectarse en su donación y reflejarse -realizativa y comunitariamente- en la recepción.
Sin este amor la vida carece de "existencia", porque en el "amor" la propia renuncia nos
proyecta en la dádiva y nos recupera en la unión del ser como ex-sistencia
Como ya indicamos anteriormente, a continuación consideraremos en el inciso
B) La dimensión personal-comunitaria, en el inciso C) La dimensión histórica; y en el
siguiente capítulo V la dimensión divino-trascendental.
9.4 LA DIMENSIÓN PERSONA-COMUNIDAD
"Ciencias humanas" son aquellas que tienen por objeto de estudio las entidades que
requieren de la intervención del espíritu humano para su producción. A este producto se le
ha llamado "cultura" por lo que a estas ciencias se les ha llamado también "ciencias
culturales" y por ser creación del espíritu han recibido el nombre de "ciencias del espíritu".
Para nosotros, el nombre propio es el de "ciencias humanas" por el hecho de que incluye
tanto al sujeto productor como al objeto producido, ya que éste es parte de la vida humana.
Por razones de estudio, dividiremos este inciso en análisis descriptivo del hombre en su
desarrollo personal y aquel que considera a la humanidad en su unión comunitaria, pero en
cada parte haremos referencia a la integración de ambas. Evidentemente consideramos que
el tratado del hombre en su desarrollo personal y comunitario forma parte del estudio de las
"ciencias humanas La "personología" estudia, por tanto, la personalidad, describiendo sus
rasgos característicos y valorando sus dimensiones sobre la base de la estructura de valores
que orienta su proyecto existencial. Las "ciencias sociales" tratan, por su parte, la estructura
de las diversas instituciones así como la relación interactiva de éstas, para descubrir su
orientación y sentido, con lo que sea posible comprehender el conjunto integral de una
sociedad, estudia los diferentes tipos conocidos de organización social para valorar los
beneficios y límites de cada tipo de sociedad, con la finalidad de proponer alternativas al
cambio social.
El método específico de las ciencias humanas no puede sino incluir, necesariamente,
las tres fases del "método integral": fenomenología descriptiva, análisis y reconstrucción
critica, así como pragmática proyectiva; de tal modo que la captura de datos y la
comprehensión esencial culmine en la proyección existencial.
Si en un fenómeno físico la ley general busca dar explicación del orden funcional;
en los eventos humanos el principio pretende comprehender el sentido del conjunto de
relaciones en el orden estructural. El sentido da unidad a la vida humana e integra su
totalidad estructural en tomo a un fin u objetivo, alrededor del cual se hacen girar los
diversos elementos y su actividad. La ciencia física puede establecer leyes, porque en su
ámbito se dan fenómenos que se repiten constantemente en circunstancias análogas; en
tanto que en las ciencias humanas, dado que sus eventos, sean de realización personal o
histórica, son únicos e irrepetibles, tratar de establecer leyes generales es prácticamente
imposible y teóricamente absurdo. Se puede hablar de ciertas líneas y estudios de
evolución, dadas las estructuras generales de la persona y de las diversas instituciones
sociales que responden a las necesidades fundamentales del hombre; por lo que se puede
hablar de normas de orientación y no de leyes que determinan la repetición de los hechos.
El desarrollo integral del hombre parte de los niveles inferiores para trascenderse en
los superiores; siguiendo, en expresión geométrica, la línea espiral; así a unidades y
estructuras inferiores corresponden unidades y estructuras de niveles superiores que han
sufrido las transformaciones necesarias para adecuarse a la finura, sutilidad y especificidad
propia del ámbito, pues la superioridad de cada nivel representa un grado mayor de
trascendencia del espíritu respecto de la materia. A continuación damos un cuadro sinóptico
de los cuatro niveles generales para ilustrar con un ejemplo lo que estamos diciendo:
UNIDAD
1
2
3
4
Célula
Impresión
Concepto
Valor
ESTRUCTURA
Organismo
Esquema
Sistema
"Experiencia existencial”
MANIFESTACIÓN
FUNCIONAL
Instinto
Tendencia
Interpretación
Volición
Las estructuras en su desarrollo se diversifican en una pluralidad de funciones, que
se tratan en los lugares correspondientes. Aquí nos limitaremos a dar un sencillo ejemplo en
relación con lo que venimos comentando: en el primer nivel las glándulas endócrinas
secretan las hormonas apropiadas para que la madre cuide a sus hijos; en el segundo nivel
se suscitan los sentimientos correspondientes; la reflexión racional genera el concepto
adecuado y la decisión voluntaria acepta aquel proyecto existencial.
Por "experiencia existencial" entendemos la estructura de valores que se integra en
torno al hombre, sea una persona o una comunidad, posibilitada por los hábitos y
capacidades de acción, que parte de la libre decisión y culmina en la autorrealización
creativa del hombre.
La naturaleza personal del hombre exige la comunidad social para su realización;
sin ella languidece y muere en el desierto de su propia desecación y en la concentración
aniquilante de su ser. De acuerdo con lo anterior dividiremos este subinciso en: a) la
persona, b) la comunidad.
La persona
Martin Buber considera que si se estudia al hombre prescindiendo de su "compleja
integridad", se le trata en realidad como un "trozo de naturaleza": pide se trille el camino de
la "diferenciación y comparación", para que "conociendo la dinámica que rige dentro de
cada particularidad y entre ellas, y sólo mostrando constantemente la presencia de lo uno en
lo vario, se pueda tener ante los ojos la totalidad del hombre"5
La antropología filosófica intenta comprehender al hombre en su totalidad integral.
El análisis atómico y celular corresponde a las diversas antropologías científicas. En la
antropología filosófica tiene primordialidad la comprensión conciencial; en las
antropologias científicas, el análisis racional.
Al nacer, el hombre hereda una "esencia específlca" como el principio operativo de
su ser, a éste le llamamos "persona "y de acuerdo con ello todo hombre es persona, pero
de este principio surge y se desarrolla la "esencia trascendental" del hombre, que viene a
constituir la "personalidad".
"La personalidad es, según Maritain, la 'subsistencia', el último acabamiento por el
cual el influjo creador imprime en ella una naturaleza frente a todo el orden de la
existencia, de manera que la existencia que recibe es su existencia y su perfección".6
______________________________
5 Buber, M., ¿Qué es el hombre?, pp. 17-18.
6 Maritain, J., La persona y el bien común, p. 44.
Llamamos "personalidad", dice Henri Ey, al "individuo que deja precisamente de
ser un individuo cualquiera para ser una 'persona' cuyo ser y tener se conjugan sobre los
modos característicos de la propiedad de sí mismo”.7 "La personalidad es una historia, es
decir que se construye como una biografía que encadena, en una serie de acontecimientos,
las modalidades del ser y del yo".8 "Ser consciente es disponer de un modelo personal del
mundo" y "disponer de sí mismo en el orden de su temporalidad". En conclusión, para Ey,
la conciencia es la "Organización en campo de actualidad de la experiencia vivida", y el
"yo" es la "autoconstrucción de la personalidad en la conciencia de sí mismo".9
Frecuentemente se piensa que el hombre posee una esencia determinada, que si bien
se desarrolla en lo que es, actualizando lo que se posee en potencia, no hay apertura a una
trascendencia; la esencia está dada y sólo deviene en lo que es. Cuando se presentan ante
este modo de pensar las diversas fases de la evolución humana, son calificadas de simples
procesos psicológicos, que carecen de importancia ante una esencia ontológica dada. Tal
concepción no toma en cuenta que la realización de esa esencia ontológica no está dada,
sino que esa realización exige un orden evolutivo en el que se fundamentan la existencia y
sus valores con una apertura trascendental en el núcleo mismo de su esencia.
El ámbito en quc la persona se desarrolla pertenece al ámbito más estrictamente
humano. Aunque el punto de partida es el mismo para todos, para la persona consciente,
crítica y libre no existe un sistema determinado para su evolución, porque por su
naturaleza: La "persona crea su personalidad". La evolución de la personalidad rechaza
incompatiblemente la técnica automática de consignas de acción. La persona es un sujeto
que no puede ser tratado como objeto sin lesionar el derecho inmanente a su personalidad.
Un mundo tecnificado hasta el robotismo es precisamente lo opuesto a un universo
personal. En un "mundo tecnificado" el hombre ha dejado de "existir". La personalidad "es
una actividad vivida de autocreación, de comunicación y de adhesión, que se aprehende y
se conoce en su acto, como movimiento de personalización. A esta experiencia nadie puede
ser condicionado ni obligado", afirma Mounier.10
El individuo es determinación entitativa; en tanto que la persona es apertura
autotrascendente o, simplemente, autotrascendencia. Lo que exige en la persona la
capacidad dinámica de su ser integral par" realizar actividades auto-hetero-superati-vas. El
individuo es definido así por Mounier: Este es "un hombre abstracto, sin ataduras ni
comunidades naturales, dios soberano en el corazón de una libertad sin dirección ni medida,
que desde el primer momento vuelve hacia los otros la desconfianza, el cálculo y la
reivindicación".11
La personalidad es la afirmación realizativa de sí; éste es el verdadero juicio de
identidad existencial, donde el predicado aumenta la realización del ser en su identidad
personal. Es aquí donde se encuentra la "verdad existencial". Se dirá que trasladamos de
campo la verdad; pero nos parece que la verdad especulativa y teórica hace referencia a la
verdad existencial y que aquélla posee contenido intencional; por consiguiente,
consideramos que el punto de partida lo constituye la verdad óntica, el medio necesario la
verdad ontológica, y el fin la verdad existencial.
El personalismo se caracteriza por dar la primordialidad, no en el conocer sino en la
actividad misma del hombre, a la persona capaz de trascender lo natural y lo histórico.
Circunscribirse al ámbito puramente personal como individual es caer en un reduccionismo.
______________________________
7 Ey, Henry, La conciencia, p. 31.
8 Ib., p. 32.
9 Ib.,p.40.
10 Mounier, E., El Personalismo, p. 7. La exposición de este inciso se apoyará frecuentemente en E. Mounier, especialista del tema en
grado muy destacado. Lo cual no obsta el que nuestros comentarios sean acordes con el desarrollo de nuestra tesis y el que su texto sea el
pretexto para uestra
interpretación.
11 Ib.,p.20.
Pero abrirlo a la interacción con la comunidad permite superar la restricción, pues la
primordialidad no debe cerrarse en la persona; por ello, nuestra opinión propone valores
que sean integralmente personales y comunitarios y superar así la reducción. El hombre
integra el mundo en la personalización de éste a través de la realización. El hombre
proyecta el ser a la realidad espiritualizándola, y con ello, la proyecta hacia el horizonte
ilimitado del ser.
Del hecho de que a través de la historia se hayan cometido todos los errores y las
peores aberraciones, nada se concluye contra la ética y el derecho natural; así como
tampoco nada prueba el hecho, en astronomía, de que los primitivos hayan divinizado las
estrellas o hayan dicho que eran agujeros en la tienda que cubría el mundo; de todo ello,
sólo concluimos que en los diversos campos el hombre ha caído en el error. "El
personalismo.., aprehende de cualquier problema humano en toda la amplitud de la
humanidad concreta, desde la más humilde condición material a la más alta posibilidad
espiritual".12
Martín Buber asevera que es hasta nuestro siglo XX cuando el problema
antropológico ha llegado a su madurez, impulsado por dos factores: el primero de índole
sociológico, que consiste en la "disolución progresiva de las viejas formas orgánicas de
convivencia humana; y, el segundo, perteneciente a la 'historia del. espíritu', en la que las
obras del hombre, en el frenesí de su desarrollo, se han vuelto incontrolables, así. sucede
con la técnica, la economía y la acción política. Esto ha llevado al hombre a sentirse
inseguro y, por parte del primer factor, a la sima de la soledad en la que ha experimentado
en el fondo mismo de su existencia la problemática humana. Los dos rubros indicados,
además de múltiples factores y facetas del hombre mismo lo han dispersado y creado la
confusión"; pero "el hombre no es un centauro sino íntegramente hombre".13
El personalismo pretende liberar a la humanidad del "pesado sueño vegetativo que
todavía la embota", dice Mounier. Quien realiza su personalidad adquiere el compromiso
de despertar a los muertos, pues se niega a escuchar el llamado: En vida es hombre muerto,
pues se niega a realizar su humanidad. Vivimos en un "Realismo personalista", somos
"totalmente 'cuerpo' y totalmente 'espíritu"'; en expresión de Mounier: "No hay nada en mí
que no esté mezclado con tierra y sangre". "De hecho es el desprecio griego por la materia
lo que se ha trasmitido de siglo en siglo hasta nuestros días bajo falsas justificaciones
cristianas".14
Los problemas en la vida no son otra cosa que una invitación a trascenderlos; pues
el buque no se hizo para estar anclado en puerto sereno sino para afrontar la tempestad.
"Quien se apoya en las fatalidades de la naturaleza para negar las posibilidades del hombre,
se abandona a un mito o intenta justificar una dimisión".15 No se trata de justificar nuestras
limitaciones sino de superarlas. El deseo es ilusorio mientras carece de intencionalidad real
y se torna gozo cuando se ha convertido en realidad. "El temor de mancharse por entrar en
el contexto de la historia es un temor farisaico. No es posible tocar la carne del hombre sin
ensuciarse los dedos o las manos. Pero ensuciarse los dedos no es ensuciar el corazón".16
______________________________
12 Ib.. p. 15
13 Buber, M., ¿Qué es e/hombre?. p. 80.
14 Mounier, E., El personalismo, p. 13.
15 Ib., p. 14.
16 Maritain, J., Humanismo integral, p. 186.
El compromiso del hombre es ante la verdad, como necesidad de su realización
existencial; y no estar comprometido -vencido- con las consignas de partido político. La
verdad no se impone autoritariamente, sino que aparece discreta, pero claramente en el seno
de las necesidades y en la evolución integral de la persona y de la comunidad. Querer
reducir la verdad al formalismo lógico es aniquilar al hombre en su aspecto realista y
existencial. Restringir la lógica a las relaciones entre proposiciones es olvidarse de lo
primordial; la lógica debe referirse principalmente a la coherencia entre los actos y la
realización existencial. La lógica, además de lo formal, tiene contenido de intencionalidad
real. "El humanismo, dice Maritain, tiende esencialmente a hacer al hombre más
verdaderamente humano y a manifestar su grandeza original haciéndolo participar en todo
cuanto puede enriquecerle en la naturaleza y en la historia ('concentrando al mundo en el
hombre -como decía aproximadamente Scheler- y dilatando al hombre en el mundo');
requiere a un tiempo que el hombre desarrolle las virtualidades en él contenidas, sus fuerzas
creadoras y la vida de la razón, "trabaje para convertir las fuerzas del mundo físico en
instrumentos de su libertad".17
Para el hombre la "desintegración" se identifica con la "deshumanización". Sea que
el dominio reduzca al hombre a sus niveles inferiores o que la ideología trate de
transportarlo a niveles superiores, si los niveles se desintegran, la deshumanización es
inevitable. Esclavitud bestial o angelical es igualmente nefasta. "La personalización... no es
de nigún modo automática... (pues), la materia es rebelde, y no meramente pasiva; ofensiva,
y no meramente inerte.., allí donde alza vuelo la libertad, la entorpece con mil lazos. La
personalización.., es la perfección de una libertad combatiente, y que combate con ardor".18
La desintegración personal de la mayoría de los hombres y la desintegración
comunitaria de la mayoría de los pueblos indica, en nuestra opinión, la razón fundamental
de la crisis actual de valores. "Por haber desmembrado al ser trascendente y la existencia
cotidiana, Kierkegaard rechaza el mundo, rechaza el matrimonio, rechaza la acción, niega
la Iglesia, niega las meditaciones intelectuales, reservando todas las fuerzas de asentimiento
del individuo al absoluto, por una suerte de 'fiat' solitario y paradójico".19
Las relaciones humanas a nivel de personalidad enriquecen al hombre, pero si estas
relaciones pervierten lo empobrecen y en este sentido tiene razón Séneca cuando dice:
"Cada vez que he andado -corrompido- entre los hombres, he regresado disminuido". "Es
verdad que muchos disimulan con juegos abstractos su fracaso en el plano de lo humano,
así como otros, con menos exigencias, lo olvidan en la sutileza, en la gracia o el gusto de la
novedad. Es también verdad que esta dislocación de la forma y de la figura a la que
asistimos hoy es, desde ciertos aspectos, un signo de nihilismo profundo de la época".20
Sé con Juan Jacobo Rousseau que "el aliento *del hombre es mortal para el hombre"
cuando el primero transpira corrupción y el otro la inhala para llevarla al seno de su ser.
Este cáncer que contamina la humanidad es aún más peligroso que el cáncer del cuerpo,
porque envenena el espíritu para corromperlo y convertirlo en una tumba propagadora de
muerte y corrupción. He aquí el peligro de vivir en una sociedad, donde la plaga de los
"sepulcros blanqueados" ha invadido la ciudad para convertirla en cementerio. Pero
debemos erradicar el pánico y evitar la tentación de huir a la soledad, pues en este cáncer
nada puede el contacto físico y material; porque poseemos el remedio al mal: "la
personalización". "Así como el filósofo que se cierra primero en el pensamiento jamás
hallará una puerta hacia el ser, así también aquel que se encierra primero en el yo no halla
jamás el camino hacia los otros.
______________________________
17 Ib.,p. 12.
18 Mounier, E., El personalismo. p. 18.
19 Ib., p. 33.
20 Ib., p. 46.
Cuando la comunicación se rebaja o se corrompe, yo mismo me pierdo profundamente:
todas las locuras manifiestan un fracaso de la relación con el otro - alter se vuelve alienus-,
yo me vuelvo, a mi vez, extraño a mí mismo, alienado".21
El núcleo fontal del que brota la personalidad es el espíritu. El hombre como
persona es un ser íntegro y total, que no dice referencia a otro como un objeto referido a
otro, sino que en si mismo tiene la razón de su ser, es un sujeto que si bien necesita para su
realización la relación con el otro, no realiza tal relación como dependiente del ser del otro,
sino en dependencia y con libertad de su propio ser, en una evolución e integración de sí y
en relación e integración con la humanidad.
El "yo" real y fundamental es el espíritu unido a una estructura corpórea. El espíritu
en su núcleo es conciencia autotrascendente cuya trascendencia se posibilita a través de la
estructura del cuerpo (al cual se encuentra unido). Esto hace que el espíritu evolucione en
interacción condicha estructura, que posee en sí un dinamismo superior a la pura materia.
Este "yo" es el sujeto de la actividad integral del hombre: conocer, sentir, querer, etc. En
cada uno de los niveles epistemológicos el "yo" se presenta a través de las estructuras
propias de cada ámbito y así se da una imagen del yo en la fantasía, un concepto ideal del
yo en la razón, una autoestimación de sí en la sensibilidad emotiva, un proyecto vital y una
autovaloración en la voluntad, etc., pero esto no debe dar lugar a una multiplicación del yo.
Tales escisiones conducen en la realidad a enfermedades mentales.
La exteriorización de sí a través de una pintura, retrato, autobiografia,... o incluso
máscara, tiene como objetivo proyectar el "yo" en uno o varios de sus niveles: el carnaval,
generalmente hace surgir el "yo instintivo" estimulado por la fecundidad de la naturaleza y
excitado, al mismo tiempo que ocultado, por la máscara, la música y los ritos mágicos de
antiguas culturas. La poesía, la novela, la pintura,.., frecuentemente esbozan el "yo
fantástico" que vive tanto el pasado como el futuro en el presente. La razón filosófica
construye el "yo ideal" y la voluntad existencial proyecta el "yo vivencial". La síntesis
conciencial comprehende e impulsa la realización del "yo integral".
El hombre, por ser espíritu, es "sujeto"; por ello, el hombre no se hace a sí mismo sujeto ni
hace "sujeto" a otro, puede presentarse como sujeto cuando abre su intimidad para dar y/o
recibir a otro como sujeto. Dicha dádiva sólo es posible a través de la objetivación de sí en
la representación simbólica. Las relaciones intersubjetivas son mediatas. Sólo la divinidad
es capaz de penetrar, dada su naturaleza, al núcleo íntimo de nuestro ser, pues es más
íntimo a nosotros que nosotros mismos, según expresión de Agustín de Hipona; pero las
relaciones humanas se realizan a través de la objetivación. Esto posibilita el respeto a la
persona humana en su núcleo más íntimo. La personalidad es de naturaleza integral, que
incluye fundamentalmente: La presencia existencial "en-si" de la conciencia, la reflexión
"para sí" de la razón y la proyección realizativa "de sí" "en el nosotros" de la voluntad.
Herbart define el carácter como "la determinabilidad de la voluntad".
Sin intuición no es posible la palabra; pero sin el "logos" la identidad de la intuición
permanece indiferenciada y su desarrollo queda atrofiado. La intuición percibe el ser de la
existencia, pero sin reflexión la percepción se pierde y no logra la experiencia. El "logos"
acumula la experiencia, pero sin la síntesis comprehensiva de la intuición no sería posible
su proyección en la espontaneidad de la acción vital. La unión de intuición y logos
posibilita la realización personal. "Intuición", "Logos" y "Realización" son las tres
funciones de la inteligencia que integran la "personalidad".
______________________________
21 Ib,p.20.
La vida humana es, para Buber, esencialmente dialógica y posee por este mismo
hecho, sentido absoluto, en cuanto tiene la capacidad de trascender sus limites y entrar en
"relación real de ser a ser" ;con lo que se evade de sí, para ir hacia lo ilimitado. He aquí la
"relación esencial", en la que la "presencialización del otro" es vivenciada en una
coparticipación óntica". Éste es el principio constitutivo de la existencia cuya realización
permite vivir la vida y trascender la inmanencia. Ahí el "yo" trasciende al "tu" para integrar
el "nosotros", en una "unión genuina", que libera del "ser" impersonal de la masa. La triple
relación vital -con los otros, consigo y con Dios- constituye la esencia de la existencia
humana. La triple relación es la "relación total", que realiza al hombre de modo integral.
La "relación dialógica" se da únicamente entre personas auténticas y a nivel
ontológico; no se funda en la óntica de las dos existencias personales, sino en el 'entre' que
trasciende a ambas, afirma Martín Buber. "El ámbito del 'entre' se halla más allá de lo
subjetivo más acá de lo objetivo, en el 'filo agudo' en el que el 'yo' y el 'tú' se encuentran”.22
Este es el punto del que parte Buber para comprehender al hombre como "ser en cuya
dialógica, en cuyo 'estar-dos-en-recíproca-presencia' se realiza y se reconoce cada vez el
encuentro del 'uno' con el 'otro".23
La persona es un ser abierto al otro, en perspectiva de comunidad. La persona no se
encuentra en sí sino en la unión con el otro del nosotros. La persona existe en la medida de
su comunicación, porque ser persona es amar y amar es dar y recibir en comunidad Ser
persona es ser con el otro en el nosotros. Con ser la persona única, se integra en la
comunidad, donde todos son iguales no en cuanto a su realización personal, sino en cuanto
a sus derechos y justicia proporcional. El cristianismo "se opone a la hipótesis de una
discontinuidad absoluta entre las libertades (Sartre) o entre las civilizaciones (Marlux,
Frobenius)".24 El cristianismo iguala a todos como "hijos de Dios". El amor cristiano tiende
a igualar a todos no sólo en la dignidad, sino también en la circunstancia concreta en la
comunidad. El comunismo primitivo así lo intentó; pero las estructuras humanas no
permitieron su continuación, el siglo XX insiste hoy en su realización, "una persona sólo
alcanza su plena madurez en el momento en que ha elegido fidelidades que valen más que
la vida".25
Personalizarse es configurar el propio rostro, es llegar a ser uno mismo, con la
satisfacción del que participa en la autocreación, con la belleza del trazo soñado y querido,
así como con la alegría de ser en el amor. La educación personalizada pide:
Personalizarse es configurar el propio rostro, es llegar a ser uno mismo, con la
satisfacción del que participa en la autocreación, con la belleza del trazo soñado y
querido, así como con la alegría de ser en el amor. La educación personalizada pide:
o Encauzar positivamente nuestras energías para liberarlas del mal.
o Tomar conciencia de nuestra acción para responsabilizarla, interiorizarla y
hacerla partícipe de nuestra existencia personal.
o Aumentar la comprehensión de si y el otro para acrecentar nuestra capacidad
perceptiva, proyectiva y creadora.
o Tender a unificar siempre nuestra personalidad en sí misma y en torno a la
comunidad.
o Proyectar la experiencia continuamente evaluada hacia una realización entusiasta
impregnada del amor, que da energía, luz y alegría de vivir.
______________________________
22 Buber, M., ¿Qué es el hombre?. p. 149.
23 lb,pp. 150-151.
24 Mounier. E., El personalismo, p. 25.
25 Ib.. p.33.
"Hombre y mujer" se distinguen y se complementan por su sexo; pero como
personas son iguales en sus derechos humanos y en su ser. Familia y comunidad deben ser
fruto del trabajo de ambos sexos en la realización de la civilización, de la cultura y de su
propia personalidad. A nivel corpóreo, fuerza centrífuga y centrípeta interactúan en las
relaciones entre el hombre y la mujer; ésta se entrega para recibir y aquél toma para
entregarse, trascendencia e inmanencia posibilitan la unión; ahí el instinto de dominio debe
ser superado para sublimar la pasión en el amor.
La identidad del hombre no se encuentra en ningún egocentrismo sino en el
desarrollo integral. La dialéctica evolutiva corresponde únicamente al mecanismo de
desarrollo entre la privación, el exceso opuesto y la integración sintética; potencia, acto y
superación; objetivar, subjetivar y trascendencia integradora. Lo importante en esta
evolución es la intencionalidad trascendente que apunta a la realización humana, es decir,
del hombre en su esencia, propiamente tal. Es en esta adecuación del hombre a la
realización de su naturaleza, donde existencialmente se lleva a cabo el principio de
identificación con intención de lograr el principio de identidad. "El valor es fuente viva e
inagotable de determinaciones, exhuberancia, requerimiento irradiante: en lo que revela una
suerte de singularidad expansiva y un parentesco con el ser personal".26
El hombre, a través de la vida, tiene una misión que cumplir: realizar su
personalidad al servicio de la comunidad. Las decisiones fundamentales, que indican el
camino de servicio y realización, señalan la verdadera vocación, en la que el oficio o
profesión no es sino un medio para que el hombre adquiera un valor y significación
personal, en la que realiza su propia vocación. Valor, proyecto y vocación son tres aspectos
de la personalidad. "El hombre se singulariza por una doble capacidad de romper con la
naturaleza. Sólo él conoce este universo que lo devora, y sólo él lo transforma; él, el menos
armado y el menos potente de todos los grandes animales. El hombre es capaz de amor, lo
que es infinitamente más todavía. El cristianismo agregará: El hombre se ha vuelto capaz
de Dios y colaborador suyo”.27
Para ser persona capaz de lograr su personalidad es necesario concentrar la mente y
las energías en una proyección; pero aquí surge la angustia ante la inmensidad trascendente
y la finitud realizadora de la libertad: sólo la fe y el "espíritu creado?' son capaces de liberar
al espíritu humano de tal angustia, para transponer el umbral de la inmensidad y alcanzar la
trascendencia en su infinitud. La intencionalidad humana se abre ahora en un horizonte de
eternidad. He vivido la angustia, su recuerdo me marea y el alimento se niega a permanecer
en mí; es inútil buscar en mí tierra firme y la tempestad me zarandea; me he asido al cielo
para evitar la desintegración.
Los derechos humanos se desprenden de un análisis serio de la naturaleza misma del
hombre y de donde surge el derecho surge también la obligación. Los derechos humanos no
son sino una expresión real y concreta de la ética. "El personalismo no es una ética de los
'grandes hombres', un aristocratismo de un nuevo tipo, que seleccionaría los más
prestigiosos logros psicológicos o espirituales para hacer de ellos los jefes altivos y
solitarios de la humanidad. Tal es, se sabe, la posición de Nietzsche. Después, muchas
vanidades, ebrias de desprecio, han armado sus caballetes al amparo de su nombre. Si bien
la persona se cumple persiguiendo valores situados en el infinito, está sin duda llamada a lo
extraordinario en el corazón mismo de la vida cotidiana. Pero añade Mounier, lo
extraordinario no la separa, pues toda persona está llamada a él".28 A este propósito escribe
Kierkegaard. "El hombre verdaderamente extraordinario es el verdadero hombre ordinario"
______________________________
26 Ib., p. 42.
27 Ib., p. 13.
28 Ib., p. 32.
La "filosofía del no" debe estar dirigida no sólo contra prejuicios que impidan el
conocimiento de la verdad, sino con mayor insistencia e influencia existencial debe
dirigirse contra todo aquello que amenace limitar o extinguir al "ser humano". En este
sentido debemos luchar contra la violación de los derechos humanos, las estructuras
sociales y costumbres que, de modo sistemático, destruyen los valores humanos y su
evolución. El "no-ser" establecido amenaza el "ser de la humanidad". "El hombre
occidental, a partir del siglo XV, se ha deslizado continuamente por esta pendiente. Todo
valor ha sido arrastrado a este teatro sofisticado de Narciso: santidad, heroísmo, gloria,
éxito, erotismo, ingenio, astucia, riqueza, poder,..."29
El "derecho natural" está constituido por el conjunto de valores que realizan la
naturaleza humana, conduciéndola progresivamente a su perfección integral. Esta es la
parte positiva del derecho natural y la parte negativa es aquella que prohíbe toda acción
que, en un aspecto u otro, destruya o lesione la naturaleza humana en su ser. El derecho
natural es principio dinámico que guía el desarrollo perfectivo del hombre, adecuándose
siempre a su evolución y progreso.
La "personalidad ética" se logra sólo en la cumbre del desarrollo humano, pero tiene
una evolución estructural que le precede y que posibilita el logro de la "personalidad ética".
Tal evolución se inicia en las estructuras heredadas que se manifiestan en el instinto de
conservación, que se prolongan en el nivel sensible con el sentimiento de seguridad que al
relacionarse con el otro, se tornan afecto positivo en su triple dimensión: amor-gozo-temor;
cuya tendencia es la aceptación y posesión del otro. La intuición directa de la conciencia
presencializa e intenta comprehender al otro, la reflexión racional le reconoce y acata las
condiciones que posibilitan la relación, la voluntad se adhiere; pero esta reflexión-adhesión
posibilita la "autoconciencia" que pasa a la autonomía (de la heteronomía) y, con ello, a la
persona ética. Así el "derecho a la vida" surge como instinto de conservación y llega a su
culmen en la comprehensión reflexiva y libre que el "yo" posee y reconoce en el "otro", por
ende, en "nosotros". La conciencia se eleva del nivel orgánico y pasa a través de todos los
niveles para alcanzar la cima de lo "personal-comunitario". Lo anterior no implica que
todos lleguen a la cumbre, por el contrario, el nivel sensible hace presa a muchos en
quienes el sentimiento de seguridad y gozo degenera en la propiedad y el poder o en sus
opuestos, la aceptación del otro y la sumisión a su dominio.
El primer derecho del hombre es el "derecho a la existencia". Tal derecho no puede
ser quebrantado por nadie, sino en defensa de la propia vida que se ve amenazada. Tal
derecho es el mismo tanto para el individuo como para la sociedad, y así la guerra sólo es
justa cuando la vida de un pueblo se ve amenazada gravemente por otro.
El "derecho a pensar" igual que el "derecho de vivir" y el "derecho a la realización
personal" son tres derechos inalienables que proceden de las tres potencias superiores del
hombre; impedir la realización de alguno de ellos es bloquear al hombre en el desarrollo de
su naturaleza esencial más propiamente humana. Negar el derecho a vivir es privar de la
existencia al hombre y con ello su total destrucción. Negar el derecho a pensar es esclavizar
intelectualmente al otro plegándolo a someterse al pensamiento imperante. Negar el
derecho a la realización personal es negar la "esencia trascendental" del hombre y
reprimirlo en su desarrollo como hombre.
Ninguno de estos derechos pueden negarse ni limitarse sin dallar en ¡o más intimo
de su esencia e impedir el progreso del hombre como tal. Sólo la malversación de estos
derechos debe ser limitada, orientada y, en su caso, reprimida; la malversación invade y
dalia los derechos de los otros, por lo que deben ponerse los medios suficientes y necesarios
para evitar que el mal uso de los derechos de unos niegue o limite de alguna manera los
derechos de
______________________________
29 Ib., p.31.
los otros; esto en el aspecto negativo, y en el positivo debe propiciarse, en la medida de lo
posible, el desarrollo humano construyendo las estructuras sociales adecuadas al progreso
humano integral. Lo que implica el derecho de todo hombre a ser tratado como persona,
como sujeto y no como objeto. Este derecho se complementa con los siguientes derechos.
Derecho a gozar, a través del propio trabajo, de los bienes necesarios y elementales materiales y espirituales- que le permitan el desarrollo de su personalidad. El hombre tiene
derecho y obligación de trabajar, porque el trabajo es el medio necesario del sustento y de
la realización del propio ser. El trabajo es la continuación de la obra de la creación y el
"ocio", como cesación de todo trabajo realizador, es su destrucción. El derecho de todo
hombre a escoger libremente una profesión con la que se integre a la comunidad en sus
diversos aspectos. Derecho a ser asistido por la comunidad en la desocupación, en la
enfermedad, en la ancianidad y en la orfandad.
El derecho a gozar de la libertad de conciencia; así como el derecho a gozar de la
libertad trascendente de la persona humana. La realización comunitaria y personalizante del
universo permitirá al hombre hablar de "tierra nueva" y de "cielos nuevos" en la
resurrección de su ser. "Es deber de todo Estado reconocer a todo individuo el derecho al
libre ejercicio, tanto público como privado, de toda fe, religión o creencia, cuya práctica no
sea incompatible con el orden público y las buenas costumbres".30
La libertad de investigación y la libertad de expresión dependen del derecho a la
libertad de pensamiento; y la libertad de asociación depende del derecho a la realización
personal. Ambos derechos pueden prestarse a abusos que lesionen o destruyan la libertad de
otros o de la propia sociedad, por lo que debe garantizarse la defensa y seguridad
correspondiente.
Derecho a la integridad corporal, derecho a casarse de acuerdo con la propia
elección, derecho a fundar una familia con su propia seguridad de estabilidad y libertad.
Los derechos de la persona humana deben ser el fundamento del derecho positivo y
de la organización de la comunidad. El "derecho de gentes" exige que todo ciudadano goce
de igualdad de derechos y posibilidades para vivir en las condiciones y en el nivel de vida
de la sociedad a la que pertenece y a la que presta el servicio de su trabajo.
9.5 LA COMUNIDAD
"El hombre es un animal político" significa que la naturaleza humana es social y que
sólo en comunidad se desarrolla, fuera de ella se atrofia; la frase de Aristóteles encuentra su
mejor extensión interpretativa en el sentido de que la naturaleza humana encuentra su
desarrollo propiamente humano en la participación activa en la vida de la comunidad, en
sus diversos niveles: fisico-laboral, económico-político-social y comunitario- personal.
La naturaleza heredada se ha transformado en las naciones en una naturaleza
desarrollada por la interacción social; la unidad de los pueblos se obtiene en torno a una
creencia que comprehende su origen, progreso y fin, a través de una lengua que le expresa,
comunica y da razón de ella; que le integra en una voluntad de acción, en intereses y
realización. Todo ello permite a un pueblo formar "comunidad".
______________________________
30 Declaración Internacional de los Derechos del Hombre, por el Instituto de Derecho Internacional,
12 de octubre de 1828, Artículo segundo.
La comunidad es el "ser nosotros" en la realización humana, con características de
personalidad social, que exigen el desarrollo cada vez más pleno de las personas que
integran tal sociedad. El fin de la sociedad es la realización comunitaria en el conjunto de
las personas que la integran.
¿Cuál es el tipo de realización entre el individuo y la sociedad que posibilita la
realización del primero? o dicho de modo inverso: ¿Cuál es el sistema social que permite la
realización del conjunto de miembros que la integran?
La organización del sistema estructural, tanto individual como social, gira en tomo a
la predominancia de un factor, que en tanto se va tomando absoluto recibe, desde nuestra
perspectiva, el nombre de "reduccionista" y en tanto va permitiendo el equilibrio recibe el
nombre de "Integral". El grado de radicalidad en la reducción indica el "grado de
desintegración", en tanto que el sentido contrario nos proporciona el "grado de integración.
La realización de la comunidad se ve continuamente bloqueada por la pasión de poseer y
dominar, por la guerra, la indiferencia y el torpe placer. El egocentrismo individualista
impide la comunicación y su presencia es veneno para una buena relación. La burguesía ha
institucionalizado tal egoísmo para su propio provecho y rendimiento material. El egoísmo
es lo contrario a la comunidad, y el individualismo lo opuesto a la personalidad. Estamos de
acuerdo en que las formas de vida que ofrece el capitalismo por su lucha del hombre contra
el hombre -Homo homini lupus- para alcanzar poder, dinero, honores, etc., son
esencialmente injustas y que, por consiguiente, no posee las posibilidades para una
realización plena del hombre; por otra parte, el socialismo degeneró en la estructuración de
un socialismo absolutista y despótico; por lo que nos permitimos proponer a la
consideración un comunitarismo personalizador en el que se desarrolle la persona y la
comunidad.
La mentalidad moderna ha insistido frecuentemente en valores individuales y
egocéntricos y se ha olvidado de insistir en los valores personales de repercusión social y
los que propiamente son valores del conjunto social; tal es el caso del liberalismo
capitalista. Aún dentro de ciertos socialismos: los mecanismos y estructuras son impuestos
por individualidades y no se propician los valores humanos que deben dar sustento a tal
estructuración. Por ello reprobamos un sistema inhumano, sustentado en un materialismo
mecanicista y en la imposición.
El individualismo es una hipocresía, que en frase de Mounier, se "incrusta máscaras
en el rostro", para engañar a los otros y a sí mismo también, y para evitar la verdad que
nace del encuentro con el otro. "La burguesía, en reacción contra una sociedad demasiado
pesada, exalta al individuo aislado y arraiga ese individualismo económico y espiritual que
todavía produce sus estragos entre nosotros".31
El cambio que se plantea, debe (si se quiere ser realista) tener como punto de
partida: la situación concreta de una sociedad en un momento histórico, porque esa es la
esencia que se pretende transformar. Por otra parte, el proyecto futuro debe eliminar los
ensayos fallidos: "Nada hay más burgués que el humanismo racionalista y ateo, afirma
Maritain"32
El empirismo práctico es el mayor obstáculo a la realización comunitaria, porque
sus diversas vertientes no sólo la impiden sino tienden a destruirla; así el poder exige
sumisión esclavizadora, el poseer pide la acumulación hasta el empobrecimiento de los
demás, y el placer toma al otro como objeto de satisfacción. Es aquí donde se fragmenta la
sociedad y la historia, donde el individualismo suplanta y destruye la comunidad, porque el
hombre sucumbe bajo el capricho de la sensibilidad.
______________________________
31 Mounier, E., El personalismo, p. 9.
32 Maritain, J., Humanismo integral, p. 60.
La narración de estos hechos obnubila la historia de la humanidad. "Al hallar un terreno
favorable en la fase de conquista del capitalismo, el individualismo se desarrolla
rápidamente. El Estado liberal lo cristaliza en sus códigos y sus instituciones, pero como
profesa un personalismo moral (de tinte kantiano) y político (de modo burgués) deja librada
la condición concreta de las masas urbanas a la servidumbre social, económica y muy
pronto política".33
Nada hay teóricamente más opuesto a un régimen comunitario-personalista que el
totalitarismo, pues éste niega con su práctica los valores del hombre defendidos por aquél;
pero en la práctica resulta igualmente difícil de superar que un individualismo egocéntrico
burgués que se presenta con la máscara hipócrita de una falsa libertad, ocultando tras la
ficción jurídica su vanidad ontológica. Ambos, totalitarismo e individualismo, se ubican en
los extremos desequilibrados, donde la realización de la libertad se torna a tal grado difícil
que es casi imposible.
Refiriéndose Mounier a los libertarios, que tienen la manía de pretender una vida
absolutamente independiente y anárquica, dice: "por lo general, sólo acaban, en reuniones
de separatistas, corazones altaneros, espíritus enredadores, maquinadores sutiles y cerebros
secos, confusamente mezclados. Se distinguen por una repugnancia visceral al compromiso
y una impotencia para realizar que traicionan el agotamiento de las fuentes tras una
elocuencia a veces coloreada de sentimientos".34 "La crisis espiritual es una crisis del
hombre clásico europeo, nacido con el mundo burgués".35
Cuando el obrero se torna un simple instrumento de trabajo, en el que su
personalidad es ajena a su quehacer, el hombre es alienado y objetivado en calidad de la
fuerza de sus brazos, para ser objeto de explotación y producción económica considerado
así el hombre, como simple fuerza de producción, es degradado a máquina, cosa o robot, en
el que su personalidad es olvidada y pisoteada; no extrañe, pues, la indiferencia y aún
aversión del obrero para con la empresa y la degradación humana que el mismo obrero
frecuentemente manifiesta en su vida y relaciones con los demás. "El marxismo tiene razón
de pensar que el fin de la miseria material es el fin de una alienación y una etapa necesaria
al desarrollo de la humanidad. Pero no es el fin de toda alienación, ni siquiera al nivel de la
naturaleza".36
Consideramos que el "comunitarismo personalizador" permitirá un mayor desarrollo
del hombre, no por una dialéctica mecanicista de la historia, sino por su espíritu
democrático en el que la unidad estructural e intencional dinamice el trabajo realizador del
hombre desde sus necesidades más urgentes hasta sus valores supremos. Sólo es posible
una comunidad igualitaria donde ha sido erradicada por el espíritu comunitario toda
posibilidad de medrar en el dominio, por el que el poder de cualquier tipo crea la
desigualdad; éste es el germen de la lucha social y ésta se extingue, no recrudeciendo la
lucha en la que el vencedor vuelve a dominar, sino en la extinción de las causas de la
desigualdad; esto no quiere decir que faltarán incentivos al trabajo creador, sino que la
estructura habrá cerrado la posibilidad al dominio y a la explotación. "Simétricamente a
Kierkegaard, Marx acusaba a Hegel de hacer del espíritu abstracto, y no del hombre
concreto, el sujeto de la historia, de reducir a la 'Idea' la realidad viviente de los hombres.
Esta alienación traduce a sus ojos la del mundo capitalista, que trata al hombre trabajador y
productor como objeto de la historia y lo expulsa por así decirlo, de sí mismo, al mismo
tiempo que de su reino natural".37
______________________________
33 Mounier, E., El personalismo. p. 10.
34 Ib., p. 50.
35 lb., p. 55.
36 Ib.,p. 13.
37 Ib., p. 10.
La luz que nos proporciona la historia a fines de nuestro siglo nos permite desechar
el racionalismo y concluir con Mounier: "El personalismo se opone así al idealismo cuando
el idealismo: primero, reduce la materia (y el cuerpo) a una apariencia del espíritu humano,
reabsorbiéndose en él por una actividad puramente ideal; segundo, cuando disuelve el
sujeto personal en un cañamazo de relaciones geométricas o inteligibles, de donde su
presencia es expulsada, o lo reduce a un simple receptor de resultados objetivos".38
Tanto el capitalismo como el socialismo absolutista han invertido el orden humano,
dando preferencia a lo económico-político y haciendo depender de él todos los demás
valores, con lo que el hombre ha quedado supeditado en su desarrollo a la economía y a la
política, por lo que la humanidad ha sido cosificada en aras del progreso material y de sus
dirigentes. El comunitarismo invierte nuevamente los valores volviéndolos a su orden
natural en el que los valores superiores y propiamente humanos coordinan el progreso de
los valores inferiores. La transmutación axiológica, llevada a cabo por los sistemas
economistas y politizantes antes mencionados han puesto en bancarrota los valores para
generar la corrupción. "En todo problema práctico es necesario asegurar la solución en el
plano de las infraestructuras biológica y económica si se quiere que las medidas tomadas en
otros sean viables. Este niño es anormalmente perezoso e indolente: examinad sus
glándulas endócrinas antes de darle sermones. Este pueblo protesta: mirad sus planillas de
sueldos antes de denunciar al materialismo, y si le deseáis más virtudes, dadle primero esa
seguridad material, de la que olvidáis que si no se la prepara de padre a hijo puede, acaso,
perturbar vuestra moderación social".39
Introversión y extroversión son dos errores en la personalidad, cualquiera de ambos
desquicia al hombre y propicia la enajenación. "No hay que despreciar la vida exterior, sin
ella la vida interior enloquece, así también como sin vida interior, la primera desvaría".40 El
ser humano se construye en la dialéctica de una exteriorización e interiorización del ser; en
una superación de la nada o de la muerte, del no-ser. El ser se genera en su propia
realización. "Es cierto que, la explicación por el instinto (Freud) y la explicación por la
economía (Marx) son una vía de aproximación a todos los fenómenos humanos, inclusive
los más elevados. Pero, en cambio, ninguno ni siquiera el más elemental, puede ser
comprendido sin los valores, las estructuras y las vicisitudes del universo personal,
inmanente en calidad de fin a todo espíritu humano, y al trabajo en la naturaleza".41
Las diversas perspectivas conllevan, en su análisis confrontativo, la necesidad de
una visión integral. "Recíprocamente, la solución biológica o económica de un problema
humano, por próximo que se halle a las necesidades elementales, es incompleta y frágil si
no se han tenido en cuenta las más profundas dimensiones del hombre. También lo
espiritual es una infraestructura. Los desórdenes psicológicos y espirituales ligados a un
desorden económico pueden minar durante mucho tiempo las soluciones logradas en el
plano de la economía. Y la estructura económica más racional, si se establece con
menosprecio de las exigencias fundamentales de la persona, lleva en sí su ruina".42
El hombre perteneciente a una sociedad tiene derecho a estar integrado a la
estructura de ella, participando activamente en su desarrollo y gozando de los beneficios
que proporciona. "El valor supremo no puede ser la perfecta organización de los valores
vitales y económicos que se designan generalmente con el nombre de felicidad.
______________________________
38 Ib., p.16.
39 Ib.. p. 15.
40 Mounier, E., El personalismo, p. 31.
41 Ib.,p. 15.
42 (b.,pp. 15-16.
Las sociedades más dichosas desde este punto de vista nos dejan entrever a qué
adormecimiento espiritual puede dejarse llevar la felicidad, a qué tempestades de angustia,
a qué locuras de pánico, cuando se siente amenazada. Aislada la felicidad parece
irremediablemente presa entre el egoísmo individual y el mecanicismo colectivo: la paz a
cualquier precio, o la felicidad estatalizada, o una y otra cosa colaboran para reemplazar la
libertad por la seguridad, para poner la humanidad en retirada; peor aún, para trazarle el
camino más común de la traición ".43 La desintegración material de lo espiritual pierde la
felicidad en la vacuidad de lo meramente aparencial; porque ahí el ser carece de esencia
existencial.
La "propiedad personal" es una condición concreta del crecimiento del "ser en
devenir", pero tal propiedad debe ser un desarrollo de la cosa apropiada como un apoyo
mutuo a la propia evolución, en la que ambos se encaminan a una personalización, y no
debe invadir el campo de la explotación para llegar a usufructuar el trabajo ajeno, pues tal
acción lejos de desarrollar el ser, lo empobrece; aunque aumente el tener. Excluir la
propiedad por sus abusos es una grave equivocación; pues la miseria condiciona e impide el
desarrollo del ser creando, al mismo tiempo, una dependencia del "amo del tener", que
empequeñece grandemente en esta esclavitud. "La dialéctica personalista del tener es
menos triunfal. Debe partir de esta entropía o de esta involución del tener. El despliegue de
la persona implica como condición interna una desposesión de sí y de sus bienes que
despolarice el egocentrismo. La persona sólo se encuentra perdiéndose. Su riqueza es lo
que le queda cuando se le despoja de tener, lo que le queda a la hora de la muerte".44 Quien
durante la vida ha acrecentado el ser, su existencia ha trascendido el umbral que lo conduce
a la eternidad; quien por el contrario, ha acrecentado el tener carente de ser; llega aquí a su
fin, donde muere de inanición.
La "propiedad personal" es distinta de la "propiedad privada"; ésta puede crecer
indefinidamente y ser perjudicial; aquélla está hecha a la medida del hombre en su
desarrollo personal. La "propiedad personal" ubicada en la circunstancia concreta de nivel
social, podría limitarse en su extensión. La "propiedad personal" abarca aquello, que
exclusivamente, dado un momento histórico y una sociedad, ayuda, como base material, al
desarrollo de todos y cada uno de los que integran una comunidad.
Un sistema de tipo comunitario personal no fundamenta su sistema en lo
estrictamente económico sino en las estructuras que permitan el desarrollo armónico de los
valores de la persona y de la comunidad. Por ello, la propiedad y otras circunstancias
concretas deben estar sometidas al criterio anterior y a la decisión democrática, que un
pueblo maduro -por su impostación comunitario personal- juzgue conveniente para su
evolución perfectiva. En esta línea juzgamos que la "pequeña propiedad" de ninguna
manera debe suprimirse, como garantía de la seguridad y desarrollo personal, así como
fruto de su trabajo. Ésta es la que hemos llamado "propiedad personal".
Pensamos aún que es posible la "mediana propiedad" como un medio de producción
relativamente pequeño, en el que su dueño -un individuo- trabaja dicha propiedad al
servicio de la comunidad y con el control de ella, para que las normas acordadas -como leyse lleven a cabo para la realización comunitario personal, y no para despertar el deseo de
lucro, avaricia y enriquecimiento. La "propiedad mixta" podría ser también la solución a
ciertas comunidades.
______________________________
43 Ib., p. 44.
44 Mounier, E., El personalismo, p. 29.
Llamamos "propiedad mixta" a una grande propiedad en la que una parte es de "propiedad
comunitaria" y los trabajadores tienen en ella una "mediana propiedad" -individual o
grupalmente-. Esta última sugerencia nos parece singularmente atractiva en el terreno
industrial y del grande comercio, en tanto que la "mediana propiedad" nos parece más
apropiada para el ámbito agrícola y del pequeño comercio, así como el de pequeños
talleres. En este punto creemos que el "cooperativismo" podría dar soluciones adecuadas.
En el sentido mencionado se inclina nuestra opinión personal, pues "la propiedad
colectiva" como propiedad absoluta y total de todos los medios de producción en una
nación: lo. Resulta prácticamente incontrolable. 2o. Crearía poderes y, por lo tanto,
esclavitud, injusticias y abusos. 3o. No estimularía al trabajador ni en su actividad ni en su
creatividad; por lo que sería despersonalizante. 4o. Al no tener injerencia las pequeñas
comunidades en su desarrollo, el sistema sería masificador y no comunitario. 5o. El sistema
estaría al servicio de una economía colectiva y no sería, por tanto, una sociedad
comunitario personal.
Por consiguiente, en nuestra opinión, un sistema "comunitario personal", que es por
el que propugnamos personalmente, podría tener como proyecto ideal en el campo
económico, el siguiente: a) Cada persona mediante su trabajo tendería a obtener una
"propiedad personal" y una "mediana propiedad", ambas con inclinación a mejorarse de
acuerdo con el progreso social, pero de acuerdo también con el trabajo prestado -cualitativa
y cuantitativamente-; b) Las personas se integrarían en "pequeñas comunidades", que
vigilarían de la buena marcha de la comunidad y, en este aspecto, de la gerencia de la
empresa económica; c) Las "pequeñas comunidades" se integrarían en la "comunidad
municipal" -u otra más apropiada-, éstas en la "comunidad estatal" -en sentido territorial no
gubernamental-, las cuales a su vez, se integrarían en la "comunidad nacional", y
finalmente, éstas en la "comunidad internacional". Tal proyecto no es utópico, siempre y
cuando las estructuras 'no busquen el poder y el propio interés -egocentrismos- sino los
valores y la realización comunitaria. De acuerdo con la filosofía hemos intentado esbozar
las ideas y directrices del proyecto de un sistema "comunitario personal", corresponde a
profesionistas de otras áreas el concretizarías en su propio campo.
Degradamos el mundo cuando lo hacemos objeto de nuestra dominación y nos
degradamos nosotros cuando nos volvemos esclavos de la producción. Dominar la
naturaleza es caer en la esclavitud. "El movimiento del marxismo, que piensa que la misión
del hombre consiste, por el contrario, en elevar la dignidad de las cosas humanizando la
naturaleza, está aquí próximo al cristianismo, que da a la humanidad vocación de redimir
por el trabajo, redimiéndose, a una naturaleza que el hombre arrastró en su caída. El valor
central que adquiere en Marx la actividad práctica del hombre (praxis) es una especie de
localización del valor central que adquiere en la tradición cristiana el trabajo". 45
La civilización cultural humana se fundamenta en el trabajo y su horizonte apunta la
infinitud; por ello, dice Mounier, "La libertad es obrera, pero es también divina". La masa
humana prefiere la esclavitud a la libertad, la pasividad al combate, la vida material y
vegetativa a la ardua realización de su ser personal. Las masas no realizan la comunidad
pues carecen de realización personal. "El totalitarismo ha leído bien su nombre:.., es un
reino.., de directores de masas,... ya que un mundo de personas no se totaliza".46
______________________________
45 Mounier, E., El personalismo, p. 17.
46 Ib., p.25.
Llamar "comunismo” a un "totalitarismo" es una aberrante falsedad. Pues ahí la comunidad
está ausente y presente las masas y la autoridad. "Una sociedad cuyos gobiernos, prensa,
grupos selectos, no difundan sino el escepticismo, la astucia y la sumisión es una sociedad
que sucumbe y que sólo moraliza para ocultar podredumbre".47
El hombre puede descender de nivel para vivir como una cosa, una planta o un
animal; a ello se refiere la "objetivación" de Sartre y la "alienación" de Marx, la "diversión"
de Pascal y el "estado estético" de Kierkegaard, así como "la vida inauténtica" de
Heidegger. La vida sin proyecto se pierde en el instinto, la diversión y el placer, que alienan
su vida humana en otra inferior. "Las distracciones de nuestra civilización corren en el
sentido del ocio, el gusto del tiempo que corre, la paciencia de la obra que madura, y
dispersa las voces interiores, que dentro de poco sólo el poeta-filósofo- y el religioso
escucharán".48
9.6 LA LEGISLACIÓN Y LOS DERECHOS PERSONALES
La toma de conciencia es el primer paso en el camino de la liberación y de la
realización personal, pues la ceguera es un obstáculo más profundo que la misma
esclavitud. "Hoy, el nihilismo europeo se extiende y se organiza sobre el retroceso de las
grandes creencias que mantenían de pie a nuestros padres: fe cristiana, religión de la
ciencia, de la razón o el deber. Este mundo desesperado tiene sus filósofos, que hablan de
absurdo y de desesperación; sus escritores, que lanzan el escarnio a los cuatro vientos".49
La crisis europea da la alternativa, si bien, en general, muy a su disgusto, al pensar y a la
creatividad americana.
La presión del poder se escucha en el derecho e impone su interés a través de la ley;
ahí la fuerza se encuentra racionalizada como orden establecido, cuando en realidad
implanta el desorden social. Tomar conciencia, descubrir el engaño y proponer una
solución justa y equitativa, he aquí una labor del filósofo que exige inteligencia y valor. "En
la vida colectiva, el personalismo dará siempre el primado a la técnicas de educación y
persuasión sobre las técnicas de presión, de astucia o de engaño, pues el hombre sólo se
halla bien allí donde se vuelca por entero. La unidad de un mundo de personas sólo puede
obtenerse en la diversidad de las vocaciones y la autenticidad de la adhesiones. Es una vía
más difícil y más larga que las brutalidades del poder... El totalitarismo es la impaciencia de
los poderosos”.50
La estructura social debe integrar el beneficio común al bien de los particulares de
tal modo que la interacción sea de provecho para todos y cada uno; así la legislación debe
garantizar los siguientes derechos personales:
· Derecho a la integridad personal
· Libertad de expresión personal
· Inviolabilidad de la vida privada y del domicilio, hábeas corpus
· Presunción de inocencia hasta la prueba de culpabilidad
· Protección de trabajo, salud, raza, sexo, etcétera.
______________________________
47 Ib., p.35.
48 Ib., p. 26.
49 Ib., p. 56.
50 Ib., p. 30.
Mounier asigna al "socialismo", que propone, las siguientes características: "La
abolición de la condición proletaria; la sustitución de la economía anárquica fundada sobre
el provecho por una economía organizada sobre perspectivas totales de la persona; la
socialización sin estatización de los sectores de la producción que mantienen la alienación
económica; el desarrollo de la vida sindical; la rehabilitación del trabajo, la promoción
contra el compromiso paternalista, de la persona obrera; el primado del trabajo sobre el
capital; la abolición de las clases formadas sobre la división del trabajo o de la fortuna; el
primado de la responsabilidad personal sobre el aparato anónimo".51
La personalidad compromete al hombre en la actividad transformadora de la
humanidad; pues "el insecto que se torna parecido a la rama para pasar inadvertido en la
inmovilidad vegetal anuncia al hombre que se entierra en el conformismo para no
responder de sí, a aquel que se abandona a las ideas generales o a las efusiones
sentimentales para no afrontar los hechos y los hombres'.52
"El apoliticismo que escapa a esta zona vital de la acción por debajo: hacia la 'pura
técnica', o por encima: hacia la 'pura meditación' o la sola formación interior, es en la
mayoría de los casos una deserción espiritual".53 En ambos casos -"materialismo técnico" o
"misticismo exclusivista"- la huida es una cobardía que teme afrontar la realidad humana en
su problemática integral. A nivel de nuestra profesión debemos hacer presente en el
momento histórico de nuestra vida y en la situación de nuestra sociedad la exigencia
existencialmente vivida de una "Ética política de realización comunitario-personal". Al que
pertenece a una sociedad no le es posible permanecer políticamente inactivo o neutral, pues
con ello favorece de hecho al poder establecido.
Ciencia y filosofía deben conjuntarse en el "esfuerzo humano para humanizar la
humanidad" -en expresión de Mounier-. La ciencia debe descubrir que la objetividad de la
naturaleza se orienta a la realización de la subjetividad, para que se llegue a comprender
que "la realidad central del universo es un movimiento de personalización, y que las
realidades impersonales, o más o menos ampliamente despersonalizadas (la materia, las
especies vivientes, las ideas), no son más que pérdidas de velocidad o desfallecimiento de
la naturaleza en el camino de la personalización".54 A esta conclusión llegará con mayor
razón el filósofo, que parte de la experiencia de la vida personal.
La educación forma en una persona la capacidad para dialogar y coordinar sus
actividades con las de la comunidad. La educación torna a la persona: fácil a la
colaboración realizadora y difícil a la sujeción esclavizante. La comunidad con estructuras
y sistemas justos e igualitarios es la mejor educadora de sus integrantes, como personas.
"La educación que se imparte hoy, dice Mounier, prepara del peor modo posible para este
cultivo de la acción. La universidad imparte un saber formalista que impele al dogmatismo
ideológico o por reacción a la ironía estéril".55
La libertad vivida en el seno comunitario es la condición genética de todo valor
humano; el poder y la disciplina impuesta sólo producen engendros monstruosos bajo
ilusoria proyección.
El diálogo permite la selección de un conjunto de valores, que no son tales por la
decisión de una sociedad, sino que la opción posibilita un proyecto existencial. En el
proyecto los valores son fines y en la práctica, realización. La sugestión es la dinámica
adecuada para difundir los valores, pues no cabe en este ámbito ningún tipo de imposición.
En la realización integral el valor quédico (interés), génico (desarrollo), télico (ideal) y
ético deben conjugarse.
______________________________
51 Ib., p.58
52 Idem.
53 Mounier, E., El personalismo, p. 51.
54 Ib., p.7. 55 Ib.,p54.
Las teorías que pueden darse a conocer en las aulas de poco servirán, si las vivencias del
valor no hacen su presencia en el ámbito universitario. El diálogo comunitario que
proponemos, no es otra cosa que la coordinación de una investigación conjunta. En la que
la unión en el trabajo elimine de hecho la pretensión politizante y asegure la unificación
realizativa del proyecto.
El desarrollo de un país se logra no por la muleta que le alquile al vecino (las cuales
mientras más grandes sean más le tornan un inválido), sino por el desarrollo interno de sus
estructuras, apoyado en un "cuerpo cerebral" o "cuerno intelecto" capaz de proyectar un
sistema realizador de objetivos y valores propios de esa sociedad, en interacción con los de
los vecinos. El conocimiento filosófico-científico se integra en la fundamentación de las
actividades del "cuerpo intelecto". Tal proyecto se integrará en y con la naturaleza. He aquí
la integración "ciencia-sociedad-naturaleza".
La decisión por una opción histórica que oriente el sentido de la vida social es de
primordial importancia para la programación de todo plan, que con sentido comunitario
debe integrarse en el proyecto total.
El criterio de "Verificación interpersonal" propuesto por la "Escuela de Erlangen"
(P. Lorenzen, W. Kamelah, O. Schwemer,...) con su "Reconstrucción dialógica" da un
elemento importante para la construcción de un proyecto social: el diálogo que posibilita la
unificación en la acción a través del consenso. Pero esta escuela se radical iza y hace del
medio la verdad misma, de tal manera que la verdad es constituida por el consenso. Desde
nuestro punto de vista esta posición cae en el subjetivismo grupal, olvidando toda
objetividad e incluso el mismo problema de la verdad.
La verdad y la justicia no surgen de la organización de los votantes en masificación;
el número así recabado carece de significación; en el juego las reglas son acuerdos,
precisamente, porque es juego; pero en la realidad existencial: La verdad y la justicia no
son juego al arbitrio del poder; la verdad y la justicia son valores objetivos, que nacen en el
seno de la necesidad existencial -en su realización comunitaria y personal- Es aquí donde
las libertades se integran en torno al valor; es aquí donde el número cobra significación en
torno a la cualidad de realización esencial. La libertad como responsabilidad personal para
con la sociedad es la fuerza capaz de impulsar la construcción de una cultura y civilización
justa.
Iustum quia iussum, decía T. Hobbes. El Estado es el creador del derecho y, por
ello, de lo justo. Sostiene esta posición el positivismojurídico que reduce lajusticia al poder
capaz de imponer y hacer obedecer las leyes. Hans Kelsen (1881-1973) establece un
neopositivismo jurídico en el que niega la entrada a la justicia al campo del derecho porque
pertenece a otro campo: el de la ética. Al derecho le basta con validez jurídica establecida
por la autoridad con poder legítimo en coherencia con el sistema jurídico. La ciencia del
derecho no está autorizada para emitir juicios de valor.
El estudio del derecho no debe preguntarse por qué, sobre qué fundamento o qué
valor tiene, sino sólo qué normas y cómo se cumplen, así como cuáles son las sanciones
que por "imputación" se atribuyen a la conductas consideradas como ilícitas por la legítima
autoridad. No es necesario insistir en el gran respeto que esta corriente ofrece al poder, sin
parar mientes en todo lo que sacrifica por su honor. Se trata de un pensamiento netamente
ideológico; para el que sobra todo comentario, a no ser por los grandes desastres que causa
y no sólo por imputación, ya que se trata del máximo aliado del poder en función
esclavizadora.
Gustav Radbruch (1878-1949) defiende en su Filosofía del derecho, el
iusnaturalismo: sólo la ley justa es válida, lo injusto no es ley sino corrupción. Radbruch
funda la justicia en la igualdad y niega el carácter de juricidad a las normas establecidas
(que no son leyes) que la quebrantan. Compartimos el principio que recorre toda la cultura
occidental, desde la Antígona de Sófocles; pero el problema se eleva en la concreción real
del principio. En este sentido es elocuente el caso de Roscoe Pound (1870-1964), destacado
jurista que habiendo defendido el realismo jurídico (según el cual el derecho surge de la
realidad social), fue recorriendo el fundamento que da validez al derecho hasta ubicarse en
un iusnaturalismo integrado al devenir histórico.
Pensamos que la solución se avista en el encuentro integrador, que no en la
abstracción que si bien extrae el principio, no le da vida.
El poder no es la fuente del "derecho" sino de la imposición como dominio que
quebranta el derecho del otro; por ello, el poder no puede fundar el "derecho" puesto que es
una fuerza, por su naturaleza, contraria y opuesta al "derecho". El "derecho" surge de la
conciencia, como "autoconciencia autorrealizadora de su ser". La persona en su realización
comunitaria es la fuente que genera y fundamenta el "derecho"; porque la "autoconciencia"
no es "autorrealizadora de su ser" sino por la interacción con "el otro" en una evolución en
la que la conciencia llega a ser "autoconciencia autorrealizadora de su ser" y este "ser" es
"comunitario".
Cuando hablo de justicia no me refiero a la diosa mítica de ojos vendados y con
balanza equilibrada, sino al significado racional y a la vivencia existencial de ésta, como
equidad en los derechos y oportunidades, así como proporcionalidad al trabajo y a la
función que en beneficio social se desempeña. "Las nuevas concepciones de que hablo
deberán poner de relieve el valor fundamental del 'principio pluralista'. Este principio se
extiende a todo el campo de la vida social y política".56 Una concepción pluralista que
asegure sobre la base de la igualdad de derechos las libertades propias de -pensamiento y
realización personal en sus diversos aspectos, de tal manera que admita que el otro piense y
se realice de acuerdo con otra filosofía, religión, ciencia,... con tal de que busque los
valores humanos y, de modo real, no lesione los derechos de los demás o dañe a la
comunidad-". En lugar del entreguionado, Maritain dice: "de las diversas familias religiosas
institucionalmente reconocidas y el estatuto de su inclusión en la vida civil" y continúa así:
"es la que está destinada, creemos, a reemplazar la concepción llamada (impropiamente)
'teocrática' de la época sacral, la concepción clerical de la época josefista y la concepción
'liberal' de la época burguesa y armonizar los intereses de lo espiritual y temporal".57
Dice Maritain hablando de la "unidad de la ciudad pluralista": "Tal unidad temporal
no sería, como la unidad sacra de la cristiandad medieval, una unidad máxima; sería, por el
contrario, una unidad mínima, cuyo centro de forma y de organización estaría situado en la
vida de la persona; y no en el nivel más elevado de los intereses supratemporales de ésta,
sino a nivel del plano temporal mismo. Por ello, esta unidad temporal o cultural no requiere
por sí la unidad de -pensamiento- o de fe y religión".58 La "ciudad pluralista" multiplica las
libertades, dice Maritain, y unifica la comunidad temporal a través de la amistad -"Amistad
cívica"-. Para Martiain "nada hay más vano que tratar de unir a los hombres por un
mínimum filosófico", por ello 0pta por un mínimum de amor humano "-amistad fraternal-"
que unifique en lo material y deje plena libertad en lo espiritual.
Consideramos que el "principio de subsidiaridad", expuesto por Pío Xl en la
encíclica "Cuadragésimo anno", sigue teniendo validez para la realización social: "...queda
en la filosofía social fijo y permanente aquel importantísimo principio que ni puede ser
suprimido ni alterado; como es ilícito quitar a los particulares lo que con su propia
iniciativa y propia actividad pueden
______________________________
56 Maritain, J., Los derechos del hombre y la ley natural, p. 34.
57 Ib, p34.
58 Idem.
realizar para encomendarlo a una comunidad, así también es injusto, y al mismo tiempo de
grave perjuicio y perturbación para el recto orden social, confiar a una sociedad mayor y
más elevada lo que comunidades menores e inferiores pueden hacer y prestar auxilio a los
miembros del cuerpo social, más nunca absorberlos y destruirlo".59 Lo anterior exige que la
unidad de la organización social no centralice a tal grado que elimine la pluralidad y la
creatividad de los individuos o grupos, pero tal actividad debe coordinarse con el bien
común.
El "principio de subsidiaridad" rige las relaciones estructurales de
corresponsabilidad, libertad e interdependencia entre los pequeños y grandes grupos
sociales en contra del abuso de los totalitarismos. El "principio de solidaridad" expresa las
relaciones esenciales entre persona y comunidad para comprometerse en una realiza-ción
comunitaria que redunde en beneficio de todas las personas que la integran.
En una sociedad integral la familia debe estar integrada a la sociedad civil, así como
ésta al Estado y viceversa. La desintegración posibilita la desigualdad y la injusticia que
beneficia los intereses de quienes manipulan el poder. "La igualdad prevista no deberá ser
nominal, sino efectiva. Ella excluye toda discriminación directa o indirecta".60
El derecho a la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley implica la misma
exigencia y amparo para todos, los mismos servicios y la no represión sino al infractor,
igualdad de oportunidades indiscriminadamente para todos de acuerdo con su profesión y
capacidad. Es derecho inalienable del pueblo su participación en el establecimiento de la
ley que debe normar sus relaciones y su actuar, ley que establece a la "Constitución" como
única soberana. La "participación directa" de los pueblos pequeños debe ser suplida en las
modernas naciones por la elección popular de sus mejores representantes, que expresen el
proyecto surgido del deseo y libertad del pueblo, evidentemente nacido de la consulta seria
y estudiada de los ciudadanos, para evitar caer en un populismo de bajo nivel. La abolición
de este derecho es la destrucción de la persona cívica.
Derecho a la participación activa en la vida de la comunidad en sus diversos
aspectos: físico- laboral, económico-político-social y comunitario personal.
Derecho al sufragio efectivo, que debemos exigir y al que no podemos renunciar,
pues corresponde a la más mínima participación política, y renunciar a este derecho
equivale a ceder el paso a la dictadura.
Jacques Leclercq, en su obra Derechos y deberes del hombre, expone en el capítulo
final "El movimiento social cristiano" y afirma que posee 1os principios y el espíritu que
permite remediar los abusos de otros movimientos sociales -principalmente cita al liberal
burgués y al totalitarismo soviético-; pero lamenta el hecho de que existan tan pocos
espíritus cristianos de valor y acción decidida, que muchos otros faltos de espíritu se
beneficien del liberalismo y que la mayoría se pierdan en la inactividad. Pero concluye su
obra reconociendo que "el mundo evoluciona así hacia una vida cada vez más comunitaria
y, al mismo tiempo, más personal, una y otra cosa se expresan por el trabajo coordinado por
la sociedad".61 Por consiguiente podemos concluir que el espíritu cristiano está presente y
esto es lo que cuenta.
Una "comunidad personalista" necesita un mínimum .de estrategia que coordine su
acción. He aquí cinco reglas que tomo fundamentalmente de Mounier62 y sintetizo así: la.
La comunidad es independiente "frente a partidos y-grupos constituidos". "La adhesión
individual a una acción colectiva deja al adherente una libertad de ejercicio suficiente".~
______________________________
59 Maritain, J., Humanismo integral. p. 132.
60 Declaración Internacional de los Derechos del Hombre, Articulo quinto.
61 Leclercq, J., Derechos y deberes del hombre, pp. 447-448.
62 Mounier, E. El personalismo, p. 57. El entrecomillado está tomado textualmente de Mounier.
2a. Los valores comunitarios son decisión de la comunidad con "asignación rigurosa de
condiciones y medios de acción". Cada persona es libre de elegir los valores de su propia
realización. 3a. La comunidad es solidaria de su propia realización. La división es "el
primer enemigo de los pensamientos nobles de amplia mira"
4a. La comunidad cuidará "el sentido de la libertad y el sentido de lo real, exigiendo que la
investigación" y los planes de realización estén ajenos a cualquier filosofía a priori y "esté
positivamente dispuesta a todo, aún a cambiar de dirección para permanecer fiel a lo real y
a su espíritu". 5a. La confusión y "el desorden de este siglo son demasiado íntimos y
demasiado obstinados para ser eliminados... sin una revisión profunda de valores, sin una
reorganización de estructuras" y sin instaurar células transformadoras de esta sociedad en
una comunidad integral.
F. Tönnies contrapuso sociedad y comunidad (Gemeinschaft und Gesselleschaft, la
la. ed. apareció en 1887 y la 8a. en 1935) afirmando que: "La comunidad se funda en una
voluntad orgánica común", en tanto que "la sociedad es producida. por una voluntad refleja
común". La voluntad orgánica estructura la comunidad de sangre, de espacio y de espíritu
en la estirpe, vecindad y amistad, para formar la unión esencial comunitaria que se
manifiesta en el sentimiento, en el temperamento y en la conciencia y actúa en la armonía
de la creencia. La voluntad refleja, en cambio, estructura arbitrariamente los medios hacia
los fines en contratos y convenios para producir la sociedad. Tönnies descubre
correctamente dos niveles de voluntad: La "voluntad orgánica", que consiste en una
voluntad independiente de la razón, que consciente o inconscientemente se halla ligada al
sentimiento, cuyo valor primordial es la unión íntima del pequeño grupo en la cohesión de
la confianza creída y de la entrega apasionada con carácter de religión mágica. Aquí la
voluntad se torna deseo nacido de instinto y sentimiento, la razón declina en la creencia
fantástica y la voluntad en la pasión que se entrega; en tal circunstancia, la conciencia
queda adherida, falta de reflejo y proyección a la organizante sensibilidad por ser la única
senda abierta a la conciencia y que la encierra en ella para perderla en senderos de
ilimitación fantasiosa, pero de realización limitada al pequeño grupo y su cerrada
circunstancia. Durante milenios el hombre vivió cerrado en este ámbito. Para su fortuna, la
conciencia invirtió su dirección y se abrió a un espacio sin límites, si antes reinaba la
interioridad, ahora gobierna la exterioridad en beneficio individual. El grupo es amplio y
abierto, pero falto de cohesión. La voluntad aborta y no logra nacer en una sociedad
desarticulada por el análisis racional, donde la ciencia divide y la técnica pulveriza. He aquí
la "voluntad refleja", que tras la doble catástrofe mundial se ha proyectado en torno a la
conciencia para girar al fin sobre su eje en perspectiva de cohesión esférica. Pero aún las
dos puntas del eje se niegan a trabar relación de coherencia internacional. Tönnies
descubrió los dos niveles históricos de la voluntad y preferenció el primero, sin darse
cuenta de la evolución de la voluntad, propugnando por el retorno a la edad primera.
Ansiosamente esperamos y propugnamos por la venida plena de la 3a. época, en la que la
voluntad surja de conciencia y razón en perspectiva integral para unir los pueblos en un
espíritu. He aquí la "voluntad integral", la de una "comunidad universal".
La nación ha permitido a través de algunos siglos controlar los egocentrismos
individual, familiar, grupal y racial, así como en algunos casos lavoracidad económica de
las compañías transnacionales y, en menos casos aún, los intereses individuales de quienes
ocupan el poder del Estado; pero la nación a su vez se ha convertido en un egocentrismo
nacionalista que devora otras naciones a través de imperialismos despóticos y destructores.
Por ello, la nación también debe ser superada por la "comunidad de las naciones", que
implante el orden internacional, controlando el nacionalismo y propiciando el desarrollo
armónico e integral de la humanidad.
La "comunidad de las naciones" proclama la igualdad de derechos entre las
naciones, en la que queda excluido todo racismo y todo intento colonial. La única soberana
será la ley, para extirpar la violencia y regir las relaciones internacionales con justicia,
armonía y dignidad comunitaria. Respecto a la "comunidad de las naciones" dice Mounier:
"El federalismo como utopía rectora es ciertamente una expresión del personalismo, pero
una utopía rectora, ya se trate de pacifismo o de federalismo, que no debe transformarse
jamás en utopía actual y ocultarse el sentido que las circunstancias le imprimen, a veces
contra su espíritu".63
La "comunidad de las naciones" es el paso indispensable en la búsqueda de la
unidad del hombre en su ser y el progreso mundial. El camino para lograrlo está erizado de
egocentrismos que deben reventar para abrirse a la unidad. Mounier plantea tres
condiciones de posibilidad para la unidad mundial: la. "Que las naciones renuncien a la
soberanía total, no en provecho de un superimperialismo, sino de una comunidad
democrática de los pueblos". 2a. "Que se haga la unión entre los pueblos y sus
representantes elegidos, no entre los gobiernos". 3a. "Que las fuerzas del imperialismo, en
especial económico, que se sirven ya del nacionalismo, ya del cosmopolitismo, sean
quebradas por los pueblos unidos".64
La "conciencia social" es integrada a través de la influencia que los múltiples
factores desarrollan con la estructuración y dominancia correspondiente. La génesis
temporal de la conciencia social parte y evoluciona a través de estas estructuras sociales
que dominan en la generalidad de este pueblo; pero tal conciencia llega al culmen en las
personalidades, que en dinámica inversa crean nuevas soluciones capaces de resolver y
reorientar la problemática que la evolución social plantea. He aquí el doble movimiento
social, que en interacción constante generan la conciencia social. La abstracción analítica
da primordialidad temporal al primer movimiento y primordialidad trascendente al
segundo; pero ambos generan la conciencia social simultánea y trascendentemente porque
en la realidad ambos movimientos se sintetizan en la integración social.
La "conciencia nacional" así como la "internacional" o "mundial" se creará en el
momento en que se generen las estructuras que permitan comprehender "una comunidad"
de tales dimensiones. Nada se opone más a tal creación que el poder manipulador de las
relaciones internacionales para beneficio de un grupo, porque produce la reacción
conflictiva y desestructuradora. Evidentemente que consideramos también aquí que,
justicia, igualdad y colaboración son los valores que posibilitarán las estructuras
internacionales para la "comunidad mundial".
La cultura occidental ha reafirmado su fe en la razón para crear una economía capaz
de satisfacer las necesidades básicas de la humanidad, capaz de enseñorearse de la
naturaleza y dominar el mundo; Occidente ha declarado los valores trascendentes y la
reacción consecuente declara en bancarrota la razón económica desvalorizada. Occidente
debe volver sus ojos y mirar en la perspectiva de la conciencia existencial para captar los
valores humanos en su capacidad de realización. trascendental.
Mahatma Gandhi, hablando de "la libertad sin violencia" dice: Ahimsa significa no
maltratar a ningún ser viviente con pensamientos, palabras y obras, ni siquiera en beneficio
supuesto de dicho ser.... La no violencia no es una forma encubierta de cobardía, sino la
manifestación más grande del valor. Ejercitar la no violencia exige mayor fuerza de
voluntad que la necesaria para la lucha. Cobardía y violencia se contraponen... el partidario
de la no violencia debe estar dispuesto a todo sacrificio, aún al más grande, a fin de verse
libre del temor.., el seguidor de Ahimsa sólo conoce el temor de Dios. Quien se acoge a
Dios, piensa que el "atman" es superior al cuerpo mortal.
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63 Mounier, E., El personalismo, p. 61.
64 Idem.
El entrenamiento para la no violencia es, por consiguiente, lo opuesto al entrenamiento para
la violencia. Se necesita la violencia para defender las cosas; la no violencia, en cambio, es
necesaria para defender al atman y su honor.., el valor que supone la no violencia es
superior al que supone la lucha. Son características del hombre violento sus armas: lanzas,
dagas, fusiles. En cambio, el escudo del hombre no violento es Dios... No basta con no
matar. El aspecto positivo de la no violencia es el amor.65
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65 Hegner, Kóln, M. Gandhi, pp. 152, 165, 149, 150, 151, trad. del doctor Mario Gutiérrez C.
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