Maquiavelo y el nacimiento de la Teoría Política

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-1Prof. Dr. Miguel A. Peña Fernández
Diciembre, 2008
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Maquiavelo y el nacimiento de la Teoría Política
El Estado como un sistema autónomo de valores
Con insistencia se anuncia “el fin de la política” cuando nuestro destino depende, en
forma creciente, de cruciales decisiones políticas. En la historia de este conjunto de
reflexiones sobre la vida política, surge una figura clave: Nicolás Maquiavelo, cuyo
pensamiento huidizo y contradictorio, ambiguo y enigmático, sigue intrigándonos y
atrayéndonos con extraño magnetismo. A la vez que reconocemos en él, el nacimiento
de la Ciencia Política contemporánea.
Con Maquiavelo nace la Ciencia Política. Fue el primer pensador
en utilizar el término de Estado en el alcance conceptual que le
damos hoy día. Al decir de Gioanni Sartori, “la política no se
configura en su especificidad y autonomía hasta Maquiavelo”.
“Con Maquiavelo (1469-1527) la política se diferencia de la moral
y de la religión... La moralidad y la religión son, ciertamente,
ingredientes fundamentales de la política, pero a título de
instrumentos”. [1]
La mayor originalidad de Maquiavelo reside quizás en el hecho de que teorizó con
inigualado vigor sobre la existencia de un imperativo propio de la política. Maquiavelo no
se limitó a señalar la diferencia entre la política y la moral, llegó a proclamar una
vigorosa afirmación de autonomía: la política tiene sus leyes, leyes que el político debe
aplicar. Pero, ¿por qué se considera que con Maquiavelo nace la Ciencia Política?
El poder: un fin en sí mismo
Al decir de Ebenstein, el aspecto más revolucionario del pensamiento maquiaveliano no
es lo que dice, sino lo que ignora. Antes que Maquiavelo todos los escritores políticos -desde Platón y Aristóteles, a través de la Edad Media hasta el Renacimiento-- tenían
una cuestión central: el fin del Estado. El poder político fue asumido sólo como un
medio, un medio al servicio de fines más altos, como la justicia, el bien general, la
libertad o el cumplimiento de designios divinos. Maquiavelo ignora la proyección del fin
del Estado en términos extra-políticos (éticos, religiosos, culturales) y asumió que el
poder es un fin en sí mismo, focalizando sus investigaciones sobre los medios que eran
los mejores para adquirir, retener y expandir el poder. [2]
Maquiavelo separó el poder de la moralidad, la ética, la religión y la metafísica y afirmó al
Estado como un sistema autónomo de valores independientes de cualquier otra fuente.
-2-
El hombre de Estado será guiado por los preceptos de su propio código cuyos fines
--adquirir, retener y expandir el poder-- son diferentes de otros códigos morales o
religiosos y cuyos medios son diferentes también. Asumiendo que el poder es el fin de
la política, la bondad coincide con eficiencia: un medio eficiente para adquirir, conservar
y expandir el poder, es bueno. Un medio ineficiente, es malo.
Como expresa Sabine, más que ningún otro pensador político, fue Maquievalo el
creador del significado que se ha atribuido al Estado en el pensamiento político
moderno. “Aún la propia palabra Estado, empleada para designar al cuerpo político,
soberano, parece haberse difundido en los idiomas modernos en gran parte debido a
sus escritos”. [3]
Maestro del realismo político
Su mérito, en primer lugar, es despojar al Estado de toda dependencia espiritual. Con
Maquiavelo, el Estado deviene laico, sentando las bases de una Teoría Política
autónoma.
Maquiavelo se presenta, en los inicios de la época moderna, como el maestro por
excelencia del realismo político. Posición ésta que se contrapone a la tradición
escolástica de los tratados especulativos de la tradición clásica y medieval y de las
utopías renacentistas.
Maquiavelo ha dado origen a conceptos tales como “maquiavélico” y “maquiavelismo”
para aludir a conductas tortuosas, hipócritas, cargadas de engaño velado. Voltaire
hablaba del “ponzoñoso Maquiavelo” y Shakespeare pone en labios de Ricardo de
Gloucester, en el Tercer Acto, Escena II, de Enrique VI, la referencia a un “sangriento
Maquiavelo” [4].
Su pensamiento ha sido considerado inspirador del absolutismo, la tiranía, el
despotismo. En realidad, no resulta fácil desentrañar el verdadero sentido del
pensamiento maquiaveliano. En primer lugar por su carácter huidizo y enigmático,
ambiguo y paradojal.
¿Un teórico de la tiranía?
¿Cuál sería la mejor definición?. ¿Teórico empírico de la fuerza, ideólogo del golpe de
Estado o defensor de la estabilidad y del orden jurídico?. ¿Republicano o amigo de los
príncipes tiránicos?. ¿Doctrinario del liderazgo defensor del consentimiento del “populo”
como la mejor garantía de estabilidad para cualquier régimen?.
Maquiavelo no se deja aprisionar en ninguna camisa de fuerza capaz de describirlo con
precisión, coherencia o nitidez. Quizás aquí radique el interés que aún hoy despierta su
obra.
-3-
Es significativo que uno de los más severos analistas modernos de Maquiavelo y uno de
los másincisivos cultores de la filosofía política, Leo Strauss, concluyó un estudio sobre
el pensador florentino afirmando que sus obras son obras republicanas [5] y aún más
sorprendente que James Burnham, en un estudio sobre Mosca, Sorel, Michels y
Pareto, los haya denominado “Los maquiavelianos: defensores de la libertad” [6].
Misterios y enigmas que se siguen proyectando sobre éste -también huidizo- siglo XXI
Notas
[1] Giovanni Sartori: “¿Qué es la Política?” En “La Política, lógica y método de las
ciencias sociales”, México, F.C.E., 1984
[2] William Ebenstein: “Great Political Thinkers. Plato to the Present”, 1960
[3] George Sabine: “Historia de la Teoría Política”. México, F.C.E. 1984
[4] “[...] I can add colours to the chameleon,
Change shapes with Proteus for advantages,
And set the murderous Machiavel to school:
Can I do this, and cannot get a crown?
Tut! Were it further off, I’ll pluck it down”
William Shakespeare, Enrique VI, Tercer Acto, Escena II,
[5] Leo Straus: “Thoughts on Machiavelli”, Seatle, University of Washington Press,
1959
[6] James Burnham: “The Machiavellians: Defenders of Freedom”, Chicago, 1943
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