Si hay un ¨factor¨ difícil de cuantificar en sexualidad humana, éste es el deseo. ¿Es que acaso hay una ¨medida de deseo¨? ¿Le ¨tomo el tiempo¨, ¨lo peso¨, le ¨tomo la temperatura¨? Intentar decir que hay una ¨cantidad óptima¨ de deseo es casi un imposible, y por lo tanto, intentar solucionar problemas de una ¨diferencia¨ del deseo en una pareja es un desafío en la terapia sexual. No todos tenemos el mismo deseo. De hecho, tanto en la consulta sexológica como en la charla de café lo que escuchamos es que para un miembro de una pareja dada el número de encuentros sexuales es siempre poco, mientras que el otro miembro se siente siempre ¨presionado¨ a tener más relaciones sexuales de lo que desea... Tradicionalmente se ¨dice¨ que el varón ¨quiere¨ más que la mujer, pero en la consulta se observan las dos situaciones, tanto un mayor deseo del varón como un mayor deseo de la mujer. Estas diferencias, ¨desfasajes¨ del deseo también se observan en las parejas homosexuales, y es lógico, porque el deseo varía de persona a persona, por un lado, y también en la misma persona a través del tiempo y de las distintas situaciones. Además ni las relaciones diarias garantizan la felicidad, ni las escasas llevan necesariamente a la pena. Así que no hay un número ¨normal¨ de relaciones sexuales, o una cantidad ¨normal¨ de deseo. La ¨normalidad¨ del deseo es un concepto supuesto... y por sobre todo ¨impuesto¨ socialmente. Hace cien años atrás la imposición social sobre la mujer era que no deseara sexualmente, que fuera una mujer-madre. Lo deseable era la ausencia de deseo. Hoy la sociedad nos ¨impone¨ desear todo el tiempo, intensamente, y no sólo en lo referente al sexo. El discurso predominante es que si no ¨deseamos¨ algo anda mal en nosotros.... lo cual es una estrategia para poder vender. ¿Qué sería de los vendedores sin nuestro deseo? Nos venden celulares, LEDs cada vez más grandes, computadoras, perfumes, autos, y también y por sobre todo, sexo. El deseo es el motor de esta sociedad, y el mecanismo de deseoadquisición-satisfacción ¨inmediata¨-desilusión-nuevo deseo está bien aceitado. ¿Por qué habría de escapar la sexualidad a este mecanismo? Nosotros creemos que somos libres al desear, pero pensemos por un momento si realmente nos permitimos desear lo ¨que nos surja¨ o si deseamos lo que el mercado nos vende como objeto de deseo.... Pensemos en el constante bombardeo de los medios de comunicación para tener ¨el cuerpo de sus sueños¨... y nos daremos cuenta que nuestro deseo... pocas veces es NUESTRO. Por otro lado, cuando nos enamoramos, cuando tenemos ese ¨flechazo¨ deseamos al Otro (Otro en sentido psicológico: otro Yo, otro sujeto) cuando prácticamente no l@ conocemos, y los primeros encuentros nos satisfacen y a la vez nos incitan a conocerl@ más, no podemos dejar de pensar en esa persona, que nos parece maravillosa. El problema radica es que a medida que l@ vamos conociendo, también nos vamos desilusionando... y ahí surgen los problemas. Es que el enamoramiento es un estado de locura pasajera donde en realidad no vemos a quien tenemos enfrente, sino a quien queremos ver. Muchas parejas se desarman al terminar el enamoramiento, y otras continúan juntas con conflictos no trabajados y llegan a la terapia con la queja de falta de deseo sexual. Es ahí donde comienza la labor terapéutica para desentrañar la madeja y ver que hay detrás de este motivo de consulta. Hasta la próxima! Dra. Maria Edith Martín Sexóloga Clínica www.sexologaedithmartin.com.ar Twitter: @sex_dramemartin Fb: Maria Edith Martín Sexóloga Clínica