Como poner fin al dolor emocional

Anuncio
Como poner fin al dolor emocional
por Bel Cesar - [email protected]
Traducido por Melissa Park - [email protected]
Podemos localizar en nuestra vida fases en que un dolor emocional permanece instalado en nosotros
por un largo período - un año y medio, por lo menos. Vamos a dormir sabiendo que, al despertar,
sentiremos el mismo dolor en el pecho. Generalmente eso ocurre cuando vivimos algo mayor a lo que
nuestra capacidad de elaborar.
La meta de transformar el sufrimiento en auto-conocimiento nos hace sentir íntimos de nuestro dolor, tan
próximos de él que, a veces, sentimos pena de dejarlo. Recuerdo claramente primera vez que sentí
nostalgia por percibir que un dolor emocional se estaba acabando. Llegué a preguntar a Gueshe Sherab:
“Será que sin este dolor continuaré aprendiendo tanto como aprendí a sentirlo?”. Él rió y me respondió:
“Usted no precisa llamar al dolor para evolucionar, puede tener certeza que siempre habrá sufrimiento
suficiente para aprender algo con él. Cuándo la mente no está sobrecargada con un dolor intenso,
piensa mejor”.
Si estuviéramos sufriendo por el mismo dolor hace mucho tiempo, debemos identificar el momento de
desapegarnos de él. Es necesario sentir el dolor apenas mientras él nos ayude a aprender más a nuestro
respecto, o sea, mientras él represente una forma de ampliar la visión acerca de nosotros mismos.
Parece obvio que nadie desea apegarse al dolor. En realidad, aún así, desapegarse de él talvez sea uno
de nuestros mayores desafíos.
Aceptar la necesidad de abandonar un padrón emocional, aún que él implique sufrimiento, puede ser tan
difícil como aceptar la muerte de un ser querido, pues sentimos como si perdiésemos algo de nosotros
mismos. En ambos casos debemos aprender a hacer el luto. Como escribe Christine Longaker en
Esperanza delante de la muerte (Ed.Rocco): “El proceso de recuperación de nuestro dolor puede
ayudarnos a vivir de manera más plena y apreciar cada día y cada persona, como una dádiva
insubstituible. En el luto, debemos por fin desapegarnos de la persona que se fue; mientras, podemos
mantener su amor con nosotros. No somos abandonados en la perdida; podemos nutrir nuestras
memorias de amor, y permitir que el amor continúe fluyendo en nuestra dirección”. Del mismo modo,
cuando nos separamos de un padrón emocional dolorido con el cual convivimos por tantos años,
debemos mantener la conciencia de su importancia en nuestro proceso de auto-conocimiento: una forma
de gratitud por lo aprendido.
Sogyal Rinpoche sugiere el contacto con la naturaleza como un potente método de poner fin al dolor:
“Uno de los métodos más poderosos que conozco para aliviar y disolver el sufrimiento es ir a la
naturaleza, contemplar una cascada, en especial, dejando que las lágrimas y el dolor salgan de usted y
lo purifiquen como el agua que fluye. Puede también leer un texto referente a la impermanencia o al
sufrimiento, y dejar que la sabiduría contenida en sus líneas le traiga consuelo. Aceptar el dolor y ponerle
fin es posible”. (El libro Tibetano de Vivir y Morir, Ed. Talento )
Cuando aceptamos el hecho de que podemos experimentar conscientemente nuestro dolor, entonces,
estaremos listos para liberarnos de él! Finalmente romperemos el hábito de auto-consideración y
estaremos aptos para ser felices.
La intensidad del dolor de una emoción posee un tiempo que le es propio, pero que también tiene su fin.
Si él continúa presente después de un tiempo prolongado es porque lo estamos invocando demasiado.
Es mejor parar de invocar ese dolor y abrirnos para lo desconocido, preguntándonos: “Como seré sin
este dolor”?
Muchas veces encontramos justificaciones nobles para no cambiar, cuando, en realidad, precisamos ser
más sinceros con nuestra franqueza.
La sinceridad es un antivirus contra las interferencias interiores y exteriores, pues cuando somos
sinceros no andamos con rodeos. La sinceridad nos da coraje y abertura para lidiar con cualquier
situación, agradable o desagradable. De esta forma, nos abrimos para el mundo. La falta de foco es un
modo de protegernos de las exigencias del mundo, y de postergar nuestra participación en él.
Al saber quienes somos, podemos adquirir la flexibilidad de percibir igualmente nuestras necesidades y
las de los otros sin privilegiar ninguna de las partes. Así, no estaremos amarrados a nosotros mismos, ni
nos confundiremos con los deseos de los otros.
Extraído del libro “El libro de las Emociones” de Bel Cesar, Ed. Gaia. (“O livro das Emoções” de Bel
Cesar, Ed. Gaia).
Descargar