Las tradiciones prehispánicas transformadas al siglo XXI en la Ciudad de México

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Las tradiciones prehisp ánicas transformadas al siglo XXI en la Ciudad de México
Abstrae
Analizar cuáles son las tradiciones prehispánicas que sobreviven
hasta nuestros días en la región de los pueblos originarios de la
Ciudad de México, considerando que se trata de una de las
metrópolis más grandes del mundo, con un Aeropuerto Internacional
–desde hace años insuficiente-, zonas importantes de comercio en
todas las dimensiones, grandes avenidas, circuitos e incluso un
periférico con segundo piso, fenómenos de migración de la
población del centro de la capital a las zonas conurbadas,
convirtiendo el centro de la Ciudad cada vez más en una zona con
baja densidad poblacional que en el día recibe grandes afluencias de
personas que acuden al trabajo y actividades comerciales, viajando
por la noche a distancias cada vez más largas a zonas fuera de la
Ciudad que sirven prácticamente como dormitorios de millones de
citadinos y justamente en una parte de esa gran urbe existen todavía
algunas zonas que se identifican como: la provincia dentro del
Distrito Federal, Pueblos Originarios o incluso como zonas de
reserva ecológica del sur - oriente –toda vez que se caracterizan por
su mínima densidad poblacional y mantienen grandes extensiones
de bosque, monte o áreas verdes-.
Entre esas zonas de la Ciudad que todavía no han sido alcanzadas
por el desarrollo urbano del resto de la metrópoli, se encuentra la
Delegación de Tlahuac que tiene siete pueblos San Andrés Mixquic,
San
Nicolás
Tetelco,
San
Juan
Ixtayopan,
Santa
Catarina
Yecahuizotl, Santiago Zapotitlán y Santiago Tlalenco, entre los que
destaca por las razones que se expondrán a continuación, el pueblo
de San Andrés Mixquic, un lugar en donde todavía en pleno siglo
XXI
sobreviven
algunas
tradiciones
de
origen
prehispánico,
amenazadas de extinción, con el riesgo latente de que el desarrollo
urbano transforme la región y venza la resistencia de sus oriundos.
Por lo expuesto, en el presente artículo que pretende aportar a
quienes lo honraren con su lectura los antecedentes, el análisis y las
comparaciones, respecto de las tradiciones que sobreviven después
de casi quinientos años en algunos casos y en otros las costumbres
que fueron transformadas significativamente.
Reconociendo la transformación que ha tenido su forma de
organización política y religiosa, y como han trascendido incluso
legislativamente hasta nuestros días, modificando la estructura
general
de
las
Delegaciones Políticas del
Distrito
Federal,
reconociendo aunque no con la eficacia indispensable, que deben
perdurar las formas ancestrales de la estructura local como núcleo
de una sociedad. ¿Cuáles son los valores que preservan las
tradiciones en Mixquic?, ¿Cómo se transformaron esas tradiciones
hasta nuestros días?, ¿Cómo se transformó después de la conquista
la identidad de la región en donde se encuentra asentado Mixquic?
Mixquic, cuyo nombre significa "en el mezquite", ha logrado
conservar su ancestral tradición de culto a la muerte mediante
diversas formas.
Mixquixtli, diosa de la vida y de la muerte.
Abstract
Analyze which pre-Hispanic traditions survive until our days in the
native villages region, in Mexico City. Considering that we are talking
about one of the biggest metropolis in the world, with an international
airport-insufficient since many years ago-, important trade zones in
all dimensions, large avenues, circuits, even one circuit with a
second floor named Periférico, migration phenomenon of the
population to the metropolitan areas, becoming the center of the city
each time more in an area with low population density, that during
the day receives huge influxes of people that come to work and to do
business activities, traveling by the night to distances each time more
far to some zones out of the city that works practically as a bedroom
of millions of citizens and rightly in a part of that great city they still
exist some zones that are identified as: the province within the
Federal District, Native Villages or even like ecological reserve zones
of the south-east- any time that they are characterized by its
minimum population density and they keep big forest extensions or
green areas.
Between those zones of the city that they aren’t reached yet by the
urban development of the rest of the metropolis, it can be find
Tlahuac delegation that have seven villages: San Andrés Mixquic,
San
Nicolás
Tetelco,
San
Juan
Ixtayopan,
Santa
Catarina
Yecahuizotl, Santiago Zapotitlán, and Santiago Tlalenco, among
those villages it stand out San Andrés Mixquic by the reasons
exposed below, it’s a place where they still survive in the XXI century
some traditions of Pre-Hispanic origin, threaten of disappearing, with
the risk of that the urban development transforms the region and
defeats the natives resistance.
Therefore, under the historical method, it is presented this article
that pretend to provide to those that honored it with its lecture the
background, the analysis and the comparison, regarding traditions
that survive after almost five hundred years in some cases and in
other ones the customs that have been transformed significantly.
Recognizing the transformation that has taken its shape of political
and religious organization, and how they transcended even
legislatively until now, modifying the overall structure of politic
delegations of the Federal District, recognizing although without the
essential efficacy, that must remain the ancestral ways of the local
structure as the core of society. Which are the values that preserve
traditions in Mixquic?, How this traditions have changed until now?
After the conquest, how the region’s identity where Mixquic is
situated was transformed?
Para iniciar con los antecedentes de Mixquic en la época de la conquista,
considere como tema obligado abordar una vieja discusión sobre un capítulo de
la conquista y para tratar de establecer nuestra posición, consulte algunos
cronistas e historiadores quienes aseguran que los conquistadores solamente
vieron de lejos al pueblo de Mixquic en su camino hacia la Gran Tenochtitlan
contra una historia popular.
Se trata entonces de encontrar indicios sobre si los conquistadores al entrar al
Valle de Chalco, durmieron una noche en Mixquic y permanecieron algunas
horas durante el día, de acuerdo a la versión popular que por generaciones se
ha transmitido entre los oriundos del lugar, o como sostienen otras voces
calificadas, pasaron de largo viendo el lugar de lejos hasta llegar a Iztapalapa.
El historiador Manuel Orozco y Berra en las “Cartas de Relación” de Hernán
Cortés, insertó un mapa en el cual se encuentra marcado con una línea la ruta
que siguieron los conquistadores al bajar de la montaña para llegar a
Ayotzingo, mismo en el que está marcado con un círculo y Cuitlahuac en la
misma forma, pero Mixquic ni siquiera aparece en este mapa.
Esa versión popular poco afortunada que se maneja como verídica, queda
superada ante la versión de los cronistas e historiadores como: Hernán Cortés,
William H. Prescott y Fray Toribio Motolinia.
Hernán Cortés (segunda carta del 30 de octubre de 1520), “Y yo partí
luego tras ellos muy acompañados de muchas personas que parecían de
mucha cuenta como después pareció serlo; y todavía seguía el camino
por la costa de aquella gran laguna, y a una legua del aposento donde
paré ví dentro en ella, casi dos tiros de ballesta, una ciudad pequeña que
podía ser de mil o dos mil vecinos, toda armada sobre el agua, sin haber
en ella ninguna entrada y muy torreada, según lo que de fuera parecía, y
otra legua adelante entramos por una calzada tan ancha como una lanza
jineta, por la laguna adentro de dos tercios de legua, y por ella fuimos a
dar a una ciudad hermosa, aunque pequeña , que hasta entonces
habíamos visto, así de muy bien labradas casas y torres como de la
buena orden que en el fundamento había por ser armada toda sobre
agua, y en esta ciudad, que será hasta de dos mil vecinos. Nos recibieron
muy bien y nos dieron bien de comer y allí me vinieron hablar el señor y
los principales de ella y me rogaron que me quedase allí a dormir, y
aquellas personas que conmigo iban de Moctezuma me dijeron que no
parase, si no que me fuera a otra Ciudad que está a tres leguas de allí
que se dice Iztpalapa.” (1)
Del pueblo que habla Cortés que estaba a dos tiros de ballesta y no pasó ni
llegó a él, es el de Mixquic, sin haber para el mismo ninguna entrada, lo que
desvirtúa la versión popular.
Desde el punto de vista de William H. Prescott, en su “Historia de la Conquista
de México”, se hace referencia a lo siguiente:
“Al descender de la zona montañosa Hernán Cortés y su ejército
Cristiano. El Primer lugar en que descansaron fue Ayotzingo ciudad de
considerable extensión y una gran parte de la cual estaba fundada sobre
estacas introducidas en el agua, fue la primera muestra que vieron los
españoles de esta arquitectura lacustre. Los canales que cortaban la
ciudad en lugar de calles, presentaban una escena muy animada por el
número de barcos que suavemente lo subían y bajaban cargadas con
provisiones y otros efectos para los habitantes, aquí en este lugar
pernoctó volviendo a emprender la marcha del ejército, siguió la orilla
meridional del lago de Chalco, cubierta entonces de nobles selvas y
pobladas de huertos abundantes en frutas propias del otoño, de nombres
desconocidos; pero de ricos e incitadores colores. Dejando la ribera,
llegaron los españoles, al gran dique o calzada que se prolonga por unas
cuatro o cinco millas y dividía al lago de Chalco del de Xochimilco hacia el
poniente. A la mitad del camino que atravesaba el lago, hizo alto el
ejército en la ciudad de Cuitlahuac, lugar de mediana extensión, pero
célebre por la hermosura de sus edificios, los más bellos dice Cortés que
hasta entonces había visto en el país. Después de tomar algún descanso
en este lugar, continuo su marcha a lo largo del dique de la calzada pasó
el ejército a la estrecha punta de tierra que divide las aguas del lago de
Chalco de las de Tezcoco, atravesando esta península, entraron a la
residencia Real de Iztapalapa.” (2)
De la lectura al texto transcrito no se desprende de ninguna manera que Cortés
y su ejército hayan visitado y mucho menos pernoctado en Mixquic, por lo que
una vez más se encuentra una versión contraria a la historia local.
Hay un texto que se transcribe a continuación y pertenece a la obra titulada
“Historia de los Indios de la Nueva España”, de Fray Toribio Motolinia, quien en
el tratado III, capítulo 20, reseña de manera muy concreta como se
transformaron los iconos de las creencias en la conquista ideológica y en la
imposición de una nueva doctrina, en reemplazo a su cultura y creencias.
Concretamente me parece reveladora de cómo se estableció una persecución
a todos los antecedentes sobre la cultura pre-hispánica de parte de los
conquistadores, implantando una nueva cultura a través de la imposición
ideológica de una religión o conjunto de creencias de carácter espiritual. El
texto lo transcribo porque difícilmente podría reseñar las características de ese
capítulo en el proceso de conquista.
“En cada pueblo tenían un ídolo o demonio el cual tenían principalmente
como su abogado, y a éste honraban y ataviaban de muchas joyas y
ropas y todo lo bueno que podían haber o le ofrecían, cada pueblo como
era y más en la cabeza de provincias.
Estos principales ídolos con las insignias y ornamentos o vestidos de los
demonios, escondieron los indios unos so tierra, otros en cuevas y otros
en los montes. Después cuando se fueron los indios convirtiendo y
bautizando, descubrieron muchos, y traíanlos a los patios de las iglesias
para allí los quemar públicamente. En otros pueblos estos principales
ídolos con sus atavíos estuvieron en poder de los señores o de los
principales ministros de los demonios, y éstos los tuvieron tan en secreto
que apenas sabían de ellos sino dos o tres personas que los guardaban,
y de estos también trajeron a los monasterios para quemarlos grandísima
cantidad. A donde a llegado la doctrina y palabra de Cristo o ha quedado
cosa que sepa ni de que debe hacer cuenta porque si desde aquí a cien
años cavasen en los patios de los templos de los ídolos antiguos, siempre
hallarían ídolos, porque eran tantos los que hacían; porque acontecía que
cuando un nuño nacía hacían un ídolo y al año otro mayor, y a los cuatro
años otro, y como iba creciendo así iban haciendo ídolos y de estos los
cimientos y las paredes llenas, y en los patios hay muchos de ellos.
En el año de mil quinientos treinta y nueve y en el año de mil quinientos
cuarenta algunos españoles, algunos de ellos con autoridad otros sin ella,
por mostrar que tenían celo de la fe y pensando que hacían algo,
comenzaron a revolver la tierra, y a desenterrar a los muertos, y a premiar
a los indios porque les diesen ídolos; y en algunas partes llegó a tanto la
cosa, que los indios buscaban ídolos que estaban olvidados y podridos
debajo de la tierra, y aún algunos indios fueron tan atormentados, que en
realidad de verdad hicieron ídolos y los dieron para que los dejasen de
maltratar. Mezclábase con el buen celo que mostraban en buscar ídolos
de oro y Chalchihuit, que es una piedra de mucho precio y
fantaseábaseles que había un ídolo de oro que pesaría un quintal o diez o
quince arrobas y la verdad que ellos acudieron tarde, porque todo el oro y
piedras preciosas se gastaron y pusieron en cobro, y lo hubieron en su
poder los españoles que primero tuvieron en poder los indios y pueblos
en su encomienda. También pensaban hallar ídolos de piedra preciosa
que valiese tanto como una ciudad; y cierto aunque yo he visto muchos
ídolos que fueron muy temidos entre los indios y muy atacados como
dioses principales, y algunos de chalchihuitl, y el que más me parece que
podría valer puesto a la almoneda no pienso que darían en España por él
diez pesos de oro; para esto alteraban y revolvían y escandalizaban los
pueblos con sus celos en la verdad indiscreta; Porque ya que algún
pueblo haya algún ídolo o está podrido o tan olvidado o tan secreto que
en pueblo de diez mil ánimas no lo saben cinco, y tienen en los que ellos
son, que es tenerlos o por piedras o maderos, estos pobres indios que
tienen los ídolos tan olvidados como si hubieran pasado.” (3)
Por estas razones como la de la fe y la codicia del oro en todos los pueblos de
la ribera y las islas de Tlahuac y Mixquic, de los lagos de Chalco y Xochimilco
existieron
tan
inmensa
cantidad
de
ídolos,
algunos
completos
y
desgraciadamente la mayoría semi destruidos que permanecieron intocables
durante los trescientos años de la dominación española, o de la Epoca Colonial
porque los curas eran muy celosos y nunca permitieron que los indios hicieran
prácticas idolatras o tuvieran guardada alguna figura de barro, piedra o de
obsidiana en su casa, porque cuando los curas se llegaban a enterar que
alguno de sus feligreses tenía uno o varios ídolos guardados en sus casas, les
mandaba aprehender, lo encarcelaba y si le comprobaba que efectivamente
tenía algún ídolo o realizaba alguna práctica idolatra, lo acusaba del delito de
superstición o herejía, formándose un expediente y remitiéndolo al Juzgado
General de Naturales, si el acusado no se retractaba o desmentía la causa de
su acusación, entonces de este lugar, era remitido a los tribunales del Santo
Oficio, de la Santa Inquisición donde era internado en una cárcel secreta, para
continuar con la averiguación hasta sus últimas consecuencias.
Durante la Época del México Independiente, como la fe religiosa estaba muy
arraigada en la población, los indios por temor a ser excomulgados no les
volvieron a dar importancia a los ídolos, por lo que esas figuras siguieron
enterradas y olvidadas, hasta que a fines del siglo XIX, por órdenes del General
Porfirio Díaz se empezó a hacer rescate histórico de la cultura Prehispánica
con respecto a los terremontes, en estos lugares las personas que se han
dedicado a escavar la tierra, para desenterrar ídolos o piezas hechas de barro,
jade, piedra o de obsidiana, han encontrado muchísimas piedras de éstas, en
terremontes como el de Santo Domingo, que actualmente pertenece al Pueblo
de San Juan Ixtayopan y en el pasado fue propiedad del Pueblo de San Pedro
Tlahuac , ubicado todavía en parte de los que fue el Lago de Chalco, también
existen otros terremontes, en los pueblos de San Francisco Tlaltenco y San
Luis Tlaxialtemalco.
Bajo un sistema de gobierno y recaudación de tributos para la Corona, en 1530
se instituyó el verdadero gobierno en trato directo con los pueblos indígenas.
Posteriormente, Cuitláhuac y Mixquic se convirtieron en encomiendas privadas,
manteniéndose así hasta muy avanzado el siglo XVII, ligados al corregimiento
o alcaldía mayor de Chalco. Este antecedente es importante porque nos
permite ubicar a Mixquic, como parte del Valle de Chalco y no como de
acuerdo a la división política actual se le ubica dentro de la región de la
delegación Tlahuac.
Con independencia a lo anterior, la conquista tuvo sus efectos en Mixquic como
en el resto del Valle de Chalco, a esa región conformada por el ahora Municipio
de Ayotzingo –Estado de México-, el Valle de Chalco, San Juan Tezompa –
Estado de México- y San Nicolás Tetelco –otro pueblo originario de la
Delegación Tlahuac-, componen una región natural con tradiciones y
características comunes, aún cuando la división política separa a Mixquic de
los Municipios Mexiquenses y pareciera que esa diferencia tan marcada de ese
poblado con el resto de la metrópoli se debe precisamente a que se impusieron
fronteras territoriales y no se respeto la tradición y arraigo de ese poblado con
la región a la que naturalmente pertenece.
Una tradición común entre estos pueblos de la Ciudad de México y del Estado
de México, consiste en acudir el día 15 de mayo a la cima del Ayaquemetl –
monte que colinda con San Nicolás Tetelco y San Juan Tezompa-, a la misa en
honor de San Isidro Labrador, quien velará porque las cosechas tengan éxito
durante esta temporada.
Originalmente el ascenso a la cima del Ayaquemetl, consistía en ofrecer tributo
al Dios de la Lluvia y coincidía más o menos con las fechas, se modificó a
través del tiempo esta tradición imponiendo la influencia religiosa por lo que
hasta éstos días se honra el auxilio de San Isidro Labrador.
Otra característica de la región sin duda es la de leñar, que consiste desde sus
orígenes en acudir al monte a reunir leña para llevarla a casa de quien está
organizando los festejos por la bonanza en la cosecha o en la pesca,
considerando que toda esa región vendía pescado blanco y tenían como su
principal actividad la agricultura. Posteriormente, se crearon las figuras de las
mayordomías para organizar las fiestas patronales, que previo a la celebración
se establece el día para recoger en el monte leña y concentrarla en casa de los
mayordomos en turno, misma que se utilizará para cocinar los platillos
tradicionales, como el Mixmole, Chacualote o el Tlaxacall.
El Mixmole es un platillo regional que se ofrece particularmente en los velorios,
originalmente se prepara con la aportación de la comunidad en sus
ingredientes en virtud de que se trata de grandes cantidades, prácticamente
para todo el pueblo, aportación colectiva de chile verde, espinacas, acelgas y
tepolocates -pescados negros y babosos parecidos a los ajolotes-. Actualmente
se tuvieron que sustituir los tepolocates por charales secos.
El Chacualote es un platillo regional que se prepara con caña, tejocote,
guayaba y naranja, mezcla que se sirve principalmente por las noches como
recompensa a las arduas jornadas de trabajo en el campo. Después de la
conquista se le agregaron ingredientes como la calabaza de castilla y la canela.
El tlaxcall, platillo que consiste en tostadas de maíz tierno con atole de pinole,
utilizado para los días de festejo, entendiéndose estas fechas antes de la
conquista como aquellas en las que se veían favorecidas sus actividades
comerciales, y después de la conquista se refieren obviamente a las fiestas
patronales.
Sin duda en Mixquic hay otra tradición prehispánica que es la más conocida,
incluso internacionalmente, que tiene que ver con la colocación de ofrendas en
honor de los difuntos y la alumbrada, que consiste en prender fogatas sobre la
tumba o a un costado de la misma, para que las ánimas de los difuntos
identifiquen el lugar en donde sus familiares los esperan toda la noche y les
llevan platillos típicos, fruta, dulces, bebidas alcohólicas y en su caso tabaco,
esta característica que es más bien contemporánea, tiene sus orígenes en el
zompantli, se trata de muros recubiertos de cráneos humanos esculpidos o reales en
forma reticular. El carácter sagrado de los restos humanos en la cultura mexica les
daba la función de ser depositarios de restos de sacrificados. Los zompantli de
huesos reales eran comunes del campo de batalla y los erigidos en piedra
tenían el objetivo de remembrar guerreros caídos. Incluso hay que decir que los
zompantli son parte de una cosmovisión del tiempo desde un punto de vista
astrológico.
En relación a las veladas en las tumbas con ofrendas, si bien fueron
transformándose del Zompantli a las veladas en los panteones como en
nuestros días, hay otra característica que sufrió cambios y es la que
actualmente se conoce como “campanero mi tamal”, al día siguiente del día de
muertos emitían un ruido con instrumentos de viento prehispánicos,
anunciando el retiro de las almas del lugar, posteriormente ese sonido se
cambio por el toque de campanas y en retribución al campanero de la iglesia se
le daba parte de la ofrenda colocada en las tumbas –el cementerio esta dentro
del área de la iglesia-. Por este antecedente, ahora los niños se agrupan para ir
al otro día del día de muertos por las calles gritando “campanero mi tamal” y les
abren las puertas de los domicilios para que entren y al pie de la ofrenda oren
por algunos minutos, para entregarles en recompensa parte de la ofrenda de
esa casa.
Estas tradiciones a las que me he referido que son de origen prehispánico y
que prevalecen hasta la fecha, son parte de la rica diversidad de expresiones
culturales de los pueblos indígenas que, a lo largo de la historia mexicana, han
persistido en las entrañas de la misma capital del país.
La transformación de esos usos y costumbres han influido incluso en la forma
de organización socio política de la región, si bien Mxquic pertenece de manera
natural a la región que compone Ayotzingo y Tezompa –municipios
mexiquenses-, así como el pueblo vecino de Tetelco, también es parte de los
siete pueblos regionales de la Delegación de Tlahuac, en donde una de las
costumbres que han mantenido su costumbre e influyen en la vida diaria de las
comunidades, consiste en que las mayordomías que son un grupo de oriundos
del pueblo que por generaciones se van anotando en las listas para programar
los años en los que les corresponde realizar esa labor; al organizar los festejos
patronales solicitan a toda la población una aportación económica previamente
establecida, que puede entregarse en diversas exhibiciones y por las que se
emite el recibo correspondiente.
Esa aportación económica se entrega por familia, eso quiere decir, que si en un
domicilio los hijos se han casado y formado sus propias familias la cooperación
no será por el domicilio, sino por cada núcleo familiar. El recibo que emite la
mayordomía deberá guardarse porque será indispensable en el momento que
uno de los integrantes de la familia fallezca, en virtud de que solo a través de la
exhibición de los recibos por los últimos cinco años, la comisión en turno de los
mayordomos emitirá la constancia que permitirá la autorización de la comisión
que se hace cargo del cementerio del pueblo, para el sepelio. Sin esos recibos
o en su caso el pago de las cooperaciones que les hagan falta, más una
cantidad adicional fijada discrecionalmente por la mayordomía en turno,
simplemente no es posible sepultar al difunto en ese panteón por la pérdida de
ese derecho.
Ese derecho es sumamente significativo para los oriundos de estos pueblos
originarios, porque es parte de un honor ancestral, el ser sepultados en el
mismo lugar donde nacieron y vivieron toda su existencia, es impensable
adquirir una fosa o alternativa para el sepelio en un lugar distinto al de origen,
la fuerza de esta costumbre ha llegado a provocar conflictos generacionales
entre los habitantes de los pueblos por controversias de esta naturaleza.
Lo anterior, se puede analizar desde diferentes perspectivas, pero antes hay
que agregar otra característica, a las personas que no son oriundas y se
casaron con un originario o compraron un inmueble dentro de alguno de estos
pueblos, adquirirán si acaso la calidad de avecindados, pero de ninguna
manera serán considerados originarios, salvo que tengan a través de los años
una destacada participación en la comunidad en beneficio de las fiestas
patronales, adquieran el aval del párroco del pueblo o hagan donaciones
significativas en beneficio de la iglesia o del mismo panteón.
Ese control real que ejercen sobre la población que es sepultada en el
cementerio local, constituye un control sobre la participación de la comunidad
en la organización de las fiestas y la garantía de que esos festejos perduren a
través del tiempo, aún cuando se han desnaturalizado, porque el efecto
religioso pierde fuerza, cada vez es más ausente la participación sobre todo de
los jóvenes y no obstante ese control sutil de la iglesia, en los festejos adquiere
mayor importancia el nombre del grupo que tocará en el baile o el espectáculo
que contrate la mayordomía en el marco de los festejos.
Sobre el control vinculado con los festejos patronales, es digna de comentar la
forma de ejercer presión entre la comunidad –en el corto plazo- para garantizar
las cooperaciones ya que en las misas dominicales previas a los festejos se
publican en la entrada de la iglesia los nombres de los pobladores que ya
entregaron su cooperación y en consecuencia la comunidad puede deducir
fácilmente quienes son los que no han aportado su participación económica.
La participación en las mayordomías es otro tema obligado, sólo pueden
participar hombres y además de que es un honor para todos los originarios, hay
una eterna competencia sobre la organización de las fiestas cada año, el gran
reto para los mayordomos en general y sobre todo para los más jóvenes que
ocupan por primera vez esa responsabilidad, es lograr una opinión favorable de
la comunidad. Su sueño es ser reconocidos como los mejores organizadores,
quienes aporten algo distinto a la tradicional fiesta, ser quienes logren
administrar mejor los recursos o por lo menos no ser acusados de haber
desviado los recursos en su beneficio. No siempre logran su propósito sobre
todo cuando tratan de innovar y terminan siendo acusados de atentar en contra
de las propias tradiciones.
Otro propósito que lleva a los originarios a buscar una destacada participación
tiene que ver con la organización socio política de la región, en donde existe
una figura importante en cada pueblo que se llama actualmente Coordinador
Delegacional, figura que a través del tiempo ha logrado incluso su
reconocimiento legal, en virtud de que la estructura orgánica de la Delegación
Tlahuac, contempla la existencia de esos cargos de estructura como
funcionarios de la Delegación.
Estos cargos son sin duda singulares respecto del resto de las dieciséis
delegaciones que conforman la Ciudad de México, en donde es impensable
que haya un Coordinador Delegacional de la Colonia Doctores, o Del Valle, por
ejemplo, por ser una figura cuya condición de entrada es conocer y que lo
conozca toda la comunidad, para ejercer su función que legalmente no es más
que un enlace entre el pueblo originario y la propia Delegación, pero que en los
hechos se convierte en un eficaz porta voz del sentir del pueblo. Además
resuelve un sinnúmero de problemas cotidianos, porque debe tener cierta
autoridad moral y en consecuencia encontrarse legitimado.
Se designa por elección popular y dura en el encargo tres años, la convocatoria
para la elección es organizada por la misma delegación y la participación es
muy nutrida, prácticamente participa el pueblo entero, circunstancia que vuelve
las contiendas competidas y cuando surgen conflictos impactan seriamente la
paz del pueblo.
Estos procesos que obedecen sobre todo a los usos y costumbres de los
pueblos originarios, deben ser organizados por un ente distinto a la delegación
que garantice un proceso transparente y sobre todo imparcial, incluso plantea
que el mismo Instituto Electoral del Distrito Federal, debería intervenir como
árbitro en las elecciones de Coordinadores Delegacionales.
Los Coordinadores Delegacionales, son en los hechos el vínculo entre la
comunidad y el gobierno local, la comunidad confía y deposita sus demandas
en una persona con quien se identifica social y culturalmente, a quien conoce
de toda la vida y con quien puede hablar claro de sus tradiciones y costumbres,
a quien no ven como un funcionario más, sino más bien como la persona a
quien designaron y pueden exigirle que gestione la solución a sus conflictos y
necesidades. El Coordinador Delegacional es el primer contacto de la
ciudadanía con el gobierno local, a quien le encomiendan gestiones muchas
veces sin importarles si son competencia local o federal, con quien canalizan a
cualquier autoridad del nivel que sea que acuda a la región a realizar alguna
función, todo contacto con los órganos del estado, sea cual sea el ámbito de su
competencia deberá canalizarse a través del coordinador.
En consecuencia de lo anterior, las autoridades delegacionales también hacen
uso de la figura del Coordinador Delegacional para canalizar e implementar
todos sus programas de gobierno, no necesitan hacer una labor de
convencimiento o de penetración en la comunidad si pueden hacerlo a través
del Coordinador. Sin embargo, esta circunstancia termina posicionándolo como
un actor político que se cotiza ante los partidos políticos que tratan de
posicionarse en esas comunidades.
En el aspecto electoral, siguen la misma suerte del resto de la Ciudad, es el
mismo gobierno de la Ciudad el que se encuentra posicionado, no obstante que
tienen que diseñar una política para atender electoralmente a las colonias de la
Delegación Tlahuac, tienen que diseñar una política particular para atender la
zona de pueblos, cuyas demandas son distintas a las de las colonias.
Las facultades conferidas a las Delegaciones que son equivalentes a los
Municipios del Distrito Federal, se encuentran seriamente acotadas, toda vez
que de acuerdo a la Ley Orgánica de la Administración Pública del Distrito
Federal, son organismos públicos desconcentrados del Gobierno del Distrito
Federal y en consecuencia dependen normativamente del Gobierno Central, no
obstante que el cargo de Jefe Delegacional desde 1997 es un cargo por
elección popular.
El Jefe Delegacional tienen facultades para designar libremente a su equipo de
trabajo, pero presupuestalmente depende totalmente del Gobierno de la
Ciudad, no tiene facultades reglamentarias, se tienen que ajustar al marco
jurídico vigente y puede ser removido de su cargo por la Asamblea Legislativa
del Distrito Federal, mediante un procedimiento de remoción de servidores
públicos. En síntesis, la mal lograda reforma política en el Distrito Federal, está
incompleta, no es suficiente que los Jefes Delegacionales e incluso los
Diputados a la Asamblea Legislativa sean electos democráticamente, si no
tienen facultades propias equivalentes a un municipio y a un congreso local,
respectivamente.
Lamentablemente el tema de la Reforma Política se encuentra empantanado
por posiciones políticas encontradas, o por intereses políticos que nada tienen
que ver con el Estado de Derecho, con la adecuada distribución de facultades a
los órganos del Estado e incluso, en nuestra opinión, se violenta el derecho de
igualdad de todos los capitalinos, toda vez, que no cuentan con órganos
dotados de las mismas facultades que el resto del país, situación que coloca en
condiciones de desigualdad jurídica a quienes ya con muchos problemas
habitamos la Capital.
Conclusiones
Primera. Los pueblos originarios mantienen a toda costa sus tradiciones, el
desarrollo urbano los rodea día a día, los grandes desarrollos habitacionales
rodeados de importantes centros comerciales se encuentran ya muy cerca en
municipios como Ixtapalucan y Chalco, o la colindancia de la delegación
Tlahuac con Iztapalapa.
Segunda. Los mecanismos de control o que permiten preservar las tradiciones
todavía son eficaces y mantienen un equilibrio en la región respecto a posibles
asentamientos habitacionales.
Tercera. El uso de suelo en la mayor parte de las chinampas, de la zona de
bosque y en el monte es todavía considerado como suelo de conservación y de
reserva ecológica.
Cuarta. Sus características mantienen bajos índices de delincuencia en la zona
de pueblos, en donde todavía se conoce la mayoría de sus habitantes y
mantienen su identidad social y cultural.
Quinta. Si se han limitado las posibilidades de crecimiento, incluso de
construcción de hospitales y escuelas, se mantiene todavía una gran
resistencia sobre la entrada de inversionistas y desarrolladores a la zona.
Sexta. Ya hay opiniones encontradas entre los pobladores más conservadores
y las nuevas generaciones, sobre la necesidad de que se inicie la apertura en
la región a un mayor desarrollo, que permitiría la venta de algunas grandes
extensiones de terreno para uso habitacional y cambiaría las características
actuales, poniendo en riesgo seguramente la preservación de las tradiciones
ancestrales.
Séptima. La construcción de la línea 12 del Metro es un ejemplo revelador de
la resistencia que se mantiene en la región -Tlahuac, Milpa Alta y Xochimilco- y
también la muestra de que la lucha podrán ganarla quienes se pronuncian por
la incorporación de la zona a la gran Ciudad.
Octava. La tarea pendiente de la Reforma del Estado por lo que a la Ciudad
se refiere, consiste en delimitar la zona de asentamiento de los poderes
federales en la Capital y dotar al resto de la población de autoridades locales
con las facultades que les permitan atender sus necesidades y expectativas,
con representantes populares que cuenten con todas las atribuciones para
legislar una Constitución Local y determinar la autonomía de las Delegaciones
–o municipios- respecto del Gobierno de la Ciudad.
Citas
(1) CORTÉS Hernán, “Cartas de Relación”, Segunda carta del 30 de
octubre de 1520, México 1963, Colección Sepan Cuantos, Ed. Porrúa,
S.A.
(2) WILLIAM H. Prescott, “Historia de la Conquista de México”, México
1970, Colección Sepan Cuantos, Ed. Porrúa, S.A.
(3) MOTOLINIA Fray Toribio, “Historia de los Indios de la Nueva España”,
México 1969, Colección Sepan Cuantos, Ed. Porrúa, S.A.
Bibliografía
CORTÉS Hernán, “Cartas de Relación”, Segunda carta del 30 de octubre de
1520, México 1963, Colección Sepan Cuantos, Ed. Porrúa, S.A.
WILLIAM H. Prescott, “Historia de la Conquista de México”, México 1970,
Colección Sepan Cuantos, Ed. Porrúa, S.A.
MOTOLINIA Fray Toribio, “Historia de los Indios de la Nueva España”, México
1969, Colección Sepan Cuantos, Ed. Porrúa, S.A.
MANCILLA Castañeda Carlos, “Cronología Histórica de Expedientes Inéditos
de San Andrés Mixquic” 1519 – 1821, México 2003, Ed. Los Tules.
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