orros, Para la libertad Para la libertad. Los republicanos en tiempos

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SECOENClfi
Secuencia (2006), 65, mayo-agosto, 172-174
ISSN: 0186-0348, ISSN electrónico: 2395-8464
Revistadehistorjaycienciassociales
Alfredo Avila, Para la libertad. Los republica­
nos en tiempos de! imperio, 1821­1823,
UNAM,
IIH­
Mexico, 2005.
Para la libertad. Los republicanos en tiempos de!
imperio, 1821­1823 es la version mas aca­
bada de la brillante y premiada tesis doctoral
de Alfredo Avila. Este libro, como su autor
advierte en las primeras paginas, se ocupa de
los empefios de varios individuos que, des­
contentos con el regimen politico adoptado
en el Imperio Mexicano, intentaron derri­
barlo, y lo lograron. Por supuesto, tarnbien
se ocupa de las acciones desplegadas por
aquellos personajes que desde el poder pro­
curaron conservar ese sistema politico. Asf,
actuaci6n oculta, inrriga, secreto, conspira­
ci6n, clandestinaje, complot como sospe­
cha, persecuci6n, represi6n y prisi6n no son
solo el tema, sino tambien la trama que en­
vuelve esta brillante investigaci6n y que la
hace de por sf atractiva al lector.
Alfredo Avila hizo acopio de una extensa
variedad de fuentes documentales: corres­
pondencia, proclamas, bandos, publicaciones
periodicas, panfletos; los procesos judiciales
seguidos a los implicados en las conjuras y
otros documentos de archivo, lo que sin
duda le permiti6 conocer fuentes ineditas o
poco exploradas por la historiograffa del pe­
riodo. Se nutria tambien de las obras gene­
rales decimon6nicas sobre la guerra de inde­
pendencia y el effmero Imperio Mexicano,
y de las versiones contemporcineas sobre esre
proceso, con las que sostiene significativas
discusiones. Ademas, y considero que esto es
de especial imporrancia, su rrabajo esta ram­
bien sustencado en la lectura cuidadosa de
textos clasicos de tecria polf tica. Todo ello
le ha permitido ofrecer una s6lida inter­
pretaci6n del tema que aborda.
Para la libertad es un estudio novedoso
y bien documentado sobre la complicada
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rransici6n que vivi6 nuestro pais cuando,
una vez conseguida la emancipaci6n poliri­
ca de Espana, tras largos y devastadores afios
de guerra, se enfrenr6 a la diffcil situacion de
establecer un gobiemo. Monarquia constitu­
cional querfan algunos, repiiblica pedfan
orros, Para la libertad se ocupa de las ideas
polf ticas, de las coincidencias y diferencias
en que se sustentaban estos sistemas de go­
bierno y de las acciones que llevaron a cabo
sus partidarios para imponerlas.
El autor hizo un exhaustivo recuento de
las acciones emprendidas por los individuos,
nacionales y extranjeros, que conspiraron
contra la monarqufa constitucional y en par­
ticular contra Agustin de Iturbide a quien,
no sin raz6n, consideraron primero arbi­
trario en sus decisiones y acciones polfticas,
y despues una verdadera amenaza para el
pafs. En este recuento se establecieron las
redes que crearon y sus medios de acci6n.
Alfredo Avila ha demostrado gue, desde oc­
tubre de 1821, habfa grupos de conspirado­
res que actuaban en el pals y que las rebe­
liones republicanas se multiplicaron entre
1822 y 1823, pese a las acciones ernpren­
didas por las autoridades para reprimir a los
conjurados; ha documentado 30 grupos de
decididos opositores del regimen imperial y
ha demostrado que los conjurados rnnraban
con una amplia red de individuos dispuesros
a actuar para establecer la repiiblica.
Alfredo Avila pone a prueba una serie
de afirmaciones que la historiograffa que se
ocupa del periodo ha venido repiriendo so­
bre la cafda de la monarqufa. Por ejemplo,
demuestra que la rnasoneria escocesa tuvo
en realidad poca significacion en el fracaso
de la primera experiencia imperial. en nues­
tro pais, pues esta en realidad no colabor6
con los republicanos conspiradores, ya que
los escoceses eran partidarios de la rnonar­
qufa constitucional. En el mismo sentido,
nurn. 65, mayo-agosto 2006
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Revistadehistorjaycienciassociales
sostiene que el enviado especial por el go­
bierno de los Estados Unidos de Nortearne­
rica, Joel Robertsons Ponsett, no fue el pro­
moter de la caida de Agustin de Iturbide y
del establecimiento de la repiiblica en nues­
tro pats, aunque simpatizara con la causa,
pues el grupo de conspiradores de Veracruz
actuaba de tiempo arras a favor de la repu­
blica y continua con sus actividadessubver­
sivasaun despues de descubiertala conspira­
ci6n republicana de agosto de 1822 en la
ciudad de Mexico y de encarcelados los
sospechosos.
.
A mi juicio, son tres las aportaciones
principales de esta obra.
Primera: Alfredo Avila rnuestra que el
republicanismo en nuestro pafs no es la
resultante 16gica, la consecuenciainmediata
e ineludible del liberalismo. El sefialaque,
si bien, como lo propone la historiograffa
que se ocupa del tema, el republicanismo
en Mexico esra relacionado con la tradici6n
liberal y con la construcci6n de las sobera­
nfas estatales, es tambien un pensamiento
y una acci6n polfticosoriginales. Para el au­
tor, la conformaci6ndel republicanismo fue
un pensamiento continental de tono liberta­
rio que surgi6, al menos en parte, como res­
puesra al imperialismo europeo. La monar­
qufa constitucional, segun apreciaban los
partidarios de la repiiblica, no garantizaba la
independencia, la independencia absoluta,
pues ese sistema de gobierno manrenfa los
peligrososlazos con las casas reinantes euro­
peas. Para ellos,era una arguciade las poten­
cias europeas para mantener su poder en
America. Adernas de estas razones a favor
de la repiiblica, el autor propane que para
los republicanos la experiencia en Espafia y
en Mexico habfa comprobado que una mo­
narqufa constirucional fiicilmente derivaba
en una monarqufa arbitraria, unipersonal y
absolura; razones suficientes para oponerse
RESENAS
a ella y que estos individuos advertfan como
inevitable signo de inestabilidad polirica,
el hecho de que el pafs estarfa rodeado de
naciones que habfan elegido como forma
de gobierno la republicana.
Segunda: Alfredo Avila da cuenta de las
principales diferenciasentre el pensamiento
de los liberalesy de los republicanos. Ambos
grupos buscaban establecer un sistema de
gobierno constitucional que se sustentara
en la soberanfa nacional. Esta era para los
republicanos asf como para quienes propo­
nfan una monarqufa constitucional, el fun­
damento racional que otorgaba legitimidad
al poder. Ambos grupos, por lo tanto, favo­
recfan el sisterna de representaci6npolftica,
la division de poderes, la preponderancia
del poder legislative en el proceso politico
y prerendfan establecer un sistema de go­
bierno que garantizara las libertades de los
ciudadanos.
Diferfan en un asunto importantfsirno.
Este se refiere al lugar que para monarquis­
tas y republicanos debfan desempefiar los
otros poderes, en particular el poder ejecu­
tivo. La principal diferencia residfa en la
imporrancia que cada grupo deseaba darle
al poder ejecutivoen el procesopolitico. Los
republicanos no confiaban en un ejecuti­
vo fuerte, por lo cual lo debilitaron mucho
mas de lo que se atrevi6 a hacer la Consri­
tuci6n de Cadiz, al grade, incluso, de volver­
lo infuncional. Esta es, para el autor, la dife­
rencia fundamental enrre el pensamienro
liberal gaditano y el republicano. Mientras
que para los liberales gaditanos bastaba con
establecerque las Cortes serfan las iinicas re­
presenrantesde la voluntad nacionaly, por lo
tanto, superioresa los otros dos poderes.Para
los republicanos en cambio era necesario,
para poder garantizar el nuevo orden, que
el poder ejecutivo estuviera debilitado y no
quedara en manos de una sola persona.
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As.f, aunque la monarqufa constitucional
habfa demostrado ser el regimen mas ade­
cuado despues de los procesos revoluciona­
rios, pues combinaba las ventajas de un
gobierno constitucional con la legitimidad
proporcionada por una corona y aunque go­
zaba efectivamente del aprecio de rnuchos,
para las republicanos era un riesgo inmi­
nente. Los republicanos deseaban establecer
un gobierno constitucional que resguardara
el bienestar cornun de las arbitrariedades
propias de una monarqufa por mas modera­
da que esta fuera. De este rnodo, los republi­
canos adoptaron como principales banderas
polfricas, la defensa del regimen representa­
tivo y la oposici6n a un poder ejecutivo fuer­
te, capaz de atentar contra los derechos de
los ciudadanos.
Tercera: Alfredo Avila demuestra que, si
bien los cambios generados por la guerra de
independencia y el funcionamiento de las
instituciones liberales transformaron el sis­
tema y organizacion polftica, la cultura
polf tica que se adopto es incomprensible
sin el recuento de las practicas que lo susten­
taron, la negociacion entre los actores poli­
ticos y el analisis de sus contradicciones.
El autor no solo hace un recuento de las
conspiraciones, no solo nos informa de los
objetivos politicos perseguidos por ellas, de
las ideas en que se sustentaron los conjura­
dos republicanos, de las redes que estable­
cieron, de c6mo la experiencia indico en
muchos senridos la manera de acruar de los
implicados; tampoco se limita a hacer un
recuento de las acciones represivas que en
su contra desplegaron las autoridades. Alfre­
do Avila en esre Iibro ofrece una explicaci6n
de la existencia y acci6n de esos grupos en
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el primer Imperio Mexicano. Ofrece una ex­
plicaci6n del por que y c6mo la conspiracion
forma parte de la cultura polf tica de la
epoca.
Alfredo Avila, coma ya se mencion6,
demuestra que monarquistas constitucio­
nales y republicanos estaban convencidos
de que ningun gobierno podia erigirse si
no era por la voluntad cormin. La soberanfa
nacional y el sisrerna representative eran
quienes otorgaban Iegitimidad a los proyec­
tos de gobierno. Esta idea, propane el autor,
condujo a la convicci6n de la existencia de
una iinica, verdadera, absoluta y positiva
volunrad, la de la republica para los republi­
canos y la de la monarqufa liberal o cons­
titucional para los monarquistas. Condujo
tarnhien a la descalificaci6n de toda opinion
diversa. Esas opiniones diversas o, en su caso,
adversas, eran vistas, atirma Alfredo, como
expresiones de intereses parriculares y mez­
quinos, opuestos al verdadero interes nacio­
nal y, por lo tanto, sin legitimidad alguna.
En Para la libertad se demuestra que
la cultura politica de la epoca exclufa a la
oposicion, a la que negaba toda posibilidad
de Iegitirnacion y por la que sentfa un ver­
dadero temor. La oposicion politica, las opi­
niones diversas eran sentidas como una ver­
dadera amenaza para el bienestar cormin.
Una amenaza que habfa que perseguir y
desarticular. Conviccion que tarnbien con­
tribuyo a que los personajes, los individuos,
los conspiradores de esra hisroria rransiraran
de la velada opinion en contra a la acci6n; a
que se convirtieran en conspiradores.
Marfa Jose Garrido Asper6
lNSTITUTO MORA
num, 65, mayo-agosto 2006
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