Delfo Cabrera (Argentina / Atletismo)

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Delfo Cabrera
(Argentina / Atletismo)
Nació en Armstrong (Provincia de Santa Fe), Argentina, en 1919.
Desde joven le interesó la actividad deportiva, y comenzó a practicar las pruebas de fondo y
maratón, por influencia de un ídolo de la época, el argentino Juan Carlos Zabala, que triunfara en
los Olímpicos de 1932.
Era bombero y atleta amateur. y su primer triunfo importante fue un evento organizado por la
revista deportiva "El Gráfico" en Buenos Aires, denominado "Carrera de los cien barrios".
En 1946 triunfa en el Gran Premio de Bolivia, y posteriormente en Guayaquil y Lima, en categorías
inferiores a la maratón.
En 1948 interviene en la Maratón de los Juegos Olímpicos de Londres, alcanzando la Medalla de
Oro, en emocionante final, en que superó al belga Gally en los últimos metros.
En 1952, en las olimpíadas de Helsinki logra el sexto lugar.
En 1954 triunfa en los Juegos Panamericanos.
Pascual Pérez (delante), Delfo Cabrera (derecha)
y Rafael Iglesias (detrás), en Londres con
el embajador argentino y esposa.
Foto: Diario Clarín
Después de este logro, se retira de esta actividad deportiva, para dedicarse a la enseñanza de la
Educación Física.
Juventud:
Más de una vez, Delfo siendo muy jovencito, interrumpía a su madre en los quehaceres hogareño,
porque venía corriendo con sus sueño y sus ilusiones. En esa época se produjo un hecho que
había de ser su faro luminoso: la sensacional victoria de Juan Carlos Zabala, "Zabalita", otro
argentino que triunfó en la maratón de los juegos Olímpicos de Los Angeles en 1932. Delfo, que se
estaba entrenando y corría en la zona, llegaba corriendo y la interrumpía a su mamá con lo mismo:
"Mire mamá cuando su hijo sea un Zabalita..." La madre lo tomaba a risa y le decía que dejara de
soñar. Intimamente hizp un juramento: igualar la hazaña de Juan Carlos Zabala.
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Entrenamiento:
Cuando tiene trece años participa en la llamada “Vuelta de Armstrong” (23 de enero 1933), una
competencia de 4500 metros, en la que llegó segundo por 20 metros, porque según contó más
tarde, no sabía correr y además, le daba verguenza pasar al que iba primero.
Solía correr hasta el cementerio (5 Kilómetros), y una vecina, la señora de Isoardi, le controlaba el
tiempo; no solamente practicaba así, sino que también corría detrás de los Sulkys, especie de
coche tirados por caballos, por los caminos de tierra entre los campos.
En el año 1933 o 1934, ya él con 15 o 16 años fue a correr a Rosario, donde sale cuarto. Había
entrenadores de Buenos Aires, uno de ellos del Club San Lorenzo de Almagro, don Francisco
Mura, que tenía un equipo atlético muy fuerte, le ve condiciones a este chico de Armstrong y le
propone ir a radicarse en Buenos Aires. No se va en forma inmediata, se va a los 18 años.
Después comienza una dura lucha de sacrificios, al terminar agotadoras jornadas, se aplica a
severos entrenamientos bajo la exigente y experta dirección de Francisco Mura, entrenador del
Club de San Lorenzo.
Cuando empieza a entrenar en San Lorenzo, tiene que interrumpir su entrenamiento porque tiene
que hacer el servicio militar en Rosario, pero como ya era un atleta en proyecto, seguía entrenando
y compitiendo.
En el servicio Militar, se destacaba por ser siempre el primero en llegar. “Carrera march” hasta la
caballeriza (gritaba el sargento). Y los soldados protestaban tratando de mantener el paso de
Cabrera infructuosamente.
Las autoridades militares de la época vieron en este soldadito, este pueblerino, que tenía
condiciones. Como en las competencias donde se presentaba siempre ganaba algún puesto, y no
los hacía quedar mal, le fueron permitiendo a ese representante militar que se entrenase y
compitiera y así le hacía propaganda al Regimiento.
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Matrimonio
Cuando sale del servicio militar, vuelve a Buenos Aire y consigue trabajo en una fábrica de tejidos,
y allí conoce a Rosa Lenta. Cuando era uno de los mejores fondistas del país, ingresó al cuerpo
de bomberos de la Policía Federal.
El trabajo como bombero le permitió casarse y dedicarse algo más de tiempo a su entrenamiento.
Se casa cuando ya tenía 26 años, el 13 de enero de 1945 con Rosa Lento, con quien tuvo dos
hijas y un hijo, llamados María Eva, Hilda Noemí y Delfo.
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Actividad Política
El acercamiento de Juan Domingo Perón, Evita y Delfo se debe a que este último vio en el partido
político, el Justicialismo, que podía encauzar sus sentimientos políticos y se convirtió en un
militante Peronista. Esto le valío amigos y enemigos; le valió amigos y con ello el reconocimiento
de haber recibido las famosas medallas peronistas por el mérito deportivo en la Plaza de Mayo.
Recibe el 17 de octubre de 1949 en esa Plaza, la Medalla Peronista.
Siempre hubo un contacto muy fluido con el Presidente y su esposa, se encontraban
habitualmente, charlaban. Delfo los designa padrinos de su hija María Eva.
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Estudios
En 1957 terminó su actividad pedestre. Otro beneficio que tuvo, fue el de poder estudiar. Llegó a
ser profesor de Educación Física, aunque para cursar los estudios se requería el título secundario
que él no tenía porque en ese tiempo su inquietud pasaba por la subsistencia más que por el
estudio. Como una excepción, por su trayectoria y sus ganas de progresar, el Ministro de
Educación le permite iniciar sus estudios terciarios, el profesorado, sin tener título secundario y
comienza a trabajar como docente.
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Actividades no deportivas
Fue instructor y maestro de deportes en diversas escuelas y centros deportivos y Presidente del
Comité Olímpico.
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Fallecimiento
La muerte esperaba a Cabrera en un accidente automovilístico, camino frente al pueblo de Alberti
(Buenos Aires) en la brumosa mañana del domingo 2 de agosto de 1981. El volvía de recibir un
homenaje en Lincoln porque permanentemente en los distintos pueblos y ciudades del interior lo
invitaban a asistir a homenajes en su honor. Delfo regresaba a su hogar en su automóvil, cuando
ocurrió el desenlace fatal que terminara con su existencia. El responsable absoluto del accidente,
quedó demostrado judicialmente, que fue un militar. Tras largo ocho años de estudios, pericias,
investigaciones y juicios, en el año 1989, se resuelve el caso, demostrándose la culpabilidad del
conductor del otro vehículo.
Así termina su vida, con 62 años, rebozaba salud, seguía practicando deportes, era una persona
muy activa, daba clases a sus alumnos, seguía desarrollando su tarea social como dirigente
deportivo, trabajaba en la Municipalidad en el área depores. Estaba en pleno desarrollo social,
todavía tenía mucho para dar, pero lamentablemente así termina su vida.
El viaje a Londres
Delfo Cabrera, Eusebio Guiñez y Armando Sensini, los tres argentinos que competirían en la
Maratón de Londres, se conocían como se conocen los deportistas, a través de sus actividades a
veces coincidentes. Pero la amistad, la convivencia, la afinidad se afianzó en las vísperas de los
Juegos Olímpicos de Londres, en 1948.
La delegación argentina viajó, a la Gran Bretaña en barco. Las casi tres semanas que duró el viaje
determinó que el entrenamiento a bordo se redujese a la mínima expresión por lógicas razones de
comodidad.
En Barcelona, primera tierra firme después de la extensa travesía, descendieron para practicar en
pista y desentumecer los músculos. Al descender en Barcelona los tres maratonistas realizaron su
primera práctica en tierra después del descanso obligado a bordo. Según confesó Cabrera al
regreso de la delegación, en tierra firme era Sensini el que estaba en mejor estado. Pero, luego, ya
en Londres, mientras Cabrera y Guíñez se ajustaban al plan establecido por el entrenador
Francisco Mura y entrenaban en distancias progresivas para estar a punto el día de la carrera - la
Maratón olímpica es de 42 km. 195m - Sensini, que casi siempre fue "su propio entrenador", se
exigió demasiado y en vísperas de la prueba se pasó de entrenamiento.
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La competencia
Agosto 1948: Juegos Olímpicos de LONDRES. Llega por fin la iniciación de tan esperado torneo
que cada cuatro años convulsiona al mundo entero: la maratón olímpica.
Es entonces cuando DELFO CABRERA escribe a su esposa en Buenos Aires: “Me tengo mucha
confianza. Ya hemos corrido con los coreanos que son los favoritos en la prueba, y con los griegos,
y ninguno me ha ganado. Creo que con un poco de suerte, ese día y a dar de qué hablar”.
En Londres, Cabrera tenía a su lado a Eusebio Guiñez y Armando Sensini, un formidable trío. A
cualquiera de los tres le tocaba una gran responsabilidad. Francisco (Pancho) Mura, el entrenador
de Cabrera, le había aconsejado al iniciar los primeros tramos, que se reservara para la parte final.
El día era nublado y hacía calor, un tiempo no muy propicio para correr la Maratón.
La justa se inicia a las 15:30 hs., una hora bastante inadecuada. Entonces no se tomaba muy en
cuenta el estado atlético del atleta. Al partir los corredores del estado en las afueras de Londres,
Guiñez era el puntero, pero muy pronto Gailly, el impulsivo, tomó la punta y marcó la marcha de 10
Km. en 34' 12", seguidos por el chino Lou Wen Ngau a 12" y a los 19" detrás venían Guiñez y Rene
Josset, mientras los favoritos se estudiaban mutuamente.
El 7 de agosto se cumplió el sueño de su vida: ganar la maratón.
En el magnífico estadio de WEMBLEY comienza la prueba más importante de los juegos atléticos.
Se realiza la maratón de 42 km. de trayectoria. Al comenzar el recorrido EUSEBIO GUIÑEZ toma el
comando del grupo y se mantiene en el primer puesto por varios km. Luego una molestia leve lo
obliga a retrasarse.
DELFO CABRERA logra alcanzar a GUIÑEZ y éste lo alienta para un esfuerzo final: “Negro gana
vos. Yo ya no puedo hacerlo”. CABRERA avanza a pocos metros del puntero y cerca de la entrada
al estadio. El BELGA GAILLY ya con pocas energías trata de mantener su lugar. Más el paso firme
y contundente del corredor argentino permite darle cómodo alcance y pasar al frente ovacionado
por la multitud. Su primer puesto se afianza más al dar la última vuelta al estadio, con un excelente
estado físico y muy buena preparación.
Así describió el diario "The Times" lo que aconteció:..."de los participantes aparece un personaje
no menos trágicos que el Dorando. Es el belga Gailly, con los pies doloridos, pesados y el espíritu
cansado, que parecía ya no poder moverse. De pronto, aparece detrás, muy próximo, otro
personaje, lo que destaca la bien proporcionada personalidad de Cabrera, quien seguramente
también mostraba signos de cansancio, pero que aparece como un fresco y alegre participante".
DELFO CABRERA logra lo que tantas veces soñó, ganar la maratón olímpica.
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CLASIFICACIÓN FINAL: MARATÓN OLÍMPICA - LONDRES 1948
1) DELFO CABRERA (ARGENTINA) 2:34:51,6
2) Thomas Richards ( Gran Bretaña) 2:35:07,6
3) Etienne Gailly (Bélgica) 2:35:33,6
4) Johannes Coleman (Sudáfrica) 2:36:06
5) EUSEBIO GUIÑEZ (ARGENTINA) 2:36:36
6) Sidney Luyt (Sudáfrica) 2:38:11
7) Gustav Ostling (Suecia) 2:38:40,6
8) John Systad (Noruega) 2:38:41
9) ARMANDO SENSINI (ARGENTINA) 2:39:30
10) Henning Larsen ( Dinamarca) 2:41:22
Según Delfo Cabrera, los 3 argentinos que estuvieron en los primeros 10 puestos de la clásica
carrera pudieron haber estado entre los 5 primeros, de haber realizado una preparación más
racional y tal vez menos intensa y desgastante.
Tres de los diez finalistas son argentinos y los tres del interior del país: Guiñez de Mendoza;
Sensini de Buenos Aires y Cabrera de Santa Fe.
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El regreso
También el regreso de la capital británica se hizo por mar. Los argentinos habían logrado tres
medallas doradas: Delfo Cabrera en atletismo y Pascual Pérez y Rafael iglesias en boxeo. Desde
entonces sólo hubo para nuestro deporte dos medallas doradas mas: las de Tranquilo Capozzo y
Eduardo Guerrero en remo, en Helsinki, Finlandia, 1952. En los 44 años transcurridos desde
entonces no hubo más doradas en Juegos Olímpicos para nuestras delegaciones, muchas veces
integradas por elevado número de dirigentes y por deportistas de escasas posibilidades, frente al
enorme progreso de europeos, asiáticos, africanos y americanos del Norte, cuyos medios de
preparación han 4do, evidentemente, superiores a los alcanzados por nuestros desprotegidos
atletas.
Al arribo a Montevideo del buque que traía de regreso al equipo argentino, los tres campeones,
Cabrera, Pérez e Iglesias fueron separados del resto y transportados a Buenos Aires por avión,
donde los recibió el entonces presidente de la República, general Juan D. Perón.
Por decisión de la Fundación Eva Perón, Cabrera recibió como premio extra una vivienda. Igual
mérito correspondió a los campeones del ring.
Los maratonistas recibieron durante las primeras semanas de su estadía en la Capital Federal
numerosos agasajos y visitaron, por invitación y por decisión propia, las redacciones de todos los
medios gráficos y las emisoras de radio. (La televisión todavía no funcionaba en la Argentina).
En Sarandí, calle Anatole France, continúa viviendo la familia de Delfo Cabrera, el hombre que el 7
de agosto de 1948 reeditó la hazaña de Juan Carlos Zabala que, otro 7 de agosto, 16 años antes,
en 1932, había sido el primer argentino ganador de la Maratón, en los Angeles, EEUU.
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Marca no igualada hasta el presente
Desde el 7 de agosto de 1948 hasta 1996 inclusive, ningún país colocó a sus tres representantes
entre los 10 primeros en la Maratón. En Tokio 1964 ganó el etíope Bikila Abebe, - que en 1960 en
Roma había ganado corriendo descalzo y en horas de la noche por el intenso calor - pero los otros
dos atletas no estuvieron entre la primera decena. En 1968 en México ganó Mamo WoIde y otro
etíope fue 5to, pero en esa ocasión Abebe, vencedor de los dos anteriores juegos Olímpicos,
abandonó al promediar la prueba. Después hubo 7 Juegos más, entre 1972 y 1996, pero nunca
hubo acompañantes del ganador entre los primeros diez. Esto resalta la importancia de la hazaña
de Delfo Cabrera, Eusebio Guiñez y Armando Sensini en Londres 48. Proeza de un santafesino
oriundo de Armstrong; un mendocino y un whitense, tres amigos dentro y fuera de la pista y tres
compañeros inseparables hasta los últimos días de sus vidas.
5º
Eusebio
Guiñez
1º
Delfo
Cabrera
9º
Armando
Sensini
Arriba
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