erupción del volcán fuego (guatemala, 1974)

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Revista Geológica de América Central, 51: 83-91, 2014
DOI: 10.15517/rgac.v51i1.17041
ISSN: 0256-7024
ERUPCIÓN DEL VOLCÁN FUEGO (GUATEMALA, 1974):
¿EVIDENCIA DE UNA FRAGMENTACIÓN TERCIARIA?
FUEGO VOLCANO ERUPTION (GUATEMALA, 1974): EVIDENCE OF A
TERTIARY FRAGMENTATION?
José Brenes-André
Red Ciudadana de Estaciones Meteorológicas, Apdo. 290-3015
San Rafael de Heredia, Costa Rica
[email protected]
(Recibido: 01/04/2014; aceptado: 01/11/2014)
ABSTRACT: Values for mode and dispersion calculated from SFT application to volcano Fuego 1974 eruption were
analyzed with the SFT (Sequential Fragmentation/Transport) model. Analysis results show that the ideas initially proposed for Irazú can also be applied to volcano Fuego. Experimental evidence was found to prove the existence of a
tertiary fragmentation process, as suggest itself from Irazú analysis.
Keywords: SFT, Irazú, Fuego volcano, tertiary fragmentation.
RESUMEN: Los valores de moda y dispersión obtenidos a partir de la SFT para la erupción del volcán Fuego (Guatemala, 1974) fueron analizados con ayuda del modelo SFT (Sequential Fragmentation/Transport). Los resultados del análisis
muestran que las ideas inicialmente desarrolladas para el Irazú, pueden aplicarse también al volcán Fuego. Así mismo, se
encontró evidencia experimental que corrobora la existencia de fragmentaciones terciarias (definidas en el texto).
Palabras clave: SFT, Irazú, volcán Fuego, fragmentación terciaria.
BRENES-ANDRÉ, J., 2014: Erupción del volcán Fuego (Guatemala, 1974): ¿Evidencia de una fragmentación terciaria?.- Rev.
Geol. Amér. Central, 51:83-91, DOI: 10.15517/rgac.v51i1.17041
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REVISTA GEOLÓGICA DE AMÉRICA CENTRAL
INTRODUCCIÓN
En Brenes (2013), aplicando la Teoría de
Fragmentación Secuencial (SFT, por su nombre
en inglés) a las erupciones del volcán Irazú tanto
de 1723, como de 1963-65, se desarrolló una teoría fractal de una erupción volcánica, fundamentada en las granulometrías. Ampliando el análisis
de Wohletz et al (1989), el autor mostró que se
puede obtener información valiosa sobre cada uno
los procesos involucrados: balístico, oleada, saltación y suspensión, en cada uno de los dos eventos
permitiéndole compararlos con mayor detalle.
La introducción de una nueva dimensión
fractal (Brenes & Alvarado; 2013) permite distinguir entre eventos que involucran magma efusivo de aquellos con magma explosivo. Si ambos
casos se analizan conjuntamente con ayuda de la
relación de Mandelbrot, D + H = n + 1, se puede
definir el coeficiente de Hurst, o de rugosidad, por
medio de H = 1 – |γ|, el que se asocia a procesos
eminentemente magmáticos ( 0 < H < 0,5 ) o antipersistentes, o bien a los básicamente freatomagmáticos, o persistentes ( 0,5 < H < 1).
Como corolario, los procesos de fractura primarios (los habituales) corresponderán a valores
de n = 0, pudiéndose definir, por analogía, fragmentaciones secundarias cuando n = 1. En este
contexto se entenderá por fragmentación secundaria aquella en la cual la partícula, como consecuencia de colisiones se fragmenta, dejando
expuesta una porción de las vesículas que contiene en su interior, favoreciendo una subsecuente
fracturación al explotar las vesículas debido a que
su presión interna es mucho mayor que la externa
(Kaminski & Jaupart, 1997, 1998).
Matemáticamente al menos, estas ideas pueden extenderse y definir fracturas asociadas a n >
1. Recordando que 0 ≤ H ≤ 1 y que D + H = n + 1
encontramos que se debe definir H = n – γ, por lo
que la dimensión fractal se mantendrá como D =
3(1 + γ) incluso para fragmentaciones terciarias (n
= 2), cuaternarias (n = 3), etc., aunque físicamente
los procesos asociados a ellas pueden no llegar a
existir, por condiciones energéticas, reológicas,
coincidencia de varias condiciones muy difíciles
de obtener, etc. El coeficiente de fragmentación
seguirá definiéndose como Moda/(n - 1 + γ).
Como se indicó, el uso de SFT para estudiar
fragmentaciones secundarias se propuso recientemente, aplicado exclusivamente a las erupciones
de 1723 del volcán Irazú, por lo que quedan muchas interrogantes que contestar: ¿puede ser que
la concordancia de la teoría con lo medido sea
algo fortuito?; ¿sucederá que aunque la base teórica sea razonable, esta sea aplicable únicamente al volcán Irazú? Esta son más que preguntas
retóricas, pues la composición geoquímica de las
rocas volcánicas del Irazú y los volcanes vecinos
es inusual comparada tanto con los otros volcanes del Arco Volcánico de América Central, como
con el espectro de los volcanes mundialmente
(Benjamin et al., 2007). Y aun en el caso de que la
fragmentación secundaria fuera también aplicable
a otros volcanes, eso no implica necesariamente
que también existan y/o se produzcan fragmentaciones terciarias.
CENIZAS FINAS
En los últimos años se ha reconocido que las
cenizas muy finas contienen información valiosa
para entender los fenómenos presentes durante un
proceso eruptivo. La dificultad de recogerlas sin
contaminación y lo pequeño de las mismas, ha
imposibilitado analizarlas a profundidad, lo que
a su vez dificulta comprobar si las ideas de fragmentación terciaria apuntadas tienen o no sustento experimental.
Las cenizas muy finas encontradas a cientos de kilómetros de la fuente no caen con la
velocidad terminal esperada, pues se agregan y
se depositan en el suelo varios órdenes de magnitud más rápido. (Carey & Sigurdsson, 1982;
Sorem, 1982; McGimsey et al, 2002). Sin embargo, un reciente artículo de Rose & Durant
(2009) proporciona una muy valiosa oportunidad de probar la idea de que, además del proceso de agregación, la tephra puede estar sometida a fragmentaciones terciarias, pues analiza,
utilizando SFT, las granulometrías de la erupción de 1974 del volcán Fuego (Guatemala),
recogidas a 20, 38,40 200 y 252 Km del cráter.
Esta erupción fue de carácter sub-pliniana, y
género magma basáltico.
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BRENES-ANDRÉ: Erupción del volcán Fuego (Guatemala, 1974)...
Las características de las cenizas finas reportadas en Rose & Durant (2009) son relativamente
generales pues muestra depósitos de ceniza con
una distribución bimodal en tamaño con modos
en ≈ 10 y ≈ 200 μm, con el modo más fino volviéndose el dominante al alejarse de la fuente,
hasta volverse una distribución esencialmente
unimodal (Sparks et al., 1997).
Rose & Durant (2009) entienden por “cenizas finas” (fine ashes) aquellas con diámetros
<1000 μm que se depositan con Reynolds < 500.
Por “cenizas muy finas” (very fine ash) debe entenderse las partículas con diámetros < 30 μm que
caen al suelo en régimen laminar, Reynolds < 0,4.
Estas últimas son muy peligrosas para la salud
animal y humana pues afectan sensiblemente las
vías respiratorias cuando su tamaño es < 10 μm
(Horwell & Baxter, 2006)
ERUPCIÓN VOLCÁN FUEGO,
14 OCTUBRE 1974
La erupción del 14 Octubre, 1974 del volcán
Fuego está caracterizada por columnas de hasta
14 Km de altura, con múltiples explosiones que
eyectaron un DRE de 0,021 Km3 en un periodo de 5 horas (Stoiber, 1974; Rose et al., 1978;
Rose et al., 2008). La dispersión de la tephra, el
tiempo total del periodo eruptivo, y la naturaleza
prácticamente sostenida de la erupción permite
clasificar el evento como sub-pliniano (Rose
et al., 2008). La distribución en tamaño de las
vesículas es bi-modal, lo que sugiere al menos
dos eventos de nucleación durante la erupción.
Aun cuando el modo más grande tiene la menor
densidad en número de vesículas, este representa el grueso del volumen total de las vesículas
(Genareau et al., 2013).
Un examen preliminar de los depósitos de
ceniza (tomados unos pocos días después de la
erupción) reveló la existencia de dos tipos de
piroclastos, que fueron denominados simples y
complejos (Proussevitch et al., 2011; Genareau et
al., 2012). La ceniza simple preserva la huella de
una vesícula en cada una de sus facets. La compleja, por su parte, está constituida por partículas
semejantes a escoria o a púmice, que preservan la
85
huella de múltiples vesículas, y que también pueden contener en su interior vesículas completas,
no fragmentadas.
Otra característica singular de esta erupción
es la de que el magma tenía una alta concentración de H2O y de CO2, con valores de hasta 1.500
ppm de CO2 . Esto implica que las inclusiones
(con composiciones desde basalto hasta andesita) estaban en contacto con una fase gaseosa muy
rica en CO2 (> 90mol% ). (Berlo et al., 2012). Es
muy probable que entre más explosiva sea una
erupción, mayor será la cantidad de cenizas finas
producidas, debido a la presencia de numerosas, y
más pequeñas vesículas altamente sobrecargadas
(Rose & Durant, 2009).
Los datos que se utilizaron fueron obtenidos
de un análisis utilizando SFT, a partir de granulometrías obtenidas en el ámbito de sub-micrones
hasta milímetros. Los instrumentos utilizados
fueron: (1) MicrotracR SRA (Standard Range
Analyzer) 9210-1-10-1 laser particle size analyzer, y (2) Malvern Mastersizer 2000 laser particle
size analyzer.
ANÁLISIS
Dado lo crucial que es este análisis para
determinar la validez de las ideas propuestas en
trabajos anteriores, se presentará un análisis muy
detallado, que proponemos como una guía para
análisis posteriores.
Por analogía con la propuesta de Wohletz &
Brown (1989), empezaremos considerando si la
dimensión D = -3γ, puede ser cambiada a D = +3γ
para casos de agregación, usando como guía las
observaciones de que la derivación de Wohletz
& Brown sirve tanto para fragmentaciones como
para agregaciones, y la de que valores positivos
de γ deben ser asociados a casos de agregación.
Buscamos examinar si en este caso se encuentra
una relación lineal entre el coeficiente de fragmentación (o de agregación, para ser más exactos) y la moda, con una pendiente positiva. Según
se observa en la figura 1, la recta obtenida con un
R2 = 0,76, sugiere que los procesos de agregación
pueden ser analizados de manera similar a los de
fragmentación.
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Fig. 1: Gráfico del Coeficiente de Fragmentación vs Moda,
calculado utilizando como dimensión fractal D = +3γ, propuesta para agregación, como lo opuesto a una dimensión
fractal de D = -3γ propuesta para fragmentación.
Al existir también la posibilidad de que los
datos del volcán Fuego reflejen tanto casos de
agregación, como de fragmentaciones terciarias
a las que debería entonces aplicarse la propuesta
de Brenes (2013) de que el factor de fragmentación se debe entonces calcular con una dimensión
fractal D = 3(1+γ), exploraremos también esa alternativa.
Encontramos que a pesar de que en ambos
casos se obtiene una relación lineal con pendiente
positiva, el coeficiente R2 = 0,76 se queda corto al
valor de R2 = 0,96 obtenido con todos los 17 puntos experimentales en el segundo caso (Fig. 2).
Además, la segunda recta pasa más cerca del origen, en concordancia con la propuesta de Wohletz
(1983) de que tephra con una moda mayor a cero
debe considerarse como de origen freatomagmático, una explicación razonable para esta parte de
la tephra eyectada dado el carácter sub-pliniano
de la erupción de Fuego.
Juzgamos que es más razonable que estemos
frente a un simple proceso de fractura pues
asociar este valor tan alto de R2 = 0,96 a procesos
de agregación implicaría que todos los factores
involucrados (la probabilidad de que a causa de
una colisión dos partículas queden unidas, la
Fig. 2: Gráfico del Coeficiente de Fragmentación, calculado
según Brenes (2013) vs la moda para todos los valores reportados en Rose & Durant (2009), sin discriminación por distancia
ni por proceso de fragmentación.
probabilidad de colisión entre dos partícula en la
pluma, la densidad de partículas de cada tamaño,
la presencia o no de la cantidad de agua en la
atmósfera, etc.), a pesar del carácter caótico del
proceso, llegaron a conjugarse justo de la manera
apropiada para producir una relación lineal tan
marcada, algo muy improbable para nosotros.
Pasaremos, por lo tanto, a estudiar la posibilidad de que los valores medidos para la erupción
del volcán Fuego sean una prueba de la existencia
de las fragmentaciones terciarias (1 < γ < 2) propuestas en Brenes (2013). Tal como ahí se propone, cada sub-población es producto de un proceso
diferente, por lo que los datos en este caso se deben desagregar de manera que los valores de dispersión en el ámbito -1 < γ < 0 se asociarían a una
fragmentación normal. Para valores de dispersión
positivos, se aplicará la siguiente regla: el ámbito
0 < γ < 1 estará asociado a fragmentaciones secundarias (n = 1) y el ámbito 1 < γ < 2 se asociará
con fragmentaciones terciarias (n = 2).
Esta propuesta concuerda con la distribución bi-modal tamaño de vesículas reportada
por Genareau et al. (2013), sugerentes de un
mínimo de dos eventos de nucleación: uno con
vesículas más grandes que ocurre a profundidad
en el conducto, con un crecimiento difusivo y
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de descompresión, y quizá con coalescencias;
y un segundo evento, con vesículas más pequeñas, poco tiempo antes de la fragmentación.
La aplicación de la SFT a estos procesos requiere que el proceso de conminución pueda darse tanto en el conducto, como en las corrientes
piroclásticas. Para ampliar sobre estos puntos, se
refiere al lector a Dufek & Manga (2008), Rose &
Durant (2009), y Dufek et al (2012).
Al ordenar los valores reportados en Rose
& Durant (2009) (Cuadro 1) se hace evidente un
patrón: Las sub-poblaciones 1 y 4 corresponden
a fragmentaciones secundarias, que denominaremos SEC1 y SEC2, respectivamente, en tanto
que las sub-poblaciones 2 y 3 corresponderían a
fragmentaciones terciarias, en adelante denominadas TER1 y TER2, respectivamente, como se
deduce de la dispersiones respectivas. Los 3 casos
siguientes, que se denominarán la triada: la moda
4,71, para 38 km, y las modas 4,66 y 6,82, para la
distancia 252 km según el patrón deberían asignarse a una terciara, pero sus dispersiones respectivas
(γ = 0,49, γ = 0,85 y γ = 0,87) corresponden a una
fragmentación secundaria, se dejaran fuera del análisis a partir de este punto. Sin embargo, en la figura 3 se incluyó como parte de la población SEC1.
Procedemos a analizar si, para cada una de las
sub-poblaciones, se cumple que el coeficiente de
fragmentación esta linealmente relacionado con
la moda, como se esperaría para datos producto de
87
un mismo mecanismo. La primera sub-población
secundaria cumple con ese requisito con un excelente R2 = 0,99. La cuarta sub-población también
lo hace, aunque con un menor R2 = 0,86, posiblemente por lo cercano que están las modas entre si,
que la vuelven muy sensible a cualquier variación
de la dispersión asociada (Fig. 3). Las pendientes
son bastante parecidas, y en el caso del primero
conjunto la recta pasa muy cerca del origen.
Las dos fragmentaciones terciarias también
cumplen con la relación lineal esperada, (Fig. 4).
Los valores de R2 de 0,89 y 0,94 son bastante altos
como para asegurarlo. Proponemos entonces que la
aplicación de las ideas de fragmentación diseñadas
para n = 0 son también aplicables para n ≠ 0.
Queda por analizar si la sub-población SEC1
puede dar originen a las sub-poblaciones TER1 y
TER2, como podría esperarse dado que el tamaño
de las partículas involucradas. Si así fuese, el porcentaje en peso de SEC1 disminuiría mientras que
simultáneamente los porcentajes de la sub-población TER2 y TER3 aumentan, conforme la distancia al cráter va en aumento. La figura 5 muestra
una relación lineal, que sugiere que el proceso es
posible para los dos casos. La pendiente puede interpretarse como la probabilidad del proceso de
fragmentación. La posibilidad que SEC1 produzca SEC2, a partir de los resultados de esta gráfica,
no se puede comprobar por que la pendiente es
muy cercana a cero.
Cuadro 1
Agrupamiento de los datos (Rose & Durant, 2009) para mostrar el patrón subyacente
Distancia
22
Secundaria
Moda
Dispersión
Terciaria
%
Moda
Dispersión
%
0,25
0,65
0,62
3,92
1,25
0,31
9,51
0,95
0,01
6,65
1,26
0,05
38
1,80
0,49
0,92
4,71
0,49
0,05
6,94
1,12
0,03
40
2,38
0,69
0,48
4,31
1,05
0,42
9,48
0,97
0,02
6,60
1,19
0,08
200
3,06
0,72
0,46
4,66
1,04
0,45
9,68
0,96
0,02
7,11
1,11
0,07
252
3,46
0,65
0,54
4,66
0,85
0,54
9,51
0,96
0,04
6,82
0,87
0,01
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REVISTA GEOLÓGICA DE AMÉRICA CENTRAL
Fig. 4: Gráfico del Coeficiente de fragmentación vs la moda de
las dos sub-poblaciones asociadas a fragmentaciones terciarias.
Fig. 3: Gráfico del Coeficiente de fragmentación vs la moda,
para las dos sub-poblaciones asociadas a fragmentaciones secundarias. Incluye la triada (ver texto) como parte de SEC1.
Fig. 5: Grafico del % por peso de las sub-poblaciones TER1,
TER2, y SEC2 respecto al % por peso de la sub-población SEC1.
La relación lineal entre SEC1 y SEC2 tiene una pendiente e intercepto muy cercanos a cero, lo que sugiere son independientes.
Estas consideraciones concuerdan con los
hallazgos reportados en Genareau et al. (2013),
donde se indica que las muestras tomadas del
volcán Fuego contienen más partículas complejas
(con evidencia de múltiples vesículas, algunas sin
explotar) y más grandes (relativas a las de Mount
St. Helens), además de mantener una fracción mayor de vesículas grandes. Esos autores interpretaron este hallazgo como resultado de una tasa de
descompresión menor y/o una mayor viscosidad
del magma de Fuego, en línea con una fracción
acumulada de vacío (cumulative void fraction) de
0,749 ± 0,051, opuesto a la de 0,864 ± 0,030 obtenida para Mount St. Helens.
Esta idea se amplía al analizar el coeficiente
de Hurst. El que esta concatenación entre las subpoblaciones se mantenga conforme las partículas
se alejan del cráter, sugiere que el proceso no dependerá de la distancia y que puede considerase
como un nuevo proceso de fragmentación, de manera similar a como se distinguen los procesos balístico, de saltación, de oleada, de suspensión, etc.
En Rose & Durant (2009) se indica la conmunición como un posible proceso para la producción
de las cenizas muy finas.
En la figura 6 exploramos esta idea al graficar el coeficiente de fragmentación del conjunto
correspondiente a cada distancia. En el cuadro 2
se resumen los valores de pendiente e intercepto
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Fig. 6: Gráfico del Coeficiente de fragmentación vs la moda para cada conjunto de datos, agrupados según la distancia.
para cada recta. Con excepción de la distancia de
38 Km, los valores de la pendiente son prácticamente iguales. Los interceptos son también muy
parecidos, excepto el correspondiente a la mayor
distancia 252 km.
El modelo fractal de la erupción incluye el
coeficiente de Hurst como H = 1 –γ. En la Figura
7, se presentan los coeficientes de Hurst asociados
a cada una de las sub-poblaciones. Nótese que los
coeficientes asociados a las sub-poblaciones SEC1 y
SEC2 son todos anti-persistentes, como se esperaría
de fragmentaciones al azar debidas a colisiones.
Los coeficientes para las sub-poblaciones
TER1 y TER2 son mayores a 0,5 lo que se asocia a procesos persistentes, que concuerda con
la idea de que las fragmentaciones terciarias son
sub-producto de una fragmentación secundaria,
SEC1, como se propuso líneas arriba.
Esta interpretación de una sub-población
SEC1 fragmentándose en sub-poblaciones TER1
y TER2 no contradice las observaciones presentadas en Guo et al. (2004) sobre los procesos de
agregación observados en cenizas muy finas, pues
los tamaños requeridos para esa agregación son
del orden de < 30 μm en diámetro.
Fig. 7: Gráfico del Coeficiente de Hurst segregado por subpoblación. Un valor menor a 0,5 se asocia con un proceso antipersistente, de lo contrario el proceso es persistente.
CONCLUSIONES
La propuesta de analizar la relación funcional entre el coeficiente de fragmentación y
la moda respectiva para cada sub-población por
separado (Brenes, 2013), se ha aplicado con éxito a la erupción del volcán Fuego (Guatemala,
1974). La propuestas de que sub-poblaciones con
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Cuadro 2
Datos de las rectas asociadas a cada una de las distancias
(según Fig. 6)
Distancia
Pendiente
Intercepto
22
0,484
-0,394
38
0,198
0,852
40
0,481
-0,311
200
0,481
-0,31
252
0,451
0,535
dispersión positiva puedan deberse a fragmentaciones secundarias, y no a agregaciones (Brenes
& Alvarado, 2013), sugirió un patrón en los datos
de cenizas finas y muy finas incluidas en Rose &
Durant (2009). El análisis muestra que es posible que una porción de las partículas que sufren
fragmentaciones secundarias (SEC1) pueda a su
vez fragmentarse y dar origen a las sub-poblaciones TER1 y TER2, tal y como lo predice una
extensión lógica de los resultados presentados en
Brenes y Alvarado (2013). Se corrobora así la
propuesta inicial hecha en Brenes (2013) y Brenes
y Alvarado (2013) de que valores positivos de dispersión pueden también asociarse a fragmentaciones consecutivas, secundarias y hasta terciarias.
En palabras de Genareau et al. (2013):
Analizado los tamaños de las vesículas que explotan durante la fragmentación es posible obtener
información sobre el ascenso del magma y el proceso de vesiculación. Nosotros añadimos que la
propuesta de fragmentaciones secundarias y terciarias, asociadas a dispersiones positivas, permite sistematizar y complementar esa información.
AGRADECIMIENTOS
Se agradece al Dr. Guillermo Alvarado por la
revisión de una versión preliminar.
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Revista Geológica de América Central, 51: 83-91, 2014 / ISSN: 0256-7024
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