Es Necesario que el Hijo del Hombre Sea Levantado Juan 3:14

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Es Necesario que el Hijo del Hombre Sea Levantado
Juan 3:14-15
Intro: La semana que viene volveremos a nuestra serie.
No lo pierdas, ha sido increíble hasta ahora y los animo
a buscar los mensajes en nuestra página web si no han
estado aquí.
Esta mañana vamos a ver juntos un pasaje muy
conocido, la primera parte de Juan 3. Es un pasaje un
poco confuso en algunos lugares, pero también es un
pasaje lleno de buenas nuevas para nosotros.
Vamos a pasar nuestro tiempo mirando versículos 14 y
15, pero para tener el contexto de lo que dice Jesús,
vamos a empezar en vs. 1 y leer juntos.
1 Había un hombre de los fariseos que se llamaba
Nicodemo, un principal entre los judíos.
2 Este vino a Jesús de noche, (evidentemente
preocupado por su reputación, no quería que no lo viera
con Jesús) y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de
Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas
señales que tú haces, si no está Dios con él.
3 Respondió Jesús (cambiando de tema muy
abruptamente) y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que
el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de
Dios.
4 Nicodemo (está atónito, no sabe qué significa todo
eso) le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo
viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el
vientre de su madre, y nacer?
Luego en versículos 5-8…
5 Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el
que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar
en el reino de Dios.
6 Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es
nacido del Espíritu, espíritu es.
7 No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer
de nuevo.
8 El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas
ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo
aquel que es nacido del Espíritu.
9 Respondió Nicodemo (confundido) y le dijo: ¿Cómo
puede hacerse esto?
10 Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel,
y no sabes esto? (Si hubieras leído Deuteronomio 30,
Jeremías 31 o Ezekiel 11 entenderías que uno tiene que
nacer del Espíritu. La carne produce carne pero lo que
nace del Espíritu tiene un espíritu vivo y puede entender
estas cosas.)
11 De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos
hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no
recibís nuestro testimonio. (Tu problema, Nicodemo, es
que no recibes nuestro testimonio. Te estamos hablando
de lo que sabemos y no lo recibes. ¿Se acuerdan de
Juan 1:12? “12 Mas a todos los que le recibieron, a los
que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos
hijos de Dios.” Nicodemo no se incluye en ese número.)
12 Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo
creeréis si os dijere las celestiales? (Tú sigues
preguntándome, “¿Cómo puede ser esto?!” Quieres que
te diga más, pero no puedo. No has nacido de nuevo, no
lo verás, no verás el Reino a menos que nazcas de
nuevo. Puedes preguntar, pero no puedes entender
todavía.”)
Ok, ya basta con el contexto – lo que realmente es
práctico y nos puede ayudar esta mañana es ver que
Jesús no se dio por vencido con Nicodemo. ¡Jesús no
se rinde! Esto es tan práctico, porque hay personas en
tu vida (tal vez veas uno en el espejo) a las que tratas de
explicar el evangelio, y no llegas a ningún lado. Entra por
un oído y sale por el otro. No sabes qué hacer. No toma
sentido para ellos, no los conmueve, es aburrido – están
espiritualmente muertos y ciegos. ¡¿Luego que?! Pues
vamos a ver.
En versículo 13 hay un cambio, a ver si nos ayuda. –
Antes de vs. 13 Jesús es un testigo, un maestro – tú
podrías decir las cosas que Él estaba diciendo. Pero en
vs. 13 cambia de ser un testigo y lo vemos como el Hijo
del Hombre.
Ya no va a hablar de lo que tiene que pasar – Va a hablar
de lo que Él va a hacer, para hacer posible el nuevo
nacimiento. Después de vs. 13 está hablando de la
acción del Hijo de Hombre en la historia del mundo. Esto
es muy significante – porque la manera en que el Espíritu
Santo obra para causar el nuevo nacimiento en una
persona, es a causar a esa persona a contemplar, a
considerar la obra que hizo Dios en la historia del mundo
por medio de Jesucristo. El Espíritu Santo es dado para
glorificar a Cristo Jesús, crucificado y resucitado.
Vamos a leer los versículos y luego vamos a leer la
historia que está mencionando.
13 Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo;
el Hijo del Hombre, que está en el cielo.
14 Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto,
(Miren como esto parece que sale de la nada.) así es
necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, 15 para
que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga
vida eterna.
Esto al principio parece que sale de la nada. Como que
“Jesús ¿de qué estás hablando?” Pero el vínculo a vs.
12 es “cielo/celestial”. Yo creo que vs. 13 significa, “No
hay nadie más que haya subido al cielo y luego haya
descendido para estar preparado para hacer lo que yo
estoy a punto de hacer. Yo soy el único. El Hijo de
Hombre ha bajado del cielo, así que yo soy capaz de
enseñarte cosas celestiales, más que cualquier otro,
pero ahora no voy a hablar de eso. Tú no necesitas
más enseñanza, necesitas un Salvador. Necesitas parar
de pensar en lo que tú necesitas hacer, necesitas quitar
tus ojos de ti mismo y ponerlos en MÍ. Te voy a decir lo
que yo voy a hacer para ti, mira.
Vs. 14 y 15 son bien impactantes, tal vez escandalosos.
Nicodemo conocería la historia que Jesús menciona, Él
conocía las escrituras. Pero es una historia muy
arriesgada, porque Jesús se va a comparar a sí mismo a
una serpiente. “¿Seguro que quieres hacer eso Jesús?
¿Seguro que quieres usar esta historia?”
Así que Jesús va a ser la serpiente. Vamos a leer la
historia que está mencionando. Es una historia corta,
pero chocante es su contexto original y tal vez aún más
chocante en el contexto en que Jesús la usa aquí.
Números 21:4-9
4 Después partieron del monte de Hor, camino del Mar
Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se desanimó el
pueblo por el camino. (Están perdiendo la paciencia)
5 Y habló el pueblo contra Dios y contra Moisés: ¿Por
qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en
este desierto? Pues no hay pan ni agua, y nuestra alma
tiene fastidio de este pan tan liviano.
•
Ese pan es maná, el regalo precioso de Dios que les
da vida. Es como si alguien viniera aquí enfrente un
•
día cuando vamos a compartir la Santa Cena del
Señor y lo tumbara todo y lo tirara al suelo.
Es blasfemia. Rebelión contra Dios. Esta gente ha
pecado contra Dios. Son dignos de la ira de Dios.
6 Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes,
que mordían al pueblo; y murió mucho pueblo de Israel.
(No pierdan eso, Dios las envió, estamos viendo la santa
ira de Dios contra el pecado.)
7 Entonces el pueblo vino a Moisés y dijo: Hemos
pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti;
ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes.
Y Moisés oró por el pueblo.
8 Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente,
y ponla sobre una asta; y cualquiera que fuere mordido y
mirare a ella, vivirá.
9 Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso
sobre una asta; y cuando alguna serpiente mordía a
alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.
Y esa es la historia. Eso es todo. Ahora, antes de volver
a Juan 3 necesito hacer unas observaciones sobre la
historia aquí en su contexto original.
1. La serpiente en el asta no es preventiva. No es
para que las serpientes no los muerdan. Es para
las personas que ya han sido mordidas y que se
están muriendo.
2. Las serpientes están en el campamento
porque Dios las envió. Dios está enojado. Esto
es ira. Así que lo que está siendo resuelto aquí
no es principalmente el veneno de las serpientes,
sino la ira de Dios hacia la rebelión de su pueblo.
3. Dios rescata a su pueblo de la maldición con
una imagen de la misma maldición. Usa la
imagen de una serpiente para salvarlos. No usa
una oveja ni un cordero. Las serpientes eran
animales impuros, malos. Odiaban las serpientes.
Y así es como los salva. Pones esta cosa terrible
sobre una asta y la miras.
4. Lo único que tienes que hacer es mirar.
Una de la cosas que me encanta de nuestra iglesia es
que nuestro Pastor nos ayuda semana tras semana a ver,
como veía Jesús, como veía Pablo, que todo el Antiguo
Testamento apunta a Cristo. Lo hemos visto tantas
veces, que toda la Biblia se trata de una sola historia: la
historia de cómo Dios Santo, rescata a la humanidad de
su rebelión, viniendo Él mismo al mundo, encarnándose
en la persona de Jesucristo y pagando el precio de
nuestro pecado. Todo el Antiguo Testamento apunta a
Cristo. Jesús leía las Escrituras y sabía que se trataban
de Él.
Así que, volvamos a Juan 3:14 donde Jesús hace
referencia a esta historia y veamos si podemos entender
lo que está diciendo: Y como Moisés levantó la
serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del
Hombre sea levantado 15 para que todo aquel que en él
cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
Voy a hacer 5 observaciones breves, les leo una historia
y terminamos.
Observaciones
1. Jesús es el Hijo del Hombre. Seguro que
muchos de ustedes ya sabían eso y lo asumen,
pero no es obvio. Habla de sí mismo en la tercera
persona. Si quieren leer en casa la historia de
cómo Jesús sana al hombre ciego en Juan 9, allí
se ve claramente que se está refiriéndose a sí
mismo.
2. Jesús, en el lugar de la serpiente, es la fuente
de la curación. y el rescate del veneno del
pecado y de la ira de Dios. Jesús es la fuente de
vida.
3. En el lugar de la serpiente, Jesús hace el papel
del mal y de la maldición. 2 Cor. 5:21 Al que no
conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado,
para que nosotros fuésemos hechos justicia de
Dios en él. Jesús nunca pecó pero Dios lo hizo
pecado para que cuando murió, muriera para
pagar por nuestro pecado. Murió por tu pecado y
mi pecado, no el suyo porque no tenía. Se hizo la
maldición. Gal. 3:13 Maldito todo el que es
colgado en un madero. Es horrible comparar al
Hijo del Hombre a una serpiente – y a la vez es
glorioso compararlo a una serpiente porque
significa vida para nosotros. Hace posible una
vida nueva para nosotros. Quita de en medio lo
que hacía imposible para nosotros una relación
con Dios y abre la posibilidad de una eternidad
de gozo con Dios. Todo porque Él fue levantado
en la cruz.
4. Recuerden que Todo esto era para Nicodemo.
Esto es lo que puedes hacer para las persona que
no entienden el nuevo nacimiento. Hablas de
cosas fuera de ellos, no lo que ellos necesitan
hacer, sino lo que Jesús hizo por ellos.
5. ¿Qué podemos decirles a las personas que no
han nacido de nuevo? Creo que la primera cosa
es una palabra en Versículo 15: creer
“Para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna.” Voy a leer en un minuto el
testimonio del gran predicador Spurgeon, donde
dice que él no sabía que cosa era creer. Sólo le
parecía una palabra…¿qué es? Creo que la
respuesta que Jesús quiere que Nicodemo oiga,
es una palabra de Números 21: mirar. Lo único
que tenían que hacer era mirar para no morir.
Así que ¿qué tiene que hacer uno para nacer de nuevo?
Mirar, creer.
Historia de la conversión de Spurgeon - Inglaterra, era
un día domingo, estaba nevando como loco, y no había
nacido de nuevo. Era un joven muy inteligente, había
leído mucho, quería ser salvo y no sabía cómo, no lo
podía lograr.
“A veces pienso que muy bien podría haber seguido
hasta hoy día en las tinieblas y la desesperación, de no
haber sido por la bondad de Dios al enviar una tormenta
de nieve cierto domingo por la mañana, cuando me
dirigía a cierto lugar de culto. Me metí por una calle
lateral y fui a parar a una pequeña iglesia metodista
primitiva, en cuya capilla podía haber entre doce y
quince personas. Había oído hablar de los metodistas
primitivos: que cantaban tan fuerte que producían dolor
de cabeza; pero eso no me importaba. Yo quería saber
cómo ser salvo […]. Aquella mañana no estaba el pastor
—imagino que se había quedado bloqueado por la
nieve—. Por fin, un hombre de aspecto muy delgado —
un zapatero, sastre o algo por el estilo— subió al púlpito
para predicar. Ahora lo corriente es que los predicadores
sean personas instruidas, pero aquel hombre era
realmente estúpido: tenía que limitarse a su texto, por la
sencilla razón de que poco más podía decir. Y el texto
en cuestión era: “MIRAD A MÍ Y SED SALVOS, TODOS
LOS TÉRMINOS DE LA TIERRA”. (Isaías 45:22) Ni
siquiera pronunciaba las palabras correctamente; pero
eso no importaba: pensé que en ese pasaje había un
rayo de esperanza para mí.
El predicador comenzó de esta manera: “Este versículo
es de lo más sencillo; dice: ‘Mirad’. La verdad es que
mirar no cuesta mucho trabajo. No es como levantar el
pie o el dedo; es simplemente ‘mirar’. Bueno, no hace
falta ir a la universidad para aprender a mirar: uno puede
ser tonto de remate y, sin embargo, mirar. No hace falta
tener una renta de 1000 libras al año para mirar. Todo el
mundo puede mirar; hasta un niño puede mirar. Pero
luego, el versículo dice: ‘Mirad a mí’. ¡Ay! —exclamó con
el acento cerrado de Essex—. Muchos de ustedes se
estarán mirando a sí mismos; pero de nada vale mirar ahí.
Jamás hallarán consuelo en ustedes mismos. Algunos
dicen: ‘Mirad a Dios Padre’. ¡No, a Él mírenlo más
adelante! Jesucristo dice: ‘Miradme a mí’. Algunos de
ustedes dirán: ‘Debemos esperar a que el Espíritu obre’.
Ahora mismo no se trata de eso: miren a Cristo. El texto
dice: ‘Mirad a mí’”.
Luego aquel buen hombre siguió con su versículo
diciendo lo siguiente: “Miradme a mí: estoy sudando
grandes gotas de sangre. Miradme a mí: estoy colgado
de la Cruz. Miradme a mí: estoy muerto y sepultado.
Miradme a mí: resucito. Miradme a mí: asciendo al Cielo.
Miradme a mí: estoy sentado a la diestra del Padre.
¡Pobre pecador, mírame a mí, mírame a mí!”.
Tras haber […] logrado extenderse durante diez minutos,
poco más o menos, estaba en las últimas; pero luego
miró hacia mí, sentado debajo de la galería, y supongo
que, con tan pocas personas presentes, supo que era
un extraño.
Entonces, fijando en mí sus ojos —como si conociera
por entero mi corazón—, dijo: “Joven, parece muy
desdichado”. En verdad lo era; pero no estaba
acostumbrado a que se hicieran comentarios acerca de
mi aspecto personal desde el púlpito. Sin embargo,
aquel fue un golpe certero que me alcanzó de lleno.
Luego siguió diciendo: “Y siempre será desdichado —
desdichado en la vida y desdichado en la muerte— si no
obedece al versículo que he escogido; pero si lo hace,
ahora, en este mismo momento, será salvo”. Y
levantando las manos gritó como solo es capaz de
hacerlo un metodista primitivo: “¡Joven, mire a Cristo!
¡Mire! ¡Mire! ¡Mire! ¡No tiene más que mirar y vivir!”. De
inmediato reconocí el camino de la salvación. No sé qué
más dijo: no presté mucha atención, poseído como
estaba por aquel solo pensamiento […]. Había estado
esperando hacer cincuenta cosas; pero cuando escuché
la palabra “Mire”, ¡qué encantadora me pareció! ¡Y miré
hasta casi gastarme los ojos! En ese mismo momento la
nube desapareció, las tinieblas se desvanecieron y pude
ver el Sol. En ese instante podría haberme levantado y
cantado con los más entusiastas de ellos, acerca de la
sangre preciosa de Cristo y de la fe sencilla que solo le
mira a Él. ¡Ojalá que alguien me lo hubiera dicho antes:
“Confía en Cristo y serás salvo”! Sin embargo, todo
había sido sabiamente dispuesto, no hay duda, y ahora
puedo decir que…
Desde que el arroyo vi en fe de tus heridas fluir,
Tu redención yo cantaré por siempre hasta morir.
Aquel día feliz, cuando encontré al Salvador
Y aprendí a asirme de sus queridos pies,
Es un día que jamás olvidaré.
Escuché la Palabra de Dios y aquel precioso versículo
me llevó a la Cruz de Cristo.”
Oración
14…(y vimos su gloria, gloria como del unigénito del
Padre), lleno de gracia y de verdad.
16 Porque de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre
gracia.
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