ESCRITOS COMUNES O NO INSPIRADOS Por Arthur L. White Una carta extensa para copiar Elena de White especifica acerca de lo "común y lo sagrado" ¿Cómo podemos juzgar? Una instancia en la que Elena G. de White habla “No por mandamiento" Elena G. de White como individuo (esposa, madre, vecina y amiga) no estuvo ajena a tener pensamientos comunes o decir palabras comunes sin relación con la inspiración. Hubo claramente en su vida y ministerio lo común y lo sagrado. A su hijo Edson y a su esposa Emma, Elena de White escribió el 10 de septiembre de 1903 lo siguiente: "Creo que te debo escribir una carta familiar, contándote acerca de mi familia y el lugar".--Carta 201, 1903. En otra carta a las mismas personas escrita el día siguiente, dijo: "Esta mañana encontré vuestra carta debajo de mi puerta. Estaba contenta de tener noticias de ustedes. Ayer les escribí una carta sobre asuntos comunes, de todos los días. Esta carta será enviada hoy. He escrito una larga carta sobre el asunto mencionado en vuestra carta, y la he entregado para que sea copiada. Esta les será enviada pronto".--Carta 202, 1903. Luego ella da un consejo sobre un asunto de importancia para los obreros del sur que comienza así: "Es el plan de Satanás llamar a las mentes al estudio de la línea de demarcación entre la raza blanca y las de color". -- palabras encontradas cerca de la apertura del capítulo titulado "La línea de demarcación entre la raza blanca y las de color", en 9T, p. 213-222. En las páginas iniciales (213-215) se usaron veinticuatro líneas de consejos enviados en la carta a Edson, para construir ese capítulo. Otras comunicaciones, en los cuales Elena de White trató el mismo tema, se usaron para este capítulo. El tono de la carta y el tema presentado por ella hace claro que este consejo estaba basado sobre la luz que Dios le había dado. En otros lugares de la carta introduce un párrafo con las palabras "por la instrucción que el Señor me ha dado una y otra vez sé".--Carta 202, 1903. Una carta extensa para copiar La “carta extensa" a que hace referencia el 11 de septiembre tiene catorce páginas de testimonio con fecha del 14 de septiembre de 1903, (Carta 203, l903) y comienza: "A aquellos que ocupan cargos de responsabilidad en la Casa Editora de Nashville: “Mis queridos hermanos: “Estoy encargada de darles un mensaje del Señor. Busquen al Señor fervientemente mientras pueda ser hallado. El está al tanto del espíritu que ustedes reflejan en sus propósitos y planes, etcétera. “La armonía y la unidad deben prevalecer entre aquellos que están a cargo de la Casa Editora de Nashville. Estos hombres deben conducirse con toda humildad (p. 5). “Algunos que han estado atendiendo asuntos sagrados han perdido el sentido de la sacralidad que estos implican y los tratan como asuntos comunes. A menos que cambien, el Señor los sacará de su obra (p. 7). “El cristiano no debe decir palabras ásperas a nadie, ya sea viejo o joven. El enemigo sugiere esas palabras. Mis hermanos, no sean tan fríos con aquellos con quienes nos relacionamos en el servicio y en la adoración que congelemos las almas que están necesitadas de la tibieza del amor de Cristo" (p. 9). "Quiera el Señor darles a todos la determinación de hacer su voluntad, y quiera él bendecirlos mucho y confortarlos; ésta es mi oración".-- Carta 203, 1903. Este testimonio fue enviado al Pastor G. I. Buttler, presidente de la Junta y presidente de la Unión del Sur. Una copia fue enviada a J. E. White, quien había sido un pionero en la obra de publicaciones en los estados del sur. Esta comunicación es muy diferente a las "cartas de familia", contando sobre "mi familia y el lugar", "una carta común de las cosas de todos los días". Copias de esta carta familiar fueron enviadas a los siguientes amigos y parientes: J. E. White y esposa, Sra. Nellie de Druillar, Sra. Lucina de Hall, Sra. G. A. de Irwin, Sra. E. W. de Farnsworth, S. T. Belden, Sra. Mary de Foss, J. A. Burden y esposa. Esta carta sobre "cosas comunes y temas de todos los días" trata de: - La ausencia de Willie y sus viajes. Cartas escritas concernientes a jóvenes que iban a Battle Creek para tomar el curso de enfermería. El clima caluroso y lo que el diario decía acerca de qué era lo que lo causaba. Su salud y habilidad para subir y bajar las escaleras con más facilidad. La enfermedad de su granjero, Iram James, y el tratamiento efectivo con la batería eléctrica. Comida traída del huerto y del jardín. Envasado de salsa de manzana y maíz seco. La cosecha de uvas y su disposición. La plantación de ciruelas, su recolección y el secado. "Una o dos palabras más" -- la escasez del dinero. Las comidas en su casa -- alegría por la abundante cosecha. La práctica de la economía para hacer avanzar la causa de la verdad. La necesidad del poder del Espíritu. Canaán está a la vista -- debemos tener un lugar allí. Vengan y véannos -- únanse con nuestras fuerzas. Elena de White especifica acerca de lo "común y lo sagrado" Es claro que en los escritos de Elena de White y en sus conversaciones estaba lo común y lo sagrado. Ella escribió especialmente sobre esto en 1909 ya que el pastor E. S. Ballenger, entonces administrador del Sanatorio llamado Paradise Valley, en un esfuerzo por encontrar justificación para descartar los escritos y consejos de Elena de White, dijo que no podía tener confianza en ella porque "en una carta escrita a los hermanos en el sur de California, se hizo la declaración de que el sanatorio tenía cuarenta piezas, cuando había solamente treinta y ocho". Ella explica: "La información dada en cuanto al número de las habitaciones del Sanatorio Paradise Valley no fue dada como una revelación del Señor sino simplemente como una opinión humana. Nunca me ha sido revelado el número exacto de habitaciones de ninguno de nuestros sanatorios, y el conocimiento que tengo en cuanto a tales cosas lo he obtenido preguntando a los que suponía que estaban informados. En mis palabras, cuando hablo acerca de estos temas comunes, no hay nada para inducir a la mente a creer que recibo mi conocimiento en una visión del Señor y que presento eso como tal.... “Cuando el Espíritu Santo revela alguna cosa acerca de las instituciones de la obra del Señor, o acerca de la obra de Dios en el corazón y en la mente de los hombres, como ha revelado esas cosas a través de mí en lo pasado, el mensaje dado ha de ser considerado como luz dada por Dios para aquellos que la necesitan. Pero es un gran error que uno mezcle lo sagrado con lo común. En una tendencia a hacer esto podemos ver la obra del enemigo para destruir las almas.... “Sin embargo, hay oportunidades cuando deben declararse cosas comunes, pensamientos comunes deben ocupar la mente, deben escribirse cartas comunes y se debe dar información que ha pasado de un obrero a otro. Tales palabras, tal información, no son dadas bajo la inspiración especial del Espíritu de Dios. Se hacen preguntas a veces que no tienen nada que ver con temas religiosos, y esas preguntas deben ser contestadas. Conversamos acerca de casas y tierras, transacciones comerciales y ubicación para nuestras instituciones, sus ventajas y desventajas."--Ms 107, 1909 (1 MS, p. 43, 44). ¿Cómo podemos juzgar? Quizás sea menos difícil distinguir lo sagrado de lo común en la práctica que en la teoría. Principios claros se enuncian en el párrafo ya citado. La ilustración presentada al comienzo de esta discusión da claras indicaciones como base para establecer un juicio. Y debe recordarse que Elena G. de White buscó cuidadosamente evitar establecer sus opiniones como la luz que Dios le había dado. Esto la llevaba algunas veces a permanecer en silencio mientras iba a visitar gente acompañada de otros, en donde si ella hablaba o expresaba su opinión sobre los temas de conversación podría interpretarse como una orientación divina. Una instancia en la que Elena G. de White habla “No por mandamiento" Una ilustración sobre su cuidado en temas de esta clase se encuentra en una carta escrita en 1897 cuando ella juzga que sería bueno que Juan Wessels, de África del sur, se uniera a ellos en Australia en los menesteres de la obra del sanatorio. A ella se le habían mostrado cosas sobre la familia, pero había cosas que no se le habían mostrado. Al escribir ella dejaba esto en claro: "No he recibido el mensaje `hagan venir al hno. Juan Wessels a Australia'. No; por lo tanto no digo `sé que éste es el lugar para Uds.' Pero tengo el privilegio de expresar mis deseos, aun cuando repito `no hablo por mandamiento'. Pero no quiero que vengan debido a cualquier persuasión de mi parte. Deseo que Ud. busque al Señor muy fervientemente, y entonces siga donde él lo guíe. Quiero que Ud. venga cuando Dios diga: `Ven', y ni un solo momento antes. “Sin embargo, es mi privilegio presentar las necesidades de la obra en Australia. Australia no es mi país; pero es jurisdicción del Señor. El país es de él. Ha de hacerse una obra aquí, y si Ud. no es la persona que tiene que hacerla, me sentiría perfectamente resignada al saber que Ud. ha ido a alguna otra localidad. “Se me ha mostrado que sería mejor para Ud. y los demás miembros de la familia de su madre estar en alguna otra localidad, porque donde están, las compañías y relaciones no son las más favorables para su salud espiritual".-Carta 129, 1897 (3 MS, p. 65). Puede observarse que en la fraseología de su carta, ella alude a lo que Pablo escribió a la iglesia de Corinto (1 Cor. 7:6, 12), dejando en claro que eran sus propias opiniones, las que creyó buenas y correctas; pero con honestidad, también hizo claro que no estaba presentando instrucción que Dios le había dado. Elena de White estaba en el mundo, participando en muchos asuntos de la casa, la comunidad y la iglesia. No le fue negado el privilegio de pensar sus propios pensamientos y hablar y escribir sus propias palabras, pero para aquellos que desean seguir la voluntad de Dios no hay confusión en este asunto. El cristiano honesto y sincero tiene poca dificultad en saber cuándo Elena de White está hablando por el Señor y cuándo está hablando por ella misma. Patrimonio de Elena G. de White Washington, D. C. 6 de abril, 1982. Retranscrito en mayo de 1989.