Epidemias y poblaciones humanas Alicia García Bergua En mayo del año pasado, la revista Nature publicó una revisión realizada por Nathan D. Wolfe, del Departamento de Epidemiología de la Escuela de Salud Pública; Claire Panosian, Dunavan de la División de Enfermedades Infecciosas de la Escuela de Medicina David Geffen, y Jared Diamond de los Departamentos de Geografía y Ciencias de la Salud Ambiental (y autor de obras importantes como Armas, gérmenes y acero), todos ellos en la Universidad de California, Los Ángeles, EU, sobre las enfermedades infecciosas y las poblaciones. En esta revisión parten de los hechos de que las poblaciones de cazadores recolectores, que han existido hasta nuestros días en el Amazonas, África y Nueva Guinea, por ejemplo, han padecido supuestamente durante miles de años, enfermedades similares o idénticas a las padecidas por las poblaciones de primates salvajes; y que las enfermedades de los humanos modernos productores de alimentos, como la viruela, surgieron hace apenas 11,000 años, a partir de la aparición de la agricultura y la domesticación de animales. Sostienen eso porque estas enfermedades sólo pueden mantenerse dentro de poblaciones muy grandes y concentradas. Las preguntas que se hacen en este estudio son: cuál es el origen de las principales enfermedades humanas, las nuevas y las antiguas; y por qué muchos patógenos animales, entre ellos virulentos virus como el del ébola y el Marburg, infectan periódicamente a hospederos humanos pero fallan en establecerse en las poblaciones humanas. Una primera afirmación tentativa fue la de que las principales enfermedades infecciosas de las zonas templadas parecían haber surgido sobre todo en el viejo mundo (África, Asia y Europa) a partir de la domesticación de animales. Sin embargo en esta revisión se evalúa precisamente esta tesis con base a cinco etapas que sigue la transformación de los organismos patógenos en patógenos específicos para los humanos. En la etapa 1 un microbio está presente en los animales pero no ha sido detectado en los humanos en condiciones naturales; o sea, las que no son aquellas prácticas como trasplantes o transfusiones en las que inadvertidamente se pueden transmitir. Son ejemplo de esto los plasmodium de la malaria que están relacionados con grupos específicos de hospederos. En la etapa 2 son organismos patógenos que en condiciones naturales se transmiten de los animales a los humanos (infecciones primarias), pero que no se transmiten entre humanos (infecciones secundarias). Ejemplos de ello son el bácilo del antrax, la rabia y los virus del oeste del Nilo. En la etapa 3 están los organismos patógenos que tienen sólo unos pocos ciclos de transmisión secundaria; así que después de algunos brotes humanos de infección primaria, mueren pronto, como los virus que ocasionan el ébola, el Marburg y el de la viruela de los monos. En la etapa 4 están las enfermedades de los animales que tienen como base un ciclo natural de infección en los hospederos animales, pero que después siguen infectando a los humanos sin la intervención del hospedero animal en infecciones secundarias. Según la importancia de la transmisión primaria (es decir, si el ciclo natural de infección en los hospederos animales es más importante) o secundaria (si la transmisión humana lo es), estas enfermedades están divididas en tres subetapas: 4a) enfermedades en que es muy importante la infección del hospedero animal, como la enfermedad de Chagas y la fiebre amarilla; 4b) enfermedades en las que la transmisión primaria y secundaria son importantes como el dengue de las áreas boscosas de oeste de África y del sureste de Asia; y 4c) enfermedades donde la mayor transmisión es entre humanos como la influenza A., el cólera, el tifus y la enfermedad del sueño del oeste de África. La etapa 5 es la de los patógenos que son exclusivos de la humanidad; por ejemplo, los agentes causantes del sarampión, la rubeola, la viruela y la sífilis. En principio, estos patógenos podrían haber llegado a los humanos de dos maneras: derivarse de un patógeno ancestral que ya estaba presente en los ancestros de los humanos y los chimpancés, que coevolucionara con los humanos; o bien un patógeno que hubiera colonizado a los humanos más recientemente y hubiera evolucionado hasta convertirse en específico de los humanos. Hay una discusión sobre si el agente que causa la malaria: falciparum, es ancestral o reciente.Ya en su libro Armas, gérmenes y acero, Jared Diamond, uno de los autores de este estudio, había planteado que grandes epidemias de la humanidad, como la viruela y la peste, por ejemplo, eran producto de los grandes hacinamientos de población en el viejo mundo que tuvieron lugar gracias al desarrollo de la agricultura y la domesticación de animales en una gran franja de África, Asia y Europa, que está en una latitud templada (mediterránea) y no tropical. (Pero esto tampoco quiere decir que las poblaciones nómadas no tuvieran y no tengan enfermedades infecciosas.) Este argumento geográfico se refuerza con el hecho de que las enfermedades epidémicas específicamente humanas provienen sobre todo de climas templados y no tropicales. Casi ninguna de las enfermedades tropicales es epidémica. Y esto se debe en parte a varios factores: que en las regiones tropicales una gran parte de las enfermedades son transmitidas por insectos, pues en ellas hay una mayor cantidad; que en las zonas templadas la mayor parte de las enfermedades infecciosas que se contagian entre humanos también transfieren una inmunidad duradera porque persisten en las poblaciones; es decir, en ellas los asentamientos humanos se fueron haciendo cada vez más grandes y con mayor población y esto da mayores oportunidades de contagio; que en regiones tropicales de África, Asia y América están las mayores reservas de animales salvajes; que las enfermedades epidémicas de las regiones templadas son agudas y no lentas, crónicas o latentes; que pocas de la enfermedades tropicales son agudas y que la mayor proporción de enfermedades epidémicas son las de la etapa 5, causadas por organismos patógenos específicos de los humanos que poseen una larga historia de adaptación a la humanidad y que por lo tanto han permanecido con ella durante muchas generaciones. Entre los animales que fueron hospederos originales de muchos patógenos están en primer lugar los vertebrados de sangre caliente, sobre todo los mamíferos que son los que por muchas razones han estado en contacto con el hombre. Y en el caso especial del sida, causado por un virus hospedado originalmente en un mono, esto es importante porque aunque los monos y los chimpancés pueden no ser domesticados, han estado en contacto directo por mucho tiempo con la humanidad y en el caso de los chimpancés, hay pocas barreras genéticas entre ellos y nosotros. Lo curioso es que el sida no les da a los chimpancés. En lo que hace énfasis este estudio es que la mayoría de los organismos patógenos que infectan al hombre y provocan epidemias, provienen originalmente de los animales domésticos o salvajes y que están en alguna de las etapas antes mencionadas. Y que casos como los de los virus que ocasionan el sida, el SARS, el ébola y quizá la hepatitis B, son organismos patógenos que han transitado de una etapa a otra; es decir, de infectar a algún animal o ser su huésped, a crear una epidemia en la población humana. Esto hace importantísimo monitorear cuidadosamente el origen animal de las enfermedades infecciosas que están atacando a la mayoría. Por ejemplo, este grupo que realizó el estudio señala que hay que hacer un serio monitoreo de microbios infecciosos en personas que están muy en contacto con animales salvajes; por ejemplo, cazadores, comerciantes, veterinarios, empleados de zoológicos y carniceros que venden esta clase de carne. También señalan que hay que monitorear microbios infecciosos en las personas que están en contacto con diferentes animales domésticos. Esto impediría la propagación de enfermedades que facilita la gran densidad actual de las poblaciones humanas.Y aún hay muchos misterios sin resolver. Se supone que muchas enfermedades infecciosas provocadas por la domesticación de animales y el hacinamiento de las poblaciones, como la viruela, fueron introducidas por los conquistadores al Nuevo Mundo, América. Sin embargo, aún no se sabe a ciencia cierta si el bacilo de la tuberculosis surgió en ambos mundos o si el agente de la sífilis proviene de América. El caso de la malaria es muy complicado: parece que el plasmodium que la ocasiona fue originalmente parásito de un pájaro y que dio lugar a dos descendientes: el Plasmodium falciparum que es el que infecta a los humanos y el Plasmodium reichenowii que es el que infecta a los chimpancés y persiste la discusión de si el parásito del pájaro fue introducido en ambos hace unos pocos miles de años en asociación con la agricultura humana o hace cinco millones de años, antes de que se dividiera la rama que dio lugar a los homínidos y a los chimpancés. También se ha sabido recientemente que es probable que el virus tipo O que ocasiona el sida provenga de los gorilas y no de los chimpancés.