La compañera Angélica Rojas Toledo

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El Clarí-n de Chile
La compañera Angélica Rojas Toledo
autor Sandra Trafilaf Yañez
2007-10-08 02:48:47
La Compañera Angélica Rojas Toledo, murió el 21 de septiembre de 2007, una fecha especial, para una gran Mujer,
que le gustaba el campo, los árboles, las flores, que distinguÃ-a distintos tipos de verde y para quién el olor de la tierra le
traÃ-a sus mejores recuerdos del Sur, donde ella nació.
Angélica murió a los 45 años de edad, se ganaba la vida como suplementera, afiliada como corresponde a su
sindicato, liderando batallas también desde ese frente, estaba estudiando psicologÃ-a, era uno de sus sueños, hija de
un obrero, proveniente de una familia proletaria, comunista, de esas con linaje, de esas que se forman al calor de las
luchas del pueblo, era la penúltima de siete hijas/o. Las hermanas Rojas eran famosas, conocidas todas por su fuerza
y la convicción de sus principios revolucionarios. Angélica también realizó otro de sus sueños, ser madre de una
hermosa hija, la Coni, la que fue concebida en medio de sus pensamientos cuándo aún estaba prisionera en una
cárcel, su hija puede decir que estuvo rondando mucho antes de nacer, en la vida de Angélica.
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Seguramente todo esto a ustedes, militantes del Movimiento Patriótico Manuel RodrÃ-guez, no les hace ningún sentido
de pertenencia, y se deben estar preguntando porque les estoy hablando de Angélica, mi compañera de cárcel, de
celda, mi amiga, mi hermana de armas. Deben estar pensando qué tiene que ver esta mujer con ustedes, asÃ- es que
escuchen bien, esta Combatiente, tiene mucho más que ver con ustedes, que muchos de los que rondan la sede del
Movimiento hoy por hoy.
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Angélica ingresó a militar a las Juventudes Comunistas, cuando era aún una niña, como muchos, como muchas que
tuvimos que vivir la Dictadura. Luego se incorporó a las tareas del Frente Patriótico Manuel RodrÃ-guez, no fue fácil,
siendo mujer, siendo tan osada y valiente como ella. Como combatiente, le tocó vivir perÃ-odos duros de
clandestinidad, escondiéndose, viviendo la fragilidad del momento, la claridad de que podÃ-a ser el último dÃ-a. Hasta
que fue detenida.
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Sufrió la tortura como tantos y tantas en este paÃ-s, pero ella no fue como tantas, su silencio empecinado la hizo
enfrentarse con sus torturadores, y salió digna de la tortura, no entregó a nadie, y si leemos los testimonios y los
estudios que se hacen sobre el tema, sabrán que los torturadores se ensañan con más fiereza en contra de las
mujeres, tratándonos como botines de guerra, y no nos perdonan, que nos hayamos metido en cosa de hombres.
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Angélica estuvo años en la cárcel, junto al resto de las prisioneras polÃ-ticas, ella si que era una Mujer de “armas tomar
y todas supimos de su carácter, y cómo defendió sus ideas a ultranza, y contra quien fuese necesario. AsÃ- ella era,
asÃ- la quisimos, asÃ- aprendimos que era alguien especial, alguien a quién se debÃ-a respetar, y asÃ- lo dejamos de
manifiesto en su velorio, en su funeral. Ex prisioneras polÃ-ticas de todos los partidos, del MIR, del Lautaro, del Partido
Socialista, sus compañeras Comunistas, las del Frente, estuvimos allÃ-, cantando sus canciones, hermanadas a través
de su memoria, mano con mano, sujetas de sus recuerdos.
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Angélica sale de la cárcel en 1991, y asume otra misión importante más en su vida, lo hace con seriedad, con rigor,
con disciplina, integrando la primera Dirección Nacional del Movimiento Patriótico Manuel RodrÃ-guez, es la primera
vez que los y la Rodriguista dan la cara en forma pública, para expresar que el Frente se vuelve una organización
polÃ-tica pública. Ella tiene el mérito de haber dado la primera conferencia de prensa, y se veÃ-a preciosa con su
pañuelo en el pelo, con su boca roja, porque ante todo, ella era una MUJER. Con su voz fuerte y profunda, lee el
primer comunicado del Movimiento, con sus ojos grandes y altivos, responde las primeras preguntas de los periodistas
que acudieron al encuentro en esa histórica conferencia del Movimiento. La acompañaban Marcos Riquelme, Luis
Vega, Leandro Torccio, Jorge Olivares, César Quiroz y Alfedro Malbrich. Ella fue la primera mujer Combatiente del
Frente en defender a cara descubierta el nacimiento del Movimiento.
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Ven compañeros, que esta Mujer Combatiente, tiene mucho más que ver con ustedes, que lo que estaban pensando?
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Participa activamente de la primera Dirección Nacional, por eso los eche de menos en su velorio, en su funeral, y fue
una sorpresa enterarme que muchos ni siquiera lamentaron su partida, fue olvidada por ustedes en su despedida final,
pese a que mientras aún su cuerpo estaba en la Morgue, me encargué personalmente el dÃ-a 21 de septiembre, de que
ustedes fueran unos de los primeros en recibir la noticia. Lo lamento, no por ustedes, por ella, porque se merecÃ-a una
despedida como corresponde, como le corresponde a cada uno y a cada una, que fuimos combatientes del Frente
Patriótico Manuel RodrÃ-guez.
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MerecÃ-a que ustedes estuvieran allÃ-, solemnes, con sus vestimentas, con sus pañoletas, rindiendo honores, cantando
el himno, y no que una compañera del Mir, durante su funeral, que ni siquiera sabÃ-a bien la consigna del Frente, se
diera cuenta que no se le despedÃ-a como la Rodriguista de tomo y lomo que fue, que gritara con emoción un grito que
les correspondÃ-a a ustedes dar, sobre todo porque tuvimos el respeto de cederles ese espacio, de validarlos como
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nuestro referente a la hora de hacer los honores en la partida final.
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Una pañoleta del Movimiento, estaba presente en su ataúd, porque Marcos Riquelme la fue a dejar a su velorio. Luis
Vega dijo una palabras en su despedida, y debo reconocer que lo hizo presionada por mi, pero el compañero no se
atrevió a hacerlo a nombre de la Dirección, lo hizo en forma personal, recordó la conferencia de prensa histórica, su
fuerza y su carácter, y esos gestos se agradecen.
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Pero el Movimiento, la delegación oficial, la delegación especial que ella se merece, no estuvo presente, y me surge la
necesidad de expresarlo, de escribirles y de plantear desde mi dolor, esta queja, este reclamo, porque yo los he sentido
siempre, pese a no estar de acuerdo con ustedes en muchos de sus planteamientos, que siguen siendo mis
compañeros de armas, y este olvido, no tiene ninguna justificación. No haber estado allÃ-, no le quita méritos a mi
compañera, a mi amiga, a mi hermana, le quita méritos a ustedes. Fueron ustedes los que no estuvieron a su altura,
son ustedes los que se quedaron al lado, y son ustedes los que pierden valor, no sólo ante mis ojos, que podrÃ-a
también importar poco, sino ante todos los que si estuvieron en su despedida final.
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Sandra Trafilaf Yañez
ex prisionera polÃ-tica
Combatiente del Frente Patriótico Manuel RodrÃ-guez.
Septiembre 25 de 2007
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