La Sociedad Contemporánea ¿es una sociedad de riesgo?1 Robert Castel Buenos Aires, 2 de septiembre de 2008 Sede: Secretaría de Gabinete y Gestión Pública Buenas tardes a todos y a todas. Le agradezco al Secretario esta elogiosa semblanza que ha hecho de mí. También le agradezco a todos los organizadores de este encuentro por la invitación que me cursaron para estar con ustedes, invitación que me honra mucho y también quiero pedirles que sepan disculparme porque no soy capaz de hablar castellano, pero espero que no sea demasiado grave dada la excelencia de la traducción como ustedes lo están comprobando mientras que explico. (Risas). ¿Qué me propuso elegir el tema de la intervención estatal? Y... es un poco enojoso tener tanta libertad ¿no?, porque hay muchos problemas de los que podríamos hablar y finalmente pensé proponerles una reflexión sobre una sociedad de riesgo con un signo de interrogación. ¿La sociedad contemporánea es una sociedad de riesgo o de riesgos?, y pensé esta propuesta porque esta temática del riesgo es importante en este momento, en todo caso en Francia, donde coincide con cuestiones sociales de peso y políticas también que están en el centro del debate público y supongo que puede ser importante también en la Argentina porque aquí también, y sin dudas más todavía, ustedes están confrontados con muchas incertidumbres y amenazas y espero que podamos intercambiar acerca de este tema. Esta cuestión de la sociedad del riesgo es una transposición, una recuperación, del título de un libro del sociólogo alemán Ulrich Beck, “La Sociedad en Riesgo”, que apareció en el año 1985 y que tuvo un considerable éxito. El autor presenta la tesis de que estamos en una sociedad de riesgo, es decir, que el porvenir de nuestra sociedad debería leerse en adelante bajo el signo de la amenaza, del peligro, lo cual es una nueva vuelta mucho más compleja acerca de la situación que prevalecía hace 20 á 30 años, donde el porvenir se veía más bien bajo el signo del progreso social y económico. La creencia en que mañana sería mejor que hoy, y que incluso habría un mejor porvenir después de la revolución. Pero hoy debemos constatar que hay una sensación bastante generalizada de inseguridad. Es muy compartida, lo cual por otra parte explica la gran audiencia del libro de Ulrich Beck. Y al mismo tiempo es una situación un poco paradójica sobre la que valdría la pena volver porque tratándose del caso de un país como Francia o la Europa occidental -y vamos a volver después al caso argentino- los países de Europa occidental están entre las sociedades más seguras que hayan existido jamás, y si comparamos la situación de Europa por ejemplo con lo que pasó en los tres cuartos del planeta, la violencia en todas sus formas fue bastante bien manejada o encausada, ya sea la violencia física, las agresiones, los asesinatos o las guerras y se podría comparar lo que pasa en una ciudad de Francia o Alemania con lo que ocurre en Colombia por ejemplo, por no hablar de Irak, de Afganistán, o de Palestina. Pero la inseguridad social también había sido bastante bien contenida en Europa occidental, quiere decir que una mayoría de la población gozaba y goza todavía de protecciones sociales fuertes, de una seguridad social extendida y también de una enorme diferencia con respecto al pasado en el que la mayoría de la población vivía por el contrario, al día, como se dice, vivir al día, a merced de cualquiera de los problemas que la vida nos presenta. Pienso que hay que decir que a despecho de ciertos discursos catastrofistas los países de Europa occidental hacen figura de países privilegiados a la vez respecto de la situación en la mayoría de los países del mundo y también con respecto a situaciones anteriores, porque la historia siempre estuvo hecha de una suma extraordinaria de violencias en todas sus formas. Esto permite aunar 1 Traducción de Laura Lambert. 1 cuestiones que pueden tener alguna importancia. Lo primero es que sentirse inseguro, tener miedo de los riesgos, no significa que vivamos en una suerte de jungla sin ningún tipo de protección, pero también puede querer decir que tenemos protecciones pero que las sentimos frágiles, y amenazadas, que tenemos miedo de perderlas y que se trata de un sentimiento muy expandido en la sociedad en los países de primer mundo como solemos decir. En segundo lugar tener miedo de los riesgos, puede querer también decir que algunos de esos riesgos no fueron manejados correctamente, que ya no son un problema, pero entonces la sensibilidad al riesgo se eleva se desplaza y va hacia los riesgos que permanecen en este momento mismo. Voy a tomar un ejemplo que a lo mejor les puede parecer demasiado exagerado pero en otras épocas de la humanidad, incluso en otros países, la hambruna fue un riesgo devastador, el miedo a morir de hambre. Y hoy en la mayoría de los países, no en todos, pero sí en la mayoría y en todo caso en Europa ya nadie muere de hambre, entonces podemos decir que los riesgos se desplazan y que hoy se nos presentan como en un plato: la gente tiene miedo de comer, de ingerir productos cancerígenos o alimentos que hagan engordar o que nos pongan gordos es un ejemplo, limite. Esto es ilustrativo de que el problema del riesgo es un problema difícil que no hay riesgos en si, el riesgo remite siempre a una situación social histórica particular, donde hay por ejemplo protecciones pero a esas protecciones se las considera insuficientes y hay una aspiración a la seguridad muchas veces desmesurada porque no hay seguridad absoluta, salvo que estar en la muerte cuando uno ha muerto ya no nos puede pasar nada peor. En la vida hay siempre riesgos, ¿qué es lo que podemos hacer ante esos riesgos, qué actitud podemos adoptar respecto de ellos y de esta sensibilidad generalizada a los riesgos? Evidentemente no tengo la pretensión de resolver este problema tan difícil, pero lo que se puede intentar hacer es clarificar un poco este problema o estos problemas y ayudar a salir de la confusión, del miedo en el que estamos ante un pensamiento generalizado de riesgo. Cuando los riesgos se suman y nos reducen a la impotencia porque ya no sabemos de que lado agarrarlo, entonces lo previo es evitar la amalgama, es decir distinguir entre los riesgos. Sin dudas hay algunos más o menos importantes y también otros que podemos manejar y encausar, y otros contra los que no podemos hacer nada o casi nada, y seguramente no sirve de nada temblar delante de ellos. El ejercicio que voy a intentar hacer aproximativamente, dado el tiempo limitado del que dispongo, haría que debiéramos delimitar tres configuraciones muy distintas del riesgo. Para mostrar justamente cuales son, que son diferentes y que no podemos conformarnos con ir sumándolos y que también, si nos proponemos enfrentarlos, no serán los mismos medios los que podamos llevar a la práctica. La idea o la hipótesis que propongo para la discusión es que cuando se habla de riesgos, siempre tenemos que preguntarnos sobre los medios de que disponemos o de que no disponemos, para combatirlos. En primer lugar una primera configuración del riesgo en torno de la noción de riesgo social, y sin duda es la primera concepción de riesgo que fue identificada con precisión y también la primera que fue eficazmente asumida. Los riesgos sociales son estos gajes de la existencia social, como la enfermedad, los accidentes, la frustración en el trabajo, que pueden hacernos llegar a un gran deterioro para todos aquellos que no tienen otro recurso que su trabajo. Y la respuesta a esta pregunta se encontró bajo la forma de una mutualización de los riesgos, porque el seguro obligatorio es el movimiento que logro una seguridad social bastante generalizada que cubre como se dice contra esos principales riesgos sociales que dan lugar a la salud, el derecho a la protección social, el derecho a la jubilación, etc. Y además se habló a propósito de las sociedades de Europa occidental, de sociedades securitarias que han nombrado este tipo de generalización de las protecciones (y creo que ustedes conocieron una dinámica del mismo tipo en la Argentina donde a partir de los años 1940 había comenzado a construirse también una protección social bastante extensa contra los principales riesgos sociales, derecho a la jubilación, etc.). Aun cuando en la Argentina el movimiento no haya llegado a la misma sistematicidad que en Europa, creo que este modelo de protección contra riesgos es un gran modelo y sin duda muy grande de un manejo efectivo de riesgos por medio de la tecnología de los seguros con garantía 2 del Estado. Este siempre es el pedestal principal de la protección social aunque hoy esta respuesta resulte dificultosa respecto del desempleo y la precarización del trabajo, que compromete su financiamiento, y estas protecciones en lo esencial estaban financiadas por las cotizaciones sobre los salarios, y también por el desempleo y la precarización laboral, un número creciente de personas ya no están cubiertas por este tipo de seguro porque ya no hay situación de pleno empleo. Habría que agregar a esto que desde la instrumentación de este sistema que se hizo en Europa en los años siguientes a la Segunda Guerra Mundial, desde esos momentos aparecieron nuevos riesgos sociales, eso que se llama el riesgo-dependencia es decir que aquellas personas ancianas que pierden su autonomía, no es nada nuevo, porque en otras épocas había menos de estas personas y se ocupaban de ellas sus familias. Pero con el alargamiento de la duración de vida, esta es una preocupación importante hoy por hoy, en Francia sobre todo, ¿Qué hacer con los adultos mayores y dependientes, que se van a volver cada vez mas numerosos? Otro riesgo nuevo es el riesgo que es efecto de la disociación familiar, eso que se llama familia monoparentales es decir la mayoría de las veces mujeres solas con hijos y con muy pocos recursos eso tampoco es totalmente nuevo, pero con la disociación y con el debilitamiento de las estructuras familiares el problema cambio de escala y estas mujeres solas con chicos, muchas veces pobres y sin trabajo, son también hoy un verdadero problema social. Entonces pienso que podemos decir que el manejo de los riesgos sociales está hoy menos asegurado de lo que podría parecerlo en los años '70 por ejemplo, y plantea cuestiones difíciles, por ejemplo: ¿hay que mutualizar el riesgo-dependencia? No es imposible, pero evidentemente cuesta mucho, es caro, y entonces en qué medida tratar de mutualizar. Puede haber un debate creo sobre los riesgos que hay que cubrir, en qué medida cubrirlos, quién debe pagar y pienso que ustedes deben conocer este debate también en la Argentina y la situación no es fácil. Pero lo que se juega, los puntos claves son importantes y esto puede dar lugar a decisiones políticas y económicas a debatir ante las cuales uno puede incluso enfrentarse políticamente. Es muy distinto con otra configuración de riesgos de la que voy a hablar ahora en torno de la noción de población de riesgo. ¿Qué es una población de riesgo?, aquella donde hay personas que son, o que son percibidas como peligrosas, por ejemplo en una época los locos, o los delincuentes, los criminales. La primera respuesta frente al riesgo que entrañan es que las sociedad se paralizaba que los encerraba que los mandara al asilo o al hospital psiquiátrico, la cárcel para los delincuentes es una respuesta que tiene cierta eficacia pero que es un poquito frustrante, y que en particular no puede tener funciones preventivas, porque hay que esperar el ataque de locura, o que el crimen se haya concretado antes de intervenir y podría decirse que tiene un alcance limitado. Otra cosa sucede si se razona en términos de población de riesgo, porque no tenemos que esperar que se produzca un acto indeseable, no se constata un peligro sino que se construye una combinatoria de factores, susceptibles de producirlo, que lo hacen más o menos probable. Así se observan grupos que uno puede sospechar que van a producir problemas, gente sin trabajo, personas que tienen una familia disociada, que viven en un barrio muy pobre, muy carenciado o que en algún momento cometieron un delito, que pueden ser de origen extranjero, pueden ser todos estos factores de riesgo. Este pensamiento de riesgo promueve una modalidad totalmente nueva de la vigilancia. Una vigilancia a distancia que permite anticipar el peligro en el terreno clásico de la vigilancia. El panóptico de Bentham del que hablo tanto Michel Foucault. Hace falta una copresencia del vigilante y del vigilado, aquel al que uno supervisa o tiene que estar bajo la mirada de él . Y así ya no hay mas presencia directa, ya no hay individuo de carne y hueso sino correlaciones estadísticas entre ellos, de factores de riesgo, es decir que hay alguien que recoge información, que la compara, que construye perfiles poblacionales en cuanto a poblaciones de riesgo. Es una persona que uno nunca vio, y que tampoco nos ha visto, ni siquiera sabemos donde esta, pero puede que el resultado de sus cálculos un día nos caiga encima y en suma, inclusive podemos pasar la vida sin saber que nos esta supervisando. Con las tecnologías 3 informáticas, el mundo real esta recubierto de una especie de tela que abre posibilidades vertiginosas para perfilar poblaciones según todas las variedades posibles e imaginables de riesgos que podamos anticipar. Sin duda, tenemos que precavernos de dar una visión unilateral que pueda resultar paranoica acerca de estas posibilidades. Porque si bien es cierto que más vale prevenir que curar, como dice el proverbio, es mejor estar informado sobre la posibilidad de un acontecimiento inesperado antes de que se produzca. Y actualmente toda la medicina moderna se hace cada vez mas preventiva y supongo sin ser especialista en estas cuestiones que esto puede tener efectos muy positivos para prevenir enfermedades. Esta tecnología no necesariamente nos tiene que hacer acordar a la película Minority Report, una película de ciencia ficción, donde equipos especiales policiales intervienen para detener a una persona que podría llegar a cometer un delito, incluso antes mismo de que lo cometa; y bueno, con riesgo de equivocación porque el cálculo no fue bueno. No digo que vayamos necesariamente a un mundo de ciencia ficción, pero lo que me parece innegable es que estas nuevas técnicas tienen un poder extraordinario a toda a una fila de expertos, de decisores, de especialistas. Si somos optimistas esperemos que sean o lleguen a ser competentes, pero no sabemos nada. Porque no tenemos cómo saberlo, gente que está por ahí encima de nuestras cabezas, y que nos controla al ciudadano medio, como somos todos acá. Aún no haciendo paranoia, incluso es muy paradójico, porque a fuerza de querer detectar el riesgo, uno puede preguntarse si no está creando riesgos nuevos que incluso no se puedan medir y mucho menos combatir. Y en todo caso podemos ver que ese tipo de riesgos es totalmente distinto de aquellos que he evocado a propósito de riesgos sociales y que la manera de enfrentarlos también es distinta. En todo caso debería pasar por procedimientos de control democrático de estos nuevos decisores, lo cual por otra parte no es fácil de encontrar. En todo caso es muy distinto y no tiene nada que ver con la mutualización de riesgos sociales que mencione recientemente. Lo mismo pasa con la tercera configuración de riesgos que voy a definir ahora y que empezó hace unos veinte años, nuevos riesgos, nuevos riesgos sociales, pero nuevos riesgos que provienen de hechos inesperados, del desarrollo de la ciencia y la tecnología, de la explotación incontrolada de las riquezas naturales del planeta que aparentemente liberarían al hombre y que se vuelven contra él y llegado el caso pueden incluso destruirlo, las catástrofes nucleares tipo Chernobyl, el efecto invernadero y el calentamiento global, la exposición a productos tóxicos por ejemplo, y encontramos aquí entonces a Ulrich Beck y su sociedad en riesgo, libro que apareció el 1986, en el año de la catástrofe de Chernobyl, y que seguramente no fue ajeno al éxito que conoció. Podríamos decir que Beck sumó todo los riesgos para una representación de la sociedad donde el riesgo es omnipresente, donde estamos como asediados por los riesgos, estamos en esta tierra que llega a decir el autor- como sobre un asiento eyectable, expresión que siempre me pareció exagerada e incluso que pasa los límites del sentido común. Es una expresión que empuja al límite esta sensibilidad generalizada del riesgo, que es un verdadero hecho de sociedad profundamente inscripto en nuestra realidad social. Por eso en mi criterio, a la vez hay que tomarlos en serio hay que deconstruirlos, y evitar que sea una amalgama que asocie elementos completamente heterogéneos, y cuyos efectos principales consistan en mantener el miedo y conducir a la impotencia en cuanto a la posibilidad de encausarlos por lo menos. Para mí, con respecto a esta situación lo que habría que hacer es renunciar a esta ilusión de que fuera posible radicar y suprimir todo riesgo, es el mito de la seguridad total que es un mito inaccesible y que mantiene la frustración securitaria, porque si pretendemos suprimir todos los riesgos siempre va a quedar alguno y ése que quede nos va a dar cada vez mas miedo y luego habría que intentar establecer una suerte de jerarquía entre los riesgos. Y no todos pueden ser combatidos, habría que establecer prioridades en la lucha contra ellos y para eso preguntarnos también sobre los medios que podemos disponer para combatirlos. Esto es lo que me parece que, como dije al principio, cuando se piensa en términos de riesgo 4 siempre también habría que plantear si la cuestión de las posibilidades efectivas que tengamos o no para enfrentarlos es lo que me parece importante. Es no solamente no confundirlos sino no confundir los medios que podamos emplear para combatirlos. Tratándose de riesgos sociales, como empecé diciendo al principio, se dispone de tecnologías que han hecho la prueba que el hecho de que los seguros que hayan encargado inmediatamente de esto, en qué medida se los puede aplicar hoy en una cultura nueva, puesto que ya no estamos en situación de pleno empleo como cuando aparecieron estos nuevos riesgos sociales como el de dependencia de las personas mayores y esto efectivamente plantea problemas muy serios, porque no basta con asegurar todos estos riesgos. El Estado no tiene más que pagar, el Estado no lo puede pagar todo, no se puede aumentar indefinidamente esto y hay arbitrajes que hacer por ejemplo para el riesgo de dependencia si una persona mayor se queda inválida, pero que tiene bienes, es propietario de su casa. Es razonable sacar algo de su patrimonio para los gastos de internarla o tener alguien que la cuide, sin dudas los hijos no van a estar muy contentos porque van a recibir menos, pero tampoco eso es escandaloso. En cambio lo que podría ser escandaloso es que se abandono continuamente a personas muy ancianas que no tienen nada siquiera una jubilación o una jubilación miserable, y ahí haría falta toda una responsabilización pública, cómo imponerla, como financiarla esas son cuestiones, preguntas difíciles que pueden entrar en el debate público. Las cuestiones que plantean los riesgos ecológicos, por ejemplo el riesgo del calentamiento global, que puede tener consecuencias dramáticas para la humanidad, pero vemos que no se lo puede combatir como a los riesgos sociales. Esto trae el problema enorme de la lucha contra la polución, el control de crecimiento y sin duda también un problema de política internacional, cómo frenar la explotación salvaje del planeta que llevan adelantes los estados mas poderosos y ricos, cómo conciliar las exigencias legítimas de países en desarrollo para salir de la pobreza respetando los equilibrios ecológicos; este es otro tipo de problemas distinto al concerniente a los riesgos sociales que es quizás mas difícil. Evidentemente no tengo soluciones que proponer, pero lo que pretendo y me gustaría presentarlo para discutirlo es que hay que distinguirlos y evitar ir sumándolos, porque lo que se suma en realidad son miedos, y cada vez tenemos más miedos, cada vez uno se siente mas rodeado de riesgos pero el miedo no es buen consejero ni para la reflexión ni para la acción. Porque si tenemos miedo de todo somos impotentes contra los riesgos, yo creo que este es el reproche que se le puede hacer a Ulrich Beck cuando habla de sociedades de riesgo en que se los amalgama a todos y no se sabe qué hacer con ellos y se espera la catástrofe. Lo que resta es esperar la catástrofe estamos en esta tierra como en un asiento eyectable. En cambio, si distinguimos entre los riesgos podemos tratar de jerarquizarlos ver que hay algunos que son más o menos graves y otros que son más o menos manejables en función de los medios de que dispongamos. Yo creo que hay que renunciar a la pretensión de erradicarlos todos en nombre de una seguridad absoluta, no vamos a poder nunca controlarlo todo, pero esto no quiere decir que no haya que tomarlos en serio, porque hay riesgos graves que se pueden combatir. Pienso que los riesgos sociales son riesgos graves porque amenazan el crecimiento social y que estamos bien ubicados para saber que el desempleo la precariedad laboral, la extrema pobreza, son fuertes amenazas para una sociedad. Hay que tomarlos en serio y además no estamos totalmente carenciados para hacerlo, porque hay esta tradición de la protección social en la que podemos apoyarnos. No quiere decir que sea fácil, lejos de eso, pero me parece que es una tarea que podemos proponernos al menos para tratar de mejorar la situación en materia de riesgos sociales. Esto tampoco quiere decir que sólo los riesgos sociales tengan que ser tomados en cuenta, o que el riesgo del calentamiento global que es grave, pero es un riesgo que no esta en competencia con los riesgos sociales, porque la manera de enfrentarlo es totalmente distinta, y podemos enfrentarlos por otros medios. En cambio hay algunos que dan mucho miedo y que no parecen constituir prioridades, por 5 ejemplo hace algunos años en Europa Occidental hubo una movilización muy extraordinaria en torno de lo que se llama el prión de la vaca loca, una de las enfermedades de las vacas que aparentemente se creía que podía transmitirse al hombre, al punto de que mucha gente dejo de comer carne, que mataron cantidades enormes de vacas y finalmente nunca se estableció que haya habido intoxicaciones humanas debido a este famoso prión de la vaca loca. La gente se movilizó con esto, hubo mucho miedo y durante este tiempo se dejó que el planeta siguiera sufriendo los efectos de la polución. Esto quiere decir que si no podemos a espantar todos los riesgos al mismo tiempo el riesgo es que se pierda aquello que podríamos combatir y tal vez pudiéramos elaborar o tratar de elaborar una especie de deontología frente al riesgo, ante un conjunto de riesgos posibles. ¿Cuáles tenemos que combatir primero, qué medios instrumentar para hacerlo? Esto tendría que ser objeto de un debate político y democrático, estas son algunas de de mis reflexiones que quería presentarles a propósito de la sociedad de riesgo y presentar a la discusión e incluso a controversia. Por supuesto no pretendo enunciar certidumbres totales pero incluso lo que les dije recién, traduzca cierta cólera, ciertas molestias ante una actitud muy frecuente en Europa Occidental y en los Estados Unidos. Pienso que es peor todavía es decir que en Europa todavía somos privilegiados en materia de seguridad y en confort de vida, no siempre pero pienso que esto hay que ser consciente y que a veces me pone nervioso ver personas que viven una vida favorecida, con muchas ventajas de todo tipo, y que dicen a la vez que están muertos de miedo porque ven riesgos por todos lados. Es cierto que algo desagradable puede llegarnos en cualquier momento, pero también se nos puede venir encima un meteorito, no es imposible pero no podemos hacer nada, y no nos vamos a poner a temblar de miedo. En cambio pienso que hay mucha pobreza, que hay mucha gente que vive al día, si es que llega, sujeta todos los inconvenientes que la vida puede presentar, son como victimas de un eventual riesgo siempre y que tendrían necesidad de ser protegidas de estos riesgos. Y como ustedes han podido ver soy bastantes crítico respecto de una extracción de la noción de riesgo y de una sobredeterminación, de una sobredramatización del riesgo, también pienso que las protecciones son esenciales y que el hombre y la mujer necesitan ser protegidos, sobre todo en un mundo que se hace cada vez más competitivo, cada vez más despiadado. Justamente cuando sea necesario combatir estos riesgos de segregación social siguiendo este funcionamiento actual del capitalismo, y si estoy de acuerdo cuando digo que hay que tomarse en serio los riesgos agrego que la mejor manera de tomarlos en serio no es poniéndose a gritar y ver riesgos por todas partes sino, una vez más, distinguirlos para proveernos de medios como para combatirlos con eficacia. Una consecuencia de todo esto hay que me parece importante que querría destacar para terminar y es que distinguir entre riesgos permite también, lo repito, y me parece importante, no confundir los medios con que combatirlos. Yo pienso que ustedes aquí están en un país donde hay cierta experiencia de riesgos, y que al menos hay dos tipos de riesgos muy distintos en el ambiente. Pienso en particular en el conurbano, riesgos múltiples de delincuencia, violencia física, agresiones... y hay también riesgos sociales, mucha pobreza, mucho desempleo, gente que vive en condiciones de suma precarierdad y no dispone del mínimo de recursos para asegurar su existencia. Son estos evidentemente riesgos muy serios unos y otros, que es legítimo combatir. Me parece legitimo combatir la delincuencia porque no se puede vivir en una comunidad humana si nos quedamos a merced de la violencia física, de las agresiones, del robo, de la violación, pero es importante y al menos igualmente, combatir la pobreza, la inseguridad social, las condiciones de vida degradadas y creo que es todo un tipo si estas inseguridades pueden interferir, tenemos que ver también que no es de la misma manera como se las puede combatir. La delincuencia tiene que ver con el mantenimiento del hombre, son medidas policiales, es totalmente legítimo, si esto va dentro del marco de la ley, pero no será con medidas policíacas que se combatirá la inseguridad social, la pobreza, el desempleo. 6 Hay una tentación a las políticas securitarias que se observa en Francia, que es el consagrarse a la lucha contra la delincuencia, movilizan lo esencial de los esfuerzos en el mantenimiento del orden pensando que si llegamos a erradicar la delincuencia, de esta manera se suprimiría la inseguridad general, lo que es un error, dado que la seguridad social y la inseguridad civil siguen siendo alimentadas por causas sociales. Si ponemos todo el esfuerzo en la lucha por el mantenimiento del orden, hacemos de los delincuentes, hacemos a los jóvenes de los suburbios, los convertimos en chivos emisarios responsables de todo este tipo de riesgo y de todo este tipo de violencia. Hay que combatir también la inseguridad social, la degradación del trabajo, la ausencia del trabajo y por eso entonces la preocupación de distinguir los riesgos entre los medios de combatirlos no es solamente una conciliación especulativa un poco teórica, sino que estas distinciones pueden tener sin duda un interés práctico y un interés político. Habría que poder discutir esto a partir de nuestra propia experiencia y de la situación en la Argentina. Tenemos un tiempito como para poder intercambiar y mientras tanto les digo que les agradezco la atención. 7