26.08.2012|El rol del sistema financiero, en la mira Los créditos al consumo crecieron nueve veces más que los hipotecarios En la última década, los bancos prestaron dinero a las familias para la compra de bienes a tasas muy altas, pero comparativamente hicieron un aporte poco significativo al desarrollo del sector productivo y la compra de viviendas. El sector bancario se mostró reticente a ofrecer al público las líneas de créditos al sistema productivo a tasas bajas y largo plazo que solicitó el gobierno nacional. Esa actitud, lejos de sorprender, se sostiene en un antecedente de diez años cuando las entidades financieras aprovecharon la suba sostenida del Producto Bruto Interno (PBI) y la recuperación del poder adquisitivo y destinaron el grueso del crecimiento de sus carteras crediticias a las líneas sin riesgo, como las destinadas al consumo y a los insumos de empresas. En la vereda de enfrente, en cambio, se ubicó el escaso crecimiento de los fondos destinados a paliar el déficit habitacional del país a través de los créditos hipotecarios accesibles para las clases más bajas y a acompañar los programas de inversión en pequeñas y medianas empresas, cuestión fundamental para el sostenimiento de los niveles de empleo. Los préstamos al consumo, personales y a través de las cuotas que ofrecen las tarjetas de crédito, crecieron de $ 4000 millones a $ 111.431 millones entre enero de 2003 y junio de 2012, es decir un exorbitante 2785%, y se ubicaron muy por encima de las líneas comerciales y de garantía real (prendarias e hipotecarias). Los préstamos comerciales en particular subieron un 961% en el mismo período al pasar de $ 11.912 millones a $ 114.482 millones, pero el grueso de estas líneas fueron a parar a la compra de insumos de empresas con repago a corto plazo y no a inversiones para aumentar la capacidad de producción mediante la adquisición de nuevos factores productivos. Los datos, que se desprenden de un informe que realizó el economista Ernesto Mattos para el Centro de Estudios Económicos y Monitoreo de las Políticas Públicas (CEMOP), indican además que los préstamos de garantía real, es decir los prendarios para el acceso a maquinaria e hipotecarios para viviendas, evolucionaron de $ 12.960 millones a $ 48.024 millones, lo que significó un incremento de tan sólo el 370% entre 2003 y el primer semestre de 2012, casi nueve veces menos que lo destinado a las líneas de corto plazo sin ningún tipo de riesgo para las entidades financieras. La realidad del escaso aporte privado a los préstamos hipotecarios se contrasta con los $ 20 mil millones que el gobierno decidió destinar a la construcción de viviendas nuevas a través del Programa Crédito Argentina del bicentenario para la vivienda única (Pro.Cre.Ar.) En la Argentina existen 3,2 millones de hogares con problemas de vivienda, que se dividen en aproximadamente 2 millones de hogares que requieren una nueva casa (1,5 millones de hacinados y 400 mil hogares en construcciones inadecuadas) y 1,7 millones que requieren reacondicionar su lugar de residencia. El año pasado todo el sector financiero otorgó en total 20 mil créditos y sólo el 10% fue para construcción, mientras que el gobierno nacional ya se ubica en el orden de los 25 mil en tan sólo dos meses, al doble de plazo y mitad de tasa, y planea llegar a los 100 mil en 2013. Cabe destacar que la falta de compromiso de los bancos con áreas sociales que necesitan fondeo para mejorar convive con una rentabilidad promedio del sistema financiero que entre 2002 y 2012 alcanza los $ 3000 millones. Si se tienen en cuenta los primeros seis meses del presente año, las ganancias llegaron a los 8800 millones de pesos y marcaron un crecimiento del 37% interanual, un resultado muy fuerte, sobre todo al considerar que se da en el contexto de una economía que por el inevitable impacto de la crisis mundial sufre una desaceleración. En particular, el sector privado acumuló $ 5566 millones del resultado total y los bancos privados de capitales extranjeros fueron los que mejor performance demostraron al tener la rentabilidad más abultada. Otro detalle que se destaca en la observación del comportamiento de los créditos es la actitud que evidenciaron las entidades financieras frente a la crisis económica internacional que se desató en 2008 a partir de la burbuja hipotecaria que tuvo lugar en los Estados Unidos y que contagió a todo el mundo. Ante el panorama de desacelearación general, los bancos dieron el giro más brusco a las líneas sin riesgo y a corto plazo. Entre los primeros meses de 2008 y junio de 2012 los préstamos al consumo crecieron de $ 33.252 millones a $ 111.431 millones, mientras que los créditos a corto plazo para insumos comerciales pasaron de $ 37.595 millones a la cifra final de $ 114.482 millones. La modificación de la distribución de la participación porcentual de los diferentes préstamos en el total de los fondos volcados por las entidades bancarias muestra además su capacidad de adaptación a los diferentes períodos económicos y políticos. Entre 2003 y 2012 los créditos destinados al consumo de los argentinos subieron un 25,5%, mientras que el segmento comercial se mantuvo en niveles similares al aumentar el 0,71%, y los prendarios e hipotecarios mostraron una caída abrupta del 26,54%. En enero de 2003 la totalidad de los prestamos estaba compuesta por un 15,43% al consumo, un 42,50% comerciales y un 44,07% de garantía real. Esas cifras se correspondían con un contexto social en el que el poder adquisitivo estaba destruido por los resabios de la explosión de 2001 y la devaluación que aplicó el gobierno de Eduardo Duhalde, cuestión que determinaba un nivel de morosidad alto en los individuos, mientras que las empresas, beneficiadas por el programa económico, demostraban un inicio de reactivación y de ganancias más seguras. Diez años después, en junio de 2012, la composición de los préstamos que otorgan las entidades financieras es totalmente diferente. El 40,68% de los créditos va al consumo, el 41,79% a lo comercial y sólo el 17,53% se vuelca sobre los hipotecarios y prendarios. Los banqueros entendieron la base del modelo kirchnerista, que presenta un consumo privado promedio del 65% del Producto Bruto Interno (PBI) por año, y observaron la voluntad oficial de mantener los niveles de empleo e ingresos en los individuos, incluso en el medio de la crisis mundial. Así, el terreno seguro para pisar se construyó en el ciudadano de a pie y sus compras cotidianas y los insumos para empresas, todas líneas que coinciden en su corto plazo. Frente a esta situación, con la modificación de la Carta Orgánica del Banco Central como piedra fundamental, el gobierno nacional comenzó a aplicar un plan integral de reorientación de créditos hacia los sectores menos beneficiados por el ojo de negocios del sistema financiero. Al programa Pro.Cre.Ar. para construcción de viviendas nuevas se suma la decisión de obligar a los gandes bancos a otorgar créditos al sistema productivo por el 5% de sus depósitos, todos a tres años y con tasas que no pueden superar el 15 por ciento. En la misma línea se ubican también los créditos que facilita el Fondo del Bicentenario, que se creó por decreto en 2010 como un mecanismo tendiente a promover el desarrollo de proyectos de inversión. En la actualidad lo maneja la Secretaría de Planeamiento Estratégico del Ministerio de Industria nacional, ofrece tasas del 9,9% anual y, para acceder a los préstamos, las empresas deben presentar un compromiso de inversión propia igual o mayor al 20% del crédito recibido, cuestión que impulsa el empleo y el crecimiento de la producción. « Por ley, crece apoyo a la inversión Esta semana que pasó los bancos tuvieron que entregar las carpetas para mostrar los avances de los créditos para la producción equivalente al 5% de sus depósitos. A diferencia de lo que quisieron dar a entender algunos medios, el mecanismo se puso efectivamente en funcionamiento y el Banco Central se encuentra procesando los datos para comenzar a analizar detalladamente el otorgamiento del apoyo a las inversiones de las pequeñas y medianas empresas. En la autoridad monetaria que encabeza Mercedes Marcó del Pont dijeron que la mayor parte de los bancos empezó a desembolsar los créditos y que en los próximos meses la tarea será la realización de un seguimiento de las líneas propuestas. Además, sostuvieron que la mesa de información será permanente, con lo que rechazaron que el martes se hubiera cumplido plazo alguno. Solamente se podrá hablar de posibles sanciones si se termina el plazo de seis meses que otorgó el gobierno nacional como límite y todavía hay bancos que no concretaron el otorgamiento de la totalidad los préstamos a las pymes.