220-94905 Con toda atención, se da respuesta al requerimiento que consta en el Auto del 4 de Agosto de 1999, proferido por la Honorable Corporación, mediante el cual se dispone que esta Superintendencia certifique: "Si los actos ejecutados por una Empresa o Sociedad, como consecuencia de su objeto social, son totalmente aislados, independientes y hasta excluyentes entre sí de los mismos actos ejecutados por las mismas Empresas en estado de liquidación?". Sea lo primero señalar que el campo de aplicación de la Ley Comercial está definido en el artículo 1º. del Código de Comercio, conforme al cual son sujetos de este ordenamiento los comerciantes y los asuntos mercantiles. Y, desde luego también se encarga de aclarar tales conceptos, al establecer que son comerciantes las personas que profesionalmente se ocupan de una actividad considerada por la ley como mercantil, y enuncia a qué actividades se da la calidad de mercantil. (artículos 10 y 20 C.Co) Uno de tales sujetos, son las sociedades comerciales o civiles a las cuales se les aplica en particular las disposiciones del Libro Segundo del código de comercio. En el título I, del Libro Segundo, se encuentran las reglas generales a que obedece el contrato de sociedad, tales como la capacidad, los requisitos de validez, la constitución y prueba, los aportes, el régimen de repartición de utilidades, las formalidades a que están sujetas las reformas al contrato social, sus órganos de dirección y fiscalización, la conformación de grupos empresariales y la forma en que desaparecen de la esfera jurídica (disolución y liquidación). Ahora bien, a diferencia de las personas naturales y de las empresas unipersonales, cuya capacidad es general y no encuentra limitación diferente a las expresamente señaladas en la ley, las sociedades comerciales deben desenvolverse en el plano jurídico dentro de los márgenes impuestos por su objeto definido claramente en su estatuto social (artículo 99 en concordancia con el numeral 4 del artículo 110 del estatuto mercantil). El desarrollo del objeto social es el fin inmediato propuesto por la persona jurídica, y su fin último es la obtención de utilidades, la que a su vez se constituye una de las condiciones de existencia del contrato social. Propósito que se erige en norte de cada una de las actuaciones de los administradores de una sociedad comercial, hasta cuando sobrevenga el hecho jurídico de la disolución, el que se constituye en frontera entre el desarrollo de actos encaminados a la obtención de utilidades y el de realizar el activo para pagar el pasivo externo y el pasivo interno social. Los principales efectos que acarrea la disolución sobre la persona jurídica están previstos en el ordenamiento mercantil conforme al cual, i) debe procederse de inmediato a su liquidación; ii) no puede iniciar nuevas operaciones en desarrollo de su objeto social; iii) conserva su capacidad jurídica únicamente para los actos inmediatos a su liquidación, iv) el nombre de la sociedad se adiciona con la expresión "en liquidación"; y, v) los órganos sociales únicamente pueden adoptar decisiones relacionadas en forma directa con la liquidación (artículo 222). De la anterior enumeración conviene detenerse la prohibición de iniciar en el proceso de liquidación "nuevas operaciones", porque una interpretación sesgada llevaría erradamente a concluir que ninguna de las actividades propias del objeto social podría adelantarse dentro del proceso de liquidación; sin embargo tal afirmación no es absolutamente acertada, porque suele ocurrir que al producirse la disolución se ejecuten actos que trascienden su ejecución a la etapa de liquidación. Así que debe entenderse por "nueva operación" aquella desprovista de los fines del objeto social, en cuanto a incremento patrimonial o robustecimiento de la empresa con miras a la obtención de utilidades para su distribución. Lo anterior permite señalar que las operaciones que una persona jurídica realice en ejercicio del objeto social persiguen una finalidad diferente a aquellos que efectúa en estado de liquidación. En consecuencia, no puede predicarse que las operaciones realizadas en desarrollo del objeto social y aquellas dirigidas a la liquidación del ente social sean "aisladas, excluyentes e independientes", lo que sí puede afirmarse es que persiguen fines diferentes, porque tal como ya se explicó, en el proceso liquidatorio pueden finalizarse operaciones iniciadas en desarrollo del objeto social y que conducen a una mediata liquidación. Es apropiado citar la muy autorizada opinión del profesor Jorge Payome Suárez expresada en su obra "Disolución y liquidación privada de sociedades mercantiles, pag. 22: "Mediata, en rigor, si se tiene en cuenta que entre la disolución y la efectiva liquidación del ente societario como es evidente, pueden existir los actos referidos sin que tal circunstancia implique que se obre en contra de lo dispuesto en el invocado artículo 222 del código mercantil, como quiera que a pesar de su semejanza con aquellos que se ejecutan en desarrollo del objeto social son esencialmente diferentes, por serlo los fines que con unos y otros se persiguen" En estos términos se atiende el requerimiento formulado por la Honorable Corporación.