Los principios de imparcialidad y de debido procedimiento como presupuestos informadores de los deberes de actuación de la Administración Tributaria. Por César Pérez Novaro 1.- Introducción.Auxiliarse de principios generales para calificar o para resolver situaciones jurídicas es una tendencia cada vez más utilizada en el Derecho Público, por la especial inserción que ostentan las normas expresas e implícitas contenidas en el ordenamiento constitucional y en la regulación internacional de Derechos Humanos. Encuadrar los derechos de los sujetos pasivos como Derechos Humanos configura una postura garantista que resulta congruente con ese gran fenómeno, verdaderamente revolucionario en el Derecho Público que es conocido como el Neoconstitucionalismo, que agitó las últimas décadas del siglo pasado, trasladando el fiel de la balanza del ámbito de la ley a la Constitución y a los Tratados internacionales de Derechos Humanos. Luego de examinar la importancia del análisis en base a principios generales, conceptualizaremos al principio de imparcialidad, ubicaremos su recepción en el derecho positivo, lo vincularemos con el resto de los principios, demostrándose su plasticidad morfológica, puesto que dialoga con el principio del debido proceso y con el resto de los principios generales constitucionales así como con los principios generales de Derecho Administrativo. No nos limitaremos a examinar dichas relaciones entre principios, sino que procuraremos poner algunos ejemplos concretos de actuaciones que limitan, contrarían o desconocen el principio de imparcialidad y los principios involucrados. 2.- Trascendencia de la utilización de los principios generales en la resolución práctica de las cuestiones tributarias.Debe partirse de la formulación de dos premisas previas: a) la constatación de que cualquier ordenamiento jurídico resulta o puede resultar insuficiente1 para prever las múltiples 1 Leslie Van Rompay (2004) Hacia una jurisprudencia principialista, Revista de Derecho de la UCUDAL, t. VI p. 180. Reafirma que el uso cada vez más frecuente y necesario de los situaciones jurídicas que se presentan en la práctica diaria que involucran a la conducta de las personas y en las controversias que se pueden suscitar como consecuencia del ejercicio de los derechos por cualquiera de las partes de la relación jurídica tributaria; b) el Derecho Tributario no debe violentar los derechos individuales (faz negativa) y constituye un instrumento jurídico idóneo de protección de los Derechos Humanos, sociales y económicos a través del cual obtener la justicia y el bienestar social2 (faz positiva). RISSO FERRAND señala que los principios generales son en definitiva la formulación jurídica de los valores superiores de la comunidad nacional reconocidos en la Constitución y por la comunidad internacional, que se hallan plasmados en el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. A su respecto el intérprete no tiene discrecionalidad para buscar los principios, sino que éstos le son dados a veces en forma expresa y otras en forma implícita 3. Muy gráfica resulta la expresión del autor, que siempre será preferible equivocarse protegiendo el Derecho Humano, que equivocarse por dejarlo sin protección4. Provenientes de los valores que el Hombre ha construido pacientemente, ladrillo a ladrillo desde la noche de los tiempos, los principios generales de derecho, adquieren esos valores y le otorgan un grado determinado de permanencia y de concretización, que los hace aptos para la enunciación genérica de los valores con los que se vinculan, constituyendo soluciones de principio, que no requieren necesariamente su recepción en normas de derecho positivo5, y que a veces, cuando resultan comprendidos en una norma jurídica, dicha recepción normativa no es más que el establecimiento de la excepción a la solución de principio o de regla. Por ello, los principios resultan instrumentos idóneos, que se hallan jerarquizados en la propia Constitución, la que fija los grandes principios y las distintas ramas del Derecho los van especificando6. principios generales de derecho tienden a suplir la insuficiencia y la obsolescencia de la ley que no se ajusta en su previsión normativa abstracta a las especiales circunstancias del conflicto sometido a la decisión judicial 2 Sebastián Arcia (2000) Derechos Humanos y tributación, en Revista Tributaria N° 159 p. 710. 3 Martín Risso Ferrand ((2008) Algunas garantías básicas de los Derechos Humanos, FCU, p. 166. considerando que siempre es preferible equivocarse protegiendo el derecho humano que equivocarse al dejarlo sin protección. 4 Martín Risso Ferrand ((2008) op. cit. p. 173. 5 Addy Mazz (2007) Curso de Derecho Financiero y Finanzas, tomo 1 volumen 2 p. 90. 6 Ramón Valdés Costa (1999) Introducción al Derecho Financiero y al Derecho Tributario, Universidad de Montevideo, p. 48. Estos principios cumplen funciones diferentes. Puede decirse que son polifuncionales, porque simultáneamente pueden constituir sólidos fundamentos para una interpretación jurídica tributaria y adicionalmente pueden servir como verdaderos test de verificación de una interpretación jurídica previamente formulada, señalándonos con precisión si esa interpretación se adecua a derecho o si por el contrario, lesiona, contraría o vulnera algún principio general de derecho o tiene o presenta consecuencias absurdas7 para el sentido común. Para TIPKE los principios ofrecen una medida unitaria que impide que una situación jurídica se mida con varas diversas. Impiden la arbitrariedad carente de principios y exigen que deban llevarse hasta el final de modo consecuente. Este autor alemán ubica la arquitectura de la Justicia en los cimientos de la jerarquía de uno o de más principios fundamentales y también sobre los subprincipios que de aquéllos derivan. Considera que el quebrantamiento injustificado de los principios provoca privilegios y crea a su vez discriminaciones. Jerarquiza lo que denomina el principio adecuado a la realidad, exigiendo que el intérprete se halle familiarizado con dicha realidad. Para ubicar este principio utiliza el principio de imparcialidad, pues el intérprete no puede ser parcial, debe estar en condiciones de prescindir de sus propios intereses, no puede tener el deseo de obrar a su antojo8. Lo que resulta especialmente aplicable a la Administración Tributaria, dada su condición de sujeto acreedor en la relación jurídica tributaria. La imparcialidad es recibida primero como un derecho perfecto en cabeza del sujeto pasivo que le reconoce legitimación activa para reclamar de la Administración un comportamiento imparcial en los términos utilizados por TIPKE. Posteriormente constituye un deber de actuación, el que si es desobedecido por la Administración, o si se verifica un apartamiento, tiene como consecuencia que el TCA eventualmente anule el acto administrativo o que el Poder Judicial lo desaplique. Ahí se ubican los principios de tutela jurisdiccional efectiva y oportuna y del debido proceso en el procedimiento administrativo9 primero y en los procesos tributarios ante el Poder Judicial y el contencioso anulatorio después, entrelazados con los principios de defensa, de oficialidad y de verdad material. 7 Klaus Tipke (2002) Moral tributaria del Estado y de los contribuyentes, Marcial Pons, Madrid Barcelona, p. 30 8 Klaus Tipke (2002) op. cit. p. 29/30. 9 Constitución de la República, artículos 12, 18, 66 Tanto en el procedimiento administrativo como en los procesos tributarios y en el contencioso anulatorio, los principios generales son de aplicación inmediata sin requerir ley intermediaria10, tal como lo ha señalado VAN ROMPAY respecto de la jurisprudencia vernácula11, dentro de la corriente denominada neo constitucionalismo, que revolucionó el Derecho Público en la última década del siglo XX. Todos los principios informan la actividad del sujeto activo de la relación jurídica tributaria, porque esa actividad se halla sujeta al control jurisdiccional posterior, en base a su contraste o contrariedad con la Regla de Derecho y la desviación de poder12. Ese contraste tiene recepción expresa en la Constitución para el proceso contencioso anulatorio, pero el principio de tutela jurisdiccional no se agota en materia tributaria a la competencia del TCA sino que alcanza también al resto de los procesos (de amparo, cautelares, ejecutivos y juicio ordinario posterior) que se tramitan ante el Poder Judicial. En el contraste del principio de imparcialidad y de las normas que lo reciben, un comportamiento parcial de la Administración no sólo vulnera el deber establecido sino la Regla de Derecho, demostrando eventualmente una conducta con desviación de poder. 3.- Concepto del principio de imparcialidad.La imparcialidad de la Administración en general, es concebida desde dos puntos de vista. Describiremos ambos alcances pero desde ya dejamos sentado que el objeto de esta ponencia quedará limitado al análisis del primer punto de vista. 4.- Diversas acepciones o alcances.Primero como un instrumento o como un medio para servir con objetividad los intereses generales y no los de un partido, grupo o fracción política o de sus funcionarios. Desde un segundo punto de vista, no sólo es un concepto referido institucionalmente a la Administración sino que alcanza a la actuación funcional de sus funcionarios y de los peritos que puedan tener participación en los procedimientos administrativos13. 10 Constitución de la República, artículo 332. Leslie Van Rompay (2004) op. cit. p. 180. El autor refiere muy gráficamente que estos principios se insertan en el sistema normativo como el aceite que facilita su funcionamiento y con profundidad señala que no constituyen una alternativa o una excepción o una ruptura de dicho sistema normativo. 12 Constitución de la República, artículo 309 inciso 1°. 13 Héctor Frugone Schiavone (1991) Reforma del Estado. El nuevo procedimiento administrativo, Montevideo, p. 31.11 Ambos sentidos resultan expresamente previstos en la reglamentación de la ley Anticorrupción. Por un lado, la imparcialidad significa conferir igualdad de tratamiento en igualdad de situaciones a los funcionarios y a los administrados, comprendiendo el deber de evitar cualquier tratamiento preferencial, discriminación o abuso del poder o de la autoridad hacia cualquier persona o grupo de personas con quienes su actividad pública se relacione (art. 8° de la Constitución y artículo 24 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos ratificada por el artículo 15 de la Ley No. 15.737 de 8 de marzo de 1985)14. La amplitud utilizada por la reglamentación tiene por finalidad evitar toda discriminación o abuso de poder o de autoridad. Esta es la vertiente del principio de imparcialidad que será el objeto de esta ponencia. Por otro lado, en lo que constituye la segunda vertiente de la reglamentación se impone el deber de los funcionarios de excusarse de intervenir y podrán ser recusados cuando medie cualquier circunstancia que pueda afectar su imparcialidad15, habiéndose modificado posteriormente el verbo nuclear del artículo 3 del Decreto 500/91 del “podrán” al “deberán”16. En este segundo sentido de la imparcialidad, también el Código de Ética del Regulador, señala que el funcionario debe excusarse de actuar en un procedimiento cuando medie cualquier circunstancia que considere puede afectar su imparcialidad por interés en el mismo, o afecto o enemistad en relación a las partes, así como por haber dado opinión concreta sobre el asunto en trámite (prejuzgamiento)17. 5.- El Poder Ejecutivo.En relación a la Administración Tributaria, el Poder Ejecutivo cuando efectuó la reformulación de las estructuras organizativas de la DGI, identificó dentro de los objetivos estratégicos de este órgano desconcentrado, imponiéndole la obligación de brindar un buen servicio a la sociedad y de actuar de modo de garantizar el más alto grado de confianza pública en su integridad, eficiencia e imparcialidad18. 14 Decreto 30/2003 artículo 16 Decreto 30/2003 artículo 16. 16 I) Decreto 420/2007 artículo 1°; II) Augusto Durán Martínez (2010) Casos de Derecho Administrativo, volumen VI p. 149 17 Decreto 206/2002 artículo 14. 18 Decreto 217/97 artículo 4, capítulo 1.- En el marco de su misión, los objetivos estratégicos apuntan a incrementar y estimular el cumplimiento voluntario de las obligaciones tributarias por parte de los contribuyentes, priorizando la asistencia y el control y fortaleciendo el compromiso funcional, institucional y social con la misión asignada. 15 La imparcialidad es un instrumento que impide que el legítimo afán que pueda exhibir la necesaria actividad de la Administración Tributaria de comprobación de la existencia y cuantía de la obligación tributaria, en los diferentes subsectores del Derecho Tributario, se pueda transformar en los hechos en un indeseado obstáculo para la actividad económica en general, afectando de hecho el principio general de conservación de la empresa y erosionando las fuentes de recursos pecuniarios y de empleo del Estado. 6.- El principio de imparcialidad en esta ponencia.¿Por qué razones privilegiaremos en esta ponencia el análisis del primer punto de vista del principio de imparcialidad? Porque en el principio se halla implícito su estrecha vinculación con el servicio objetivo de los intereses generales que debe perseguir todo el Estado en general y la Administración Tributaria en particular. El concepto de imparcialidad debe considerarse ínsito en el carácter público de la Administración Tributaria, lo que constituye una cualidad relevante del sujeto activo acreedor en una relación jurídica tributaria, de estricto carácter obligacional, lo que amplifica la importancia del principio de imparcialidad. 7.- La doctrina.DURAN señala que el principio de imparcialidad es uno de los principios cardinales del procedimiento administrativo, lo que se confirma por su mención en primer lugar en el artículo 2 del Decreto 500/91. Para el autor es un principio que deriva de la condición instrumental de la Administración, que se halla al servicio del bien común a través del cumplimiento de su fin específico y del principio de igualdad. El autor señala gráficamente que no es un principio “puesto” sino “supuesto”, ya que el Poder Ejecutivo no lo creó ni constituyó sino que es reconocido, pues deriva de la personalidad humana que ha sido señalada constitucionalmente19 adjudicándole por lo tanto naturaleza supra constitucional20. Como señala con puntería Rafael Calvo Ortega y como también subraya Addy Mazz el objetivo de la Administración Tributaria es la aplicación o ejecución de las normas y no la consecución de objetivos patrimoniales propios de organizaciones privadas21. 19 Constitución de la República, artículo 72 como garantía de Derechos Humanos. Augusto Durán Martínez (2010) op. cit. p. 147/148 21 I) Rafael Calvo Ortega, Curso de Derecho Financiero. I) Derecho Tributario. Parte General, Thomson Civitas p. 269; II) Addy Mazz (2009) ¿Estatuto del contribuyente o revisión del Código Tributario y normas generales para su adecuación a la normativa constitucional? en Revista Tributaria N° 212 p. 799, 20 8.-Nuestra opinión.Se identifica una de las mayores diferencias entre el concepto de parte de una relación jurídica de carácter obligacional y personal, esto es constituida por personas, y la naturaleza típica de la Administración Tributaria, como sujeto activo de una relación jurídica tributaria. Y la diferencia que consideramos fundamental es precisamente, ese deber de actuación que el principio de imparcialidad impone al Estado como integrante de una relación jurídica, esto es, aquélla que se halla sometida integralmente a Derecho, de la que derivan consecuencias o efectos jurídicos. Es como una marca de fábrica, un sello distintivo, una cualidad inherente, una característica propia que diferencia al Estado cuando actúa como parte de la relación jurídica tributaria, de la forma que el ordenamiento jurídico habilita a actuar a las otras personas físicas o jurídicas en general. La imparcialidad que nos ocupa se halla teñida por la naturaleza jurídica de la Administración Tributaria, que actúa como una parte acreedora, que se halla obligada a regirse por la legalidad objetiva de las normas en sustitución de los típicos criterios patrimonialistas que exhiben las empresas y en general los acreedores particulares. Es el único acreedor al que el ordenamiento jurídico le impone la actuación imparcial a texto expreso. Esto deber de imparcialidad no se repite respecto de las otras partes de las relaciones jurídicas en general. La solución de principio o de regla es que acreedor y deudor tributario se hallan en idéntica situación frente a la norma legal tributaria. La Administración sólo tendrá aquéllos privilegios y facultades que la ley expresamente le otorga con las limitaciones que los principios generales recibidos expresa o implícitamente le imponen, entre los que cabe ubicar en forma insigne al principio de imparcialidad. Se trata de un rol marcado por la finalidad que debe perseguir toda actuación estatal, que no es más que la que cumplir el fin debido22 por el ordenamiento jurídico. 22 Eduardo García de Enterría (1995) La lucha contra las inmunidades del poder en el Derecho Administrativo (Poderes discrecionales, poderes de gobierno, poderes normativos) Cuadernos Civitas, Editorial Civitas S.A. Madrid, p. 27 el que señala que las autoridades administrativas pueden contar y cuentan con toda normalidad con poderes discrecionales, pero no para el cumplimiento de cualquier finalidad, sino precisamente de la finalidad considerada por la Ley y en todo caso de la finalidad pública, de la utilidad o interés general. Finalidad constreñida por los principios generales de especialidad de las personas jurídicas públicas o de competencias expresas o limitadas23, de igualdad en sus vertientes de igualdad ante la ley y de las partes24, de legalidad objetiva y por todos los principios enumerados en el elenco establecido por el artículo 2 del Decreto 500/91. El cumplimiento del fin debido, podrá estar o no explicitado en la norma de competencia. La idoneidad de la actividad estatal debe adecuarse a la Regla de Derecho25 y si no lo hace corre el riesgo de que el TCA anule el producto del procedimiento administrativo, esto es, establezca su inexistencia jurídica, tal como si nunca se hubiera dictado. ¿Cómo conciliar la condición de partícipe o de parte que exhibe la Administración Tributaria con el principio de imparcialidad? Considerando que es una parte especial, porque la finalidad que la inspira, es la ejecución imparcial de la ley, es ejecutar la voluntad del legislador en armonía con el Estado de Derecho. En la única disposición constitucional que refiere a la recaudación, el constituyente implícitamente tuvo en cuenta el principio de imparcialidad, pues tal como lo ha demostrado POSADAS BELGRANO hace ya muchos años, la Administración tiene un poder-deber de recaudar los recursos que le asigna la ley. La voluntad del Fisco no puede manifestarse en la recaudación de la obligación tributaria 26 y por lo tanto tenerse en cuenta. La Administración Tributaria no es una parte cualquiera. Su naturaleza ontológica tiene peculiaridades, puesto que el principio de imparcialidad es un límite expreso a su discrecionalidad. Es un límite que subraya el carácter reglado de su actuación, donde un solo comportamiento o solución resulta legítimo y los demás son ilegítimos, carácter que habilita el control jurisdiccional posterior. 23Alberto Ramón Real (1958) Los principios generales en la Constitución Uruguaya, vigencia de la estimativa jusnaturalista, Librería Juan A Peri, Montevideo, p. 15 24 Ramón Valdés Costa (1992) Ramón Valdés Costa (1992) Instituciones de Derecho Tributario, p. 370 25 I) Decreto-Ley 15.524 artículo 23 literal a); II) Juan Pablo Cajarville (2007) Sobre Derecho Administrativo, t. II p.189. 26 Gervasio de Posadas Belgrano (1959) Derecho Tributario, Editorial Medina, p. 261. El “puede” utilizado por el autor, no significa reconocimiento alguno de la existencia de una eventual discrecionalidad, puesto que se halla condicionado por el poder deber aludido. 9.- El principio de imparcialidad y el principio de tutela jurisdiccional.CAJARVILLE considera al principio de imparcialidad como una vertiente que integra las garantías del debido proceso o del debido procedimiento, dependiendo de los intereses en juego, en el procedimiento de que se trate27. Teniendo en cuenta la premisa que la Administración ejerce un simple trust en los términos clásicos que fueran utilizados hace siglos por Locke, o una autorité comunise, en la expresión ensayada por Carré de Malberg, lo que lleva a GARCIA DE ENTERRÍA y TOMAS-RAMON FERNANDEZ a señalar que la Administración ejerce un poder de gestión de lo que es y sigue siendo de todos. Por eso, sus funcionarios son esencialmente responsables de su gestión, el pueblo o el Soberano (bajo cuya voluntad legal deben actuar) puede exigirles cuentas de su gestión, tal como ocurre con todo el que administra un patrimonio que le es ajeno28 de forma de proscribir todo tipo de indefensión. Por ser la Administración Tributaria una simple administradora de un patrimonio ajeno, esto es, de la persona jurídica Estado, se extrae que la solución de principio es que siempre debe responder de sus actos frente al último guardián de la legalidad en la sociedad democrática, gobernada por el principio de separación de poderes y de funciones, que no es otro, que el Poder al que el constituyente le ha conferido la función jurisdiccional, esto es, tanto al Tribunal de lo Contencioso Administrativo, cuando la Administración es parte demandada como al Poder Judicial, cuando la Administración resulta ser parte actora. Como afirma con autoridad GARCIA DE ENTERRIA el poder administrativo es de suyo un poder esencial y universalmente justiciable29. En tanto el principio de tutela jurisdiccional es recibido en nuestra Constitución sin límites pero con excepciones expresas, el conocimiento de la legitimidad o ilegitimidad de los actos administrativos por parte de ambos órganos jurisdiccionales, sólo halla fundamento en las disposiciones expresas de la Constitución y de la ley a la que aquélla se remite expresamente en el artículo 18 para fijar el orden y las formalidades de los juicios. 27 Juan Pablo Cajarville (2007) op. cit. p. 154. Eduardo García de Enterría y Tomás-Ramón Fernández (2004) Curso de Derecho Administrativo, t. II, Novena edición, Thomson Civitas, p. 77 a p. 81. 29 Eduardo García de Enterría (1995) op. cit. p. 97. 28 Como también sostuvo GARCIA DE ENTERRÍA las posibilidades de un control judicial de los poderes discrecionales por los principios generales del Derecho son muy extensas, lo que impide que la Administración pueda violar principios constitucionales en nombre de sus facultades30. Como la discrecionalidad administrativa es un límite no previsto expresamente del principio de la tutela jurisdiccional, tampoco lo habilita la invocación del interés general en forma abstracta, sea el referido a la recaudación como el de las disposiciones que le reconocen facultades inspectivas 31, tal como lo ha demostrado la doctrina nacional32. 10.- Vinculación del principio de imparcialidad con el principio de igualdad. La imparcialidad de la Administración resulta un presupuesto necesario para la aplicación de la ley tributaria con criterio de estricta igualdad, alcanzando a todos los comprendidos en la norma legal, constituyendo para VALDES COSTA la vertiente de igualdad ante la ley, donde el mandato de igualdad ha sido conferido por el constituyente y se dirige al aplicador del derecho, esto es, al Juez en la sentencia y a la Administración en la emisión de los actos administrativos33. CAJARVILLE también vincula el principio de imparcialidad al principio de igualdad, señalando que en el artículo 37 de la Constitución brasileña se enuncia aquél como principio de impersonalidad 34, que revela esa característica tan especial en una relación jurídica de carácter obligacional. No obstante que la solución de principio es la igualdad de ambas partes de la relación jurídica tributaria, no se aplican a las dos partes los mismos principios, lo que permite comprobar la diferente naturaleza que exhiben ambas partes de dicha relación. Al sujeto activo se le aplica el principio de especialidad o de competencias expresas y limitadas por disposición constitucional expresa35. Al sujeto pasivo se le aplica el principio de libertad 36. Al 30 Código Tributario, artículos 68 y 70. Sala de Profesionales de la DGI (2006) en Revista Tributaria Nº 191 p. 275. 32 Gianni Gutiérrez Prieto y Alberto Varela (2007) El contribuyente frente a la inspección fiscal, AMF, p. 40 y ss. 33 I) Ramón Valdés Costa (1992) op. cit, p. 370; II) TCA, sentencia 490/2008 donde el acto administrativo encausado fue una sanción de inhabilitación de un estudiante para rendir exámenes, por lo que el hecho de que recayera sobre uno solo de los involucrados, vicia la aplicación administrativa, puesto que además de violarse el principio de igualdad, en los hechos está configurando falta de imparcialidad.34 Juan Pablo Cajarville (2007) op. cit. p. 154. 35 Constitución de la República, artículo 190 36 Constitución de la República, artículo 10 inciso 1°. 31 sujeto activo se le impone el principio de imparcialidad37. No ocurre lo mismo con el sujeto pasivo, puesto que ninguna disposición le impide perseguir sus intereses personales. La actividad del sujeto activo es pública mientras que la del sujeto pasivo es privada. Los funcionarios públicos, cuando actúan como tales, no son titulares de un derecho a la intimidad, tal como lo ha declarado recientemente el TCA, que consideró que una grabación de una entrevista que mantuvo un equipo inspectivo de la Administración con un sujeto pasivo, no autorizada ni advertida en forma previa por el sujeto pasivo, no representa “prima facie” una violación al derecho a la intimidad de los funcionarios de la Administración Tributaria que asistieron a la reunión, en representación del organismo demandado. El TCA entendió que los mencionados contadores asistieron a dicha reunión en su calidad de funcionarios públicos -y por lo que surge de las expresiones de las partes, lo hicieron en observancia de las indicaciones impartidas por las autoridades del Ente recaudador38. Por lo tanto se reconoce en esta sentencia que si los funcionarios actúan como tales en su función pública39, no son titulares de un derecho a la intimidad, lo que constituye una clara diferencia en su situación jurídica respecto de cuando esos mismos funcionarios actúan fuera de sus actividades funcionales públicas, en la misma forma que cualquier otro ciudadano. Como se trata de las mismas personas, es como sujeto activo acreedor en la relación presenta una naturaleza diferente, que intereses personales precisamente por su principio de imparcialidad. la naturaleza del Estado jurídica tributaria la que se halla despojada de carácter signada por el 11.- Vinculación del principio de imparcialidad con el principio de legalidad objetiva.Vinculada o acompañada con la objetividad, la imparcialidad aparece referida en diversas leyes como condición que se requiere de los integrantes de distintos órganos públicos, tal como ocurre con la nueva ley de Educación, que crea el Instituto Nacional de Evaluación Educativa40, con la ley 18.670 para la integración del Directorio del 37 Decreto 500/91 artículo numeral 1 TCA, sentencia 591/2011 39 I) Código Tributario, artículo 44 que establece el principio de la escritura de todas las actuaciones; II) Ramón Valdés Costa, Nelly Valdés y Eduardo Sayagués Areco (2005) Código Tributario, comentado y concordado, p. 367 los que señalan que elimina la posibilidad de invocar actos verbales de procedimiento, de difícil probanza, en una materia donde suelen existir importantes intereses pecuniarios. 40 Ley 18.437 artículo 114.38 Banco Central del Uruguay41, con la ley 18.381 para la integración de la Unidad de Acceso a la Información Pública 42, con la ley 18.331 para la AGESIC43, con la ley 18.446 que crea la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDDHH)44, con la ley 18.600 que crea la Unidad de Certificación Electrónica45, con la ley 18.159 que crea la Comisión de Defensa de la Competencia46, con ley 17.598 que crea la URSEA, y con la ley 17.296 que crea la URSEC47. También vinculada a la objetividad, la imparcialidad aparece como un requisito necesario de la independencia de la entidad solicitante respecto de los operadores sujetos a control48. Esta relación de normas legales demuestra que el cumplimiento del principio de legalidad objetiva, que es recibido a texto expreso como principio general de actuación administrativa49, aspira que en el procedimiento administrativo y naturalmente en la emisión del acto administrativo, no sólo a la protección de los administrados sino también a la defensa de la norma jurídica objetiva con el fin de mantener el imperio de la legalidad y de la justicia en el funcionamiento administrativo. Esto implica no sólo la obediencia, sumisión o la fidelidad a la ley y a la legitimidad sino también a la buena administración, debiendo elegir adecuadamente los medios y la oportunidad para el ejercicio de las competencias otorgadas por el ordenamiento jurídico con relación al fin específico que el Estado quiere satisfacer50. 12.- Recepción del principio de imparcialidad en el derecho positivo nacional.A nivel reglamentario en el Decreto 500/91 la imparcialidad constituye el primer deber de actuar, lo que debe servir de criterio interpretativo para resolver las cuestiones que puedan suscitarse en la aplicación de las reglas de procedimiento51, teniendo carácter preceptivo52 cuando resultare afectada la imparcialidad. 41 Ley 18.670 artículo 1 que da nueva redacción al artículo 14 de la Carta Orgánica del Banco Central. 42 Ley 18.381 artículo 19 43 Ley 18.331 artículo 31 44 Ley 18.446 artículo 46 literal a). 45 Ley 18.600 artículo 12 inciso 2°. 46 Ley 18.159 artículo 22. 47 Ley 17.296 artículo 75. 48 Decreto 143/2002 artículo 19 literal b). 49 Decreto 500/91 artículo 50 Héctor Frugone Schiavone (1991) op. cit. p. 31. 51 I) Decreto 500/1991 artículo 2 inciso 1° literal a) e inciso 2°; II) Decreto 414/2009 artículo 29. 52 Decreto 420/20 que sustituyó el verbo nuclear del artículo 3° podrán excusarse por deberán excusarse. Estos principios generales de actuación administrativa fueron recogidos posteriormente en determinadas leyes, tales como la de creación de ASSE53, en las actividades de la Comisión del Fondo Nacional de Teatro54 y en la Ley de Puertos55. 13.- La imparcialidad y el interés público.En la denominada ley Anticorrupción, el interés público se expresa en la satisfacción de necesidades colectivas de una manera regular y continua, en la buena fe en el ejercicio del poder, en la imparcialidad de las decisiones adoptadas, en el desempeño de las atribuciones y obligaciones funcionales, en la rectitud de su ejercicio y en la idónea administración de los recursos públicos56. La reglamentación luego de reiterar textualmente el texto legal, agrega que la satisfacción de necesidades colectivas debe ser compatible con la protección de los derechos individuales, inherentes a la personalidad humana o que se deriven de la forma republicana de gobierno (arts. 7° y 72 de la Constitución Vigente)57 La ley 17.060 ordena que los funcionarios públicos deberán observar los principios de respeto, imparcialidad, rectitud e idoneidad y evitar toda conducta que importe un abuso, exceso o desviación de poder, así como el uso indebido de su cargo o su intervención en asuntos que puedan beneficiarlos económicamente o beneficiar a personas relacionadas directamente con ellos. Toda acción u omisión en contravención del presente artículo hará incurrir a sus autores en responsabilidad administrativa, civil o penal, en la forma prescrita por la Constitución de la República y las leyes58. El legislador recurre al principio de imparcialidad para describir la conducta querida o debida para el Estado y en forma amplia sea por acción o por omisión, describe la infracción y la consecuencia jurídica de su verificación fáctica en los ámbitos administrativo, civil y penal, reforzando el cumplimiento del principio de imparcialidad en estudio, con el alto grado de protección que otorga la aplicación de los respectivos ordenamientos en las materias señaladas. 53 Ley 18.161 artículo 19 que omitió repetir el trascendente inciso 2° del artículo 2° del Decreto 500/91, lo que no impide la aplicación de estos principios como criterio interpretativo. 54 Ley 16.297 artículo 4 que obliga a la Comisión a planificar sus actividades con imparcialidad respecto de las diversas orientaciones políticas, religiosas o estéticas. 55 Ley 16.246 artículo 13 literal H) que requiere la máxima imparcialidad en los procedimientos de contrataciones. 56 Ley 17.060 artículo 20 57 Decreto 30/2003 artículo 9. 58 Ley 17.060 artículo 21 14.- El principio de imparcialidad y el principio de separación de poderes y de funciones.Es una característica esencial y definidora de la actividad jurisdiccional, la premisa que es el mismo Estado, el que crea la norma legal, el que la ejecuta y también el que decide las controversias sobre la creación y ejecución de la ley, mediante sentencias dictadas por jueces independientes de ambas partes de la relación jurídica tributaria, por lo que siguiendo la opinión de VALDES COSTA, considero que viola el principio de igualdad de las partes, que es inconstitucional, porque la función jurisdiccional le ha sido cometida a órganos jurisdiccionales dependientes del Poder Judicial y al TCA y que también contraria a la noción de Estado de Derecho y al principio de separación de poderes y funciones, que meros tribunales administrativos resuelvan estas controversias59, por más independencia técnica de la Administración que se le otorguen. De ahí que sea necesario que jueces imparciales a ambas partes de la relación jurídica tributaria, sean los que decidan con la nota de la cosa juzgada las controversias que agitan a ambas partes. Se aprecia una nueva manifestación de la vinculación de los principios de imparcialidad y de tutela jurisdiccional en estudio. Como nadie puede ser juez en su propia causa, la imparcialidad de los jueces del Poder Judicial y del TCA no puede ni debe ser sustituida en materia tributaria, tal como ha sostenido GONZALEZ PEREZ60. 15.- El principio de imparcialidad y la actuación comprobadora de la Administración Tributaria.Se trata de una actividad inherente del Estado que debe ser ejercida por la Administración en forma totalmente despojada de toda clase preconceptos y de dogmatismos61, tanto en lo que refiere a la recolección de medios de prueba como en la calificación jurídica de los hechos que ostenten trascendencia fiscal, pues lo contrario significaría violentar el principio de imparcialidad. 59 Ramón Valdés Costa (1992) op. cit. p. 432. Jesús González Pérez, La Justicia Administrativa ubicable en www.bibliojurídica.org. El autor sostiene que no es concebible un Estado de derecho sin un sistema de justicia que garantice la tutela de los derechos e intereses de los ciudadanos, frente a las arbitrariedades de la Administración, por jueces independientes e idóneos. 61 Ramón Valdés Costa (1947) La interpretación de las normas tributarias, apartado de la Revista de Economía de Montevideo, N° 2, p. 7 donde considera perimidas todas las tendencias apriorísticas a favor del contribuyente o del fisco. 60 Como ejemplo de una calificación que consideramos parcial puede mencionarse que algún dictamen técnico aisladamente sostuvo que las exoneraciones son recibidas en normas excepcionales62 cuando hace décadas que la totalidad de la doctrina nacional y latinoamericana y la jurisprudencia del TCA sostiene que el alcance de las normas que establecen exenciones se interpretan sin preconceptos apriorísticos de la misma forma que cualquier otra norma tributaria63. 16.- El principio de imparcialidad y la motivación de la actuación administrativa.La carencia o la omisión de explicitación por escrito de la motivación o de los motivos de la decisión administrativa, supone una limitación o disminución de la imparcialidad de la Administración o lo que es lo mismo, la sospecha de la existencia de parcialidad en la actuación administrativa, tal como lo ha declarado reiteradamente el TCA64 en sus sentencias. 17.- Vinculación del principio de imparcialidad con el principio de oficialidad y con el de la verdad material.El principio de oficialidad, también llamado de instrucción y el de la verdad material se entrelazan con el principio de imparcialidad, limitando el margen de apreciación discrecional de la Administración. 62 Luis Martí Mingarro (2001) El abogado en la historia, un defensor de la razón y la civilización, Civitas, edición en homenaje al 80° aniversario de la Federación Argentina de Colegios de Abogados p. 144 identificando al célebre caso Dreyfus en Francia, como uno de esos casos paradigmáticos de actuación judicial parcial, en la cúpula militar francesa la que atendió a la condición racial del oficial acusado y por ello propugnó por su culpabilidad, actuando con evidente discriminación que vulnera el mandato del constituyente de aplicar la ley en forma absolutamente imparcial. Se trata de un ejemplo de parcialidad y de violación del principio de igualdad. 63 Ramón Valdés Costa, Nelly Valdés de Blengio y Eduardo Sayagués Areco (2005) op. cit. p. 164, p. 166 y p. 168, 64I) TCA, sentencia 535/2009 señalando que cuando no hay expresión de motivos, ni en el acto ni en todos los antecedentes, no se puede saber de ninguna forma cuál fue el criterio de la Administración para llegar a tal decisión; II) TCA, sentencia 691/2006, diferenciando el motivo de la motivación. El motivo es la situación de hecho o de derecho que precede el acto y lo provoca. Es la razón de ser del acto, su fundamento y por tanto su primer elemento. Es necesario que el motivo sea verdadero para que el acto exista. De ahí que el motivo es un elemento esencial del acto. Es inconcebible un acto administrativo sin motivos o basados en motivos falsos” (PRAT. J., Derecho Administrativo, Tomo III, Volumen II, pp. 101). Abundando en tal aspecto, GIORGI señaló: “La voluntad de la Administración en la emisión de un acto administrativo se determina principalmente en atención a las circunstancias de hecho y fundamentos de derecho que constituyen los motivos o antecedentes del acto. Por consiguiente el vicio que los afecte invalida el acto que, en tal hipótesis, no puede fundarse jurídicamente. La Administración se halla condicionada en su actuación por motivos y fines que el derecho le marca. Una decisión sin motivo o causa, al carecer de base racional, no es jurídicamente válida y debe ser anulada” (GIORGI, H., El Contencioso..., pp. 214). Se le impone a la Administración el diligenciamiento de todos los medios probatorios no prohibidos por la ley en el procedimiento administrativo así como la persecución de la verdad material de los hechos, aspecto de tanta importancia en una materia como la tributaria signada por la complejidad de sus tratamientos tributarios y de sus actuaciones administrativas. Una omisión de diligenciar los medios de prueba ofrecidos por el contribuyente cuando se verifica, puede conllevar la anulación del acto administrativo, porque se verificó en el procedimiento administrativo una situación de indefensión. 18.- El principio de imparcialidad y el proceso.Revisada la jurisprudencia del TCA hemos podido constatar que muchos actores en sus demandas de nulidad ante el TCA invocan el principio de imparcialidad conjuntamente con otros principios como el de legalidad objetiva, debido proceso y verdad material. La argumentación de las respectivas partes actoras se realiza en base al principio de imparcialidad, pero este argumento ha tenido recepción por el TCA65. En los casos en que el TCA anuló los actos administrativos encausados, no incluyó el agravio de la imparcialidad como fundamento de la anulación, verificándose un fenómeno similar a la anulación de los actos administrados que el Tribunal consideró que fueron dictados con desviación de poder. Ambos aparecen como situaciones excepcionales en el universo de actos administrativos encausados en el TCA. ¿Debe sostener un abogado de la Administración una interpretación que colida con la Constitución o con la ley en un proceso? ¿Debe sostener un dictamen técnico una interpretación que contraríe la Constitución y la ley? Convengamos en que unánimemente la respuesta debe ser negativa. Interpretada globalmente, la actuación de la Administración Tributaria en un caso de importación de jugo de fruta, puede constituir un ejemplo ilustrativo de actuación parcial contraria al principio de imparcialidad66. 65 Toda afirmación tiene su excepción. La sentencia 413/2003 anuló una resolución del CODICEN, porque debe aceptarse que no se respetó por la Administración el principio de imparcialidad (art. 3 del Decreto 500/991), que imponía que la Maestra, que era naturalmente interesada en la elección de horas docentes, y estaba a continuación de la parte actora en el orden de prelación, se hubiera abstenido expresamente de toda intervención en la mesa que presidía el acto. En su virtud, se ha incurrido en un vicio de procedimiento que como se expresara supra, es insubsanable y por ende, justifica el acogimiento de la anulación incoada. 66 Comentario Ferrere 491 obrante en base de datos de Consultax, sugestivamente denominado Justicia e Impuestos, El Jugo de la Discordia, donde reseña lo que para nosotros puede constituir un ejemplo de actuación parcial de la Administración. Una empresa uruguaya que importa jugos de frutas, consulta si esa actividad se hallaba gravada por IMESI. La consultante se hallaba convencida de que no lo estaba, pues tenía conocimiento de la Una muestra clara de parcialidad también se verifica cuando en diversos actos procesales cuando la Administración mantiene criterios opuestos según los actos procesales. En el caso, la citación de excepciones en un juicio ejecutivo y la entrega de títulos en la vía de apremio de este juicio ejecutivo67 fue considerada parcial e inaceptable en una discordia del Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 1° Turno. Otro ejemplo de parcialidad lo constituye el dictado de un acto administrativo contra una persona física fallecida con anterioridad, cuando previamente al acto administrativo se había invocado y acreditado en el respectivo expediente administrativo del BPS la partida de defunción del administrado. 19.- El principio de imparcialidad, la independencia técnica y la abogacía preventiva.En la valoración de los elementos de prueba que fueron recolectados por el equipo inspectivo tiene plena vigencia el principio de imparcialidad. En el caso sólo se han comprobó una de las presunciones simples de la intención de defraudar 68. El equipo inspectivo no advirtió que en el caso hubiera existido dolo en la conducta del contribuyente. Por el contrario el dictamen jurídico entendió que con esos elementos se había configurado la infracción de defraudación, sin requerir la comprobación del elemento objetivo de la infracción, estos es, del fraude. Es un ejemplo de actuación parcial que se ubica en la subsunción jurídica de los hechos comprobados respecto de un tipo infraccional. En la tipificación de las responsabilidades solidarias, en el afán de lograr una más extendida y mejor garantía del cumplimiento de las obligaciones tributarias de los contribuyentes, se invoca la existencia respuesta dada por la DGÏ a otras empresas competidoras. No obstante, se le contestó que estaba gravada. Recurre administrativamente. Promueve la acción anulatoria ante el TCA, el que finalmente ampara la demanda, cuando la empresa ya había dejado de importar el jugo por lo desfavorable que eran sus precios en el mercado nacional de bebidas, por la incidencia del IMESI, que no lo pagaban otras importadoras, lo que afectaba a su competencia. Solicita infructuosamente a la DGI la devolución de lo pagado en las importaciones que habían sido efectuadas. La DGI le contesta negativamente. Promueve acción ante el Poder Judicial por pago de lo indebido. Obtiene sentencia favorable de primera instancia y la DGI interpone el recurso de apelación contra esa sentencia. Analizada globalmente la conducta del sujeto activo resulta demostrativa de una parcialidad que se presenta continuada y reiterada y que vulnera el principio general de imparcialidad al que debe ajustarse toda actuación administrativa. 67 Discordia de la Ministro Alicia Castro a la interlocutoria 571/2009 del Tribunal de Apelaciones en lo Civil de 1º Turno, la que destacó respecto de la pretensión movilizada por la DGI, en un incidente de nulidad promovida por la obligada, que la actuación procesal de dicho organismo, resultaba inaceptable si se coteja la diferente actitud que asumió frente a la dificultad de notificar la citación de excepciones respecto de la que tuvo cuando la Administración actora quiso intimar la entrega de títulos a la obligada 68 Código Tributario, artículo 96 inciso 3°. de una unidad empresarial o de un conjunto económico, contradiciendo explícitos criterios anteriores del Poder Ejecutivo, que sostenían la carencia de facultades legales expresas para declararlos por la DGI. El ordenamiento tributario no cambió. Pero se invoca el principio de la realidad69 y se llega a manipular el aspecto subjetivo del hecho generador del impuesto, tarea que indiscutiblemente sólo puede hacer el legislador. Además de considerarlas ilegítimas, entendemos que dichas posturas vulneran la imparcialidad. Es más grave y clara la lesión de la imparcialidad cuando se invoca esa unidad empresarial porque ya se había verificado la caducidad del año, habiendo caducado la posibilidad de declarar responsabilidades solidarias de los adquirentes de casas de comercio o de sucesores de empresas en general70. Agrede la imparcialidad elegir normas legales en contradicción con el principio general de la autonomía del Derecho Tributario Material, que ha sido considerado por MENDEZ como uno de los principios generales cardinales del Código Tributario71. El intérprete no tiene discrecionalidad para elegir la norma tributaria que mejor le conviene a los intereses de la Administración Tributaria, tal como ocurre en materia de prescripción con la invocación del plazo de veinte años establecido en el Derecho Civil 72, sin tener en cuenta que la nueva redacción de esta norma legal de Derecho Privado limita su aplicación a la materia tributaria, al establecer “sin perjuicio de lo que al respecto dispongan las leyes especiales”, lo que refiere entre otras a la materia tributaria. Entendemos que esta interpretación lesiona y contraría la imparcialidad que debe mantener una interpretación administrativa. En relación a la libertad del intérprete asesor, debe respetarse la independencia técnica del funcionario, porque como sostiene GONZALEZ PEREZ, es evidente que en las funciones consultoras, la libertad del funcionario debe ser plena, debe actuar con imparcialidad, dictaminando en conciencia lo que considere conforme al Ordenamiento. Precisamente porque ello es consustancial a los órganos consultivos. Están para eso. Para garantizar el acierto de la decisión, y si es consultiva en el aspecto jurídico, que es conforme a la Ley y al Derecho. El órgano decisor es muy dueño de seguir o no los dictámenes que obren en el expediente administrativo. Pero el funcionario que los emita ha de obrar según su criterio, a fin de evitar 69 Código Tributario, artículo 6 inciso 2°, que no constituye una clausula antielusiva general, sino un método de interpretación del hecho generador tributario. 70 Código Tributario, artículo 22. 71 Aparicio Méndez (1975) Características generales del Código en Análisis del Código Tributario, FCU p. 9 que refiere a la “sublimación” del principio, el Código Tributario se transforma en principios puros. 72 Código Civil, artículo 1216. en lo posible una decisión contraria al Ordenamiento Jurídico. Hacer un dictamen contrario a lo que se considera justo por atender sugerencias del superior o por halagarle en su vanidad, constituye el más grave atentado, no ya a la imparcialidad, sino a la lealtad y la fidelidad a los superiores. El peor servicio que puede hacer a la Administración73. Compartimos esta prestigiosa opinión doctrinaria, la que en su contundencia nos exime de mayores comentarios. 20.- El principio de imparcialidad y los pedidos de información genérica.Recientemente la Administración Tributaria requirió de colegios de enseñanza y de clubes deportivos determinada información genérica, efectuando una interpretación del término “terceros” que se halla referido en el artículo 68 literal e) del Código Tributario. Se trata de instituciones que no son contribuyentes, esto es, que no se hallan en una relación de sujeción jurídica con la Administración Tributaria. Por otra parte, las informaciones solicitadas genéricamente no fueron autorizadas por el legislador según se desprende de la mera comparación del Proyecto del Poder Ejecutivo que requería información en forma genérica y la ley 18.718, requierió que la administración tributaria hubiera acreditado la existencia de indicios objetivos que hagan presumir razonablemente la existencia de evasión por parte del sujeto pasivo, lo que supone actuaciones administrativas cronológicamente anteriores o preexistentes sobre determinados sujetos pasivos. En el mismo sentido ha opinado la doctrina española, que recomienda evitar la imposición de deberes formales indeterminados y genéricos74. A nuestro juicio, la interpretación del vocablo” terceros” del artículo 68 literal e) no debe ser efectuada en forma aislada y sólo utilizando el método literal, porque existen en el mundo miles de millones de terceros que no se hallan sujetos jurídicamente a la Administración Tributaria uruguaya. Lo que limita el ámbito de aplicación de estos terceros, a quienes se hallan jurídicamente sujetos con la Administración Tributaria. 73 Jesús González Pérez, Ética de la función pública: Relaciones Personales del Funcionario Público en www.diba.es/cemical/. 74 Begoña Sesma Sánchez (2001) La obtención de información tributaria, Aranzadi EditorialAsociación Española de Asesores Fiscales, Navarra, p. 43 nota al pie N° 43 requiere un juicio de razonabilidad acerca de la trascendencia de la información solicitada, evitando la imposición de deberes indeterminados genéricos y puramente preventivos. Corresponde efectuar una interpretación contextual para que haya la debida armonía entre todas sus partes75. Subsidiariamente de lo anterior, debe evitarse la imposición de deberes genéricos, tal como emana de las reformas propuestas al proyecto del Poder Ejecutivo que hoy es la ley 18.788 referido. Noviembre de 2011 75 Código Civil, artículo 20.