Caso Tema I: La reunión, el nuevo y el malentendido

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Caso Tema I: La reunión, el nuevo y el malentendido
Marta Casas, una de las trabajadoras de la Biblioteca
Central, fue ascendida a responsable de área, su
primer puesto en la oficina central con mayores
responsabilidades que le eran relativamente
desconocidas. Poco después de que inició su encargo,
el Vice-Gerente, Carles Roca, convocó a una reunión
con los directores/as de las áreas y cierto personal
administrativo para planificar estrategias de futuro. El
superior inmediato de Marta Casas, la directora del
área, no podía asistir a ella, así que Carles, invitó a
Marta Casas a la junta para que se informara sobre
su nuevo trabajo.
Dada la gran cantidad de asistentes, Carles Roca, que
en su calidad de vice-Gerente estaba dirigiendo la
junta. Fue muy breve cuando presentó a Marta
Casas. Iniciada ésta, el Sr. Antoni Andreu –el gerente
y un veterano, con fama de ser muy directo- empezó
a formular una serie de preguntas de sondeo, que la
mayor parte de los directores de área pudo contestar
con detalle. De repente, se dirigió a Marta Casas y
empezó a hacerle preguntas detalladas sobre su nueva
área de responsabilidad. Un tanto confundida, Marta
Casas confesó que desconocía las respuestas.
Carles Roca de inmediato se dio cuenta que el Sr.
Andreu había olvidado, o no había entendido, que
Marta Casas era nueva en el puesto y que había
asistido a la junta más para informarse que para
contribuir a ella. Estaba a punto de ofrecer una
discreta explicación cuando Sr. Andreu, visiblemente
molesto porque había interpretado que Casas carecía
de preparación, dijo:
Señores, acaban de ver un ejemplo de trabajo directivo
descuidado, ¡que no tiene justificación alguna!.
Carles Roca tenía que tomar una decisión de
inmediato. Podía interrumpir a Sr. Antoni Andreu y
señalarle que había juzgado a Marta Casas
injustamente, pero con ello podría avergonzar tanto a
su superior como a sus subalternos. Por otra parte,
podía esperar a que terminara la junta y ofrecerle una
explicación en privado. Como Andreu no tardó en
enfrascarse en otra conversación, Carles Roca optó
por la segunda salida. Roca miró a Marta Casas y
notó que su expresión manifestaba una mezcla de ira
y asombro. Carles Roca logró captar la mirada de
Marta Casas y le guiñó un ojo, en señal discreta de
que entendía lo ocurrido y que se podía reparar el
daño.
Pasada una hora, el Gerente (Sr. Andreu),
evidentemente molesto porque consideró que la
planificación del área en general era “inadecuada”,
declaró que la junta se había terminado. A
continuación, se dirigió a Carles Roca y le pidió que
se quedara unos segundos más. Para asombro de
Roca, el propio Andreu, de inmediato, sacó el tema
de Marta Casas. De hecho, resultó que ese era el
motivo principal de que le hubiera pedido a Roca
que esperara.
“Carlos –le dijo-, quiero que me digas con franqueza si
consideras que fui demasiado duro con esa chica”.
“Sí. Lo has sido –dijo Roca aliviado. Pensaba decirte algo al
respecto.”
El Sr. Andreu explicó que cuando le habían
presentado a Marta Casas no había registrado muy
bien que era nueva en su puesto y que hasta cierto
tiempo después de su explosión no le había surgido la
molesta idea de que había hecho algo equivocado e
injusto.
“¿Cuánto la conoces? – pregunto Andreu. ¿crees que la herí?”
Carles Roca miró a su superior durante algunos
instantes y después contestó sin rodeos.
“No la conozco mucho todavía, pero pienso que sí la has
herido.”
“Lo siento! – dijo Antoni Andreu.”
A continuación marcó el teléfono de su secretaria para
pedirle que llamara a Marta Casas y le pidiera que se
presentara en su oficina de inmediato. Unos cuantos
minutos después, se presentó Casas, perpleja e
inquieta. Apenas había entrado, el Sr. Andreu se
levantó de su escritorio para recibirla a la mitad de su
despacho. Andreu, parado frente a Marta Casas, que
sólo contaba con 20 años y estaba cuatro niveles abajo
de él en la organización, dijo:
“Verá usted, cometí una estupidez y quiero ofrecerle una
disculpa. No tenía ningún derecho a tratarla así. Debí recordar
que era nueva en el trabajo. Lo siento.”
Marta Casas se sintió turbada ante la disculpa, pero
alcanzó a mascullar un gracias.
“Y aprovechando de que está aquí, jovencita –prosiguió el Sr.
Antoni Andreu- quiero aclararle unas cuantas cosas en presencia
del jefe de su jefe. Su trabajo consiste en asegurarse de que las
personas como yo no tomemos decisiones estúpidas. Es evidente
que pensamos que usted tiene calificaciones para el trabajo, pues
de lo contrario no la habríamos traído aquí. Sin embargo, para
aprender cualquier trabajo se requiere tiempo. Espero que dentro
de tres meses usted conozca las respuestas para todas las
preguntas sobre su área. Mientras tanto –dijo extendiéndole la
mano la joven en señal de despedida- tiene usted toda mi
confianza, y gracias por permitirme corregir un error
verdaderamente torpe.”
Preguntas:
1.
2.
3.
4.
5.
¿Qué consecuencias tuvo el enfado del Sr.
Antoni Andreu sobre los demás miembros
de la junta?
¿Qué tipo de habilidades administrativas
muestra Andreu?
¿Cómo debía haberse comportado Carles
Roca?
¿Cómo respondería a las disculpas de
Andreu si fuera el subordinado?
¿Cuál es su opinión sobre Andreu como
directivo?
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