Título: Alberto Hernández de Benito Conductas y hábitos de riesgo de los jóvenes que practican ocio nocturno en Madrid El inicio de numerosas conductas de riesgo tiene lugar en la adolescencia, pudiendo muchas de ellas, desencadenar problemas de salud y la consecuente disminución de la calidad de vida. Objetivos: Identificar las conductas de riesgo de los jóvenes entre 16 y 24 años de la Comunidad de Madrid que practican ocio nocturno en las zonas céntricas de la capital y su conocimiento sobre las consecuencias de las mismas. Conocer, a través de un grupo de discusión, el significado y opinión de varios jóvenes sobre las conductas de riesgo estudiadas. Describir el consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias estupefacientes en los sujetos de estudio. Describir la conducta sexual de los participantes del estudio. Identificar el nivel de conocimiento del que disponen los jóvenes encuestados sobre los riesgos asociados a las conductas evaluadas. Conocer si la religión a la que pertenecen los jóvenes condiciona su comportamiento a la hora de practicar conductas de riesgo. Métodos: El estudio estuvo centrado en las principales zonas de ocio nocturno de la ciudad de Madrid en las que confluyen diferentes perfiles socioculturales de jóvenes de distintas procedencias en el ámbito de la Comunidad de Madrid. Para dar respuesta a los objetivos se desarrolló un estudio descriptivo y transversal, de metodología mixta. En una primera fase, con el propósito de contextualizar el tema de estudio y obtener información para el diseño del cuestionario, se empleó una metodología cualitativa, realizándose un grupo de discusión con jóvenes de distintas características personales y de distintas localizaciones de la Comunidad de Madrid. En la segunda fase, se utilizó metodología cuantitativa, a través de un cuestionario desplegado en las diferentes zonas de céntricas de Madrid tales como Sol, Moncloa, Chueca, Tribunal, Atocha y Nuevos Ministerios, con el objetivo de abarcar las diferentes zonas y las diferentes características de los sujetos de cada lugar. Con carácter inicial, se realizó una búsqueda exhaustiva de la bibliografía existente sobre las formas de diversión en los jóvenes, conductas de riesgo existentes y patologías posteriores, así como datos epidemiológicos de prevalencias de patologías secundarias y tasas de mortalidad, para contextualizar el tema de estudio. Para el desarrollo de la primera fase, se seleccionaron 6 sujetos, eligiendo igual número de hombres y mujeres. Cada individuo fue seleccionado en base a sus características personales, buscando diferentes perfiles dentro de la población de estudio. Para la segunda fase del estudio se diseñó un cuestionario de elaboración propia, auto-administrado, realizado a partir de la explotación de los datos obtenidos del grupo de discusión y apoyándose en la revisión bibliográfica previa, al no encontrarse un cuestionario validado que cumpliera con los requisitos específicos de este estudio. Durante el tiempo del estudio se accedió a un total de 420 sujetos, que tras aplicar los criterios de inclusión y exclusión, alcanzaron los 384. Los cuestionarios fueron realizados a partir de las 23:00-23:30 horas para reducir la posibilidad de que los sujetos se encontraran desarrollando otras actividades. En el estudio participaron un total de 384 sujetos, a los que se seleccionó en función de su edad (16 y 24 años) y su residencia en la Comunidad de Madrid durante el último curso académico, excluyendo a sujetos no hispanoparlantes o con alguna dificultad en la comunicación. Para el desarrollo del grupo de discusión se planificaron cinco dimensiones generales relacionadas con cada conducta analizada. Tras el proceso de análisis, se diseñó un cuestionario integrado por 5 variables sociodemográficas y 44 cuestiones sobre consumo y conocimiento del tabaco, alcohol, drogas, relaciones sexuales y religión. Para el análisis de la producción discursiva, se empleó un sistema de codificación numérico y colorimétrico, contrastando el resultado con los participantes. Para la explotación y análisis de los datos cuantitativos se empleó el programa Excel 2010. Resultados: La edad media para iniciarse en las diferentes conductas estudiadas se encuentra por debajo de los 17 años. La edad media de iniciación en el consumo de tabaco se sitúa en los 15,4 años, el consumo de alcohol en los 14,7 años, el consumo de drogas a los 16,4 años y la primera relación sexual a los 16,3 años, existiendo una mínima diferencia entre hombres y mujeres. Entre las conductas detectadas que ponen en riesgo la vida del individuo, conducir o subirse en algún vehículo a motor tras el consumo de drogas o alcohol, destacan como las más comunes, realizadas por un 55,2% de los sujetos. Discusión: Los resultados alcanzados evidencian un aumento de los porcentajes de realización de determinadas prácticas de riesgo en el colectivo de jóvenes estudiado, respecto a diferentes estadísticas oficiales. También se ha observado un descenso en la edad de inicio de determinadas prácticas. Resulta destacable que a las horas en las que se desplegaban los cuestionarios, hubiera menores de edad en las zonas de ocio nocturno, cuando según establece la normativa, no pueden consumir alcohol ni entrar en los locales donde se comercializa. El presente estudio, destaca la mayor información que tienen los fumadores sobre las consecuencias del consumo de tabaco en comparación con los sujetos que no han fumado nunca. Según los resultados de un estudio sobre el tabaquismo en adolescentes, los jóvenes conocen la información, pero no la interiorizan como un riesgo, al situarla en una etapa muy lejana de su vida. Otra de las conductas realizadas por los jóvenes, es la del consumo de alcohol, siendo la conducta mayoritaria y más precoz de todas las estudiadas, conociéndose que se trata de uno de los mayores problemas de salud pública en la mayoría de los países desarrollados. Un resultado que requeriría un análisis en profundidad, es el continuo descenso que se está produciendo en la edad media para el inicio de consumo de alcohol. Según datos de la ENSE, en el año 2006 fue de 18,9 años y en 2011 de 17,8 años en el conjunto de España. Esta edad ha resultado de 14,7 años en el presente estudio, observándose las diferencias que existen entre el consumo de alcohol de los jóvenes y los adultos. Los jóvenes concentran su consumo de alcohol durante los fines de semana, alcanzando una ingesta media de 23,4 gramos de alcohol durante los mismos, situación que puede relacionarse con el máximo efecto reconocido por los sujetos de nuestro estudio tras la ingesta del alcohol, donde un 71,8% ha alcanzado el grado de borracho o inconsciente. En cuanto al consumo de drogas, los resultados alcanzados por el Observatorio Español de la Droga y las Toxicomanías (OEDT), del año 2011, muestran que el 27,4% de los encuestados habían consumido Cannabis. Los obtenidos en nuestro estudio, evidencian que el 41,92% de los sujetos había consumido Cannabis, pudiendo destacar que en los jóvenes encuestados que se encuentran de ocio en las zonas de Madrid, se observa un mayor consumo de drogas. En contraposición al estudio del OEDT, el cristal fue la segunda sustancia más consumida y la cocaína la tercera, existiendo la limitación del tamaño de la muestra para establecer una comparación estadísticamente significativa con el informe del Observatorio. Según el estudio del OEDT citado anteriormente, la edad media de inicio en el consumo de Cannabis en el año 2011 fue de 18,7 años, mientras que en el presente estudio es de 16,3 años, pudiendo observarse que la edad en el inicio del consumo de drogas cada vez es menor. Asimismo, según los resultados, el consumo de Cannabis está directamente relacionado con el consumo de otras drogas, pudiendo establecerse un consumo en escalada. En cuanto a las relaciones sexuales se refiere, en 2013, se realizó el estudio llevado a cabo por la Liga Española de la Educación en las diferentes ciudades de España. La edad media era diferente para los chicos y para las chicas, situándose en 15 y 16 años respectivamente en contraposición a nuestro estudio que se sitúa en torno a los 16,4 años para hombres y mujeres. En el alcance del estudio se incluían varias ciudades españolas, entre ellas Madrid, centrándose en jóvenes de 14 a 18 años, rango menor al de nuestro estudio, situación que puede aportar mayor especificidad, debido al cambio de mentalidad y conducta de los menores. Un aspecto sobre el que sí que existe una concordancia de nuestro estudio con otros estudios publicados, es que la primera relación sexual tiene lugar a una edad entre los 14 y los 17 años. Estos resultados se producen en un grupo que reconoce poseer información específica sobre las consecuencias de algunas conductas. Implicaciones para la práctica. A la vista de los resultados, se deben promover estrategias globales de educación sanitaria que contemplen la idiosincrasia del colectivo, integrando a todos los agentes que pueden reforzar las conductas positivas de salud. El inicio más precoz en determinadas prácticas, requiere actualizar el perfil de los sujetos a los que se dirigen las campañas de promoción de la salud. En primer lugar, resulta oportuno desarrollar estudios que alcancen la representatividad en la población estudiada, ampliando la muestra y especialmente, contemplando criterios sociodemográficos y de localización en la selección de los sujetos. Otro aspecto fundamental se basaría en ampliar el alcance del estudio, incluyendo en éste, a familiares y colectivos de educadores y gestores de locales de ocio. Desde esta perspectiva, se alcanzaría una visión integral de los actores más implicados.