Presentación de la obra `Teoría Económica y Justicia Social` por

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Presentación de la obra 'Teoría Económica y Justicia Social'
por Joseph F. Jhonson y Donnelly
"Más alta que la verdad, objeto de razón, es la justicia, objeto
de la conciencia."
----de Hostos
INTRODUCCIÓN
En este libro se hace una presentación interdisciplinaria de los
resultados obtenidos por tres campos de estudio diferentes: la
arqueología (1980s), la sociología (1950s) y la teoría económica (1970s).
El texto ha sido diseñado con el objetivo de que sea asequible para
aquellos alumnos que inician sus estudios universitarios aunque también
resultará interesante para aquellos académicos y economistas interesados
en la teoría de la justicia social y en el debate actual en torno al
significado de justicia social. También será conveniente para cursos
universitarios sobre justicia social dirigidos a estudiantes que no hayan
estudiado ni economía ni sociología pues el mismo explica muchos de sus
conceptos básicos desde el principio. Todo esto es relevante si se tiene
en cuenta que la cantidad de cursos que se ofrecen al respecto ha
aumentado y no se cuenta con los textos apropiados para ellos.
Los profetas del Viejo Testamento tenían una idea sobre la justicia
social algo diferente a lo que los teólogos pensaban, una idea más en
línea con los movimientos populistas a lo largo de la historia: Jeremías
y Amós abogaban por el alivio de la deuda y la reforma agraria por
motivos morales relacionados con una preocupación por la justicia. Sin
embargo, Adam Smith los atacó por esta misma razón.
La teoría sociológica moderna ha llegado a tener una noción muy clara
sobre lo que es una institución social y ha definido ‘lo social’ como
aquello que es ininteligible desde un punto de vista estrictamente
individualista. Sin embargo, los economistas angloamericanos tienden a
afirmar que en una sociedad de individuos racionales no existiría ningún
fenómeno así de incomprensible.
La profesora de economía de la Universidad de Cambridge Joan Robinson y
sus estudiantes, incluyendo a Amartya Sen (Premio Nobel actualmente y
Maestro del Trinity College), sostuvieron desde 1953 hasta 1975 que
existían paradojas inevitables en la matemática de la teoría económica
sobre la valoración del capital si se adoptaba el tradicional análisis
individualista de la ortodoxa teoría económica utilitarista del libre
mercado (esto fue objeto de una famosa, larga y desagradable polémica que
incluyó por un lado a Samuelson y Solow del Instituto de Tecnología de
Massachusetts –MIT-, premios Nobel posteriormente, y a Robinson y sus
colegas, por otro). Tanto Robinson como otros investigadores alegaban que
la rentabilidad no se podía explicar desde un punto puramente
individualista pues era resultado de las políticas y de las luchas.
Sen, Heilbroner y Harcourt (del Jesus College, Cambridge, y biógrafo
oficial de Robinson) nos dieron mucho aliento cuando vieron algunas
partes de una versión anterior de este libro. Heilbroner era del criterio
de que como libro éste no iba a ser comercializable en los Estados Unidos
por ser demasiado académico e interdisciplinario. Además, tiene 80 000
palabras. No obstante, me parece necesario aclarar que en el mismo no se
usan ecuaciones de ningún tipo.
TESIS
La tesis del libro es que el concepto de Justicia Social tiene sentido y
que puede sobrevivir a los ataques que le han hecho los economistas
individualistas y otros. El proyecto de Smith de eliminar lo social de lo
económico y de explicar una sociedad ideal en términos de la utilidad
individual ha fallado debido al resultado teórico de que el Capital no es
una mercancía económica o un bien pues sólo puede ser analizado como una
relación social. Mas, esto significa que el proyecto de Hume de definir
la justicia como un concepto puramente individualista no puede ser
utilizado ni en la teoría para analizar el comportamiento económico.
En su mayor parte el libro concuerda con los profetas y esos
extraordinarios pensadores de nuestro tiempo que también fueron
activistas como, por ejemplo, Hostos, Martí, Simone Weil y Pérez
Ezquivil. Estos escritores, junto a los populistas que a menudo se
inspiraron en su obra, representan lo que yo considero el punto de vista
‘normal’: una injusticia social se siente inmoral de la misma manera en
que los profetas sentían la explotación contra el campesinado de su
época. Sin embargo, los economistas matemáticos, por su parte, se
adhieren a la tradición filosófica angloamericana del utilitarismo que
data de los tiempos de Bentham y Mill.
La justicia es un aspecto de la moralidad que no es reducible a la
utilidad. No obstante, debe admitirse que de Hostos y los otros no han
tenido éxito a la hora de definir claramente la relación entre la
justicia social y la justicia individualista de forma tal que se eviten
contradicciones y que quede claro que ambas son entendibles en términos
de
la
misma
moralidad.
Las
expresiones
de
los
profetas
son
contradictorias pues aunque parezcan comprometidos con una teoría
puramente individualista de la justicia, las lecturas que hemos hecho de
sus textos y la reciente evidencia arqueológica muestran que lo que ellos
pretendían era una crítica institucional radical de su sociedad y no una
simple condena a la conducta ilegal o a los actos ilícitos de los
‘malhechores’.
Los seguidores de Adam Smith han continuado atacando cualquier concepto
de justicia social que vaya más allá de la igualdad de oportunidades
económicas y quizás de algunas medidas redistributivas ligeras basadas en
la utilidad social. Esto es parte de su inclinación individualista en
contra de ‘lo social’ y de su parcialidad filosófica contra las ideas
clásicas de la moralidad a favor del utilitarismo.
Este trabajo defiende la idea populista de justicia social contra los
influyentes ataques de Adam Smith, von Hayek, Thatcher, etc., al usar la
demolición teórica de Robinson sobre la teoría del capital y el estudio
empírico de Sen en torno a la hambruna y que confirma el trabajo de
Robinson.
Como han señalado los sociólogos, las sociedades actuales están en parte
conformadas por las instituciones. Los economistas han dicho que esto
sólo sirve para demostrar que las sociedades existentes actualmente son
irracionales. Sin embargo, el trabajo de Robinson demuestra que el
Capital sólo puede ser entendido a través de un análisis institucional.
Keynes hizo lo mismo para la teoría del dinero.
El punto de vista de este trabajo es que la teoría económica debe ser
reconstruida sociológicamente porque la teoría económica individualista y
utilitaria no puede explicar la teoría del Capital.
Cualquier estructura que pueda imaginarse estable en términos socio
económicos debe basarse en algo que vaya más allá de las preferencias
individuales como, por ejemplo, las instituciones. A partir de la
definición de ‘institución’ que hace Talcott Parsons, este libro muestra
cómo los ejemplos de los profetas y de otros pueden formularse como
ejemplos de un concepto de “justicia social”.
Según un experto del sistema bancario islámico que ha analizado una
versión de mi trabajo, no hay nada en él que contradiga el Corán.
MÉTODO
Es importante destacar que mi objetivo no es resaltar el elevado nivel de
originalidad de este trabajo sino hacer hincapié en la utilidad de los
resultados en una disciplina para solucionar las controversias en otra.
El método utilizado no es el deductivo pues no se ofrece una historia
académica de gran erudición de los conceptos relevantes ni un tratado
abstracto filosófico de principios fundamentales. Sólo se ofrecen
ejemplos históricos concretos que son analizados a partir de la
aplicación de conceptos teóricos que se definen con este propósito, como
es el caso de una institución. Al final se muestra cómo estos conceptos
esclarecen los ejemplos y reorganizan los hechos históricos en un orden
comprensible.
El libro es de gran nivel académico en el sentido de que analiza con gran
profundidad las distintas posturas existentes en torno al tema tratado y
utiliza la literatura especializada en la materia. Esto se evidencia en
las citas textuales que se hacen de autores influyentes como los
profetas, el Talmud, Cicerón, Bossuet, Adam Smith, Hume, Bentham, de
Hostos, Martí, Sully Prudhomme, Alain, Simone Weil, del Vecchio, von
Hayek, Thatcher y Anscombe.
COMPARACIÓN CON LA LITERATURA
Aunque en mi opinión los sociólogos teóricos podrían contribuir
extraordinariamente a esta discusión, ellos no escriben libros sobre
justicia social. A ellos no les gusta ningún concepto filosófico de
moralidad, incluida la justicia, y no utilizan la palabra “justicia” con
trascendencia moral. Llegan incluso a evitar su uso.
Los libros sobre justicia social o económica pertenecen a tres categorías
o clases. La primera está formada por aquellos cuyos autores son
filósofos que han caído en la tradición utilitaria angloamericana. Ellos
usan la palabra “justicia” en una forma en que no sería aceptada por los
profetas, de Hostos u otros, incluyendo a la mayor parte de los
populistas. Los economistas teóricos y sus aliados como Rawls pueden usar
la palabra ‘social’ pero no hay nada verdaderamente social en la manera
en que la utilizan. Los sociólogos le han dado a la palabra ‘social’ un
significado totalmente diferente y el criterio al que se adscribe este
libro es el sociológico.
La segunda clase está conformada por libros escritos por académicos que
aceptan la importancia del componente social en la justicia y cuyo
contenido incluye nociones populistas como la distribución justa, el
comercio en condiciones equitativas, etc. Mas, para lograr esto ellos
hacen suposiciones muy grandes pero controvertidas y no demostradas como
el igualitarismo. La primera clase, junto a la actual teoría económica
dominante, el modelo matemático y el utilitario, tiende a concordar con
von Hayek (Premio Nobel en Economía) en que la frase “justicia social” no
puede tener ningún significado. Esta clase tiende a ser ahistórica y, en
cualquier caso, es vulnerable a los argumentos polémicos presentados por
sus oponentes.
En la tercera clase se incluyen los libros de muchos economistas
empíricos sensatos pero cuando hablan sobre la justicia social no tienen
en cuenta las críticas que han hecho los individualistas económicos y
filosóficos. El contenido práctico de su concepto de justicia social está
claro. Lo que no lo está es la conexión que este tiene con cualquier
concepto filosófico sobre justicia. Este libro va a complementar los
buenos
estudios
económicos
existentes
sobre
la
dependencia,
el
subdesarrollo, el intercambio desigual y mucho más al eliminar las
objeciones resultantes de esta falta de claridad.
CURSOS SOBRE JUSTICIA SOCIAL
La idea de impartir un curso sobre justicia social se la ha ocurrido a
una gran cantidad de profesores universitarios. Sin embargo, no se cuenta
con textos rigurosos que tengan en cuenta las posiciones de los
oponentes. De hecho, muchos de los que dan los cursos no entienden la
relevancia de los resultados de la Controversia del Capital porque,
quizás, la mayoría de los documentos en los que ha sido tratado es
demasiado matemática o abstrusa.
Cuando son filósofos los que ofrecen estos cursos, éstos no logran
entender la teoría económica del Capital o cualquier teoría sociológica
seria. Rawls, por ejemplo, en vez de usar el concepto sociológico de
“institución” se permite utilizar lo que Marx llamaría seguramente
“constitution mongering” (‘furia de constituciones’). Por esta razón, el
análisis de teóricos como Rawls es completamente omitido.
La llamada ‘teoría de la selección social’ de varios economistas
matemáticos como el Premio Nobel Arrow no tiene nada de social pues es
totalmente individualista. Los economistas desprecian profundamente a la
sociología y no la pueden considerar como científica (por su parte, los
ingenieros desprecian a la economía de la misma manera). La hostilidad
entre la teología (o la ética filosófica), la economía y la sociología ha
sido un obstáculo para el desarrollo de este tema y para la impartición
exitosa de cursos al respecto.
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