En el sistema judicial español existe una ausencia de

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En el sistema judicial español existe una
ausencia de responsabilidad en el suicida por la
acción propia de su suicidio, a excepción claro está
de los daños y perjuicios que pueda causar a un
tercero por una acción u omisión en el propio acto
del intento de suicidio.
Sin embargo, desde la perspectiva de su
entorno,
sí
se
generan
una
serie
de
responsabilidades que vienen reguladas en las
diferentes normas. Así los aspectos que regulan el
suicidio desde una perspectiva legal se circunscriben
al aspecto deontológico, civil, administrativo y penal
El Código Penal aprobado por la Ley Orgánica
10/1995, de 23 de Noviembre (BOE, núm. 281, de 24
de Noviembre) establece tres artículos que regulan la
responsabilidad penal:
Artículo 142.
Homicidio imprudente
1. El que por imprudencia grave causare la muerte de
otro, será castigado, como reo de homicidio imprudente, con la
pena de prisión de uno a cuatro años.
2. Cuando el homicidio imprudente sea cometido
utilizando un vehículo a motor, un ciclomotor o un arma de
fuego, se impondrá asimismo, y respectivamente, la pena de
privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores
o la privación del derecho a la tenencia y porte de armas, de uno
a seis años.
3. Cuando el homicidio fuere cometido por imprudencia
profesional se impondrá además la pena de inhabilitación especial
para el ejercicio de la profesión, oficio o cargo por un período de
tres a seis años.
Artículo 143.
Inducción y cooperación al suicidio
1. El que induzca al suicidio de otro será castigado con la
pena de prisión de cuatro a ocho años.
2. Se impondrá la pena de prisión de dos a cinco años al
que coopere con actos necesarios al suicidio de una persona.
3. Será castigado con la pena de prisión de seis a diez años
si la cooperación llegara hasta el punto de ejecutar la muerte.
4. El que causare o cooperare activamente con actos
necesarios y directos a la muerte de otro, por la petición expresa,
seria e inequívoca de éste, en el caso de que la víctima sufriera
una enfermedad grave que conduciría necesariamente a su
muerte, o que produjera graves padecimientos permanentes y
difíciles de soportar, será castigado con la pena inferior en uno o
dos grados a las señaladas en los números 2 y 3 de este artículo.
Artículo 621.
Muerte y lesiones por imprudencia grave
1. Los que por imprudencia grave causaren alguna de las lesiones
previstas en el apartado 2 del artículo 147, serán castigados con la pena de
multa de uno a dos meses.
2. Los que por imprudencia leve causaren la muerte de otra persona,
serán castigados con la pena de multa de uno a dos meses.
3. Los que por imprudencia leve causaran lesión constitutiva de delito
serán castigados con pena de multa de 10 a 30 días.
4. Si el hecho se cometiera con vehículo a motor o ciclomotor, podrá
imponerse además la pena de privación del derecho a conducir vehículos a
motor y ciclomotores por tiempo de tres meses a un año.
5. Si el hecho se cometiera con arma podrá imponerse, además, la
privación del derecho a la tenencia y porte de armas por tiempo de tres meses
a un año.
6. Las infracciones penadas en este artículo sólo serán perseguibles
mediante denuncia de la persona agraviada o de su representante legal.
El Código Civil, en sus artículos 1101,
1902,1903 y 1904 establece:
Artículo 1101
Daños y perjuicios
Quedan sujetos a la indemnización de los daños y
perjuicios causados los que en el cumplimiento de sus
obligaciones incurrieren en dolo, negligencia o morosidad, y los
que de cualquier modo contravinieren al tenor de aquélla.
Artículo 1902.
Responsabilidad extracontractual
El que por acción u omisión causa daño a otro,
interviniendo culpa o negligencia, está obligado a reparar el daño
causado.
Artículo 1903.
Responsabilidad por actos de personas
dependientes
La obligación que impone el artículo anterior es exigible, no sólo por los actos u
omisiones propios, sino por los de aquellas personas de quienes se debe responder.
Los padres son responsables de los daños causados por los hijos que se encuentren
bajo su guarda.
Los tutores lo son de los perjuicios causados por los menores o incapacitados que
están bajo su autoridad y habitan en su compañía.
Lo son igualmente los dueños o directores de un establecimiento o empresa respecto de los
perjuicios causados por sus dependientes en el servicio de los ramos en que los tuvieran
empleados, o con ocasión de sus funciones.
El Estado es responsable en este concepto cuando obra por mediación de un agente
especial; pero no cuando el daño hubiese sido causado por el funcionario a quien propiamente
corresponda la gestión practicada, en cuyo caso será aplicable lo dispuesto en el artículo anterior.
Las personas o entidades que sean titulares de un Centro docente de enseñanza no superior
responderán por los daños y perjuicios que causen sus alumnos menores de edad durante los
períodos de tiempo en que los mismos se hallen bajo el control o vigilancia del profesorado del
Centro, desarrollando actividades escolares o extraescolares y complementarias.
La responsabilidad de que trata este artículo cesará cuando las personas en él
mencionadas prueben que emplearon toda la diligencia de un buen padre de familia para
prevenir el daño.
Artículo 1904
Repetición de la cantidad pagada
por responsabilidad de dependiente
Modificado por art. 3 de Ley 1/1991, de 7 de enero RCL\1991\38.
El que paga el daño causado por sus dependientes puede
repetir de éstos lo que hubiese satisfecho.
Cuando se trate de Centros docentes de enseñanza no
superior, sus titulares podrán exigir de los profesores las
cantidades satisfechas, si hubiesen incurrido en dolo o culpa
grave en el ejercicio de sus funciones que fuesen causa del
daño.
Ley 30/1992, de 26 de Noviembre, del Régimen Jurídico
de las Administraciones Públicas y del Procedimiento
Administrativo Común:
Artículo 139
Principios de la responsabilidad:
1. Los particulares tendrán derecho a ser indemnizados por las
Administraciones Públicas correspondientes, de toda lesión que sufran en cualquiera de
sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión sea
consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos.
2. En todo caso, el daño alegado habrá de ser efectivo, evaluable
económicamente e individualizado con relación a una persona o grupo de personas.
3. Las Administraciones Públicas indemnizarán a los particulares por la
aplicación de actos legislativos de naturaleza no expropiatoria de derechos y que éstos
no tengan el deber jurídico de soportar, cuando así se establezca en los propios actos
legislativos y en los términos que especifiquen dichos actos.
4. La responsabilidad patrimonial del Estado por el funcionamiento de la
Administración de Justicia se regirá por la Ley Orgánica del Poder Judicial (RCL 1985,
1578 y 2635).
5. El Consejo de Ministros fijará el importe de las indemnizaciones que proceda
abonar cuando el Tribunal Constitucional haya declarado, a instancia de parte
interesada, la existencia de un funcionamiento anormal en la tramitación de los recursos
de amparo o de las cuestiones de inconstitucionalidad.
El procedimiento para fijar el importe de las indemnizaciones se tramitará por el
Ministerio de Justicia, con audiencia al Consejo de Estado.
Artículo 141
Indemnización
Modificado por art. 1.37 de Ley 4/1999, de 13 de enero RCL\1999\114.
1. Sólo serán indemnizables las lesiones producidas al
particular provenientes de daños que éste no tenga el deber
jurídico de soportar de acuerdo con la Ley. No serán indemnizables
los daños que se deriven de hechos o circunstancias que no se
hubiesen podido prever o evitar según el estado de los
conocimientos de la ciencia o de la técnica existentes en el
momento de producción de aquéllos, todo ello sin perjuicio de las
prestaciones asistenciales o económicas que las leyes puedan
establecer para estos casos.
2. La indemnización se calculará con arreglo a los criterios
de valoración establecidos en la legislación de expropiación
forzosa,
legislación
fiscal
y
demás
normas
aplicables,
ponderándose, en su caso, las valoraciones predominantes en el
mercado.
3. La cuantía de la indemnización se calculará con
referencia al día en que la lesión efectivamente se produjo, sin
perjuicio de su actualización a la fecha en que se ponga fin al
procedimiento de responsabilidad con arreglo al índice de precios
al consumo, fijado por el Instituto Nacional de Estadística, y de
los intereses que procedan por demora en el pago de la
indemnización fijada, los cuales se exigirán con arreglo a lo
establecido en la Ley General Presupuestaria (RCL 1988, 1966,
2287).
4. La indemnización procedente podrá sustituirse por una
compensación en especie o ser abonada mediante pagos
periódicos, cuando resulte más adecuado para lograr la
reparación debida y convenga al interés público, siempre que
exista acuerdo con el interesado.
Ley 29/1.998, de 13 de Julio de la
Jurisdicción Contencioso Administrativa.
Artí
Artículo 2
Actos objeto de control
El orden jurisdiccional contencioso-administrativo conocerá de las cuestiones que se
susciten en relación con:
a) La protección jurisdiccional de los derechos fundamentales, los elementos
reglados y la determinación de las indemnizaciones que fueran procedentes, todo ello en
relación con los actos del Gobierno o de los Consejos de Gobierno de las Comunidades
Autónomas, cualquiera que fuese la naturaleza de dichos actos.
b) Los contratos administrativos y los actos de preparación y adjudicación de los
demás contratos sujetos a la legislación de contratación de las Administraciones públicas.
c) Los actos y disposiciones de las Corporaciones de Derecho público, adoptados
en el ejercicio de funciones públicas.
d) Los actos administrativos de control o fiscalización dictados por la
Administración concedente, respecto de los dictados por los concesionarios de los servicios
públicos que impliquen el ejercicio de potestades administrativas conferidas a los mismos,
así como los actos de los propios concesionarios cuando puedan ser recurridos
directamente ante este orden jurisdiccional de conformidad con la legislación sectorial
correspondiente.
e) La responsabilidad patrimonial de las Administraciones públicas, cualquiera
que sea la naturaleza de la actividad o el tipo de relación de que derive, no pudiendo ser
demandadas aquéllas por este motivo ante los órdenes jurisdiccionales civil o social, aun
cuando en la producción del daño concurran con particulares o cuenten con un seguro de
responsabilidad.
Responsabilidad Penal del personal
médico por suicidio de un paciente
Tipos Penales: diferencias básicas:
Dos son los tipos penales que regulan la responsabilidad
penal, la IMPRUDENCIA GRAVE Y LEVE, que viene recogido
en el art. 142 del C.P. y 621.2 del C.P., y la cooperación al
suicidio que se recoge en el art. 143 del mismo código. La
distinción básica entre la imprudencia grave y leve y la
cooperación al suicidio, como es lógico, es que el profesional en
la imprudencia grave o leve no desea el resultado derivado de
la imprudencia, mientras que en la acción u omisión
cooperadora del suicidio, lo que se busca es la muerte del
suicida.
En esta conferencia, nos vamos a centrar en la
IMPRUDENCIA GRAVE y LEVE.
Definición de imprudencia:
El legislador no define lo qué considera por
imprudencia entendiendo la doctrina que la misma
es:
<<Aquella conducta humana (acción u omisión
voluntaria no intencional o maliciosa) que, por falta
de previsión o por inobservancia de un deber de
cuidado, produce un resultado dañoso para un bien
jurídico protegido por la norma>>
Requisitos:
Por su parte la jurisprudencia constante de la Sala II del Tribunal
Supremo (STS 29 de Febrero de 1.996) establece reiteradamente los requisitos
básicos del delito de imprudencia que son:
a.- Una acción u omisión no maliciosa
b.- Una infracción del deber de cuidado en la actividad de que se trate.
c.- La creación de un riesgo previsible y evitable.
d.- La producción de un resultado dañoso, en adecuada relación de causalidad.
La impudencia exige, en consecuencia un doble elemento: el psicológico
que afecta al poder y facultad humana de previsión y se traduce en la posibilidad
de conocer y evitar el evento dañoso (LA PREVISIBILIDAD DEL EVENTO SEA
NOTORIA Y ESTÉ ACOMPAÑADA DE UNA OMISIÓN DE LAS MÁS
ELEMENTALES PRECAUCIONES), y el normativo, representado por la infracción
del deber de cuidado.
Es decir, para que exista imprudencia profesional (médica) es necesario,
pues, que el sujeto (médico, en estos casos) actúe en el desempeño de las
funciones que son propias de su especialidad o titulación y que realice su
intervención con olvido o menosprecio de las reglas técnicas o «lex artis» que
presiden el desempeño de una actividad profesional.
Infracción del Deber de Cuidado.
Es lo que se denomina la Lex Artís. El médico actúa conforme a
su Lex Artis, según la doctrina más refutada:
1.- Cuando su forma de proceder ha sido la indicada con arreglo
a los conocimientos científicos existentes.
2.- Cuando sus conocimientos y habilidades están actualizados.
3.- Cuando se han respetado los derechos del enfermo a la
información, confidencialidad y consentimiento informado.
Sentencia del Tribunal Supremo de 23 de
Mayo de 2.006
La actuación médica es un deber de actuación y no de
resultado.
La lex artis ad hoc, como criterio valorativo para calibrar
la diligencia exigible en todo acto o tratamiento médico, comporta
el cumplimiento formal y protocolar de las técnicas previstas
con arreglo a la ciencia médica adecuadas a una buena praxis.
La aplicación de tales técnicas con el cuidado y precisión
exigible de acuerdo con las circunstancias y los riesgos inherentes
a cada intervención según su naturaleza y circunstancias.
Auto de la Audiencia Provincial de
Barcelona, de 26 de Enero del 2.000:
Supuesto de hecho: Un médico psiquiatra, atiende durante varios
años y hasta días antes de su muerte por suicidio a una mujer con una
enfermedad que denomina la resolución judicial: DEPRESIÓN MAYOR
El psiquiatra entendió que no era preciso el internamiento de la
enferma, bastando con un tratamiento farmacológico pautado.
A los tres días de la visita, la enferma se suicida, y el hermano de
la fallecida alega que debía haberse prescrito el internamiento en un
centro psiquiátrico.
Por el Juzgado de Instrucción se archivo las diligencias, y por
la Audiencia Provincial se confirma esta resolución, y ello con los
siguientes argumentos:
1.- No se aprecia infracción de la norma objetiva de cuidado.
2.- Un posible error en la ponderación de riesgos, siempre
compleja en el ejercicio de la medicina, no tendría la extrema
gravedad reiteradamente exigida en la doctrina jurisprudencial para
que pueda ser incriminado a título de imprudencia, por no tratarse de
una equivocación inexcusable o de una incuria sobresaliente, siempre
sin perjuicio de las consecuencias que pudiera tener en el ámbito de
la responsabilidad civil.
Auto de la Audiencia Provincial de
Madrid, de 2 de Julio de 2.004:
Supuesto de hecho: Una paciente acude al servicio de
urgencias de psiquiatría de un Hospital con un informe psiquiátrico:
trastorno histriónico de la personalidad 301-5 ICD-9. El psiquiatra
prescribió un tratamiento tanto de fármacos, como de continuación
de revisiones y entendió que la patología no requería internamiento
dándole el alta.
Intento autolítico de la paciente mediante la ingestión de
pastillas.
La audiencia absuelve al psiquiatra por los siguientes motivos:
No desatendió a la paciente.
No omitió ni quebranto en el tratamiento la Lex Artis,
atendiendo a las normas generalizadas en este tipo de tratamientos.
Existe ya un cuerpo de doctrina jurisprudencial extenso y
pormenorizado respecto a la llamada imprudencia médica -como
ha puesto de relieve las SS. TS 2ª 5 julio 1989 (RJ 1989\6091), 8
junio 1994 (RJ 1994\9347), 29 febrero 1996 (RJ 1996\1339) y 3
octubre 1997 (RJ 1997\7169 )-. En este sentido, hay que recordar
lo siguiente:
1.-Que, por regla general, el error en el diagnóstico no
es tipificable como infracción penal, salvo que por su entidad y
dimensiones constituya una equivocación inexcusable.
2.-Queda también fuera del ámbito penal por la misma
razón, la falta de pericia salvo cuando ésta sea de naturaleza
extraordinaria o excepcional.
3.-Que la determinación de la responsabilidad médica ha
de hacerse en contemplación de las situaciones concretas y
específicas sometidas al enjuiciamiento penal huyendo de todo
tipo de generalizaciones.
Riesgo previsible y evitable.
Efectivamente para que exista responsabilidad es
necesario que el riesgo sea previsible, desde el punto de vista
del conocimiento y la técnica al momento del suceso, y que
además, sea evitable.
Veamos un ejemplo:
Sentencia de la Audiencia Provincial de
Madrid de 12 de Mayo del 2.006:
Supuesto de Hecho: El paciente acude a Urgencias con
sus antecedentes psiquiátricos, refiriendo que estaba atravesando
una grave crisis de angustia. El propio paciente rechaza el ingreso
hospitalario y se acuerda, de conformidad con el paciente, el
acompañamiento familiar y la consulta preferente para el día
siguiente con el psiquiatra de la zona, aparte de la prescripción de
unos medicamentos.
La Audiencia desestima el Recurso de Apelación por los
siguientes motivos:
La previsibilidad del resultado era inexistente en la médico.
El deber de cuidado y de vigilancia correspondía a los familiares.
No se puede ligar en términos de imputación objetiva, el hecho de
no ingresar al paciente en un centro hospitalario.
La Ley 3/2005, de 8 de Julio de Información Sanitaria y
Autonomía del paciente de Extremadura impone unos requisitos y
obligaciones al médico a los efectos de suministrar información al
paciente, así como al paciente de recibirlas, pudiéndose derivar
de su omisión o error responsabilidades para los profesionales.
El derecho/deber de información en
el ámbito de la Salud.
DERECHO A LA INFORMACIÓN ASISTENCIAL, y en consecuencia
LOS PACIENTES de la CCAA de Extremadura tienen derecho,
CON MOTIVO DE CUALQUIER ACTUACIÓN EN EL ÁMBITO DE SU
SALUD, a recibir toda la información disponible sobre la misma
Casos excepcionales en los que, por razones objetivas, el
conocimiento de su situación por parte de una persona pueda
perjudicar de manera grave a su salud
Urgencia Vital.
Ausencia de personas vinculadas al paciente por razones
familiares o de hecho, el médico podrá adoptar las decisiones
más adecuadas y proporcionadas, dejando constancia razonada
en la historia clínica.
Definición de Consentimiento
informado
Según el Legislador Extremeño en su artículo 23 se entiende por
consentimiento informado la conformidad expresa del paciente,
manifestada de forma voluntaria y libre, previa obtención de la
información adecuada con tiempo suficiente, para la realización
de cualquier actuación relativa a su salud.
Conformidad expresa del paciente
Verbal, que es la regla general.
Escrita:
Intervención quirúrgica,
Procedimientos diagnósticos y terapéuticos invasores
En general, procedimientos que impliquen riesgos o
inconvenientes de notoria y previsible repercusión negativa
sobre la salud del paciente.
El facultativo deberá ponderar en cada caso que cuanto más
dudoso sea el resultado de una intervención, más necesario
resulta el previo consentimiento por escrito del paciente.
Forma de dar la información.
La información se facilitará normalmente de forma verbal,
a excepción de los casos previstos en el art. 24.1 para la
presentación del consentimiento por escrito, en que será por
escrito.
Renuncia a la Información y negativa a
recibir un procedimiento sanitario.
1.- El paciente puede renunciar a la información, con limitaciones.
Interés de la salud del propio paciente, de terceros, de la
colectividad
Exigencias terapéuticas del caso.
Por escrito, y que conste en la historia clínica.
Obligatorio, en todo caso, el consentimiento previo para la
intervención.
2.- El paciente se puede negar a recibir un procedimiento sanitario.
Se debe informar acerca de alternativas existentes, y ofertarlas si
están disponibles, documentándolo en la historia clínica.
De no existir procedimientos alternativos disponibles o rechazarse,
se propondrá el alta voluntaria.
Si no la firmase, la Dirección del Centro, a propuesta del médico
responsable, podrá ordenar el alta forzosa del paciente.
Otorgamiento del Consentimiento
por representación.
1.- Cuando el paciente no sea capaz de tomar decisiones, a criterio del
médico responsable de la asistencia, o su estado físico o psíquico no le
permita hacerse cargo de su situación. ¿Quién presta el consentimiento?
El representante legal.
Si el paciente carece de representante legal, el consentimiento
lo prestaran las personas vinculadas a él por razones familiares o de
hecho, salvo que hubiere designado previamente a una persona.
2.- Incapacitado legalmente.
El representante legal.
3.- Paciente menor de edad que no sea capaz intelectualmente ni
emocionalmente de comprender el alcance de la intervención.
El representante legal del menor, después de escuchar la
opinión del paciente si tiene más de 12 años cumplidos.
4.- El internamiento no voluntario por razón de trastorno psíquico- salvo
razones de urgencia- requiere autorización judicial.
Internamiento no voluntario por
razón de trastorno psíquico.
El art. 763
procedimiento. Y así:
de
la
Ley
de
Enjuiciamiento
Civil
regula
este
1.- La norma general es la autorización previa es la autorización judicial.
2.- No será necesaria la autorización judicial previa, por razones de
urgencia hicieren necesaria la inmediata adopción de la medida.
2.1.- El responsable del centro en que se hubiere producido el
internamiento deberá dar cuenta al tribunal lo antes posible, y en todo caso,
dentro del plazo de 24 horas.
2.2.- El Juzgado será el tribunal del lugar donde radique el centro.
3.- El Juzgado antes de conceder la autorización o de ratificar el
internamiento deberá:
Oír al paciente, al Ministerio fiscal y a cualquier persona que estime
conveniente, o le sea solicitada por el afectado de la medida.
Deberá examinar por sí mismo al paciente.
Oír el dictamen de un facultativo designado por el Juzgado.
4.- Obligación de los facultativos que atiendan a la persona internada de
informar periódicamente, cada 6 meses mínimo.
Responsabilidad civil derivada del
suicidio.
A.- Este es el aspecto que más resoluciones
condenatorias produce nuestra jurisprudencia, y ello es lógico
por cuanto que los requisitos exigidos son menos exigentes. La
responsabilidad civil derivada de responsabilidad médica en el
ámbito de los Servicios Públicos se regula como se ha dicho por
el art. 139 y siguientes de la Ley de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas, y no por el Código Civil.
Ello entraña unas claras ventajas para los profesionales:
La responsabilidad patrimonial corresponderá siempre a
la Administración, y NUNCA al profesional que trabaje para la
misma, sin perjuicio de la responsabilidad administrativa.
El procedimiento Judicial a seguir es el contenciosoadministrativo y no el Civil.
Los requisitos según la jurisprudencia
son los siguientes:
a.- Efectiva realidad del daño o perjuicio, evaluable
económicamente e individualizado en relación a una persona o
grupo de personas.
b.- Que el daño o lesión patrimonial producido al
reclamante sea consecuencia del funcionamiento normal o
anormal de los servicios públicos en relación directa, inmediata y
exclusiva de causa a efecto, sin intervención de elementos
extraños que pudieran influir alterando el nexo causal
c)
Ausencia
de
fuerza
mayor,
única
hipótesis
excepcionante de la responsabilidad de la Administración y que
viene siendo definida como «aquellos hechos que, aun siendo
previsibles, sean sin embargo inevitables, insuperables e
irresistibles, siempre que la causa que los motiva sea
independiente y extraña a la voluntad del sujeto obligado.
B.- La distinción entre la culpa penal y la civil proviene
directamente de la infracción del deber de cuidado, es decir,
de lo establecido por la Lex Artis Ad Hoc, de tal forma y
manera que una infracción grave o leve generara
responsabilidad penal, mientras que si es levísima será civil,
debiendo en cada caso, ser determinada por la Justicia.
Y así, como ejemplos de
responsabilidad patrimonial de la
Administración podemos citar:
1.- La condena que efectúo el Tribunal Supremo al
Ayuntamiento de Barcelona por el suicidio de un paciente
fugado del instituto Municipal Psiquiátrico, y ello por la falta
de medida de seguridad.
2.- La Condena que se efectúo por el Tribunal
Superior de Justicia de Andalucía al servicio Andaluz de
Salud por no impedir el suicidio de un esquizofrénico que
se tiro por una ventana que no tenía rejas ni vigilancia.
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