Breve análisis sobre Las meninas

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Breve análisis sobre Las meninas
Velázquez era un genio de la pintura, no solo del siglo XVII, sino de todos los tiempos. Entró al servicio del
rey, como ujier de cámara en 1627 y luego pasó a ser una de las personas de confianza, ascendiendo y
teniendo diferentes cargos.
Uno de sus más famosos cuadros es el de Las meninas, que desde que fuera terminado en 1656, hasta nuestros
tiempos, ha sido uno de los cuadros más polémicos de la historia de la pintura; En él podemos encontrar un
gran número de enigmas sin resolver, todos ellos planteados por diversos autores que han intentado darle al
cuadro una solución.
El título del cuadro, tal y como hoy lo conocemos, no fue dado hasta 1843 y el responsable fue Pedro de
Madrazo, cuando se realizó el catálogo del museo del Prado. En 1666 se hacía referencia a esta obra como La
señora Emperatriz con sus damas y una enana. Veinte años después se encuentra otro título, Retratada la
Señora Emperatriz, Infanta de España, con sus Damas y Criados, y una Enana, añadiéndose: original de
Diego Velázquez pintor de cámara y aposentador del palacio donde se retrató a sí mismo pintando. Y en 1734
se le menciona como La familia del rey Felipe IV.
Sus dimensiones abarcan 3.18 x 2.76 metros, y sus materiales son óleo sobre lienzo.
Teóricamente es una escena palaciega, en la que aparecen retratados un grupo de personajes. De izquierda a
derecha se observa: un gran lienzo, un pintor vestido como cortesano con una paleta y unos largos pinceles,
una dama que le ofrece a la infanta un búcaro sobre un plato de oro, la infanta, una dama con actitud
respetuosa, una bufona y un enano que da una patada a un perro adormilado. Un poco más atrás se ve una
mujer con hábito de monja hablándole a otra mujer. En el fondo del lienzo se ven a un hombre entre una
puerta y un espejo con dos figuras. Todo el lienzo está envuelto por paredes con cuadros colgados.
Este cuadro le podemos dividir en tres planos:
• En un primer plano encontramos a la infanta Margarita con su séquito, la cuál, es el eje fundamental
de la composición uniendo la parte derecha del cuadro con la izquierda.
• En un segundo plano, se encontraría Don Diego Velázquez pintando y las dos mujeres que conversan
entre si, una de ellas se llama Doña Marcela de Ulloa (gobernanta de las damas de la reina) y de la
otra se desconoce el nombre.
• Como último plano se observa una puerta abierta en cuyo umbral se encuentra Don José Nieto
Velázquez, (supuesto pariente del pintor y funcionario palatino);También se observa junto a la esta un
espejo con el reflejo de los reyes Felipe IV y su esposa.
Respecto a la composición, tiene forma de triángulo irregular cuyo vértice es la menina Isabel de Velasco, (a
la derecha de la infanta desde nuestro punto de vista), aunque los reyes y Velázquez se salen de este.
Lo que principalmente destaca en el cuadro es la perspectiva. Esta es aérea y está conseguida principalmente
por la luz y el color, consiguiendo una gran definición de los elementos en el espacio. Fundamentalmente el
punto focal lo constituye la cabeza de la infanta, ya que sus cabellos desprenden luz, a pesar de que ésta
provenga del lado derecho inferior del cuadro y tuviese que iluminar con más fuerza al enano y a la bufona
situados más cerca de la ventana.
También es observable otros dos puntos de luz que provienen del fondo de la habitación:
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• La que sale de la puerta, que es la más intensa y la que da mayor profundidad al cuadro. En ella,
aparece un hombre que cumple la misión de atenuar la luz que, sin su presencia, seria demasiado
intensa.
• La que entra por la última ventana e ilumina a las lámparas colgadas en el techo.
Esta intensidad lumínica se va difuminando o perdiendo según se acerca al fondo de la sala, llegando a la
mayor oscuridad en el extremo superior de la derecha, aunque realmente lo que existe es penumbra.
La perspectiva aérea consiste en que los colores pierden intensidad con la distancia, dando sensación de que
hay aire por la sala. Existe una gran armonía cromática, ya que Velázquez utiliza diferentes tonalidades: la
gama fría y la cálida:
• La primera es empleada para el fondo y el segundo plano, ya que emplea negros y blancos grisáceos,
visible en los ropajes de los personajes, como la oscuridad que contiene la habitación.
• La segunda, por el contrario, ha sido empleada en un primer plano, acercando de esta manera hacia el
espectador los objetos y las personas, dando sensación de proximidad. Aunque también es verdad que
en los vestidos (menos el de la infanta y el enano), ha introducido junto al blanco, colores fríos.
Para reforzar la perspectiva aérea, Velázquez ha utilizado también la lineal: las líneas de fuga que se presentan
en los cuadros colgados en los pilares que hay entre las ventanas de la pared derecha y los propios vanos van
disminuyendo de tamaño hacia el fondo, al igual que los colgadores del techo en los cuales el último guía la
mirada hacia el espejo con la imagen de los reyes.
Las líneas de la pared del fondo mantienen su posición pero las laterales están oblicuas y dirigidas hacia la
puerta.
Respecto al tamaño de las figuras, aunque los personajes están muy próximos entre sí, es posible observar la
reducción del tamaño en los guardadamas y en José Nieto, así como la imagen de los reyes en el espejo,
respecto a las figuras del primer plano.
Las líneas horizontales y verticales de estos, contrastan con las curvas de los personajes de primer plano, que
dan flexibilidad a la obra. Una curva desciende desde la cabeza del pintor hacia la infanta, asciende hacia la
dama de la izquierda y desciende de nuevo para alcanzar el borde del lienzo.
Respecto a la división interna del cuadro se observa que la línea de horizonte (por la que pasa el "punto de
vista") está por debajo del centro y pasa tanto por la imagen de los Reyes en el espejo como por el pecho del
pintor donde, posteriormente, se pintó la cruz de la Orden de Santiago.
Si se divide el cuadro por la mitad horizontalmente todas las personas representadas quedan situadas en
la mitad inferior mientras que la superior, el techo / cielo, sólo tiene los cuadros con los temas mitológicos.
Esta sensación aumenta al añadir, a la división horizontal otra vertical, lo que nos permite ver que la Infanta
está en el centro de la composición y que las figuras principales del cuadro, como son los Reyes, la misma
Infanta y el pintor, están en el mismo cuadrante indicando la proximidad y familiaridad que debía tener
Velázquez con la familia real.
Casi todos los personajes tienen los ojos vueltos hacia los soberanos, que se suponen que están fuera del
cuadro, menos las dos Meninas que miran a Margarita, lógicamente en atención a su cargo. Según demuestran
los detalles de dichas miradas, la pintura de Velázquez es tanto más ágil y sensible cuanto más tiende a captar
la poesía de un momento fugaz e irrepetible. Por lo tanto, su técnica es rápida con pincelada suelta (a veces
verdaderas manchas de color−vestidos−) pero precisa como es visible en los rostros, sobre todo en el de la
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infanta y la enana, pudiendo ser debido a la pasión que Velázquez muestra por los niños, enanos y bufones de
palacio, (retratados en diferentes ocasiones en varios cuadros). Aunque aquí muestra que pinta con la misma
dignidad tanto a la infanta Margarita como a la bufona Maribárbola.
Como hemos comentado en el párrafo anterior, estas miradas fuera del cuadro han hecho que se formulen
varias teorías y opiniones sobre el tema principal de la obra. Muchos tienden a ver en las Meninas, la llegada
por sorpresa de la infanta Margarita seguida por su séquito al estudio de Velázquez, donde posa el rey y la
reina, introduciendo al espectador en el cuadro, dejando tras la espalda a estos, que indirectamente quedan en
la indiferencia al ser tan solo retratados en el espejo del fondo, donde se ven reflejados sus rostros; tal vez esta
interpretación sea la acertada. Para otros el tema de la pintura es todo lo contrario: el rey y la reina están
mirando a la pequeña, que debe ser colocada en pose para que el pintor la retrate. Margarita lleva el mismo
vestido que en el retrato de Viena, que es de 1656 ó 1657, es decir, de igual época que las Meninas, por lo
cuál el retrato bien podría equivaler a un estudio para la gran composición.
También hay otra opinión bastante extendida en la que se dice: pinta lo que esta reflejando en un gran espejo
delante de él, pero esta opinión se puede eliminar, puesto que el artista sujeta el pincel con la mano derecha y
no hay elementos invertidos.
Valoración
Velázquez logra en este cuadro captar el espacio a la vez que transmite silencio y tranquilidad ,solo rotos por
Marcela de Ulloa. En este cuadro utiliza pinceladas largas, que hace que la imagen solo se forme en la retina a
una cierta distancia, para ello utiliza largos pinceles. Uno de los pocos elementos barrocos que posee el lienzo
es la gran porción de techo y la amplitud de la sala, la cuál se piensa que era el estudio del pintor en la corte.
También se aprecia la delicadeza de los retratos, tema por el que siempre se había interesado Velázquez. El
uso de color acusa una notable influencia de Ticiano, cuyo cuadro Palas y Aracne puede verse copiado en el
fondo de la sala. Salvando las distancias se relaciona con el Matrimonio Arnolfini, en el que Van Eyck (siglo
XV) hace una doble perspectiva con respecto al espejo del fondo de la pared.
El cuadro fue pintado en 1656. Este es uno de los últimos lienzos que pinta Velázquez por lo que su técnica de
luz y perspectiva esta ya perfeccionada .En esta época Velázquez llevaba mucho tiempo al servicio de la
corte. La orden de Santiago, que le fue concedida dos años después de pintar el cuadro, y con ello vio
cumplida su máxima aspiración como cortesano. La cruz se le añadió a la composición en 1659. Poco tiempo
después de pintar Las meninas Velázquez inicia otra gran lienzo de Las hilanderas, que junto con Las
meninas forman sus dos grandes composiciones.
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