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Pagar o cobrar
Los “ex”:
hablando en plata
Durante las etapas iniciales de un divorcio o una separación,
las personas, en general, están poco proclives a la reflexión,
predominan la angustia y/o el resentimiento. En esa instancia de
disputa, nos guste o no, se resuelve en buena medida cómo será
nuestra vida después. Hay que saberlo.
L
os derechos y deberes que
existen luego de disuelto el
vínculo matrimonial o concubinario son menos previsibles de lo que suele asumirse.
Si se trata de pensión alimenticia y
no de reparto de bienes, las mujeres resultan mayoritariamente más
beneficiadas que los hombres, y los
concubinos tienen casi los mismos
derechos que los cónyuges, pero no
los mismos. Cuando se fija una pensión alimenticia, que no necesariamente refiere a comida, la Ley y los
tribunales marcan límites y posibilidades que condicionan fuertemente
el futuro de quienes fueron pareja y
ya no lo son.
Los alimentos entre
ex cónyuges
El paisaje de las leyes es el mismo,
pero la visión es otra. En caso de divorcio las mujeres seguimos teniendo
derechos que los hombres no tienen,
aunque la Justicia se empapa de la
cultura de cada época y hoy es más
igualitaria. El ex marido no se encuentra en la misma situación que la
mujer una vez disuelto el matrimonio.
Al ex, sin importar si fue declarado
culpable o no de la separación, solamente le corresponde recibir pensión
de su ex mujer en caso de encontrarse en una situación de “indigencia”,
lo que equivale a la extrema pobreza.
En este caso, su ex esposa puede llegar a contribuir con lo necesario para
que pueda meramente subsistir. Esta
pensión “necesaria”, también será la
que reciba la mujer considerada culpable de la separación (son causas de
culpabilidad, por ejemplo, el abandono del hogar, adulterio, injurias graves). En cambio, la mujer proclamada
no culpable de la separación, resulta
altamente beneficiada por la ley y
puede reclamar lo que se denominan
alimentos “congruos”. Para este caso,
la ley considera las necesidades de
la mujer y las facultades económicas
del ex marido, pero con la finalidad
de permitirle a ella conservar la posición económica que gozaba durante el matrimonio. Por lo tanto, esta
pensión no es una pensión mínima o
necesaria, como establece por ejemplo el Código de la Niñez y de la Adolescencia para los menores de edad,
ni tampoco, mucho menos, una pensión necesaria para subsistir. Se contempla más o mucho más que eso.
Si bien esta es la regla vigente, como
el papel de la mujer en la sociedad
cambió, sobre todo en el mercado
laboral, la Justicia no ha sido indiferente y acompañó estos cambios,
valorando cuál es la situación de la
mujer cuando demanda alimentos,
pero sin apartarse de la ley. Así, los
fallos remarcan la importancia de
evaluar “las circunstancias personales y económicas concretas de uno y
otro”, debiendo analizar respecto de
la mujer “su educación, habilidades
y ocupaciones propias, es decir, cuáles
son las posibilidades para el desempeño en actividades lucrativas. Y si el
matrimonio, por otra parte, le supuso
el menoscabo de tales posibilidades”.
Asimismo, otros elementos que se
consideran son la duración que tuvo
el matrimonio, la edad de la mujer,
los ingresos del ex marido y cuál era
el estándar de vida de la mujer durante el matrimonio. La obligación
de prestar la pensión congrua, esa
que contempla más que lo necesario,
cesa si la mujer contrae nuevo matrimonio o si vive en concubinato declarado judicialmente. En este caso,
el ex marido deberá acreditar en jui-
Laura Araújo
[email protected]
cio la existencia del concubinato con
los requisitos que exige la ley, como
fundamento para pedir el cese de la
pensión. Para reclamar la pensión alimenticia no es necesario esperar a la
terminación del juicio de divorcio, en
los hechos se fija una pensión provisoria, la que podrá ser modificada al
final del proceso de divorcio.
Concubinos y cónyuges:
similitudes y diferencias
La existencia de una relación concubinaria (definida como la convivencia sin interrupciones durante al
menos cinco años en forma exclusiva, singular, estable, y permanente)
genera también derecho a recibir
pensión alimenticia una vez terminada la relación. Para reclamar este
beneficio el concubino deberá previamente -en caso de no existir- tramitar la declaración judicial de la
unión concubinaria. En este caso, la
obligación alimentaria es distinta a la
de ex cónyuges. Aquí, no se trata en
forma diferente al hombre de la mujer, no hay un privilegio en favor de la
concubina. Tampoco importa porqué
se termina la relación, no es relevante
la culpa de alguno o de ambos, aunque sí puede ser un factor considerado por el juez al fijar la cuantía de la
pensión. La concubina no puede reclamar una pensión “congrua” como
la ex cónyuge no culpable: los concubinos, ambos, solamente tienen
derecho a los alimentos “necesarios
para su subsistencia”. Otra diferencia
de importancia, es que la ley de unión
concubinaria fija un límite temporal
a la obligación, la pensión no puede
servirse por un tiempo superior al
que duró la relación concubinaria. Y
no importa si persiste el estado de necesidad del concubino.
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