VOTO PARTICULAR QUE FORMULA EL SECRETARIO DE GOBIERNO DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE CATALUÑA, en relación al Acuerdo del Pleno de la Sala de Gobierno de este Tribunal Superior de Justicia, celebrado el 28 de Junio de 2016. El Pleno de la Sala de Gobierno de este Tribunal Superior dispuso lo siguiente: “ACUERDO, por un lado, poner de relieve las graves consecuencias que en términos de pérdida de funcionalidad y de menoscabo de garantías procesales pueden derivarse de la generalización, como único formato de documentación, de la grabación en audio de las informaciones testificales o periciales que se produzcan en fase instructora y, en su evitación, solicitar del Consejo General del Poder Judicial que, en el ejercicio de la potestad reglamentaria que le atribuye el artículo 230 LOPJ, establezca directrices de actuación que permitan hacer compatible el uso de las nuevas tecnologías con las exigencias de funcionalidad y de protección de derechos fundamentales propias del sistema de justicia penal. Dese traslado de este acuerdo también al Ilmo. Sr. Secretario de la Sala de Gobierno para que valore en el ámbito de sus competencias en qué medida caben soluciones que den respuestas a las preocupaciones aquí expresadas”. A la vista del acuerdo, este Secretario de Gobierno, al amparo de lo dispuesto en el artículo 152.12 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, formula su voto particular de oposición al contenido del mismo, en base a lo que se dirá. 1 Para seguir una ordenada sistemática se divide el texto en seis puntos: 1. La función de documentación y la fe pública judiial 2. Grabación de las actuaciones judiciales. Obligatoriedad legal. 3. Acuerdo Secretario de Gobierno, 18-Abril-2016. 4. Pronunciamientos de otras Salas de Gobierno de los TSJ de España. 5. Otras leyes relacionadas. 6. Conclusión. Como preámbulo debe ponerse de manifiesto que la función de documentación y la fe publica judicial, es exclusiva y excluyente del Letrado de la Administración de Justicia de los Juzgados y Tribunales, al amparo de lo preceptuado en la Ley Orgánica 6/185, de 1 de julio, del Poder Judicial [453, 454], y normativa concordante, legal y reglamentaria. Así podemos traer a colación lo siguiente: 1.- Función de documentación y la fe pública judicial.- La función de documentación de las actuaciones judiciales es aquella actividad por la que se deja constancia, en un documento, cualquiera que sea su soporte, de todos todos los actos con trascedencia procesal, con el fin de dotar de legalidad formal, certeza y seguirdad jurídica a dichos actos. Cuando se produce la grabación de la imagen y del sonido en sistemas audiovisuales, el documento electrónico así generado constituye acta a todos los efectos legales, sin necesidad de transcripción alguna, o nueva documentación escrita. (Vid. art. 230 Ley Orgánica del Poder Judicial, en adelante LOPJ). 2 La función de documentación, como se ha dicho, corresponde al Letrado de la Administración de Justicia, como titular exclusivo de la fe pública judicial, con el carácter de autoridad y bajo su responsabilidad. Así resulta de lo dispuesto en el art. 453.1 LOPJ: “Corresponde a los Secretarios Judiciales, con exclusividad y plenitud, el ejercicio de la fe pública judicial. En el ejercicio de esta función, dejarán constancia fehaciente de la realización de actos procesales en el Tribunal o ante éste y de la producción de hechos con trascendencia procesal mediante las oportunas actas y diligencias”. El artículo 454.1 del propio texto legal dice, “Los secretarios judiciales son responsables de la función de documentación que les es propia, así como de la formación de los autos y expedientes, dejando constancia de las resoluciones que dicten los jueces y magistrados, o ellos mismos cuando así lo autorice la ley”. Una cuestión que debemos tener muy presente, en el momento actual, es el concepto de documento, que ha cambiado notablemente en los últimos tiempos, merced al impulso imparable de las nuevas tecnologías. Tanto es así, que incluso el legislador (artículo 26 del Código Penal) se ha visto obligado a ofrecer una definición del significado actual del concepto, muy alejado de los estrechos cauces históricos que lo hacían equivalente al contenido de un soporte papel. Por el contrario, el legislador nos indica que "A los efectos de este Código se considera documento todo soporte material que exprese o incorpore datos, hechos o narraciones con eficacia probatoria o cualquier otro tipo de relevancia jurídica." Tan documento es, hoy en día, el tradicional documento en papel como cualquier fichero informático. Y, si ello es así, es evidente que tanto se documenta incorporando datos, hechos o narraciones en un soporte papel, como en cualquier otro tipo de soporte material que los admita. 3 Corolario de todo ello es que, los Letrados de la Administración de Justicia, al disponer de los medios técnicos e informáticos puestos a su alcance, tienen hoy día la obligación legal, además de la capacidad y posibilidades documentadoras mucho mayores que en cualquier otro período anterior. Y el Letrado de la Administración de Justicia no es solo que deba utilizar dichos medios (más adelante se examina el alcance del artículo 230 LOPJ), sino que se le exige un papel activo en la promoción del uso de los mismos. Así lo expresa, con claridad y rotundidad, el apartado 5º del artículo 454 LOPJ, "5. Promoverán el empleo de los medios técnicos, audiovisuales e informáticos de documentación con que cuente la unidad donde prestan sus servicios." La dación de fe es una actuación jurídica, mediante la cual se advera el contenido de un documento para dejar constancia de su veracidad y asegurar la realidad de lo acaecido o acordado. Es una actuación posterior a la documentación, ya que se da fe de algo ya documentado, aunque sea prácticamente inmediata en el tiempo, y es un plus, que no se da, por ejemplo, en los procedimientos administrativos, en los que se documenta, pero no se da fe. En todo caso es una exigencia en el proceso que se constituye en garantía de los derechos ventilados en él. Enlazado con lo anterior nuestro Tribunal Supremo se ha pronunciado en una sentencia de su Sala 2ª, de 1 de Octubre de 2009, reiterando lo siguiente: “dificilmente es hoy sostenible, con el contenido de la Ley Orgánica del Poder Judicial, que el Tribunal pueda inmiscuirse en la fe pública, cuyo ejercicio se atribuye al Secretario Judicial con exclusividad, plenitud, autonomía e independencia conforme a lo dispuesto ene los artículos 452.1 y 453.1 LOPJ”. Conforme a los artículos 9.1 de la Constitución Española, el artículo 452 LOPJ y los artículos 1 y 3 del Reglamento Orgánico del Cuerpo de Secretarios Judiciales (en adelante ROCSJ), en el ejercicio de la fe publica y documentación, los Letrados de la Administración de Justicia, bajo su exclusiva responsabilidad 4 están sujetos también a las normas establecidas por el ordenamiento jurídico, debiendo llevar a cabo la documentación de las actuaciones en la forma establecida por la Ley. Al hilo de todo ello, las Secciones penales de la Audiencia Provincial de Madrid adoptaron, el 13 de octubre de 2014 el siguiente acuerdo: “Se acuerda que la Ley Orgánica del Poder Judicial y demás normas de aplicación permiten la grabación de toda actuacion procesal o vistas y atribuye a los Secretarios Judiciales la función exclusiva de documentación y fé pública judicial de dichos actos, careciendo los jueces y tribunales competencia alguna en tales funciones. Así pues no es exigible la transcripción de las grabaciones, sin perjuicio de la adopción de medidas organizativas internas para llevar a cabo la transcripción por la parte a quien pudiere interesar”. 2.- Grabación de las actuaciones y su obligatoriedad legal.- La grabación de las actuaciones judiciales, en los procesos penales, debe considerarse no sólo una manifestación de la incorporación de las nuevas tecnologías a la Administración de Justicia, sino un reforzamiento de las garantías del justiciable, de la seguridad jurídica y del derecho constitucional a la tutela judicical efectiva del artículo 24 de la Constitución Española. El uso de las nuevas tecnologías está expresamente previsto en la legislación orgánica y los documentos electrónicos generados con la grabación del sonido y de la imagen tienen reconocida plena validez y eficacia, sin necesidad de transcripción alguna. 5 El artículo 230 LOPJ, dice: “1. Los Juzgados y Tribunales y las Fiscalías están obligados a utilizar cualesquiera medios técnicos, electrónicos, informáticos y telemáticos, puestos a su disposición para el desarrollo de su actividad y ejercicio de sus funciones, con las limitaciones que a la utilización de tales medios establecen el Capítulo I bis de este Título, la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal y las demás leyes que resulten de aplicación. Las instrucciones generales o singulares de uso de las nuevas tecnologías que el Consejo General del Poder Judicial o la Fiscalía General del Estado dirijan a los Jueces y Magistrados o a los Fiscales, respectivamente, determinando su utilización, serán de obligado cumplimiento. 2. Los documentos emitidos por los medios anteriores, cualquiera que sea su soporte, gozarán de la validez y eficacia de un documento original siempre que quede garantizada su autenticidad, integridad y el cumplimiento de los requisitos exigidos por las leyes procesales. 3. Las actuaciones orales y vistas grabadas y documentadas en soporte digital no podrán transcribirse” De igual forma, la Ley 18/2011, de 5 de julio, reguladora del uso de las tecnologías de la información y la comunicaciópn en la Administración de Justicia, en su artículo 1.2, dispone: “En la Administración de Justicia se utilizarán las tecnologías de la información de acuerdo con lo dispuesto en la presente Ley, asegurando el acceso, la autenticidad, confidencialidad, integridad, disponibilidad, trazabilidad, conservación e interoperabilidad de los datos, informaciones y servicios que gestiones en el ejercicio de sus funciones”. 6 Así pues, el uso de los medios informáticos no es potestativo o discrecional para todos los integrantes de las oficinas judiciales, sino que es obligatorio, en los términos que establezcan las respectivas leyes procesales según los casos. Ello resulta de lo establecido en el artículo 8 de la anterior Ley, que dice, “los sistemas informáticos puestos al servicio de la Administración de Justicia serán de uso obligatorio en el desarrollo de la actividad de los órganos y oficinas judiciales y de las fiscalías por parte de todos los integrantes de las mismas, conforme a los criterios e instrucciones e uso que dicten, en el ámbito de sus competencias, el Consejo General del Poder Judicial, la Fiscalía General del Estado y las Administraciones competentes, así como los protocolos de actuación aprobados por los Secretarios de Gobierno”. Por tanto, esta Ley resulta de aplicación directa a los textos rituarios, entre los que, lógicamente, se incluye la Ley de Enjuiciamiento Criminal. De ello se concluye, pues, que no sólo es que exista una posibilidad de utilización de medios electrónicos para documentar las actuaciones, sino que existe una auténtica obligación de usarlos, y un deber profesional del Letrado de la Administración de Justicia de actuar como promotor de su utilización, incumpliendo, pues, las mismas, si, pese a la disponibilidad de tales medios, opta por no utilizarlos. A ello no puede ser óbice la normativa contenida en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, pues, por un lado, la LOPJ también resulta, como es lógico, de aplicación a la jurisdicción penal, y la Ley 18/2011 viene a corroborarlo imponiendo como obligatorios tales medios. Frente a dicha normativa ninguna fundamentación puede hallarse en la Ley de Enjuiciamiento Criminal que lo impida, en los artículos que hacen referencia, a la redacción escrita de las declaraciones de testigos e investigados, pues, además de ser lógica dicha forma de documentación, atendida la fecha de redacción de tales preceptos, la misma Ley de Enjuiciamiento Criminal ha empezado a recoger, como se ha 7 puesto de manifiesto en el articulado de la misma, la grabación de determinadas actuaciones por medios audiovisuales, y, en definitiva, la obligación que impone, tanto la LOPJ, como la Ley 18/11, del uso de los medios electrónicos procedimiento de documentación, penal, por derivar resultan de ley directamente superior y aplicables ley al posterior, respectivamente. Así pues, podemos dejar sentado que en el procedimiento penal es perfectamente admisible y legal la documentación única de las actuaciones por medios videográficos que recojan la imagen y el sonido de un determinado acto procesal. Y dicha fórmula de documentación de las actuaciones debe impulsarla, de manera decidida, el Letrado de la Administración de Justicia, que se halla obligado al uso de todos los medios puestos a su alcance por las nuevas tecnologías. Pero no es ya tan sólo el hecho de que, legalmente, sea admisible. Es que ningún planteamiento serio defendería una superior calidad de las declaraciones transcritas por escrito, en la forma tradicional, sobre esas mismas declaraciones recogidas en soporte apto para la grabación de imagen y sonido. Veamos brevemente las ventajas que supone la grabación frente a la forma escrita tradicional. En primer lugar, la grabación recoge de manera absolutamente fidedigna, íntegra y completa la declaración. Eso no ocurre con la declaración escrita. La ley prevé que el investigado pueda dictar por sí mismo la declaración (lo que ya le privaría de la espontaneidad necesaria), pero eso no ocurre nunca. La ley sigue diciendo que, en defecto de lo anterior, sea el Letrado de la Administración de Justicia quién dicte el acta de declaración escrita. Con lo cual, aún contando con la mejor de las voluntades, lo que recogerá dicha acta es la interpretación que hace un tercero de lo manifestado por el declarante, y, además, de una forma abreviada. En segundo lugar, la grabación no sólo recoge íntegramente las palabras emitidas, sino algo igual de importante: los 8 gestos, la entonación, las expresiones, el tono de voz. Algo que, indudablemente, no puede recoger ninguna acta escrita. Y, en tercer lugar, la grabación permite unas declaraciones testificales o de investigados mucho más ágiles, vivas y espontáneas, al no tener que estar pendientes de cómo se transcriben las palabras al acta, ni de unas posteriores exigencias de rectificaciones al terminar. Y no requieren tampoco la presencia de un funcionario (gestor, tramitador) dedicado a poner por escrito lo que le va siendo dictado. Así pues la tradicional acta escrita no ofrece, en cambio, una ventaja que, a menudo es mantenida y defendida por quienes interesan la necesidad de declaraciones escritas, o la imposibilidad de grabación de declaraciones. Y es que, dicen quienes tal criterio sustentan, en caso de necesidad de acudir a dicha prueba documental (por ejemplo, para cotejar las declaraciones de un acusado con lo manifestado en fase de instrucción), la declaración es fácilmente localizable. Basta indicar el folio de las actuaciones en que se recoge dicha declaración, para poder proceder a su lectura, algo que, argumentan, no sucede con la declaración grabada. Y eso no es así. En tal caso, basta con indicar minuto y segundo de la grabación, y el resultado es inmediato, y, como hemos dicho, la fiabilidad muy superior a la declaración escrita. Es cierto que el cambio requiere adquirir nuevos hábitos, concretamente el de anotar los momentos relevantes de una grabación (los medios técnicos permiten realizar "marcas" en momentos concretos de una grabación para facilitar su posterior localización), pero resulta un hábito tan recomendable como el de foliar las actuaciones. Imaginemos la localización de una concreta declaración en un voluminoso sumario con cientos de miles de folios transcritos. Y tampoco sirve el argumento quienes señalan que la Ley de Enjuiciamiento Criminal no prevé la posibilidad de grabación de las declaraciones en fase de instrucción (salvo supuestos excepcionales, de menores, art. 433, o de pruebas preconstituidas, art. 797.2. Incluso cabría contra argumentar que, en tales supuestos, tampoco prevé expresamente la ley que se proceda a la 9 transcripción de la declaración). En primer lugar, porque la LECRIM. no es un compartimento estanco, aislado de cualquier otro referente legislativo, sino que se halla incardinada en un ordenamiento jurídico, cuyas normas interactúan entre sí, y adquieren y cobran sentido al armonizarse unas con otras, de forma que la regulación legal del desarrollo del proceso penal no se agota, ni mucho menos, con la referida ley, sino que es necesario tener presentes y aplicar un buen número de normas legales que también afectan, de lleno, a dicho desarrollo, la Ley orgánica del poder judicial, Ley de Enjuiciamiento civil, Ley orgánica del tribunal del jurado, Código Penal, entre otras. Y, en segundo lugar, si ese argumento fuera válido, con mucha más razón debería predicarse la imposibilidad de acordar una actuación, como es la de la transcripción, no recogida, en absoluto, no ya sólo en la Ley de Enjuiciamiento Criminal, sino en ninguna otra ley procesal. Resulta curioso que se cuestione la grabación de vistas y actuaciones, que sí cuenta con apoyo legal, y que, en cambio, se defienda una actuación que no cuenta con base legal alguna. Cualquier regreso o fomento de la transcripción de las actas y comparecencias que se celebren ante los órganos judiciales, no sólo es contraria a la Ley, sino que supone un quebranto de la incorporación de las nuevas tecnologías a la Administración de Justicia. Como ha declarado el Tribunal Supremo, en sus sentencias de 4 de Noviembre de 2009 y 5 de Diciembre de 2012, “el soporte papel ha sido superado por las nuevas tecnologías dela documentación e información. Cualquier sistema que permita incorporar ideas, declaraciones, informes o datos susceptibles de ser reproducios en su momento, suple con ventajas al tradicional documento escrito, siempre que existan instrumentos técnicos que permitan acreditar la fiabilidad y seguridad de los impresos en soporte margnético. Se trata de una realidad social que el derecho no puede desconocer”. 10 3. Acuerdo Secretario de Gobierno del TSJ Cataluñna, de fecha 18 de abril de 2016, sobre la inserción de marcas en las grabaciones audiovisuales. Los medios de videograficos, hoy en día residenciados en Juzgados y Tribunales de esta Comunidad Autónoma, son de última generación y ofrecen la garantia que las grabaciones efectuadas por dichos sistemas permiten, rápidamente, la localización precisa y en cualquier momento de la situación destacable que se haya producido en el acto de la grabación. Sólo se precisa la inserción de las oportunas marcas. Este Secretario de Gobierno mediante acuerdo de 18 de abril de 2016, dispuso lo siguiente: “Que por parte de los Letrados de la Administración de Justicia se den instrucciones concretas a los funcionarios del Cuerpo de Auxilio Judicial, que asistan a las vistas y aquellas actuaciones judiciales que se graben en soporte audiovisual con el sistema Arconte 2, con la finalidad de que se inserten las marcas necesarias que hagan más fácil la localización en la grabación del momento de intervención de los participantes, así como, de aquellas otras incidencias que resulten relevantes en la celebración de las mismas”. Permítaseme, pues, la discrepancia con el Acuerdo de la Sala de Gobierno, en el sentido que, como se ha apuntado, los sistemas actuales sí permiten la localización y observación de los estadios puntuales que se marquen, y se puede hacer con la rapidez e inmediatez requerida. 4. Pronunciamientos de otras Salas de Gobierno de los Tribunales Superiores de Justicia.- En sentido contrario al pronunciamiento de la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, se han venido dictando acuerdos en diversas Salas de Gobierno de los Tribunales Superiores de Justicia (en adelante TSJ) del 11 territorio nacional, que están alejadas del acuerdo antes mencionado de este Tribunal Superior. A.- Así, lo inició la Sala de Gobierno del TSJ de Andalucía, en su acuerdo 248/2015, anterior a la regulación actual de la LOPJ (artículo 230), que en apretada síntesis reflexionaba sobre la utilización obligatoria del uso de los medios tecnológicos en el desarrollo de la actividad de los órganos y oficinas judiciales y de las fiscalias (Ley 18/2011, de 5 de julio); la función exclusiva de la documentación de las actuaciones judidciales por parte del Letrado de la Administración de Justicia; el desdocumentar lo que ya estaba documentado {grabación-transcripción} y como conclusiones acordaba: a) reconocer la función exclusiva de documentación, a los Letrados de la Administración de Justicia, de los actos procesales para su incorporación al proceso; b) que la Ley de Enjuiciamiento Criminal, en su artículo 385, no imponía obligatoriamente la forma escrita en la documentación de las declaraciones y que; por tanto, verificada la documentación digital, no era procedente la transcripción de la misma, sin perjuicio de los supuestos de excepcionalidad. B.- De forma mucho más contundente, la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Castilla León, en su Acuerdo de 14 de Octubre de 2015, dijo: “que no se podían compartir los argumentos de quiebra del derecho fundamental a la tutela judicial efectiva, toda vez que la falta de documentación escrita de las actuaciones plasmadas a traves de medios técnicos no tiene porque impedir que las partes las hagan valer en el acto de juicio a los efectos del artículo 714 LECRIM, pues los medios técnicos existentes en la actualidad permiten reproducir la grabación de la testifical disconforme en el momento en que se desee para que el testigo explique la razón de la contradicción...” Y prosigue: “Así las cosas, y en consonancia con la previsión legislativa relativa a la utilización de las nuevas tecnologías plasmada en el artículo 230 LOPJ, en la que ya tendría difícil encaje la discutida pretensión (transcripción), sería harto 12 discutible que el Juzgado –y quien por ley se encarga de las tareas de documentación- tuviera la obligación de llevarla a cabo”. En su fundamento cuarto razona lo siguiente: “Pero la reforma operada en la LOPJ, por LO 7/2015, de 21 de julio viene a zanjar definitivamente el problema al decir en el ordinal 3º del artículo 230 que las actuaciones orales y vistas grabadas y documentadas en soporte digital no podrán transcribirse. Tal precepto prohibitivo, corolario del propósito del legislador de eliminar el papel en la Administración de Justicia en un futuro próximo, zanja, por otro lado, la polémica doctrinal surgida en torno a la distinción entre juicio oral y otras actuaciones con base en la cual podían llegar a caber otras interpretaciones y hace decaer el argumentario desplegado por quienes se mostraban a favor de la obligatoriedad de la transcripción.” C.- Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana, que en su Acuerdo de 27 de mayo de 2015, dice: “con el respeto que merece la independencia y autonomía jurisdiccional, entiende esta Sala que verificada la grabación cuya imagen y sonido es perfecta no es precisa la transcripción de la grabación”. D.- El Tribunal Superior de Justicia de la Región de Murcia, en su acuerdo de 23 de noviembre de 2015, analizando un acuerdo no jurisdiccional de las secciones penales de la Audiencia Provincial de Murcia, de 22 de julio de 2015. Éste acordaba que con independencia de como los juzgados de instrucción decidieran documentar las diligencias de instrucción que practicaren, si no se documentaban por escrito deberían ser transcritas antes de remitir la causa al órgano de enjuiciamiento. A la vista de ello, la Sala de Gobierno, adoptó el acuerdo en el sentido de que carecía de efecto jurídico alguno, tanto respecto a los que lo realizan como de terceros, la Sala de Gobierno no puede controlar su legalidad; toda vez que esos acuerdos, como dice el Tribunal Supremo, no tienen mas que una finalidad de unificación de criterios y coordinación de prácticas procesales, tratándose de un intercambio de 13 posiciones interpretativas y que tales reuniones, no son susceptibles ni de impugnación jurisdiccional, pues no es un acto judicial, ni tampoco administrativo. E.- Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, en su Memoria Anual de 2014, presentada conforme el artículo 152, 1.9 LOPJ, en su folio 199, citaba como mejora para el año 2015, “se debe incluir la introducción paulatina de marcas en las grabaciones de vistas y declaraciones, con la finalidad de facilitar su visualización a Jueces, Fiscales, Abogados, Procuradores y demás intervinientes en el proceso. Se viene aumentando un incremento exponencial de las grabaciones de declaraciones, vistas, etc. directamente o a través de la videoconferencia, lo que constituye precisamente, una adecuada utilización de los medios tecnológicos a disposición de la administación de justicia. F.- Tribunal Superior de Justicia de Galicia, también en su Memoria Anual de 2014, señalaba en la página 12, sobre “la dinamización y mejora de la gestión organizativa y electrónica de la Administración de Justicia en Galicia. La implantación del expediente digital...el año 2014 fuera el año del despegue tecnológico de la Administración de Justicia en Galicia. Prosigue en ese apartado: “Un procedimiento judicial electrónico no supone simplemente la desaparición del papel en los Juzgados y Tribunales, sino un cambio conceptual en la relación entre la Administración de Justicia y el ciudadano y el profesional. En idéntico tenor de modernización y para lograr una justicia del S-XXI se pronunciaban los Tribunales Superiores de Justicia de Andalucia; la de Castilla La Mancha y la Región de Murcia en sus memorias de 2014. En sus contenidos se desprende una idea común y generalizada de ir en dirección al papel cero, apostando dichas Salas porque esa consecuencia no fuera un futuro a medio plazo, sino un compromiso de todos los operadores jurídicos, a corto plazo. 14 5 . Otras leyes relacionadas. La Ley 39/2015, de 1 de octubre, del procedimiento administrativo común de las Administraciones Públicas, cuya entrada en vigor se producirá, en la regulación de los medios electrónicos, el 2 de octubre de 2016, efectúa una apuesta por lo que señala “una Administración sin papel basada en un funcionamiento integramente electrónico” o “pleno funcionamiento electrónico. Como también lo hace la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público, que en sus artículos 38 y siguientes, y 155 y siguientes, despliega sus efectos bajo la rúbrica “Funcionamiento electrónico del sector público” y “Relaciones electrónicas entre Administraciones”. Se han traido ambas normativas para comprobar la apuesta del legislador para lograr que toda la Administración Pública actúe en formato electrónico, sin papel. Así en el artículo 70.3 de la primera de las nombradas, y a la razón del expediente administrativo electrónico, de esencial interés en el ámbito del proceso contencioso administrativo, señala que la Administración “enviará” a los órganos jurisdiccionales contenciosos el expediente en formato electrónico, con las garantías de integridad e inmutabilidad del mismo. Con estas referidas previsiones legales, la Administración de Justicia recibirá, en formato electrónico todo el expediente administrativo. Así pues, a la vista de todo lo relatado y con el firme compromiso de lograr una justicia mas eficaz, moderna y acorde con la Ley, se llega a la siguiente 15 6. Conclusión. Atentido el acervo legal y doctrinal anteriormente expuesto, y en base a que los Letrados de la Administración de Justicia, desempeñan sus funciones con sujeción al principio de legalidad e imparcialidad en todo caso, al de autonomía e independencia en el ejercicio de la fe pública judicial, así como al de unidad de actuación y dependencia jerárquica, he de mostrar mi total discrepancia con el Acuerdo de la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, antes aludido, y lo es en cuanto a su exposición, contenido y conclusión, por lo que cabe afirmar: 1) Es ajustada a la Ley la documentación de las declaraciones sumariales de investigados, víctimas y testigos efectuados en soporte audiovisual. 2) La decisión de documentar las actuaciones en dicho soporte, compete al Letrado de la Ädministrración de Justicia con sujeción al principio de legalidad. 3) La documentación de las actuaciones grabadas en soporte digital no precisan su transcripción escrita. La transcripción es un añadido, no sustentado en el principio de legalidad, que sustrae garantías al justiciable y su utilización no fundamenta su procedencia jurídica. No resulta ni relevante, ni necesario, ni pertinente. 4) Con las grabaciones por medios audiovisuales, no se quiebra el derecho de defensa de ningún interviniente en los procesos, sino al contrario, ya que se garantiza en su integridad las declaraciones de los investigados, testigos e intervinientes del proceso, por cuando recogen con fidelidad sus manifestaciones, sin estar sujetos a la imprecisa recogida de datos por parte del dictante de la declaración. 16 Barcelona, a veintiocho de Junio de dos mil dieciséis. 17