Reunión de Política Monetaria SEPTIEMBRE 2016 BANCO CENTRAL DE CHILE Como parte de nuestro esfuerzo para mejorar la calidad de nuestros productos, estamos interesados en conocer su opinión respecto de la estructura y contenidos de las publicaciones relacionadas con las Reuniones de Política Monetaria y qué tan útiles son para usted. Por favor tome algunos minutos para llenar este cuestionario. Sus respuestas nos serán de mucha utilidad. BANCO CENTRAL DE CHILE MINUTA REUNIÓN DE POLÍTICA MONETARIA Correspondiente a la sesión de política monetaria N°238, celebrada el 15 de septiembre de 2016. Asisten el Presidente don Rodrigo Vergara Montes, el Vicepresidente don Sebastián Claro Edwards y los Consejeros don Joaquín Vial Ruiz-Tagle, don Pablo García Silva y don Mario Marcel Cullell. Asisten también el Gerente General, don Alejandro Zurbuchen Silva; el Fiscal y Ministro de Fe, don Juan Pablo Araya Marco; el Gerente de División Estudios, don Alberto Naudon Dell’Oro; el Gerente de División Operaciones Financieras, don Beltrán de Ramón Acevedo; el Gerente de División Política Financiera, don Claudio Raddatz Kiefer; la Gerente de División Estadísticas, doña Gloria Peña Tapia; el Gerente de Análisis Macroeconómico, don Miguel Fuentes Díaz; el Gerente de Estrategia y Comunicación de Política Monetaria, don Enrique Orellana Cifuentes; el Gerente de Investigación Económica, don Diego Saravia Tamayo; el Gerente de Mercados Nacionales, don Matías Bernier Bórquez; el Gerente de Estabilidad Financiera, don Rodrigo Alfaro Arancibia; el Gerente de Comunicaciones, don Luis Álvarez Vallejos; el Jefe del Departamento de Análisis Internacional, don Diego Gianelli Gómez; el Asesor del Ministro de Hacienda, don Claudio Soto Gamboa; la Economista Senior doña Tatiana Vargas Manzo; la Economista Senior doña Natalia Gallardo Schnettler; y la Secretario General, doña Marlys Pabst Cortés. 1. Antecedentes y opciones Tanto la minuta de antecedentes como la presentación preparada por la Gerencia de División Estudios, basadas en información públicamente disponible, pueden ser consultadas en la página web del Banco1/. Desde la publicación del Informe de Política Monetaria (IPoM) de septiembre, la principal preocupación de corto plazo del escenario externo seguía siendo los efectos que pudieran tener los anuncios que hiciera la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) en su reunión de septiembre. Sin desconocer que la probabilidad de escenarios disruptivos no era despreciable, la evaluación más razonable seguía / http://www.bcentral.cl 1 2 Reunión de Política Monetaria siendo considerar un escenario donde, más allá de la volatilidad de corto plazo, las condiciones financieras internacionales continuarían siendo holgadas y la actividad global sería algo mayor que lo observado en lo más reciente. Esto, en línea con el escenario base del IPoM, que consideraba que la Fed subiría una vez las tasas este año y dos en el que sigue, y que estos movimientos no generarían disrupciones mayores y persistentes en los mercados financieros. En particular, no se esperaban reversiones significativas y duraderas de los premios por plazo y, por lo tanto, no habría cambios muy significativos en las tasas largas. En todo caso, la materialización de un escenario distinto constituía un riesgo relevante. Con todo, la respuesta de la Tasa de Política Monetaria (TPM) a cambios en la política monetaria de EE.UU. distaba de ser mecánica. Dependía, principalmente, de su impacto en las proyecciones de inflación de mediano plazo, el que, a priori, no era evidente. En lo interno, entre el cierre estadístico del IPoM y el de esta Reunión, se había conocido el IMACEC de julio y la inflación de agosto, ambos en línea con el escenario base del IPoM. La inflación anual del IPC descendía desde 4 a 3,4%, ubicándose con claridad dentro del rango de tolerancia. La significativa caída de la inflación anual se relacionaba más con un efecto base que con un cambio material en la trayectoria del nivel de precios. La convergencia de la inflación continuaba impulsada principalmente por la disminución de la inflación de transables (IPCSAE bienes), toda vez que la inflación de los no transables (IPCSAE servicios) descendía moderadamente. Esto, en línea con la visión de que la convergencia de la inflación estaba principalmente asociada a la estabilidad del tipo de cambio y que la contribución de las holguras de capacidad continuaría acotada. El valor del dólar continuaba bajo los niveles observados al cierre del IPoM de junio, aun tras la reciente depreciación. El análisis indicaba que el menor tipo de cambio empujaría el IPCSAE por debajo de 3% durante parte importante del 2017. Sin embargo, la evidencia no sugería efectos de segunda vuelta que pusieran en riesgo la convergencia a la meta en el horizonte de proyección. Por esta razón, el escenario base no consideraba una reacción de la política monetaria muy significativa por este respecto. Situación que, por lo demás, era simétrica a la observada durante la depreciación del peso ocurrida desde mediados del 2013. En ese período, a pesar del aumento de la inflación, la TPM disminuyó, ya que se consideró que no era necesario combatir los efectos transitorios de la depreciación del peso sobre la inflación. Obviamente, existía un escenario de riesgo donde la apreciación del peso era más intensa y persistente —por ejemplo, si la Fed terminaba con una política monetaria mucho más expansiva y generaba una reacción en la misma línea de otros bancos centrales—, lo que podría producir efectos de segunda vuelta mayores. Una situación similar, Reunión de Política Monetaria BANCO CENTRAL DE CHILE aunque en sentido contrario, había sido lo ocurrido a fines del 2015, cuando se evaluó que, dada la mayor intensidad y persistencia de la depreciación cambiaria, el impacto sobre la inflación estaba siendo mayor y más duradero. En un escenario de ese tipo se requeriría revisar la instancia de política, pero, en este momento, no parecía lo suficientemente relevante como para determinar las opciones propuestas para esta Reunión. Por otra parte, el nivel actual del tipo de cambio real (TCR) era 4% superior al promedio de los últimos veinte años, y se encontraba dentro de los rangos que se consideraban alineados con sus fundamentos. Respecto de opciones alternativas, se consideró apropiado, como era tradicional, volver a presentar dos opciones. Dados los antecedentes disponibles, era fácil descartar un alza como opción, puesto que nada sugería la existencia de riesgos significativos de mayores presiones inflacionarias a mediano plazo. Por otro lado, las sucesivas correcciones a la baja en las proyecciones de crecimiento, el bajo nivel y nula mejora de los indicadores de confianza, así como una inversión que no repuntaba, podían dar paso a un escenario alternativo al base, donde el crecimiento de la economía era significativamente menor que el previsto en el escenario base y tenía una probabilidad de ocurrencia no despreciable. Este escenario requeriría un impulso monetario adicional. Respecto de la brecha de actividad, se consideraba que su nivel actual no era muy distinto del esperado hace un año, a pesar de que las proyecciones de crecimiento se habían recortado del orden de un punto porcentual en el último año. Esto, porque, al mismo tiempo, el crecimiento del PIB potencial cayó en torno a 0,5 puntos porcentuales y, tras la revisión extraordinaria de las Cuentas Nacionales, el crecimiento en 2015 del PIB resto, el relevante para el cálculo de la brecha, había sido mayor. Con todo, se proyectaba que hacia adelante la brecha se abriría con mayor rapidez, para empezar a cerrarse solo entrado el 2018. Dicha evolución de la brecha, unida a la relativa baja elasticidad de la inflación a esta variable, explicaba por qué no se esperaba un cambio relevante de la inflación de los no transables. Así, en razón de los antecedentes presentados, la División Estudios proponía analizar las opciones de mantener la TPM en 3,5% y la de recortarla a 3,25%. Sin embargo, consideraba que esta última debía ser desestimada, puesto que, como se había discutido ampliamente durante el proceso de elaboración del IPoM y en los antecedentes presentados para la Reunión, todo sugería que el escenario base permanecía firme y hacía innecesarios cambios en la orientación de la política monetaria. Por esto, la División Estudios recomendaba mantener la TPM en 3,5% y el sesgo neutro. En este contexto, el IPoM de septiembre había ampliado el impulso monetario respecto de Informes previos. Así, se proyectaba que, de darse el escenario base, no sería necesario aumentar la TPM durante el horizonte de proyección. Esto no solo implicaba un mayor impulso monetario respecto de lo previsto en junio, sino que también de lo considerado hace un año, cuando se había usado como supuesto de trabajo una trayectoria que a fines del 2017 dejaba la TPM en 4,25%, 75 puntos base (pb) por sobre el supuesto de trabajo actual. Así, la política monetaria seguiría entregando un impulso relevante a la economía, lo que era evidente del hecho que las diferentes tasas de interés estaban en o muy cerca de sus mínimos históricos, con una TPM entre 50 y 100pb bajo su nivel neutral. Todos los Consejeros destacaron los efectos que la incertidumbre sobre la decisión que tomaría la Fed la próxima semana estaba provocando sobre los mercados. Un Consejero resaltó que aunque no podía descartarse una actitud más agresiva en los próximos trimestres, fruto de cifras significativamente mejores en EE.UU., el escenario de aumento muy gradual de la tasa en ese país y de expansividad monetaria en las principales economías desarrolladas seguía siendo dominante. En este escenario, la División Estudios consideraba que la opción de mantener se erigía como la adecuada con los antecedentes presentados y con el análisis del último IPoM. Además, era coherente con la visión promedio del mercado, como se desprendía de las encuestas recientes a economistas y a operadores financieros. Estas ubicaban las expectativas de TPM en 3,5% por un período prolongado, en un contexto de expectativas de inflación bien ancladas en 3% y un escenario de actividad similar al del IPoM. 2. Decisión de política monetaria Un Consejero destacó que la inminencia de una nueva decisión de la Fed hacía resaltar la brecha entre las opiniones de algunos de sus integrantes y las expectativas del mercado. Indicó que en la medida que estas diferencias expresaban, en parte, interpretaciones diferentes sobre la situación de la economía estadounidense y que se iba acortando el horizonte para los ajustes previstos por la Fed para el 2016, la importancia de esta reunión estribaba no solo en su implicancia inmediata sobre las tasas de interés, sino también sobre la trayectoria prevista para el 2017. Así, la prevalencia de las favorables condiciones financieras de los últimos meses, con su efecto sobre los tipos de cambio, los precios de las materias primas y los flujos de capitales hacia economías emergentes, se vería sometida a un importante test en las próximas 3 BANCO CENTRAL DE CHILE semanas. Un Consejero indicó que más relevante que el momento mismo en que la Fed decidiera ajustar la tasa, era el tono del mensaje que acompañase a la decisión. A su juicio, era probable que un tono de mantención de alta gradualidad tranquilizara a los mercados. Un Consejero señaló que lo más destacable del ámbito internacional era la reversión de las bajas tasas de interés de largo plazo en el mundo desarrollado, más allá de que su impacto en las variables financieras chilenas había sido bastante acotado, en particular sobre el tipo de cambio. En términos reales, este seguía por debajo de los niveles de principios de año, a pesar de los vaivenes en el entorno externo. Y a diferencia de otras monedas, había tenido una reacción bastante leve a la reversión de primas por plazo en el mundo. Además, y como había sido la tónica en el último tiempo, las tasas de interés de largo plazo en Chile también se mantenían bastante estables. Respecto del escenario interno, todos los Consejeros concordaron en que los datos del Imacec de julio y el IPC de agosto eran coherentes con el escenario base del IPoM de septiembre. Un Consejero resaltó que la actividad económica había crecido menos que lo anticipado por el mercado, lo que se explicaba, en parte, por una combinación de choques puntuales de oferta en el sector industrial y el prolongado ajuste del sector minero. Además, agregó, los indicadores de demanda mantenían su débil, pero positivo, ritmo de crecimiento de meses anteriores. Un Consejero mencionó que, en lo fundamental, las perspectivas para la demanda interna y la actividad económica seguían marcadas por un continuado retroceso de la minería, la debilidad de la inversión y un consumo algo más estable, asociado a la evolución de la masa salarial. Todo ello, agregó, no era suficiente para prever un retroceso de la actividad en el tercer trimestre de este año ni para descartar una recuperación gradual en el próximo, pero sí ratificaba un escenario de crecimiento muy acotado, significativamente por debajo de la estimación del PIB potencial, aun después de la corrección de este último a la baja. Con esto, indicó, la brecha de actividad se continuaría ampliando, al menos hasta fines del próximo año. Mientras ello ocurriera, concluyó, difícilmente se recuperaría el mercado del trabajo, el que continuaría ajustándose en sus diversas dimensiones. Un Consejero destacó que las condiciones de demanda y actividad interna seguían dando cuenta de un dinamismo acotado, que debería contribuir a una disminución gradual de la inflación de servicios. En su opinión, sin embargo, mientras no se visualizara un escenario de deterioro mayor en la actividad y de ajuste más marcado que el esperado en el mercado laboral, era difícil prever 4 Reunión de Política Monetaria una desaceleración más rápida e intensa de dicho componente del IPC. Así, al igual que en los meses anteriores, las perspectivas de inflación a mediano plazo continuaban ancladas a un escenario de crecimiento modesto, donde no se anticipaba una desaceleración más aguda. Ello mantenía la necesidad de una política monetaria expansiva. Por otra parte, la limitada generación de holguras, de la mano de un crecimiento potencial más bajo, también justificaba una revaluación sobre la tasa neutral, que se había ajustado a la baja en las estimaciones internas. Añadió que la suma de estos elementos estaba detrás de la corrección a la baja en la trayectoria de tasas que se había considerado en el último IPoM, por lo que creía que una trayectoria estable para la TPM daba cuenta de un grado adecuado de expansividad. Respecto de la inflación, un Consejero resaltó que la velocidad de convergencia de la inflación a la meta era especialmente notoria al observar los indicadores de inflación subyacente. En particular, la variación del IPCSAE volvería a las inmediaciones del 3% casi en la mitad del tiempo que le tomó subir del mismo 3% a su máxima expansión en doce meses, a comienzos de este año. A su juicio, que esto ocurriera con una apreciación real del peso inferior a la depreciación precedente sugería que la brecha de actividad estaba teniendo una influencia en el comportamiento de la inflación, que, aunque menor que la del tipo de cambio, podría ampliarse en los próximos trimestres. Un Consejero destacó que la inflación de agosto estuvo en línea con lo esperado y su variación en doce meses había entrado al rango de tolerancia. Agregó que se esperaba una cifra mayor en septiembre y que terminaría el año en 3,5%. Indicó que si bien esta era una buena noticia luego de dos años de inflaciones sobre dicho rango, y que si bien las proyecciones indicaban que iría convergiendo gradualmente a 3%, era muy temprano para sacar una conclusión definitiva. Los riesgos seguían existiendo y el deber del Banco era seguir atento a ellos. La inflación de servicios, aunque con una desaceleración gradual, seguía elevada. El IPCSAE estaba cerca del límite superior del rango de tolerancia, pero se esperaba que siguiera bajando. Con todo, en general, el panorama inflacionario era coherente con el escenario base del IPoM. Respecto de las opciones presentadas por la División Estudios, varios Consejeros estimaron que la opción de baja era por lo menos prematura y descartable, entre otras razones, porque no había información que sugiriera un desvío relevante respecto de lo planteado en el último IPoM. Algunos Consejeros, por su parte, valoraron su inclusión dentro del menú de opciones a discutir. Respecto de la decisión de política monetaria, un Consejero manifestó que la información disponible era coherente con el escenario base del IPoM de BANCO CENTRAL DE CHILE septiembre y no significaba un cambio relevante en las proyecciones de inflación allí incluidas. A su juicio, de por sí, esto aconsejaba una decisión de política monetaria consecuente con el supuesto de trabajo de una TPM estable. Sin embargo, continuó, reconocía la validez de incluir una opción de reducción de la TPM en esta oportunidad. En su opinión, se justificaba porque la proyección de una inflación total en torno a 3% consideraba que los precios más volátiles —no SAE— elevarían la inflación el próximo año, no así el componente subyacente, que se mantendría por debajo de 3% durante parte importante del 2017. Mientras esto fuese así y la brecha de actividad siguiera ampliándose, creía necesario mantener abierta la posibilidad de adoptar una política monetaria más acomodaticia. Todo ello no debía considerarse contradictorio con la convergencia de la TPM a un nivel neutral, compatible con la meta de inflación en un contexto económico balanceado en el largo plazo. En cualquier caso, concluyó, como los riesgos de un ajuste inflacionario más intenso de lo previsto seguían acotados, creía que lo adecuado en esta oportunidad era mantener la TPM en 3,5%, lo mismo que el supuesto de trabajo de mantención de la misma por un tiempo prolongado, en concordancia con el IPoM de septiembre. Un Consejero mencionó tres consideraciones al momento de evaluar las opciones que se presentaban. Primero, desde principios de julio, la curva swap señalaba una trayectoria que primero fue plana y luego consideraba una reducción de 25pb dentro de los seis meses siguientes, lo que indicaba que el mercado había incorporado bastante antes la posibilidad de una reducción leve de la TPM. Las opiniones de analistas y las encuestas habían sido menos categóricas, quizás en respuesta al sesgo al alza que solo se había cambiado a neutral el mes pasado. En su opinión, esto sugería que, en un contexto en que se obviara el reciente IPoM, ninguna de las dos opciones serían sorpresivas. Segundo, considerando la reciente publicación del lPoM, una reducción de la TPM en esta Reunión sería bastante contradictoria, ya que sugeriría que el Imacec y el IPC recientes habían sido más desinflacionarios de lo que proyectaba el IPoM, en circunstancias que nosotros mismos habíamos comentado públicamente que los datos estaban en línea con él. Alternativamente, y a su juicio más razonable, dicho movimiento daría cuenta de que el escenario base del IPoM admitía una TPM algo inferior a 3,5% sin producir cambios importantes en él. Esto, porque había una incertidumbre razonable sobre la trayectoria más eficiente para la TPM en un escenario base dado. La decisión de reducir la TPM hoy debería enmarcarse en este último argumento, el que era difícil de explicar en el contexto de un breve Comunicado. Además, este debate, aunque legítimo, requería de una conceptualización y discusión interna mayor. Por último, una tercera consideración sobre las opciones era la de realizar una discusión basada en gestión de riesgos. Era evidente que si la economía mostraba presiones desinflacionarias mayores en trimestres venideros, un relajamiento monetario Reunión de Política Monetaria adicional sería aconsejable. Incluso se podría actuar de forma preventiva frente a dicha situación reduciendo la TPM ahora, si se consideraba que sería más difícil actuar más agresivamente en el futuro. Como no consideraba válidos dichos impedimentos, tampoco creía necesario actuar de forma preventiva ahora. Un Consejero señaló que la información disponible desde la publicación del IPoM era mínima y no alteraba el escenario allí descrito. La inflación había bajado, tal como se esperaba, y las noticias parecían coherentes con una trayectoria suavemente descendente de la inflación en los meses venideros, también en línea con lo proyectado. En este contexto, creía que lo decisión correcta era mantener la TPM en 3,5%, lo mismo que el tenor del Comunicado. En relación con las opciones planteadas, concordaba que era difícil hacer un caso por un aumento de la TPM en esta Reunión. Respecto de la opción de bajarla, creía que las opciones planteadas por la División Estudios daban buenos argumentos para descartarla, por lo que no le parecía necesario abundar en la materia. Sin perjuicio de ello, estimaba que era poco probable que ocurriera un escenario en que se diera, simultáneamente, un deterioro mayor de la demanda y la actividad interna junto a menores presiones inflacionarias, ya que seguramente estos factores también incidirían en las primas por riesgo de Chile y, de esa manera, impactarían el tipo de cambio. Un Consejero indicó que, en su opinión, la trayectoria de inflación en los próximos trimestres seguía dependiendo de la trayectoria cambiaria. A su juicio, más allá de la volatilidad y la incertidumbre al respecto, si las condiciones monetarias externas fueran aún más expansivas y duraderas de lo que se anticipaba, se podría generar una caída algo más rápida de la inflación y, al mismo tiempo, un mayor soporte para el crecimiento del 2017. En ese escenario, resultaba clave preguntarse cómo debía reaccionar la política monetaria frente a un aumento permanente del apetito por riesgo de emergentes, que era el fenómeno que podría estar subyacente a esta mayor apreciación de la moneda y apetito por riesgo. Por un lado, una trayectoria de política monetaria que mantuviera tasas estables haría recaer el ajuste mayoritariamente sobre el tipo de cambio, permitiendo una apreciación mayor del peso. Por otro, una política monetaria que acomodara las mejores condiciones externas con menores tasas evitaría una mayor apreciación del tipo de cambio. La pregunta era cómo dilucidar esta disyuntiva. A su juicio, en el esquema actual —que consideraba óptimo—, la política monetaria debía anclar su decisión en aquella trayectoria para la TPM que fuera coherente con una inflación en 3% a mediano plazo, apuntando a la estabilización de las condiciones de demanda y actividad, y permitiendo la fluctuación del tipo de cambio. La experiencia de los últimos años daba cuenta de que, para una economía como la chilena, esto podía generar variaciones de la inflación en torno a la meta que fueran duraderas por algunos 5 BANCO CENTRAL DE CHILE trimestres, pero la política monetaria no debía desviarse de sus objetivos de inflación de mediano plazo. Por ello, en las circunstancias actuales, consideraba que la única opción válida en esta Reunión era mantener la TPM en 3,5%. Un Consejero destacó que la política monetaria mantenía su expansividad y se esperaba que continuase así en el futuro. Los esfuerzos por suavizar el ciclo en un ambiente de inflaciones por arriba de la meta ilustraban el esquema de política monetaria del Banco, donde lo relevante era cómo se visualizaba la inflación en el horizonte de proyección, y, por lo mismo, factores puntuales sin incidencia en las tendencias inflacionarias tenían un rol menor. Respecto de las opciones, por una parte, descartaba inmediatamente la de subir la TPM. Por otra, no le convencía del todo que bajar la TPM fuera una opción válida en esta Reunión. Creía que, en este momento, no había razones para pensar en un escenario distinto del considerado en el IPoM, por lo que una decisión de este tipo no solo sería prematura, sino además difícilmente entendible por el mercado. Así, concluyó, le parecía que la única opción razonable era la de mantener la TPM. No podía olvidarse que la inflación de servicios seguía elevada y que las holguras de capacidad eran limitadas. Además, los efectos cambiarios no solo eran inciertos, sino que tenían impactos por una vez. 3. Acuerdo El Consejo acordó, con los votos del Presidente señor Vergara, del Vicepresidente señor Claro y de los Consejeros señores Vial, García y Marcel, mantener la tasa de interés de política monetaria en en 3,5%. 6 Reunión de Política Monetaria