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Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección Publicaciones
(S-0271/09)
Buenos Aires, 3 de marzo de 2009.
Señor Presidente del
Honorable Senado de la Nación
D. Julio César Cobos
S________/__________D
Se solicita dar por reproducido el proyecto de
ley de mi autoría oportunamente presentado bajo el registro S1.065/07 por el cual se modifica la Ley de Contrato de Trabajo Nº
20.744 respecto a la extinción del contrato por muerte del trabajador.
El citado proyecto fue publicado en el Diario de
Asuntos Entrados Nº 50 y caducó el pasado 28 de febrero de 2009.
Con atenta consideración.
Marcelo A. H. Guinle.PROYECTO DE LEY
El Senado y Cámara de Diputados,...
INDEMNIZACION POR MUERTE DEL TRABAJADOR BENEFICIARIOS
Artículo 1 – Sustituir el artículo 248 de la Ley 20.744 de Contrato de
Trabajo (t.o. Dec. 390/76), por el siguiente texto:
“De la extinción del contrato de trabajo por muerte del trabajador
Art. 248. —Indemnización por antigüedad. Monto. Beneficiarios.- En
caso de muerte del trabajador, percibirán una indemnización igual a la
prevista en el artículo 247 de esta ley, las personas que según las
leyes previsionales gocen del derecho de pensión por fallecimiento, en
el orden y con la prelación allí establecidos y en relación con el
trabajador fallecido.
Esta indemnización es independiente de la que se reconozca a los
causahabientes del trabajador por la ley de accidentes de trabajo,
según el caso, y de cualquier otro beneficio que por las leyes,
convenciones colectivas de trabajo, seguros, actos o contratos de
previsión, le fuesen concedidos a los mismos en razón del
fallecimiento del trabajador.”
Artículo 2. – Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Marcelo A. H. Guinle.FUNDAMENTOS
Señor Presidente:
El artículo 248 de la Ley de Contrato de Trabajo (LCT) fija una
indemnización reducida -sin perjuicio de tratarse, obviamente, de una
causa ajena al empleador- como compensación a la familia que pierde
su sostén económico para el caso de la extinción del contrato de
trabajo por fallecimiento del trabajador dependiente.
Los causahabientes tienen derecho a percibir la indemnización
prevista en dicho artículo, con la sola acreditación del vínculo y
siguiendo el orden y prelación por él establecidos, es decir, que el
derecho a la indemnización prevista en el art. 248 se adquiere por los
mismos iure proprio, naciendo el derecho a favor de los mismos por
causa del fallecimiento, por lo que este derecho “no se adquiere por
transmisión hereditaria”.
En la actual redacción del art. 248 de la LCT, no se enumeran a las
personas beneficiarias de la indemnización, sino que se reenvía a las
personas enumeradas por el art. 38 de la ley 18.037. Sin embargo, a
partir de la sanción de la ley 24.241, en su artículo 168, se derogó las
leyes 18.037 y 18.038, generando luego de ello un debate doctrinario
sobre los alcances de la norma.
Existe una gran discusión en la doctrina que rige la materia con
respecto a si resulta aplicable el art. 38 ley 18037 -que fue derogado
por el art. 168 de la ley 24241- o, si por el contrario la norma aplicable
es la que con igual finalidad la reemplazó, que es el art. 53 de la ley
24241, modificado por el decreto de necesidad y urgencia N°
1306/2000.
Parte de la jurisprudencia y la doctrina (Rodríguez Mancini, Carlos
Etala, Grisolia, Bossert, Carcavallo, entre otros) se inclina por este
último criterio, debiendo destacarse que en caso de contradicción con
lo dispuesto en el art. 248, se debe estar a la que resulte más
favorable a la concesión del beneficio (esto se observa en la duración
de la convivencia).
Otra postura doctrinaria (Vázquez Vialard, Machado) sostiene que se
debe aplicar el art. 248 conforme a su redacción histórica y vigente, en
tanto remite a la nómina del art. 38 de la ley 18037, sin perjuicio de
que el mismo se encuentre derogado, ya que la remisión es parte de
una norma vigente y como tal debe ser interpretada. Sostienen que el
fundamento de la aplicación reside en que el art. 248 no utiliza una
fórmula elástica -por ejemplo: personas con derecho a pensión "según
las leyes de seguridad social"-, sino que el legislador designó como
beneficiarios a las personas enumeradas en el art. 38 de la ley 18.037
y no a otras personas.
Ahora bien, la divergencia interpretativa no es menor, por cuanto de la
aplicación de uno u otro criterio, en determinados casos pueden
cambiar los beneficiarios de este derecho iure proprio, pues como lo
señala Carcavallo en su obra “De cónyuges y concubinas y de la
familia del trabajador” (DT 1998-B pags. 1457/63), quien sostiene que
“…la lista de beneficiarios admitidos en la ley 24.241 es más reducida
que la del art. 38 de la ley 18.037, que comprendía asimismo a los
padres, a los nietos y a los hermanos, reducción que atenúa los
resultados absurdos, de la única exigencia de la “acreditación del
vínculo”, que –por ejemplo- beneficiaba a hermanos que no estaban a
cargo del causante…”. Incluso, como señala Carcavallo, Jaime y Brito
Peret afirman que aún cuando la ley 24.241 no ha indicado el carácter
taxativo de la enumeración de causa habientes, "no resulta posible, ya
sea por vía analógica u otra modalidad extensiva de interpretación,
ampliar el número de posibles beneficiarios" ("Sistema Integrado de
Jubilaciones y Pensiones", Ed. Astrea, pag. 323).
A fin de dar solución a esta laguna jurídica, el presente proyecto
propone que a los efectos de establecer quienes serán los
beneficiarios de la indemnización, un reenvío a la legislación vigente
de la seguridad social que establezca el orden de prelación de los
beneficiarios de “pensión por fallecimiento”, pues no tengo dudas de
que debe quedar plasmada en forma absolutamente indubitada la
intención del legislador de beneficiar a quienes tengan el derecho a
ser pensionarios al ocurrir el deceso.
A efectos de mejorar la técnica legislativa y evitar futuras lagunas por
derogaciones de leyes, he preferido determinar que el reenvío sea “a
los parientes del causante que según las leyes previsionales gocen del
derecho de pensión por fallecimiento”, y no directamente establecer un
reenvío a un artículo expreso de la ley de jubilaciones y pensiones,
ello con la finalidad de evitar que ante un eventual futuro cambio de la
norma se produzca una situación similar a la originada con la
derogación de la ley 18037 y la sanción de la ley 24.241.
La opción a favor del régimen previsional en vigencia, a mi criterio es
la más razonable, ello por responder a una hermenéutica acorde con
la dinámica propia de nuestra materia, que impide dejar cristalizado un
precepto por su vinculación ocasional con otro, ignorando los cambios
sobrevinientes en el segundo.
Como fundamento adicional, cabe añadir que nada justificaría que se
impusiesen al empleador cargas sociales mayores que las
reconocidas por la propia seguridad social, máxime cuando el art. 248
de la LCT impone al empleador el pago de una reparación de
naturaleza asistencial que debería ser cubierta por el sistema de
seguridad social ya que el evento que regula el artículo proyectado fallecimiento del trabajador dependiente- resulta ajeno a toda causa de
naturaleza laboral y acumulable a las reparaciones que tengan tal
origen.
En rigor de verdad, si no se aceptase el criterio de aplicar la normativa
vigente, por imperio de la normativa laboral, se impondría al
empleador el ser deudor de un crédito en beneficio de determinadas
personas que ni siquiera pueden peticionar derecho a pensión –ello en
el supuesto de interpretarse que a los efectos de la indemnización por
fallecimiento del trabajador estaría vigente el orden de prelación y los
beneficiarios establecidos en el art. 38 de la ley 18.037-, lo que
importaría cierta irracionalidad jurídica pues el Estado -sujeto primario
obligado a otorgar los beneficios de la seguridad social según el art. 14
bis de la Constitución Nacional-, asumiría frente a terceros menores
obligaciones que los empleadores, aún cuando no pudiese imputarse
el daño detectado -fallecimiento del sostén familiar- a una causa
laboral.
Finalmente, con el reenvío propuesto, entiendo que no resulta
necesario que el art. 248 de la LCT tenga que regular el tratamiento a
darle a los “convivientes” del causante, sea éste soltero, viudo, casado
o divorciado, como lo hace el actual artículo 248, ya que los diferentes
supuestos ya están previstos en la ley de jubilaciones y pensiones, por
lo que se propone su eliminación de la redacción actual, para que
siempre se siga el criterio vigente en el régimen previsional.
Conforme el texto vigente del último párrafo del art. 248 de la L.C.T.,
se reitera la fórmula que la indemnización establecida en dicha norma,
no excluye cualquier otro beneficio surgido de la muerte del trabajador,
como las fundadas en la Ley de Riesgos del Trabajo (ley 24557) y/o la
que en un futuro la reemplace, el Código Civil o en los convenios
colectivos o estatutos profesionales, así como los seguros de vida,
subsidios, ni el derecho a la pensión que corresponda en virtud de las
leyes previsionales.
Por lo expuesto, a fin de subsanar el vacío legal que se ha generado a
partir de la derogación de la ley 18.037, es que solicito a mis pares, el
acompañamiento en la sanción del presente proyecto de Ley.
Marcelo A. H. Guinle.-
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