la filosofía del quiasmo. introducción al pen

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Investigaciones Fenomenológicas, n. 12, 2015, 291-295.
e-ISSN: 1885-1088
MARIO TEODORO RAMÍREZ
LA FILOSOFÍA DEL QUIASMO. INTRODUCCIÓN AL PENSAMIENTO DE MAURICE MERLEAU-PONTY
MÉXICO, FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, 2013, 247 PP.
por José Antonio Ramos González
El libro que se presenta fue publi-
modo específico según el cual un
cado por vez primera en 1994 por la
filósofo efectúa la acción de pensar,
Universidad Michoacana de San Ni-
definiendo
colás de Hidalgo con una tirada bas-
temas de interés en diálogo con los
tante limitada. A pesar del tiempo
otros. Se trata, en definitiva, de
transcurrido entre esa primera pu-
captar
blicación y la edición actual en Fon-
comportamiento, como una totali-
do de Cultura Económica, se man-
dad concreta, viva y móvil. Por eso
tiene el texto tal y como fue conce-
el hilván que recorre la obra es la
bido en su primera aparición, pues
comprensión de la filosofía del pen-
aún tiene vigencia y confiere vida y
sador francés como una filosofía
vigor al diálogo con el pensamiento
general del diálogo, es decir, como
de Merleau-Ponty, que es de lo que
una filosofía del logos de la duali-
se trata: de “pensar con él, junto a
dad, cuyo sentido se ha de pensar
él y más allá de él”, no de pensar
desmarcándose tanto del dualismo
sobre él.
como del monismo característico de
El diálogo filosófico se define co-
el
sus
interrogaciones
pensamiento
como
y
un
la tradición metafísica.
mo quiasmo; este es el esquema
A pesar de que no hay una con-
de la filosofía de Merleau-Ponty, es
ceptualización específica del término
decir, la figura que caracteriza el
(su aparición más “sistemática” tie-
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ne lugar en un apartado de Lo visi-
diza y nos ofrece una visión bastan-
ble y lo invisible titulado “el entrela-
te detallada de la interrelación entre
zo –el quiasmo”), al caracterizar el
los problemas fundamentales
pensamiento de Merleau-Ponty co-
recorren en círculo la totalidad
mo una filosofía del quiasmo, Ramí-
pensamiento
rez se sitúa en uno de los “impen-
usando un lenguaje elemental que,
sados” del fenomenólogo francés, es
más allá de cualquier preciosismo,
decir, en aquello que hace que una
permite acceder a lo fundamental.
filosofía siga dando qué pensar. El
quiasmo requiere una transformación y redefinición del quehacer filosófico. De ahí el título del libro (La
filosofía del quiasmo. Una introducción
al
pensamiento
de
Maurice
Merleau-Ponty), que en mi opinión
ofrece mucho más de lo que enuncia, ya que:
de
que
del
Merleau-Ponty,
Precedido de una presentación
realizada por Graciela Ralón De Walton, el contenido del libro consta de
una introducción a la que siguen
cinco capítulos entretejidos alrededor de la noción de quiasmo. El primero de ellos (“la lectura filosófica
como percepción”) trata el quiasmo
como movimiento de apertura per-
Por un lado, muestra que la filo-
petua entre la obra y el lector que
sofía es la prueba simultánea y ge-
nos permite percibir una filosofía
neralizada del quiasmo; que pensar
desde una determinada perspectiva.
es hacer del pensamiento un medio
Así se anuncia ya la importancia de
vivo para captar “otra cosa” (lo que
la
se piensa) como algo que las pala-
quiasmo perceptivo, que será desa-
bras preparan, pero que no poseen.
rrollado
Se trata de un pensamiento corpo-
(“quiasmo y filosofía”), cuya idea
ral, en perspectiva (quiasmo per-
central es que el quiasmo no ha sido
ceptivo) y hundido en el Ser, a ras
pensado porque no se ha considera-
del mundo (quiasmo ontológico),
do en profundidad el problema de la
que ha de buscar hacerse un cuerpo
percepción. Desde esa perspectiva,
“sublime” (quiasmo semiótico).
se muestra cómo se ha abordado
Por otro lado, más allá de una
mera introducción, el autor profun-
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experiencia
en
el
perceptiva,
segundo
del
capítulo
ese problema en las distintas posiciones filosóficas (realismo, idealis-
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mo y dialéctica), pues su tratamien-
motriz y la motricidad corpórea es
to aclara las visiones de la filosofía y
intencional y se prepara y prolonga
de la actividad filosófica que propo-
en la percepción, pues percibir y
nen cada una de las filosofías men-
moverse son fenómenos insepara-
cionadas.
bles.
Dado que la percepción es el
Ver la conciencia desde la expe-
acontecimiento primordial, porque
riencia perceptiva supone incorporar
es la forma primigenia y permanen-
lo no consciente (lo in-consciente)
te del encuentro del sujeto con el
en lo consciente. De este modo,
mundo, el capítulo tres (“quiasmo
criticando el paradigma de la repre-
ontológico”) intentará describir esa
sentación aún presente en el “freu-
circularidad o reversibilidad perma-
dismo”, Merleau-Ponty propone una
nente, pero no coincidente, entre el
profundización del psicoanálisis para
sujeto y el mundo. Este capítulo se
describir el inconsciente ontológico o
subdivide en dos grandes aparta-
primordial que será la indivisión del
dos: en el primero se describe la
sentir. La filosofía de la corporalidad
filosofía de la corporalidad y mues-
se transforma en una filosofía del
tra que el ser del cuerpo es insepa-
sentir cuya descripción se convierte
rable del ser del mundo; que la uni-
en una tarea fenomenológica fun-
dad activa y el intercambio perma-
damental:
nente, su compenetración y mutua
cuerpo prepara una filosofía de lo
envoltura, entre mi cuerpo y las
sensible, que será descrita en el
cosas es la carne (Chair). De ahí
segundo apartado del capítulo.
que mi cuerpo sea mi mundo y este
sea corpóreo y que, si cabe hablar
de subjetividad, será en el sentido
de subjetivación o subjetividad del
mundo. Además, el ser de mi cuerpo es un “yo puedo”: se trata de
una acción corporal en la que reside
el secreto de la espacialidad corpórea: el espacio corporal es espacio
la
reflexión
sobre
el
Superando la ontología objetivista que sublima el ente de modo ingenuo, la ontología solo puede ser
del ser sensible. Si la percepción es
la experiencia ontológica fundamental y el Ser es ser percibido, lo constitutivo
de
este
es
la
distancia
(écart) que hay que pensar como
carne. Rechazando el vacío ontoló-
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gico, la distancia es el ser de lo ne-
este capítulo se subdivide en dos
gativo, de lo imperceptible e invisi-
apartados: A) percepción y lenguaje
ble, de la estructura como fondo u
y B) comunicación y verdad.
horizonte del que destaca todo ser
percibido particular. Por esto, la ontología de la carne es una ontología
del entrelazo, de la estructura y, en
resumen, de lo “trans-físico” o “inter-físico” que ni se confunde con lo
físico ni con lo supra-físico o mental.
En consecuencia, si el ser es estructura, la espacialidad es ontológica y
la descripción de la carne ha de tener en cuenta la espacialidad, la
orientación y la profundidad. Esta
última dimensión es la forma espacial del quiasmo, el tema de una
ontología que rechaza una concepción plana y amorfa del ser. Pero la
profundidad no es espacio puro, es
ya tiempo, proceso, pues implica
una articulación de la dimensión
espacial y de la temporal que introduce la temporalidad en la simultaneidad de la presencia: hay incrustación entre la carne y el tiempo.
Puesto que ni el sujeto es absoluto ni lo sensible completamente
mudo, el cuarto capítulo (“quiasmo
semiótico”) muestra el entrecruce y
fundación mutua entre la percepción
y la expresión. Como el anterior,
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En el primero se describe cómo el
escenario sensible se transmuta en
escenario lingüístico y así el cuerpo
(sin dejar de ser lo que era) deviene
cuerpo parlante. Superando las dicotomías del empirismo y del intelectualismo, Merleau-Ponty propone
un enfoque sensible del sentido lingüístico y uno expresivo del ser
sensible: “la palabra es un gesto y
su significación un mundo”. Significar implica realizar una “deformación coherente” de los recursos establecidos cuyo nuevo significado, a
disposición de los hablantes, aparece como derivado de la lengua: hay
sedimentación, es decir, institución
o creación de una tradición que consiste en revitalizar el pasado. Precisamente a la lengua entendida como modelo de institución, de praxis
instituyente, es a lo que se denomina “relación semiótica”.
El segundo apartado de este capítulo cuarto, aborda el problema de
la comunicación en el marco de una
teoría general de la intersubjetividad: la intersubjetividad es esta
Visibilidad anónima que nos habla a
RESEÑAS
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todos; nuestra comunidad primige-
política, arte y filosofía, ciencia y
nia de seres carnales y sentientes.
experiencia, metafísica y contingen-
En la medida en que toda percep-
cia.
ción
es
co-percepción,
Merleau-
Más allá de la mera erudición, en
Ponty no parte del yo o del otro,
un ejercicio admirable de diálogo
sino del quiasmo entre ambos, pues
con el pensamiento del fenomenólo-
el otro está presente virtualmente y
go francés, Ramírez describe y re-
se inscribe en la experiencia percep-
crea el quiasmo como uno de los
tiva fundamental, incluso es condi-
impensados en torno al cual el pen-
ción originaria y estructural de la
samiento de Merleau-Ponty sigue
percepción y de lo percibido mismo.
vivo y abierto al diálogo y, por tan-
La palabra es la fragua de la verdad, como el tiempo lo es del ser.
to, sigue fructificando y requiere
seguir conversando, pues la filosofía
es laboriosa como la obra de arte y
En última instancia la filosofía del
el “quiasmo” es una filosofía de la
fenomenólogo francés remite a esa
circularidad, de la inmanencia y del
doble inscripción del Ser y la Tem-
movimiento:
poralidad, del Ser y la historicidad y,
interminable. Con el ánimo de pro-
de este modo, Ramírez trata el te-
seguir esa tarea inacabable, el diá-
ma de la historia como el punto
logo con ambos pensadores ha sus-
culminante de una filosofía de lo
citado la siguiente interrogación que
sensible y de la expresión, de la
dejo abierta: si Ramírez recorre el
corporalidad y la comunicación, del
círculo en el sentido que va desde la
hombre y la naturaleza, si bien se
trata de pensar la relación entre
ambos términos más que de definir
cuál es el verdadero sujeto de la
historia.
ontología
integral
e
filosofía de la corporalidad a la ontología de lo sensible, ¿no sería necesario reiniciar la comunicación y
moverse en el otro sentido del círculo para mostrar cómo desde la ontogénesis de lo sensible surge la
Por último, en el quinto capítulo
corporalidad? Con esta cuestión se
(“la carne y el espíritu”), se aplica
pretende añadir otra perspectiva,
la figura del quiasmo a diversos as-
otra voz, cuyo profundo reconoci-
pectos concretos de la existencia
miento se debe al diálogo que la ha
humana: situación, libertad, moral y
incitado a hablar. Investigaciones Fenomenológicas, n. 12, 2015.
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