96 A ello, se ha sumado el interés de los medios de comunicación y organizaciones sociales, que se muestran alarmados por el aumento de las víctimas en determinados ámbitos delictivos – delitos contra la libertad sexual, delitos provenientes de organizaciones criminales nacionales \RWUDQVQDFLRQDOHVDFWRVGHWHUURULVPRDJUDQHVFDODRKHFKRVGHOLFWLYRVUHDOL]DGRVSRUQLxRV y jóvenes, por destacar algunos de ellos–. En tal sentido, el reclamo de participación activa de las víctimas se inscribe y se hace más enérgico en un contexto de “sistemática violación de los derechos individuales y el desprecio a la ley, unido al alarmante nivel de impunidad”270. 3RUHOORHVTXHFLHUWRVVHFWRUHVGRFWULQDULRVGH¿HQGHQODUHFXSHUDFLyQ\HOIRUWDOHFLPLHQWRGH la capacidad proactiva de la víctima en los sistemas de persecución y juzgamiento de los delitos S~EOLFRV\VHPLS~EOLFRVTXHDFWXDOPHQWHVRQGHH[FOXVLYLGDG¿VFDO271. Y otros, a contrario sensuDERJDQSRUPDQWHQHUODVLWXDFLyQWDO\FXDOH[LVWHD¿QGHDOHMDUHOSURFHGLPLHQWRSHQDO de cualquier interés vindicativo272. Entre las razones a favor de dotarle de un mayor grado de participación se encuentra en que su inclusión se convierte en un elemento dinamizador del proceso; siendo ello de ineludible urgencia en la actualidad, en razón de los insoslayables requerimientos de la justicia penal, que poco a poco se va burocratizando hasta volverse lenta y rutinaria273. Este argumento, relativo a la excesiva burocratización del Estado, supone que su intervención permitiría sacar el caso penal de la rutina impuesta y volverlo más personalizado e individual. Sin embargo, tal aseveración no persuade plenamente, pues la complejidad y lentitud del sistema penal no se relaciona tanto con la víctima, sino con una correcta gestión judicial que permita optimizar de mejor manera los recursos humanos y materiales –es decir, al estilo de las grandes empresas corporativas actuales–274. 1RREVWDQWHORFLHUWRHVTXHHOGHEDWHKDIUXFWL¿FDGRHQGLYHUVRVFDXFHVHQUHIHUHQFLDDOD posibilidad de que la víctima pueda accesar al sistema de justicia penal, a saber: (a) un sistema amplio de participación, que le permita aún constituirse en un querellante autónomo; (b) un sistema de única vía o sumamente restringido de participación, la cual corresponda en exclusiva al ministerio público; y (c) un sistema intermedio, con presencia de una acusación o querella adhesiva. Dentro del primer sistema, se encuentra el regulado en la Ley de Enjuiciamiento Criminal española, el cual prevé no sólo la participación del ofendido como acusador –particular o 270 E.R.Zaffaroni. Crisis y legitimación de la política criminal del derecho penal y procesal penal, 22. 271 J. Cafferata Nores. Introducción al nuevo código procesal de la provincia de Córdoba. Marcos, 33. 272 $06DQ]+HUPLGD/DVLWXDFLyQMXUtGLFDGHODYtFWLPDHQHOSURFHVRSHQDO 273 A. Borthwick. Nuevo Sistema Procesal Penal, 43. 274 53/DQ]yQ³/DLQWHUYHQFLyQGHODYtFWLPDHQHOSURFHVRSHQDO\VXGHUHFKRDDFWXDUFRPRTXHUHOODQWH´HQ(OVLVWHPDSHQDO en las sentencias recientes de los órganos interamericanos de protección de los derechos humanos, 235.