HISTORIA DEL MONASTERIO SANTA MARÍA LA REAL Historia 2 Restauración 5 Plano 8 Evolución 11 HISTORIA Al principio sólo hay un caballero que persigue una huidiza presa por los desiertos cercanos al río Pisuerga. Alpidio es el nombre de nuestro cazador, que engolosinado por el porte del animal, un jabalí de gran tamaño, rastrea su presa por lo más fragoso del monte. Al fin su esfuerzo alcanza una recompensa más alta que la deseada; en la espesura encuentra una antigua iglesia abandonada que sirve de guarida a la fiera. El destino de Alpidio es encontrar iglesias. Merodea por los alrededores y halla una segunda, repleta de reliquias. ¿Qué hacer?, Alpidio, hombre de milicia, parte en busca de su hermano Opila, abad de un monasterio a orillas del Ebro. Que sea el eclesiástico quien decida. Vuelven los dos hermanos: los ojos de Opila contemplan el poderoso río, la fertilidad que prometen aquellas tierras. Decide abandonar su antigua casa y establecerse en las ermitas; traerá su ganado; desbrozará la espesura y labrará las tierras; con sus manos levantará paredes y reunirá en su interior religiosos que oren día y noche. Ha pasado el tiempo. Corre el año 822. El conde Osorio arriba al Monasterio y encontrándolo de su agrado entrega su cuerpo y bienes, prometiendo una retahila de maldiciones para quien se interfiera en su decisión. En el diploma redactado por el donante se recoge toda la historia de la fundación. Lamentablemente el documento que relata tales acontecimientos ha resultado ser falso. La fabulosa historia se elaboró después del siglo XI a partir de datos recogidos de otros diplomas más antiguos, o simplemente inventados por el autor. Sin duda debieron existir en la zona ermitas con comunidades de religiosos. Desde el siglo VII habían sido muy frecuentes en Hispania los monasterios de patronato familiar, incluso los dúplices; hombres y mujeres sometidos a la autoridad de un abad. La iglesia de Santa María está documentada históricamente desde el siglo XI. Las donaciones de los poderosos de la comarca se suceden en esa época de forma continua. A mediados del siglo XII es un Monasterio de boyante economía, sobre el que ejercen su patronato algunas importantes familias de la nobleza feudal. Durante la Edad media fue, junto con el de San Andrés de Arroyo, uno de los principales focos de irradiación artística y cultural de la zona. En 1169 el rey Alfonso VIII entrega el "lugar llamado Santa María de Aguilar, con sus dominios, fuentes, molinos y todo lo que le pertenece" a la orden de los premostratenses. Los monjes que ocupaban el Monasterio no se resignan al expolio y plantean sucesivas demandas ante la autoridad eclesiástica. Para su desgracia el asunto quedó zanjado a favor de los mostenses en 1173 por una bula del cardenal Jacinto, legado papal, que ponía el Monasterio bajo la directa protección real. Los premostratenses surgen en la misma época que el Císter, dentro de la austera corriente espiritual que vive la Iglesia Occidental. Pero se diferencian de los cistercienses en que pronto abandonarán el primitivo rigorismo de su regla, y en su desprecio por el trabajo manual - son canónigos, con función más pastoral que claustral -, limitándose a recaudar las cuantiosas rentas de sus dominios. Poco después de este cambio se abrirá un período de 40 años plagado de pleitos debidos a la constante expansión territorial del Monasterio. Sirva de ejemplo el litigio mantenido a cuenta de los beneficios de la iglesia o monasterio situado en la cercana aldea de Cordovilla. A tal extremo llegaron las cosas que en 1209 los monjes permanecen retenidos en el monasterio durante tres meses por los revoltosos. Entre momentos de esplendor y profundas crisis, la Edad Media es la época dorada de Santa María. Sus posesiones son abundantes y las rentas que producen permiten mantener un importante edificio, aunque de vez en cuando la tranquilidad se ve duramente alterada. El siglo XIV es tiempo de catástrofes. En 1323 los propios monjes se sublevan contra su abad, transgrediendo de nuevo todo voto de obediencia y en complicidad con varios cientos de hombres de la cercana villa de Aguilar saquean las estancias del Abad, arrasando después tierras y dependencias del Monasterio. Más tarde serán la Peste Negra y las guerras civiles entre Pedro I y sus hermanastros Trastámaras. Aguilar, que no se vio muy afectado por la terrible enfermedad sí fue castigado por las armas. Al sitio del castillo por las tropas del rey -que perseguían a su hermano Don Tello, a la sazón Señor de Aguilar-, le siguió el saqueo de la importante aljama judía por los mercenarios ingleses al servicio del mismo monarca. Tales desgracias no podían dejar de afectar al Monasterio que muy a menudo veía reducidas sus rentas. Tras tiempos tan turbulentos llegará la calma. Santa María la Real conocerá largos años de tranquila prosperidad, en el transcurso de los cuales finalizará el Medievo. Pero el siglo XVI llega acompañado de un nuevo conflicto sobre el nombramiento de abad. Aquel a quien los monjes eligieron no es aceptado por la "casa madre" de Retuerta, lo que provoca numerosos pleitos. Ante tal desorden, Felipe II ordena a sus leales jerónimos una "pesquisa". En su ánimo estaba el acabar con la orden mostense en España, entregando sus bienes a los frailes de San jerónimo, sin supuestas dependencias de una "casa madre" en la enemiga Francia. Nada se pudo demostrar y el deseo del Rey Prudente no se cumplió. Sin embargo, a mediados de siglo se establece para los monasterios premostratenses de España la curiosa norma de elegir abades trienales. El proyecto escandalizó al Abad General en Prémontré y la respuesta de los peninsulares fue la separación de sus compañeros europeos, fundando la Congregación Premostratense de España. El siglo XVII es una época de euforia. Se cambia el hábito blanco por el negro. El abad se elige por riguroso turno y cada monje quiere tener algún título: hay maestros de novicios, hospederos, depositarios, administradores de los bienes exteriores, secretarios del abad, enfermeros, despenseros, refitoleros, arqueros, trojeros, bibliotecarios, lectores y predicadores; ya fueran perpetuos, jubilados u honorarios. También los privilegios se multiplican. El impulso constructivo de aquella centuria nos habla de auge económico, pero también de cambio de mentalidad. Los canónigos consideraron impropio el dormitorio común, lo que obligó a construir celdas individuales. Tal obra llevó pareja la reforma del claustro alto así como un amplio salón para esparcimiento de los monjes en el antiguo dormitorio común. Este afán constructivo continuó durante todo el siglo y se prolonga a lo largo del siguiente con la construcción de las dos alas que enmarcan el acceso al monasterio por su parte oriental, dedicadas esencialmente a dependencias administrativas, oficinas y almacenes. Así, a fines del siglo XVIII queda constituido el edificio en su forma actual. El siglo XIX es el final. Los premostratenses de Santa María, de talante liberal, se habían ganado las iras de las partidas carlistas de la zona. La decadencia es tal que el propio abad aconseja en 1833 una exclaustración temporal. Pocos años antes, en 1827, el Capítulo General de Retuerta había decidido poner en funcionamiento un Colegio de Artes en el monasterio de Aguilar. Durante breves años la abadía fue el marco de estudio para unos treinta alumnos premostratenses que aprendían lógica, ontología, física general, matemáticas, geografía y astronomía. Fue un corto renacer inmediatamente antes de su muerte. Por Decreto Ministerial del 11 de Octubre de 1835, el Monasterio de Santa María La Real de Aguilar de Campoo desaparece como instituto eclesiástico. A partir de esa fecha se produce el abandono y la ruina del edificio. Con el proceso de desamortización las tierras dependientes del Monasterio y las dos hospederías pasaron a manos particulares, pero no así el propio cenobio que, no hallando comprador, fue víctima de una rápida ruina a pesar de haber sido declarado Monumento Nacional por Real Decreto de 12 de Junio de 1866. Así, en 1871 se arrancan la gran mayoría de los capiteles del claustro y alguno de la iglesia, con destino al Museo Arqueológico Nacional: uno de ellos pasaría en 1932 al Fogg Art Museum de la Universidad de Harvard. Cuando en 1909 Lampérez realiza el primer estudio de cierta entidad sobre el edificio su estado es lamentable: "bóvedas hundidas, sepulcros abiertos, fragmentos esparcidos; (...) abandono y profanación; tal es lo que se ve allí". RESTAURACIÓN El primer intento de recuperación del Monasterio data de tiempos de la Segunda República cuando se restaura el destrozado tejado de la iglesia, pero estos proyectos se verán truncados poco después. Durante la Guerra Civil se instala aquí un improvisado cuartel, cuyos soldados dejarían huella imborrable del paso de sus fusiles en algunos de los muros del edificio. Cuando en 1961 García Guinea publica su obra El Románico en Palencia, el autor pide de nuevo una intervención inmediata que salve el Monumento, intervención que llegará en 1964 a cargo de la Dirección General de Bellas Artes, por vía del arquitecto Anselmo Arenillas Alvarez. Los criterios puristas, tan en boga por esas fechas en nuestro país, aunque por lo general mal entendidos, pretendían despojar al edificio de todos los añadidos, volviendo a las líneas originales, aún a costa de inventar allí donde no había. De este modo la iglesia sufre una dura restauración suprimiéndose el coro existente a los pies de las naves; se empieza a desmontar el claustro alto por no ser romántico; se labran nuevos capiteles para el claustro bajo que se colocan sobre columnas de fibrocemento, y así un largo etcétera. Esta intervención, parcial y criticada, tuvo como aspecto positivo, el dotar al conjunto de unas cubiertas que consiguieron retrasar la ruina hasta la definitiva intervención de la década siguiente. Abandonada también esta restauración, los trabajos no se volverán a reiniciar hasta 1978 en que un grupo de personas emprende un voluntarioso trabajo de desescombro de las ruinas, planteándose un nuevo proyecto en la recién creada Asociación de Amigos del Monasterio de Aguilar, la cual extiende su actividad durante unos diez años. Desde el comienzo de su andadura, la Asociación de Amigos del Monasterio pretendió que la restauración del edificio estuviese acompañada por una utilización progresiva del mismo. Ahora las obras no se enfocarán como mera restauración o consolidación de la ruina, sino que van más allá, atendiendo al concepto de rehabilitación, es decir, no sólo impedir la desaparición del edificio, sino que a la vez que se recupera se le da una nueva funcionalidad, un nuevo servicio. Así queda expresado en sus estatutos, que la mejor manera de recuperar el Monasterio es convertirlo en un centro vivo que acoja dentro de sus muros todo tipo de manifestaciones culturales retomando así en cierto modo el carácter que tuvo desde su fundación altomedieval. Desde aquellas primeras Semanas del Románico que reunían familiarmente a los pioneros de la rehabilitación, hasta la variedad de actividades que se organizan actualmente mucho ha cambiado en Santa María la Real. A lo largo de los 10 años que la asociación mantuvo su actividad han sido muchos los actos culturales celebrados en el Monasterio. Hacer un repaso de todos ellos es imposible, pero sí podemos pararnos un momento a recordar aquellas primeras Semanas del Románico organizadas desde lo que todavía entonces se conocía como el Convento Caído, punto de partida de excursiones y romerías, o aquellos actos litúrgicos que volvían a la iglesia del monasterio después de 150 años de ausencia, oficiados por el siempre recordado Goyo Ruiz, vicepresidente de la Asociación. Y por fin, cuando las condiciones empezaron a permitirlo, llegó el primer uso definitivo del monasterio: en 1984 se inauguró el Instituto de Bachillerato, que ha multiplicado su número de alumnos. Pero al margen de este uso institucional la Asociación siguió organizando por entonces, especialmente en verano, un variado repertorio de actos: charlas, exposiciones y sobre todo conciertos, hasta que en 1985 el monasterio conoce un vertiginoso lanzamiento. En verano de ese año el ámbito del refectorio es escenario de debates surgidos en el primer seminario de la U.I.M.P. sobre Rehabilitación del Patrimonio, y en otoño se inaugura la Escuela Taller con la intención de dar el último impulso restaurador, del que hablaremos más tarde. Según se va completando esta restauración se incorporan nuevas funciones a lo que antaño fue sede de una comunidad religiosa. Los viejos muros de piedra han ido albergando una gran diversidad de manifestaciones artísticas y culturales. El uso principal del Monasterio es sin embargo servir de sede al Instituto de Enseñanza Secundaria, inaugurado en el curso 1984-85, que cubre las necesidades educativas de Aguilar y de una amplia comarca de las provincias de Palencia, Burgos y Cantabria. Poco después, en octubre de 1985, comenzó su actividad aquí mismo la Escuela Taller, para completar la restauración del edificio, al tiempo que con sus trabajos de formación, documentación arquitectónica, histórica, arqueológica y del medio natural, servir de plataforma al desarrollo de proyectos que poco a poco han iniciado su andadura, tanto en el campo de la promoción cultural como en el de la creación de empleo. Como culminación de toda la larga y compleja labor de rehabilitación, en enero de 1988 Europa Nostra -grupo de asociaciones dedicadas a la protección y promoción del patrimonio europeo, entre las que se encuentra la española Hispania Nostra- concedió su máximo galardón, la Medalla de Plata, a la Asociación de Amigos del Monasterio de Aguilar por la recuperación y puesta en marcha del, en otro tiempo, conocido popularmente como "Convento Caído". Este premio, entregado en el propio monasterio por Su Majestad la Reina Doña Sofía, viene a reconocer una continua labor que se inició en 1978, año a partir del cual este antiguo edificio ha sido escenario de numerosos y variados actos culturales: conciertos, exposiciones, teatro, conferencias, cursos prácticos sobre diversos aspectos relacionados fundamentalmente con la artesanía y la conservación del patrimonio, cursos especializados en el mundo medieval e historia del monacato, en colaboración con distintas universidades; debates sobre actuaciones culturales en el ámbito europeo o superior, con participación de diversos países; creación del Museo del Románico, rehabilitación de las antiguas dependencias agrícolas como alojamiento, instalación de biblioteca especializada y un largo etcétera que gradualmente va haciendo realidad aquel lejano objetivo de convertir a Santa María la Real en un verdadero foco de dinamización cultural, del que poco a poco ha ido naciendo nuevos proyectos, hoy ya con vida propia e incluso independientes de esta casa. PLANO 1. Locutorio 2. Sala Capitular 3. Claustro 4. Sacristía 5. Capilla de Santa María o del Abad 6. Iglesia 7. Capilla del Cristo 8. Cilla 9. Locutorio del cillerero o Pobrero 10. Cocina 11. Refectorio 12. Sala de Monjes 13. Paneras 14. Molino 15. Oficinas y Almacenes 1. Locutorio: En esta pequeña sala, abovedada en cañón apuntado, se entregaba a los monjes las herramientas para el trabajo del día. Desde aquí, a través del claustro, podían pasar a las huertas situadas al oeste del monasterio. 2. Sala Capitular: Fue rehecha por los premostratenses en 1209. Se encuentra cerca del templo, para de esta forma facilitar el paso de la comunidad, cada día, después de la prima. Su escasa altura se explica por tener los dormitorios en la planta superior, sus finalidades eran diversas. Fundamentalmente era el lugar de reunión de la comunidad, el capítulo, donde se trataban los asuntos de interés general y las elecciones de abad, según la regla de la orden. Se utilizaba también como panteón de abades y personajes ilustres, algunas de cuyas lápidas aún se pueden ver. La sala ha sufrido numerosas modificaciones, como la apertura de los dos arcos al locutorio o la escalera realizada en el siglo XVIII, que partiendo del centro de la Sala y cruzando el arco de la pared este, subía hacia los dormitorios de la planta alta. Esta escalera reducía notablemente el espacio disponible, perdiendo así su carácter de lugar de reunión. 3. Claustro: El claustro es el elemento arquitectónico central de cualquier monasterio alrededor del que se organiza todo el edificio. A través de él se tiene acceso a la mayor parte de las salas de la planta baja. Es el claustro lugar de instrucción y de contemplación. En su ala norte y adosado a la iglesia había un banco donde los monjes leían y trabajaban cerca del "armarium", biblioteca del monasterio, al que se podía acceder desde el mismo claustro. En el siglo XIII los premostratenses cubren el claustro con bóvedas de piedra que sustituyen a la antigua cubierta de madera. 4. Sacristía: A la sacristía se tiene acceso desde la iglesia o desde el claustro. Su función era la de habitación auxiliar, utilizada para revestirse los monjes y guardar los utensilios, ornamentos y demás objetos de culto. La actual sacristía es una ampliación del siglo XV que ocupó el espacio del antiguo "armarium" adosado a la Sala Capitular con su entrada por el claustro, donde aún puede apreciarse su puerta cegada. 5. Capilla de Santa María: La función de este recinto se supone que está relacionada con los preparativos funerarios. Desde esta capilla y en procesión se accedía por la puerta lateral al camposanto, acompañando al religioso difunto una vez concluida la ceremonia. Con la posterior ampliación de la sacristía este espacio pasó a ser la capilla privada del abad. 6. Iglesia: Situada al norte del claustro, con los ábsides orientados al este según el esquema tradicional. Su planta es basilical de tres naves con ábside central; de sus antiguos absidiolos del siglo XIII sólo se conserva el situado al sur, el de la epístola. La Iglesia es el espacio donde los premostratenses actuaron con mayor empeño. Aquí se producía el contacto más íntimo entre el monje y la divinidad. Los fieles accedían al templo a través de la puerta abierta a los pies, bajo la gran espadaña, mientras la comunidad lo hacía directamente desde el claustro. Existió un coro elevado del siglo XVI que fue desmontado en la restauración de la década de los años sesenta. 7. Capilla del Cristo: Esta enorme masa de tradición escurialense se construye en 1650 haciendo desaparecer el ábside del evangelio. Su espacio acogía el milagrero Cristo Yacente que hoy se encuentra en la Colegiata de San Miguel en Aguilar de Campoo. 8. Cilla: Situada al oeste del claustro era la despensa del Monasterio. Remodelada y ampliada en múltiples ocasiones, sus restos más antiguos se pueden fechar en el siglo XI. 9. Locutorio del cillerero o pobrero: Espacio entre la cilla y la cocina, hacía las veces de portería. De reducidas dimensiones, es más un pasillo que una sala. 10. Cocina: Localizada en la zona sur según la tradicional disposición entre la cilla y el refectorio. Su configuración actual es la resultante de la ampliación de la cocina medieval. Se ciega su puerta y se abren tres: una hacia el pobrero y dos al refectorio. Se eleva el suelo cubriendo las escaleras que llegaban al arroyo sustituyéndolas por una pila y el antiguo hogar circular desaparece construyéndose la enorme chimenea actual. 11. Refectorio: Se accede a esta sala por el claustro o desde la cocina. Constituye el ala sur del edificio. En él sólo se reunían una vez al día durante la mitad del año, de septiembre hasta la Pascua, y dos veces el resto del año. Antes de pasar al refectorio los monjes se lavaban las manos. Entraban en silencio, rezaban en voz alta antes de tomar asiento y mientras comían escuchaban en silencio las lecturas. El abad presidía la sala en una mesa traviesa acompañado de huéspedes o hermanos. 12. Sala de Monjes: Se entra en ella por el locutorio (la otra puerta existente es obra de la restauración de los años sesenta). Su función era la de distracción-parlatorum y reunión para la realización de diversos trabajos manuales (zapatería, carpintería, etc.). 13, 14, 15: Estas construcciones corresponden a la gran ampliación del siglo XVIII que supone una modificación sustancial en el esquema clásico del monasterio medieval. Estas nuevas dependencias en su planta baja estarían relacionadas con la agricultura, oficinas, cuadras y almacenes (15) o la industria como el molino (14) y las paneras (13). EVOLUCIÓN Asociación de Amigos del Monasterio de Aguilar 1978-1988 Centro de Estudios del Románico 1988-1994 Fundación Santa María la Real Centro de Estudios del Románico 1995 – 2006 Fundación Santa María la Real 2007