… mis zapatos rojos empalidecen al saber adónde vamos. Prefieren esta nieve sucia, pero a mí me fascina y quiero otro ejemplar para la colección. Abre la puerta y sólo un diente asoma a saludarme. Una decena de gatos cotillean mi elegancia restregándose en mis pantorrillas. No recuerdan mi visita de hace dos meses, ni saben el asco que me produjeron ellos, su amo y este rincón de paredes de piedra siempre húmedas. Quieta, en el pasillo repleto de libros, tubos de ensayo, fósiles, uñas, esbozos, pieles arrugadas, ardillas disecadas y armamento, sostengo el frasco. Salgo excitada y me escondo en la esquina de la calle Marlet. Descorcho la botellita dos segundos. Corbett. Sudor del boxeador James J. Corbett.