Técnicas artesanales tradicionales de Corea

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n° 2 > 2004
NOTICIAS DEL ICOM
Conferencia General del ICOM >
Técnicas artesanales tradicionales de Corea
por Hun-Gyu Lee
Director del Museo Nacional de Ciencias
as excepcionales tradiciones artesanales
coreanas, que dan fe de la
vitalidad del conocimiento y las artes inmateriales transmitidos de
una generación a otra,
ofrecen un valioso contexto a los debates sobre
“Museos y Patrimonio Inmaterial” de la
Conferencia General del ICOM 2004 en Seúl
L
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Con motivo de la Conferencia General del ICOM, el Museo
Nacional de Ciencias de Corea invitará a artesanos especializados en los
métodos tradicionales coreanos para que realicen una demostración de
cómo se realizan algunos objetos tradicionales. Entre las técnicas presentadas figurarán la porcelana de celadón (con incrustaciones), las
Patrimonio inmaterial
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tradicionales ruedas de carro, la realización de objetos de metal en una
fragua, las incrustaciones en cuero y en metal y los tintes naturales.
Estas actividades tendrán lugar en el patio central del Museo Nacional
de Ciencias del 1 al 17 de octubre de 2004. De esta forma, los participantes a la Conferencia General tendrán la oportunidad de descubrir y
entender la particular relación de Corea con el mundo y la extrema pericia técnica del pueblo coreano.
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Mediante la Ley de Protección
Técnicas artesanas: poniendo
el marco de hierro a una rueda
de la Propiedad cultural, el gobierno
de carro © Museo Nacional
coreano identifica y protege la propiede Ciencias, Corea
dad cultural en ámbitos como la
música, la danza, el teatro y el
deporte, que constituyen valiosas
contribuciones culturales aunque no
tengan una forma material. Hasta la
fecha, se han inventariado 108 objetos
de este inestimable patrimonio cultural inmaterial, de los cuales 43 son
ornamentos de latón o latón blanco,
instrumentos musicales y objetos de
madreperla pertenecientes al ámbito
de la tecnología industrial.
Reflexiones acerca del patrimonio inmaterial
p o r Ya n i H e r r e m a n
Vicepresidenta del ICOM
on motivo de la Convención de la UNESCO para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, se ha suscitado una ola de discusiones, a cual
más interesantes. Cuando se habla de patrimonio inmaterial, salen a colación
cuestiones tan relevantes como identidad, apropiación, pluriculturalidad,
perennidad, tradición, patrimonio, entorno cultural, transculturalidad.
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Estos hechos, normalmente tratados por antropólogos y sociólogos, han caído en el área de discusión de los arquitectos, urbanistas y planificadores... y ahora también de los museólogos.
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El interesantísimo libro Mutaciones (Actar, 2003 – en espagnol, en
inglés y en francés), recoge ensayos de gente connotada, como Rem
Koolhaas, quienes proponen una visión de identidad y del patrimonio inmaterial asociado totalmente diferente de la “romántica”. Ellos hablan en términos de ciudades que han perdido su historia o ciudades que han nacido
sin ella. El concepto de identidad, de por sí complejo, se vuelve aún más
en el momento que, como hoy en día, la migración mundial es más grande
que nunca y la interdependencia e interpretación de lo mundial en lo local
es una de las características de la sociedad actual. El museo tiene ante sí,
frente a las consideraciones anteriores, retos, posibilidades, limitaciones y
universos nuevos.
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La UNESCO ha dado la siguiente definición del patrimonio inmaterial: “Se entiende por “patrimonio cultural inmaterial” los usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas - junto con los
instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales que les son inherentes - que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconozcan como parte integrante de su patrimonio cultural”.
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Para empezar, podemos enunciar la necesidad de investigar la forma
como se puede conservar y recrear el patrimonio inmaterial dentro del
C
museo; de qué manera es significativo para los miembros de la sociedad
actual; cómo se identifica con los grupos pluriculturales migrantes o los
habitantes de las ciudades sin historia, que mencionan los urbanistas;
como se identifica, si se identifica con la sociedad hegemónica.
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Tomando en cuenta lo anterior y haciendo énfasis en la vitalidad
del patrimonio, el museo se encuentra ante un desafío. En su momento,
los museos comunitarios y los ecomuseos se acercaron más a la vida
diaria, ordinaria de la sociedad. Eran mucho más cercanos a la vida de las
comunidades y más sensibles a la percepción y aprehensión del patrimonio inmaterial.
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Se han ya dado pasos hacia nuevas expresiones y responsabilidades
museales pero hoy quizá uno de los retos mayores de los museos del
futuro sea el aprehender sin momificar, ser espacio de “recreación”, de
intercambio conciente o inconsciente entre distintos individuos poseedores de diferentes tipos de patrimonio. Quizá, así como el museo se modificó y se desarrolló, en un momento dado, al reconocer y promover su
obligación educativa y más tarde su compromiso con el público, ahora se
inicie una nueva etapa en la evolución de los museos al ofrecer a las distintas comunidades un espacio y un foro donde reflejarse.
Contacto: Yani Herreman,
Av. Contreras n° 475, Col. San Jerónimo Lidice,
C.P. 10200 México 18, D.F. México.
Tel. (+52) 5 595 1899 - Fax (+52) 5 668 0279
Email: [email protected]
NOTICIAS DEL ICOM
n° 2 > 2004
< Conferencia General del ICOM
Vista del Museo Nacional de
Ciencias, Seúl © Museo Nacional
de Ciencias, Corea
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Durante la Conferencia General se presentarán varias técnicas típicamente coreanas. La técnica de la incrustación consiste en grabar una línea o
un área en un objeto, por ejemplo un mueble, e insertar otro material en el
hueco, lo que realza el efecto ornamental. La incrustación contribuye a la
forma final de los objetos de cerámica y al brillo del esmalte. Para ello es preciso que la temperatura y el grado de contracción hayan sido los adecuados,
y que las condiciones del horno se hayan controlado atentamente. Con esta
técnica se consigue un estilo muy característico.
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En el caso de las tradicionales ruedas de carro coreanas, el tamaño
de las ruedas y el número de radios son fundamentales para asegurar en
igual medida el equilibrio y el ímpetu del movimiento. Los visitantes pueden ver por sí mismos el proceso de fabricación de los ejes, que permiten
que las ruedas se muevan libremente, y cómo se fija la estructura de hierro
que rodea la rueda.
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En cuanto al tinte, el proceso tradicional incluye la extracción de
los colores de las raíces de las plantas, los tallos, las hojas y las flores.
Los colores principales son, por orden, el blanco, el azul, el amarillo, el
rojo y el negro. Estos tintes tradicionales, además de no contaminar el
medioambiente ya que provienen directamente de fuentes naturales, son
a prueba de polillas y se conservan muy bien. Además, no provocan reacciones alérgicas en la piel.
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En resumen, se puede asegurar que estas presentaciones en vivo de
técnicas tradicionales por artesanos coreanos permitirán a los visitantes descubrir unas habilidades técnicas únicas. Durante mucho tiempo la ciencia
moderna no ha prestado la debida atención a los logros científicos y tecnológicos de Corea y estas actividades brindan la oportunidad de remediar
este hecho y de mostrar el rico patrimonio inmaterial de nuestro país.
Contacto: Hun-Gyu Lee
Director, National Science Museum
Dae deok Science Town, Daejeon, 305-705 República de Corea
Tel. (+82) 42 601 7974 - Fax (+82) 42 601 7975
http://www.nsm.go.kr
Para participar en la Conferencia General del ICOM de
2004, se puede registrarse a la siguiente página Web:
http://www.icom2004.org/registration.htm
¿Tenemos derechos sobre el patrimonio inmaterial?
por Jean-Aimé Rakotoarisoa
Director del Museo Universitario de Antananarivo, Madagascar
nmaterial” e “intangible” son términos que se utilizan para los aspectos más íntimos de nuestro patrimonio cultural. Debido a este carácter íntimo, el patrimonio inmaterial presenta una cierta reserva: no revela
todos sus tesoros a primera vista.
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El ICOM ha decidido iniciar una discusión sobre la delicada cuestión
del patrimonio intangible en su próxima Conferencia General de Seúl. Una
iniciativa como ésta, aunque meritoria, debe quizás ir acompañada de ciertas precauciones, si deseamos evitar los errores que se produjeron con
anterioridad en nuestras discusiones sobre los objetos materiales.
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Limitándonos al caso del África subsahariana, los objetos se valoraron
entonces de acuerdo a parámetros extranjeros y, sin darse cuenta, los primeros exploradores y coleccionistas fijaron los criterios de dicha evaluación
mediante las elecciones que realizaron. Ahora sería quizás muy difícil, quizás
incluso inapropiado, reexaminar dichos criterios, dado que las funciones fundamentales de estos objetos no eran necesariamente estéticas en un principio.
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Quizás una metodología apropiada pueda estar basada en un diálogo
genuino con las comunidades a las que esto concierne, y a las que estas
riquezas culturales pertenecen de forma exclusiva. El propósito de dicho
diálogo sería revelar, o por el contrario, no dar a conocer, los mensajes
ocultos contenidos en cada representación simbólica de este patrimonio
inmaterial, cuya expresión en forma alegórica a menudo ha ocultado sus
aspectos más importantes. Algunas veces los objetos en cuestión no tienen una importancia evidente – un tronco en medio de un poblado, una
pequeña piedra sin nada especial o un trozo de tela lleno de nudos que
recuerdan a los transeúntes y viajeros que se encuentran en un territorio
sagrado. Parecería que la religión y lo sagrado fuesen los principales componentes del patrimonio inmaterial, pero también parece probable que la
“I
literatura escrita, y especialmente la oral, las costumbres, las prácticas tradicionales y los rituales puedan proporcionar claves útiles para entender la
verdadera naturaleza de este patrimonio.
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La cuestión que se plantea es, por lo tanto, si tenemos derecho a
exponer el conocimiento privado que ha sido transmitido de generación en
generación, y a determinar los criterios para organizar esta información.
¿Nos otorgan nuestros títulos, calificaciones y funciones este derecho?
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Hagámonos estas preguntas ahora para no caer en nuestra propia
trampa, tal y como sucedió en el siglo pasado con respecto a los objetos
materiales.
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Asegurémonos también de que las generaciones futuras no perciban
nuestra empresa como un intento bienintencionado de descargar nuestras
conciencias y compensar por la excesiva importancia que los objetos materiales
han asumido en la sociedad que denominamos “moderna” y “desarrollada”.
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El estudio del patrimonio inmaterial en un clima de sinceridad y confianza
mutua con nuestras comunidades sería una forma de rendirles homenaje.
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El patrimonio inmaterial es una de las últimas murallas que protegen a
nuestras comunidades de todas las formas de agresión a las que sus líderes
las han expuesto, a veces con la colusión pasiva de las agencias internacionales que supuestamente deben ayudarlas en su vida diaria. ¿Tenemos nosotros el derecho de privarlas de esta última barrera de protección?
Contacto: Jean-Aimé Rakotoarisoa,
Director, University Museum of Antananarivo,
17, rue Docteur Villette Isoraka - B.P. 564 - Antananarivo 101, Madagascar
Tél. (+261) (0)20 222 5493 - Fax (+261) (0)20 222 5493
Email : [email protected]
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