Semejanzas y diferencias entre acciones, participaciones y obligaciones: Acciones: Son la parte alícuota (proporcional) del capital social de una empresa. Son títulos de renta variable (su rendimiento depende de los beneficios de la empresa, y se llaman dividendos). El poseedor es propietario de la empresa (en proporción al nº de acciones que posee). Por tanto, no sólo tiene derechos económicos, sino también políticos. Se trata de financiación propia (no hay que pagar intereses por ellas (aunque si los dividendos), ni hay obligación ni plazo para su devolución). Las emiten las sociedades anónimas. Son libremente transmisibles: no es necesario el consentimiento de los demás socios para venderlas. Participaciones: Comparten las 4 primeras características de las acciones. Tan sólo se diferencian en las dos últimas: Las emiten las sociedades limitadas. No son libremente transmisibles, sino que para venderlas hace falta autorización del resto de los propietarios. Obligaciones o bonos: Son completamente diferentes de las dos anteriores: Son la parte alícuota de un empréstito (préstamo concedido por particulares en lugar de por un banco) de una empresa. Son títulos de renta fija (ofrecen una remuneración fija, el interés pactado, que no depende de los resultados de la empresa). El poseedor no es propietario, sino acreedor de la empresa (la empresa le debe dinero). Solo tiene derechos económicos, pero no políticos. Es financiación ajena (hay que pagar el interés pactado, aunque la empresa obtenga pérdidas, y hay un plazo establecido de devolución). Por otra parte, las obligaciones pueden ser emitidas por las sociedades anónimas y son libremente trasmisibles. El derecho de suscripción preferente. Cuando las empresas necesitan dinero, pueden obtenerlo de diversas formas. Pueden pedir un préstamo a un banco, pero entonces tienen que pagar los intereses. También pueden pedir un empréstito a inversores particulares, emitiendo obligaciones, pero también deben pagarles los intereses. Otra opción es hacer una ampliación de capital, y emitir más acciones. En este caso, se obtiene dinero “gratis”, pero tras la ampliación de capital, los primeros accionistas tienen menos poder político y económico. Político porque cada acción es un voto, y tras la ampliación de capital el porcentaje de votos que tiene cada accionista se ve reducido, y económico porque los beneficios que pudiera tener la empresa ahorrados (las reservas), ahora se tendrán que repartir entre más accionistas. Para compensar a los primeros accionistas por esta “dilución” del valor de sus acciones, por cada acción que tengan se les otorga un derecho de suscripción preferente en la ampliación de capital, o sea, tienen preferencia para comprar las acciones nuevas. El derecho se suscripción preferente es un título que se puede negociar independientemente de las acciones. Si el antiguo accionista quiere acudir a la ampliación de capital, tendrá derecho a un porcentaje de las acciones nuevas en función de las antiguas que tenía. Pero si no le viene bien comprar acciones en ese momento, puede vender sus derechos de suscripción. El valor de estos derechos se puede cuantificar, y se calcula restando del valor que tenían las acciones antes de la ampliación de capital, el valor que tendrán después de la ampliación. La forma de calcular estos valores depende de los datos que nos proporcionan en el problema. Prima de emisión de acciones. En algunas ocasiones, las empresas, para compensar a los antiguos accionistas, en lugar de emitir derechos de suscripción, emiten las acciones con una prima de emisión, o sea, los compradores de las acciones tienen que pagar por cada acción un poco más de su valor nominal. Entonces se dice que el valor de emisión es el valor nominal más la prima de emisión. En caso de que no haya prima de emisión, se dice que las acciones son emitidas a la par. Tanto el derecho de suscripción como la prima de emisión suponen un sobrecoste de la acción sobre el valor nominal, pero entre ambas existen algunas diferencias: La prima de emisión de acciones sirve para recapitalizar la empresa; el derecho de suscripción preferente, para compensar a los antiguos accionistas por la pérdida de valor que van a sufrir las acciones tras una ampliación de capital. La prima la pagan todos los compradores de las acciones; el derecho, solo los nuevos. La prima la cobra la empresa, que así además se recapitaliza, o sea que compensa a los antiguos accionistas indirectamente, mediante el aumento de los fondos de la empresa. El derecho de suscripción lo cobran directamente los accionistas antiguos, o se lo ahorran en caso de que hagan uso de ese derecho y acudan a la ampliación de capital. La prima, al no distinguir entre accionistas nuevos y antiguos, no compensa la pérdida del poder político (el derecho de voto). Prima de emisión de obligaciones: En el caso de la emisión de obligaciones (parte alícuota de un empréstito, préstamo concedido por ahorradores particulares, en lugar de por un banco), los compradores no son socios de la empresa, por lo que su recapitalización no les beneficia. No obtienen ningún beneficio de una prima de emisión por encima del valor nominal. Por ello, y para hacer más atractiva su suscripción, las obligaciones son emitidas por un valor inferior al nominal, pues el derecho al cobro de intereses y la amortización se calculan sobre el valor nominal de las obligaciones por lo que en este supuesto el interés real para el suscriptor es superior.