La entrevista como técnica de investigación social Fundamentos teóricos, técnicos y metodológicos FIDEL PÉREZ RESUMEN En este artículo el autor realiza una revisión de algunos abordajes teóricos acerca de la entrevista como técnica de investigación social; y analiza igualmente los aspectos técnicos y metodológicos de la misma. Presenta la concepción interactiva de los niveles de comunicación de Blanchet y cols. (1989), y lo que denomina el modelo ecléctico de Sierra Bravo (1995) que contempla el análisis de los roles y los componentes de la comunicación en la entrevista Incorpora además las propias aportaciones derivadas de su experiencia como entrevistador profesional. Afirma que esta técnica no posee un fundamento teórico propiamente dicho y que la construcción de una Teoría de la Entrevista habrá de nutrirse de teorías psicológicas y de la comunicación, la neurofisiología y la psicofisiología, la lingüística, la semántica, la retórica, la gramática, la proxémica, la prosodia y la kinésica. Palabras clave: METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN, ENTREVISTA COMO GÉNERO, METODOLOGÍA DE LA COMUNICACIÓN, INVESTIGACIÓN SOCIAL. ABSTRACT In this article, the author does a review of some theoretical viewpoints about the interview like technique of social research, and analyzes the technique and methodologic aspects of the interview. Presents the interactive conception of communication levels of Blanchet and others (1989), and what he calls the eclectic model of Sierra Bravo (1995) what includes the analysis of roles and components of the communication in the interview. Incorporates besides his own contributions from his own experience like professional interviewer. Affirms that this technique doesn´t have a exactly said theoretic support and that the constitution of a Interview Theory will have to nourish itself from psychologic and communication theories, neurophysiology, linguistics, semantics, rethorics, grammar, proxemics, prosody and kinesics. Keywords: METHODOLOGY OF THE INVESTIGATION, INTERVIEWS AS GENDER, METHODOLOGY OF THE COMMUNICATION, SOCIAL INVESTIGATION. INTRODUCCIÓN La entrevista puede ser considerada como el más antiguo método de recolección de información acerca del hombre en todos sus contextos, porque se basa en una antigua capacidad y adquisición evolutiva humana: el lenguaje, entendido este como lenguaje hablado, habla, lenguaje verbal. Asimismo, se instrumenta y desarrolla sobre una actividad –mejor digamos, necesidad– inevitable en el hombre: la comunicación, materializada en el diálogo, la conversación. Desde que existe lenguaje hablado existe la conversación, la comunicación intersubjetiva, el contacto cotidiano. Con la aparición y desarrollo de las ciencias sociales, se impuso la necesidad de crear instrumentos cada vez más precisos y válidos para la obtención de datos, en función de obtener una apreciación más completa de los hechos o fenómenos estudiados, lo que condujo a la creación de diversas técnicas y a la refinación de las ya existentes. Así, aparece la entrevista como técnica, como forma científica de acercamiento a un individuo, con el fin de obtener de él determinadas informaciones, de acuerdo a elementos preestablecidos. Existen diversos tipos de entrevista: la entrevista periodística (con sus variantes), la de empleo, la judicial, la psicológica, la médica, la de investigación social, etc… En el presente trabajo nos limitaremos a la entrevista cualitativa en investigación social. Nos enfocaremos en sus fundamentos teóricos, técnicos y metodológicos, para lo cual nos serviremos de los trabajos de diversos autores, a lo cual agregaremos algunos aportes particulares, producto de nuestra especialización y experiencia. Definición de entrevista El Diccionario Enciclopédico Salvat la define como Vista, reunión o cita de dos o más personas en un lugar determinado para tratar o resolver algún asunto o para tomar nota de las respuestas de uno o varios e informar al público, o para recoger datos acerca de un problema social o psicosocial, etc… (Salvat Editores, 1993, Tomo 8, p. 438). Kerlinger (1985, p. 338) la entiende como …..una confrontación interpersonal, en la cual una persona (el entrevistador) formula a otra (el respondiente) preguntas cuyo fin es conseguir contestaciones relacionadas con el problema de investigación. Ander-Egg nos dice que La entrevista consiste en una conversación entre dos personas por lo menos, en la cual uno es entrevistador y otro u otros son los entrevistados; estas personas dialogan con arreglo a ciertos esquemas o pautas acerca de un problema o cuestión determinada, teniendo un propósito profesional, que puede ser «…obtener información de individuos o grupos; facilitar información, influir sobre ciertos aspectos de la conducta (…) o ejercer un efecto terapéutico (1982, p. 226) Blanchet (en Blanchet y otros, 1989, p. 88), refiriéndose a los speech events o «acontecimientos de la palabra», conceptualiza la entrevista del modo siguiente: Una entrevista es un speech event (*) en el que una persona A extrae una información de una persona B, con información que se hallaba contenida en la biografía de B (*) En cursivas en el original. Según Sierra (en Galíndo, 1998, pp. 281- 282), la entrevista es …una conversación que establecen un interrogador y un interrogado para un propósito expreso. (…) una forma de comunicación interpersonal orientada a la obtención de información sobre un objetivo definido Vemos entonces que todas las definiciones apuntan a los mismos aspectos: una o más personas, una de las cuales (y sólo una) es el entrevistador, en tanto que la otra u otras es (son) el (los) entrevistado(s), quienes se encuentran físicamente en un mismo espacio para conversar en los términos establecidos por el entrevistador: estructura, fines, duración del encuentro, roles, tema, etc.., y donde el entrevistador procurará obtener del entrevistado determinadas informaciones. Fundamentos teóricos de la técnica de entrevista A diferencia de lo que sucede con otras técnicas de investigación social, la entrevista no puede exhibir un respaldo teórico consistente que la respalde. Al respecto, Quesada (1984, p. 119) afirma que no existe una «…..Teoría de la Entrevista que permita avanzar con relativa facilidad en el estudio de esta modalidad». Sierra (op. cit, p. 281) expone que «…queda demostrado que la escasa atención y el desinterés manifiesto de los sociólogos investigadores por la fundamentación y génesis de esta técnica, ha impedido la construcción de un complejo teórico con el cual consolidar las bases disciplinarias de este nuevo campo de estudio…» No obstante lo anterior, no eludiremos este punto. Presentaremos aquí algunos elementos teóricos que pueden ser de interés para el análisis y comprensión de la entrevista. Blanchet y la concepción interactiva de los niveles de comunicación. Este autor realiza un análisis estructural de la situación de entrevista, concibiendo la misma como generadora de discursos, que son construidos conjuntamente por el entrevistador y el entrevistado. Se refiere entonces al contrato de comunicación, a la situación social global, y a las intervenciones del entrevistador como los elementos que enmarcan la producción discursiva del entrevistado. Se refiere a la situación social global de la entrevista como la constituida por las características profesionales, culturales, económicas, de sexo, de edad, etc., de los interlocutores, a las cuales define como «externas ». Respecto a la edad afirma –basándose en investigaciones realizadas por Grimaud (1982, en Blanchet y otros, 1989) y Shapiro (1984, ídem) que la proximidad social favorece la comunicación en la entrevista: si los interlocutores son de edades cercanas, de rango similar, son de similar extracción social o comparten alguna variable de este tipo, el entrevistado se sentirá más en confianza y conversará más, y más fácilmente acerca del tema tratado. Sierra Bravo (1995) concede similar importancia a estos factores como de influencia en la situación de entrevista. Se refiere a la imagen personal y social que cada uno proyecta, las expectativas y la actitud en el otro que la misma sugiere; las propias suposiciones o inferencias acerca de las actitudes y opiniones del otro, el peso del rol del entrevistador, la activación de mecanismos psicológicos de defensa, y la posición que asume el entrevistado como producto de la adscripción que hace del entrevistador a determinado grupo social. Sierra (en Galindo, 1998) también concede preponderante importancia al contexto socio-histórico en la situación de entrevista. En lo que respecta al contrato de comunicación, Blanchet nos dice que «….se halla constituido por unos parámetros que representan los saberes mínimos compartidos de los interlocutores sobre lo que hay en juego y los objetivos del diálogo…» (en Blanchet y otros, 1989, p. 101). Es lo que en la entrevista psicológica se conoce con el nombre de estructura: las reglas del juego. Este contrato de comunicación contempla dos tipos de saberes: implícitos y explícitos. Los primeros están constituidos por los códigos culturales, reglas sociales y modelos de intercambio oral o interlocución compartidos por los interlocutores; en tanto que los segundos se evidencian en la declaración verbal por parte del entrevistador y en el encendido del dispositivo de registro. El contrato inicial de comunicación queda definido con la indicación del entrevistador de los objetivos de la entrevista y de los otros aspectos que justifiquen la misma, incluyendo las razones de la selección del sujeto y de la convocatoria respectiva. Se refiere aquí el autor a la existencia de dos contratos iniciales, referidos a los motivos y objeto de la convocatoria: un contrato determinado por la percepción de la formulación y status del discurso; y un segundo posible contrato determinado por la participación en el proceso previo de un tercero. En el primer caso, señala el autor que la formulación y el status del discurso serán diferentes dependiendo de si el entrevistador es percibido como el investigador (saber supuesto) o como el encuestador (saber hacer), en tanto que en el segundo caso el status del discurso será determinado por la participación de un intermediario. Agrega el autor que la relación del sujeto con el tema explorado influye también sobre el contrato inicial: si se trata de un objeto concreto o abstracto, de algo preciso o impreciso, de algo bajo su dominio profesional o laboral, de una experiencia personal, etc…. Todos estos elementos definen el contrato inicial de comunicación. Se refiere Blanchet (en Blanchet y otros, 1989) igualmente a la pertinencia. Afirma que ella determina el sentido o sinsentido del discurso construido en la entrevista: el discurso sólo adquirirá sentido si el contrato de comunicación es comunicado explícitamente. Las intervenciones del entrevistador Constituyen el tercer elemento determinante del discurso del sujeto entrevistado, y cuyo fin es definir el tema sobre el que el entrevistado construye un comentario, y tomar ese comentario como tema de intervencionescomentarios. Estas intervenciones las clasifica el autor en consignas y comentarios. Las consignas son instrucciones que determinan el tema del discurso del entrevistado, mientras que los comentarios son explicaciones, observaciones, preguntas e indicaciones que subrayan las palabras del entrevistado (en Blanchet y otros, 1989, p. 104). Las intervenciones-consignas son determinantes para el sentido que hay que atribuir al discurso. Agregan elementos al contrato de comunicación y lo modifican, además de contribuir a la renegociación del mismo a lo largo de la entrevista. Las intervencionescomentarios constituyen la mayor parte de la masa verbal del entrevistador y persiguen estimular el habla del entrevistado. Aquí, el autor establece dos criterios para identificarlas: 1) el acto de lenguaje realizado por el entrevistador; y 2) la instancia discursiva buscada. El acto de lenguaje realizado por el entrevistador, puede ser: a) una declaración, o acto mediante el cual quien habla expone sus opiniones; b) una interrogación; o c) una reiteración. Las declaraciones (ya abundaremos luego sobre este punto) no pueden participar de la entrevista. La instancia discursiva buscada conduce a dos registros discursivos, presentes en todo discurso y que se estructuran sobre la construcción de la proposición. Al respecto, Blanchet afirma que «Toda comunicación de un pensamiento implica, por un lado, una representación de la referencia (nivel referencial), y, por otro, una operación psíquica que el que habla realiza sobre esta representación (nivel modal)» (op. cit,. p. 106). De lo cual deriva la existencia de dos discursos: 1) El registro referencial, o instancia discursiva de identificación y definición del objeto de la entrevista; y el registro modal, o instancia discursiva que evidencia la actitud del hablante respecto de la referencia. Como resultado de esto, identifica el autor seis tipos diferentes de intervenciones: la complementación, la interpretación, las interrogaciones: la pregunta sobre el contenido, la pregunta sobre la actitud; y las reiteraciones: el eco y el reflejo. La complementación es la intervención que agrega un elemento de identificación de la referencia al enunciado antecedente del entrevistado: puede tratarse de síntesis parciales, anticipaciones inseguras o inferencias. La interpretación es la intervención que pretende expresar una actitud del entrevistado no explicitada. Se enfoca sobre el sentido del discurso del entrevistador, y genera efectos de consentimiento o de resistencia. Son confirmativas cuando el entrevistador las valida, o infirmativas cuando obligan al entrevistado a restablecer cierta coherencia de su discurso. Las interrogaciones son intervenciones que demandan información al entrevistado. La pregunta sobre el contenido solicita una identificación adicional de la referencia. La pregunta sobre la actitud solicita una identificación de la actitud proposicional o de la opinión del entrevistado. Las reiteraciones repiten lo dicho por el entrevistado. Confirman la atención del entrevistado y solicitan una aclaración del significado del enunciado. Dentro de las reiteraciones están incluidos el eco y el reflejo. El eco repite o reformula uno o varios enunciados referenciales del discurso del entrevistado. Con su empleo se le está comunicando al entrevistado que se le entendió y se le comprendió bien. Genera en el entrevistad o dos efectos: resistencia a la captación por parte del otro de elementos del discurso; y al mismo tiempo cede al otro cierta responsabilidad en el acto de enunciación cuando se parte de que ese otro posee o puede conseguir una parte de verdad para sí mismo. Finalmente, el reflejo es la intervención que repite o reformula con un prefijo modal («usted», «tú», etc.) uno o varios enunciados del discurso del entrevistado. Se enfoca esta intervención hacia la sinceridad del discurso del entrevistado, y hace que éste, por tanto, se refiera a su posición personal. El empleo de una u otra intervención dependerá de la situación o segmento comunicacional planteado por la entrevista. Igualmente de la habilidad y experiencia del entrevistador. Blanchet (en Blanchet y otros, 1989) nos dice que la producción del entrevistado es un discurso constituido por afirmaciones o lo que llama enunciados asertivos: enunciados que persiguen hacer del conocimiento del entrevistador un estado de cosas o una concepción estimada como verdadera. Identifica tres categorías de enunciados: los narrativos que refieren hechos pasados; los informativos, que aportan un comentario nuevo sobre un tema; y los demostrativos, que persiguen establecer el proceso lógico de la determinación de los hechos. Establece que tales enunciados son detectables en el habla del entrevistado a nivel gramatical y semántico por el nivel de los marcadores lingüísticos: el tiempo verbal para cada uno de ellos. Blanchet (op. cit), aborda igualmente el punto de las interacciones verbales que tienen lugar en la situación de entrevista entre entrevistador y entrevistado. Dado que el propósito es re-construir el discurso del entrevistado luego del análisis, pasando de un contexto interlocutivo real a uno imaginario (construido por el analista) para llegar al sentido del discurso del entrevistado, se enfrenta el investigador al importante problema planteado por la polisemia del discurso, que alude a los diversos significados tras las palabras y a los que manejan los interlocutores. Define el autor como interacciones verbales en una situación de intercambio oral (y agregamos nosotros, presencial, cara a cara) «…al conjunto de las acciones efectuadas por los interlocutores a través de los enunciados emitidos» (op. cit., p. 120), dentro de las que incluye todo lo que los interlocutores hacen por medio de lo que dicen; por ejemplo, demandas, reivindicaciones, denegaciones, rechazos, insultos, desafíos, etc… La intervención de cada interlocutor, en el marco de cada interacción, permite realizar el sentido de la respuesta del otro, quien «…realiza o desvía una parte del proyecto de sentido del uno, en función de su propio proyecto de sentido, que será a su vez realizado o desviado» (op. cit., p. 122) configurándose así un movimiento circular de construcción dinámica de sentido en el transcurso de la situación de entrevista. Mas afirma el autor que este modelo sería insuficiente si no contemplara que cada enunciado no sólo va dirigido al otro sino también a quien lo emite, por lo que afirma que antes de interlocutores los participantes de una entrevista son intralocutores, lo que lo conduce a plantear un modelo que contempla «…la especificidad del diálogo en dispositivos interlocutivos favorecedores de la producción de un discurso lineal por un participante» (en Blanchet y otros, 1989, p. 122), respecto a lo cual afirma que tales dispositivos carecen de la respuesta del entrevistador para realizar el proyecto de sentido del entrevistado. Esta carencia es regulada para no romper el contrato, y conduce al entrevistado a emplear más los procesos intralocutivos para la elaboración de su discurso. Afirma el autor que el desplazamiento de lo interlocutivo a lo intralocutivo «…constituye el origen del proceso de influencia indirecta que ejerce el entrevistador sobre el entrevistado.« (Idem). Se refiere finalmente el autor a la construcción del sentido. El sentido, en este contexto, es la respuesta a la pregunta de «¿Por qué dije esto?» y constituye el elemento principal de todo diálogo y, por tanto, de toda situación de entrevista. Parte el autor de que el material de una entrevista es de la autoría no sólo del entrevistado sino del entrevistador, quien inevitablemente ejerce una influencia sobre aquel, y va elaborando sus respuestas en función de sus necesidades, en el doble nivel de la intra y la interlocución. El modelo ecléctico de Sierra Estructura este autor su planteamiento acerca de la entrevista sobre un modelo de seis elementos: • un destinador (el hablante) • un destinatario (quien escucha) • un referente • un código • un medio de transmisión • un mensaje Respecto a los participantes, afirma que en esta situación, si bien el entrevistado es la persona que ocupa mayor espacio en la entrevista y es quien puede con justicia ser denominado emisor, este rol lo desempeña el entrevistador, mas no porque sea quien hable más sino porque es quien controla la situación. «Aunque sea desde una actitud manifiestamente receptora, siempre cumple una función directiva, encauzando el desarrollo de la conversación, por su situación privilegiada, el conocer los objetivos, fines e incluso las técnicas de la entrevista en cuestión» (en Galindo, 1998, p. 283). Nos encontramos así a una excepción práctica del concepto convencional de emisor y receptor, ya que en este caso se trata de un emisor pasivo pero que domina la situación, y de un receptor activo con participación predominante en la misma pero sujeto al dominio de su interlocutor. Considera este autor que esta situación genera un juego de poderes que conduce a su vez a estados de ansiedad de parte del entrevistado y falta de control por parte del entrevistador. En relación con el canal, establece que hay que hay que tener en cuenta el análisis fisiológico; respecto al código nos plantea la realización de un análisis lingüístico o semiótico. E indica el análisis del contexto en los términos de la proxémica. Estos factores, según el autor, exigen una fundamentación psicosociológica antes que meramente lingüística o social, dada la naturaleza de los participantes: se trata de seres humanos, poseedores de una composición y de una existencia múltiples y en extremo complejas y cambiantes, lo que exige un abordaje en especial y comprehensivo. Todo análisis de lo producido por el entrevistado debe tener en cuenta esto si aspira a atrapar el sentido real de su discurso. Por ello, incorpora el autor la figura de la retroalimentación, como mecanismo verificador de información de parte del entrevistador hacia el receptor, y al cual considera como crucial para la humanización de todo proceso comunicativo, ya que toma en cuenta los elementos personales del individuo, y esencial para comprender los procesos de comunicación primaria que se suceden en la entrevista. En acuerdo con Blanchet (en Blanchet y otros, 1989), afirma el autor que «En toda entrevista, la interacción comunicativa está determinada socialmente por los aspectos psicológicos subyacentes a partir de la norma contractual preestablecida y negociada en la conversación» (en Galindo, 1998, p. 284). Se refiere asimismo a las barreras de la comunicación humana, donde aborda lo relativo a la semántica, el clima psicológico y las barreras de contexto. Incorpora asimismo el problema de la comunicación no verbal, donde pone de relieve los niveles kinésico (los movimientos y gestos corporales), prosódico (las intenciones de la palabra) y proxémico (el manejo de la distancia intercorporal), en función de lo cual plantea tres niveles articuladores de lo público y lo privado socialmente en el análisis de la comunicación no verbal: • El análisis del control personal a nivel consciente • El análisis de los códigos particulares de la interacción en el nivel semiconsciente; y • El análisis de los actos reflejos o reacciones fisiológicas a nivel inconsciente. Finalmente, se refiere a los elementos cognoscitivos de la entrevista, donde incluye a la memoria, la observación, la categorización, la adquisición de conceptos, la inferencia lógica y el sentido de la reciprocidad. Menciona la empatía, o «…capacidad de comprender la situación del desarrollo de la conversación desde el punto de vista del otro…» (op. cit., p. 291), como una de las técnicas elementales de la entrevista (Aunque nosotros no la concebimos como técnica sino como un recurso inscrito en una determinada actitud del entrevistador). A la empatía subyace –agregamos nosotrosla actitud de la aceptación de parte del entrevistador, que consiste en la escucha atenta y desprejuiciada de los enunciados verbales del entrevistado; que no hay que confundir con aprobación. La aceptación de una verbalización de un entrevistado no implica su aprobación. En este contexto, este autor destaca la importancia del reflejo, técnica esta que es, a su juicio, el elemento cognoscitivo más importante de la entrevista, ya que garantiza el vínculo empático. Los afluentes para una futura Teoría de la Entrevista Tal como pudiéramos derivar de los planteamientos de los autores tomados como muestra para respaldar el presente trabajo, la teorización de la entrevista habrá de fundarse sobre teorías psicológicas y de la comunicación, la neurofisiología y la psicofisiología, la lingüística, la semántica, la retórica, la gramática, la proxémica, la prosodia y la kinesica. Considerando estos conjuntos conceptuales será posible alcanzar una comprensión más amplia de esta técnica de investigación social. Aspectos técnicos de la entrevista Abordaremos aquí lo relativo al qué de la entrevista: sus modalidades, escenarios, ventajas, desventajas, limitaciones, y aspectos relacionados. Tipos de entrevista En primer término señalemos que existen dos tipos básicos de entrevistas en general: la entrevista estructurada o cerrada y la no estructurada o abierta. En la primera el entrevistador dispone de un instrumento con las preguntas previamente redactadas, por lo general cerradas, en tanto que en la segunda el entrevistador realiza su actividad con base en temas mas no en preguntas ya elaboradas, de modo que el entrevistado tiene mucha libertad para expresarse, para lo cual se vale de preguntas abiertas. Dentro de este último tipo se ubica la entrevista cualitativa o de investigación, de la cual podemos distinguir dos modalidades: la profunda y la focalizada, también llamadas de profundidad («no dirigida», según Ander-Egg, 1982) y enfocada o focal. La entrevista profunda es un tipo de entrevista «…de carácter holístico, en la que el objeto de investigación está constituido por la vida, experiencias, ideas, valores y estructura simbólica del entrevistado aquí y ahora» (Sierra, en Galindo, 1998, p. 299). El sujeto es explorado en un asunto directamente relacionado con él, y se le estimula para que exprese con absoluta libertad sus sentimientos y opiniones acerca del punto tratado. Es usada generalmente en estudios de valores y normas. La entrevista focalizada, como su nombre lo indica, se concentra sobre un punto o puntos muy específicos acerca de los cuales el sujeto es estimulado a hablar libremente, y que el entrevistador ha de ir planteando a lo largo de la situación, procurando en todo momento identificar lo que desea ser conocido. Sin dejar de ser una entrevista abierta, posee un mayor grado de estructuración que la entrevista profunda. Por lo general, es empleada con sujetos que han participado de una misma situación, para estudiar cambios de actitud, para estudiar situaciones que serán objeto de trabajo social, animación cultural o de tipo educativo; igualmente para abordar problemas poco conocidos por el investigador y que serán estudiadas más adelante (Ander-Egg, 1982). Dadas sus características, este tipo de entrevista debe ser realizado por entrevistadores experimentados y muy bien entrenados, ya que supone notables habilidades de escuchar, discernir, aclarar, etc. En la entrevista profunda el interés se centra en el sujeto como centro de su propio discurso, mientras que en la focalizada el sujeto es valioso en tanto que individuo participante de una experiencia, por lo que es tomado como medio para llegar a la misma. Tal como afirma Sierra (1998), la entrevista profunda es más un arte que una técnica, en tanto que la entrevista focalizada es más una técnica que un arte. En la primera debe poder manejar con soltura el arte de la conversación, del diálogo de modo de poder obtener las informaciones que desea. En el segundo caso debe poseer el notable dominio de la técnica como modalidad racionalizada y elaborada de la conversación. Utilidades, principios y aplicaciones de la entrevista La entrevista abierta «…tiende a resultar muy productiva para el estudio de casos típicos o extremos, en los que la actitud de ciertos individuos encarna, en toda su riqueza, el modelo ideal de una determinada actitud.» (Sierra, en Galindo, 1998, p. 308). En el caso de la entrevista en profundidad, su uso permite encontrar los vínculos entre la conducta individual y el objeto de investigación, mientras que en el caso de la entrevista focalizada el objeto es un tema. La entrevista puede ser usada para (op. cit): • La reconstrucción de acciones pasadas • El estudio de las representaciones sociales personalizadas: normas, valores, creencias, actitudes, etc.. • El análisis de la interacción entre constituciones psicológicas personales y conductas sociales particulares. Por ejemplo, las desviaciones sociales • Complementar estudios cuantitativos (específicamente la entrevista profunda) por el abundante material verbal recolectado. Ventajas y limitaciones Ventajas Sierra (en Galindo, 1998) identifica dos ventajas básicas: • Permite reconstruir hechos pasados a los cuales no sería posible acceder de otra manera. • Permite esclarecer las experiencias humanas desde la perspectiva de los entrevistados. Ander-Egg (1982) señala las siguientes: • Es eficaz para obtener datos relevantes y significativos dentro de las ciencias sociales. • La información obtenida es cuantificable. • Tiene una tasa relativamente mayor de aceptación. • Puede obtener información más precisa. • Permite el auxilio al entrevistado a pensar y a organizar sus ideas. • Permite captar los elementos periféricos de las respuestas verbales, que le confieren un sentido amplio: reacciones, gestos, etc.. • No exige que el entrevistado sepa leer o escribir. • Es flexible. Limitaciones Sierra (en Galindo, 1998) se refiere a siete limitaciones de la entrevista: 1) La entrevista opera según la lógica omnicomprensiva del investigador, quien asume que puede traducir el discurso del entrevistado y obtener la información o el sentido deseado. 2) La entrevista, así como el grupo de discusión, aunque se abra a dimensiones bien diferenciadas de la realidad social, es en realidad un abordaje parcial y estrecho para acceder a esa realidad social. 3) La realidad que capta está mediatizada subjetivamente por el discurso del sujeto entrevistado. 4) Tiende a producir falsificaciones, engaños, alteraciones y fugas temáticas. 5) No se dan las condiciones para conocer el contexto discursivo, dada la mediación que el discurso hace en la percepción del entrevistador. 6) Probablemente el entrevistador no comprenda el discurso del entrevistado, al no conocer su contexto vivencial. 7) Puede inducir al entrevistador a creer que lo el entrevistado dice en la entrevista es lo que hace o dice en otras situaciones, dado que la razón siempre está determinada por el contexto. Ander-Egg (1982) identifica tres tipos de limitaciones de la entrevista: limitaciones inherentes a la técnica en sí misma, limitaciones provenientes del entrevistador y limitaciones inherentes al entrevistador. Veamos. Limitaciones de la técnica en sí misma Entre estas el autor señala las limitaciones de la expresión verbal, el otorgamiento de igual validez a todas las respuestas sin importar su emisor, la posibilidad de divorcio entre lo que se dice y lo que se hace, la carencia de un marco de referencia común: la divergencia entre lenguaje, lengua y habla, el carácter estático de la realidad que capta la entrevista, y la falta de secreto en las respuestas. Respecto a las limitaciones de la expresión verbal el autor nos dice que la entrevista se basa en tres supuestos que considera no válidos para toda cultura ni para todo grupo social: las posibilidades de una expresión verbal correcta del entrevistado, la adecuada capacidad de éste para informar sobre sí mismo, y de que desea expresarse diciendo la verdad. Considera que dadas las características del lenguaje, es poco lo que se puede conseguir. Respecto a la igual validez concedida a las respuestas el autor señala que esto es un error porque desconoce las diferencias individuales. Al referirse al posible divorcio entre lo que se dice y lo que se hace afirma que el doble juego de valores puede alterar totalmente una entrevista: un sujeto puede mentir al expresar una opinión para presentar una imagen favorable ante el entrevistador. De la divergencia entre lenguaje, lengua y habla nos dice el autor que hay que tomar en consideración los elementos subjetivos y sociales o los diversos grados de generalidad o particularidad presentes en la expresión verbal para un adecuado análisis del discurso del entrevistado. Por otra parte, considera que la entrevista es de corte estático mientras que la realidad y los individuos son de carácter dinámico. Y finalmente indica que si bien se le asegura al entrevistado que la confidencialidad de sus datos y respuestas estará garantizada, esto se le está diciendo en persona: esto puede ser puesto en duda por el entrevistado, ya que el entrevistador dispone de sus datos personales, y sentirá que siempre existirá la posibilidad de ser expuesto públicamente con sus opiniones, razón por la cual el autor considera esta falta de secreto como una limitación importante de esta técnica, inherentes a la técnica propiamente dicha. Limitaciones del entrevistado Como limitaciones del entrevistado señala Ander-Egg (1982): el grado de disposición a responder, su posible bloqueo, su nivel de comprensión, su grado de sinceridad, y el nivel de adecuación de su discurso, a las que agrega la motivación o el interés para responder, y el efecto que pueden causar sus respuestas en el entrevistador. Limitaciones del entrevistador Menciona el aspecto personal y comportamiento y demás variables individuales que constituyen la imagen que muestra ante el entrevistado, sus opiniones, y su posible irresponsabilidad en el cumplimiento de su trabajo. Metodología de la entrevista Aquí presentaremos la manera de ocuparse de la entrevista, desde sus fases antecedentes hasta el informe final. Sierra (en Galindo, 1998) nos aclara que «No existen reglas fijas sobre la forma de realizar una entrevista ni procedimientos protocola rios que modelen a priori la conducta del entrevistador» «La metodología no se puede reducir a una contratación de hipótesis…» «…bajo ningún concepto es posible la generalización universalizante tras la elaboración del análisis» (p. 311). Sin embargo, la experiencia en el empleo de esta técnica ha permitido delinear un conjunto de principios que pueden ser útiles para su preparación y desarrollo. Podemos identificar cuatro fases en esta actividad: la fase de preparación, la fase de desarrollo, y la fase del informe final. Preparación de la entrevista Dada la naturaleza cualitativa de esta técnica, el número de entrevistados no puede ser establecido previamente. En todo caso, se presentan dos vías iniciales: entrevistar el mayor número posible de sujetos o seleccionarlos mediante muestreo. Es aconsejable para esto emplear la red de familiares y amigos para este fin, ya que supone una buena disposición a colaborar por parte de los sujetos, dado el vínculo con el entrevistador (Sierra, en Galindo, 1998) Ander-Egg (1982) indica de la manera siguiente la preparación de la entrevista: 1) Presentación del entrevistador. El entrevistador deberá ser presentado al entrevistado con una breve nota explicativa (En caso de que no se conozcan) 2) Concertar la entrevista por anticipado, para lo cual será necesario conocer la disposición de tiempo del sujeto. En este punto, agrega Sierra (op. cit) que el entrevistador deberá procurar que sea en el tiempo libre del sujeto para no perturbarlo en su tiempo de trabajo, y que deberá asimismo informar acerca de los objetivos, la justificación del estudio y de la importancia de la participación del sujeto seleccionado, así como lo relativo a la confidencialidad, la disponibilidad absoluta en términos de tiempo y espacio para ajustarse a su agenda, y la disponibilidad de retornarle la información que proporcione, de ser este el caso. 3) Conocimiento previo del campo. Facilitará el acercamiento entre los interlocutores. 4) Contacto previo con líderes. Tiene por fin explicar los motivos y la justificación de la investigación, y facilita el contacto con la comunidad. 5) Selección del lugar. Para procurar las mejores condiciones para el desarrollo de la entrevista. 6) Aspecto personal del entrevistador. Su vestimenta, el manejo de su voz y su mirada, su actitud, sus modales, etc.. pueden afectar positiva o negativamente tanto el acercamiento como el desarrollo de la entrevista. 7) Preparación específica. Es primordial, y debe ser lo más amplia y sólida posible. Agrega Ander-Egg (1982) aquí la importancia de las condiciones particulares que debe satisfacer el entrevistador, como por ejemplo capacidad de comunicación, aptitud para captar la situación de otros, y procura de la mayor objetividad posible. Principios orientadores de la entrevista Dado que la entrevista es «…una puesta en escena que simula la naturalidad del diálogo» (Sierra, en Galindo, 1998, p. 317) debe procurarse las mejores condiciones posibles en todos los sentidos. En el caso de una entrevista abierta conviene que el entrevistador mantenga en mente los puntos a tratar de modo que su atención se centre totalmente en el entrevistado, quien debe ser quien más hable en esa situación. Sierra nos dice que el entrevistador debe conocer de antemano: • La situación comunicativa que rige el intercambio dialógico. • Los usos del lenguaje apropiados para los intercambios con el entrevistado. • El contexto y la relación con el entrevistado. • El juego de ocultamiento y revelación intersubjetiva con el entrevistado. • Los factores cognoscitivos o emocionales implícitos en la entrevista. Afirma este autor que el entrevistador debe tener en cuenta siempre el contrato de comunicación, que define como «...un pacto o compromiso de cooperación, a través del cual se fijan tácitamente las reglas, los procedimientos y el conjunto de condiciones en los que se va a desarrollar la interacción conversacional » (op. cit., p. 319) Inicio y desarrollo de la entrevista Desde que comienza hasta que finaliza, la entrevista queda en manos del entrevistador, quien ha de desplegar las mejores habilidades posibles para su buen término. Asumiendo que se encuentran en las mejores condiciones posibles, lo primero que debe hacer el entrevistador es establecer lo que en el ámbito psicológico se conoce como rapport, o un clima de confianza y apertura, que es el fundamental para faciltar la verbalización del entrevistado. Es conveniente que el entrevistador comience el diálogo conversando amistosamente acerca de cualquier tema o asunto trivial o de interés para el entrevistado, para romper el hielo y abrir el camino hacia las preguntas. En todo momento la entrevista ha de mantener un tono de diálogo amistoso Sierra (en Galindo, 1998) enumera las pautas que deben encausar la situación de entrevista, que sintetizaremos de la manera siguiente: 1) El entrevistador debe crear paulatinamente un clima adecuado, para poder obtener las informaciones más profundas del entrevistado. 2) El flujo de la información debe ser en gran medida unidireccional: deberá predominar el habla del entrevistado. 3) El entrevistador no deberá expresar sus opiniones, no deberá juzgar al entrevistado, respetar su individualidad, y dar muestras permanentes de aceptación. 4) Debe promover relaciones favorables. 5) No deberá interrumpir el discurso del entrevistado. 6) Deberá procurar captar las posibles deformaciones eventuales y los relatos distorsionantes; y 7) Deberá mantener la motivación del entrevistado, relacionándose con él como persona y no como fuente de información. Ander-Egg (1982) nos proporciona una interesante guía para la formulación de las preguntas. Si bien se refiere en principio a la aplicación de encuestas, se aplican a la situación de entrevista abierta. Hemos tomado sólo las relacionadas con este tipo de entrevista. 1) Formular las preguntas de modo informal. El entrevistador no debe evitar el tono de interrogatorio, y enfocar su atención siempre en el entrevistado. 2) Dar al entrevistado el tiempo suficiente para responder. 3) Usar frases de transición al terminar un punto y pasar al siguiente. Tales expresiones permiten al entrevistado ubicarse psicológicamente. 4) Hacer comentarios breves que ayuden a la comunicación, comunicándole al entrevistado que nos interesa lo que dice y le concedemos importancia. A lo anterior Sierra Bravo (1995) agrega que en ningún momento el entrevistador deberá confrontar al entrevistado, no deberá dejar pausas entre las preguntas, y deberá recordar que él es quien va a preguntar y no a responder. Registro de las respuestas Dadas las limitaciones de la memoria, se hace necesario registrar el discurso del entrevistado. Por ello resulta conveniente registrar la entrevista con un grabador, con el debido permiso por parte del entrevistado. Conviene asimismo tomar algunas notas durante la conversación, pero deben ser notas puntuales que permitan al entrevistador mantenerse ubicado respecto a lo que dice el entrevistador y no repreguntar acerca de puntos satisfactoriamente respondidos por el entrevistado. Asimismo, ello permitirá la anotación de elementos no registrables por el grabador, como gestos y demás elementos paralingüísticos que completen el sentido del discurso del entrevistado. Posibilitará también el registro de cualquier elemento contextual o situacional que obviamente escape de la capacidad técnica del grabador. Finalización de la entrevista La entrevista ha de terminar en el mejor clima posible: se le debe agradecer al entrevistado de manera sincera su participación y se le debe transmitir la sensación de dejar abierta la posibilidad para una nueva entrevista, en caso de que estuvieren contempladas otras entrevistas en el cronograma de la investigación en curso. Una forma adecuada para hacer esto es concluir la entrevista cuando el entrevistado todavía desea continuar hablando: quedará entonces cargado de la motivación necesaria para aceptar una nueva convocatoria. El análisis e informe final Sierra (en Galindo, 1998) establece que para el análisis hay que partir de que «…el discurso y la vida son difícilmente reductibles a un mismo patrón significante» (p. 328), por lo que la procura de la verdad deviene en elemento de poca significancia. En lugar de ello la búsqueda el investigador debe enfocarse en «…traducir de manera verosímil lo que los entrevistados expresan y perciben de sí mismos y de su entorno» (p. 329), es decir, el significado social atribuido al relato, tomando en cuenta la cultura simbólica del sujeto y el contexto social, por lo que el análisis ha de ser comprehensivo e integrador, pero sin afán reduccionista. Tal como afirma el autor, «El objetivo último del recurso de la entrevista en la investigación social es dar cuenta de los procesos sociales (con-texto) a través del análisis de casos arquetípicos o ejemplificadotes desde lo real concreto como totalidad» (op. cit., p. 330), para lo cual indica que el entrevistador debe: 1) analizar las verbalizaciones representacionales y expresivas. 2) tomar en cuenta que el texto que enmarca los discursos del sujeto es resultado de una situación extraordinaria: la entrevista. 3) adherir los significados del entrevistado y su concatenación. 4) centrar su atención en la verosimilitud antes que en la verdad. 5) relacionar por asociación los hechos y los argumentos o razones que defiende el entrevistado; y 6) realizar un análisis semántico. Hecho lo anterior, el investigador procederá a reconstruir (sobre el material grabado y la transcripción de la entrevista) una narración que refleje lo más fielmente posible al entrevistado; habrá de identificar los conceptos que representen el valor esencial del tema investigado identificando los elementos componentes del relato. Luego debe seleccionar las palabras más adecuadas y construir las categorías, para luego, en un mapa conceptual, ordenar los tipos de conexión, importancia u oposición que mantienen entre sí. El informe final es una interpretación sobre el discurso del entrevistado, devenido en una narración sobre su narración. Síntesis En el presente trabajo hemos abordado lo relativo a la entrevista cualitativa de investigación. La hemos definido esencialmente como el encuentro cara a cara entre dos o más personas donde una de ellas entrevista a la otra u otras acerca de un tema específico. Hemos podido determinar que no existe una Teoría de la Entrevista que la sustente pero sí diversas disciplinas que pueden proporcionarle elementos de análisis y explicación de algunos de los componentes presentes en ella, razón por la cual hemos considerado que una futura Teoría de la Entrevista habrá de fundarse sobre teorías psicológicas y de la comunicación, la neurofisiología y la psicofisiología, la lingüística, la semántica, la retórica, la gramática, la proxémica, la prosodia y la kinésica. Hemos podido conocer que existen dos tipos básicos de entrevista que interesan en este contexto: la profunda, que se centra en el sujeto, y la focalizada, donde el interés se centra en una experiencia. Hemos podido ver la importancia de las fases antecedentes e iniciales de la entrevista, incluyendo las variables correspondientes al entrevistador y al entorno, así como la manera más adecuada de realizar la entrevista, el análisis y el informe final. La entrevista, desde su inicio hasta su final, se orienta hacia la consecución del significado del relato del entrevistado. BIBLIOGRAFÍA 1. ANDER, EGG (1982). Técnicas de investigación social. España. Humanitas Alicante. 500 p. 2. BLANCHET y otros (1989). Técnicas de investigación en ciencias sociales. Obra colectiva. Narcea (Educación Hoy). Madrid. 183 p. 3. GALINDO (1998). Técnicas de investigación en sociedad, cultura y comunicación. Compilación. Addison Wesley Longman. México. 345 p. 4. KERLINGER (1985). Investigación del comportamiento. Interamericana, México. 525 p. 5. QUESADA (1984). La entrevista: Obra creativa. Mitre, Barcelona, España. 137 p. 6. SALVAT EDITORES, 1993: Diccionario Enciclopédico, Barcelona. España. Tomo 8: 504 p. 7. SIERRA BRAVO (1995). Técnicas de investigación social. Teoría y ejercicios. Paraninfo, Madrid. 705 p. © 2009 Universidad Central de Venezuela, Facultad de Humanidades Av. Neverí, Centro Comercial Los Chaguaramos, piso 3, Los Chaguaramos. Teléfono 0212 693 00 77 http://www2.scielo.org.ve/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S131674802005000100010&lng=es&nrm=iso