A Z A R / S U E R T E / F A C T O R X ¿Qué es el azar? ¿Y la Suerte? ¿Tiene algo que ver el destino con los dos anteriores? Hay gente que no cree en ellos y dicen que la suerte solo acompaña a aquellos que trabajan y se esfuerzan todos los días. Ya decía Einstein que Dios no juega a los dados con el universo y Pablo Neruda que la suerte es el pretexto de los fracasados. Pero personalmente creo que hay algún elemento del que ignoramos su nombre que influye decisivamente en el devenir de nuestras vidas. Algunos lo llaman suerte, otros azar, otros destino, hados, estar en el lugar adecuado en el momento oportuno. Los menos creen que es un pequeño enanito cabrón que disfruta viendo como tropezamos una y otra vez. Es cierto que cada uno marca su destino y recibe la suerte que se merece. Pero hay que asumir esto con cierta relatividad. Está claro que desde el momento en que afecta a nuestras vidas no es algo ajeno a nosotros sino consustancial a todo lo que hacemos, por tanto debemos pensar que en cierto sentido deberíamos controlarlo. Esta claro que si esta semana no voy a trabajar seguramente me despidan con motivo. La mala suerte no entraría en juego aquí ¿O si?, y si el hecho de que me despidan me beneficia ¿Sería buena suerte caída del cielo provocada por mi voluntad? En nuestro camino decidimos estudiar/trabajar/vagar/viajar/meditar/vivir según momentos vitales, decisiones motivadas y preferencias o en muchos casos reduciendo el planteamiento a las formas más básicas: ¿Qué quiero hacer? ¿Qué no quiero hacer?. Y a partir de aquí, después de la decisión intervienen distintos elementos, tales como las experiencias, la formación, la voluntad, los estudios, los deseos y el FACTOR que estamos intentando averiguar. Dos personas con entornos familiares parecidos, estudios similares, capacidades equiparables y mismos gustos pueden haber acabado en dos situaciones completamente distintas. Puede ocurrir que uno de estos dos sujetos haya preferido trabajar en algo que realmente le motive y comer algo peor (por decirlo de alguna manera) y el otro sujeto busca la seguridad laboral a corto plazo. Entonces partiendo de dos inicios iguales nos encontramos con dos finales distintos. De un espejo saldrían dos cuadros diferentes: un escritor y un vendedor de seguros, por ejemplo. En este caso además de nuestro Factor X, las circunstancias familiares pueden obligar a uno de estos sujetos a encaminar su recorrido por un lado o por el otro. El ejemplo más claro que podemos encontrar al respecto está en nuestros amigos de la infancia/colegio/universidad. ¡Qué parecidos éramos entonces y que distintos ahora! ¿O sería al revés? Habrá gente que diga que la suerte y el azar o este extraño elemento no existe. Hay gente tan genial y brillante como Woody Allen pero no me acuerdo de los que son mejores que él. Hay jugadores de baloncesto con las mismas condiciones fisiológicas que Michael Jordan pero algo falló (su entorno, madurez, preparación, lesiones, suerte? etc.) y no llegaron a triunfar. Pongo estos dos ejemplos porque pese a que ahora y en sus respectivos ámbitos sean considerados “GRANDES” no siempre fue así: El primero tardó mucho en tiempo en ser reconocido por el gran público (hasta Annie Hall llovió mucho) y el segundo fue rechazado dos veces para formar parte del equipo de su instituto y su entrenador le recomendó que se dedicara al atletismo porque su futuro deportivo tendría más posibilidades en este deporte. Entonces ¿El azar como juega aquí? Esos hechos (que a Woody Allen le cerraran continuamente las puertas en las narices o que a Michael Jordan no fuera seleccionado) puedan considerarse como mala suerte o poco favorables al destino que posteriormente tuvieron. La pregunta para volverse loco sería ¿Fueron precisamente esos rechazos la chispa que provocaron su éxito posterior? Si todo hubiera sido favorable para ellos ¿el final hubiera sido distinto? Creo que nuestro FACTOR X empieza a tomar forma a medida que avanzamos en el análisis: la voluntad en cuanto elemento más personal de cada uno define donde estamos y donde queremos estar independientemente de que nos vengan mal dadas. Por tanto una parte de esa suerte/azar/factor X podrá ser maleada a nuestro antojo por nuestra voluntad. Otro Ejemplo: si quiero ganar la maratón de Nueva York debo entrenar todos los días durante varias horas y estar convencido de mis posibilidades. No puedo esperar a que el día de la carrera tenga muy buena suerte y 200 personas se lesionen y yo sea el único que acabe la carrera. Pero no todo el mundo puede correr 42 kilómetros. Por tanto hay que entender que una parte de ese factor está fuera de nuestro alcance/control pero otra parte depende ineludiblemente de nosotros. Cuando hablamos sobre conceptos de azar/suerte/destino debemos determinar asimismo a qué elementos afectan estas “fuerzas”. El azar y la suerte pueden ser relativamente envidiables. Últimamente a mi alrededor (entorno de amigos y familiares) me encuentro con la misma situación, que al ser frecuente es ciertamente peligrosa: gente que desde un punto de vista profesional está en su mejor momento (conseguir un ascenso o aprobar unas oposiciones) pero ese golpe de buena suerte se ha cobrado su parte en el terreno personal/familiar (alguna perdida o enfermedad grave). Por eso me da miedo tener buena suerte, por que es una cuerda que se afloja beneficiándote en algunas cosas y que se tensa sustrayendo otras. Del mismo modo que todos no podemos ser afortunados simultáneamente y en la misma medida el enanito cabrón da y quitara a su antojo. De ahí que la mejor solución sea creer en la suerte pero no confiar ciegamente en que ella solucionara todo. Por tanto en nuestra voluntad deberemos confiar, porque ella nos llevará exactamente al sitio en el que queremos estar y si el viento sopla a favor nuestra entonces deberemos aprovecharlo al máximo. Francisco Javier Romero Ruiz. “Estar preparado es ya media victoria “. MIGUEL DE CERVANTES