FEC REG. SENT. Nº 43/06 "DE LUCA, MARCELO OMAR Y OT. C/ VILIVA, MAURICIO LUIS S/ DS. Y PS." (CAUSA: 105.552), JUZG. 22 //en la ciudad de La Plata, a los 21 días del mes de Marzo de dos mil seis, reunidos en Acuerdo Ordinario el señor Juez de la Excma. Cámara Segunda de Apelación, Sala Primera, doctor Carlos Saúl Marroco y la vocal de la Sala Segunda, doctora Patricia Ferrer, para dictar sentencia en los autos caratulados: "DE LUCA, MARCELO OMAR Y OT. C/ VILIVA, MAURICIO LUIS S/ DS. Y PS." (causa: 105.552), se procedió a practicar el sorteo que prescriben los artículos 168 de la Constitución de la Provincia, 263 y 266 del Código Procesal, resultando del mismo que debía votar en primer término el doctor MARROCO. LA EXCMA.CAMARA RESOLVIO PLANTEAR LAS SIGUIENTES CUESTIONES: 1ra.- ¿Es justa la apelada sentencia de fs. 225/229 vta.? 2da.-¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? V O T A C I O N A la primera cuestión planteada el Doctor Marroco dijo: Al dictar la sentencia que luce a fs. 225/9 vta., el señor juez del primer estrado, en prieta síntesis estableció: a) que el accidente de tránsito que aquí se ventila se produjo en la intersección de la Avda. 31 y la calle 61 de esta ciudad; b) que el conductor de la motocicleta demandado en autos circulaba en sentido transversal al automóvil al mando de Marcelo Oscar De Luca y por la derecha de éste; c) que el carácter de embestidor mecánico de la motocicleta, en el caso, resulta irrelevante para atribuir responsabilidad a su conductor; d) que tampoco es posible adjudicársela en función de la confesión ficta del demandado; y e) que no se probó fehacientemente que el demandado circulara a velocidad excesiva o antirreglamentaria.En base a todo ello, no adviertiendo que concurran circunstancias que permitan sostener que el demandado hubiere perdido la prioridad de paso por circular por la derecha, descartando que ello lo provoque la existencia de un reductor de velocidad, desde que él no autoriza a los conductores que circulan por la izquierda a transgredir tal regla especulando con la disminución de velocidad de los que lo hacen por la derecha, enfatizando en el carácter absoluto de tal prioridad con sustento en precedentes jurisprudenciales emanados del más Alto Tribunal de Justicia provisional, decidió rechazar la demanda promovida por el mencionado De Luca e Ivone Paula Rizzi contra Marcelo Luis Viliva, imponiendo las costas a cargo de los demandantes.- II) Apelado por éstos el pronunciamiento (fs. 236), sostienen su recurso con la pieza expositora de agravios obrante a fs. 244/5, no replicada por el accionado.Cuestionan la valoración de la prueba realizada por el magistrado –que califican de absurda- al tener por acreditado que la motocicleta circulaba por la derecha de su automóvil.Mas aún si se entendiera que así lo hacía, aducen que ello no lo habilita para transitar impunemente, de modo negligente o imperito, a excesiva velocidad según precisan los testigos que declaran en autos, lo que torna culpable al demandado que embistió en forma violenta la parte trasera del automóvil, no pudiendo dominar su rodado.Es que –sostienen- ante la existencia de un reductor de velocidad, el motociclista debió disminuir o detener su marcha, tal como lo hicieron otros dos automóviles, entre los que avanzó el demandado.Citan jurisprudencia que avala su postura, concluyendo que resulta ineluctable la exclusiva responsabilidad del accionado.III) Anticipo que el recurso, a mi modo de ver, no puede abrirse camino.En un reciente pronunciamiento (Ac. 79.618, sent. del 8-VI2005), la Suprema Corte de Justicia bonaerense puso énfasis en la necesidad de que la comunidad respete celosamente las normas de prevención contenidas en el Código de Tránsito en cuanto imponen pautas de comportamiento válidas para mitigar y en lo posible evitar los riesgos que en las ciudades genera el tránsito automotor, destacando como una de ellas a la que regla la prioridad de paso, cuya violación debe ser rigurosamente reprochada por los magistrados.Explicó el Dr. Roncoroni -Ministro que llevara la voz cantante de la mayoría de los miembros del Alto Tribunal- que una de las características de la condición humana es querer saber a qué atenerse en las relaciones con los demás y que precisamente para ello está dada la norma de preferencia de paso en las bocacalles, que con el equilibrado juego de expectativas mutuas que genera en sus destinatarios está marcando los deberes de actuación de cada uno en cada caso concreto, esto es, que "el conductor que llegue a una bocacalle o encrucijada debe en toda circunstancia ceder el paso al vehículo que circula desde su derecha hacia su izquierda, por una vía pública transversal" (art. 57, inc. 2do., ley 11.430).Mas si ello viene impuesto legalmente a todo conductor, sobremanera cabe asignárselo a aquél que afronte el cruce de una vía de mayor jerarquía como la que en el caso ostenta la Avenida 31, pues en tal caso, antes de hacerlo debe siempre detener la marcha, con el objeto de que obrando con la cautela y prudencia que aconsejan las circunstancias y la densidad del tránsito en esas vías, decidan su ingreso o intenten el cruce sin entorpecer la circulación de los vehículos que circulan por ellas y sin poner en riesgo la vida y los bienes suyos y de sus semejantes.Parafraseando al recurrente, es realmente absurda la tesis que propugna cuando pretende descalificar al señor magistrado considerando no absoluta la afirmación de que la motocicleta circulaba por la derecha del automóvil por él conducido, desde que en modo alguno enerva tal dato fáctico la circunstancia que en la bocacalle anterior –que es de conocimiento público se encuentra a más de veinte metros de distancia de aquélla en la que se produjo el siniestro-, los que circulaban en sentido transversal respecto de su vehículo lo hicieran por su izquierda.Mas ni tan siquiera en esta última situación el actor contaba con prioridad de paso, pues siendo una Avenida la que pretendía atravesar, los automóviles que circulan por ella, por hacerlo por una vía de mayor jerarquía que la de la calle 61, son los que gozan de aquella preferencia (S.C.B.A, Ac. antes citado; art. 57, ap. 2, inc. c, ley 11.430).Tampoco tiene incidencia en el caso la velocidad de circulación de la moto, porque no es a ella a la que quepa atribuirle la concreción del hecho, desde que la relación causal con su producción claramente emerge de la falta cometi- da por el conductor De Luca (arts. 901/904, Código Civil; 164, 266, 384, Código Procesal).Por lo demás y más allá de no tratarse de una mera cuestión de números, no se acreditó fehacientemente que el demandado violare lo dispuesto por el inc. b del art. 77 del Código de Tránsito (v. respta. 3 de fs. 188), resultando insuficiente lo señalado al respecto por el único testigo hábil que declarara en la causa –recuerdo al apelante que la declaración de su padre que parcialmente transcribe en el recurso no fue atendida por el anterior magistrado, dado lo dispuesto por el art. 425 del Código Procesal y ello no ha sido motivo de cuestionamiento alguno de su parte, dado lo cual su cita es irrelevante (arts. 260, 261, Código Procesal)- por un lado, dada su falta de precisión y, fundamentalmente, por la carencia de fuerza convictiva que arroja el dicho de quien no es un técnico que sustente su criterio en elementos objetivos de juicio (arts. 164, 384, 441 ”in fine”, 456, Código Procesal).Por fin, la actitud especulativa del conductor De Luca, que evidencia a fs. 242 vta./3 al suponer que la existencia del reductor de velocidad llevaba implícita la detención o la disminución de la marcha del motociclista, resultó, a más de subjetiva, sumamente imprudente y temeraria, desde que intentó el cruce ante la presencia cercana de vehículos que gozaban del derecho de paso prioritario, quebrantando aquel juego de expectativas mutuas y enfáticos enunciados de una norma ordenatoria del tránsito que es función de los órganos jurisdiccionales, dada su condición de cogobierno de la sociedad, hacer respetar a rajatablas, como mejor manera de civilizar el desplazamiento vehicular en nuestras ciudades.Como dijera el Dr. Roncoroni en el precedente señalado, la conducta a asumir en tales casos, el modo de neutralizar los riesgos por el conductor que se asoma a una Avenida de doble mano, es hacerlo con extrema prudencia y cautela, poniendo el debido celo en el estricto cumplimiento y acatamiento de la norma de prevención que regula tal situación, que establece que “antes de ingresar o cruzarla se debe siempre detener la marcha”.Sólo así, verificando que tiene expedito el paso, contribuirá a preservar la seguridad, ordenando la armónica convivencia entre los automovilistas (arts. 512, 902, 1111, Código Civil; 57 inc. 2º ley 11.430; 164, 266, 279, Código Procesal).Juzgo así -de modo concordante con el señor Juez anterioracreditada la culpa del conductor De Luca, de tal entidad, que exonera de toda responsabilidad al accionado, cuya conducta no guarda relación causal adecuada con el accidente de tránsito que nos convoca (arts. 901 al 904, 1111, 1113, 2º párr, 2ª parte, Código Civil).- Consecuentemente, voto POR LA AFIRMATIVA. A la misma primera cuestión, la Doctora Ferrer dijo: que por análogas razones a las meritadas por el colega preopinante adhería a la solución propuesta y en consecuencia también votaba por la AFIRMATIVA. A la segunda cuestión planteada, el Doctor Marroco dijo: En atención al acuerdo alcanzado, corresponde confirmar la sentencia apelada de fs. 225/9 vta. en todo cuanto decide y fuera motivo de agravios. Las costas de Alzada se impondrán a los recurrentes, dada la suerte corrida por su intento revisor (arts. 68, 164, 266, Código Procesal).ASI LO VOTO.A la misma segunda cuestión, la Doctora Ferrer dijo: que por idénticos motivos votaba en igual sentido que el doctor MARROCO.Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la siguiente: S E N T E N C I A POR ELLO, y demás fundamentos expuestos, se confirma la sentencia apelada de fs. 225/9 vta. en todo cuanto decide y fuera motivo de agravios. Costas de Alzada a los recurrentes. REG. NOT. y DEV.