08 AUTOCONFIANZA

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AUTOCONFIANZA
LIC. Francisco ARNUT
A lo largo de la historia la literatura científica ha venido dando diferentes
interpretaciones al término de autoconcepto. El conocimiento de uno mismo es una teoría, es lo
que la persona cree sobre si mismo y piensa de si, aunque lo que crea y piensa de si no coincida
con la realidad, y en función de ello así se comporta. La mayoría de los autores interpretan al
autoconcepto como un conjunto integrado de factores o actitudes relativas al yo, básicamente por
tres: cognitivos (pensamientos), afectivos (sentimientos) y conativos (comportamientos), que de
identificarlos individualmente podrían clasificarse de la siguiente forma: el primer factor,
autoconcepto propiamente dicho; el segundo factor como autoestima; y el tercero como
autoeficacia.
Empleando una metáfora, podríamos decir que nuestra personalidad es el vehículo
que no s conduce por la vida, cuyo motor sería le autoconcepto (aspecto cognitivo), su
combustible es la autoestima (aspecto afectivo), y la forma de conducirse, más o menos acertada
es la autoeficacia (aspecto conativo), debido que pensamos (cognición), sentimos (afectividad) y
actuamos (conación).
La autoeficacia percibida desempeña un papel fundamental en el funcionamiento
humano puesto que afecta el comportamiento no sólo de manera directa, sino también por su
impacto en otros determinantes claves tales como metas y aspiraciones, expectativas de
resultados, tendencias afectivas y percepción de los impedimentos y oportunidades que se
presentan en el medio social (Bandura, 1995, 1997). Las creencias de eficacia influyen en los
pensamientos de las personas, tanto autoestimulantes como autodesvalorizantes, optimismo o
pesimismo; en los cursos de acción que ellas eligen para perseguir; los desafíos y metas que ellas
se plantean para sí mismas y su compromiso con los mismos; la cantidad de esfuerzo que
invierten en determinados emprendimientos; los resultados que esperan alcanzar por sus
esfuerzos; la magnitud de su perseverancia frente a los obstáculos; su resistencia a la adversidad;
el nivel de estrés y depresión que experimentan cuando se enfrentan con demandas exigentes del
ambiente y los logros que alcanzan.
En el terreno deportivo no es suficiente que el deportista tenga capacidad para
conseguir un buen rendimiento en su deporte, también es necesario que lo desee conseguir y
creer en sus capacidades para hacerlo. En el esfuerzo por conseguir algo intervienen una serie de
mediadores cognitivos, donde la autoconfianza y la percepción tienen un lugar de privilegio.
Uno de los factores que más influyen en el fracaso de una meta a mediano plazo es
creer que no se alcanzará esta meta. Si usted piensa que no tiene la capacidad para lograrlo, si
cree que no logrará satisfacción al lograr ese objetivo, entonces es muy probable que nunca lo
consiga.
Al describir la capacidad percibida para lograr cierto nivel de ejecución se han
utilizado términos tan diversos como: autoconfianza, autoeficacia, habilidad percibida y
competencia percibida.
La autoconfianza se ha ido formando a lo largo de la vida y es el fruto de la
valoración e interpretación de las propias experiencias.
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RELACIÓN ENTRE AUTOCONFIANZA Y RENDIMIENTO
Las investigaciones surgidas a partir del pensamiento del Dr. Bandura demuestran
que los individuos pueden desempeñar mejores roles cuando ellos creen que poseen las
habilidades necesarias para funcionar como tales.
Para comprender este abordaje basado en la “expectativa del desempeño” más
que en la “aptitud para el desempeño”, es necesario desarrollar una medida refinada de la
autoeficacia.
Según la teoría de valor de esperanza, la motivación es principalmente un resultado
de las creencias de los individuos sobre los resultados probables de sus acciones y del valor del
incentivo que ellos ponen en esos resultados. Las personas se motivan para comprometerse en
aquellas tareas sobre las que valoran el resultado esperado; y estarán menos predispuestas para
realizar las tareas cuyos resultados no valoran.
La confianza no garantiza el éxito en la ejecución, pero si no se tiene confianza es casi seguro
que no se obtenga un adecuado rendimiento.
Muchos consideran que tener confianza es creer que van a ganar la competencia, y
aún, cuando no es posible que puedan hacerlo se los anima diciendo que pueden lograrlo.
Tener autoconfianza es tener una expectativa realista sobre lo que se puede
conseguir. Estaría relacionada no con lo que los deportistas esperan hacer, sino con lo que los
deportistas de forma realista esperan hacer, en lo que interiormente sienten que son capaces de
lograr.
El nivel de confianza que los deportistas tienen en ellos mismos, sobre sus
posibilidades de conseguir resolver diferentes situaciones, afecta a los niveles de: motivación,
concentración., pensamientos, emociones, resistencia física, manejo de la presión, etc.
Excesiva confianza es igual de malo que la escasa. El exceso llevaría al deportista
a la creencia que ya no debe esforzarse para conseguir una adecuada ejecución y entonces
puede fracasar. Exista una sobreestima y subestima al rival, a la situación, competencia, etc. Esto
podría tener el efecto de un espejo, donde por los resultados negativos, el contrario comienza a
obtener mejores resultados, aumentando su confianza. El exceso de confianza representa una
confusión entre lo que realmente es y lo que les gustaría o desean que fuese, llevándolos a una
dificultad en admitir los errores y no logran una autocrítica adecuada, desencadenando posibles
conflictos con entrenadores, compañeros, etc.
Cuando la confianza es baja, es difícil que se esfuercen todo lo que puede,
influyendo en su rendimiento.
Si la autoconfianza esta en su nivel óptimo, los deportistas establecen metas
realistas, basándose en sus propias habilidades. Teniendo el conocimiento de lo que pueden
conseguir y cuales son sus límites, saben que pueden conseguir las destrezas necesarias, tanto
físicas como psíquicas para mejorar y se esfuerzan por conseguirlo. Reconocen sus errores y
luchan por corregirlos, donde la dificultad no esta en los errores sino en como afrontarlos. Para
que el deportista pueda ir viendo que supera y consigue aquellas metas propuestas es
fundamental que los objetivos sean acordes con las posibilidades y sean posibles de alcanzar.
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Es importante que los deportistas analicen y tomen conciencia de las situaciones en
las que han experimentado excesiva o escasa confianza, como también en aquellas donde el nivel
fue óptimo. Esto se podría realizar por medio de las siguientes preguntas: ¿Cuándo tiene dudas
sobre si mismo? ¿Cómo se recupera a partir de los errores? ¿En qué momentos tiene miedo o se
siente muy inseguro? ¿Cómo reacciona ante la adversidad? ¿Cuándo se siente con exceso de
confianza?, entre otras; estas preguntas se pueden realizar desglosando distintos aspectos del
deporte, por ejemplo, en rugby se les puede preguntas cuestiones tales como: ¿cuál es tu
confianza en una situación de ataque? ¿cuál es tu confianza en defensa? ¿cuál es cuando pateas
a los palos?, etc. Así sabríamos en que áreas intervenir para obtener su mejor nivel de confianza.
CONFIANZA EN EL DEPORTE
Esta se definiría como la creencia o el grado de certeza que los individuos poseen
acerca de su habilidad para tener éxito en el deporte.
Habría que distinguir distintos aspectos:
1- Confianza Rasgo: creencia o grado de certeza que los individuos poseen usualmente
sobre su habilidad para tener éxito.
2- Confianza Estado: creencia o grado de certeza que los individuos poseen en un momento
particular sobre su habilidad para tener éxito.
3- Orientación Competitiva: analiza si el deportista esta perfectamente orientado a los
resultados o a la ejecución. En el primer caso sería ganar, y en el segundo actuar bien.
Este modelo postula que tanto la Confianza Rasgo y la Orientación Competitiva
interactúan con la situación objetiva del deporte para producir la autoconfianza estado. Las
diferencias individuales en autoconfianza rasgo y en orientación actúan como predictores de
cómo percibirán los deportistas determinados factores dentro de una situación objetiva del
deporte y del nivel de autoconfianza estado.
Situación
Deportiva
Autoconfianza en
el deporte
(RASGO)
Orientación a la
Competencia
Autoconfianza en
el deporte
(ESTADO)
Respuestas
Conductuales
Resultados
Subjetivos
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TEORÍA DE LA AUTOEFICACIA
Bandura elabora su teoría de la Autoeficacia en el marco de su Teoría
Sociocognitiva, a partir de esta última podemos explicar el comportamiento como un modelo de
reciprocidad triádica donde cada uno de los factores actúan entre si como determinantes
interactivos.
Este determinismo recíproco propone como principio que la conducta y el
funcionamiento humano están determinados por la influencias interrelacionadas de los estados
fisiológicos de los individuos, las conductas, las cogniciones y el medio ambiente.
La teoría de autoeficacia otorga un papel fundamental a la influencia del
pensamiento autorreferente sobre el funcionamiento psicosocial actuando como mediador de la
conducta y de la motivación de las personas. Los juicios que tienen las personas sobre su
capacidad para actuar a un nivel determinado en una tarea concreta influyen en su conducta, en
sus patrones de pensamiento y en sus reacciones emocionales.
El valor que concede Bandura a las expectativas es clave para entender la
perspectiva cognitiva de su teoría. Distingue entre expectativas de autoeficacia y de resultados.
Así, un estudiante puede creer que haciendo una tarea lo El valor que concede Bandura a las
expectativas es clave para entender la perspectiva cognitiva de su teoría. Bandura distingue entre
expectativas de autoeficacia y de resultados. Así, un estudiante puede creer que haciendo una
tarea le llevará a conseguir unos determinados objetivos (expectativas de resultados), pero no la
hace porque duda de su habilidad para realizarla (expectativas de autoeficacia). Estas
expectativas de autoeficacia están influenciadas por la experiencia propia (éxitos y fracasos
personales), la experiencia vicaria (éxitos y fracasos ajenos) y la activación emocional (ansiedad
ante la tarea). Llevará a conseguir unos determinados objetivos (expectativas de resultados), pero
no la hace porque duda de su habilidad para realizarla (expectativas de autoeficacia). Estas
expectativas de autoeficacia están influenciadas por la experiencia propia (éxitos y fracasos
personales), la experiencia vicaria (éxitos y fracasos ajenos) y la activación emocional (ansiedad
ante la tarea).
Expectativas de Eficacia: creencia de que uno es capaz de ejecutar con éxito un
determinado comportamiento, requerido para obtener unos determinados resultados.
Expectativa de Resultado: creencia de que un determinado comportamiento ira
seguido de unas determinadas consecuencias. Estas influyen en la motivación y predicen la
conducta. Las expectativas de resultado se manifiestan de tres formas diferentes: resultados
materiales, sociales o autoevaluativos.
Según Bandura, los juicios subjetivos de la competencia personal difieren de los
juicios de la consecuencia probable que la conducta producirá. Puede establecerse una clara
relación de las expectativas del resultado con las creencias de eficacia porque estas creencias
determinan, en gran medida, a las expectativas. Los individuos que esperan el éxito en una
empresa particular, se anticipan a los resultados exitosos.
Persona
Conducta
Resultados
Expectativas de
Eficacia
Expectativas de
Resultado
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Ambas expectativas son antecedentes de la acción y actuarían como motivadores y
guías cognitivas de la acción, como determinantes de la elección de actividades, del esfuerzo y de
la persistencia en las actividades elegidas, de los patrones de pensamiento y de las respuestas
emocionales.
Cuando los deportistas tienen una alta percepción de eficacia y el medio que les
rodea refuerza sus acciones entonces estos desarrollaran acciones seguras y adecuadas a la
situación. Si el medio no refuerza, pude ser, que los deportistas se revelan contra él para
modificarlo.
La persona que se considera eficaz se impone a si mismo desafíos que favorecen
sus intereses y el desarrollo de actividades nuevas, estos individuos intensifican sus esfuerzos
cuando su rendimiento no se ajusta a las metas que se había propuesto, hacen atribuciones
causales de los fracasos que favorecen la autoeficacia y afrontan las tareas potencialmente
amenazadoras y las situaciones difíciles sin sentir ansiedad.
Las personas que se consideran ineficaces evitan las tareas difíciles, reducen sus
esfuerzos y se rinden frente a las dificultades, acentúan sus deficiencias personales, disminuyen
sus aspiraciones y sufren altos niveles de ansiedad; disminuyendo el rendimiento y generando
malestar.
Las expectativas negativas nos llevan a hacer las mismas viejas cosas del mismo y
viejo modo, deseando de alguna manera que milagrosamente podamos obtener un resultado
diferente. “Nada va a cambiar” es un juicio de expectativas negativas. Estos juicios destruyen la
motivación para intentar cosas. Si creyéramos que “Nada puede cambiar, simplemente soy así”
(otro juicio de expectativas negativas) ¿por qué gastar tiempo o energía aprendiendo a hacer las
cosas de manera diferente?
FUENTES DE INFORMACIÓN DE LA AUTOEFICACIA
El deportista es un ser activo que recibe información procedente de: logros propios,
observación del comportamiento de los demás, la persuasión verbal y la autopercepción. Este
procesamiento de la información es el que ofrece una percepción al deportista sobre sus propias
capacidades en las diferentes situaciones con las que interactúa. Así, observamos que las
expectativas de eficacia que tiene el deportista no son variables rasgo, ni concepciones globales
sobre su funcionamiento general, sino cogniciones actuales, específicas y cambiantes que se van
formando a partir de las propias experiencias pasadas y que se proyectan hacia el futuro
influyendo en el presente.
1- Logros de Ejecución: es la fuente más influyente en la formación de las expectativas de
eficacia debido a que se basa en las propias experiencias de realización personal. Estas
experiencias afectan a los juicios de autoeficacia a través del procesamiento cognitivo de
tal información. En general el éxito eleva las expectativas de eficacia, mientras que el
fracaso (falta de habilidad para completar con éxito una tarea), las disminuye.
2- Experiencia Vicaria: es la conducta realizada por otros, así como las consecuencias de la
misma, nos orienta sobre nuestra propia capacidad. Las personas aprenden la mayor parte
de las conductas a través de la observación, por medio del modelado. El sujeto se
persuade a si mismo de que si otra persona es capaz de conseguir hacer una tarea, él
también podrá realizarla si se esfuerza en el intento.
3- Persuasión Verbal: esta permite modificar las expectativas de eficacia personal, los
cambios obtenidos sobre la percepción de eficacia a partir de esta fuente de información
suelen ser débiles y de duración corta, ya que no se basan en una experiencia personal.
4- Estados Fisiológicos: la activación afecta a la conducta a través de la interpretación
cognitiva de tal estado (expectativas de eficacia) La información trasmitida por lo cambios
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fisiológicos, influye en el nivel de eficacia a través de un proceso de juicio que
normalmente engloba la evaluación de las fuentes de la activación, el nivel de activación,
la situación dentro de la cual se produce la activación y las experiencias anteriores. El nivel
de activación necesario par una ejecución estará determinado por la tarea, la persona y la
situación.
MEDICION DE LA AUTOEFICACIA
Esta se podría realizar a través de una metodología denominada microanálisis,
donde los pensamientos autorreferentes están tomados en forma de autopercepciones
particularizadas de eficacia que pueden variar a través de diferentes actividades y circunstancias
situacionales de forma distintas a como funcionan los test que valoran el rasgo.
Esta medición de la autoeficacia debe incluir tres dimensiones:
1- Magnitud o Nivel: logros de ejecución esperados por el deportista o el número de tareas
que él cree que puede realizar para conseguir su objetivo de conducta. Para medir la
magnitud se le presenta a los sujetos una lista de tareas de diferente nivel de dificultad y
se les pide que marquen cuales creen que son capaces de ejecutar.
2- Fuerza: certeza con la que una persona espera conseguir éxito en cada una de los
componentes o niveles de la tarea. La fuerza se valora en una escala de 100 puntos con
unidades de intervalos de 10 puntos. Estos intervalos representan el porcentaje de
confianza en las creencias del sujeto sobre la posibilidad de conseguir con éxito cada uno
de los niveles. La fuerza de autoeficacia se determina sumando los valores de confianza y
dividiéndolo por el número total de ítems que compones la meta de conducta. Las
creencias de eficacia débiles son fácilmente refutadas por experiencias desagradables,
mientras que las personas con creencias más firmes en sus capacidades perseverarán en
sus esfuerzos frente a innumerables dificultades y obstáculos, y no serán fácilmente
disuadidas por la adversidad. La fortaleza de la eficacia percibida no se relaciona,
necesariamente, de manera lineal con la conducta elegida (Bandura, 1977). Un cierto
umbral de autoconfianza es necesario para intentar un curso de acción, aunque la
autoeficacia muy fuerte resultará en el mismo intento. Cuando más poderoso sea el
sentido de eficacia personal, no obstante, mayores serán la perseverancia y las
probabilidades de desempeñar exitosamente la actividad elegida.
3- Generalidad: número de dominios en los que la persona se considera eficaz. Para medir la
generalidad se les pide a los sujetos que puntúen en una lista de tareas nuevas de igual o
similar complejidad que las que se realizan en esa ocasión. La generalización puede variar
entre los distintos tipos de actividades, las modalidades mediante las cuales se expresan
las capacidades (conductuales, cognitivas o afectivas), las variaciones situacionales y los
tipos de individuos hacia los cuales se dirige el comportamiento. Las evaluaciones
vinculadas a dominios de actividades, contextos situacionales y aspectos sociales
manifiestan el patrón y grado de generalidad de las creencias de las personas en su
eficacia. Dentro de la red de creencias de eficacia, algunas son de mayor importancia que
las otras. Las autocreencias más fundamentales son aquéllas a partir de las cuales las
personas estructuran sus vidas.
LA AUTOEFICACIA COMO MECANISMO DE CAMBIO
La Teoría de la Autoeficacia tiene como objetivo poder evaluar a través de este
concepto la predicción de la efectividad de determinados métodos de tratamiento psicológico. Su
objetivo era realizar intervenciones psicológicas para producir cambios conductuales en conductas
desadaptadas y para ello el constructo de autoeficacia se mostraba como un adecuado predictor
del cambio.
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Las cuatro fuentes de autoeficacia (mencionadas anteriormente) corresponden a
los cuatro modos de intervención. La ejecución responde al modelado participante que finaliza
siempre dejando al sujeto sólo con su propio problema y su propia conducta; el modelado
responde a la intervención vicaria; en la persuasión se agrupan todas las terapias dinámicas y las
atribucionales; por último, en la interpretación de la ansiedad y de los estados de debilidad
corporal entrarían todas las terapias conductistas.
FUENTE
LOGROS DE EJECUCIÓN
-
EXPERIENCIA VICARIA
-
PERSUASIÓN VERBAL
-
ESTADOS FISIOLÓGICOS
TRATAMIENTO
Modelado Participante
Desensibilización “in vivo”
Ejecución auto-instruida
CARACTERÍSTICAS
El sujeto interpreta que
sus logros se deben a su
propia capacidad y no a
factores externos.
Modelado “in vivo”
Este se adquiere a través
Modelado simbólico
de la comparación social.
Se deben tener en cuanta
las características del
observador y las del
modelo.
Sugestión
Es eficaz si la fuente es
Auto-instrucción
de alta credibilidad.
Atribución
La activación dejara de
Relajación
funcionar cuando la
Desensibilización Simbólica persona abandone su
inferencia de incapacidad.
7
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