AUTOCONFIANZA LIC. Francisco ARNUT A lo largo de la historia la literatura científica ha venido dando diferentes interpretaciones al término de autoconcepto. El conocimiento de uno mismo es una teoría, es lo que la persona cree sobre si mismo y piensa de si, aunque lo que crea y piensa de si no coincida con la realidad, y en función de ello así se comporta. La mayoría de los autores interpretan al autoconcepto como un conjunto integrado de factores o actitudes relativas al yo, básicamente por tres: cognitivos (pensamientos), afectivos (sentimientos) y conativos (comportamientos), que de identificarlos individualmente podrían clasificarse de la siguiente forma: el primer factor, autoconcepto propiamente dicho; el segundo factor como autoestima; y el tercero como autoeficacia. Empleando una metáfora, podríamos decir que nuestra personalidad es el vehículo que no s conduce por la vida, cuyo motor sería le autoconcepto (aspecto cognitivo), su combustible es la autoestima (aspecto afectivo), y la forma de conducirse, más o menos acertada es la autoeficacia (aspecto conativo), debido que pensamos (cognición), sentimos (afectividad) y actuamos (conación). La autoeficacia percibida desempeña un papel fundamental en el funcionamiento humano puesto que afecta el comportamiento no sólo de manera directa, sino también por su impacto en otros determinantes claves tales como metas y aspiraciones, expectativas de resultados, tendencias afectivas y percepción de los impedimentos y oportunidades que se presentan en el medio social (Bandura, 1995, 1997). Las creencias de eficacia influyen en los pensamientos de las personas, tanto autoestimulantes como autodesvalorizantes, optimismo o pesimismo; en los cursos de acción que ellas eligen para perseguir; los desafíos y metas que ellas se plantean para sí mismas y su compromiso con los mismos; la cantidad de esfuerzo que invierten en determinados emprendimientos; los resultados que esperan alcanzar por sus esfuerzos; la magnitud de su perseverancia frente a los obstáculos; su resistencia a la adversidad; el nivel de estrés y depresión que experimentan cuando se enfrentan con demandas exigentes del ambiente y los logros que alcanzan. En el terreno deportivo no es suficiente que el deportista tenga capacidad para conseguir un buen rendimiento en su deporte, también es necesario que lo desee conseguir y creer en sus capacidades para hacerlo. En el esfuerzo por conseguir algo intervienen una serie de mediadores cognitivos, donde la autoconfianza y la percepción tienen un lugar de privilegio. Uno de los factores que más influyen en el fracaso de una meta a mediano plazo es creer que no se alcanzará esta meta. Si usted piensa que no tiene la capacidad para lograrlo, si cree que no logrará satisfacción al lograr ese objetivo, entonces es muy probable que nunca lo consiga. Al describir la capacidad percibida para lograr cierto nivel de ejecución se han utilizado términos tan diversos como: autoconfianza, autoeficacia, habilidad percibida y competencia percibida. La autoconfianza se ha ido formando a lo largo de la vida y es el fruto de la valoración e interpretación de las propias experiencias. 1 RELACIÓN ENTRE AUTOCONFIANZA Y RENDIMIENTO Las investigaciones surgidas a partir del pensamiento del Dr. Bandura demuestran que los individuos pueden desempeñar mejores roles cuando ellos creen que poseen las habilidades necesarias para funcionar como tales. Para comprender este abordaje basado en la “expectativa del desempeño” más que en la “aptitud para el desempeño”, es necesario desarrollar una medida refinada de la autoeficacia. Según la teoría de valor de esperanza, la motivación es principalmente un resultado de las creencias de los individuos sobre los resultados probables de sus acciones y del valor del incentivo que ellos ponen en esos resultados. Las personas se motivan para comprometerse en aquellas tareas sobre las que valoran el resultado esperado; y estarán menos predispuestas para realizar las tareas cuyos resultados no valoran. La confianza no garantiza el éxito en la ejecución, pero si no se tiene confianza es casi seguro que no se obtenga un adecuado rendimiento. Muchos consideran que tener confianza es creer que van a ganar la competencia, y aún, cuando no es posible que puedan hacerlo se los anima diciendo que pueden lograrlo. Tener autoconfianza es tener una expectativa realista sobre lo que se puede conseguir. Estaría relacionada no con lo que los deportistas esperan hacer, sino con lo que los deportistas de forma realista esperan hacer, en lo que interiormente sienten que son capaces de lograr. El nivel de confianza que los deportistas tienen en ellos mismos, sobre sus posibilidades de conseguir resolver diferentes situaciones, afecta a los niveles de: motivación, concentración., pensamientos, emociones, resistencia física, manejo de la presión, etc. Excesiva confianza es igual de malo que la escasa. El exceso llevaría al deportista a la creencia que ya no debe esforzarse para conseguir una adecuada ejecución y entonces puede fracasar. Exista una sobreestima y subestima al rival, a la situación, competencia, etc. Esto podría tener el efecto de un espejo, donde por los resultados negativos, el contrario comienza a obtener mejores resultados, aumentando su confianza. El exceso de confianza representa una confusión entre lo que realmente es y lo que les gustaría o desean que fuese, llevándolos a una dificultad en admitir los errores y no logran una autocrítica adecuada, desencadenando posibles conflictos con entrenadores, compañeros, etc. Cuando la confianza es baja, es difícil que se esfuercen todo lo que puede, influyendo en su rendimiento. Si la autoconfianza esta en su nivel óptimo, los deportistas establecen metas realistas, basándose en sus propias habilidades. Teniendo el conocimiento de lo que pueden conseguir y cuales son sus límites, saben que pueden conseguir las destrezas necesarias, tanto físicas como psíquicas para mejorar y se esfuerzan por conseguirlo. Reconocen sus errores y luchan por corregirlos, donde la dificultad no esta en los errores sino en como afrontarlos. Para que el deportista pueda ir viendo que supera y consigue aquellas metas propuestas es fundamental que los objetivos sean acordes con las posibilidades y sean posibles de alcanzar. 2 Es importante que los deportistas analicen y tomen conciencia de las situaciones en las que han experimentado excesiva o escasa confianza, como también en aquellas donde el nivel fue óptimo. Esto se podría realizar por medio de las siguientes preguntas: ¿Cuándo tiene dudas sobre si mismo? ¿Cómo se recupera a partir de los errores? ¿En qué momentos tiene miedo o se siente muy inseguro? ¿Cómo reacciona ante la adversidad? ¿Cuándo se siente con exceso de confianza?, entre otras; estas preguntas se pueden realizar desglosando distintos aspectos del deporte, por ejemplo, en rugby se les puede preguntas cuestiones tales como: ¿cuál es tu confianza en una situación de ataque? ¿cuál es tu confianza en defensa? ¿cuál es cuando pateas a los palos?, etc. Así sabríamos en que áreas intervenir para obtener su mejor nivel de confianza. CONFIANZA EN EL DEPORTE Esta se definiría como la creencia o el grado de certeza que los individuos poseen acerca de su habilidad para tener éxito en el deporte. Habría que distinguir distintos aspectos: 1- Confianza Rasgo: creencia o grado de certeza que los individuos poseen usualmente sobre su habilidad para tener éxito. 2- Confianza Estado: creencia o grado de certeza que los individuos poseen en un momento particular sobre su habilidad para tener éxito. 3- Orientación Competitiva: analiza si el deportista esta perfectamente orientado a los resultados o a la ejecución. En el primer caso sería ganar, y en el segundo actuar bien. Este modelo postula que tanto la Confianza Rasgo y la Orientación Competitiva interactúan con la situación objetiva del deporte para producir la autoconfianza estado. Las diferencias individuales en autoconfianza rasgo y en orientación actúan como predictores de cómo percibirán los deportistas determinados factores dentro de una situación objetiva del deporte y del nivel de autoconfianza estado. Situación Deportiva Autoconfianza en el deporte (RASGO) Orientación a la Competencia Autoconfianza en el deporte (ESTADO) Respuestas Conductuales Resultados Subjetivos 3 TEORÍA DE LA AUTOEFICACIA Bandura elabora su teoría de la Autoeficacia en el marco de su Teoría Sociocognitiva, a partir de esta última podemos explicar el comportamiento como un modelo de reciprocidad triádica donde cada uno de los factores actúan entre si como determinantes interactivos. Este determinismo recíproco propone como principio que la conducta y el funcionamiento humano están determinados por la influencias interrelacionadas de los estados fisiológicos de los individuos, las conductas, las cogniciones y el medio ambiente. La teoría de autoeficacia otorga un papel fundamental a la influencia del pensamiento autorreferente sobre el funcionamiento psicosocial actuando como mediador de la conducta y de la motivación de las personas. Los juicios que tienen las personas sobre su capacidad para actuar a un nivel determinado en una tarea concreta influyen en su conducta, en sus patrones de pensamiento y en sus reacciones emocionales. El valor que concede Bandura a las expectativas es clave para entender la perspectiva cognitiva de su teoría. Distingue entre expectativas de autoeficacia y de resultados. Así, un estudiante puede creer que haciendo una tarea lo El valor que concede Bandura a las expectativas es clave para entender la perspectiva cognitiva de su teoría. Bandura distingue entre expectativas de autoeficacia y de resultados. Así, un estudiante puede creer que haciendo una tarea le llevará a conseguir unos determinados objetivos (expectativas de resultados), pero no la hace porque duda de su habilidad para realizarla (expectativas de autoeficacia). Estas expectativas de autoeficacia están influenciadas por la experiencia propia (éxitos y fracasos personales), la experiencia vicaria (éxitos y fracasos ajenos) y la activación emocional (ansiedad ante la tarea). Llevará a conseguir unos determinados objetivos (expectativas de resultados), pero no la hace porque duda de su habilidad para realizarla (expectativas de autoeficacia). Estas expectativas de autoeficacia están influenciadas por la experiencia propia (éxitos y fracasos personales), la experiencia vicaria (éxitos y fracasos ajenos) y la activación emocional (ansiedad ante la tarea). Expectativas de Eficacia: creencia de que uno es capaz de ejecutar con éxito un determinado comportamiento, requerido para obtener unos determinados resultados. Expectativa de Resultado: creencia de que un determinado comportamiento ira seguido de unas determinadas consecuencias. Estas influyen en la motivación y predicen la conducta. Las expectativas de resultado se manifiestan de tres formas diferentes: resultados materiales, sociales o autoevaluativos. Según Bandura, los juicios subjetivos de la competencia personal difieren de los juicios de la consecuencia probable que la conducta producirá. Puede establecerse una clara relación de las expectativas del resultado con las creencias de eficacia porque estas creencias determinan, en gran medida, a las expectativas. Los individuos que esperan el éxito en una empresa particular, se anticipan a los resultados exitosos. Persona Conducta Resultados Expectativas de Eficacia Expectativas de Resultado 4 Ambas expectativas son antecedentes de la acción y actuarían como motivadores y guías cognitivas de la acción, como determinantes de la elección de actividades, del esfuerzo y de la persistencia en las actividades elegidas, de los patrones de pensamiento y de las respuestas emocionales. Cuando los deportistas tienen una alta percepción de eficacia y el medio que les rodea refuerza sus acciones entonces estos desarrollaran acciones seguras y adecuadas a la situación. Si el medio no refuerza, pude ser, que los deportistas se revelan contra él para modificarlo. La persona que se considera eficaz se impone a si mismo desafíos que favorecen sus intereses y el desarrollo de actividades nuevas, estos individuos intensifican sus esfuerzos cuando su rendimiento no se ajusta a las metas que se había propuesto, hacen atribuciones causales de los fracasos que favorecen la autoeficacia y afrontan las tareas potencialmente amenazadoras y las situaciones difíciles sin sentir ansiedad. Las personas que se consideran ineficaces evitan las tareas difíciles, reducen sus esfuerzos y se rinden frente a las dificultades, acentúan sus deficiencias personales, disminuyen sus aspiraciones y sufren altos niveles de ansiedad; disminuyendo el rendimiento y generando malestar. Las expectativas negativas nos llevan a hacer las mismas viejas cosas del mismo y viejo modo, deseando de alguna manera que milagrosamente podamos obtener un resultado diferente. “Nada va a cambiar” es un juicio de expectativas negativas. Estos juicios destruyen la motivación para intentar cosas. Si creyéramos que “Nada puede cambiar, simplemente soy así” (otro juicio de expectativas negativas) ¿por qué gastar tiempo o energía aprendiendo a hacer las cosas de manera diferente? FUENTES DE INFORMACIÓN DE LA AUTOEFICACIA El deportista es un ser activo que recibe información procedente de: logros propios, observación del comportamiento de los demás, la persuasión verbal y la autopercepción. Este procesamiento de la información es el que ofrece una percepción al deportista sobre sus propias capacidades en las diferentes situaciones con las que interactúa. Así, observamos que las expectativas de eficacia que tiene el deportista no son variables rasgo, ni concepciones globales sobre su funcionamiento general, sino cogniciones actuales, específicas y cambiantes que se van formando a partir de las propias experiencias pasadas y que se proyectan hacia el futuro influyendo en el presente. 1- Logros de Ejecución: es la fuente más influyente en la formación de las expectativas de eficacia debido a que se basa en las propias experiencias de realización personal. Estas experiencias afectan a los juicios de autoeficacia a través del procesamiento cognitivo de tal información. En general el éxito eleva las expectativas de eficacia, mientras que el fracaso (falta de habilidad para completar con éxito una tarea), las disminuye. 2- Experiencia Vicaria: es la conducta realizada por otros, así como las consecuencias de la misma, nos orienta sobre nuestra propia capacidad. Las personas aprenden la mayor parte de las conductas a través de la observación, por medio del modelado. El sujeto se persuade a si mismo de que si otra persona es capaz de conseguir hacer una tarea, él también podrá realizarla si se esfuerza en el intento. 3- Persuasión Verbal: esta permite modificar las expectativas de eficacia personal, los cambios obtenidos sobre la percepción de eficacia a partir de esta fuente de información suelen ser débiles y de duración corta, ya que no se basan en una experiencia personal. 4- Estados Fisiológicos: la activación afecta a la conducta a través de la interpretación cognitiva de tal estado (expectativas de eficacia) La información trasmitida por lo cambios 5 fisiológicos, influye en el nivel de eficacia a través de un proceso de juicio que normalmente engloba la evaluación de las fuentes de la activación, el nivel de activación, la situación dentro de la cual se produce la activación y las experiencias anteriores. El nivel de activación necesario par una ejecución estará determinado por la tarea, la persona y la situación. MEDICION DE LA AUTOEFICACIA Esta se podría realizar a través de una metodología denominada microanálisis, donde los pensamientos autorreferentes están tomados en forma de autopercepciones particularizadas de eficacia que pueden variar a través de diferentes actividades y circunstancias situacionales de forma distintas a como funcionan los test que valoran el rasgo. Esta medición de la autoeficacia debe incluir tres dimensiones: 1- Magnitud o Nivel: logros de ejecución esperados por el deportista o el número de tareas que él cree que puede realizar para conseguir su objetivo de conducta. Para medir la magnitud se le presenta a los sujetos una lista de tareas de diferente nivel de dificultad y se les pide que marquen cuales creen que son capaces de ejecutar. 2- Fuerza: certeza con la que una persona espera conseguir éxito en cada una de los componentes o niveles de la tarea. La fuerza se valora en una escala de 100 puntos con unidades de intervalos de 10 puntos. Estos intervalos representan el porcentaje de confianza en las creencias del sujeto sobre la posibilidad de conseguir con éxito cada uno de los niveles. La fuerza de autoeficacia se determina sumando los valores de confianza y dividiéndolo por el número total de ítems que compones la meta de conducta. Las creencias de eficacia débiles son fácilmente refutadas por experiencias desagradables, mientras que las personas con creencias más firmes en sus capacidades perseverarán en sus esfuerzos frente a innumerables dificultades y obstáculos, y no serán fácilmente disuadidas por la adversidad. La fortaleza de la eficacia percibida no se relaciona, necesariamente, de manera lineal con la conducta elegida (Bandura, 1977). Un cierto umbral de autoconfianza es necesario para intentar un curso de acción, aunque la autoeficacia muy fuerte resultará en el mismo intento. Cuando más poderoso sea el sentido de eficacia personal, no obstante, mayores serán la perseverancia y las probabilidades de desempeñar exitosamente la actividad elegida. 3- Generalidad: número de dominios en los que la persona se considera eficaz. Para medir la generalidad se les pide a los sujetos que puntúen en una lista de tareas nuevas de igual o similar complejidad que las que se realizan en esa ocasión. La generalización puede variar entre los distintos tipos de actividades, las modalidades mediante las cuales se expresan las capacidades (conductuales, cognitivas o afectivas), las variaciones situacionales y los tipos de individuos hacia los cuales se dirige el comportamiento. Las evaluaciones vinculadas a dominios de actividades, contextos situacionales y aspectos sociales manifiestan el patrón y grado de generalidad de las creencias de las personas en su eficacia. Dentro de la red de creencias de eficacia, algunas son de mayor importancia que las otras. Las autocreencias más fundamentales son aquéllas a partir de las cuales las personas estructuran sus vidas. LA AUTOEFICACIA COMO MECANISMO DE CAMBIO La Teoría de la Autoeficacia tiene como objetivo poder evaluar a través de este concepto la predicción de la efectividad de determinados métodos de tratamiento psicológico. Su objetivo era realizar intervenciones psicológicas para producir cambios conductuales en conductas desadaptadas y para ello el constructo de autoeficacia se mostraba como un adecuado predictor del cambio. 6 Las cuatro fuentes de autoeficacia (mencionadas anteriormente) corresponden a los cuatro modos de intervención. La ejecución responde al modelado participante que finaliza siempre dejando al sujeto sólo con su propio problema y su propia conducta; el modelado responde a la intervención vicaria; en la persuasión se agrupan todas las terapias dinámicas y las atribucionales; por último, en la interpretación de la ansiedad y de los estados de debilidad corporal entrarían todas las terapias conductistas. FUENTE LOGROS DE EJECUCIÓN - EXPERIENCIA VICARIA - PERSUASIÓN VERBAL - ESTADOS FISIOLÓGICOS TRATAMIENTO Modelado Participante Desensibilización “in vivo” Ejecución auto-instruida CARACTERÍSTICAS El sujeto interpreta que sus logros se deben a su propia capacidad y no a factores externos. Modelado “in vivo” Este se adquiere a través Modelado simbólico de la comparación social. Se deben tener en cuanta las características del observador y las del modelo. Sugestión Es eficaz si la fuente es Auto-instrucción de alta credibilidad. Atribución La activación dejara de Relajación funcionar cuando la Desensibilización Simbólica persona abandone su inferencia de incapacidad. 7