6 REVISTA DEL C E ~'RO DE LECTURA N o hallamos después de visto el fenómeno e n todas sus partes, en todos sus elementos iiitegrales, q u e haya distinción la más mínima entre los fenómenos físico-químicos y los fenómenos biológicos concernientes al calor, l o mismo q u e á otras funciones, como podríamos demostrar. Fenómeno químico es el hecho d e producirse calor en toda conihiiiacióii y absorberse en toda descomposición; fenónieno físico es el hecho d e eliniinarse calor por irriiiiación y por evaporización. E n cada u n o , y Iiasti en aquellos fenómenos íiitimos del pensar y del sentir sc busca l a manera d e esplicarlos con solo las leyes d e la materia y movimiento, pero e n caso d e ser, juzgamos lejano el dia d e s u demostración esperiniental. L O B E Y 'L M A L ' hermosa plujn q u e a b fe 'S desirja T a n sols á gotas arruxa '1 camp, Y '1 foch q u e crema, rusteix y abrasa C a u com diluvi d e trons y llamps. Per criá u n arbre molt y molt costa, Per criá u n h o m e .... sols h o sab D é u : L o vent als arbres bnfant fa á micas, Y '1s homes moren .... d' u n b u f d e res. S i llauras, sembras y '1 biat be cuidas, Ants, q u e confiis omplir 1' ascó, Creu q u e hi ha boyras q u e '1s blats rovellan Y a u s qu' escarfollnn 1' espiga d' or. L o goig se busca, mes fuig si 'S trova ; L o Jolor sembla q u e a b 1' h o ~ i i enaix : Qiii estima proba glorias y penas; 1 Sufrint per sigles, gosarit a instants ! Per fer grans obras, cap y temps manca ; Mes per desferlas, basta u n m o m e n t : i Per' q u e 'ns estimin, hern d e d a r probas; Per' q u e 'ns oblidin ...., n o hem d e fer res. Y es q u e '1 Be es Angel d' alas petitas, Y '1 Mal, una Oiiibra q u e va á caball: Pas á pos baixa 1' Angel, si baixi ; Mes 1' Ombra 'ns busca per totas parts. EL C A L O R S O L A R Y SUS APLICACIONES INDOSTRIALES (TR.~D"c',UN DI? A . La'.r"ri) estudio del calor solar empieza á dejar d e ser teoría pura para convertirse en aplicación práctica. Son conoci~ioslos trab:ijos d e M. Mouchot sobre la utilización industrial del calor solar. Continuando esos trabajos y desarrollándolos, M. Abel Pifre ha llegado á construir aparatos solares q u e utilizan hasta el 60, 70 y 8 0 por ciento del calor recibido del astro del dia. L a estación e n q u e entramos permite aplicar provechosamente estos aparatos, q u e hoy dia funcionan regularmente, todoslos dias d e buen tiempo, en los talleres d e M. Pifre, e n París. Ya, el a ñ o último, cuando la fiesta d e la U n i ó n francesa d e la Juventud, organizada el mes d e Agosto en el jardíii d e las Tullerias, se pudo ver u n o 'le esos aparatos reflectores, q u e medía 3 ni. 50 d e di3metro, llevando sobre su eje central, en el foco d e los rayos reflejados, una pequeíia caldera cuyo vapor ponia e n movimiento u n nrotor vertical d e una fuerza d e 30 kgs. q u e hacia funcionar una prensa Marinoni, y permitía tirar; á razón d e quinientos ejemplares por hora, u n periódico q u e llevaba el significativo título d e Soleil-joui-11n1 jl)iario del sol), como en u n taller d e iniprenta, Ya, durante la Exposición universal d e 18-8 '.' y desde la publicación d e SLI ingeniosa memoria (rBGo), M. Mouchot había obteiiido g r a n n ú m e r o d e experiencias y ensayos, entre los cuales se distinguieron los siguientes: E n cuatro horas d c exposición, la marmita sol a r ha permitido confescioiiar u n excelente caldo, puchero formado d e I kg. d e bue) u n surtido d e legumbres. C o n u n a ligera variación d e forma, esta niormita, transformada e n horno: ha hecho cocer, en menos d c tres lloras, r kg. d e pan q u e n o se diferenciaba del d e los panaderos. Transforinándola en alambique, se pudo destilar a1 sol, e n metios d e una hora, u n alcohol m u y aromático. E n fin, los asados, la cocción d e las legunibres y una gran parte de las operaciones culinarias d e la cocina d e París han sido obtenidas con gran éxito. Experiencia todavía mas curiosa: impulsado u n chorro d e vapor obtenido por el generador Mouchor, e n u n aparato Carré, M. Pifre ha rcalizado esta paradoja: fabricar hielo con el sol. E l calor q u e nos llega del astro solar es u n a fuerza considerable. E n nuestros climas, privilegiados, los rayos caloríficos del sol vierten, sobre cada metro cuadrado del suelo, u n a caiitidad d e calor suficiente para hacer hervir, e n me- E L