MANO 81 21/10/05 11:03 Página 1 La mano y la palabra Aproximación a la unidad del conocimiento Cristóbal Pera Culturas y civilizaciones ¿Son las civilizaciones estados desarrollados y avanzados de la sociedad humana? La pregunta sobre lo que sea una civilización es ineludible y oportuna en unos ensayos sobre la cultura, debido tanto a la estrecha relación entre ambos conceptos, como al hecho de haberse convertido en nuestro tiempo las dos palabras —cultura y civilización— en invasivos memes1 que nos abruman diariamente desde los retóricos discursos del poder. “Civilization is a word more usually invoked with a rethorical flourish than put the work in a philosophical argument.”2 “L´homme cultivé traite sa propre civilisation comme un cas particulier.”3 an elusivo y ambiguo como el concepto de cultura es el de civilización, ambos complejísimos artefactos humanos4. ¿Qué diferencias existen entre las innumerables culturas y las escasas civilizaciones? En las definiciones normativas de los diccionarios la cultura precede a la civilización y ésta supone un progreso para la sociedad humana. Desde esta interpretación optimista y complaciente, la palabra civilización ha generado una serie de expresiones binarias, en las que sus “benéficos” conceptos se acoplan con otros contrarios y peyorativos: civilización/barbarie, civilizado/incivilizado, progreso/retraso, refinamiento/rudeza, luz/tinieblas. T 92 JANO 21-27 OCTUBRE 2005. N.º 1.581 . www.doyma.es/jano En El corazón de las tinieblas, Conrad5 pone en boca de Marlow, el narrador: “Nuestra refinada sociedad confiere a la vida humana, y con razón, un valor desconocido por las comunidades bárbaras.” Históricamente, el espacio civilizado ha sido un espacio cultural, con gran capacidad innovadora en la creación y en la construcción de artefactos, un espacio dinámico, con una vocación expansiva —“fatal” y “demoníaca”6— que desarrolló el poder suficiente para invadir, dominar, expoliar y, en definitiva, colonizar, otros espacios culturales y/o civilizados, a los que impuso, hasta donde le fue posible, su visión religiosa del mundo y del fin de la vida humana, con sus códigos de comportamiento7. De este arrogante y arrollador ejercicio de dominio sobre otras culturas y civilizaciones, de estas conquistas —transmutadas en “sagrada misión de la civilización”— han surgido otros emparejamientos esclarecedores de sus verdaderos objetivos, más allá de la retórica del poder, tales como civilización/colonización, civilización/imperio y metrópolis/colonias. La historia de las civilizaciones que en el mundo han sido y desaparecido, y de las que todavía son —seis en el mundo contemporáneo, según Huntington— ha sido escrita por las civilizaciones dominantes y, de manera preferente, por la civilización occidental desde una perspectiva eurocéntrica, teñida con frecuencia de soberbia racista. Esta predominante visión occidental se hace aún más explícita en la “memética” tesis de Samuel P. Huntington8 —publicada en 1993 en la revista Foreign Affairs— titulada “El choque de las civilizaciones”, en la que se predicen las líneas sobre las que se desarrollará el conflicto entre el Islam y Occidente y, a la postre, entre Occidente y “los demás” —The West versus the Rest—. Varias mutaciones del invasivo meme lanzado por Huntington tratan ahora de conseguir, mediante técnicas de marketing, un lugar relevante en el espacio mediático global. Si más allá de los discursos retóricos, nos situamos en la perspectiva de la sociedad del conocimiento, ¿qué es una civilización?, ¿qué la diferencia de una cultura? Como señala Barry Allen, la palabra civilización —que comienza su andadura en la Europa del XVIII— postula etimológicamente a las ciudades, a su construcción y desarrollo expansivo, como espacios culturales en el seno de cuya arquitectura —un extraodinario artefacto humano— se ha logrado concentrar, a lo largo de un proceso histórico, una masa crítica de ciudadanos capaz de generar un sinnúmero de innovadores artefactos junto a modos de comportamiento convertidos en refinadas MANO 81 21/10/05 11:03 Página 2 Ilustración de un episodio de la Conquista, según relato de Fray Bartolomé de Las Casas. Cultura y civilización son muy diferentes: cultura existe donde quiera que se agrupan para sobrevivir seres humanos —desde el paleolítico a los grupos nómadas que pululan, víctimas de la hambruna, en los desiertos de Sudán—, mientras que civilización es una cualidad de la cultura peculiar de las ciudades. Desde este punto de vista la palabra civilización sería un sinónimo superfluo de la palabra cultura, porque, al fin y al cabo, “los pueblos no tienen civilización, tienen cultura”. prácticas civilizadas9. Cultura y civilización son muy diferentes: cultura existe donde quiera que se agrupan para sobrevivir seres humanos —desde el paleolítico a los grupos nómadas que pululan, víctimas de la hambruna, en los desiertos de Sudán—, mientras que civilización es una cualidad de la cultura peculiar de las ciudades. Desde este punto de vista la palabra civilización sería un sinónimo superfluo de la palabra cultura, porque, al fin y al cabo, “los pueblos no tienen civilización, tienen cultura”. Las ciudades, esos complejísimos artefactos construidos con la acumulación del conocimiento, y edificadas para trabajar de acuerdo con ese conocimiento, no solamente han sido el origen de las civilizaciones, sino que siguen siendo su matriz. El poder de la llamada civilización occidental se fundamenta precisamente en que ha reunido a las culturas dotadas de mayor capacidad de creación y producción de artefactos, a las poseedoras de mayor potencia tecnológica para dominar —y destruir— al mundo. Desde este punto de vista, en el que se conjugan conocimiento y poder, ¿qué nos aporta seguir insistiendo en los vacíos discursos acerca de las civilizaciones? En plena sociedad del conocimiento, en las modernas ciudades multiculturales del mundo occidental, no se enfrentan civilizaciones sino culturas, en posesión de mayor o menor conocimiento y, en consecuencia, de mayor o menor poder para dominar a los otros. Por estas razones, Said10, que rechaza la tesis de Huntington, argumenta que el “choque de las civilizaciones” sería en realidad el “choque de las ignorancias”, al que añadiríamos el “choque del menosprecio intercultural”. En las ciudades multiculturales de Occidente, el reto de conseguir la convivencia de culturas dominantes con culturas que se sienten históricamente menospreciadas, y en cuyo seno ha sido fecundada la semilla del resentimiento11, es una tarea extraordinariamente compleja y dificultosa. Por el contrario, para aterrorizar a los pertenecientes a la cultura dominante mediante una masacre indiscriminada de quienes habitan en estas ciudades, los artefactos necesarios son tan simples como una mochila repleta de explosivos. Pero incluso, para artefactos muy complejos en su creación y construcción —aviones, misiles, internet—, el aprendizaje de su manejo, como instrumentos de destrucción, es relativamente sencillo12.Este es uno de los grandes problemas de nuestro tiempo.J Bibliografía 1. Pera C. La metáfora de los memes y la evolución de la cultura. JANO 2000;1345. 2. Allen B. Knowledge and civilization. Boulder: Westview Press; 2003. 3. Tournier M. Le miroir des idées. Mercure de France 1996. 4. Pera C. Artefactos. JANO 2001;1339. 5. Conrad J. Heart of darkness. New York-London: Norton Critical Ed.; 1988. 6. Spengler O. La decadencia de Occidente. Madrid: Calpe; 1925. 7. Pera C. Los cuerpos humanos y sus comportamientos. JANO 2002;1432. 8. Huntington S. The clash of civilizations. Simon and Schuster; 1996. 9. Elias N. The civilizing process. Oxford: Blackwel; 2003. 10. Said E. El choque de las ignorancias. En: Nuevas crónicas palestinas. Barcelona: Mondadori; 2002. 11. Pera C. El cuerpo humano y la pasión del resentimiento. En: Pensar desde el cuerpo. Ensayos sobre la corporeidad humana. Cap. 26. Madrid: Triacastela [en prensa]. 12. Pera C. Cuerpo, violencia y artefactos. En: Pensar desde el cuerpo. Ensayos sobre la corporeidad humana. Cap. 24. Madrid: Triacastela [en prensa]. JANO 21-27 OCTUBRE 2005. N.º 1.581 . www.doyma.es/jano 93