El Mercado Internacional del Arte en la Gazeta de Mexico Dra. Kelly Donahue-Wallace University of North Texas En la dedicación del primer número de la Gazeta de México, el editor Manuel Antonio Valdés notó como las “Cortes más cultas de la Europa” disfrutaban de la utilidad de tales periódicos. Sin embargo, “los curiosos Literatos” de la Nueva España, “Joya preciosa de la Imperial Corona de nuestro Soberano CARLOS… carec[ían]…de un cúmulo de noticias muy peregrinas, que les serían de mucho provecho.” Tal declaración reflejó el interés de los novohispanos ilustrados en la educación y en el desarrollo. Pero mientras que las preocupaciones del editor tocaban a la ciencia, la literatura, y la política, la cultura visual también se veía representada en las historias y los anuncios de la Gazeta desde 1784 a 1809. El periódico consecuentemente nos presenta con una nueva perspectiva del aprecio artístico en México y del consumo del arte a finales de la colonia. La presente ponencia forma parte de una investigación más amplia sobre el arte en la Gazeta de México en la cual pregunto ¿qué podía aprender sobre el arte un lector del periódico? Para este simposio sobre la encomienda, el mecenazgo y la circulación de obras de arte, hablo del movimiento internacional y del consumo mexicano del arte manifestado en la Gazeta durante sus primeros catorce años de operación, de 1784 a 1797. Dejo para otro día la mayoría de las noticias de la Real Academia de San Carlos para concentrarme hoy en los registros comerciales y los anuncios. La ponencia resume la red de relaciones artísticas que cruzaba al Atlán- Gazeta de México, vol. 1, [(1784]), n.p. Termino esta investigación en 1797 cuando la cantidad de referencias a obras de arte bajó en comparación con años anteriores. Este hecho correspondió con un descenso en general de la cantidad de información proporcionado al editor de la Gazeta. Varios de los objetos mencionados en la presente ponencia han sido estudiado por otros investigadores. En su análisis de la estética Mexicana, Justino Fernández resumió a los anuncios y las historia de la primera y la segunda Gaceta de México (1722 y 1728-1739) y el Mercurio de México (1742), pero no investigó a la tercera Gazeta (1784-1809). Véase Fernández, Estética del arte mexicano: Coatlicue, El retablo de los reyes, El hombre (Universi Kelly Donahue-Wallace - 1319 tico y cubría a las Américas para entender la ida y vuelta de objetos artísticos entre la colonia y el metrópoli. Tras establecer esta red artística multi-direccional, la ponencia analiza el lenguaje y el contenido de los anuncios en la Gazeta para averiguar los gustos de los consumidores de tales objetos. Para la interpretación de esta información, empleo el concepto de la esfera pública de Jürgen Habermas, y considero a los anuncios en conjunto que daba una visión única del connoisseur de gusto al finales del virreinato. Las noticias, registros, y anuncios en la presente ponencia proceden del tercer periódico de nombre Gazeta de México. El primero se fundó en 1722 bajo el editor Juan Ignacio Castorena y Ursúa y duró solo seis meses. De 1728 hasta 1739, Juan Francisco Sahagún de Arévalo Ladrón de Guevara dirigió la segunda Gazeta de México. Finalmente, en 1784, el editor Manuel Antonio Valdés ofreció la tercera Gazeta de México, impresa en la capital sobre las prensas del impresor Felipe de Zúñiga y Ontíveros. El periódico sobrevivió 24 años, aunque su apogeo en cuanto a la circulación y la cantidad de noticias correspondió a los años 1793 a 1797. En 1805, la Gazeta cambió de editor y el español Juan López Cancelada dirigió la Gazeta hasta 1809. Aunque no era periódico oficial, la Gazeta de México contaba con el apoyo del gobierno virreinal. El virrey Matías de Gálvez explicó en 1783 que “A imitación de la Corte de Madrid y otras de Europa, se dé a luz en este Reyno una Gazeta de las noticias dignas de saberse…” y ordenó que los mexicanos apoyaran a “tan útil obra,” proporcionando a Valdés sus noticias cada quince días. Valdés explicó los “hechos gazetables” que publicaría, y sugirió la divulgación de noticias sobre la agricultura, las elecciones, las invenciones, la construcción de monumentos religiosos y civiles, los desastres naturales, y las muertes notables. Desde el principio, el flujo de noticias no era tan amplia como Valdés y las autoridades virreinales esperaban. Ambos volvieron por los menos tres veces a animar al pueblo. En 1791, el virrey Juan Vicente de Güemes Padilla Horcasitas y Aguayo, Segundo Conde de Revillagigedo, declaró lo siguiente: Todos los países cultos de la Europa han adoptado como verdadero medio para la instrucción universal y pública el de hacer saber en Gacetas semanarias ya hallazgos útiles a la humanidad y a las ciencias ya sucesos raros o asombrosos que sirven, o para la detestación, o para el buen ejemplo, y ya noticias de las demás potencias que hacen conocer la constitución de los Reinos, satisfaciendo el gusto de los curiosos en cualquier distancia[, s]emejante ramo de ilustración no establecido en estas [partes] hasta [hace] dad Nacional Autónoma de México/Instituto de Investigaciones Estéticas, 1972): 167-372, especialmente 198-220. Patricia Ann Drwall Adank, “Accommodation and Innovation: The Gazeta de México, 1784 to 1810” (tésis doctoral, Arizona State University, 1980), 91. Archivo General de la Nación (AGN), Bandos, 1783, vol. 12, exp. 70, 390. Adank, “Accommodation and Innovation,” 236. 1320 - Atas do IV Congresso Internacional do Barroco Íbero-Americano muy pocos años…[P]ero no podrá corresponder a la esperanza de sus utilidades y ventajas mientras se escaseen a su Autor sucesos y noticias con que llenar dicho papel periódico. Poco a poco los mexicanos entregaban sus noticias y el periódico se llenaba de historias de sucesos locales, de sequías y epidemias en pueblos mexicanos, de anuncios burocráticos e informes sobre embarcaciones. También ofreció la Gazeta la oportunidad de poner anuncios, a bajo costo, y los mexicanos respondían, anunciando esclavos fugitivos, inmobiliarios rurales y urbanos, y hasta joyas y mulas perdidas. Y entre tales noticias y anuncios aparecía mucha información sobre objetos artísticos de todas clases. El arte aparecía con mayor frecuencia en los registros de comercio marítimo que incluía cada número de la Gazeta. La mayoría de ellos trataban de mercancías entrando a y saliendo de Veracruz, aunque unos cuantos notaron el comercio de Acapulco. Los barcos navegaban principalmente entre el puerto veracruzano y Cádiz además de Barcelona, Málaga, Santander, la Habana, Guayaquil, Campeche, y Nueva Orleans. Cada noticia en la Gazeta especificó el nombre de la nave, su capitan, y un registro de las mercancías encontradas abordo. Sin contar los ejemplos de ajuar doméstico y de adorno personal, los objetos artísticos que aparecían con la mayor frecuencia en los registros comerciales eran las pinturas en láminas de cobre. Lo sorprendente de este hecho es que estas pequeñas pinturas cruzaban al Atlántico en ambas direcciones. En 1786, “49 láminas de Santos” llegaron a Veracruz de la Habana, presumiblemente procedentes de España.10 En cambio, en 1785 un envío del puerto mexicano al cubano — y probablemente con destino al metrópoli — incluyó a 51 láminas pintadas y un biombo.11 Láminas pintadas también pasaban desde Veracruz a puertos Americanos como Maracaibo y Caracas. Pinturas sobre lienzo también llegaban a México de Cádiz y Málaga; un registro de 1792, por ejemplo, notó cuatro retratos reales enviados de Cádiz.12 Y como las láminas, las pinturas en lienzo también salían de Veracruz para Cádiz, Cuba, y Maracaibo. Por ejemplo, una nave trajo un cajón de pinturas desde el puerto veracruzano a España en 1784.13 Otros envíos mandaban pinturas a Guayaquil, Campeche, la Havana, y Guayra. Cajones de estampas seguían las mis- AGN, Bandos, 1791, vol. 16, exp. 19, 31. Los registros solamente incluían los objetos enviados para fines comerciales y desafortunadamente no tratan de pertenencias privadas. Para más información sobre los envois privados, véase Gustavo Curiel, “El ajuar doméstico del tornaviaje,” en México en el mundo de las colecciones de arte, Nueva España 1-2 (México, D.F.: Grupo Azabache, 1994): 157-161. El comercio con Filipinas apenas se notaban en los registros aunque los productos asiáticos salían del puerto veracruzano con bastante frecuencia. 10 Gazeta de México, vol. 2, no. 17, 9/12/1786. 11 Gazeta de México, vol. 1, no. 33, 3/22/1785. 12 Gazeta de México, vol. 5 no. 7, 4/3/1792, suplemento. 13 Gazeta de México, vol. 1, no. 10, 5/19/1784. Kelly Donahue-Wallace - 1321 mas rutas. En 1785, por ejemplo, “2 caxones de estampas” viajaban de Veracruz a la Havana probablemente con destino en España.14 Igual que pinturas y estampas, las esculturas pasaban por los puertos mexicanos, la mayoría de ellas hechos en México. Un envío de 1785 para Cádiz incluyó a “1 caxon de efigies”.15 En 1792 “2 caxones de Santos” salieron de Veracruz para la Habana y España.16 En varias ocasiones, comerciantes mexicanos mandaban Nacimientos esculpidos al metrópoli y otras partes del mundo hispano; el envío mas grande fue de “40 [docenas de] figuritas de Nacimiento” que viajaban de Acapulco a Guayaquil y Callao en 1785.17 Es difícil averiguar con certitud la procedencia de muchos objetos en los registros. ¿Cuales de los que salían de Veracruz para Guayaquil o Campeche, por ejemplo, eran mexicanos y cuales eran muestras españoles? ¿Cuantos objetos eran asiáticos y simplemente pasaban por puertos mexicanos en vía a otros destinos? El biombo que pasó a la Havana en 1785 probablemente fué producto mexicano, pero también pudo haber sido hecho en Japón. Para no quedar paralizada por esta ambiguedad, presumo que la mayoría de objetos que salían de los puertos mexicanos fueron hechos en México. Me apoyo en los registros mismos que indican cuantos objetos entraban a México y cuantos salían. En 1789, por ejemplo, ningúna pintura llegó a México de España u otros lugares pero dos cajas de pinturas salieron de Veracruz para otros puertos Americanos.18 Concluyo, entonces que las pinturas eran mexicanas. Igualmente, entre 1784 y 1797 solo hubo un envío de esculturas de España a México, pero siete salieron de Veracruz y Acapulco. Parece quedar claro entonces que estas esculturas fueron hechas en la Nueva España. A pesar de esta posible ambiguedad, podemos formar unas conclusiones preliminares sobre el mercado artístico visto en los registros de la Gazeta de México. Se nota inmediatamente que el flujo de arte en la Gazeta era multi-direccional. Obras europeas viajaban a las Américas como habían hecho desde el siglo XVI. Igualmente objetos mexicanos salían para Europa y otros puertos americanos. Queda claro que este comercio artístico no existía simplemente para satisfacer necesidades locales, eso es, para cumplir con la demanda para imágenes donde les hacía falta. Ni México, ni la Habana, ni Cádiz faltaban de pinturas en lámina ni en lienzo. Obviamente ni Guayaquil, a pocos kilómetros de Quito, ni Cádiz, cerca de Sevilla, faltaban de esculturas. Tampoco podemos entender al mercado para objetos mexicanos en Europa como solo uno de curiosidades. Las láminas novohispanas que hoy existen en colecciones españoles exhiben las características estilísticas del barroco mexicano dieciochesco y así no tienen el carácter indígeno para clasificarse de curiosidades. Tampoco aparecían en los registros los mosaicos plumarios, las Gazeta de México, vol. 1, no. 31, 2/22/1785. Gazeta de México, vol. 1, no. 27, 1/4/1785. 16 Gazeta de México, vol. 5 no. 6, 3/21/1792. 17 Gazeta de México, vol. 1, no. 43, 7/26/1785. 18 Gazeta de México, vol. 4, suppl., 3/30/1790. 14 15 1322 - Atas do IV Congresso Internacional do Barroco Íbero-Americano pinturas de castas, u otros objetos que los coleccionistas europeos patrocinaban en el siglo XVIII como ejemplos del mundo extraño de ultramar.19 En cambio, sugiero que tanto los Europeos como los Americanos intercambiaban los objetos artísticos porque apreciaban entre otros factores las calidades visuales de las obras. Los mexicanos percibían un valor artístico en el arte europeo y los españoles apreciaban a los objetos mexicanos. Estamos muy dispuestos a aceptar que los mexicanos apreciaban a lo bello del arte español, pero ¿era el arte mexicano bello para los españoles del siglo XVIII? Rogelio Ruiz Gomar, en su estudio del movimiento cultural trasatlántico, dijo que los europeos ni colectaban al arte mexicano por su “posible mérito artístico ni [por] el reconocimiento a la calidad de sus autores.”20 Parece que los registros de la Gazeta le contradicen. Si ya tenían en España bastantes láminas, estampas, y esculturas, ¿qué otras razones quedaban para su compra? Claro es que los objetos mexicanos llevaban consigo un cierto exotismo por su procedencia americana tanto como los europeos como vemos a continuación fascinaban a los mexicanos por el simple hecho de ser europeo. Pero sugiero que los consumidores a ambos lados del Atlántico percibían un valor artístico — un “no sé que” estilístico o estético — en los objetos que compraban. Esta conclusión esta de acuerdo con María del Consuelo Maquivar cuando dijo sobre la escultura mexicana: “Lo que es un hecho irrefutable es que para el peninsular, la escultura novohispana tuvo valor: en unos casos por su técnica novedosa y en otros por su trabajo de talla y estofado, de tal forma que sus imágenes merecieron compartir los espacios de las iglesias y las capillas con figuras de origen europeo.”21 Igualmente, las pinturas mexicanas en láminas y las estampas novohispanas entraban en las colecciones españoles y sud americanas por su valor artístico. Aunque que los registros en la Gazeta nos proporcionen poca información sobre los consumidores de este arte en el mundo hispano, los anuncios en el periódico por lo menos nos permiten una vista hacia el aprecio artístico en México a finales del virreinato. Estos nos ofrecen acceso a la percepción mexicana del arte local e importado ya que los comerciantes e individuos que vendían su arte en los anuncios solían describir sus mercancías. El análisis del lenguaje de estas noticias dirigidas al elite intelectual y social revela mucho sobre el gusto en aquella época. Entre los ejemplos del arte que se vendían por anuncios en la Gazeta, eran las estampas y los libros ilustrados — tanto mexicanos como europeos — que aparecían con mayor frecuencia. Un anuncio de 1792 ofreció “una Estampa Española de San Felipe de Jesús de fino buril en papel de marca.”22 Otro de 1786 anunció “una colección encuadernada en folio de 58 Láminas Anatómicas en talla dulce…por Mr. Disdier…” refiriendo al libro publicado en Francia el año anterior.23 En 1794, Sobre el mercado de curiosidades, véase Curiel, “Ajuar doméstico,” 160-61. Rogelio Ruiz Gomar, “Pintura religiosa de los siglos XVII y XVIII,” en México en el mundo de las colecciones de arte, Nueva España 1 (México, D.F.: Grupo Azabache, 1994), 214-15. 21 María del Consuelo Maquivar, “La escultura devocional,” 305. 22 Gazeta de México, vol. 5, no. 2, 1/24/1792. 23 Gazeta de México, vol. 2, no. 5, 3/14/1786. Refiere a François-Michel DISDIER, Exposition 19 20 Kelly Donahue-Wallace - 1323 el Santuario de la Virgen de Guadalupe ofreció a lectores de la Gazeta dos grabados de la guadalupana por José Joaquín Fabregat. “[D]evotos y aficionados a buen buril, que desde luego en el asunto no les quedará que desear” pudieron atender al santuario para comprar las estampas, ambas “trabajadas con el mayor esmero…”.24 Otro ejemplo es el anuncio de 1795 que introdujo al público mexicano dos estampas españolas de las plantas medicinales Agave y Begonia, “de que solo han venido dos docenas en papel de [H]olanda y para adorno de Ga[b]inetes.”25 Y finalmente, en 1798, la Real Academia de San Carlos puso a la venta la estampa de la nueva estatua ecuestre de Carlos IV en la plaza mayor capitalino. El anuncio recordó que la venta contribuía a dotes de niña huérfanas.26 Pinturas y esculturas también se vendían en el periódico. Uno de los ejemplos mas amplios fue la venta en 1787 de “25 láminas de…muy apreciable y delicada Obra Mexicana, por su Autor el famoso Nicolás Enríquez…La persona de buen gusto que quisiere comprarlas ocurra al puente de la Leña...”.27 En 1790 un mercader veracruzano ofreció al público cuatro imágenes talladas en mármol de Génoa, “todas trabajadas por excelentes Autores.”28 Y pocos meses después, otro comerciante de Veracruz anunció la venta de una docena y media de láminas pintadas en Alemania y con escenas del Antiguo Testamento, santos, y paisajes.29 Un anuncio capitalino de 1794 explicó que el recién fundado tienda en la calle del Relox no. 7 vendía entre otras cosas “...Sillas, Cómodas, Mesas, Rodastrados, Biombos y demás adornos necesarios, que reuniendo el gusto, la comodidad, duración y economía respectivas a todos estados, se han dispuesto, de varios precios para el mueblaje de una casa; hecho todo sobre dibujos del mejor gusto de Europa: y una colección de estampas de Santos de los mejores Profesores de la misma.”30 Además de los anuncios para mercancías de venta al por menor, la Gazeta ofreció suscripciones para grabados y libros ilustrados a veces mexicanos pero en la mayoría europeos. Una suscripción novohispana de 1785 dirigida a personas literatas explicó: En el año de 1777 D. Joseph de Alzate registró un monumento antiguo de los Indios en el sitio que nombran de Xochicalco…Como es un monumento por cuya descripción se aclaran varias dudas pertenecientes a la Historia de la exacte ou tableaux anatomiques en tailles-douces des différentes parties du corps humain (1758). 24 Gazeta de México, vol. 6, no. 65, 9/23/1794. 25 Gazeta de México, vol. 7, no. 57, 11/12/1795. Irónicamente, el mismo número de la Gazeta tenía la admonición del obispo de Oaxaca sobre la “ridícula moda” de exhibir imágenes profanas en las piezas principales de la casa. 26 Gazeta de México, vol. 9, no. 2, 2/2,1798. 27 Gazeta de México, vol. 2, no. 46, 12/4/1787. 28 Gazeta de México, vol. 4, no. 7, 4/13/1790. 29 Gazeta de México, vol. 4, no. 16, 8/24/1790. 30 Gazeta de México, vol. 6, no. 77, 11/13/1794. 1324 - Atas do IV Congresso Internacional do Barroco Íbero-Americano Nación Mexicana, y que al mismo tiempo desvanece varias aserciones falsas que han vertido, principalmente algunos Autores extranjeros, se desea dar a luz pública dicha descripción que irá acompañada con seis estampas…31 En 1791, el virrey Conde de Revillagigedo ofreció una suscripción a “todas las personas curiosas y de buen gusto” para el apreciable grabado en papel de marca del plano y varias vistas de México. El grabado fué hecho “en nueve láminas por Don Joaquín Fabregat, sujeto de conocida habilidad y actual Director de este arte en la Real Academia de San Carlos.”32 La suscripción mas grande que se anunció en la Gazeta apareció en 1793. Ofreció grabados de la colección real de pinturas. Eran hechos para que “los países mas remotos se conozcan la perfección” de la colección española y para disuadir al mundo la idea falsa de que los españoles no eran “aficionados a las nobles artes…”.33 Los mexicanos podían comprar los seis grabados hechos por grabadores europeos por 48 reales en papel de marca. Aunque la Gazeta no tiene otra referencia a esa suscripción, el inventario de los bienes del fundador de la Real Academia de San Carlos de Nueva España indica que por lo menos tenía un cliente en México. Entre su colección de grabados tenía “2 retratos de la colección de los quadros del Rey.”34 Estos y otros anuncios nos informan que los consumidores mexicanos no compraban el arte europeo y colonial a mera imitación ni con retraso, sino lo compraban como connoisseurs de la cultura ilustrada y cortesana de finales del siglo XVIII. Estaban al día y colectaban las mismas imágenes que codiciaban los elites de Europa. Además permiten la conclusión de que mas de solamente ser consumidores del arte, los mexicanos tomaban parte en un milieu artístico trasatlántico. Las suscripciones en particular permitían que los mexicanos participaban en la producción artística europea contemporánea y disfrutaban a su manera en las prácticas coleccionistas de reyes y nobles.35 Los anuncios también cultivaban esa atmósfera de elegancia elite, describiendo a los productos europeos y mexicanos como finos, hechos de perfección o con delicadeza y esmero, o hasta, en el caso de los muebles mexicanos y el biombo anunciados en 1794, hechos según el “mejor gusto de Europa...”36 El lenguaje de los anuncios además describen a los consumidores mismos como aficionados de las artes o del buen buril, y como personas de gusto, curiosas, y literatas. Queda claro entonces que los productos anunciados en la Gazeta y los consumidores que los compraban, disfrutaban de una alta sensibilidad estética; exhibían esta característica codiciada del siglo XVIII: el buen gusto. Gazeta de México, vol. 1, no. 44, 8/9/1785. Gazeta de México, vol. 4, no. 26, 1/25/1791. 33 Gazeta de México, vol. 5, no. 60, 10/29/1793. 34 AGN, Intestados, vol. 178, exp. 5, fol. 376. 35 Preben Mortensen, Art in the Social Order, The Making of the Modern Conception of Art (Albany: State Univ of NY Press, 1997), 106. 36 Gazeta de México, vol. 6, no. 77, 11/13/1794. 31 32 Kelly Donahue-Wallace - 1325 Pero ¿que significaba el bueno gusto tal como se articuló en la Gazeta de México? Sugiero que los anuncios y las historias de la Gazeta (las cuales trato en otra investigación) presentaban a los lectores mexicanos con una idea de un buen gusto compartido por los novohispanos elites, aquellas personas literatas y curiosas quienes leían el periódico y contribuían a su contenido. Es aquí donde me apoyo en la teoría de Jürgen Habermas de una esfera pública.37 La Gazeta de México, como se describía, conformaba con los criterios de Habermas para la esfera pública: donde el pueblo letrado contribuía sus informes, y tras el debate llegaba a una opinión común.38 Sugiero que los anuncios e historias sobre el arte en la Gazeta de México, aunque no formaban un debate, sin embargo ofrecían a los mexicanos elites una visión del aprecio artístico local y presentaban un consenso sin disputa de lo que constituía el buen gusto mexicano a finales de la época colonial.39 ¿Y qué era este buen gusto? Lo que se nota inmediatamente es que el buen gusto no estaba asociada con ningún estilo específico, por lo menos cuando se trataba de imágenes. A pesar de los esfuerzos reformadores de los españoles y novohispanos quienes intentaban erradicar las formas barrocas de la producción artística mexicana, los anuncios de la Gazeta indican que el buen gusto extendió a varios estilos. Aunque se han perdido muchos de los objetos anunciados, comparación con ejemplos parecidos revela que los que se describían como de buen gusto eran de los estilos barroco, barroco tardío o rococo, y neoclásico.40 Tanto un grabado Neoclásico del académico José Joaquín Fabregat como las láminas barrocas de Nicolás Enríquez mostraban las características apreciadas por las personas del buen gusto, según la Gazeta de México.41 Parece entonces que el buen gusto pictórico de los consumido- Jürgen Habermas, The Structural Transformation of the Public Sphere: An Inquiry into a Category of Bourgeois Society, traducido por Thomas Burger (Boston: Massachusetts Institute of Technology Press, 1989), 21. 38 Victor M. Uribe-Uran, “The Birth of a Public Sphere in Latin America during the Age of Revolution” Comparative Studies in Society and History, Vol. 42, No. 2. (Apr., 2000): 443. Uribe-Uran no incluye la Gazeta de México en su registro de periódicos que formaban la esfera pública por su estatus casi oficial del gobierno virreinal. María Cristina Torales Pacheco, en su ensayo “Manuel Tolsá y el espacio público en la Nueva España” en Manuel Tolsá: Nostalgia de lo “antiguo” y arte ilustrado México-Valencia (Valencia: Generalitat Valenciana, 1998), 87-97, también examina a la esfera pública de finales del siglo XVIII en México pero por el medio de la Real Sociedad Vascongada de los Amigos del País. 39 La decision de usar anuncios para un analisis del gusto se respalda con el trabajo de Maxine Berg and Helen Clifford, cuya investigación de periódicos ingleses del siglo dieciocho demostró que los anuncios ayudaban a formar un criterio cultural. Véase Maxine Berg and Helen Clifford, “Commerce and Commodity: Graphic Display and Selling New Consumer Goods in Eighteenth-Century England,” en Art Markets in Europe, 1400-1800, eds. Michael North and David Ormond (Aldershot, Gran Bretaña y Brookfield, Vermont: Ashgate, 1998), 189-90. 40 Las historias sobre monumentos arquitectónicos y otras construcciones, al otro lado, sí usaban “moderno” para referir a edificios bellos. Sin embargo, se aplicaban “moderno” a edificios de los estilos barroco y neoclásico. 41 Esta análisis esta de acuerdo con la idea de Jaime Cuadriello que el arte de las últimas décadas de la colonia, y especificamente las obras académicas, no experimentaban cambio profundo del barroco nacionalista de mediados del siglo XVIII. Cuadriello, “Los umbrales de 37 1326 - Atas do IV Congresso Internacional do Barroco Íbero-Americano res mexicanos que se articuló en la Gazeta se apegaba a características mas amplias que los principios clásicos. Una de estas era la procedencia europea. Los anuncios solían enfatizar los credenciales europeos de los objetos como prueba de su calidad. Otros además notaban los esfuerzos de sus artistas europeos como si esta procedencia los dió mérito. Es decir, objetos que venían de Europa, que se ejecutaban según normas europeas (por lo menos como estos se entendían en México), o que eran productos de los profesores europeos de la Academia de San Carlos merecían el aprecio de las personas de buen gusto según el periódico. Otro aspecto del buen gusto articulado en la Gazeta es el aprecio por la destreza técnica. Personas de gusto apreciaban los cortes finos del buen buril, las pinceladas delicadas, y los trabajos hechos con esmero. Además les gustaban materiales de alta calidad. Esto se nota mas claramente en los anuncios para grabados estampados en papeles grandes y finos. Finalmente, los mexicanos de buen gusto admiraban a cualquier trabajo con buenos raíces, o sea europeo o americano. Es decir, los anuncios solían atestiguar a los credenciales del artista, tanto académico como maestro de aclamación general. El lenguaje promocionaba a objetos hechos por los mejores profesores y de excelentes artistas. Aunque toda esta lenguaje del bueno gusto fuera claramente hiperbólica, pensemos en como funcionaba dentro de la esfera pública. El conjunto de anuncios presentaba a sus lectores la apariencia de la verdad del estado del arte en México, por lo menos la del elite novohispano. Los anuncios daban la impresión a los lectores mexicanos que existía un cuerpo de obras que poseía las características esenciales del buen gusto y un grupo selecto de artistas que merecían estimación—eran los ejemplos y maestros apreciables de que hablaban los anuncios. Y tras solo leer la Gazeta de México y pasar a ver los objetos de que leía, el lector formaba un sentido del buen gusto que era adecuado para una persona literata y curiosa, o sea un lector de la Gazeta. La Gazeta funcionaba entonces como medio de educación dentro de la cultura ilustrada de finales del virreinato. Hay que entender esta retórica del buen gusto sin embargo dentro del contexto específico de la Nueva España a finales del siglo XVIII porque el hecho de la colonización se convirtió al gusto en una cuestión mas que el solo cultivar los sentidos como hacían los franceses e ingleses contemporáneos. Según Eduardo Báez, México experimentaba una “duplicidad en la producción de imágenes, las que salían del pincel y el taller de un artista y las que se debían a la mano torpe y no educada del que ignoraba los principios del arte, pero que al menos y por sus bajos precios satisfacían el gusto popular del vulgo que no mira lo artístico, sino lo devocional.”42 Esta división, producto de la distinción entre los artistas gremiales y los indígenas, tenía una amplia y bien conocida historia en el virreinato. La producción bidimensional se la nación,” 17-35, esp. 32. 42 Eduardo Báez Macías, Jerónimo Antonio Gil y su traducción de Gérard Audran (México, D.F.: UNAM/IIE, 2001), 31. Kelly Donahue-Wallace - 1327 institucionalizó en la última década del siglo XVIII cuando las autoridades virreinales negaron la petición de los académicos para cerrar los obrajes que producían una arte popular sin reglas ni fundamentos.43 El arte mexicano tenía entonces dos aspectos oficiales: la académica con su mezcla del barroco tardío y neoclasicismo, y el popular con su énfasis en la expresión y la devoción. Es precisamente este aspecto doble que veo en el buen gusto mexicano articulado en la Gazeta de México.44 Además de los objetos apreciados por su procedencia o su hechura, los anuncios y las historias de la Gazeta promocionaban el valor del arte nacional tanto religioso como secular. En las suscripciones para los grabados de Xochicalco y el plano patrocinado por Revillagigedo de la ciudad de México, y en el anuncio para el grabado de la Virgen de Guadalupe por Fabregat, el buen gusto de los lectores mexicanos se asociaba directamente con los intereses nacionalistas. Lo apreciable visualizó a lo mexicano. El anuncio de las láminas de Nicolás Enríquez las promocionó específicamente como Obra Mexicana, distinto del europeo pero no inferior. Y cuando se agrega a estos ejemplos las múltiples historias de las imágenes milagrosas que aparecían con frecuencia en la Gazeta, imágenes hechas a veces por manos indígenas o, como la Virgen de Guadalupe, en un estilo supuestamente indígena, se ve claramente que el buen gusto mexicano permitía una amplia gama de ejemplos y que no fue solamente una cuestión de características visuales, buenos materiales, o credenciales profesionales. A diferencia del buen gusto francés o inglés, o hasta el buen gusto de los profesores de la Academia de San Carlos, el bueno gusto mexicano que se articuló en la Gazeta de México incluyó fuertemente a lo mexicano de cualquier aspecto. Empecé esta investigación con la pregunta ¿qué pudo aprender del arte un lector de la Gazeta de México? La respuesta es que el lector podía disfrutar de un aprecio artístico polifacético. Podía participar en la producción artística local y foránea y ver que su país disfrutaba de los mejores objetos asiáticos, americanos, y europeos. Además, podía desarrollar su propio sentido del buen gusto, aprendiendo que en la Nueva España de finales del siglo XVIII, el buen gusto mexicano fue mas allá de las esculturas clásicas y los salones franceses. El buen gusto mexicano contaba con la complejidad inherente del contexto colonial, apreciando lo europeo, lo bien hecho, y lo bello, pero también lo mexicano. Para más información sobre el intento de cerrar los obrajes, véase Jean Charlot, Mexican Art and the Academy of San Carlos 1785-1915, trans. Elizabeth Wilder Weismann (Austin: University of Texas, 1962), 50. 44 Oscar Vazquez habla de ese elite en “Corección, (In)subordinación, y los estatutos de la Academis de San Carlos de Nueva España” en (In)disciplinas: Estéticas e historia del arte en el cruce de los discursos (México, D.F.: UNAM/IIE, 1999), 376: “Asi, las condiciones requeridas para una critica y un juicio de la belleza dependian, entre otros elementos, del grado de educación, sensibilidad y experiencia adquirido, que eran los dominios de la academia y de su grupo privilegiado de patrocinadores.” 43