ALTRUISMO. - Psiquiatria.com

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ALTRUISMO.
A. Pérez-Poza.
Hospital Universitario "Miguel Servet".
E-mail: [email protected]
Definición de conductas altruistas
Una conducta que beneficia a otras personas puede responder a motivos muy diferentes, se podría
señalar la intención franca de ayudar, obtener reconocimiento, evitar sentimientos de culpa,
esperar reciprocidad y otras razones similares.
Quienes presentan conductas altruistas pueden obtener recompensas internas (satisfacción por
haber ayudado a alguien, aumento de su autoestima...). Esto es inevitable, y además deseable, ya
que aquí residen algunos de los principales motivacionales.
Definiremos conductas altruistas como aquellas que:
. Benefician a otros provocando o manteniendo efectos positivos.
. Quienes las llevan a cabo lo hacen voluntariamente con la intención de ayudar a otros sin
anticipar recompensas a corto o largo plazo.
. La conducta supone más costes externos que beneficios externos.
Teorías sobre el altruismo. Filosofía
En los planteamientos de los filósofos existen 3 posturas:
Existe en los seres humanos un sentimiento natural de benevolencia, de simpatía y humanidad
opuesto al propio interés. En esta tradición se puede situar la filosofía de pensadores como Hume,
Rousseau y Schopenhauer entre otros
La base de la moralidad está en la razón. Favorecer a los demás es el desarrollo razonable y ético
del comportamiento. Esta posición es la defendida por Kant
Se fundamenta la moralidad en el egoísmo, en el amor propio. Los humanos precisan de grandes
controles sociales pues en condiciones naturales sólo buscan su propio interés. Este pensamiento
está representado por Hobbes.
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Teorías sobre el altruismo. Psicoanálisis
Para la teoría psicoanalítica no existen, originalmente, motivanciones altruistas.
El recién nacido es todo "ello". Si el niño renuncia a la satisfacción lo hace por el principio de la
realidad cuyas exigencias acepta porque son ineludibles, impuestas por los padres. Más tarde, con
la resolución del complejo de Edipo, a las exigencias del principio de realidad se unen las normas y
prescripciones de la propia conciencia moral, que el niño interioriza por identificación con los
progenitores. Esta conciencia moral, el "super-yo", juzga el pensamiento y la conducta y castiga las
trasgresiones a través de sentimientos de culpa, vergüenza o falta de autoestima.
Desde esta perspectiva si las personas realizan conductas aparentemente altruistas lo hacen
motivadas por sentimiento de culpa, por tendencias autodestructivas o para resolver conflictos
internos.
Por ejemplo, la continua ayuda a los demás puede ocultar agresividad o avaricia o puede ser una
forma de satisfacer necesidades o deseos no tolerados en uno mismo (al favorecerlos en otros la
persona los disfruta ya que se identifica con ellos).
Por tanto la teoría psicoanalítica se sitúa en la orientación de Hobbes.
Freud en 1917 describió por primera vez el concepto de altruismo en "Teoría de la libido y
narcisismo". En 1946 Anna Freud acuñó la expresión "renuncia altruista" para describir la
psicodinámica del comportamiento altruista en un grupo de sujetos inhibidos que mostraban
impulsos de origen neurótico a hacer el bien a los demás.
Los psicoanalistas consideraban toda forma de altruismo como fundamentada en el masoquismo.
Últimamente se ha revisado este concepto para incluir una forma normal de altruismo.
El altruismo normal debe ser claramente diferenciado de la relación de objeto patológicamente
narcisista y/o masoquista. Las personas capaces de altruismo normal reconocen y respetan los
deseos autónomos del objeto y disfrutan contribuyendo a su placer o éxito. El altruismo parental
maduro implica la capacidad de distinguir entre lo que el niño desea y los que el niño realmente
necesita. Este altruismo parental normal se sostiene en la capacidad del progenitor para tolerar la
inevitable agresión del niño cuando se frustran sus deseos por una buena razón que es evidente
para el progenitor pero no para el niño.
Teorías sobre el altruismo. Aprendizaje
Para este enfoque abordar la cuestión del altruismo es realmente paradójico, ya que por definición
la conducta altruista es aquella que beneficia a los demás en ausencia de recompensas.
Al principio el niño es controlado por refuerzos o guías externas pero, poco a poco, va sustituyendo
las sanciones y demandas externas por controles internos.
Para Banduras el ser humano es un elemento activo, puede crear sus propios refuerzos y se
implica activamente en los procesos de atención y codificación del comportamiento del modelo en
el aprendizaje por imitación. El refuerzo no es necesario en el aprendizaje por observación, sí lo es
para la reproducción del comportamiento del modelo
En definitiva, las conductas altruistas se llevan a cabo en beneficio propio, que están en función de
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gratificaciones, deben ser situadas dentro de la tradición que asienta en el propio interés la
motivación última de dichas conductas.
Teorías sobre el altruismo. Enfoque cognitivo
El desarrollo moral progresa a través de una secuencia: la moralidad es externa en el niño y si
actúa prosocialmente lo hace para satisfacer las reglas impuestas por los adultos, para evitar el
castigo o para obtener recompensas personales.
Más tarde puede llegar a comprender que es necesario el entendimiento entre los miembros de un
determinado grupo o sociedad. La conveniencia de llevar a cabo conductas a favor de los demás,
de esta forma también se puede esperar y exigir ayudas a los otros.
El ser humano puede llegar a elaborar principios de valor universal que están más allá del propio
interés individual. Planteado así estamos ante una teoría claramente influenciada por la filosofía de
Kant.
Teorías sobre el altruismo. La etología
El altruismo puede considerarse una manifestación de estrategias eficaces para la supervivencia
que forman parte del potencial genético actual del ser humano.
Las conductas altruistas no son exclusivas de los seres humanos. Por ejemplo, entre los primates
los babuinos se enfrentan a una muerte segura atacando a un leopardo, pero con ello consiguen
que la manada escape.
Un comportamiento altruista que conlleva costes en el potencial reproductivo de un sujeto puede
ser, sin embargo, seleccionado o favorecido si aumenta el potencial reproductivo de sus parientes,
y con ello la probabilidad de mantener una parte de sus genes y de transmitirla a posteriores
generaciones. Beneficiar a los individuos emparentados es, a su vez, la defensa de sí mismo. el
mayor exponente es la conducta materna hacia los pequeños.
Recientes investigaciones demuestran que los seres humanos no están capacitados para
identificar a los individuos relacionados genéticamente. Por ello, se trataría más bien de una
predisposición para comportarse de manera altruista hacia aquellas personas con las que uno se
relaciona establemente.
La predisposición a comportarse de manera altruista puede considerarse una sobregeneralización
de la disposición preprogramada a ayudar a los familiares. No se heredan conductas altruistas, sino
mediadores o motivadores de la conducta altruista, fundamentalmente la empatía, una respuesta
afectiva congruente con el estado emocional de los demás que predispone a la ayuda.
Motivadores internos. Factores afectivos. La empatía.
Actualmente muchos investigadores son partidarios de considerar la empatía como motivador
fundamental de la conducta altruista.
La empatía es una respuesta afectivo-cognitiva activada por el estado de otra persona y
congruente con él que orienta la conducta.
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La evidencia empírica sobre la tendencia de los seres humanos a empatizar con los estados
emocionales de los demás es tan firme que según Hoffman puede proponerse una base
constitucional. Ante el sufrimiento de otra persona la activación en el observador es similar, aunque
menos intensa que la producida por una amenaza directa hacia él mismo y las expresiones
afectivas son semejantes a las de la víctima.
Cuando se incrementan las señales de sufrimiento de la víctima el nivel de activación empática en
el observador aumenta y la intensidad del arousal se relaciona estrechamente con una mayor
rapidez en la intervención y con una mayor capacidad de autosacrificio en la ayuda.
Para Piliavin la motivación del observador activado empáticamente es reducir su propio malestar
personal (razones estrictamente egoístas). El que esta motivación le lleve a decidir prestar ayuda o
inhibirse depende de la previsión de costes o beneficios que el sujeto pueda hacer.
Entre los costes personales de la ayuda se señalan los siguientes: tiempo, esfuerzo, riesgo físico,
dinero, sanciones y pérdida de recompensas sociales.
En el otro lado de la balanza se encuentra el beneficio personal de la conducta de ayuda: reducción
de la activación fisiológicas y los costes personales que se derivan de no ayudar (mantenimiento
del arousal, sentimiento de culpa ...)
Piliavin no explica:
- por qué las personas reducen su ansiedad ayudando al otro, cuando la huída sería la forma más
efectiva de reducir el propio malestar.
- tampoco permite interpretar la evidencia de personas que intervienen en situaciones de
emergencia con un altísimo coste como la amenaza para su propia vida.
Batson coincide en el papel de la activación fisiológica y también admite la intervención de factores
situacionales en la decisión pero considera que la activación empática produce una motivación
altruista de reducir el malestar de los demás.
Por tanto se proponen dos tipos de reacción distintos ante la situación de necesidad del otro:
- la empatía centrada en sí mismo (ansiedad), caracterizada por inquietud personal, sentimiento de
alarma y angustia
- la empatía centrada en la víctima, caracterizada por sentimientos vicarios de sufrimiento, que
evocan compasión, sentimientos de bondad, deseos de ayudar, etc.
Los estudios en los que se ha manipulado experimentalmente la atribución de la causa de la
activación empática apoyan la motivación altruista de la empatía. Harris y Huang diseñaron un
estudio en el que mientras los sujetos se encontraban realizando una tarea intelectual, una persona
con una pierna vendada entraba en la sala, se tropezaba y caía gritando de dolor. Aun grupo de
sujetos se les indujo a pensar que se activación se debía a un ruido desagradable que se estaba
produciendo en la sala; al otro grupo no se le dio ninguna información. Si la activación provoca
ayuda, ésta sólo se llevaría a cabo si era atribuida al dolor de la víctima. En efecto los sujetos que
fueron inducidos a atribuir su activación al ruido aversivo ofrecieron menos ayuda que los demás.
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Otros afectos
Aunque la empatía es el predictor afectivo más importante, otras reacciones emocionales también
median en el comportamiento altruista por ejemplo el proceso de autoevaluación de la conducta,
respecto a la norma, puede generar sentimientos de orgullo, satisfacción, vergüenza o culpa.
Diversos estudios muestran que los sujetos que se siente culpables tienden a llevar a cabo
conductas de ayuda a los demás, aunque no necesariamente hacia la persona a la que se ha
infligido un daño.
La mera anticipación de sentimientos de culpa o de satisfacción puede generar conductas
altruistas.
Factores cognitivos: normas sociomorales
Para Kohlberg a juicio moral más evolucionado mayor probabilidad de conducta altruista.
Algunos investigadores parecen confirmar esta tesis, pero otros han obtenido resultados
contradictorios. Para Blasi una persona puede tener un nivel elevado, utilizar en su razonamiento
principios éticos universales y, sin embargo, no actuar de acuerdo con estos principios. De hecho
individuos con un nivel de razonamiento moral primario también llevan a cabo comportamientos
altruistas. Los datos más concluyentes sobre este tema los aportan las teorías del desarrollo al
demostrar la existencia de esta conducta en niños de edad preescolar.
El nivel de juicio ético no es condición necesaria, si bien en cualquier estadio del razonamiento
moral un sujeto puede decidir que es correcto ayudar a otra persona, los individuos en los estadios
más elevados tendrán un mayor sentido de responsabilidad personal para llevar a cabo la acción.
Igualmente la investigación demuestra que la responsabilidad implica una disposición hacia la
conducta altruista, pero no aportan evidencias de que su conocimiento active, de hecho, la
conducta.
Estas dificultades han orientado a autores como Schwartc a atribuir un mayor peso a las normas
personales específicas. Las personas, a los largo de la interacción social, construyen normas
personales, como expectativas sobre sí mismas en diversas situaciones, y su no cumplimiento
lesiona el autoconcepto a través de sentimiento de culpa y autodesprecio.
La evidencia empírica sobre el papel de las normas es débil para afirmar que éstas sean el
elemento motivacional esencial pero se puede mantener que los sentimientos de deber moral que
generan las normas, sobretodo las personales, pueden ser predictoras importantes de dicha
conducta.
Capacidad de toma de perspectiva
Los niños a medida que avanzan en edad reconocen mejor el punto de vista de los demás y
pueden interpretar mejor sus intenciones, sentimientos, pensamientos y conductas. Desarrollan
progresivamente la capacidad mental para ponerse en el lugar de los demás.
Esta capacidad ayuda a tener sentimiento empáticos, a reconocer las necesidades de otras
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personas, a tener en cuenta sus motivos, .... y de esta forma favorecer la conducta prosocial y
altruista.
Para inferir que otro necesita ayuda, un proceso cognitivo relevante es la habilidad para ponerse en
su lugar.
Variables individuales
En este punto 2 preguntas nos parecen importantes:
. ¿Existen características estables en ciertas personas que las hacen ser consistentemente
altruistas?
. ¿Determinados procesos de socialización pueden explicar estas diferencias individuales en la
predisposición a empatizar en la orientación hacia los demás?
Personalidad
Los resultados obtenidos cuanto a la consistencia del comportamiento altruista no son
concordantes:
- unos constatan que en determinadas personas la conducta altruista se activa relativamente
estable en diferentes situaciones.
- otros encuentran una consistencia mínima
Rushton ha comprobado que los niños que ayudan en una situación, no sólo lo hacen en otras
circunstancias sino que existe consistencia con otras conductas prosociales, son también más
cooperativos y compasivos.
Staub pudo describir un factor que denominó orientación prosocial formado por los siguientes
componentes: valores de ayuda y de igualdad, autoatribución de responsabilidad, nivel de
desarrollo moral y responsabilidad social, en oposición a valores de vida confortable, ambición y
maquiavelismo. Este factor correlacionó con medidas de conducta de ayuda en varias situaciones
experimentales.
De la revisión realizada por Fuentes puede concluirse que las personas con una alta disposición
empática llevan a cabo más conductas altruistas.
Los individuos que tienen un concepto positivos de las personas tienen una mayor disponibilidad
para la ayuda que quienes creen que la gente busca siempre su propio provecho (Krebs).
Las personas que tienen una autopercepción positiva tienden más a ayudar, sobretodo si se
consideran a sí mismo altruistas.
Si el sujeto considera que carece de la competencia para saber qué ocurre y qué es necesario
hacer para prestar la ayuda adecuada es mucho más probable que no tenga conductas altruistas.
Elementos cognitivos que también influyen:
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. el tipo de creencias sobre las habilidades para influir en los sucesos
. la conciencia sobre el locus de control interno o externo
. la capacidad para generar planes o estrategias
. el recuerdo de experiencias pasadas
Socialización
- La importancia de las relaciones con las figuras de apego ha sido reiteradamente demostrada.
- Los etólogos consideran que el origen filogenético de las conductas prosociales están en la
relación madre-hijo, individuo-familia e individuo-grupo.
- La especie ha incorporado determinados resortes (como la empatía) que impulsan al individuo a
actuar altruísticamente ante determinados signos que expresan necesidad.
Existe una predisposición, preprogramada genéticamente, presente ya en el recién nacido como
demuestra la existencia de empatía desde los primeros momentos de la vida pero su desarrollo
depende de las condiciones y experiencias que ofrezca el entorno.
1 Los niños nacen preorientados socialmente y necesitados de vínculos afectivos estables con
algunas personas (PREPROGRAMACION GENETICA)
2 Si los adultos le ofrecen un repertorio de conductas adecuado (íntimas, frecuentes, estables,
desformalizadas) se vinculan con ellos (APEGO)
3 En la experiencia relacional con las figuras de apego adquieren CONFIANZA BASICA. Seguridad
para abrirse a otros contactos con el entrono físico y social. APRENDEN (base instrumental
necesaria) el uso y significado de formas de comunicación íntimas, informales; el uso y significado
de expresiones emocionales; aprenden también a pedir cuando se sienten necesitados y a
satisfacer las necesidades de los demás.
4 Los niños generalizan estas experiencias a otras relaciones sociales, especialmente a aquellas
que impliquen afectos: amistad, relaciones sexuales, enamoramiento, situaciones de necesidad de
los demás ...
La conducta altruista y prosocial es la respuesta a estado de necesidad que provocan una reacción
afectiva; las personas que han tenido experiencias relacionales en las que éstas reacciones
afectivas y la respuesta de ayuda subsiguiente han tenido lugar son las que mejor captan estos
estados afectivos, más fácilmente participan de ellos de forma vicaria (empatía) y finalmente más
tienden a ayudar a quienes lo necesitan.
SOCIALIZACION. SEGURIDAD DEL VINCULO
- Los niños clasificados como seguros a los 12 y 18 meses son más sociables tanto con adultos
como con sus iguales, muestran más preocupación por los estados de necesidad de los otros y
menos problemas de conducta que los inseguros (Londerville y Main). Esta relación se mantiene en
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la edad preescolar y escolar.
- Entre las consecuencias del abuso físico y del abandono emocional en la infancia se encuentra la
inseguridad del apego, la incapacidad para interpretar adecuadamente las señales de necesidad de
los otros, para reaccionar de formar apropiada.
SOCIALIZACION. SEGURIDAD DEL VINCULO
- Los niños maltratados tiende a interpretar las expresiones de angustia de los demás como
irritantes, lo que reactiva respuestas de miedo, rabia y hostilidad en lugar de empatía, compasión y
ayuda.
- Main y George han observado las reacciones de niños víctimas de maltrato físico de 1 a 3 años
ante el llanto y las señales de inquietud de sus compañeros. Los niños víctimas de malostratos
expresaron patrones alterados de conducta, con respuestas de temos, cólera, agresión o
ambivalencia.
SOCIALIZACION. REFUERZO Y MODELADO
- El refuerzo social de la conducta prosocial altruista por parte de los padres y educadores se
relaciona con una mayor tendencia a ayudar a los demás.
- Influye positivamente unos padres prosociales y altruistas ya que los modelos de imitación más
efectivos son los de las personas que se consideran más competentes y afectuosas.
Las personas que arriesgaron su vida para ayudar a judíos durante la 2ª Guerra Mundial y los
jóvenes activistas de los derechos humanos de los años 60, por poner unos ejemplos entre otros,
demostraban una fuerte identificación con modelos parentales de fuertes convicciones morales,
que se preocupaban por los demás y actuaban consecuentemente.
SOCIALIZACION. DISCIPLINA PARENTAL
Otro aspecto muy importante en el proceso de socialización es el tipo de disciplina utilizado por los
adultos para regular el comportamiento infantil.
Mientras la afirmación de poder (que se caracteriza por el uso de la fuerza física o la retirada de
privilegios) y la retirada de amor (que incluye técnicas en las cuales los padres expresan su enfado
ignorando al niño, rechazándole, negándose a hablarle...) no favorecen el desarrollo moral, las
técnicas de inducción (en la que los padres explican al niño las razones por las que determinadas
conductas están mal, resaltando las implicaciones y efectos dolorosos de la conducta del niño en
otras personas) consiguen una mejor internalización de la moral y se relaciona de forma positiva y
clara con las conductas prosociales.
SOCIALIZACION. ASIGANCION DE RESPONSABILIDAD
Los niños que son inducidos a asumir responsabilidades tempranamente (tareas familiares acordes
a sus habilidades) manifiestan mayor sentido de la responsabilidad social, altruismo y preocupación
por los demás esto genera sentimientos de competencia, promueve una mayor capacidad empática
y un concepto de sí mismo como persona altruista.
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Factores situacionales. Presencia o ausencia de observadores
Un resultado consistente en la literatura es el descenso de la conducta altruista cuando en la
situación existen otros observadores.
Latané y Darley realizaron una serie de estudios encaminados a analizar la importancia de este
factor. En uno de los experimentos se introducía humo en la sala en que un grupo de personas se
hallaba contestando un cuestionario.
Cuando los sujetos estaban solos, el 75% de la muestra avisó de la situación, cuando se
encontraban en grupo de 3 el % se redujo a 38 y finalmente, cuando los sujetos experimentales se
hallaban acompañados de otras 2 personas entrenadas por el investigador para que mostrasen
una actitud de indiferencia, solo el 10% de los sujetos avisaron del peligro.
El descenso de la conducta altruista cuando en las situaciones existen otros observadores puede
interpretarse como una difusión de la responsabilidad. La responsabilidad de ayudar disminuye
cuando el sujeto piensa que los demás también son capaces de ayudar. Si los espectadores
permanecen pasivos el sujeto puede inferir que la situación no es grave y no requiere una
intervención de ayuda. Finalmente el miedo al ridículo o a transgredir normas sociales, pensando
que los demás pueden juzgar negativamente su conducta, puede inhibir el altruismo.
FACTORES SITUACIONALES
- Si la situación es ambigua y el sujeto no está seguro de que realmente se necesite ayuda de su
parte, es menos probable que la ofrezca
- Numerosos estudios demuestran que cuando la persona considera al sujeto necesitado como
responsable de su propia situación, es decir, cuando piensan que ésta se halla causada por
factores que dicho sujeto podría haber controlado es menos probable que le ayude. Por ejemplo,
en una investigación en la que un joven con bastón se caía al entrar en el metro, se comprobó que
en el 95% de las pruebas recibía ayuda. Sin embargo, cuando la persona que, en la misma
situación, se tambaleaba y se caía era un joven borracho que llevaba una botella la ayuda se
redujo a un 50%.
Factores situacionales. Personalidad, género y atractivo de la personalidad que necesita
ayuda
- Tanto los niños como adultos ayudan más a la gente similar a ellos que a personas diferentes
- Los niños populares entre sus iguales reciben y dan más ayuda que los niños menos populares.
- Tanto niños como adultos ayudan más a las personas que perciben como agradables y atractivas
(basado en la creencia de que las personas atractivas son también amables, interesantes,
sociables y altruistas)
- Sexo. Los varones ayudan más a las mujeres, mientras que la mujeres ayudan por igual a
personas de uno u otro sexo.
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Factores situacionales. Reacción previsible de la persona que necesita ayuda
La respuesta de la persona que necesita ayuda también es un factor situacional importante. Quien
necesita de los demás puede no considerarlo así, preferir no deber nada a nadie, aceptar ayuda
solo de determinadas personas o formas muy concretas de ayuda, ser incapaz de pedir o aceptar
se ayudado. Algunas personas se sienten inferiores o deficientes cuando son ayudados, sobretodo
si no están en condiciones de reciprocidad. Otros consideran que aceptar ayuda genera o aumenta
la dependencia respecto al donante. Todos estos factores pueden paralizar la acción del sujeto
dispuesto a ayudar.
Por el contrario la habilidad para pedir ayuda o los signos de aceptación en la persona necesitada
favorecen que la conducta altruista se inicie y se mantenga.
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