¿SABE COMO ASUMIR UNA RESPONSABILIDAD FINANCIERA? 1. Planeación financiera. A menudo los cristianos nos cuestionamos si debemos planear; la pregunta más común es ¿No depende el cristiano totalmente de Dios? Obviamente la respuesta es si, pero: ¿Significa esto que deben sentarse en casa, con la mente en blanco, esperando que Dios les traiga el maná? A pesar de que algunos piensen así, esta no es la actitud de Dios. La planeación es un elemento esencial en cualquier programa financiero, pero lo es particularmente para los cristianos, veamos en qué consiste planear bajo la dirección de Dios. 1.1 Disposición para recibir dirección: Para establecer planes, es necesario en primer lugar una actitud transformada, para convencernos de que lo óptimo será confiar en la sabiduría de Dios, y no en nuestras suposiciones o experiencias, utilizándola en las decisiones de cada día. Al dejar nuestras empresas al cuidado de Dios, los planes felizmente se realizarán; El nos protegerá de desaciertos, frustraciones y descalabros. Solamente quien es orgulloso y porfiado no actúa por planes (Pr. 16:3; 19:21; 20:18; 21:29). 1.2 Disposición para recibir corrección: No trate de desarrollar planes rígidos que no permitan ajustes, con el erróneo convencimiento de que todo lo que usted se propone es infalible. Dios examina nuestras intenciones e imprime claramente en nosotros su voluntad (Pr. 16:2; 16:9) 1.3 Entender que el éxito del plan es responsabilidad de Dios: Debemos hacer planes, pero entender que el resultado final de ellos depende de Dios; "El caballo se alista para el día de la batalla, mas Jehová es el que da la victoria" (Pr.21:31). Esta actitud de planear traerá como resultado planes inteligentes, responsables y lógicamente prosperidad en todo el sentido de la palabra (Pr. 24:4-5). 2. Planes a corto plazo: Para poder estar libres de preocupaciones debemos erradicar los hábitos malsanos arraigados fuertemente y consentidos por largo tiempo. 2.1 Cumplir primero con Dios: El principio del diezmo lo estudiamos con amplitud. No se sorprenda si está en serias dificultades, y usted no ha obedecido en este aspecto; no se puede reclamar el respaldo de Dios a su promesa de bendición, si tendenciosamente pasamos por alto sus principios. 2.2 Elaborar un presupuesto escrito: El orden y la claridad para usar el dinero excluyen el justificar la impulsividad para adquirir cosas al azar y sin objetivos definidos. Muchas personas al llegar a los supermercados, quedan deslumbradas, y compran cosas que no habían pensado, ni eran necesarias (Pr. 25:27; 14:15). 2.3 Pagar todas las deudas: Este punto también se estudió detenidamente con anterioridad. Bastará añadir que si dentro de su presupuesto, luego de cubrir las necesidades básicas, no le alcanza para cubrir el total de sus deudas, trate de cancelar la mayor cantidad de ellas. 2.4 Evaluar cada compra antes de hacerla: Al escribir su presupuesto, tenga la seguridad de no estar gastando en caprichos o en lujos innecesarios. Dios ha prometido suplir nuestras necesidades y no nuestras necedades. Pregúntese: ¿Contribuye ésto a realizar el trabajo del Señor a través de mi?, ¿Es una necesidad?, ¿Puedo actuar sin ella?, ¿Es la mejor compra?, ¿Beneficia las relaciones con mi familia?, ¿Es algo que se desvaloriza fácilmente?, ¿Demandará muchos gastos su mantenimiento? 2.5 Orar por cada gasto: Esto nos permite experimentar la presencia de Dios actuando directamente sobre nosotros al dirigirnos en cada detalle. Debemos aprender a discernir la voluntad de Dios al hacer nuevas compras así: • • • • No subestimemos ninguna decisión; no hay compra demasiado pequeña para no orar por ella. No esperemos que Dios supla nuestros deseos; existen cosas que no estamos preparados para tener o que al poseerlas nos producirán daño. Involucre a su familia al hacer la petición a Dios; esto permitirá compartir la bendición al obtener la respuesta. Considere dos posibilidades para hacer la compra. 2.6 Buscar el consejo del líder espiritual: Si usted desea obtener ayuda, debe estar dispuesto a pedirla. Muchas personas están dispuestas a ayudar a otros, pero nunca piden ayuda para ellos mismos, esto es egocentrismo. Los planes más sólidos son aquellos que han sido compartidos. Es inteligente quien acepta dirección y corrección (Pr. 11:14; 19:20). 3. Planes a largo plazo: Esencialmente estos son el resultado de los planes a corto plazo, implementando unos a otros. Desde el comienzo constituyen el método de Dios para que proveamos y no para que busquemos protección para el futuro, pues ésta es la tendencia más común al obtener una buena ganancia sin tener establecido un plan de acción. La planeación y la supervisión son indispensables para aprovechar inteligentemente la prosperidad, la cual no es permanente (Pr. 27:23-24) 3.1 Escribir un plan: De la misma manera que los planes a corto plazo, un plan escrito siempre es mejor, ya que muchas ideas brillantes de proyectos extraordinarios que vengan a su mente, se pueden perder, por no registrarse en forma ordenada. 3.2 Establecer metas financieras máximas: Si, Dios desea prosperarnos, El quiere también que establezcamos objetivos máximos acordes con la abundancia que se espera. Dentro del plan de Dios no existen dos familias que tengan las mismas metas, ni el mismo patrón de vida; pero sí existe un límite específico, el cual da el equilibrio necesario, ya que quienes no hacen la debida provisión para sus familias, sufren y quienes atesoran y despilfarran, también sufren. Es entonces indispensable al establecer objetivos, tener en cuenta los siguientes dos aspectos: Cubrir las necesidades básicas y Administrar la abundancia. Lo primero tiene que ver con nosotros mismos, el tener la provisión necesaria y suficiente; lo segundo se refiere más a nuestra responsabilidad con los demás. 4. Cubrir las necesidades básicas: Es importante tener un nivel de vida que produzca contentamiento en lugar de queja y amargura; esto implica conocer realmente cuáles son nuestras necesidades. Este equilibrio está expresado en la repuesta de Juan el Bautista (Lc. 3:14).Dios desea que nuestra manera de vivir refleje la realidad de su presencia y la veracidad de sus promesas. La Biblia describe las necesidades básicas en Mateo 6:25. 5. Administración de la prosperidad: Si aceptamos el hecho de que Dios desea que tengamos prosperidad como testimonio de su amor sin límites y para su alabanza, debemos también comprender que no podemos utilizar nuestra abundancia de una manera personal y desordenada, sino por el contrario administrarla conforme al deseo del Señor. Al estudiar el Salmo 112 encontramos una descripción magnífica de la prosperidad. 5.1 Origen de la prosperidad. V. 4b La bondad, la compasión y la justicia de Dios. Es clemente, misericordioso y justo. • El que recibe la Prosperidad: V. 1-2 El que conoce, obedece y ama a Dios. • Características de la Prosperidad dada por Dios: V. 3 Abundancia material adquirida con honestidad. • Objetivos de la Prosperidad: V. 7b-8a Abundancia material protegida continuamente por Dios. V. 9a Capacidad para dar V. 5a Capacidad para invertir V. 5b-7 Capacidad para ahorrar. • Dar para el cuerpo (los hermanos en Cristo): Parece inconcebible saber que hoy en día encontramos en el país, muchos cristianos que padecen hambre, pero así es. El peor testimonio es ignorar las necesidades que existen dentro del mismo cuerpo de Cristo. Dios nos exhorta a expresar en acciones y no en palabras su amor. Quien teniendo un excedente, no ayuda a su hermano necesitado, evidentemente no le ama. (I Jn. 3:17-18). 5.2 Hacer un plan para Dar: Dios se hace palpable para el mundo a través de la acción de sus hijos, de aquellos que creen sus promesas y obedecen sus mandamientos (Lc. 6:35-36). ¿Por qué dar? • Por adoración: La ofrenda es la expresión más pura de agradecimiento y alabanza dada a Dios en reconocimiento de que todo lo que somos y poseemos proviene de EL (1 Cr. 29:14b). Sólo Dios es digno de recibir adoración. La Biblia nos relata varios ejemplos de esto:- Abraham ofrenda a su hijo (Gn. 22:5-12). -Los oficiales de David ofrendan su vida (1 Cr. 11:1719). David ofrenda todas sus riquezas para la construcción del Templo (1 Cr. 29). En este pasaje notamos los distintivos más altos y hermosos al dar:*V2-3 El Amor, *V5 La Voluntad. Las primicias, es decir los primeros frutos (primer sueldo, primera ganancia recibida) están dentro de esta descripción: dar como expresión de gratitud por el amor de Dios. (Lv. 2:14; Dt. 26:2; Pr. 3:9). • Por obediencia: A diferencia de ofrendar, está el dar por obediencia a la Palabra de Dios, con nuestras donaciones y contribuciones. Estas oportunidades se presentan cuando Dios nos muestra quienes a nuestro alrededor están con necesidades y comprendemos nuestra responsabilidad con ellos (Mt. 25:40). • Por abundancia: Es muy diferente tener que actuar por cumplir un deber, a realizar algo motivado por amor, un genuino interés por el bienestar y la alegría de otra persona. (Ga. 5:6). Quienes tienen buenas ganancias de dinero deben reconocerlas como una bendición de Dios y buscar su voluntad para estas ganancias, la cual es la manifestación práctica de su amor (2 Co. 8:12-14), dando así: Según sus posibilidades El Señor Jesús enseño que no debemos ser calculadores y reservados sino sacrificar nuestros deseos personales por beneficiar a otros (Mt. 5:40-41). En la Palabra de Dios el sacrificio es evaluado de acuerdo con la actitud y no con la cantidad, así lo demostró el Señor cuando exaltó a una mujer necesitada que se negó a su provisión por dar (Lc. 21:3-4). 5.3 ¿A quién debemos dar?: -Dar a la familia: En la Palabra de Dios, familia significa mucho más que esposo, esposa e hijos; también se refiere a otros parientes como tíos, nietos, etc. Todos merecen nuestra ayuda en caso de que sean incapaces de satisfacer sus propias necesidades. (Mt15:5-6; 1Ti 5:8). -Dar para los siervos de Dios.: Dentro de las doce tribus de Israel que conformaban el pueblo de Dios, El apartó a la tribu de Leví para su servicio, debido a que ellos estarían dedicados exclusivamente para administrar la vida espiritual de todo Israel; lógicamente no podían dedicarse a otra actividad y por consiguiente deberían ser sustentados de una manera diferente a la de un sueldo por el trabajo regular. Por esta razón les prohibió adquirir posesiones que por atenderlas descuidarían la sagrada labor por la cual habían sido elegidos. (Nm. 8:14,16; 18:20). Muchos preguntan ¿Por qué tenemos que dar a los misioneros en lugar de preguntarse, ¿qué significan los misioneros para nosotros? Es de tanto valor la presencia de aquellos que sirven a Dios, que las bendiciones van desde la prosperidad material y sanidad (1 R. 17:24) hasta protección (1 R. 4) de una familia hasta toda una ciudad (Gn. 18:16-32). Muchos cristianos creen que los pastores o líderes espirituales deben vivir con un nivel de vida más bajo que el de cualquier persona como señal de humildad; esto no está de acuerdo con la Palabra de Dios, ya que como vimos anteriormente la espiritualidad no está en proporción directa con la pobreza. De 1 Co. 9:7-12, podemos deducir los siguientes aspectos importantes: • • • • El que sirve a Dios es como un soldado: necesita sustento. El que sirve a Dios es como un obrero: con derecho a disfrutar de aquello en que trabaja. El que sirve a Dios es como un pastor: con derecho a proveerse de aquellos que cuida y dirige. El que sirve a Dios no usa estos derechos, a fin de promover el amor y la unidad del cuerpo. Debemos recordar que somos amonestados a tratar dignamente a los misioneros como siervos de Dios. (3 Jn. 5:6). -Dar a los perdidos. (aquellos que no son cristianos): ¿Por qué espera Dios que usemos su dinero para alimentar a los perdidos? Muchos cristianos se preguntan si deben o no dar para estas necesidades. La respuesta de Dios, nos muestra qué tan importante es esta área para El, debido a la gran cantidad de referencias bíblicas que encontramos. La recompensa del Señor es muy valiosa ya que Dios se agrada de aquellos que no son indiferentes con el dolor y la necesidad de otros. Un ejemplo muy llamativo fue Cornelio, quien sin mayor conocimiento de Dios era bien sensible a El, procurándose por dar a muchos necesitados (Pr. 28:27; Hch. 10:4) - ¿A quién no debemos ayudar?: Puede ser sorprendente para nosotros encontrar que Dios ordene específicamente no ayudar a alguien. Existen personas a quienes Dios corrige a través de las dificultades financieras o materiales. Esto puede ser para atraerlos a EL o para fortalecerlos (Sal. 119:67,71). Si nosotros interferimos en esto, estamos estorbando el cumplimiento del propósito de Dios en esa persona (2 Ts. 3:10-11,14). 5.4.Hacer un plan para ahorrar: Nos hemos detenido a exponer en detalle por qué y a quién dar, pero debemos pensar que al dar, paralelamente debemos estar preparados para ahorrar. Muchas familias fallan en este aspecto, y por consiguiente siempre están prestando para comprar algo; aún más cualquier revés financiero por pequeño que sea les produce ansiedad y pánico. Diferencia entre ahorrar y atesorar: Básicamente quien ahorra busca proveerse, mientras que el que atesora busca protegerse, como lo vimos en la lección sobre la esclavitud financiera (Pr. 31:21). La otra diferencia es que quien ahorra lo hace con base en un objetivo definido y no siguiendo suposiciones vagas. Esto es responsabilidad de la cabeza del hogar quien debe prepararse para circunstancias que, adversas o no, implican su ausencia, lo cual traería incertidumbre y preocupación a sus hijos (2 Co. 12:14b). Son muchas las circunstancias que motivan a ahorrar; aquellos que a causa de su trabajo cambian frecuentemente de lugar de residencia, un plan de vacaciones, la compra de algo necesario pero no indispensable, un carro, una reserva para gastos médicos urgentes y lógicamente ahorrar para dejar una herencia de lo cual hablaremos ahora, junto con el caso de la jubilación; casos especiales que son considerados por algunos como necesidades básicas por descubrir, pero que, estudiados a fondo, vemos que son responsabilidades de Dios dentro de su provisión para nosotros. Dinero para jubilación: La jubilación como bien sabemos, es relativamente una innovación reciente. Hace dos o tres generaciones poca gente creía que era necesario dejar toda la actividad simplemente porque se había llegado a los 60 años. La concepción de la vejez según la Palabra de Dios, es muy diferente; luego de que el hombre en un comienzo podía vivir hasta novecientos años, o más (Gn.5:27) a raíz de su capacidad para el mal, Dios limitó su existencia a ciento veinte años (Gn. 6:3-5). Aquellos que acumulan dinero justificándose en que lo usarán en último caso en su tiempo de jubilación, se engañan a si mismos, ya que existen muchos testimonios de personas que han visto el cumplimiento de la promesa de Dios: "El justo florecerá como la palmera... aún en la vejez fructificarán; estarán vigorosos y verdes, para anunciar que Jehová mi fortaleza es recto, y que en El no hay injusticia''' (Sal. 92:13-15). Dinero para herencias: Así como el dinero acumulado para la vejez refleja la búsqueda de sobreprotección, de igual modo lo constituye el crear islas amuralladas para nuestros seres queridos, dejando en sus manos grandes cantidades de dinero, sin que ellos estén preparados, ya sea por su inmadurez o por su falta de conocimiento. El cristiano debe saber que Dios es su herencia, es decir, su seguro y su respaldo en cualquier situación por difícil y angustiosa que sea, ya que su vida no está sujeta al azar. Quien experimente la presencia de Dios día tras día, podrá confiar en que Dios proveerá para los suyos el día que muera. (Sal. 16:6; 146:9). Aplicación Dios quiere que sigamos sus principios y busquemos su dirección para realizar todas nuestras acciones, especialmente aquellas relacionadas con el área financiera. Como hijos de Dios tenemos la responsabilidad de manejar con absoluta sabiduría nuestras finanzas, lo cual producirá un fruto agradable: la prosperidad. Ante esto último tenemos un mayor compromiso, pues Dios da indicaciones precisas para que disfrutemos esa prosperidad y por consiguiente ayudemos a otros. Recordemos que la imagen y el prestigio de Dios tiene que ver con nosotros, pues somos sus representantes en la tierra. Manejemos con pulcritud y temor santo lo relacionado con el dinero, ya que a través de ello muchos cristianos han perdido su comunión y adecuada relación con Papá Dios y por consiguiente con los hermanos en la fe.