“Espero alegre la salida y espero no volver jamás

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“Espero alegre la salida y espero no volver jamás”, Frida Kahlo.
Última frase escrita en el diario personal de Frida Kahlo antes de su muerte en 1954.
FUENTES Carlos, LOWE Sarah M., KHALO Frida. 2006. El Diario de Frida Kahlo: un íntimo
autorretrato (2ª Edición). RM Verlag. México.
Frida Kahlo, pintora mexicana Coyoacán, 6 de julio de 1907 – ibídem, 13 de julio de 1954
Fue esposa del gran muralista mexicano Diego Rivera. En su infancia superó la enfermedad de
la polio y a los 18 tuvo un grave accidente de autobús que la marcaría para el resto de su vida.
Debido a este accidente estuvo largos periodos en cama y se sometió a más de 30 operaciones
quirúrgicas. Su obra pictórica gira temáticamente en torno a su biografía y sufrimiento. Creó
unas 200 obras, la mayoría autorretratos, en las que reflejó su vida y sufrimiento. Con un estilo
propio y absolutamente personal, no quiso enmarcar su pintura dentro del arte surrealista que
se le adjudicó ya que, según ella, pintaba su verdad. Se movió en ambientes intelectuales y
aunque recibió la admiración destacadas personalidades de su época, su obra alcanzó
verdadero reconocimiento internacional después de su muerte, a partir de la década de 1970.
En abril de 1953 expuso por primera vez en su país natal en la galería de Arte Contemporáneo
de Ciudad de México y un año después, con 47 años, falleció.
Las últimas nueve palabras que la pintora mexicana Magdalena Frida
Carmen Kahlo Calderón anotó en su diario personal hacen que el
autorretrato que las acompaña cobre más fuerza aún. Se señala con
flechas su pierna amputada, su vientre, su boca. Páginas emborronadas
de amarillos y verde chillón ilustran la garra con la que esta mujer
pequeñita y lisiada cogió la vida y la estrujó hasta que salieron gotas de
sangre y lágrimas. En la mayoría de sus más de 200 pinturas se reflejó a
sí misma y a su dolor. "Me retrato a mí misma porque paso mucho
tiempo sola y porque soy el motivo que mejor conozco" y pintó sus tres
abortos, el sufrimiento por las 32 intervenciones quirúrgicas por su
espalda hecha pedazos y una vida a medias con el también pintor
mexicano y muralista Diego Rivera.
Sin embargo no dejó de beber tequila. Lo hizo incluso 10 días antes de
morir cuando se presentó maquillada, alegre y postrada en la cama a su
primera exposición en su ciudad natal, en México. Ni dejó de ser fiel a
sus ideas. Ni de amar a su Diego querido.
En sus 47 años no dejó de vivir incluso cuando el mundo se lo impedía y
por ello es un referente, una mujer a pedazos que se compuso a sí
misma, una artista que no sabía no serlo.
Alba García Ruiz
Periodista en construcción, España.
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