UNA SOLA CABEZA AL MANDO. Por: Rolando Chumpitazi, Editor de Lima (El Comercio Jueves 16 de Abril) Una de las cosas más difíciles en nuestro país es lograr que posiciones encontradas cedan sus intereses particulares hacia la consecución de un objetivo común. Si entre vecinos ya es ardua la tarea, en el ámbito político se torna más que imposible. Y eso es justamente lo que ha venido sucediendo en los últimos tiempos cuando se trata de reorganizar el transporte urbano en Lima y el Callo. Nadie cede. Esta pugna de poderes es posible por una sencilla razón; no tenemos en Lima y Callao, una única autoridad que centralice y unifique criterios y decisiones en torno al transporte urbano. Y no la hay porque ninguno de los actores involucrados da su brazo a torcer. Ni los municipios provinciales, ni el Ministerio de Transportes. Existe un Consejo Nacional de Seguridad Vial que debería ser el ente centralizador, pero solo ve una parte del problema. Ante esa orfandad han surgido varias propuestas, como las hechas por la Fundación Transitemos, que propugnan una autoridad única y técnica para el transporte. El Municipio de Lima envió al Congreso un proyecto similar, pero sigue sin respuesta. Mientras tanto, los esfuerzos por reordenar el transporte siguen desarticulados, lo que genera enfrentamientos entre Lima y Callao, pues cada quien mira su propio patio. Ya es hora de que todos los actores de este drama se pongan, finalmente, de acuerdo.