E L CONTRATO D E TRABAJO E V E N T U A L P O R CIRCUNSTANCIAS D E L A P R O D U C C I Ó N JULIO H E R N Á N D E Z C É S A R SUMARIO I. ANTECEDENTES. 431 II. REGULACIÓN 435 III. DEFINICIÓN Y OBJETO DEL CONTRATO 438 IV. CONTRATO EVENTUAL Y CONTRATOSFIJOS DISCONTINUOS 442 V. UTILIZACIÓN DEL CONTRATO EVENTUAL POR PARTE DE LAS ADMINISTRACIONES PUBLICAS.... VI. REQUISITOS PARA LA FORMALLZACION DEL CONTRATO . VII. PERIODO DE PRUEBA 445 537 449 VIII. OBLIGACIONES DEL EMPRESARIO Y CONSECUENCIAS DE SU INCUMPLIMIENTO 1. Obligación de dar de alta a los trabajadores contratados en la Seguridad Social 2. Obligación de registro de los contratos eventuales por circunstancias de la producción en el Instituto Nacional de Empleo. 3. Obligación de entrega de copia básica de los contratos a los representantes de los trabajadores y al Instituto Nacional de Empleo 4. Información al trabajador sobre los elementos esenciales del contrato y las principales condiciones de ejecución de la prestación laboral.... 456 458 458 462 464 IX. SUSPENSIÓN DEL CONTRATO 465 X. EXTINCIÓN DEL CONTRATO 466 429 E L CONTRATO D E TRABAJO E V E N T U A L P O R CIRCUNSTANCIAS D E L A P R O D U C C I Ó N I. ANTECEDENTES El concepto de contrato de trabajo eventual aparecía ya recogido en la Ley 16/1976, de 8 de abril, sobre Relaciones Laborales. Dicha Ley, en su artículo 14 y bajo el epígrafe de «garantías de la estabilidad de la relación de trabajo», se expresaba en los siguientes términos: «El contrato de trabajo se presume concertado por tiempo indefinido, sin más excepciones que las indicadas en el artículo siguiente». Se establecía así un principio general y una excepción. Aquél, relativo a la presunción de indefinición temporal del contrato de trabajo. Esta, referida a aquellos casos en que el contrato laboral podría establecerse por tiempo determinado. Por ello, en el artículo 15 de aquel texto normativo se señalaba que podrían celebrarse contratos de trabajo de duración determinada en los supuestos allí comprendidos; entre los que, en su apartado b), se especificaba el relativo al trabajo eventual. Su redacción literal era del siguiente tenor: «Podrán celebrarse contratos de trabajo de duración determinada...: 431 JULIO HERNÁNDEZ CESAR b) Cuando se trate de trabajos eventuales, considerando como tales los que no tengan carácter normal y permanente en la Empresa, fijándose la duración máxima en las Ordenanzas Laborales». Posteriormente, la Ley 8/1980, de 10 de marzo, reguladora del Estatuto de los Trabajadores, modificó sustancialmente el esquema que antecede; aunque haciendo perdurar la regla general de indefinición temporal del contrato y la excepción de su temporalidad definida. Así, su artículo 15 y bajo el título de «duración del contrato» se pronunció en los siguientes términos: «El contrato de trabajo se presume concertado por tiempo indefinido» ... Por lo que a las excepciones se refiere, contrarias, por ello, al principio de estabilidad en el empleo, el indicado precepto añadía cuanto sigue: «No obstante, podrán celebrarse duración determinada: contratos de trabajo de a) ... b) Cuando las circunstancias del mercado, acumulación de tareas, exceso de pedidos o razones de temporada así lo exigieran, aun tratándose de la actividad normal de la empresa. En tales casos, el contrato tendrá una duración máxima de seis meses dentro de un período de doce meses y deberá expresarse la causa determinante de su duración». Las diferencias, pues, entre la Ley de Relaciones Laborales y el texto originario del Estatuto de los Trabajadores de 1980, eran sustanciales. Mientras en la Ley de Relaciones Laborales, en efecto, se hacía referencia a que se consideraban trabajos eventuales los que no tuvieran carácter normal y permanente en la empresa; en la nueva redacción introducida por la Ley 8/1980, se especificó, 432 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN sin embargo, que los contratos eventuales podrían formalizarse, siempre que concurriesen las circunstancias habilitadorás para ello, aun tratándose de la actividad normal de la empresa. Por otra parte, mientras que la Ley de Relaciones Laborales se remitía en cuanto a la duración de esta modalidad contractual a lo que las Ordenanzas Laborales establecieran al efecto, el Estatuto de los Trabajadores, aprobado por la Ley 8/1980, indicaba expresamente que la duración máxima de este tipo de contratos no podría exceder de seis meses dentro de un período de doce meses. El Real Decreto 2.303/1980, de 17 de octubre, sobre aplicación del Estatuto de los Trabajadores en materia de contratación, mantuvo básicamente la misma definición de este tipo de contrato eventual. Por su parte, el artículo 15.1, apartado b), del Estatuto de los Trabajadores se reformó mediante la Ley 32/1984, de 2 de agosto, suprimiendo la referencia que anteriormente efectuaba el precepto a las razones de temporada como causa motivadora para contratar eventualmente, junto con las circunstancias de la producción, la acumulación de tareas y el exceso de pedidos. Y ello, por cuanto que la mencionada referencia a las «razones de temporada», daba lugar a confusión respecto de la causa del contrato para trabajos fijos discontinuos. Así, pues, el artículo l5.1.b), del Estatuto de los Trabajadores, quedó redactado del siguiente modo: «Artículo 15. Duración del contrato. 1. El contrato de trabajo se presume concertado por tiempo indefinido. No obstante, podrán celebrarse contratos de trabajo de duración determinada: a) b) Cuando las circunstancias del mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos así, lo exigieren, aun tratándose de la actividad normal de la empresa. En tales casos, el contrato tendrá una duración máxima de seis meses, den- 433 JULIO HERNÁNDEZ CESAR tro de un período de doce meses y deberá expresarse la causa determinante de su duración.» Por su parte, el Real Decreto 2.104/1984, de 21 de noviembre, por el que se regularon diversos contratos de trabajo de duración determinada y el contrato de trabajadores fijos discontinuos mantuvo la misma definición. Posteriormente, volvió a reformarse el artículo 15.1, apartado b), del Estatuto de los Trabajadores, mediante la Ley 11/1994, de 19 de mayo. El nuevo artículo 15 de dicho texto estatutario contuvo la siguiente redacción literal: «Artículo 15. Duración del contrato. 1. El contrato de trabajo podrá concertarse por tiempo indefinido o por una duración determinada. los Podrán celebrarse contratos de duración determinada en siguientes supuestos: b) Cuando las circunstancias del mercado, acumulación de tareas o excesos de pedidos así lo exigieran, aun tratándose de la actividad normal de la empresa. En tales casos los contratos podrán tener una duración máxima de seis meses, dentro de un período de doce meses, contados a partir del momento en que se produzcan dichas causas. Por convenio colectivo sectorial podrá modificarse la duración máxima de estos contratos o el período dentro del cual se pueden realizar en atención al carácter estacional de la actividad en que dichas circunstancias se puedan producir». Esta nueva regulación del contrato eventual por circunstancias de la producción, introducida por la referida Ley 11/1994, de 19 de mayo, presenta frente a las anteriores normas las siguientes novedades: a) Se modifica el momento de inicio del cómputo del plazo de los seis meses, dentro del período de doce meses. Anteriormente se establecía que el mismo debería realizarse «a partir de la fecha de comienzo de la prestación laboral» y, tras esta nueva 434 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN reforma, se indica que dicho cómputo se deberá efectuar «a partir del momento en que se produzcan dichas causas». b) Otra de las novedades más importantes que introdujo respecto de este tipo de contratos la Ley 11/1994, de 19 de mayo, es la precisión de que por «convenio colectivo sectorial podrá modificarse la duración máxima de estos contratos o el período dentro del cual se pueden realizar en atención al carácter estacional de la actividad en que dichas circunstancias se pudieran producir». Así, pues, se facultó a los convenios colectivos sectoriales para que pudiesen regular la duración máxima del contrato y el período apropiado para su posible concertación; de modo que únicamente, cuando dichos convenios no contuvieran ninguna previsión al efecto, resultarían de aplicación los límites temporales legales. Posteriormente, el Real Decreto 2.546/1994, de 29 de diciembre, desarrolló el artículo 15 del Estatuto de los Trabajadores, reproduciendo básicamente la nueva regulación efectuada por 1a Ley 11/1994, de 19 de mayo, respecto del contrato eventual por circunstancias de la producción. II. REGULACIÓN El contrato eventual por circunstancias de la producción se regula en el artículo 15, apartado 1, letra b), del Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, por el que se aprueba la Ley del Estatuto de los Trabajadores. Tras la convalidación del Real Decretó-Ley 8/1997, de 16 de mayo, que dio lugar a l a Ley 63/1997, de 26 de diciembre, de medidas urgentes para la mejora del mercado de trabajo y el foniento de la contratación indefinida (que deroga el anterior Real Decreto-Ley 8/1997 y asume su contenido), el citado precepto 15.1. b) del Estatuto, de los Trabajadores se manifiesta con el siguiente tenor literal: 435 JULIO HERNÁNDEZ CESAR «1. El contrato de trabajo podrá concertarse por tiempo indefinido o por una duración determinada. los Podrán celebrarse contratos de duración determinada en siguientes supuestos: b) Cuando las circunstancias del mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos así lo exigieran, aun tratándose de la actividad normal de la empresa. En tales casos, los contratos podrán tener una duración máxima de seis meses, dentro de un período de doce meses, contados a partir del momento en que se produzcan dichas causas. Por convenio colectivo sectorial de ámbito estatal o, en su defecto, por convenio colectivo sectorial de ámbito inferior, podrá modificarse la duración máxima de estos contratos y el período dentro del cual se puedan realizar en atención al carácter estacional de la actividad en que dichas circunstancias se puedan producir. En tal supuesto, el período máximo dentro del cual se podrán realizar será de dieciocho meses, no pudiendo superar la duración del contrato las tres cuartas partes del período de referencia establecido. Por convenio colectivo se podrán determinar las actividades en las que puedan contratarse trabajadores eventuales, así como fijar criterios generales relativos a la adecuada relación entre el volumen de esta modalidad contractual y la plantilla total de la etnpresa.» Conviene, de igual modo, resaltar que el Real Decreto 2.546/1994, de 29 de diciembre, por el que se desarrolla el artículo 15 del Estatuto de los Trabajadores, no ha sido derogado por la Ley 63/1997, de 26 de diciembre, salvo en lo que expresamente se oponga a lo contenido en la misma. Sin embargo, esta regulación sí ha sufrido una importante modificación a través del Real Decreto 2.720/1998, de 18 de diciembre, por el que se desarrolla el artículo 15 del Estatuto de los Trabajadores en materia de contratos de duración determinada. La justificación de este nuevo Real Decreto viene recogida en su Exposición de Motivos, en la que expresamente se señala lo siguiente: «...Aunque las novedades legales anteriormente apuntadas no han afectado al contrato de interinidad, razones de 436 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN seguridad jurídica hacen aconsejable la aprobación de un nuevo Real Decreto que ofrezca una regulación unitaria y completa en todas las modalidades de contratación de duración determinada que admite nuestro Derecho, lo que debe facilitar una adecuada y correcta utilización de las mismas». Es decir, nuestros legisladores han considerado prudente y más correcto, reunir en un único texto legislativo todas y cada una de las modificaciones que han venido operándose en el articulo 15 del Estatuto de los Trabajadores. Pero lo que en apariencia se constituía como una labor meramente compiladora y unificadora de las reformas producidas en el artículo 15 del Estatuto de los Trabajadores (sobre todo a partir del Acuerdo Interconfederal para la Estabilidad en el Empleo, firmado por las organizaciones empresariales y sindicales más representativas en el ámbito estatal) ha supuesto, en lo que respecta al contrato eventual por circunstancias de la producción una modificación de la literalidad del precepto anteriormente transcrito. Dicha modificación, es. cierto, no supone una ruptura sustancial con el régimen jurídico anteriormente establecido para este tipo de contrato; puesto que tan sólo se intenta conseguir una ordenación lógica, más explícita y comprensible. El nuevo texto queda configurado, así, de la siguiente forma: «Artículo producción. 3. Contrato eventual por circunstancias de la 1. El contrato eventual es el que se concierta para atender exigencias circunstanciales del mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos, aun tratándose de la actividad normal de la empresa. Cuando el convenio colectivo que resulte de aplicación haya determinado las actividades en las que pueden contratarse trabajadores eventuales o haya fijado criterios generales relativos a la adecuada relación entre el número de contratos a realizar y la plantilla total de la empresa, se estará a lo establecido en el mismo para la utilización de esta modalidad contractual. 437 JULIO HERNÁNDEZ CESAR 2. El contrato eventual por circunstancias de la producción tendrá el siguiente régimen jurídico: a) El contrato deberá identificar con precisión y claridad la causa o la circunstancia que lo justifique y determinar la duración del mismo. b) La duración máxima de este contrato será de seis meses dentro de un periodo de doce meses. En atención al carácter estacional de la actividad en la que se pueden producir las circunstancias señaladas en el apartado 1 de este artículo, los convenios colectivos de ámbito sectorial estatal, o en su defecto, los convenios colectivos sectoriales de ámbito inferior podrán modificar indistintamente: 1° La duración máxima del contrato. 2.° El período dentro del cual puede celebrarse. 3° La duración máxima del contrato y el período dentro del cual puede celebrarse. En cualquier caso, los convenios colectivos señalados en el párrafo anterior no podrán establecer un período de referencia que exceda de dieciocho meses, ni una duración máxima del contrato que exceda de las tres cuartas partes del período de referencia legal o convencionalmente establecido. c) El período de referencia legal o convencionalmente establecido se computará desde que se produzca la causa o circunstancia que justifique la utilización del contrato eventual. d) En caso de que el contrato eventual se concierte por un plazo inferior a la duración máxima legal o convencionalmente establecida, podrá prorrogarse mediante acuerdo de las partes, por una única vez, sin que la duración total del contrato pueda exceder de dicha duración máxima.» III. D E F I N I C I Ó N Y OBJETO DEL CONTRATO Se puede definir el contrato eventual por circunstancias de la producción como aquél que se concierta para atender exigencias circunstanciales del mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos, aun tratándose de la actividad normal de la empresa. 438 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN En consecuencia, la causa de este contrato tiene que ser debida a un incremento de la actividad empresarial, que necesariamente ha de tener carácter transitorio, coyuntural u ocasional, nunca permanente, aun perteneciendo a la actividad normal de la empresa. Mediante la expresión «aun tratándose de la actividad normal de la empresa», se entiende, tanto por la doctrina, como por la jurisprudencia del Tribunal Supremo, que lo característico del contrato eventual no es la realización de otras actividades en la empresa distintas a la normal, sino el aumento excepcional de las tareas habituales y ordinarias de la misma. A estos efectos, la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, en su Sentencia de 3 de febrero de 1995, (R.J. n.° 1995/775) indica lo siguiente: «Los contratos de carácter eventual tienen que fundarse en la existencia de alguno de los siguientes supuestos o situadones: 'circunstancias del mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos'. No siendo preciso, en cambio, que la actividad que vaya a desarrollar el empleado eventual sed extraordinaria o anómala dentro de la que lleva a cabo la empresa, pues estas normas admiten perfectamente esta clase de contratación 'aun tratándose de la actividad normal de la empresa'». Debe tratarse, pues, de incrementos de actividad imprevisibles extraordinarios o de periodicidad aleatoria, que no puedan ser atendidos por la plantilla ordinaria de la empresa y exijan, por ello, la contratación temporal de nuevos trabajadores para poder hacer frente a los mismos. La eventualidad de las citadas situaciones obedece, pues, a un criterio cuantitativo (referido al aumento de trabajo provocado por tales circunstancias), al que la ley fija una duración máxima, por encima de la cual, la eventualidad se transforma en normalidad (legal) y justifica, en consecuencia, un contrato (ope legis) por tiempo indefinido. 439 JULIO HERNÁNDEZ CESAR La Sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, de 24 de junio de 1994, (Aranzadi Social n.° 1994/2.688), manifiesta, a estos efectos, cuanto sigue: «Lo propio de los contratos eventuales que, conforme a la cláusula de temporalidad del artículo 15.1.b) del Estatuto de los Trabajadores, admiten los artículos 1.b) y 3.1 del Real Decreto de 21 noviembre 1984, es la acumulación de un contingente de mano de obra que, para proveer a un incremento ocasional de la demanda de bienes o servicios, se suma a la ocupada comúnmente en las actividades habituales y permanentes del ciclo productivo. La situación que surge entonces se caracteriza por la necesidad de reforzar el censo laboral y ajustar las disponibilidades del factor-trabajo a las exigencias de una producción cuyo volumen debe aumentar a causa de un circunstancial crecimiento del consumo». Por consiguiente, no se podrá utilizar esta modalidad contractual cuando el trabajador realice unas mismas funciones durante un tiempo significativo, aunque sea a través de contrataciones sucesivas de distinta naturaleza. Circunstancia ratificada en múltiples ocasiones por abundante jurisprudencia. Así, pues, la validez de esta modalidad contractual se halla condicionada al hecho de que las tareas a llevar a cabo por el nuevo contratado eventual surjan de la necesidad empresarial de atender a un incremento coyuntural de las exigencias de la producción, por circunstancias no permanentes o que, al menos, no exijan una prolongación en el tiempo. De ahí que como requisitos esenciales del contrato eventual por circunstancias de la producción debamos señalar los siguientes: 1) La naturaleza extraordinaria de la necesidad de trabajo a atender, y 2) El carácter transitorio o temporal de esta necesidad. Apreciándose la eventualidad, básicamente, en dos tipos de trabajo: 440 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN a) Aquéllos que por su naturaleza son coyunturales o de corta duración (recolección de frutos, campañas, etc.), y que se distinguen por ello de los trabajos ordinarios o permanentes de la empresa, sin, llegar tampoco a constituir supuestos de hecho para la válida instrumentación de contratos de trabajo fijos discontinuos. b) Aquéllos que, formando parte de la actividad ordinaria de la empresa, provocan un incremento ocasional o coyuntura de necesidad de mano de obra; ya sea por su producción en fechas señaladas del año, ya sea por la incidencia de otros factores coyunturales de incremento del consumo, normalmente. Quedan al margen, pues, de esta modalidad contractual los empleados de temporada, cuando los trabajos a desempeñar se repiten de manera cíclica; puesto que necesariamente deben ser resueltos mediante la contratación de trabajadores fijos discontinuos. Posteriormente, en un epígrafe separado, haremos referencia a las diferencias fundamentales existentes entre los contratos eventuales por circunstancias de la producción y los fijos discontinuos. La contratación de trabajadores eventuales se prevé, pues, para atender necesidades de personal, aunque se trate de la actividad normal de la empresa,: derivadas de las causas previstas en la Ley; esto es, circunstancias del mercado, acumulación de tareas y exceso de pedidos, las cuales deben responder, en todo caso, a incrementos de la actividad empresarial. La Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Social, de 27 de octubre de 1994 (R.J. n.° 1994/8.532), indica, al efecto, cuanto sigue: «Lo que caracteriza a la 'acumulación de tareas' es, precisamente, la desproporción existente entre el trabajo que se ha de realizar y el personal de que se dispone, de forma tal que él volumen de aquél excede manifiestamente de las capacidades y posibilidades de éste; y ello se produce tanto cuando se trata de aumento ocasional de las 441 JULIO HERNÁNDEZ CESAR labores y tareas que se tienen que efectuar aun estando al completo la plantilla correspondiente, como cuando, por contra, se mantiene dentro de los límites de la normalidad el referido trabajo; pero, por diversas causas, se reduce de modo acusado el número de empleados que ha de hacer frente al mismo. En estos casos en que el indicado desequilibrio o desproporción se debe a la existencia de vacantes o puestos fijos sin cubrir, y la entidad empleadora no puede llevar a cabo la normal cobertura de las mismas con la rapidez adecuada por impedírselo la existencia de normas legales o reglamentarias que exigen que tal cobertura se lleve a efecto mediante el cumplimiento de una serie de trámites y requisitos, es totalmente lógico entender que nos encontrarnos ante unos supuestos de acumulación de tareas». IV. CONTRATO EVENTUAL Y CONTRATOS FIJOS DISCONTINUOS La doctrina y la jurisprudencia vienen manifestando que la diferencia entre ambas modalidades contractuales reside en la reiteración o no en el tiempo de la necesidad que da lugar a la contratación. En el contrato de empleados fijos discontinuos se precisa que el trabajo tenga carácter intermitente o cíclico, es decir, que el trabajo se produzca en intervalos separados pero reiterados en el tiempo y dotados de una cierta homogeneidad. Por el contrario, en el contrato eventual, la necesidad extraordinaria de trabajo es esporádica e imprevisible. De ahí que si las circunstancias de la producción que dan lugar a un contrato eventual se convierten en habituales a lo largo del tiempo, el contrato eventual pierde su causa. Sobre estas respectivas modalidades contractuales y sus nítidas separaciones y notas características, el lector deberá consultar el capítulo de este libro dedicado específicamente al contrato de trabajo fijo y discontinuo. Allí con todo detalle, nos pronunciamos al efecto, de forma muy pormenorizada. 442 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN Baste, pues, aquí señalar cuanto antecede y especificar unas mínimas características, con; expresa referencia a lo interpretado por los Tribunales. La propia jurisprudencia del Tribunal Supremo, en Sentencia dictada por la Saladelo Social, de 26 de mayo de 1997, se expresa en los siguientes términos: «Existe un contrato fijo de carácter discontinuo cuando, con independencia de la continuidad de la actividad de la empresa, se produce una necesidad de trabajo de carácter intermitente o cíclico, es decir, en intervalos temporales separados pero reiterados en el tiempo y dotados de una cierta homogeneidad. Por el contrario, tanto en el contrato eventual, como en el contrato de obra o servicio determinado la necesidad de trabajo es, en principio, imprevisible y queda fuera de cualquier ciclo de reiteración regular». Por su parte, la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, en la Sentencia de 30 de junio de 1995, (Aranzadi Social n.° 1995/2.434), indica lo siguiente: «...la distinción entre los contratos eventuales definidos en el artículo 15.l.b) del Estatuto de los Trabajadores y los contratos para la realización de trabajos fijos de carácter discontinuo, reside en la reiteración o no en el tiempo de la necesidad que da lugar a la contratación, De ahí que exista un contrato fijo de carácter discontinuo cuando, con independencia de la continuidad de la actividad de la empresa, se produce una necesidad de trabajo de carácter intermitente o cíclico, es decir, en intervalos temporales separados pero reiterados en el tiempo y dotados de una cierta homogeneidad, mientras que en el contrato eventual la necesidad extraordinaria de trabajo es esporádica e imprevisible, quedando al margen de cualquier secuencia temporal'..., 'El hecho de que en ocasiones se produzcan desviaciones —normalmente por exceso en la terminación— sobre el período que la sentencia considera corno temporada alta no modifica esta conclusión. Tales desviaciones no tienen entidad suficiente para alterar la línea predominante en la serie contractual y en todo caso apuntarían de hecho hacia una ampliación de la temporada o a dotar a ésta de una flexibilidad en su comienzo y terminación sin perjuicio de la fijeza del trabajo discontinuo, 443 JULIO HERNÁNDEZ CESAR aparte de que el fenómeno descrito pone también de manifiesto la posible existencia de una plantilla fija inferior a la que requieren las actividades normales y permanentes de la empresa'. En este orden de ideas cabe traer a colación lo que señala el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía-Málaga, en Sentencia de 20 abril 1993 (AS 1993\2.082), que la Sala hace suya, en el sentido de que 'aunque siempre ha sido difícil marcar la línea de separación entre los contratos eventuales y los contratos fijos discontinuos, luego de la redacción dada al artículo 15.1.b) del ET por la Ley 32/1984, de 2 agosto, la delimitación entre una y otra modalidad contractual ha experimentado una cierta claridad y precisión, pues la supresión en él concepto de eventualidad de las razones de temporada, permite sentar la conclusión de que cuando se trata de acumulación de tareas, exigencias circunstanciales del mercado o exceso de pedidos, dentro de la actividad normal de la empresa, la contratación de estos trabajos ha de verificarse con carácter de fijos discontinuos y no con carácter eventual, siempre que tales hechos se produzcan cada temporada de forma repetitiva, periódica y cíclica, máxime cuando la preceptiva temporada viene perfectamente marcada en el tiempo por la resolución de la Autoridad Laboral, de suerte que aun tratándose de la actividad normal y permanente de la empresa, específicamente la naturaleza puramente circunstancial del exceso de trabajo determina la contratación de fijos discontinuos cuando el incremento de ocupación laboral viene exigido de modo periódico e intermitente dentro de una campaña o temporada anual, bien configurada por un período de tiempo con un margen natural, o bien fijada taxativamente en virtud de resolución del organismo administrativo'. En resumen —continúa la sentencia— 'el trabajo fijo discontinuo (personal fijo de carácter discontinuo), aunque relacionado con la actividad permanente de la empresa, se diferencia de la actividad fija propiamente dicha (personal fijo de carácter continuo) en que se produce "per saltum", con fases de inactividad, para distinguirse de la actividad ocasional propia de la eventualidad en la permanencia de su repetición cada año, reflejada en una temporada o campaña anual o en una temporada constatada administrativamente, lo cual no excluye la posibilidad de que a lo largo de cada temporada anual se contraten trabajadores eventuales si los factores del mercado o de la producción así lo imponen, en atención a la naturaleza aleatoria y contingente que tienen las circunstancias justificativas de la contratación eventual, en contraposición a la 444 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN cobertura de necesidades permanentes aunque cíclicas o periódicas dentro de cada campaña, o temporada anual, que abonan los contratos fijos discontinuos, siendo precisamente una de las características de la clase de fijos discontinuos la atribución al trabajador del derecho a ser llamado al comienzo de todas las campanas q temporadas'. Por lo tanto, lo qué distingue básicamente al contrato fijo discontinuo del eventual, les que la correspondiente actividad empresarial en el primero suele tener carácter permanente por períodos, temporadas o ciclos en cada año; de ahí que la actividad de prestación de servicios se desempeña únicamente durante aquel período, temporada o ciclo, con la consiguiente obligación de llamamiento por parte de la empleadora; y ello, con independencia de la mano de obra que en cada momento tenga la empresa; puesto que sino, sucede así, nos encontramos ante un contrato eventual por exigencias circunstanciales del mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos. En definitiva, la característica diferenciadora de los contratos eventuales y los fijos: dé carácter discontinuo radica en la naturaleza aleatoria y contingente que ofrecen las circunstancias justificativas de la contratación eventual, en contraposición a la cobertura de necesidades permanentes, aunque cíclicas, que atienden los contratos fijos discontinuos. V. UTILIZACIÓN DEL CONTRATO EVENTUAL POR PARTE DE LAS ADMINISTRACIONES PÚBLICAS Como ya hemos manifestado anteriormente, el contrato eventual por circunstancias de la producción se justifica por un incremento de la actividad de la empresa. No obstante lo anterior, respecto de las Administraciones Públicas, la jurisprudencia ha venido admitiendo que esta modalidad contractual se utilice en su ámbito, para cubrir la acumula445 JULIO HERNÁNDEZ CESAR ción de tareas generada por la insuficiencia de plantilla pública funcionarial, o laboral privada. Así, la Sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Supremo, de 17 de junio de 1994, (RJ. n.° 1994/6.844), manifiesta lo siguiente: «Esta Sala se ha pronunciado ya sobre la cuestión controvertida en el presente recurso en varias Sentencias precedentes de unificación de doctrina, entre ellas la de 28 de febrero de 1994 (RJ 1994\1.528) y la de 16 de mayo de 1994 (RJ 1994\4.208). La jurisprudencia sentada en estas resoluciones, que se han inclinado por la posición sostenida en la sentencia de contraste, se puede resumir como sigue: 1) La necesidad de refuerzo del servicio de correos por déficit de plantilla es una circunstancia de la producción asimilable a la acumulación de tareas, que justifica la utilización del contrato de trabajo eventual del artículo 15.1.b) ET siempre que no supere el tope máximo de seis meses en el período de un año (Sentencia del Tribunal Supremo de 28 febrero de 1994); 2) La situación de déficit de plantilla en las Administraciones Públicas puede ser atendida también mediante él recurso a la contratación eventual, habida cuenta que la advertencia y el remedio de dicha situación mediante la dotación de plazas y la provisión de las mismas exige el cumplimiento de trámites y requisitos que no hacen posible su ocupación inmediata (Sentencia del Tribunal Supremo de 16 de mayo de 1994); y 3) El procedimiento adecuado de atención a una vacante determinada de la Administración pública, identificable como tal en su organigrama o relación de puestos de trabajo, es el contrato de interinidad, en la variante especial de 'interinidad por vacante'.» En igual sentido, la Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Social, de 30 de septiembre de 1994, (RJ. n.° 1994/7.269), señala lo que sigue: «En virtud de lo que disponen el artículo 15.1.b) del Estatuto de los Trabajadores y el artículo 3 del citado Real Decreto 2.104/1984, los contratos de carácter eventual tienen que fundarse en la existencia de alguno de los siguientes supuestos o situaciones: 'circunstancias del mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos'. No siendo preciso, en catnbio, que la actividad que vaya a desarrollar el emplea- 446 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN do eventual sea extraordinaria o anómala dentro, de las que lleva a cabo la empresa, pues estas normas admiten perfectamente esta clase de contratación 'aun tratándose de la actividad normal de la empresa». Lo que caracteriza a la 'acumulación de tareas' es, precisamente, la desproporción existente entré el trabajo que se ha de realizar y el personal de que se dispone, de forma tal que él volumen de aquél excede manifiestamente de las capacidades y posibilidades de éste; y ello se produce tanto cuando se trata de aumento ocasional de las labores y tareas que se tienen que efectuar aun estando al completo la plantilla correspondiente, como cuando, por contra, se mantiene dentro de los límites de la normalidad el referido trabajo pero, por diversas causas, se reduce de modo acusado el número de empleados que ha de hacer frente al mismo. En estos casos en que el indicado desequilibrio o desproporción se debe a la existencia de vacantes o puestos fijos sin cubrir, y la entidad empleadora no puede llevar a cabo la normal cobertura de las mismas con la rapidez adecuada por impedírselo la existencia de normas legales o reglamentarias que exigen que tal cobertura se lleve a efecto mediante él cumplimiento de una serie de trámites y requisitos, es totalmente lógico entender que nos encontramos ante unos supuestos de acumulación de tareas. Y está especial situación se puede dar sobre todo en el ámbito de las Administraciones Públicas, en las que los nombramientos de las personas que han de ocupar los puestos disponibles tienen que efectuarse siguiendo el procedimiento legal prescrito y con exacto cumplimiento de las disposiciones y exigencias ordenadas por la ley, por lo que siempre transcurre un detenninddo lapso temporal, que en ocasiones puede ser muy dilatado, entre el momento en que se producen las vacantes y aquel en que éstas quedan reglamentariamente cubiertas. Así pues, el organismo público que en un momento determinado tiene un número elevado de puestos sin titular, se encuentra en una situación de déficit de personal, en la que él trabajo sobrepasa la capacidad de los empleados disponibles, situación que puede prolongarse bastante tiempo; aparece, por tanto, nítidamente el supuesto propio de la acumulación de tareas. De ahí que sea lícito el que la Administración acuda a los contratos de trabajo eventuales para remediar, en la medida de lo posible, esa situación. Y esto obviamente es lo que ha sucedido en el caso ahora enjuiciado. 447 JULIO HERNÁNDEZ CESAR Se aclara, para evitar confusiones, que si bien cuando el contrato temporal se pacta por la Administración Pública para que el contratado sirva una plaza concreta y específica que está sin titular, hasta que tal titular sea nombrado conforme a ley, nos encontramos ante la figura del contrato de interinidad por vacante; en cambio cuando los puestos sin cubrir son numerosos es obvio que se produce con carácter general la referida situación de acumulación de tareas que permite la contratación eventual, la cual se efectúa con base en esa situación genérica, no en relación a una vacante determinada. En efecto, el artículo 15.1.b) del Estatuto de los Trabajadores, desarrollado por el artículo 3 del Real Decreto 2.720/1998, viene admitiendo el recurso a la contratación temporal, en su modalidad eventual, cuando se trata de atender las necesidades provocadas por circunstancias de mercado, acumulación de tareas o exceso de pedidos, con independencia de que sea ésta la actividad normal de la empresa. En determinados organismos públicos (Correos, Insalud, Ayuntamientos, Entidades Gestoras de la Seguridad Social, etc...) se utiliza esta modalidad contractual para suplir la necesidad de mano de obra producida por la existencia de vacantes. Las razones para poder utilizar este tipo de contratación parten del significado de la «acumulación de tareas», que implica desproporción entre la actividad a realizar y el personal disponible para llevarla a efecto; lo cual puede obedecer a dos motivos: a) Que las labores o actividad de la empresa experimenten un crecimiento ocasional, motivo por el cual la plantilla no puede desarrollarlas con la suficiente premura. b) Que el personal de la empresa disminuya sensiblemente por cualesquiera causas (vacaciones, permisos, vacantes no cubiertas, etc.); hasta el punto de que el que se encuentre en activo no sea suficiente para mantener el volumen normal de la producción. 448 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN VI. R E Q U I S I T O S PARA LA FORMALIZACIÓN DEL CONTRATO De acuerdo con lo establecido en el apartado primero, in fine, del artículo 6 del Real Decreto 2.720/1998, que recoge lo ya regulado en el artículo 8.2 del Estatuto de los Trabajadores y en el artículo 6.1 del Real Decreto 2.546/1994, los contratos eventuales por circunstancias de la producción deberán formalizarse por escrito sólo cuando la duración de los mismos sea superior a cuatro semanas. A estos efectos, el artículo 8.2 del Estatuto de los Trabajadores, indica lo siguiente: «Deberán constar por escrito los contratos de trabajo cuando así lo exija una disposición legal y, en todo caso, los de prácticas y para la formación, los contratos a tiempo parcial, fijo-discontínuoy de relevo, los contratos de trabajo a domicilio, los contratos para la realización de una obra o servicio determinado, así como los de los trabajadores contratados en España al servicio de empresas españolas en el extranjero. Igualmente constarán por escrito los contratos por tiempo determinado cuya duración sea superior a cuatro semanas. De no observarse tal exigencia, el contrato se presumirá celebrado a jornada completa y por tiempo indefinido, salvo prueba en contrario que acredite su naturaleza temporal o el carácter a tiempo parcial de los servicios». Asimismo, el artículo 6.1 del Real Decreto 2.546/1994, de 29 de diciembre, manifestaba lo que sigue: «Los contratos para obra o servicio determinados, de interinidad y por lanzamiento de nueva actividad deberán formalizarse siempre por escrito y, en el último supuesto, en el modelo oficial que se facilitará por las oficinas de empleo. Igualmente deberán formalizarse por escrito los contratos eventuales por circunstancias de la producción cuya duración sea superior a cuatro semanas». Sin embargo, el Real Decreto 2.720/1998, de 18 de diciembre, introduce como novedad el que los contratos eventuales por 449 JULIO HERNÁNDEZ CESAR circunstancias de la producción se formalicen por escrito cuando se concierten a tiempo parcial. Estableciendo lo siguiente: «1... Los contratos eventuales por circunstancias de la producción deberán formalizarse por escrito cuando su duración sea superior a cuatro semanas o se concierten a tiempo parcial.» A este respecto, el artículo 5 del citado Real Decreto 2.720/1998 admite la posibilidad de celebrar a jornada completa o a tiempo parcial este tipo de contratos, indicando lo siguiente: «El contrato para obra o servicio determinados y el contrato eventual por circunstancias de la producción podrán celebrarse a jornada completa o a tiempo parcial.» No existe, sin embargo, un modelo oficial de contrato eventual por circunstancias de la producción; exigiéndose, por tanto, únicamente que los representantes de los trabajadores conozcan los modelos de contrato escrito que se utilizan en la Empresa. A estos efectos, tal y como se indicaba en los artículos 3.2 a) y 6.1 del Real Decreto 2.546/1994, y como actualmente se recoge en el apartado a) del punto segundo del artículo tercero del Real Decreto 2.720/1998, así como en el punto segundo del artículo 6 del citado texto legal, se debe tener en cuenta que cuando este tipo de contratos se formalicen por escrito, entre otros extremos, deben hacerse constar expresamente los siguientes: • El carácter de la contratación y la causa o circunstancia que lo justifique. • El tiempo de vigencia o de duración del contrato. • El trabajo a desarrollar. 1) Respecto de la exigencia de que se especifique con precisión y claridad la causa o circunstancia que justifique el contrato, hemos de efectuar las siguientes observaciones: 450 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN En primer lugar, que en los contratos eventuales por circunstancias de la producción, deberá especificarse con precisión y claridad la causa o circunstancia que los justifique, no siendo válida una causa genérica, sino específica y referida a hechos concretos. No basta, pues, con la reiteración de la fórmula legal; el empleador debe indicar cuáles son las concretas necesidades a las que se enfrenta; es decir, deberá en todo caso indicar las circunstancias de la producción de las cuales se deriva la acumulación de tareas o exceso de pedidos. Al respecto, la Sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Extremadura, de 28 de noviembre de 1996, (Aranzadi Social n.° 1996/4.428), indica lo siguiente: «El artículo 3.1 del Real Decreto 2.546/1994, de 29 diciembre, define el contrato eventual por circunstancias de la producción, como aquel que se concierta para atender exigencias circunstanciales del mercado, acumulación de tareas o excesos de pedidos, exigiendo el punto 2, a) de dicho precepto que en el contrato se consigne, con precisión y claridad, la causa o circunstancias que lo justifique. Estudiando idéntico precepto del Real Decreto 2.104/1984, de 21 noviembre, la doctrina y jurisprudencia, habían señalado que siendo la contratación temporal estrictamente causal, únicamente podía acudirse a la misma cuando se produjera un incremento del proceso productivo que no pueda ser atendido con la plantilla ordinaria de la empresa. De ahí que sea necesario describir en el contrato de trabajo las concretas y especiales circunstancias que hacen necesaria la contratación del trabajador, no bastando para ello fórmulas genéricas que se limiten a una reproducción del artículo 15.1, b) del Estatuto de los Trabajadores o 3 del Real Decreto 2.546/1994, o sean ambiguas o inexpresivas, impidiendo conocer la situación que motiva la contratación». Resultará, asimismo, insuficiente la causa, cuando el contrato encubra una necesidad permanente, cuando no se diga nada o la causa sea falsa, o bien cuando se haga una alusión genérica a la norma en que pretende basarse. 451 JULIO HERNÁNDEZ CESAR A estos efectos, la Sentencia del Tribunal Supremo, Sala de lo Social, de 21 de septiembre de 1993, (RJ. n.°: 1993/6.892), manifiesta cuanto sigue: «En el vigente marco regulador del sistema ordinario de contratación temporal el válido acogimiento a la modalidad contractual correspondiente al mismo, requiere, en términos inexcusables, que concurra la causa objetiva específicamente prevista para cada una de ellas como justificativa de la temporalidad que le es propia; no basta, por tanto, que la concorde voluntad de las partes, aun explícita en el contrato, pretenda someter la relación laboral que constituyen a una de tales modalidades, pues éstas, por su carácter causal, sólo se hacen viables cuando median en la realidad dichas circunstancias justificativas. Las normas que consagran lo expuesto son de carácter necesario, por lo cual los derechos que en favor del trabajador de ellas derivan, escapan de su poder de disposición, antes o después de ser adquiridos, tal como establece el art. 3.5 del Estatuto de los Trabajadores. Dichos contratos, que habrán de ser celebrados por escrito cuando así lo exigiera una disposición legal y, en todo caso, si la duración pactada excediera de cuatro semanas (artículo 8.2 del Estatuto de los Trabajadores), requieren que al concertarse se especifique la modalidad contractual a que se acomoda, así como las circunstancias en concreto, propias de la misma, que se aleguen en el caso como concurrentes». El incumplimiento de la exigencia de forma escrita convertirá a los contratos eventuales por circunstancias de la producción en pactos por tiempo indefinido, salvo que de la propia naturaleza de la actividad o de los servicios contratados se deduzca la naturaleza temporal de los mismos. No obstante, aunque la causa no quede suficientemente especificada, el contrato eventual suscrito no se convierte automáticamente en un contrato indefinido; puesto que existe la posibilidad de que se acredite, por parte del empresario, el carácter eventual del contrato y la duración temporal del mismo. Así, pues, la exigencia de forma escrita no puede considerarse como un requisito constitutivo y de validez del contrato, por no ser condición esencial; pero, en el caso de que el contrato no se 452 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN formalice por escrito, existe una presunción «iuris tantum»de que el mismo se entiende celebrado por tiempo indefinido: Por otra parte, el artículo 95.1 del Estatuto de los Trabajadores tipifica como falta grave del empresario la no formalización por escrito de los contratos de trabajo, cuando este requisito sea exigible o lo haya solicitado el trabajador. Como ya hemos indicado anteriormente, los contratos eventuales por circunstancias de la producción, a tenor de lo establecido en su momento en el artículo 8.2 delEstatuto de los Trabajadores y 6.1 del Real Decreto 2.546/1994 y recogido en el apartado 1 del artículo 6 del vigente Real Decreto 2.720/1998, deben formalizarse por escrito cuando su duración sea superior a cuatro semanas o se concierten a tiempo parcial. Por tanto, en este tipo de contratos, si la duración de los mismos fuera superior a cuatro semanas o se conciertan a tiempo parcial, la no observancia de la formalización de los mismos por escrito se considera falta grave, pudiendo imponerse, una sanción pecuniaria al empresario infractor por importe de 50.001 a 500 000 pesetas. 2) Respecto de los contratos eventuales cuya duración sea inferior a cuatro semanas, hemos de manifestar que es la única modalidad contractual, de entre todas las contrataciones temporalea de carácter estructural, en la que nuestro ordenamiento jurídico permite su no formalización por escrito. Resulta así evidente el contrasentido que se produce; puesto que por otra parte se exige que en este tipo de contratos se haga constar el objeto de la contratación con precisión y claridad; cumplimiento que, difícilmente, podrá llevarse a efecto en los contratos cuya duración sea inferior a cuatro semanas y se formalicen de forma verbal. Asimismo, el hecho de que los contratos de duración inferior a cuatro semanas no deban formalizarse por escrito exonera al empresario del cumplimiento de ciertas formalidades; como la 453 JULIO HERNÁNDEZ CESAR entrega de la copia básica del contrato a los representantes legales de los trabajadores, la información al trabajador acerca de los elementos esenciales del contrato y de las principales condiciones de ejecución de la prestación laboral, y la obligación de registro de estos pactos en el Instituto Nacional de Empleo. 3) En cuanto al tiempo de vigencia del contrato, hemos de efectuar las siguientes consideraciones: No existe legalmente una duración mínima de este contrato. La duración máxima del contrato será de seis meses dentro de un período de doce meses, contados a partir del momento en que se produzcan las causas que justifican el contrato. Por convenio colectivo de ámbito sectorial o, en su defecto, por convenio de ámbito inferior, podrá modificarse la duración máxima de estos contratos y el período dentro del cual se pueden realizar en atención al carácter estacional de la actividad en que dichas circunstancias se puedan producir. En tal supuesto el período máximo será de dieciocho meses, no pudiendo superar la duración del contrato las tres cuartas partes del período de referencia que se establezca (es decir, en cualquier caso, la duración máxima del contrato es de trece meses y medio dentro de un período de dieciocho). Esta posibilidad de modificación, por medio de convenio colectivo, del período dentro del cual se pueden realizar contratos eventuales por circunstancias de la producción supone la más importante reforma introducida por la regulación del artículo 15.1 .b) del Estatuto de los Trabajadores, aprobado mediante Real Decreto Legislativo 1/1995, de 24 de marzo, y recogida posteriormente por el Real Decreto-Ley 8/1997, de 16 de mayo, así como por la Ley 63/1997, de 26 de diciembre; reforma específica finalmente refundida y fijada por el Real Decreto 2.720/1998, de 18 de diciembre. Pues bien, si se compara la nueva redacción con la anterior, las novedades afectan a dos puntos, ambos en los casos en que 454 EL CONTRATO DE TRABAJO, EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN haya determinación por convenio colectivo de la duración máxima de estos contratos o del período de referencia a tomar en cuenta. a) En primer lugar, en la antigua redacción se hablaba de que por convenio colectivo sectorial se podría modificar la duración, lo que suponía excluir al convenio colectivo de empresa; aun admitiendo la concurrencia entre convenios colectivos sectoriales de ámbito territorial estatal e inferior. La nueva redacción continúa con la exclusión del convenio colectivo de empresa, como instrumento adecuado para regular la eventualidad, pero impide la concurrencia entre convenios sectoriales de distinto ámbito territorial en la tnaterid. Corresponderá, por tanto, a los negociadores del convenio sectorial estatal o sectorial inferior (autonómico por ejemplo), establecer reglas uniformes para la duración de la eventualidad en todo el sector; o, por el contrario, permitir, por omisión, que el tema pueda ser objeto de negociación colectiva sectorial de ámbito inferior y, en consecuencia, diferenciado en su regulación. b) La segunda novedad se refiere al establecimiento de topes legales máximos a la duración de la eventualidad cuando dicho tetna sea afrontado por convenio sectorial. En la antigua redacción no existían topes legales en cuanto a la duración máxima fijada por convenio colectivo. Actualmente se limita a dieciocho meses la duración del período, de referencia para la contratación dé trabajadores eventuales y se aumenta la duración máxima en cuanto que no podrá superar las tres cuartas partes del período de referencia que se establezca. No obstante, las contrataciones eventuales realizadas al amparo de los convenios colectivos actualmente vigentes seguirán rigiéndose por lo previsto en los mismos hasta la finalización de la vigencia inicialmente pactada de dichos convenios. Con la reforma operada mediante el Real Decreto Legislativq 1/1995, también se le añade al artículo 15.1.b) un nuevo párrafo, del siguiente tenor literal: «por convenio colectivo se podrán determinar las actividades en las que puedan contratarse trabajadores eventuales, así como fijar criterios generales 455 JULIO HERNÁNDEZ CESAR respecto a la adecuada relación entre el volumen de esta modalidad contractual y la plantilla total de la empresa». Este párrafo, con la promulgación del Real Decreto 2.720/1998, de 18 de diciembre, queda definitivamente ubicado inmediatamente después de la definición legal de este contrato, precediendo a la definición del régimen jurídico del mismo. Sobre este extremo, conviene puntualizar que no se excluye para afrontar estos temas al convenio colectivo supraempresarial de ámbito inferior al estatal, aunque el sectorial estatal ya los hubiese regulado. Tampoco queda excluido el convenio colectivo de empresa, aunque en este caso, tan sólo se podrá regular si el convenio sectorial no lo hubiese previsto con anterioridad. Cuando el contrato se concierte por un plazo inferior a seis meses podrá ser prorrogado mediante acuerdo de las partes, sin que la duración total del contrato pueda exceder de dicho límite máximo. Hay que entender, por tanto, que cuando el contrato se concierte por un plazo inferior al límite máximo previsto en el convenio colectivo podrá ser prorrogado mediante acuerdo de las partes, sin que la duración total del mismo pueda exceder del referido límite máximo; es decir, sumada la duración inicial a las eventuales prórrogas, aquélla no podrá exceder de la duración máxima prevista en el convenio. VII. P E R Í O D O D E PRUEBA Esta modalidad contractual permite establecer un período de prueba, que se someterá a lo dispuesto en convenio colectivo y a lo establecido, supletoriamente, en su caso, en el Estatuto de los Trabajadores con carácter general. No obstante, será nulo el pacto sobre período de prueba en un contrato eventual si antes han existido otros contratos temporales celebrados con el mismo trabajador y para las mismas funciones. Sólo mantendrá, pues, la validez el establecimiento de un 456 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN nuevo período de prueba, si el objeto del contrato eventual fuera distinto de los anteriores en su día formalizados, o si mediara entre ellos un espacio temporal, que habrá de considerarse como «razonable», a juicio de la doctrina judicial. El periodo de prueba se puede definir como un tiempo durante el cual, tanto el empresario como el propio trabajador, pueden resolver el contrato sin necesidad de alegar justa causa, sin preaviso y sin derecho a indemnización alguna recíproca. No existe, pues, impedimento alguno para que a los trabajadores contratados mediante la modalidad contractual de contrato eventual por circunstancias: de la producción, al formalizar el mismo se les fije un período de prueba, de acuerdo con lo establecido en el artículo 14 del Estatuto de los Trabajadores. A estos efectos, el artículo 14.1 del citado Estatuto hace referencia a la forma en que ha de concertarse el período de prueba, así como a los criterios que se deben tener en cuenta para delimitar su duración y la prohibición de su establecimiento para los pasos en que el trabajador haya estado vinculado a la empresa, realizando las mismas funciones, con anterioridad a la suscripción de un nuevo contrato de trabajo. Dicho artículo se expresa en los siguientes términos: «1. Podrá concertarse por escrito unperíodo de prueba, con sujeción a los límites de duración que, en su caso, se establezI can en los Convenios Colectivos. En defecto de pacto en Convenio, la duración del período de prueba no podrá exceder de seis meses para los técnicos titulados, ni de dos meses para los demás trabajadores. En las empresas de menos de veinticinco trabajadores el período de prueba no podrá exceder de tres meses para los trabajadores que no sean técnicos titulados. El empresario y el trabajador están, respectivamente, obligados a realizar las experiencias que constituyan el objeto de la prueba. Será nulo el pacto que establezca un período de prueba cuando el trabajador haya ya desempeñado las mismas funciones con anterioridad en la empresa, bajo cualquier modalidad de contratación.» 457 JULIO HERNÁNDEZ CESAR El período de prueba debe concertarse por escrito, debiéndosele otorgar en este caso, a la exigencia de forma escrita, un valor constitutivo o «ad solemnitatem» y no simplemente dispositivo o «ad probationem». En lo relativo a la duración del período de prueba, el Estatuto de los Trabajadores se remite, en primer lugar, a los convenios colectivos. Sólo para el caso de que en estos no se establezca ninguna previsión al respecto, se aplicarán los topes máximos consignados en el artículo anteriormente reseñado. VIII. OBLIGACIONES DEL EMPRESARIO Y CONSECUENCIAS DE SU INCUMPLIMIENTO Además de los requisitos formales necesarios para la válida instrumentación del contrato eventual por circunstancias de la producción, a los que hemos hecho referencia anteriormente, se debe tener en cuenta que, para este tipo de contratos, existen una serie de obligaciones que debe cumplir el empresario. Siendo éstas las siguientes: • Obligación de dar de alta a los trabajadores contratados en la Seguridad Social. • Obligación de registro de los contratos en el Instituto Nacional de Empleo. • Obligación de entrega de copia básica de los contratos a los representantes de los trabajadores y al Instituto Nacional de Empleo. • Información al trabajador sobre los elementos esenciales del contrato y las principales condiciones de ejecución de la prestación laboral. 1) Obligación de dar de alta a los trabajadores contratados en la Seguridad Social Esta primera obligación del empresario aparece consignada en los artículos 15.2 del Estatuto de los Trabajadores, 9.2 del 458 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN Real Decreto 2.720/1998, 100.1 del Real Decreto Legislativo, 1/1994, de 20 de junio, por el que se aprueba el Texto Refundido :de la Ley General de la Seguridad Social, y en el artículo 29.1.1.° del Real Decreto de 26 de enero de 1996, por el que se aprueba el Reglamento General sobre inscripción de Empresas y Afiliación, Altas, Bajas y Variaciones de Datos de los Trabajadores en la Seguridad Social. En efecto, el artículo 15.2 del Estatuto de los Trabajadores manifiesta que: «Adquirirán la condición de trabajadores fijos, cualquiera que haya sido la modalidad de su contratación, los que no hubieran sido dados de alta en la Seguridad Social, una vez transcurrido un plazo igual al que legalmente se hubiera podido fijar para el período de prueba, salvo que de la propia naturaleza de las actividades o de los servicios contratados se deduzca claramente la duración temporal de los mismos, todo ello sin perjuicio de las demás responsabilidades a que hubiere lugar en derecho». En similares términos se expresa el artículo 9.2 del Real Decreto 2.720/1998, que textualmente indica lo siguiente: «Adquirirán la condición de trabajadores fijos, cualquiera que haya sido la modalidad de su contratación, los que no hubieran, sido dados de alta en la Seguridad Social, una vez transcurrido un plazo igual al que legalmente hubieran podido, fijar para el período de prueba, salvo que de la propia naturaleza de las actividades o de los servicios contratados se deduzca claramente la duración temporal de los mismos.» Por su parte, el apartado 1 del artículo 100 del Real Decreto Legislativo, 1/1994, de 20 de junio, por el que se aprueba el Texto Refundido de la Ley General de la Seguridad Social, expresa cuanto sigue: «Artículo 100. Afiliación, altas y bajas. 1. Los empresarios estarán obligados a solicitar la afiliación al sistema de la Seguridad Social de los trabajadores que ingresen a su servicio, así como a comunicar dicho ingreso 459 JULIO HERNÁNDEZ CESAR y, en su caso, el cese en la empresa de tales trabajadores para que sean dados, respectivamente, de alta y de baja en el Régimen General.» También, en el artículo 29.1.1.° del Real Decreto de 26 de enero de 1996, por el que se aprueba el Reglamento General sobre inscripción de Empresas y Afiliación, Altas, Bajas y Variaciones de Datos de los Trabajadores en la Seguridad Social, se contempla lo siguiente: «Con independencia de la obligación de solicitar la afiliación al sistema de la Seguridad Social de los trabajadores no afiliados al mismo que hayan de ingresar o ingresen a su servicio, los empresarios estarán obligados a comunicar la iniciación o, en su caso, el cese de la prestación de servicios de los trabajadores en su empresa para quesean dados, respectivamente, de alta o de baja en el Régimen en que figuran incluidos en función de la actividad de aquélla, en los términos y condiciones establecidos en este Reglamento.» Así pues, y teniendo en cuenta lo establecido en los anteriores preceptos normativos, si no se procediese a dar de alta al trabajador, siempre que hubiera transcurrido al menos un plazo igual al legalmente fijado por la normativa genérica o específica para el período de prueba, el empleado adquirirá la condición de fijo; salvo que de la propia naturaleza de las actividades o de los servicios contratados se deduzca claramente la duración temporal de los mismos. Se establece, pues, una presunción «iuris tantum» en favor de la duración indefinida de los contratos; pudiendo la misma ser destruida en el caso de que se pruebe la duración temporal de los pactos; o dicha temporalidad se deduzca de la propia naturaleza de las actividades o de los servicios contratados. Por otra parte, la falta de alta de los trabajadores en la Seguridad Social, de acuerdo con lo establecido en el artículo 14.1.2 de la Ley 8/1988, de 7 de abril, sobre Infracciones y Sanciones en el Orden Social, constituye una falta grave del empresario, 460 ELlCONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN por la que puede imponerse una sanción de entre 50.001 y 500.000 pesetas. En efecto, el artículo 14.1.2 de la referida Ley establece lo siguiente: « 1. Son infracciones graves: 1.2. No solicitar en tiempo y forma la afiliación inicial, así como no comunicar en iguales términos el alta de cada trabajador que ingresa a su servicio.» 2) Obligación de registro de los contratos eventuales por circunstancias de la producción en el Instituto Nacional de Empleo Esta obligación aparece contemplada en el artículo 16.1 del Estatuto de los Trabajadores, con el siguiente tenor literal: «El registro del contrato por los empresarios en la oficina de empleo, así como, en su caso, el de las prórrogas expresas que las partes pudieran acordar, deberá efectuarse en el plazo de los diez días siguientes a su concertación». Asimismo, el artículo 6.3 del Real Decreto 2.720/1998, de 18 de diciembre, que desarrolla el artículo 15 del Estatuto de los Trabajadores, indica que: «1. Los contratos que hayan de formalizarse por escrito y, en su caso, las prórrogas que las partes acuerden expresamente se registrarán, por el empresario, en el plazo de los diez días siguientes a su concertación, en la correspondiente Oficina de Empleo, donde quedará depositado un ejemplar.» En efecto, los empresarios deben registrar en la oficina del INEM que proceda territorialmente, los contratos eventuales por circunstancias de la producción que formalicen con una duración superior a cuatro semanas o se concierten a tiempo parcial, en el plazo de los 10 días siguientes al comienzo de su vigencia. 461 JULIO HERNÁNDEZ CESAR 3) Obligación de entrega de copia básica de los contratos a los representantes de los trabajadores y al Instituto Nacional de Empleo Existe obligación de entrega, a los representantes legales de los trabajadores y al propio Instituto Nacional de Empleo, de la copia básica de los contratos eventuales por circunstancias de la producción cuya duración sea superior a cuatro semanas o se concierten a tiempo parcial. En los que tengan fijada, pues, una duración menor, al no exigirse su formalización por escrito, no será necesario hacer entrega de copia básica alguna, puesto que puede no existir la misma; únicamente, deberán notificarse los contratos realizados bajo esta modalidad a la representación legal de los trabajadores en la empresa. El artículo 8.3 a) del Estatuto de los Trabajadores, establece a estos efectos cuanto sigue: «El empresario entregará a la representación legal de los trabajadores una copia básica de todos los contratos que deban celebrarse por escrito, a excepción de los contratos de relación laboral especial de alta dirección sobre los que se establece el deber de notificación a la representación legal de los trabajadores. Con el fin de comprobar la adecuación del contenido del contrato a la legalidad vigente, esta copia básica contendrá todos los datos del contrato a excepción del número del documento nacional de identidad, el domicilio, el estado civil y cualquier otro que, de acuerdo con la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, pudiera afectar a la intimidad personal. La copia básica se entregará por el empresario, en un plazo no superior a diez días desde la formalización del contrato, a los representantes legales de los trabajadores, quienes la firmarán a efectos de acreditar que se ha producido la entrega. Posteriormente, dicha copia básica se enviará a la oficina de empleo. Cuando no exista representación legal de los trabajadores también deberá formalizarse copia básica y remitirse a la oficina de empleo. 462 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN En los contratos sujetos a la obligación de registro en el Instituto Nacional de Empleo la Copia básica se remitirá, junto con el contrato, a la oficina de empleo. En los restantes, supuestos se remitirá exclusivamente la copia básica.» En conclusión, el empleador queda obligado a hacer entrega a la representación legal de los trabajadores de una copia básica de los contratos eventuales por circunstancias de la producción que se formalicen en su empresa. No obstante, el artículo 10 del Real Decreto 2.720/1998, de 18 de diciembre, establece una importante novedad al fijar una obligación genérica de notificación a los representantes legales de los trabajadores de los contratos de duración determinada suscritos por la empresa; aunque no exista obligación de entregar copia básica de los mismos. Dicho precepto manifiesta lo siguiente: «Los empresarios, en un plazo no superior a diez días a partir de la contratación, deberán notificar a la representación legal de los trabajadores en la empresa los contratos de duración detenninada que se regulan en este Real Decreto cuando no exista obligación legal de entregar copia básica de los mismos.» Por otra parte, hemos de significar que la copia básica deberá contener todos los datos que aparezcan consignados en el propio contrato, a excepción del número de documento nacional de identidad del trabajador, el domicilio, el estado civil y cualquier otro dato que, de acuerdo con la Ley Orgánica 1/1982, de 5 de mayo, de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, pudiera afectar a la intimidad personal del contratado. A estos efectos, el empresario deberá entregar la copia básica del contrato a los representantes de los trabajadores en un plazo no superior a diez días desde la formalización del mismo; debiendo los citados representantes firmarla a efectos de acreditar su recepción. 463 JULIO HERNÁNDEZ CESAR Posteriormente, la copia básica firmada por los representantes de los trabajadores se deberá remitir a la oficina de empleo, junto con el contrato eventual por circunstancias de la producción. En el supuesto de que en la empresa no existiera representación legal de los trabajadores deberá, asimismo, elaborarse la copia básica del contrato y remitirse la misma a la oficina de empleo, indicando la no existencia de representación de los trabajadores en la empresa. A estos efectos, se tipifica como falta grave, según el artículo 95.7 del Estatuto de los Trabajadores, la transgresión de los derechos de información y consulta a los representantes de los trabajadores y a los delegados sindicales, en los términos que legal o convencionalmente estuvieren establecidos. Así, pues, la no entrega de la copia básica de estos contratos a los representantes de los trabajadores constituye una falta grave empresarial; cuya sanción puede oscilar entre 50.001 y 500.000 ptas. 4) Información al trabajador sobre los elementos esenciales del contrato y las principales condiciones de ejecución de la prestación laboral Esta obligación aparece consignada en el apartado 5 del artículo 8 del Estatuto de los Trabajadores: «Cuando la relación laboral sea de duración superior a cuatro semanas, el empresario deberá informar por escrito al trabajador, en los términos y plazos que se establezcan reglamentariamente, sobre los elementos esenciales del contrato y las principales condiciones de ejecución de la prestación laboral, siempre que tales elementos y condiciones no figuren en el contrato de trabajo formalizado por escrito.» Dicha exigencia se establece, pues, únicamente para los contratos eventuales por circunstancias de la producción cuya duración supere las cuatro semanas y siempre que los elementos 464 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN esenciales del contrato y las condiciones de ejecución de la prestación laboral no figuren en el mismo. El plazo y los términos para llevar a efecto tal información, se fijarán reglamentariamente. Lo que aún no se ha concretado en ninguna norma específica. En este sentido, el artículo 94.5 del Estatuto de los Trabajadores señala como falta leve, la no información por escrito al trabajador sobre los elementos esenciales del contrato y las principales condiciones de ejecución de la prestación laboral, en los plazos establecidos reglamentariamente; con lo cual la sanción que se puede imponer por este incumplimiento sería de 5.000 a 50.000 ptas. IX. S U S P E N S I Ó N D E L CONTRATO La suspensión del contrato eventual por las causas previstas con carácter general en los artículos 45 y 46 del Estatuto de los Trabajadores no comporta la ampliación del tiempo de duración de este especial contrato; salvo pacto en contrario. Así, mediante estipulación al efecto, se podrá ampliar la extensión de esta modalidad contractual en los términos que las partes acuerden, no computándose el tiempo de suspensión a efectos de la duración total del contrato. El artículo 7 del Real Decreto 2.720/1998, de 18 de diciembre, establece sobre este extremo lo siguiente: «La suspensión de los contratos de duración determinada en virtud de las causas previstas en los artículos 45 y 46 del Estatuto de los Trabajadores no comportará la ampliación de su duración, salvo pacto en contrario.» Nada impide, pues, que se extinga el contrato eventual por el vencimiento del término pactado, aun permaneciendo la relación laboral suspendida, salvo que se hubiese pactado expresamente entre las partes que la suspensión amplíe la duración del 465 JULIO HERNÁNDEZ CESAR mismo, en cuyo caso la extinción se produciría al término de la duración ampliada. Caso contrario, la suspensión de los contratos, en virtud de las causas previstas en los artículos 45 y 46 del Estatuto de los Trabajadores, no comportará la ampliación del tiempo de duración de éstos. X. E X T I N C I Ó N DEL CONTRATO La extinción del contrato eventual por circunstancias de la producción se puede producir, genéricamente y en principio, por las causas previstas en el artículo 49.1 del Estatuto de los Trabajadores. No obstante, la causa más habitual suele ser la expiración del tiempo convenido. En efecto, en el artículo 49.1 del Estatuto de los Trabajadores aparecen consignadas las causas de extinción de los contratos del modo siguiente: «Artículo 1. 49. Extinción del contrato: El contrato de trabajo se extinguirá: a) Por mutuo acuerdo de las partes. b) Por las causas consignadas válidamente en el contrato salvo que las mismas constituyan abuso de derecho manifiesto por parte del empresario. c) Por expiración del tiempo convenido o realización de la obra o servicio objeto del contrato. Los contratos de duración determinada que tengan establecido plazo máximo de duración, incluidos los contratos en prácticas y de aprendizaje, concertados por una duración inferior a la máxima legalmente establecida, se entenderán prorrogados automáticamente hasta dicho plazo cuando no medie denuncia o prórroga expresa y el trabajador continúe prestando servicios. Expirada dicha duración máxima o realizada la obra o servicio objeto del contrato, si no hubiera denuncia y se continuara en la prestación laboral, el contrato se 466 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN considerará prorrogado tácitamente por tiempo indefinido, salvo prueba en contrario que acredite la naturaleza temporal de la prestación. Si el contrato de trabajo de duración determinada es superior a un año, la parte del contrato que formule la denuncia está obligada a notificar a la otra la terminación del mismo con una antelación mínima de quince días. d) Por dimisión del trabajador, debiendo mediar el preaviso que señalen los convenios colectivos o la costumbre del lugar. e) Por muerte, gran invalidez o invalidez permanente total o absoluta del trabajador, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 48.2. . i f) Por jubilación del trabajador. g) Por muerte, jubilación en los casos previstos en el régimen correspondiente de la Seguridad Social, o incapacidad del empresario, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 44, o por extinción de la personalidad jurídica del contratante. En los casos de muerte, jubilación o incapacidad del empresario, el trabajador tendrá derecho al abono de una cantidad equivalente a un mes de salario. En los casos de extinción de la personalidad jurídica del contratante deberán seguirse los trámites del artículo 51 de esta Ley. h) Por fuerza mayor que bnposibilite definitivamente la prestación de trabajo siempre que su existencia haya sido debidamente constatada conforme a lo dispuesto en el apartado 12 del artículo 51 de esta Ley. i) Por despido colectivo fundado en causas económicas, técnicas, organizativas o de producción, siempre que aquél haya sido debidamente autorizado conforme a lo dispuesto en esta Ley. j) Por voluntad incumplimiento k) del trabajador, fundamentada contractual del empresario. Por despido del trabajador. 467 en un JULIO HERNÁNDEZ CESAR l) Por causas objetivas legalmente procedentes». Por su parte, el artículo 8 del Real decreto 2.720/1998, de 18 de diciembre, establece respecto de la extinción de este tipo de contratos lo siguiente: «1. Los contratos de duración determinada se extinguirán, previa denuncia de cualquiera de las partes, por las siguientes causas: a) ... b) El contrato eventual por circunstancias de la producción se extinguirá por la expiración del tiempo convenido.» Por consiguiente, el contrato eventual se puede extinguir por cualquiera de las causas previstas en el Estatuto de los Trabajadores, pero la forma realmente típica de extinción de dicho contrato la constituye la expiración del tiempo convenido; es decir, por el transcurso del plazo de duración estipulado en el contrato, incluidas las prórrogas, con el límite máximo legal o el previsto en convenio colectivo. Teniendo en cuenta que si la duración pactada fuese superior a un año, la extinción se producirá previa denuncia con un preaviso de quince días. En caso de incumplimiento del preaviso por parte del empresario, éste deberá abonar al trabajador el salario correspondiente a los días en que el preaviso se hubiera incumplido. Así viene establecido en el apartado tercero del artículo 8 del Real Decreto 2.720/1998, de 18 de diciembre, al manifestar lo siguiente: «3. Siempre que el contrato tenga una duración superior al año, la parte que formule la denuncia está obligada a notificar a la otra la terminación del contrato con una antelación mínima de quince días, excepto en el contrato de interinidad en el que se estará a lo pactado. El incumplimiento por el empresario del plazo señalado en el párrafo anterior dará lugar a una indemnización equi- 468 EL CONTRATO DE TRABAJO EVENTUAL POR CIRCUNSTANCIAS DE LA PRODUCCIÓN valente al salario correspondiente a los días en que dicho plazo se haya incumplido.» Por otra parte, si llegado el término del contrato no existiese denuncia y el trabajador continuase prestando sus servicios, las consecuencias serían las siguientes: a) Si la duración pactada fuera inferior a la máxima legal (o la máxima establecida en convenio), el contrato se entenderá prorrogado automáticamente hasta dicha duración máxima. b) Si la duración pactada fuera la máxima legal o la máxima establecida en convenio, el contrato se entenderá transformado en un pacto por tiempo¡indefinido, salvo prueba en contrario que acredite la naturaleza temporal de la prestación. Es decir, con presunción, por ello, iuris tántum. Las consecuencias antes citadas aparecen, reflejadas en el apartado segundo del artículo 8 del Real Decreto 2.720/1998, de 18 de diciembre, al disponer lo que sigue: «2. Los contratos de duración determinada que tengan establecida legal o convencionalmente una duración máxima y que se hubiesen concertado por una, duración inferior a la misma, se entenderán prorrogados tácitamente, hasta la correspondiente duración máxima,, cuando no hubiese mediado denuncia o prórroga expresa antes de su vencimiento y el trabajador continúe prestando sus servicios. Expirada dicha duración máxima o la de la prórroga expresa del contrato eventual, ejecutada la obra o servicio, o producida la causa de extinción del contrato de interinidad, si no hubiera denuncia expresa y el trabajador continuara prestando sus servicios, el contrato se considerará prorrogado tácitamente por tiempo indefinido, salvo prueba en contrario que acredite la naturaleza temporal de la prestación.» La Sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, de 24 de junio de 1997. (Aranzadi Social n.°: 1997/2.109), pronunciándose sobre la extinción de los contratos eventuales, indica cuanto sigue: 469 JULIO HERNÁNDEZ CESAR «PRIMERO.—Se plantea en el presente procedimiento en un contrato temporal por circunstancias de la producción, celebrado al amparo del Real Decreto 2.546/1994, de 29 diciembre, si el empresario, para poder cesar al trabajador por cumplimiento del término y sus prórrogas, ha de justificar no sólo que se hayan producido circunstancias excepcionales en el momento de su contratación, sino también que las mismas no perduren en el momento de su cese. En concreto la Sentencia de instancia considera improcedente el despido, por estimar probado que en el momento del cese del demandante, al cumplirse el término de la segunda prórroga (válidas éstas por estar previstas en el convenio sectorial) la producción de la empresa no sólo no había descendido, sino que se había mantenido hasta llegar a un nivel óptimo. ... Parece obvio, que, a tenor del artículo 8 del Real Decreto 2.546/1994, los contratos de duración determinada se extinguen por expiración del tiempo convenido; y está llamado el empresario a justificar la causa de la temporalidad en la contratación, pero no en el cese; tal como se deduce del artículo 5.1 del citado Real Decreto, en relación con el artículo 15.1, d) del Estatuto de los Trabajadores. Acreditada la causa de su contratación temporal, el cese es automático al cumplirse el término, salvo abuso de derecho o fraude de ley. ... Pues si, como se ha dicho, el cese en los contratos temporales ha de entenderse que se produce 'ex lege', por expiración del término, tal cuestión es intranscendente para el resultado del proceso. La reforma de la Ley 11/1994, de 19 mayo, y el Real Decreto 2.546/1994, de 29 diciembre, tienen como objetivo prioritario la reforma del sistema de relaciones laborales, con el fin de facilitar la creación de empleo, lo que justifica la introducción de figuras innovadoras de contratación temporal, que refuerzan la capacidad de iniciativa del empresario, y que no pueden ser conculcadas en una interpretación jurisprudencial correctora, pues ello significaría modificar y derogar los objetivos sociales previstos en la nueva normativa.» JULIO HERNÁNDEZ CÉSAR Ceca Magán. Abogados 470