Instrucciones para tocar, sentir, soñar

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LATERCERA Sábado 25 de junio de 2016
FOTO: MATTHEW PLACEK
Sociedad
Cultura
[ARTE ] El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba)presenta la primera
retrospectiva de Yoko Ono en Sudamérica. Una muestra que abarca 50 años de reflexión y
creatividad, y que invita a hacer realidad los sueños. Por Susana Parejas/ Buenos Aires
Instrucciones para tocar, sentir, soñar
aunque vive en Nueva York desde
hace décadas, es ciudadana japonesa. Ya era una artista destacada
cuando conoció a Lennon, en 1966.
Alguna vez, cuando le preguntaron
sobre su relación con el músico,
dijo que era algo “invasivo y antifeminista” porque la gente no debería centrarse en su compañero de
vida, sino en su obra.
Romper los moldes
FOTO: ODED LOBL ©YOKO ONO
Entrar en el universo propuesto
por Yoko Ono es comenzar a escuchar su voz susurrando las Instructions Pieces, que viene desarrollando desde hace más de 60
años. Las “instrucciones” son piezas compuestas por mensajes simples y poéticos, que invitan a los espectadores a realizar determinadas
acciones. “Escucha tu propia respiración”. “Mira al sol hasta que se
vea cuadrado”. “Pásate un año tosiendo”, o “una semana riendo”.
Asociada con el arte conceptual, la
performance, el grupo Fluxus y los
happenings de los 60, Ono ha sido,
sobre todo, una pionera en el cuestionamiento del concepto y el objeto de arte. “Ella invita al público
a participar del proceso creativo y
lleva la dimensión del arte a un
proceso nuevo”, analiza Kvaran.
Performances, sonidos, instalaciones, filmes, objetos. Dream
Come True (el título es lo único
que quedó escrito en inglés) no se
trata solamente de una recopilación de los textos o instrucciones de
Yoko Ono, sino también una gran
cantidad de obras que tienen sus
raíces en estas piezas. Como la
La muestra reúne más de
80 obras., entre fotos,
instalaciones, filmes,
sonidos e instrucciones
para el público.
instalación con la escalera (gracias
a la cual se conocieron Yoko y John,
en la galería Indica, en Londres, en
1966) que surge de la instrucción:
“Sube a una escalera. Observa la
pintura del techo con una lupa y
encuentra la palabra sí”. O la otra
escalera caracol pintada de azul
para ver el cielo. Por la cual, el
Malba tuvo que construir una claraboya para poder verlo.
Un sello permite estampar “Imagina la paz” sobre la ciudad que se
quiera en varios mapas políticos del
mundo. Un teléfono rojo -cuyo número lo tiene la artista- puede sonar en cualquier momento y ser
ella la que hable.
La madre y el agua
Sobre una pared blanca unos cubos
de acrílico transparente contienen
lápices negros y pegatinas redondas, unas con la impresión de un
pezón y otras de un pubis. Reproducen las enormes imágenes que
2
1
1 Instalación Have You seen
horizon lately?, Israel, 2000.
2 Pomelo, Ediciones La Flor,
1970, diseño: Oscar Smoje. 3
Cartel War is over!, Times
Square, New York, 1969.
3
©YOKO ONO
“
Usted y yo estamos
creando, todo lo que se
necesita es su participación”, dice Yoko
Ono desde una pantalla gigante del auditorio del Museo de Arte
Latinoamericano de Buenos Aires
(Malba). Es un cálido saludo -y una
invitación- a quienes la esperaban
para la apertura de la muestra
Dream Come True. La primera retrospectiva en Sudamérica, con
más de 80 obras, de esta artista japonesa, pionera y figura del arte
conceptual y participativo contemporáneo. A ella le hubiera gustado estar, lo dice, y lamenta que
razones de salud impidan su visita. Pero, aún sin su presencia física, es imposible decir que Yoko
Ono no está en Buenos Aires. Lo
está de una forma tan contundente como conmovedora.
El primer piso del Malba recibe al
visitante con una gigantografía de
Yoko. Joven, con pelo largo, cantando una ópera. “War is over!”
(La guerra ha terminado) anuncia
un cartel desde el fondo de un pasillo, en el que 33 fotos en blanco y
negro invitan a detenerse en cada
una de ellas. Las fechas marcan
desde 1961 hasta 2015. Pasado y
presente. Pero, también futuro.
El Malba eligió la muestra de Ono
para festejar su décimoquinto aniversario. “Estamos en un año de celebración, y en ese sentido la idea
participativa de Yoko es fundamental”, señala Agustín Pérez Rubio, director artístico del museo y
curador de la muestra, junto con
Gunnar B. Kvaran, director del Museo Astrup Fearnley de Oslo.
Yoko nació en Tokio en 1933, y
están a los costados. La pared se
empezó a poblar de palabras. Es el
espacio Mi mamá es hermosa. La
invitación es escribir un recuerdo
sobre la propia madre. “Es una de
las obras más poderosas de la
muestra, de los 90; en ella desarrolla una nueva estructura narrativa,
al mismo tiempo el objeto es una
cuestión universal, pero también
personal”, explica Kvaran.
Para la creación de la obra colaborativa (Evento agua) basada en
el agua y sus significados, convocó a un grupo de 12 artistas latinoamericanos. Uno de ellos es el chileno Alfredo Jaar. Su obra es una
escultura de vidrio y plexiglás, doble espejo. “Para Edward Snowden,
con gratitud + esperanza”, reza una
dedicatoria.
“Ten coraje, ten rabia, estamos todas juntas”. Cientos de ojos de mujeres latinoamericanas miran desde hojas colgadas sobre una pared, en cada una hay una narración
que tiene que ver con algún hecho
de violencia de género. Conmueve.
La convocatoria Arising (Resurgiendo) brinda esta instancia de
catarsis haciendo públicas las historias. Hasta el 16 de octubre se
puede seguir participando vía web,
en www.malba.org.ar/arising/.
Sí, Yoko Ono está en Buenos Aires. Hasta el 31 de octubre, no
sólo transformará con su arte a los
visitantes del Malba (Av. Figueroa
Alcorta 3415), será parte de carteles en la vía pública, en el subte, en Internet, en las páginas de
un periódico, de un libro, en un
festival de danza, en redes sociales. Sus instrucciones serán parte de la escenografía vertiginosa
de los porteños.b
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