Las Leyes de Reforma: su actualidad Ministro Sergio A. Valls Hernández Decisiones del Consejo de la Judicatura Federal Organización Editorial Mexicana 24 de enero de 2013 El pasado jueves 17 de enero, el Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió dos contradicciones de tesis muy relevantes que tenían por objeto determinar si las decisiones del Consejo de la Judicatura Federal pueden ser combatidas por medio del juicio de amparo, esto es, si el juez de amparo tiene que desechar por causa notoria y manifiesta de improcedencia la demanda en la que se cuestiona la constitucionalidad de una resolución del Consejo de la Judicatura Federal con base en el artículo 100, penúltimo párrafo, de la Constitución General de la República, o si por el contrario, es una cuestión que debe estudiarse y resolverse en la sentencia constitucional respectiva. El citado precepto constitucional establece que las decisiones del Consejo serán definitivas e inatacables y, por lo tanto, no procede juicio ni recurso alguno, en contra de las mismas, salvo las que se refieran a la designación, adscripción, ratificación y remoción de magistrados y jueces, las cuales podrán ser revisadas por la Suprema Corte, únicamente para verificar que hayan sido adoptadas conforme a las reglas que establezca la ley orgánica respectiva. En primer lugar, los proyectos de resolución resaltaron que el Consejo de la Judicatura Federal es un órgano del Poder Judicial de la Federación con independencia técnica, de gestión y para emitir sus resoluciones, cuya labor radica en la administración, vigilancia, disciplina y carrera judicial del Poder Judicial de la Federación, con excepción de la Suprema Corte y el Tribunal Electoral. Asimismo, los proyectos en cuestión, propusieron que de una nueva reflexión, se estima que no todas las resoluciones pronunciadas por dicho Consejo son definitivas e inatacables, ya que del contenido del citado artículo 100 de la Ley Fundamental, concerniente a la inatacabilidad de las decisiones del Consejo de la Judicatura Federal, se debe entender únicamente referido a aquéllas que emita en ejercicio de sus funciones de disciplina y carrera judicial, es decir, el juicio de amparo resultará improcedente exclusivamente tratándose de decisiones en estas materias. También, se refirió que sostener de manera tajante la improcedencia del juicio de amparo podría trastocar derechos reconocidos en los tratados internacionales, como lo es el artículo 25, punto 1, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos. Estos asuntos se resolvieron por mayoría de seis votos a favor del sentido del proyecto, haciéndose énfasis en que lo único que está previendo el artículo 100 constitucional es que el nombramiento, ratificación, adscripción y remoción se tienen que combatir en revisión administrativa y, el resto de los actos pueden ser susceptibles de juicio de amparo cuando haya alguna violación a derechos humanos; además que el sentido normativo de este precepto se ve reforzado con la entrada en vigor del artículo 1°, segundo párrafo, de la Constitución Federal, debiéndose ahora interpretar las normas relativas a derechos humanos de conformidad con la citada Constitución y los tratados internacionales de la materia, favoreciendo en todo tiempo la protección más amplia de las personas, en el caso, el derecho de acceso a la justicia. Mi voto en el tema en comento fue en contra, toda vez que existe jurisprudencia firme emitida por el Pleno de la Suprema Corte (P./J. 25/2004), la cual señala de manera precisa que, es improcedente el juicio de amparo que se promueva contra las resoluciones emitidas por el Consejo de la Judicatura Federal y, en ese tenor, resultaba evidente que en el caso, no puede existir una contradicción de tesis, pues a la fecha se encontraba vigente la jurisprudencia de mérito, y ésta es obligatoria tanto para las Salas de la Suprema Corte, como para los Tribunales Colegiados, Unitarios y Juzgados de Distrito, por lo que en consecuencia, el Tribunal Colegiado que emitió su resolución en sentido diverso al fijado en la referida jurisprudencia, contravino lo dispuesto en los citados ordenamientos. Así, mi postura en este caso, radicó en sostener que la contradicción de tesis no era el instrumento o vehículo idóneo para abandonar o modificar una tesis vigente aprobada por el Tribunal Pleno de nuestro Alto Tribunal. *[email protected]