Escasez de agua, escasez de alimentos

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PARA
LA
Marcha atrás en la lucha contra el hambre, advierte la FAO.
25 de noviembre de 2003, Madrid - El hambre está aumentando de nuevo
tras la reducción conseguida durante la primera mitad de los años 90, según
informó hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
Alimentación (FAO),al presentar el Informe sobre la inseguridad alimentaria
2003 (SOFI 2003) simultáneamente en Madrid, Washington y Berlín.
842 millones de personas subnutridas en el mundo
Las cifras más recientes disponibles, relativas al bienio 1999-2001, indican que
durante este periodo había 842 millones de personas subnutridas en el mundo,
de las cuales 10 millones se encontraba en los países ricos, 34 en los países
en transición a la economía de mercado y 798 millones en los países en
desarrollo.
El informe SOFI, que la FAO publica anualmente desde 1999, ofrece un
panorama de las tendencias recientes del hambre en el mundo y analiza los
progresos realizados en este campo.
En esta edición, la publicación muestra los países que destacaron en la lucha
contra el hambre y los métodos que están produciendo buenos resultados, y
analiza cuáles fueron las principales barreras que impidieron a otros países
mejorar la situación de sus habitantes.
El informe indica que tras haber conseguido reducir el número de personas
hambrientas en los países en desarrollo en 37 millones durante la primera
década de los 90, la cifra aumentó en 18 millones durante la segunda mitad de
la década.
Este aumento de 18 millones esconde tendencias contrapuestas en los
diversos países en desarrollo. En 45 países, 32 millones abandonaron la franja
de los subnutridos pero el número no bajó e incluso aumentó en los otros 54
países, totalizando 58 millones más de subnutridos. De ahí el aumento neto de
18 millones.
“Esas cifras están dominadas por los avances y retrocesos en algunos grandes
países”, explicó Jorge Mernies, Jefe del Servicio de Análisis Estadístico de la
FAO, durante el acto de presentación del informe celebrado en Madrid.
Sólo en China se ha reducido el número de personas hambrientas en 9
millones en la segunda mitad de los 90. Sin embargo, el progreso se viene
desacelerando en el país asiático a medida que se reduce la prevalencia de la
subnutrición por lo que no cabe esperar que este país continúe compensando
el retroceso de muchos países en desarrollo.
Entre los países en los que aumentó el número de subnutridos se destacan la
India y la República Democrática del Congo. En el caso de la India, la causa
fue el crecimiento demográfico y no un aumento de la proporción de
subnutridos en la población total. En el caso del Congo fue la guerra que asola
el país la causante del aumento de la subnutrición.
Progresos demasiado lentos
Los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en Roma durante la Cumbre
Mundial de la Alimentación de 1996 se comprometieron a reducir a la mitad el
número de personas hambrientas en el mundo para el año 2015. Pero, según
estimaciones de la FAO, el ritmo medio de reducción desde inicios de los 90 es
demasiado lento.
“Tendríamos que ser capaces de liberar del hambre a 26 millones de personas
por año, una cifra 12 veces mayor de lo que hemos hecho durante la década
de los 90", explicó Mernies.
Inversiones de tendencias
En veintidós países, entre ellos Bangladesh, Haití y Mozambique, "el número
de personas subnutridas descendió durante la segunda mitad del decenio tras
haber aumentado durante los primeros años 90", reconoce el informe.
"En otros 17 países, sin embargo, la tendencia cambió en dirección
opuesta, y el número de personas subnutridas, que había estado
disminuyendo, comenzó a aumentar. Este grupo incluye países de poblaciones
numerosas como la India, Indonesia, Nigeria, el Pakistán y el Sudán", señala el
informe de la FAO.
Cuarenta y cinco países mantuvieron la misma tendencia – ya sea de progreso
o deterioro – durante la década de los 90.
Diecinueve países, entre ellos China, consiguieron reducir el número de
personas subnutridas durante toda la década de los 90, según el informe. "En
estos países, el número total de personas hambrientas descendió en más de
80 millones".
Otros 26 países, por el contrario, aumentaron el número de personas
subnutridas durante el mismo periodo totalizando 60 millones adicionales. En
este grupo se encuentran los países en transición, en los que la cifra de
personas hambrientas pasó de 25 millones en la mitad de la década de los 90 a
34 millones al final del decenio.
Este análisis de tendencias no incluye a países que ya gozaban de una buena
situación alimentaria a principios de los 90 como Líbano, Túnez o Libia.
Hambre y SIDA
El SOFI 2003 constata que el hambre acelera tanto la propagación del virus
como el curso de la enfermedad. Y al mismo tiempo, "el hambre no puede
combatirse efectivamente en las regiones asoladas por el SIDA, a menos que
las intervenciones tengan en cuenta las necesidades específicas de los
hogares afectados por esta enfermedad e incorporen medidas, tanto para
prevenir como para mitigar la propagación del VIH/SIDA".
Para 2020, continúa el informe "la epidemia se habrá cobrado al menos una
quinta parte de la fuerza de trabajo agrícola en la mayoría de los países del
África meridional. Ya hoy, en varios países afectados, del 60 al 70 por ciento de
las explotaciones agrícolas han sufrido pérdidas en la mano de obra como
consecuencia del VIH/SIDA".
Escasez de agua, escasez de alimentos
SOFI 2003 también analiza el impacto del acceso a los recursos hídricos a la
hora de garantizar la seguridad alimentaria.
Según el informe, la sequía es "la causa más común de la escasez grave de
alimentos en los países en desarrollo". África ilustra bien esta afirmación siendo
el continente más seco y la región donde el hambre es más frecuente.
El informe indica que cuando el agua escasea y el medio ambiente es
frágil, alcanzar la seguridad alimentaria puede significar depender de lo que se
ha llamado "agua virtual": alimentos importados de países con abundancia de
agua.
Para producir un kilo de trigo hace falta un metro cúbico de agua. Extrapolando
esos números, la FAO calculó que cultivar la cantidad de alimentos importada
por los países del Cercano Oriente en 1994 habría requerido tanta agua como
el caudal anual del Nilo en la presa de Asuán. En estas condiciones, dice la
FAO, podría ser más conveniente importar alimentos y usar una cantidad
limitada de agua para otros fines como la producción de cultivos de alto valor
comercial para la exportación.
Función del comercio agrícola
SOFI 2003 incluye también un reportaje especial sobre: Comercio y seguridad
alimentaria en los países en desarrollo.
Los países pobres deben dedicar un alto porcentaje de sus ingresos de
exportación a la importación de alimentos. Pero, su pobreza y su limitada
actividad comercial reduce tanto sus ingresos de exportación como su
posibilidad de comprar más alimentos en el mercado internacional, explica el
informe.
Según el informe, un crecimiento agrícola más sólido puede contribuir a reducir
el hambre y a aumentar la integración en el comercio internacional. De hecho,
la agricultura en los países que padecen menos hambre es más productiva,
más competitiva y está más integrada en los mercados mundiales.
Sin embargo, existen condiciones desfavorables – elevadas subvenciones a la
agricultura y protecciones arancelarias por parte de los países ricos - que
impiden una justa y adecuada integración de los países pobres en el comercio
internacional
Programa contra el Hambre
El informe SOFI 2003 destaca algunos ejemplos de políticas y programas
destinados a la reducción del hambre en el mundo, como los puestos en
marcha en Brasil, Panamá, Kenya y Viet Nam, y hace un llamamiento a los
países para que participen y apoyen el Programa contra el Hambre presentado
durante la Cumbre Mundial sobre la Alimentación: cinco años después.
El Programa contra el Hambre hace un doble planteamiento: preconiza
medidas para aumentar la productividad y los medios de vida de los pequeños
agricultores al tiempo que propone una acción inmediata para dar a las
personas hambrientas acceso a los alimentos que necesitan.
El Programa contra el Hambre establece prioridades y recursos financieros
necesarios para la acción en cinco áreas:
- mejorar la productividad agrícola de las comunidades rurales pobres;
- desarrollar y conservar los recursos naturales;
- ampliar la infraestructura rural y acceso a los mercados;
- reforzar la capacidad de generación y difusión de conocimientos
- asegurar el acceso a los alimentos para los más necesitados.
En definitiva, el éxito en la reducción de las cifras del hambre requiere aunar la
voluntad política necesaria para emprender reformas políticas e invertir
recursos allí donde sea más necesario, enfatiza el informe.
"Es por ello que", concluyó Mernies, "la FAO ha lanzado un llamamiento para
construir una Alianza Internacional contra el Hambre. Una alianza que
comienza por la colaboración entre gobiernos, organizaciones de la sociedad
civil, sector privado y cada uno de nosotros, en el ámbito nacional y regional,
para movilizar la voluntad política, el conocimiento científico y los recursos
financieros necesarios para reducir a la mitad el número de personas
hambrientas para el año 2015."
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