Pontificia Universidad Católica Argentina “SANTA MARÍA DE LOS BUENOS AIRES” Instituto para la Integración del Saber Reseña de la Situación Ambiental Argentina “Existe en el hombre una cultura de dominación que lo lleva a abusar del planeta”. Juan Pablo II 1. Marco Referencial de la Crisis Ambiental La magnitud de la crisis ambiental generalizada es una realidad ineludible. Esta realidad está verificada en numerosos trabajos científicos y tecnológicos (entendidos estos en el sentido abarcativo de las disciplinas exactas, naturales, sociológicas e ingenierías) que han estudiado y estudian el estado del planeta Tierra, nuestra casa. La actividad humana ha impuesto a partir de la Revolución Industrial y aun más aceleradamente desde la posguerra de la 2da Guerra Mundial, cambios en la naturaleza y crecimiento en el uso irracional de recursos naturales renovables y no renovables nunca registrados en la historia humana y en la historia natural de la Tierra. Los sistemas geofísicos y biológicos que conforman al entorno natural, por cierto, no son estáticos, pero la tasa de cambio impuesta por la actividad antrópica en los últimos 50 años excede ampliamente las evidencias de los ciclos y cambios naturales en el proceso evolutivo de la Tierra. Diversas señales regionales o globales concretas, como el agujero de ozono antártico, la desertificación acelerada o la hambruna del Sahel por fracasos en los procesos de agriculturización, entre muchas otras, son evidencias contundentes del impacto antrópico. En este paradigma de desarrollo técnico-científico exacerbado, el hombre ha profundizado la autocomprensión subjetiva idealista de estar por fuera y por encima de la naturaleza, creyéndose señor de ella. Es el olvido de la instrucción bíblica de mayordomía: aquel rol asignado de lugarteniente por parte del Creador, para el bien de todos los hombres y del entorno natural. Así abandona esta responsabilidad en pos del beneficio propio e inmediato, olvidando que su bienestar como individuo y como sociedad - depende de los servicios y prestaciones que le brindan los diversos ecosistemas naturales e inclusive aquellos que él mismo crea tales como los eco-agrosistemas o los ecosistemas urbanos. Los estudios científicos de las últimas tres décadas así lo señalan. Los efectos del hombre sobre la naturaleza y las consecuencias que estos tienen sobre esta y las sociedades se conocen técnicamente como los procesos de Cambio Global. El Cambio Global es la expresión moderna de crisis de la Creación. Pobreza y crisis ambiental están íntimamente ligadas en estos procesos. No obstante, la sociedades modernas tienen enormes dificultades para aprehender la magnitud de la crisis. Aparecen dos actitudes contrapuestas: el ecologismo a ultranza y su antagonista anti-ecologista. En el primer caso posturas extremas llegan a demonizar al hombre, y lo colocan en un plano de igualdad con otros animales o plantas. En el segundo caso se afirma que todo es una mentira o confabulación para arruinar el ´progreso social´ (los negocios), mientras se 1 explotan sin medida ni control los recursos y bienes naturales que son la heredad de la humanidad toda. En realidad ambas son posturas altamente politizadas que utilizan o manipulan la cuestión ambiental para fines propios. Tienen además un interesante punto de contacto: relativizan o parcializan para fines propios el valor objetivo del análisis científico-tecnológico y niegan valor a las culturas autóctonas de civilizaciones locales. Estas culturas poseen conocimientos validos y diferenciados del conocimiento científico-tecnológico occidental, pero muy importantes para el desarrollo y manejo sostenible del entorno natural. Aunque con matices, este antagonismo esteriliza y empobrece cualquier debate. Tales actitudes son contrarias a la búsqueda de soluciones reales a la crisis ambiental que nos afecta a todos y de la que nadie puede escapar. Se postergan sin más las soluciones posibles que deben estar orientadas al equilibrio entre la preservación de los recursos y los bienes de la naturaleza y su consumo para beneficio de todos los hombres y mujeres del presente y del futuro. Este accionar debería generar aquellas acciones que propendan a la búsqueda de una vida digna para estas mismas personas, respetando y protegiendo a los bienes de la Creación, que son don de Dios (cf. DSI 10). Finalmente debemos señalar que existe una íntima relación en virtud del Acto Creador, entre la crisis social y la crisis ambiental. Mientras no se desarrolle una cultura de la austeridad, solidaridad y justicia, ambas crisis seguirán su desarrollo creciente con efectos adversos en la Sociedad Humana .. Así el paradigma hegemónico de consumo desmedido continuará generando exclusión y pobreza extrema e impactos graves en el medio ambiente. Sin que los pobres deban ser acusados como culpables, la crisis medio ambiental puede ser considerada como una consecuencia del estado de abandono que sufren los pueblos marginados. Asimismo los que acceden al consumo pueden evitar, si bien provisoriamente, las consecuencias de sus acciones, las sociedades pobres o empobrecidas, por el contrario, entran en un círculo vicioso de mayor impacto ambiental, enfermedades asociadas al deterioro ambiental, pérdida de recursos y servicios naturales e incremento de la pobreza. Cabe notar también una creciente tendencia a desplazar producciones de riesgo o ´sucias´ de los países centrales hacia regiones periféricas del mundo con el fin de proteger o recuperar sus propios entornos naturales, reducir los riesgos sociales y políticos. En general las sociedades más pobres o empobrecidas no tienen forma o medios para ejercer el necesario control de funcionamiento de tales actividades. Las transferencias no generan riqueza real en las sociedades receptoras ya que por lo general son producciones de escaso valor agregado, consumidoras de los recursos locales hasta agotarlos, y con alto impacto ambiental. Entendemos que este es el caso de las pasteras del Río Uruguay y de los posibles ulteriores desarrollos que se propondrían siguiendo estos lineamientos para la Cuenca del Plata. Debemos señalar también que en algunos estamentos técnicos de la Unión Europea se está empezando a expresar preocupación ante este creciente problema ya que lo que hoy se destruye en algún lugar del planeta tarde o temprano afecta a todos (7mo Programa Marco de la UE). La inestabilidad ambiental genera asimismo problemas de gobernabilidad e inestabilidad social, en particular cuando recursos esenciales como el agua y el alimento se ven afectados. En consecuencia los pobres y las sociedades empobrecidas son siempre las principales víctimas del Cambio Global. La Situación Ambiental Nacional La República Argentina tiene un extenso y variado territorio que comprende tanto regiones tropicales como subpolares y polares, llanuras y cordilleras, grandes cuencas hídricas, una importante plataforma continental oceánica y ecosistemas únicos. La población es comparativamente reducida para su extensión, con una pésima distribución geográfica: mayoritariamente se ubica en la Capital Federal, Gran Buenos Aires, y provincias del Litoral (8590% en asentamientos urbanos). Esta distribución demográfica genera stress ambiental por las enormes presiones que produce sobre los recursos y servicios de dichas regiones, como por la necesidad de trasladar buena parte de los bienes y servicios requeridos sobre grandes distancias desde diversos puntos del país. 2 El país cuenta con importantes reservas de agua, compartidas con sus vecinos: la Cuenca del Plata, el Acuífero Guaraní, los glaciares y los Hielos Continentales patagónicos y varias cuencas importantes, pero dos tercios del territorio nacional son áridos o semi-áridos. La futura escasez mundial del agua, exacerbada por el Cambio Climático, puede constituirse en conflicto geopolítico en la Región, ya en este Siglo 21. Para evitar cualquier contingencia, debieran adoptarse ya las medidas políticas y sociales correspondientes en y entre los países del Cono Sur., utilizando los mecanismos del MERCOSUR. Esta actitud se halla plenamente justificada pues, en los últimos años, las principales fuentes de ingreso del país resultaron de la actividad agropecuaria y el turismo, mostrando que la economía nacional depende fundamentalmente, del paisaje, la disponibilidad de agua, del suelo y del clima. A partir de los años sesenta los sistemas nacionales de monitoreo ambiental y geofísico sufrieron un severo proceso de falta de inversión y deterioro de los sistemas de mantenimiento. Muchas redes de observación de las variables del entorno ambiental, operadas y mantenidas por empresas del estado como Hidronor, Agua y Energía o Ferrocarriles Argentinos fueron desmanteladas durante la privatizaciones de los noventa. No se observa aún un compromiso político efectivo para reestablecer estos sistemas esenciales, inclusive ausentes en varias regiones del país. Una falta de inversión similar, pero mucho más grave debido al éxodo de especialistas, la sufren las distintas áreas de la investigación científica y tecnológica. Sin ellas, no es posible conocer los sistemas naturales y proyectar sus condiciones a futuro, cancelando las posibilidades de un desarrollo sustentable que, como debe ser, incluya a las componentes ambientales, sociales y económicas. Tales estudios, investigaciones y proyecciones permitirán evitar o morigerar crisis y desastres futuros, así como guiar a los tomadores de decisión en el diseño y adopción de medidas de mitigación y adaptación apropiadas. Un reflejo de los efectos del cambio ambiental puede ser observado ya en las áreas protegidas que, aunque cubren sólo el 6% del país, cuando debieran llegar al 15%. Condiciones adversas similares se pueden observar en varios parques nacionales, que han sufrido deterioro o están sometidos a las nuevas condiciones ambientales, desde fines del Siglo 20. Aunque existe un importante cuerpo legislativo en materia ambiental, su falta de aplicación lo anula. Además, existen conflictos jurisdiccionales importantes entre provincias y municipios y estado nacional que influyen adversamente sobre medidas de vigilancia y protección. No existen políticas de gestión del territorio en el corto, mediano y largo plazo; ante problemas ambientales se actúa de manera reactiva con la crisis en plena explosión, dependiendo del cuestionamiento político que genere la protesta popular, más que por una plena convicción de preservar y manejar los recursos y bienes naturales. En los últimos tiempos, nuestra sociedad evidencia una mayor participación en materia ambiental, pero esta participación perderá credibilidad si no se sustenta en un marco legal por parte de quienes reclaman. Por otro lado es necesario un compromiso efectivo de las dirigencias políticas y sociales para la búsqueda de soluciones reales mediante acciones concretas y cívicas para evitar que los reclamos de la ciudadanía busquen soluciones por vías al margen de la ley. Inclusive será necesaria la revisión de la legislación vigente en materia ecoambiental. Los problemas ambientales argentinos son de alcance local, regional y hemisférico/global. Destacaremos a continuación los más relevantes aunque se debe tener en cuenta que no es una lista exhaustiva sino indicativa: 1. Deforestación. La disminución de bosques nativos es sostenida, y sólo subsiste el 10-15% de los bosques originarios del territorio. El proceso de conversión de ecosistemas naturales en tierras para cultivo, muchas veces marginales, es estimulado por una multitud de variables socioeconómicas, políticas, tecnológicas y hasta climáticas, en lugar de desarrollar políticas de manejo sustentable. La deforestación en la Argentina alcanza las 250.000 has/año y se concentra en el Chaco Semiárido (130.000 ha/año), el Chaco Húmedo (42.000 ha/año), la Selva Pedemontana de las Yungas (10.000 ha/año) y la Selva Paranaense, cuya tasa de deforestación es difícil de estimar. Algunos sistemas forestales como la “Selva Pedemontana” de las Yungas o los “bosques de tres quebrachos” del Chaco seco, están en una situación comprometida. En la Selva Paranaense (Misiones) sólo quedan 3 unas 40.000 has. de bosques prístinos, mientras que más del 89% presenta niveles medianos a elevados de degradación y fragmentación. La deforestación severa en el NOA/NEA y en países vecinos podría afectar la disponibilidad del agua y eventos severos (sequías/inundaciones) en la Pampa Húmeda. 2. Suelos. La erosión de los suelos/desertificación y su empobrecimiento son significativos. La degradación del suelo y de la vegetación es un proceso extendido a casi todo el territorio. La erosión del suelo afecta a más de 60.000.000 de has. del país y cada año se agregan otras 650.000 has., con distintos grados de erosión. Asociada a este problema se encuentra la pérdida de la cobertura vegetal debida, principalmente, al desmonte para la ganadería y la agricultura, al sobrepastoreo y a la explotación forestal no-sustentable con destinos maderero y energético. El uso desmedido de fertilizantes y agroquímicos también contribuye significativamente al deterioro grave de los suelos y contaminación del recurso agua superficiales y subterráneas. Estos procesos de degradación llevan inexorablemente a la desertificación a escala ecorregional, ya observada en la Estepa patagónica. La pérdida de fertilidad en la región central de la Pampa Húmeda (Centro y Norte de la Prov. de Bs. As., Santa Fe y este de Córdoba es severa y llega al 90% para algunos compuestos químicos del suelo. La agriculturización y el mono-cultivo extendido (soja principalmente), han eliminado prácticas agropecuarias esenciales de rotación de cultivos y ganado en desmedro de la calidad y sostenibilidad del suelo. En diversas regiones del país estas prácticas erróneas están causando la salinización e inutilización de los suelos. 3. Recursos ictícolas. La merluza, una especie clave de nuestro mar, sigue en estado de sobreexplotación, y hasta depredación en algunas pesquerías. El calamar y el langostino han experimentado fuertes oscilaciones de biomasa. La adopción de una política pesquera oportunista, dio lugar a reiterados ciclos “auge / ruina”, con severas secuelas económicas y sociales. Un panorama similar se observa en los grandes ríos de la cuenca del Plata, donde especies como el sábalo son extraídos a una tasa anual de entre 60 y 80 mil toneladas sin planes de manejo. 4. Cambio Climático. Las conclusiones del Panel Intergubernamental Sobre Cambio Climático indican que este proceso, de origen netamente antrópico, implica cambios en el clima, pérdida de biodiversidad y posibles extinciones masivas (a partir de un aumento superior a los 2ºC), cambios y/o pérdida de regiones productoras de alimentos, ascenso en el nivel del mar, déficit de agua, migraciones, crisis socio-económicas y de gobernabilidad, expansión de enfermedades tropicales y por efecto del calor entre otros. En la Argentina se observan aumentos en la frecuencia e intensidad de eventos climáticos extremos (inundaciones, sequías, tormentas intensas y tornados) que afectan de manera diversa las distintas regiones del país. El retroceso de los glaciares andinos por el calentamiento implica la disminución del caudal de los ríos que alimentan a las ciudades y valles de riego en regiones como Cuyo. Por ejemplo, en la cuenca superior del río Mendoza, los glaciares han perdido 1.500.000.000 de m3 de hielo. Se registrada una disminución en las precipitaciones niveas y un aumento de la temperatura media de entre 0,3 a 0,7º C en la zona. La pérdida de masa glaciar y cambios en la precipitación nívea invernal en las altas cumbres desestabilizan en el mediano plazo la regulación interanual de agua en una cuenca donde ese río irriga la mayor parte de la producción agrícola de la provincia y que aproximadamente 1.000.000 de personas utiliza este recurso para diversos usos. Debido al calentamiento terrestre se han expandido las áreas de infección de enfermedades como el dengue, chagas y el paludismo, ahora extendidas a zonas templadas y más elevadas del país. Por otro lado, procesos como los que condujeron a la inundación de Santa Fe, ponen en evidencia el enorme costo social y económico de la inacción y la falta de inversión en sistemas en Ciencia y Tecnología y en el desarrollo de sistema de vigilancia y alerta temprana, mediante el monitoreo de las variables ambientales. Estos pocos ejemplos permiten tener una idea de las consecuencias sociales, económicas y ambientales del calentamiento global. 4 Las emisiones argentinas de gases de efecto invernadero siguen siendo comparativamente muy pequeñas, pero la quema de bosques representa un aporte significativo. La matriz energética y de transporte es excesivamente dependiente en los combustibles fósiles (90%). Como la disponibilidad de energía es indispensable para el crecimiento socio-económico, es necesario avanzar en el uso eficiente de la energía, y desarrollar fuentes energéticas certificadas como limpias y renovables (eólica, geotérmica, solar) como parte de la matriz energética. 5. Agua. La cuestión del agua es transversal a la mayoría de los problemas ambientales y sociales. El acceso al agua potable mejoró: en diez años, se paso de 21 millones de habitantes con acceso al agua potable a más de 28 millones (de 66% al 78% de cobertura a nivel nacional). La mejora en la disponibilidad de desagües cloacales es insuficiente: del 34% de la población nacional en 1991, sólo al 42% en el 2001. Como en el resto del mundo el uso de agua (mayoritariamente agrícola) es sumamente ineficiente: las diversas actividades desperdician entre el 30 y el 70%. Los problemas relacionados con el agua son muchos: escasez, consumo excesivo en lagunas zonas, dudosa calidad del agua destinada al consumo, enfermedades provocadas por las condiciones ambientales (diarreas estivales, saturnismo, cianosis en lactantes), inundaciones/sequías periódicas y erosión severa en zonas desforestadas (Tartagal), inconvenientes en vías de comunicación, perturbaciones en la vida urbana, alteración de la calidad de aguas superficiales y subterráneas causada por la actividad industrial, agropecuaria y minera, presencia de metales pesados, presencia de nitratos y nitritos en los acuíferos, enfermedades derivadas de la presencia de arsénico y fluor natural en las aguas subterráneas del centro del país. Se suman a este panorama la eliminación deficiente de residuos cloacales y residuos sólidos y patogénicos, falta de plantas de purificación de aguas cloacales, pérdida del derecho a disfrutar del paisaje y a utilizar los recursos hídricos para la recreación. El Riachuelo es un ejemplo extremo de situaciones que se viven en diversas cuencas del país. 6. Regiones costeras. El litoral marítimo de la Prov. de Bs. As. soporta erosión severa de playas y zonas de barrancas con riesgo para las personas, la propiedad y a actividad económica. La pérdida de playas se relaciona con la falta de manejo o manejo erróneo de las zonas de dunas costeras y las playas, edificaciones y urbanizaciones sobre la línea de playas, construcciones de escolleras que modifican la circulación y el oleaje. Varias playas de interés turístico y recreacional tienen retrocesos superiores a los 2 metros/año. Esta situación puede llegar a impactar en zonas productivas próximas a la costa. Esta situación podría verse exacerbado por el Cambio Climático. 7. Minería. La minería del oro y de otros minerales en Patagonia, Cuyo y NOA representa un riesgo ambiental importante. En algunos casos los emprendimientos implican daños irreversibles a ecosistemas únicos. En otros existe un importante riesgo de contaminación de aguas que afectan la disponibilidad de agua para diversas actividades en comunidades locales y río abajo. Cabe preguntarse quienes se benefician realmente con tales explotaciones. 8. Expansión urbana La expansión urbana reclama cada vez más territorio. Son necesarias ciudades que dignifiquen al hombre y que sean ambientalmente sostenibles. En la Pampa ondulada las urbanizaciones ocupan casi el 18% de los suelos más fértiles del país, lo que a su vez presiona sobre la expansión agropecuaria en otras áreas. Al efecto extractivo de materia y las presiones sobre otras regiones proveedoras, se agregan los múltiples efectos locales de semejante concentración de desechos de todo tipo (sólidos, líquidos y gaseosos) sobre su población. El área metropolitana comprende a la Capital Federal y sus alrededores. La zona debe ser repensada como una unidad desde el punto de vista urbano y ambiental. Sin embargo, al estar administrada por jurisdicciones diferentes, todas las acciones se tornan más dificultosas. La trabajosa coordinación del sistema de transportes entre la Ciudad y la Provincia o la existencia de diferentes criterios sobre contaminación industrial en distintos municipios son algunos de los efectos de esta multiplicidad de jurisdicciones. El punto de mayor dificultad son las cuencas hídricas que afectan a varias jurisdicciones y que deberían ser tratadas y manejadas de modo unificado. Hasta el momento, se ha hecho poco en ese 5 sentido. Se estima que a partir del 2020 el problema del abastecimiento de agua potable puede tornarse severo en el área metropolitana. El desarrollo urbano se ha concretado sin planificación y con un enorme déficit de espacios verdes abiertos. Los árboles limpian el aire contaminado, oxigenan la ciudad, bajan el nivel de ruido que se produce en las calles como consecuencia del tránsito automotor, reducen los efectos de la insolación, y los parques aportan espacios de recreación y socialización para las poblaciones urbanas. Por otro lado el auge de los ‘countries’ también genera presiones sobre el uso del suelo fértiles o la ocupación de áreas originalmente no aptas mediante importantes modificaciones paisajistas concretadas sin el debido estudio de impacto ni planificación territorial. Tienen consecuencias tanto sobre las zonas linderas como en los propios habitantes de estas urbanizaciones que, por ejemplo, muchas veces desconocen el grado de contaminación del lugar. Actualmente los niveles de contaminación del aire en la ciudad de Buenos Aires son altos (podrian ser más severos de no ser por la buena ventilación de la zona), producto de las partículas en suspensión: hollín, polvo, aerosoles, gases, vapores, etc. Los vehículos automotores emiten gases con sustancias contaminantes (monóxido de carbono, plomo y óxidos de nitrógeno). Más del 36 por ciento de los vehículos particulares nafteros se encuentran en infracción a las normas que establecen máximos de emisión de monóxido de carbono. En el caso de los colectivos, el 40 por ciento de los vehículos no reúnen las condiciones técnicas que exigen las normas para circular por la ciudad. En verano, el incremento de la insolación hace que los efluentes del transporte automotriz se conviertan en ozono en superficie que genera efectos perniciosos personas, animales y plantas. Además, debemos destacar que la falta de cumplimiento de las normas ambientales hace que Buenos Aires figure como la cuarta ciudad más ruidosa del mundo. 9. Residuos. El creciente problema de los residuos sólidos urbanos domiciliarios e industriales representa uno de los mayores problemas en zonas urbanas de todo el país. El creciente ‘packaging’ aumenta de manera sustancial los residuos domiciliarios y el desperdicio de plástico, papel y cartón. La basura es recolectada y llevada a los rellenos sanitarios para su disposición final, varios de los cuales no cumplen con los requisitos necesarios para su funcionamiento adecuado. Además éstos no alcanzan. El ‘cartoneo’ aporta una solución parcial no institucional a la falta de políticas de reciclado, con un alto costo social. En el Gran Buenos Aires (además del sistema oficial de disposición de residuos) hay unos 80 basurales clandestinos, sobre los cuáles o en su periferia se instalan vivendas domésticas infrahumanas. Estos basurales cubren 700 hectáreas y contaminan el suelo, el agua - por los líquidos que sueltan (lixiviación) - y el aire - por los gases de descomposición, y las vidas de las personas vinculados a ellos. Los residuos cloacales de toda esta zona se arrojan al Río de la Plata o a sus afluentes sin ninguna clase de tratamiento previo. Los altos niveles de contaminación cloacal del agua que va a ser tratada para consumo exigen que se le agreguen elevadas dosis de cloro. Similar situación se vive en los demás centros urbanos del país. Líneas de Acción La magnitud de la crisis ambiental y social, la Crisis de la Creaciön, demanda acciones concretas. Una reacción oportuna no sólo puede llegar a evitar daños mayores a nuestro entorno natural y social, sino puede ofrecer oportunidades para el crecimiento y búsqueda de bienestar general de los habitantes del territorio argentino. La búsqueda de soluciones será un proceso lento porque implica un cambio profundo en la visión del mundo que hoy se tiene en la cultura occidental. El planeta ya no es más un espacio infinito: en el lapso de 50 años las capacidades de resiliencia de los ecosistemas están al borde del colapso y sus recursos son limitados. Esto requiere entonces un enfoque que lleve a la cristianización del problema ambiental y que lo vincule, como concretamente ocurre, con la crisis social. El problema es demasiado grande y fundamental como para que la Iglesia, cuerpo de Cristo, en plena armonía de sus miembros, no ocupemos los espacios para la búsqueda de las necesarias soluciones. 6 Es claro que todo proceso de cambio conlleva un costo social y económico, pero como varios estudios socio-económicos lo demuestran, el costo de la inacción supera varias veces la inversión en la acción para la prevención, la mitigación y la adaptación (a procesos irreversibles) de la crisis ambiental. Se trata de un cambio de mentalidad y de paradigma, un cambio donde se juega no sólo nuestro futuro, sino el de futuras generaciones y la Creación misma. Ciertamente se requiere una real metanoia. La primera acción consiste en educar y concientizar para una mejor relación con la naturaleza. No se puede defender lo que no se conoce, no se entiende, no se ama. Esta educación debe abarcar todos los niveles de la educación formal, con seriedad. La educación para la responsabilidad ambiental puede y debe ser parte de una paternidad/maternidad responsable en el seno de la familia. Se debe desarrollar la divulgación de los problemas reales sin sensacionalismos y con datos concretos, aunque sean dolorosos o molestos, y propender a una discusión para la búsqueda de soluciones en las distintas escalas del problema. El uso dispendioso de la energía y del agua puede encontrar soluciones inclusive mediante cambios en la cultura personal. Muchas veces los reclamos populares desbordan porque aún los que defienden el ambiente desconocen la integralidad del problema que enfrentan. Es necesario incentivar el diálogo entre los distintos sectores de la actividad productiva para promover producciones sustentables de mayor valor agregado para generar trabajo y riqueza con el menor grado de impacto ambiental posible. Este diálogo debe ser interdisciplinar e incorporar la visión del problema desde la fe. Muchos cristianos no saben como actuar ante esta situación porque no existe un mensaje teologal claro al respecto. En otros términos, hay que evangelizar la problemática ambiental. Hay que educar concretamente para la suficiencia o la austeridad, si se quiere, en oposición al consumo exacerbado que hoy se vive y se promueve por los medios de comunicación social. Evidentemente este es un desafío enorme pero esta en la base de toda acción. La segunda acción consiste en la búsqueda y promoción de patrones de desarrollo integral de la persona y de la sociedad. Se requiere una interacción sinérgica entre lo estatal y lo privado, entre la producción y el consumo, entre lo académico y lo social. Muchos confunden sostenibilidad ambiental y productiva con actitudes anti-empresariales, anti-industriales o anti-productivas. Esto no es así: esta demostrado que la adopción de políticas ambientales proactivas en empresas y productores ha redundado en importantes beneficios para ellos. El conocimiento cientificotecnológico así como la recuperación de los conocimientos ambientales ancestrales de las culturas locales son esenciales para el mayor conocimiento de nuestros ecosistemas naturales y para la búsqueda y desarrollo de productos alternativos y novedosos, que reducen el deterioro ambiental, con demanda de mano de obra y valor agregado, abriendo nichos de mercado claramente diferenciados y provechosos. No es un conocimiento que se pueda conseguir en el exterior. No existe un patrón único, modelo llave en mano, para el desarrollo integral de una sociedad: es necesario el debate y la búsqueda de consensos entre todos los estamentos de la sociedad. La sociedad debe demandar la toma de conciencia y compromiso de su dirigencia, tanto política como productiva y social, sobre estos nuevos conceptos de desarrollo, tal como se los encuadra en la DSI. Muchos de los problemas ambientales que afectan al territorio nacional ya tienen soluciones posibles en el plano tecnológico. Pero no se logra la solución porque no hay decisión política. En esto hay que tener claro que toda acción humana tiene algún tipo de impacto ambiental. Cuando estos impactos se tornan significativos es esencial definir quien va a pagar el costo incremental emergente para la prevención o remediación del impacto: ¿el estado mediante, por ejemplo, una recaudación impositiva específica para la implementación de medidas de descontaminación de residuos y efluentes? ¿el que contamina, deteriora o destruye durante su producción, sea del tipo y grado que fuere, implementando los métodos adecuados de descontaminación y manejo de efluentes, es decir, incorporándolo en sus costos? ¿o finalmente la sociedad a través de la pobreza, la enfermedad, la crisis social, cuando la situación se torna insostenible, como ocurre hoy en día? Muchas actividades hoy son rentables porque el costo ambiental simplemente se traslada a otros sectores o generaciones futuras. Es esencial promover y encausar la definición política de este 7 debate para poder avanzar en las resoluciones de crisis y no perpetuarlas; como es el caso de la cuenca del Riachuelo, que lleva décadas sin solución. Finalmente se debe insistir en la necesidad de desarrollar políticas y acciones de mitigación o adaptación frente al Cambio Global. Esto implica el diálogo permanente entre los que desarrollan el conocimiento científico-tecnológico, los sectores productivos, sociales afectados y los tomadores de decisión, que son los que finalmente promoverán o concretarán las acciones. Es de notar que la Iglesia y otras religiones, las cuales gozan de prestigio social, están consideradas dentro del sector social de tomadores de decisión por su influencia. Por ende es necesario desarrollar mecanismos que den espacio para que este diálogo se concrete en un plazo breve y fructifique. Así como la adopción de políticas de desarrollo integral y sostenible pueden tener inicialmente impactos socioeconómicos, la implementación de políticas y acciones de mitigación y adaptación también los tendrán. Ejemplos concretos en nuestro país pueden darse en el cambio en actividades agropecuarias por desplazamientos de las zonas productivas como consecuencia del Cambio Climático, empobrecimiento de los suelos o cambios en la disponibilidad del agua. Por ello la componente social debe tener un espacio en este diálogo, en particular entre la Iglesia, Pueblo de Dios, y la componente científico-tecnológica a fin de generar el conocimiento necesario para la correcta adopción de las medidas, o bien aportar para el desarrollo de una conciencia ecológica cristiana. Dr. Fray Eduardo Agosta Scarel Religioso Diácono de la Orden del Carmen Investigador PEPACG, UCA- CONICET Dr. Pablo O. Canziani Director PEPACG, UCA-CONICET Responsable de Medio ambiente y Desarrollo - Red Federal de Laicos Agradecimientos. Agradecemos los importantes aportes de la Ing. Lic. Diana Mielnicki y Ing. P.A. Federico Caeiro Buenos Aires, 6 de Diciembre de 2006 8 Anexos Ejemplos de Servicios provistos por los Ecosistemas Naturales: • • • • • • • • • • • • La purificación del aire y el agua. La detoxificación y descomposición de residuos. La estabilización y moderación del clima La moderación de las temperaturas extremas y la fuerza del viento y las olas. La moderación de inundaciones y sequías. La generación y renovación del suelo y la fertilidad del mismo. La dispersión de semillas. La polinización de plantas. El control de pestes. El mantenimiento de la diversidad biológica, incluyendo la diversidad genética, a partir de la cual la Humanidad deriva insumos claves para su agricultura, medicina e industria. El apoyo a las culturas diversas y el suministro de belleza. Recreación Mucho de los servicios son bienes publicos (bienes comunes de la Humanidad) Spiritual & religious ? Aesthetic Economic Valuation ? Flood/Fire regulation ? Disease regulation ? Water purification Difficult Easy Easy ? Freshwater ? Genetic Resources Food Difficult or impossible ? Climate regulation Recreation & tourism Fiber Private Benefit ? ? ? ? Economic Value ($) 9 Pérdidas de hábitats a 1990 Bosques del Mediterráneo Pastizales templados Bosques templados Bosques tropicales secos Pastizales tropicales Bosques tropicales Bosques tropicales húmedos 0 Source: Millennium Ecosystem Assessment 50 100 Porcentaje de bioma remanente 10 •Agua Dulce Status: Degradado 15–35% de las extracciones para irrigacion son insostenibles (incerteza baja a media) 11 El Calentamiento 12 Cantidad de Inundaciones por Década Flood events per decade 350 300 250 200 150 100 50 0 1950s 1960s Asia 1970s Americas 1980s Africa 1990s Europe Source: Millennium Ecosystem Assessment 13 Relación entre Cuestiones Ambientales Reducción del Ozono Calidad del Aire Desertificación CAMBIO CLIMÁTICO Agua Perdida de Biodiversida d Agricultura y Silvicultura 14 Relaciones entre la Producción de Alimentos y los Componentes del Cambio Climático CAMBIO CLIMÁTICO Cambios Hidrológicos y del CO2 Cambio en el CO2 de Humedales Escurrimiento, infiltración - Fertilización Nitrogénica Deforestación para ampliar la - Emisiones frontera agrícola GEI ALIMENTOS Recursos Suministros Procesamiento Perdida de Fertilidad CUESTIONES FORESTALES NO Salinización Y Evaporación Perdida de Diversidad Genética de cultivos Perdida y Fragmentación de Habitats PERDIDA DE BIODIVERSIDAD DEGRADACIÓN DE LA TIERRA 15 16 17 18 19 Histogramas de tormentas desde, 1911 a 1970 y 1981 a 2000 ≥ 100 mm 40 1911-1970 1980-2000 35 Nº de casos 30 25 20 15 10 5 0 Gral. Villegas Buenos Aires Bragado Saladillo Bolivar Cnel. Suarez Pigüe Balcarce Estación 20 21 MONITOREO SATELITAL CIUDAD DE SANTA FE INUNDACIONES MAYO 2003 22 Elementos del Desarrollo Sustentable Elementos del Desarrollo Integral y Sostenible Crec imiento Efic ienc ia Estabilidad Justicia *E qu * N ida d Co ec e inte nd sid r-g ic i ad en on es era es b de ásic c ion vid as a l / a n c ió liza s na c to ter pa / In Im ión d e ra c c ia alo en * VInc id * Educacion Equidad Económico Democracia Pobreza Equidad Sostenibilidad Cambio Climático Social * Equidad inter-generac ional * Valores / Cultura Em pobresim iento Governanza Inc lusión / Consulta Inclusion Governanza Respeto a la vida Medio Ambiental Biodiversidad / Reslienc ia Rec ursos Naturales Contaminac ión Fuente: M. Munasinghe (1993) Conocimiento 23